•• 11 ••

Prompt: Dinero.
Sinopsis: KyungSoo y su familia están pasando por un mal momento. La empresa se ha ido cuesta abajo y el futuro de los Do pende de un hilo; el peso recae sobre sus hombros y, sintiéndose desesperado por ello, acepta la oferta de la familia Kim para contraer nupcias con el hijo mayor del clan, Kim JongIn.

KyungSoo no tenía planeado amar al alfa o llevarse bien con él en primer lugar. Era una relación falsa, después de todo. No obstante, el tiempo y las circunstancias cambian su perspectiva sobre JongIn y, de alguna forma, hay sentimientos floreciendo en su interior.

Ahora, ¿la relación entre dos alfas era realmente fructífera?

Recuento de palabras: ¡23k! Disfruten de este pequeño monstruitos, ¡mi último regalo hecho con mucho amor! Nos leemos~

Los ojos de BaekHyun se encontraban dolorosamente hinchados y la sonrisa que acostumbraba a aparecer se había mantenido lejana e inexistente; incluso él, un hombre normalmente distraído cuando se trataba de estas cosas, lo había notado. 

Conocer el trasfondo del asunto también ayudó a que se diera cuenta de lo que estaba sucediendo sin necesidad de oler su aroma y averiguarlo a través de su estado anímico. 

Esto no lo hizo menos doloroso. El propio KyungSoo se sentía impotente y absolutamente triste; decepcionado incluso. Las circunstancias, piensa, son lo suficientemente dolorosas como para no sentirme así

BaekHyun llevó su taza de té a sus labios y le dio un pequeño sorbo con timidez, luego la dejó nuevamente en su lugar y exhaló mientras sus hombros se hundían un poco más. 

Parecía pequeño y frágil y KyungSoo tuvo que luchar contra el instinto que le ordenaba estirar una mano y consolarlo. Podría haberlo hecho antes, no, él lo haría sin dudarlo; pero ahora parecían caminar sobre cáscaras de huevos y KyungSoo temía que, por su culpa, todo se quebrara finalmente entre ellos. 

Apretando sus manos sobre la mesa, BaekHyun finalmente alzó la mirada desde su lugar seguro en esa silla y se enfocó en él. La tristeza fue aún mas evidente después de eso y su corazón dolió al ver sus mejillas preocupantemente pálidas. BaekHyun tomó aire, y tal vez un poco de valor con ello, y preguntó en voz muy baja y ronca:

—¿Entonces realmente vas a casarte?

KyungSoo, que no era capaz de mentirle a esta persona ni de disfrazar la culpa que sentía, asintió y le devolvió la mirada. 

—Lo haré. La unión fue formalizada por mis padres; hay un contrato de por medio... no hay nada que pueda hacer ahora. 

Los ojos de Baekhyun brillaron sospechosamente y una sonrisa desganada llenó sus labios. 

No era la sonrisa acostumbrada del omega, que siempre parecía resplandecer y era hermoso todo el tiempo, esta era una cosita desganada que rompería el corazón de cualquier persona que le mirara en ese momento.

Sumido en los sentimientos conflictivos que le embargaban, KyungSoo desvió la mirada y se centró en el café que no había tocado desde que habían llegado.

—Lo siento, Baek —susurró no mucho después, siendo increíblemente sincero y transparente en ese momento—.

—Está bien, KyungSoo, no es tu culpa; esto simplemente es mas grande que tú, que nosotros. No puedo culparte. 

—Aún así debería haber luchado más, debería haberlo hecho mejor para ti. No sabía que las cosas estaban tan mal y yo solo...

La mano pequeña y delicada del omega llegó a la suya, que se encontraba dolorosamente empuñada sobre la mesa, y la apretó con fuerza, un claro signo de apoyo y comprensión.

KyungSoo volvió a enfocarse en su rostro, en sus ojos, y su estómago se apretó al ver la suavidad en su expresión a pesar del sufrimiento y de su corazón roto; BaekHyun era bueno; tanto, tanto que era tan difícil dejarlo ir, instarlo a partir. 

KyungSoo siempre le quiso, siempre se sintió amado y bien cuidado a su lado. BaekHyun significaba comodidad y tranquilidad, era la promesa de una vida pacífica y agradable y él quería mantenerse ahí, con él, durante toda su vida. Se había acostumbrado a pensar de esa manera, BaekHyun también lo hizo, y ahora esos pensamientos se habían hecho añicos y todo se había esparcido en un gran desastre filoso. 

Las cosas habían cambiado, sus vidas también lo harían, y no habría un camino que recorrer juntos para afrontarlo. Era difícil, tan difícil. 

KyungSoo no creía que mereciera esto, este amor, este apoyo, en medio de una situación indiscutiblemente amarga. 

Y, aún así, no me atrevo a apartar su mano. No puedo porque soy un hombre débil ante él. 

—No te responsabilices por esto, KyungSoo, no lo hagas porque no ha sido culpa tuya. Yo comprendo, realmente lo hago, y jamás podría pedirte que me eligieras por encima de SeungSoo, a quien amas tanto y a quien yo también amo. Entiendo por qué lo hiciste, entiendo la raíz de tu elección, y estoy bien con eso; simplemente duele porque yo... sabes que te amo y pensé que tal vez nosotros... quería una vida contigo, ya sabes, formar una familia y quedarme a tu lado y ahora... aun así, no estoy ni un poco enojado contigo, KyungSoo, no podría. 

Un nudo fuerte y apretado se cerró en su garganta y KyungSoo estiró su mano libre para secar la humedad que corrió sobre las mejillas suaves y delicadas de BaekHyun. 

Probablemente será la última vez que haría esto, así que memoriza la textura de su piel, el calor que irradia su rostro y la sensación de sentirlo bajo sus dedos. No se ha marchado, pero KyungSoo le extraña profundamente.

—No debes ser tan bueno conmigo cuando te estoy haciendo sufrir de esta manera, Baek. Tu corazón debe ser más firme y egoísta. 

BaekHyun sonríe nuevamente ante sus palabras y deja caer el peso de su rostro contra sus manos. Le recuerda a los buenos días, a los mimos incondicionales y al suave afecto compartido.

Sí, él lo extraña. 

—No puedo ser cruel cuando sé muy bien que también estás sufriendo por esto. Tus sentimientos, al igual que los míos, son válidos y profundos. 

—Seguir adelante sin ti será tan difícil.

Las esquinas de los labios de BaekHyun temblaron y sus cejas se arrugaron ligeramente. Un momento después, KyungSoo secó otra lágrima.

—Pienso lo mismo. Eres el alfa más maravilloso que existe en este sucio mundo, KyungSoo; has elevado tanto mis estándares. No sé cómo podré encontrar a alguien más después de esto. Después de ti. 

Y KyungSoo, que se sentía incapaz de mentir y darle menos de lo que estaba recibiendo en ese momento, respondió con total honestidad:

—Tú eres, sin duda alguna, el omega más increíble y dulce que tuve la dicha de conocer. Nunca amé a alguien antes de ti, pero tú conseguiste mi corazón fácilmente, y aunque te deje ir, siempre permanecerás en él. Siempre voy a quererte, BaekHyun, sin importar qué. 

BaekHyun sollozó suavemente y cerró los ojos mientras tomaba con fuerza su mano. KyungSoo lo dejó estar y sostuvo su rostro con delicadeza, entrelazó sus dedos y le acompañó en todo momento mientras el pequeño se deshacía de un poco de su dolor.

KyungSoo lo arrulló, extendió su aroma para él y limpió sus mejillas con paciencia. Le dio su calor, su amor, y esperó a su lado a que se tranquilizara un poco. Todo esto mientras las cosas eran un desastre en su pecho y en su estómago. 

No puedo ser débil frente a él, no puedo derrumbarme yo también. Nos destruiría aún más y BaekHyun ya tiene suficiente por su cuenta. No puedo continuar siendo egoísta; debo acompañarlo y tragarme todo esto para mí mismo. Lo merezco después de todo, por lo basura que he sido con él. 

Minutos más tarde, cuando BaekHyun consiguió tranquilizarse un poco, se apartó de su toque y secó las esquinas húmedas de sus ojos con sus pulgares. KyungSoo lo miró en todo momento, y cuando BaekHyun finalmente se atrevió a verle de regreso, susurró:

—Lo siento, creo que debería irme, Soo. Yo... lamento no poder asistir a tu boda. Sé que será maravillosa. 

—Déjame llevarte a casa.

BaekHyun negó y se puso de pie con una sonrisa temblorosa. 

—Llamaré a un taxi. Cuídate, por favor... espero que la próxima vez que nos veamos no duela tanto. 

Entonces se inclinó y depositó un suave y renuente beso en su mejilla, no obstante, antes de que pudiera incorporarse nuevamente, KyungSoo lo tomó de la muñeca, se puso de pie y lo abrazó con fuerza mientras enterraba su nariz en su cuello. 

BaekHyun se congeló por un momento, pero luego lo rodeó con sus brazos y correspondió con la misma fuerza, con el mismo sentimiento desbocado. 

KyungSoo se esforzó por memorizar todo en ese momento: la comodidad de su cuerpo menudo, la fragilidad de BaekHyun, su aroma dulce, lo bien que parecía encajar en sus brazos, su suavidad. Él guardó todas esas cosas en su mente y las aseguró en un pequeño cofre dedicado única y exclusivamente a este hombre puro y gentil que se negaba a soltar.

Nunca podré olvidarte, nunca podré borrar todo lo que me hiciste sentir mientras me encontré a tu lado. Aunque no estemos juntos, tú serás mi alma gemela para toda la vida. BaekHyun, te amo incondicionalmente. Lamento no poder decir estas palabras nuevamente; en cambio, lleva este recuerdo contigo y, por favor, sé feliz. 

KyungSoo lo dejó ir. 

Le hizo partir después de darle un beso en la frente y lo observó atentamente mientras salía de la cafetería y se adentraba en un taxi. 

A pesar de estar solo, el olor de BaekHyun permaneció a su lado, impregnado sobre él como un último recuerdo, como el vestigio de lo que pudo haber sido y nunca fue, y en su interior, su alfa aulló dolorosamente por la pérdida.

Solo entonces, en ese momento de silencio y soledad, sin importarle la imagen que podría exponer para los demás, una lágrima escapó de la seguridad de sus ojos y se perdió en el suelo del lugar. 

. . .

Las relaciones entre alfas solo tienen dos caminos: o salen sorprendentemente bien, o van terriblemente mal. No hay una zona media. 

Es difícil mantenerlas. Guiados por el género secundario (el alfa) suelen ser bastante territoriales, posesivos y poco dados a ceder ante el otro. 

A los alfas no les agrada la sumisión ni la idea de obedecer a alguien, suele ser algo casi imposible, lo que, bueno, hace que las relaciones sean complicadas. 

KyungSoo no esperaba eso para sí mismo (estar con otro alfa); siempre prefirió ahorrarse los problemas que conllevaba. 

Él era un hombre pacífico que amaba la tranquilidad y sabía que con un igual a su lado no la conseguiría. 

KyungSoo amaba a los omegas, o al menos amaba a BaekHyun; le gustaba la suavidad de sus cuerpos fértiles, la capacidad que tenían para mantener la armonía en una familia, los aromas dulces, la delicadeza, la pasión y la constante necesidad de ser cuidados y protegidos.

Siempre le gustó la idea de una familia, de proteger a un omega que le amaría, de ser el proveedor, el cuidador, el hombre que provocaría admiración en sus cachorros, pero, en cambio, había sido atrapado en este matrimonio sin tener la opción de retroceder o arrepentirse.

La empresa estaba yendo mal, KyungSoo lo sabía, pero no había notado que estaban prácticamente en quiebra hasta que tomó su posición como director general y los accionistas saltaron a su cuello para hacerse con el negocio que había formado su padre. La situación era crítica y rápidamente se encontró con las manos atadas.

KyungSoo pensó en muchas opciones, trató de dar su mayor esfuerzo para mantener la empresa a flote, pero el recorte de personal y la necesidad de aumentar la producción le hizo saber que, a menos que no hubiera una gran entrada de dinero para reponer las pérdidas e invertir en material, tendría que entregar el orgullo familiar a alguien más. 

Es entonces cuando llegó la oferta.

El Grupo Kim había ofrecido pagar la deuda y ceder una suma importante de dinero a través de una increíble asociación si, a cambio, KyungSoo contraía matrimonio con el hijo del ex director general. 

Kim JongIn era un alfa que, aparentemente, siempre había tenido esta preferencia poco común. Salió públicamente con alfas todo el tiempo y nunca fue realmente cercano ni tuvo rumores de citas con un beta o un omega. 

KyungSoo pensó que era extraño. Esta era una preferencia poco común, y aunque sus relaciones nunca duraron demasiado, él no dejó de insistir. Era obstinado, podía verlo con claridad, y no está seguro de que con él vayan a funcionar las cosas.

Aún no entiendo por qué decidió llegar al punto de querer casarse cuando todo puede resultar en un completo desastre, pero supongo que tendrá sus razones. 

KyungSoo no habría aceptado toda esa farsa de estar en una situación diferente. Si perdiera la empresa, SeungSoo, su hermano menor, no podría completar sus estudios ni asistir a una buena y prestigiosa universidad. Su futuro se vería comprometido y KyungSoo realmente no quería que eso sucediera. 

SeungSoo, su pequeño hermano omega, era su orgullo. Cortar sus alas era cruel, dejar ir todo el trabajo duro de su padre también lo era; caer en la miseria y trabajar aún más duro por una recompensa menor... KyungSoo no podía dejar que su familia se desestabilizara de esa manera. 

Y entonces él aceptó.

Sus padres y los padres de Kim JongIn se reunieron con ambos en la sala de reuniones de su empresa y firmaron el acuerdo. Estrecharon manos y se despidió de su prometido oficial con un cabeceo nada mas que educado e impersonal. 

A partir de entonces las reuniones entre los Do y los Kim se desarrollaron constantemente; KyungSoo vio a JongIn con frecuencia mientras sus padres los arrastraban por toda Seúl para llevar a cabo los preparativos de la boda (pagada en su mayoría por los propios Kim). Así que ahora, poco más de cuatro meses después, JongIn se ha convertido en una especie de conocido lejano.

No hablan mucho; dan algunas opiniones, hacen algunos comentarios sobre la empresa y se abstienen de indagar demasiado. Todo lo que está sucediendo es repentino, así que no fuerzan nada. Por ahora son educados el uno con el otro y eso parece bastar para ambos.

KyungSoo no ha visto a BaekHyun en todo ese tiempo. 

No se atreve a escribirle y no recibe mensajes ni llamadas de su parte. Lo deja sumido en la desesperanza y en los recuerdos que ahora se muestran lejanos e inalcanzables.

Le echa de menos; KyungSoo se da cuenta de que vivir sin su olor a su alrededor es duro y extraño, que no escuchar sus carcajadas estridentes ni admirar su mirada brillante le deja una triste sensación en el pecho. Se siente vacío. 

Él se ha ido y con su presencia se ha llevado una parte de sí mismo que nadie será capaz de reponer. Se pregunta si lo está haciendo bien, si se encuentra menos triste, si ha conocido a más personas. Espera que sí; los celos y el dolor aparecen cada vez que piensa en ello, pero él realmente reza por eso. 

Para que sus heridas sanen y sea feliz sin estancarse en el pasado; BaekHyun lo merece. 

Él puede cargar con el peso del arrepentimiento y el anhelo por los dos. No hay necesidad de que ambos sufran lo mismo cuando solo uno de ellos puede hacerlo. 

Solo espero que esa persona sea mejor que yo y no lo deje ir nunca. 

Pensando en ello, y creyéndolo con todo su corazón, KyungSoo asiente frente al beta sonriente dos meses después.

—Sí, lo acepto —las palabras resultan amargas en su paladar y se niega a recordar las promesas que había hecho en la oscuridad de su habitación con un cálido cuerpo conocido a su lado; permanece firme en todo momento y el encargado mira a Kim JongIn a su lado, de pie en el altar—.

—Kim JongIn, ¿acepta a Do KyungSoo como su futuro esposo para amarlo y cuidarlo en la salud y en la enfermedad, en la tristeza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe?

—Acepto —dijo con seguridad y resolución, sin una pizca de dudas, y el corazón de KyungSoo se apretó en su pecho—. 

—Bien; por el poder que me confiere la ley, los declaro marido y esposo. Pueden besarse ahora.

KyungSoo se tensó al escuchar esto y sus cejas se fruncieron ligeramente cuando JongIn giró hacia él y lo miró profundamente en medio del griterío y los aplausos. 

Se sentía conflictuado al respecto, aunque ahora estaban casados y debía ser algo natural entre ellos, KyungSoo aún no podía concebirlo. 

Sorpresivamente, Kim no lo empujó a algo que no quería solo porque sí; él tomó su mano con una suavidad y delicadeza inesperadas y llevó el dorso a su boca para dejar un beso en el nudillo del dedo medio.

Fue amable y atento, bastante gentil considerando todo, y le dejó aliviado en medio de la extrañeza que resultó tener este tipo de contactos con otro alfa.

Los aplausos y arrullos aumentaron y KyungSoo miró al mayor a los ojos durante un largo tiempo. Había palabras no dichas entre ellos, muchos acuerdos que hacer y numerosas decisiones que tomar para que esto funcionara lo mejor posible, lo sabía, pero decidió que pensaría en ello después. 

Ahora solo quería dejar de escuchar el bullicio de todos para zambullirse en alguna zona desierta que le permitiera poner sus pensamientos en orden. 

Ya todo está hecho. Estoy sujeto a este hombre por la cadera hasta que la muerte nos separe

Atrás había quedado su vida cómoda y agradable. Solo esperaba que las cosas no fueran tan malas y que, al final, este sacrificio valiera la pena. 

. . .

La boda, a pesar de ser indiscutiblemente espléndida, pasó sin pena ni gloria para KyungSoo. Apenas fue consciente de lo que ocurría; sabe que se tomó algunas fotos junto a su nuevo esposo para Elle y Marie Claire, que saludó a sus invitados, que bailó el primer vals con JongIn y que compartió una cena en la misma mesa que su marido, sus padres, su hermano y sus suegros.

No volvió a la pista de baile y, en cambio, bebió más alcohol del que era recomendable en un evento social de esta magnitud.

Cuando llegó la hora de partir, KyungSoo se despidió con simpleza e ignoró la mirada persistente y preocupada de SeungSoo porque no tenía energías para lidiar con eso; se adentró en el coche y sin decir una sola palabra en el camino, dejó que JongIn los condujera hacia su nueva casa.

Una mansión ridículamente grande y moderna esperaba por ellos con las luces encendidas y KyungSoo no pudo evitar compararla con su propia opción para su futuro hogar. Con BaekHyun a su lado, nunca pensó en una mansión para formar una familia; las creía frías e impersonales, así que siempre creyó que, después de casarse, residiría en una casa cómoda y cálida que recibiria amorosamente a sus hijos.

Esto es lo que obtiene hoy en día.

Incluso un poco alcoholizado, KyungSoo se reprende por atreverse a comparar esta situación con lo que nunca pudo suceder y, para no sentirse como un absoluto desagradecido, admite que la casa es, a pesar de todo, bonita. Tiene muchas flores y un jardín amplio y bien cuidado; también cuenta con una pequeña zona de descanso techada y provista con cojines y una mesita que viene muy bien para leer al aire libre. Hay suficiente iluminación como para no tropezar en el camino de entrada y no duda de que goza de una increíble red de seguridad.

No es su sueño de un hogar, pero al menos es una casa cómoda para vivir. 

JongIn estacionó el auto y nuevamente sin decir nada bajan del coche y se dirigen a la mansión sin cruzar palabra. Por supuesto, ninguno se carga en el umbral de la puerta y KyungSoo se conforma con quitarse los zapatos y el saco en la entrada. JongIn lo imitó, y mientras colgaba su propio saco en el perchero, le dijo:

—Ordené que te prepararan una habitación; sé que estás en contra de compartir la misma cama conmigo, así que puedes utilizarla tranquilamente. Es la que se encuenttra por ese pasillo, justo al final, la última puerta.

KyungSoo lo miró y en sus facciones solo encontró un serenidad que parecía indestructible. Era un poco sorpredente: que JongIn pensara en su comodidad y no lo presionara ni un poco a nada, que no cruzara sus límites y respetara su alejamiento. Era sinceramente admirable y KyungSoo se siente ligeramente avergonzado por haber sido un bastardo durante todo este tiempo.

Él ha solucionado mis problemas financieros, me ha dejado la compañía para que continúe administrándola, acepta cada negativa ante sus dóciles avances para entablar una relación un poco mas profunda; no me ha besado y ahora me da mi espacio. Ha hecho mucho por mí y por mi famlia, así que debería ser un poco más amable.

—Lo agradezco, JongIn. Ahora me iré a dormir; espero que descanses.

—Lo mismo para ti.

KyungSoo asintió y se marchó inmediatamente después de eso. Una vez dentro, se dio una ducha, se puso una pijama y se acostó en la cama con los ojos cerrados. Está cansado, tanto que no tiene tiempo para sentirse melancólico o nostálgico y simplemente se queda dormido sobre las suaves sábanas. 

Trabaja al día siguiente y llega tarde en la noche. JongIn y él no hablan mucho y al terminar la cena se encierra en su cuarto y se niega a volver a salir. Es así como se establece la rutina entre ellos.

Los medios hablan sobre su matrimonio como si fuera la comidilla mas deliciosa del momento, y tal vez lo era. Dos familias de renombre uniéndose finalmente; KyungSoo ha leído la ponzoña también. 

"Nunca se habían visto juntos, no obstante, se han casado recientemente". "Es obvio que se trata de una alianza repentina llevada a cabo por los problemas financieros de los Do". "Es una relación que invita al desastre". "Es una lástima que el linaje familiar alfa termine con la llegada de su matrimonio... al menos están sus hermanos omegas; veremos si ellos lo hacen mejor". "No se aman; en sus fotos de boda, Do KyungSoo parece miserable. Ellos ni siquiera tuvieron una luna de miel".

Era basura. KyungSoo ignoró los comentarios de los internautas y las publicaciones sensacionalistas y se hundió de lleno en el trabajo porque esa parecía ser la única cosa que lo mantendría cuerdo y adecuadamente centrado. 

Con los beneficios que traía ser el esposo de un Kim, KyungSoo pudo mantener a flote a la empresa y dejarla en un nivel estable. Si continuaba de esa manera, probablemente podría salir definitivamente de la crisis en un par de años. Una buena cosa, sin dudas. 

De esta forma inalterable transcurren dos meses más. 

KyungSoo llegó a la mansión sintiéndose especialmente cansado después de un día duro. Había comprado pizza, dos grandes para compartir con JongIn, porque se sentía demasiado agotado para cocinar.

No eran precisamente amigos o algo así, pero al menos había cordialidad entre ellos.

Sus huidas constantes y los horarios laborales impidieron que hubiera una convivencia real, así que no había manera de que sus personalidades tuvieran tiempo de chocar. Estaban en calma por ahora, a pesar de que ambos eran alfas, y eso era algo que podía agradecer. 

Al llegar a la mansión espera encontrar el silencio acostumbrado, o, en cambio, el sonido del televisor, que a veces JongIn enciende como vago ruido de fondo mientras trabaja en la sala de estar, no obstante, es recibido con una voz grave que desconoce y el aroma fuerte y demandante de un alfa.

Se detiene en seco, porque es algo que le desestabiliza, y frunce el ceño ante la idea repentina de la invasión a su casa, a su territorio. Es ridículo porque KyungSoo no considera este lugar su hogar, pero el alfa es receloso y se mueve con cuidado en su interior.

Deja los zapatos en la entrada y se afloja la corbata en el camino. Hay una carcajada grave y entusiasmada en ese momento y su ceño se frunce con profundidad mientras camina hacia la sala de estar.

Es entonces cuando los encuentra: a Kim y a otro hombre sentados en el sofá, uno muy cerca del otro mientras comen y beben juntos entre risas. Parecen íntimos, indiscutiblemente cercanos, y esto crea incomodidad en su interior.

También se siente enfadado.

—Buenas noches —suelta, y no se preocupa por parecer amable—. 

Las risas cesan entonces y los ojos brillantes de JongIn se enfocan en él. Hay una sonrisa breve de bienvenida que KyungSoo pasa por alto y su mirada se enfoca plenamente en el desconocido. 

Es un hombre muy atractivo, de rasgos masculinos muy marcados y llamativos y un cuerpo inmenso que se distingue por estar bien construido. KyungSoo nota los músculos bajo su remera, luego vuelve a enfocarse en su rostro y en su mirada encuentra sigilo y otra cosa que puede definir, pero que no quiere mencionar. 

JongIn lo distrae al ponerse de pie y acercarse para ayudarlo con las cajas, sin embargo, KyungSoo lo detiene con una seña y lleva la pizza él mismo hasta la mesa de vidrio frente al sofá.

El aroma del otro hombre se vuelve aun mas fuerte e intenso y KyungSoo tiene que respirar profundamente para evitar gruñir. Ha impregnado toda la estancia, y KyungSoo piensa que parece un trabajo hecho adrede. Le desconcierta y le desagrada a partes iguales.

Casi parece una advertencia; una muestra clara de que quiere poseer a JongIn y hacerse un lugar aquí.

—Qué bueno que has llegado ya, KyungSoo. Te presento a ChanYeol, mi mejor amigo. 

ChanYeol. Es un nombre que me provoca enojo y fastidio. Va muy bien con su cara altiva llena de superioridad

—Hola, soy KyungSoo. No recuerdo haberte visto antes. 

—Es porque no lo has hecho; no pude asistir a la boda debido a un viaje de negocios y he llegado recientemente a Corea. Espero que no te moleste que haya venido esta noche. 

En realidad sí que le molestaba, pero no podía hacer algo como correrlo o ser cruel cuando no había dado un paso explícito de amenaza hacia él. 

Se lamió los labios y no dijo nada cuando el tipo le echó una barrida con su mirada antes de sonreír burlonamente para sí mismo; en respuesta, KyungSoo sintió el hormigueo en sus colmillos y la necesidad de gruñir en su dirección. Le estaba provocando, lo sabe, y esto trajo consigo la respuesta obvia de su propio alfa ante un movimiento como este. 

—Para nada; JongIn tiene la libertad de recibir a sus amigos cuando quiera. No es como si fuéramos algo para el otro, de todas formas —dijo con cierta brusquedad y la mirada de ChanYeol pareció brillar con satisfacción—. 

—Oh, me alegra escuchar eso.

Sintiéndose incapaz de ver su rostro por mas tiempo, KyungSoo se enfocó en JongIn y le dijo antes de marcharse directamente a su habitación:

—Pueden comerse eso, y asegúrate de acondicionar la sala cuando se vaya. No me gusta que la casa esté llena de aromas desconocidos. 

No les echó un último vistazo y, en cambio, se encerró en su alcoba para luego deslizarse hacia el baño. 

Él decidió meterse en la tina llena con agua caliente y algunas sales relajantes y cerró los ojos mientras se apoyaba en el respaldo. 

Al menos este lugar está libre de esa esencia apestosa. Tendré que limpiar personalmente la casa mañana porque no podré soportar el aroma de ese tipo mientras viva aquí. 

KyungSoo se detiene ante el pensamiento y frunce el ceño profundamente. No sabía que podía tener ese tipo de ideas y emociones; nunca fue tan territorial ni tan agresivo, ni siquiera durante su época adolescente, cuando las hormonas estaban realmente presentes y cualquier alfa resultaba ser un ente volátil. 

Le hace sentir extraño, con algo retorciéndose incómodamente en su estómago apretado.

¿Qué demonios pasaba con él?

Se hundió un poco más en la bañera y comenzó a frotar sus extremidades para deshacerse de la suciedad y el olor de la calle, sintiéndose repentinamente de mal humor. 

No podía comprenderse, y eso solo lo frustraba. KyungSoo siempre tuvo una consciencia obvia sobre sus sentimientos y emociones y eso lo hacía sentir cómodo y estable, así que salirse de esos parámetros repentinamente le dejaba un mal sabor en la boca.

—Qué desastre. Esto solo puede traer caos. 

Sale de la ducha con una maraña en su mente y se dirige al armario para sacar una pijama limpia. Coloca la que ha seleccionado en la cama y se prepara para comenzar a vestirse, sin embargo, la puerta es golpeada tres veces y su intento se ve frustrado con ello. 

KyungSoo suspiró, se acomodó la bata a su alrededor, y abrió con una ceja arqueada. No se sorprende al ver a JongIn del otro lado, porque no puede ser nadie más que él, así que se apoya en el marco de la puerta con los brazos cruzados y espera por una explicación.

Los ojos oscuros de JongIn lo recorren rápidamente, y ahí, en sus profundidades oscuras, encuentra el interés que sabía que existía de su parte. KyungSoo se lamió los labios y esperó pacientemente sin decir nada al respecto, no obstante, hay una pequeñísima chispa que se enciende en su interior que no era ni remotamente comparable a lo que había sentido cuando ChanYeol hizo el mismo recorrido por su cuerpo con ese asqueroso y molesto desdén suyo.

JongIn subió su mirada y esta vez se encontró con sus ojos; KyungSoo lo nota acomodando su postura y relajando sus músculos y reconoce rápidamente el movimiento. Quiere que no se altere ni se sienta amenazado, lo sabe porque como alfa KyungSoo ha hecho lo mismo.

Sin embargo, no tengo por qué sentirme intimidado por él; aunque soy consciente de que se siente atraído por mí (porque he notado sus miradas y la intensidad de su olor cuando estoy cerca), no es algo que me incomode. Es sorprendente, tomando en cuenta la extrañeza de esta situación, pero supongo que puedo lidiar con este capricho suyo mientras no haga nada al respecto ni perturbe mi paz. 

—Oye, KyungSoo, lamento mucho si ChanYeol te ha hecho sentir incómodo; él es un poco... demasiado a veces cuando no estás acostumbrado y sé que puede ser algo intenso y difícil de digerir.

KyungSoo se encogió de hombros con simpleza y no conforma una expresión en particular.

—Está bien, supongo que eso sucede cuando la persona que te gusta está con alguien más. ¿Fueron amantes en el pasado?

JongIn apretó ligeramente la mandíbula y KyungSoo se pregunta si fue demasiado lejos al decir aquello. Su esposo  había llegado en son de paz en primer lugar y él reaccionó como un idiota; no era justo y lo sabe, pero ese hombre realmente le había disgustado, le puso de un humor terrible y ahora no podía controlar la agresividad de su alfa inquieto.

Trató de calmarse porque este tipo de comportamientos eran realmente impropios y vergonzosos e inhaló profundamente. La acción trae consigo una bocanada del aroma natual del mayor y por una vez desde que se conocen, este le sirve para relajarse y volver lentamente en sus cabales.

Es porque se trata de un aroma conocido, incluso familiar después de vivir juntos por dos meses, y aunque no somos cercanos, representa una extraña compañía, una extraña comodidad.

—No. Nunca fue algo que pude concebir. Es mi mejor amigo y nunca será mas que eso. 

"Porque ahora estoy casado contigo y me gustas". 

JongIn no lo dice, pero no hay necesidad de hacerlo porque KyungSoo lo descubre a través de la intensidad de su mirada. Aprieta aún mas el cruce de sus brazos contra su pecho y asiente de forma corta, breve, porque no hay nada mas que pueda hacer o decir al respecto.  

Después de todo, sus sentimientos no son recíprocos. 

—Comprendo... de todas formas no hay necesidad de que te disculpes porque él fue un idiota, no es tu culpa que se haya sentido amenazado. Mientras él no meta las narices en mis asuntos y deje de ventilar su aroma como si fuera el dueño de esta casa, estaré bien.

JongIn asintió comprensivamente y guardó sus manos en los bolsillos de su pantalón.

—Se lo diré la próxima vez. Ahora lo he enviado a casa e hice lo que me pediste, así que puedes salir y comer conmigo si quieres. Es un desperdicio dejar de lado una pizza, después de todo.

KyungSoo frunció las cejas y sus hombros cayeron a cada lado de su cuerpo con debilidad.

—¿Lo enviaste a casa? ¿Por qué?

—Porque sé que te hizo sentir incómodo y también sabía que no comerías nada si se quedaba —dijo con seguridad y entereza—.

—Pero no lo habías visto en un tiempo...

—Lo sé, pero ChanYeol es mi amigo y puedo verlo en cualquier momento para tomar una cerveza, tú eres mi esposo, y eso significa que eres mi prioridad.

KyungSoo no quiere pensar en eso, pero su corazón saltó en su pecho y corrió rápidamente, y es tan raro. No era una reacción que habría esperado, y la calidez que la acompañó fue aun mas desconcertante que la agitación misma. Tiene que tomarse un momento para respirar profundamente y calmar las emociones poco bienvenidas que han llegado para atormentarlo. 

Se miran por un tiempo, cada uno metido en sus propios pensamientos, y KyungSoo suspira luego de unos cuantos segundos en la misma situación. Se recuerda sus propias palabras (sé mas amable, sé educado, trátalo con suavidad; le debes tu bienestar y el de tu familia a este hombre, incluso cuentas con un buen futuro gracias a él; no seas descortés ni desagradecido con la persona que extendió su mano para ti cuando no tenías nada), y eso es suficiente para hacerle asentir y acceder a su oferta porque de pronto rechazarlo había dejado de ser una opción.

Para alguien que corre a su mejor amigo de la casa simplemente porque su esposo de mentiras se sintió incómodo con sus formas, debo ser mejor. JongIn nunca me ha puesto en una posición realmente complicada, así que al menos se merece esto.

—Bien, bien, saldré después de vestirme. Saca la Coca-Cola del refri mientras tanto.

JongIn sonrió al escucharlo y KyungSoo se apartó del marco de la puerta mientras el mayor retrocedía un paso para dejarle espacio.

—Pondré el programa de Kim WooBin para verlo mientras comemos, ¿te parece bien? 

Asintió y esta vez se negó a sentir algo ante la propuesta (Kim WooBin era su chef favorito, así que era bastante obvio que sintiera una especie de fascinación por su programa de cocina desde el primer día; que JongIn lo hubiera notado a pesar demás pocas veces que cenaban juntos y permanecían en la sala de estar un poco mas allá de la cena fue impresionante) y, en cambio, se pregunta hasta dónde llega el nivel de observación y estudio de este hombre.

Es un poco... oh, KyungSoo ni siquiera cuenta con las palabras correctas para definirlo.

KyungSoo está de acuerdo nuevamente y con esto JongIn se marcha y le deja en paz. Aprovecha entonces para vestirse, secarse el pelo y dejar la bata mojada en el cesto de ropa sucia, y es cuando acaba con esto cuando decide reunirse con JongIn.

Como lo había prometido, el mayor lo espera con las pizzas disponibles en un par de platos, el refresco junto a los vasos y el programa de televisión ya iniciado. JongIn parecía relajado así, apoyado contra el respaldo del sofá mientras le daba sorbos a una de las cervezas que había estado bebiendo junto a su amigo. 

KyungSoo no lo había notado, pero la ropa casual y el pelo desordenado le daban una imagen juvenil, fresca y rebelde. Parece que ha rejuvenecido unos cuantos años, también parece menos imponente y salvaje como lo sería cuando está listo para ir a la oficina. Es una imagen rara y difícil de ver debido a su negación sobre compartir tiempo juntos, pero, a pesar de eso, cree que no es tan malo. 

Se mantienen a una distancia respetuosa mientras comen y ven el programa de televisión con una tranquilidad que KyungSoo agradece. Disfruta de la pizza y de la receta de Kim WooBin y se siente a gusto ahora que el olor de ChanYeol habia desaparecido casi por completo del lugar. Con esto su alfa deja de sentirse inquieto y puede descansar con calma en su interior.

Supone que el aroma de JongIn, que había estado flotando por ahí con precaución, también había sido un plus a toda la ecuación. 

Al final consigue relajarse lo suficiente como para sonreír ante los comentarios ingeniosos del chef y responder algunas preguntas que JongIn formula acerca del programa y la receta en sí misma.

Este es el tiempo mas largo que hemos estado juntos desde que nos casamos, y en contra de todo lo que había creído, no resulta ser tan malo. JongIn no es una compañía tan desagradable e incómoda... creo que, de intentarlo realmente, podríamos incluso llegar a ser buenos amigos en el futuro.

Se mantienen en calma todo el tiempo y cuando terminan el par de pizzas, ambos se ponen de pie y se mueven para limpiar el desastre. No habían trabajado juntos en la limpieza, siempre se turnaban para ello, pero KyungSoo nota rápidamente que, de hecho, hacían un buen equipo. 

Forma una mueca y enjuaga el plato que se encontraba en sus manos. 

Son demasiadas cosas que ha tomado en cuenta en un lapso muy corto de tiempo. La amabilidad de JongIn, su atención, su admiración por el propio KyungSoo, cómo le daba su lugar como esposo aunque fuera innecesario, que hiciera las cosas que quería sin necesidad de que KyungSoo lo dijera... aparentemente estaba tratando con un alfa perfecto.

(El conocimiento de esto no le genera ningún sentimiento de competencia o furia y eso también es bastante raro).

Al final terminan de limpiar al mismo tiempo y KyungSoo se siente demasiado cansado como para seguir pensando en esas tonterías sin respuesta. 

Se secó las manos con uno de los trapos de la cocina y miró al hombre ante él, que esperaba por algo pacientemente. No sabe de qué se trata exactamente, pero no le da importancia y simplemente se despide con tranquilidad. 

—Gracias por la ayuda, JongIn; me iré a dormir ahora. Fue un día agotador. 

JongIn asintió y KyungSoo le dio una pequeña sonrisa, dispuesto a caminar directamente a su habitación. Sin embargo, antes de alejarse por completo del mayor, sintió como su muñeca fue sostenida con gentileza y él giró el rostro para admirar al hombre con confusión. 

Había una expresión suave en su rostro, calmada, y KyungSoo se preguntó cómo podía parecer siempre tan impasible e inalterable. Sentía envidia porque él mismo no podía medir sus emociones y estas se mantenían expuestas para todo el que quisiera verlas. De todas formas, KyungSoo se mantuvo ahí y le devolvió la mirada sin deshacerse del toque. 

—Esto no ha sido tan terrible, ¿verdad? ¿Crees que podríamos hacerlo nuevamente en el futuro? —no había debilidad ni dudas en su voz; JongIn siempre parecía bastante seguro de sí mismo y de lo que quería, y esa seguridad fue casi palpable para él—. 

KyungSoo alzó las cejas, aún sin sentirse muy acostumbrado a ser invitado a cosas como estas, no por JongIn ni por otro alfa que estuviera interesado en él al menos, y lo pensó por un momento. 

Él tenía razón, no era tan malo ni incómodo como habría pensado que sería en un inicio. JongIn fue respetuoso con su espacio y, como siempre, no lo obligó a nada y se mantuvo a raya con sus acciones. KyungSoo no tuvo tiempo para sentirse sofocado o fuera de lugar y, como lo había pensado anteriormente, incluso creyó que podrían formar una amistad. 

Este no era un matrimonio por amor, pero eso no significaba que tenían que estar enemistados para toda la vida. La relación que compartió con BaekHyun siempre se había mantenido en secreto, así que no había forma de que JongIn lo supiera; no podía culparlo por su rompimiento o por el cambio en sus planes de vida.

Y él no se confunde, aunque no conoce las razones, sabe que JongIn también ha sacado alguna especie de provecho por esto, pero aun así, crear una enemistad y mantenerse arisco con una persona que tienes que ver todos los días suena bastante agotador.

KyungSoo estaba sinceramente cansado de eso.

Sus hombros caen entonces, sin fuerza, y hay una expresión suave en su cara. Siempre se recuerda ser bueno para él, pero nunca lo había puesto realmente en práctica. Cree que este es un buen momento para empezar.

—Está bien. Trae algo para comer la próxima vez. 

JongIn sonrió y su agarre se aflojó hasta finalmente dejarlo ir. KyungSoo se lamió los labios sintiendo el calor persistente en su piel, ahí donde su mano enorme se había cerrado alrededor de su muñeca, y dio un paso atrás. 

—Está bien. Buenas noches, KyungSoo. 

—Sí... hasta mañana, JongIn. 

Se marcha no mucho después y cierra la puerta de su habitación cuidadosamente; después de eso, se apoyó en la madera y colocó una mano contra su frente. 

Solo esperaba no arrepentirse. 

. . .

—Señor Do, su esposo se encuentra afuera. ¿Qué debería hacer? 

KyungSoo alzó la mirada al escuchar a su secretario y sus cejas se alzaron con sorpresa.

¿JongIn había ido a verlo? ¿Por qué? 

Era cierto que habían estado compartiendo un poco mas de tiempo juntos desde ese día de pizza en la sala, pero aun no se habían atrevido a visitar el trabajo del otro o hacer algo demasiado personal e íntimo. 

Así pues, su llegada repentina le hizo sentir extrañado y olvidó por un momento el correo electrónico que había estado leyendo desde la macbook. 

Rechazarlo sería un poco incómodo, tampoco sería muy bien visto ante los demás y encendería una nueva ola de rumores con los que KyungSoo no quería lidiar, así que, sin más remedio, cerró la macbook y se quitó las gafas del puente de la nariz. 

—Está bien, déjalo pasar, Min. 

El chico asintió, formó una reverencia y salió de su oficina silenciosamente. Un momento después escuchó los pasos en el pasillo y un JongIn trajeado y bien peinado apareció en la escena. 

Supone que se ve bien vestido con ese traje azul y el pelo bien peinado; Min, que era un beta tranquilo y de naturaleza sencilla, parecía un poco sonrojado después de echarle un vistazo disimulado, y eso es suficiente comprobación para KyungSoo.

Sí, se había casado con una especie sex symbol y no podía culpar a los demás por mirarlo. De ser un beta o un omega, KyungSoo podría ser parte de ese grupo de admiradores empedernidos. 

Él tiene la suerte de ser un alfa bastante atractivo, clásico y rico. Es una pena que todos esos genes sean desperdiciados debido a sus gustos poco comunes. 

JongIn sonrió al verlo, una curva suave que distaba bastante de sus rasgos exóticos, y el aroma chispeante del pollo a la brasa y la frescura de la ensalada César llenó su sentido del olfato. A pesar del vigor de la buena comida, el aroma no hizo nada para contrarrestar el propio olor característico de JongIn, así que todo fue una mezcla explosiva llenando su oficina al mismo tiempo. 

KyungSoo arrugó suavemente la nariz para tratar de acostumbrarse a la invasión en su lugar de trabajo y se puso de pie para recibir a JongIn adecuadamente. 

—Oye... ¿qué estás haciendo aquí? 

—Hola para ti también, KyungSoo; sí, fue una mañana productiva y sí, definitivamente había tráfico, pero de todas formas conseguí hacerme con el almuerzo, así que espero que no hayas comido aun. ¿Te gusta el pollo? 

KyungSoo se sintió avergonzado ante su falta de modales y se rascó la nuca en un antiguo movimiento tímido. Pensó que lo había dejado atrás cuando llegó a la pubertad, pero ahí estaba, exponiéndose para JongIn después de mucho tiempo. 

—Ah... lo lamento; siéntate, JongIn, y sí, sí me gusta el pollo.

JongIn amplió su sonrisa, una curva ladina que no había visto antes, y se acercó para tomar la silla disponible frente a su escritorio. Mientras esto ocurría, KyungSoo organizó su desastre: colocó los documentos en una pila ordenada y apartó la macbook y el recipiente con sus bolígrafos favoritos del camino. Una vez listo, se sentó en su silla acostumbrada, se deshizo del saco y arremangó su camisa para evitar hacer un desastre de sus mangas. 

—¿Pensabas hacer una pausa para comer en algún momento del día? —preguntó con suavidad, así que KyungSoo no se sintió señalado ni amenazado y, en cambio, se encogió de hombros y respondió con simpleza:—.

—Tal vez mas tarde; normalmente se me dificulta alejarme del trabajo cuando comienzo. Min, mi secretario, es quien me recuerda constantemente que debo almorzar. 

—Ya veo... supongo que debo encargarme a partir de ahora.

KyungSoo alzó la mirada al escuchar eso y sus ojos se abrieron un poco al verse sorprendido.

—¿Qué? ¿por qué lo harías? No es tu responsabilidad, JongIn. 

—Bueno, es ahí donde te equivocas —respondió tranquilamente, como si se tratara de la verdad absoluta, y lo miró, dejando de lado su tarea de ordenar la comida para ambos—. Eres mi esposo, ¿lo recuerdas? Así que debo asegurarme de que te mantengas saludable.

KyungSoo sintió que se sacudía, como lo hacía cada vez que JongIn decidía decir cosas como estas, y le devolvió la mirada. Se mantuvieron de esa manera por un tiempo, quietos y silenciosos mientras apreciaban al otro, y KyungSoo suspiró cuando creyó que había sido suficiente. Sus hombros se hundieron y él se rascó la ceja con un poco de incomodidad.

—Sé que soy tu esposo, JongIn, pero esta relación es falsa; no hay necesidad de hacer todas estas cosas.

—Te has vuelto a equivocar, KyungSoo.

KyungSoo siente como su corazón salta y se agita y su alfa, que se había mantenido a raya todo este tiempo, alza la cabeza y admira fija e intensamente al hombre ante él. Su tono había sido dulce, cautivador, y soltó su nombre con delicadeza, justo como suelen hacerlo los alfas ante su amante más valioso. Le erizó la piel y le hizo sentir una sacudida extraña en su estómago.

—Este es un matrimonio real y he hecho una promesa ante todos. Voy a cuidarte y mantenerme a tu lado; hiciste un sacrificio al aceptar mi propuesta, y eso es algo que no puedo pasar por alto. Te lo recompensaré todos los días de mi vida y trabajaré duro para que te sientas cómodo conmigo en el futuro. Creo que una convivencia armoniosa y saludable es lo menos que merece una persona como tú, KyungSoo, así que, tomando en cuenta todo eso, puedo preocuparme por tu salud y asegurarme de que comas algo, ¿no es cierto? Déjame ser un buen esposo para ti. 

KyungSoo no está seguro de la razón, pero siente cómo su rostro se calienta y un sonrojo se abre paso entre su natural palidez. Carraspea y desvía la mirada de la profundidad y la intensidad de JongIn porque repentinamente siente que es demasiado para él, y en su lugar retoma su tarea de sacar el pollo de las bolsas y romper los palillos para ambos.

Entonces es así como se siente recibir la atención y los cuidados de un alfa... es algo nuevo y muy intenso incluso para un hombre como yo, que acepta los afectos con naturalidad. Supongo que es porque se trata de JongIn y todo lo que le rodea es inusualmente profundo y apasionado. Sí, él es esa clase de persona.

—Vamos a comer o se enfriará. ¿Trajiste bebidas? 

JongIn lo dejó salirse con la suya y le permitió escapar sin mucho problema, y KyungSoo agradeció su consideración. Él no podría enfrentarse a algo así, no ahora, así que se refugió en su zona segura y no salió de ella en el resto del día. 

Al menos JongIn fue amable y no tocó el tema nuevamente. Era una fortuna, porque KyungSoo no estaba seguro de lo que podría responder en esa situación. 

. . .

Su madre los había invitado a casa para formar parte de la cena mensual en familia, así que terminaron pronto con el trabajo y partieron hacia la mansión Do ese sábado por la tarde. 

Sin proponérselo se habían vestido de forma similar (un par de suéteres de cuello tortuga negros, vaqueros en el caso de KyungSoo y pantalones formales para JongIn) así que cuando su madre los vio soltó un alarido tan estridente que podría haberse escuchado fácilmente en China. 

—¡Ah! ¡Tienen un conjunto de pareja! ¡Se ven tan lindos! Pasen, pasen, hijos, la cena está lista. ¡YeongHan, míralos! ¿No se ven guapos? 

KyungSoo se sintió avergonzado y miró a JongIn de reojo, pero en su rostro no halló la incomodidad que habría esperado, él sonreía sinceramente, una de sus sonrisas fáciles, mientras colocaba su sobretodo en el perchero junto al de KyungSoo. 

Su padre se asomó desde la cocina al escuchar los gritos de su esposa y sonrió amablemente para ambos. 

—Lo son. Hola hijo, ¿cómo estás, JongIn? Ha pasado un tiempo desde que nos vimos. 

—Hola papá —KyungSoo se acercó y recibió un abrazo del mayor mientras JongIn se conformaba con un apretón de manos—; lo sé, los extrañé. 

—Y nosotros a ti. ¿La empresa ha ido bien?

KyungSoo asintió con una sonrisa reconfortante y un peso que no había notado en los hombros de su padre se deshizo al verle. 

KyungSoo pensó que tal vez él se sentía avergonzado incluso hasta ahora por haberle dejado la empresa en condiciones precarias, pero KyungSoo no podría haberlo señalado ni culpado por nada. Estas cosas sucedían y decirle algo al respecto era cruel e innecesario. 

Su madre sonrió al encontrarse con ellos nuevamente y le dio una palmadita suave en el hombro. 

—Es bueno saber eso, tu papá estaba un poco preocupado... sin embargo, no hablemos de la empresa en este momento. Charlemos de cosas alegres mientras comemos la comida deliciosa que ha preparado tu padre.

Estuvo de acuerdo con su madre, así que juntos se encaminaron hacia el comedor y se arremangó el suéter para ayudar a su padre a llevar los platos rebosantes a la mesa. JongIn, mientras tanto, acompañó a su madre a la bodega para seleccionar el vino que beberían esa noche. 

Entonces, aprovechando la soledad y la intimidad que esta les confería, KyungSoo miró a su padre y le preguntó suavemente: 

—¿En dónde está SeungSoo? ¿No se siente bien?

YeongHan le dio una mirada rápida y acomodó el pavo que había horneado en el centro de la mesa. 

—Él no debe tardar en bajar; estaba en la ducha hace un momento.

—Ya veo. Me alegra saber que no pasa nada malo con él.

Su padre se mantuvo en un silencio momentáneo y luego, con cierta tristeza, confesó:

—Él se siente culpable, KyungSoo. Cree que te ha orillado a casarte y le avergüenza mirarte a la cara. Tal vez se mantenga un poco disperso por eso esta noche. Perdónalo si es así. 

KyungSoo dejó lo que estaba haciendo y frunció el ceño al escucharle decir eso. 

Su hermano menor, a quien amaba incondicionalmente, estuvo sufriendo todo ese tiempo y él no sabía nada. El alfa en su interior se removió vigorosamente en su pecho y su cuerpo se sintió débil e inútil. 

—Papá... ¿por qué? Esto no ha sido culpa de SeungSoo ni me sentí obligado por él. Si me casé con JongIn fue porque sabía que esto traería muchos beneficios a nuestra familia; además, él no ha sido malo conmigo. Es bastante respetuoso y educado, así que ninguno tiene que preocuparse demasiado. Estoy bien, lo prometo. 

Los ojos de su padre, que se parecían a los suyos y eran igualmente amables y tranquilos, se suavizaron con la llegada de la resignación y una sonrisa melancólica se apoderó de sus labios delgados. 

—Él es bueno, pero no lo amas y ahí radica el problema, Soo. 

KyungSoo se quedó sin palabras ante esto; por fortuna su madre decidió reaparecer en ese momento con JongIn siguiendo de cerca sus pasos. Ambos sonreían brillantemente y parecían haberse vuelto repentinamente cercanos, como si se conocieran de toda una vida. 

Fue una imagen inquietante, como todo lo que rodeaba a Kim JongIn. 

—¡Encontramos un Merlot! ¡Es increíble, pensé que se habían terminado después de la boda de KyungSoo! Oh, ¿aún no han terminado? Puedo ayudarlos. 

—No es necesario, querida; puedes llamar a SeungSoo mientras terminamos de acomodar esto. JongIn, hijo, siéntate; no tardaremos en reunirnos contigo. 

—Muchas gracias, señor Do. 

JongIn se sentó en una de las sillas disponibles y lo miró mientras ayudaba a su padre. Le agradeció con una sonrisa gentil cuando colocó una copa a su lado y pareció relajarse finalmente cuando hubo terminado y se encontró cerca de él nuevamente. 

No lo tocó, por supuesto, pero parecía ser de esa manera por la intensidad de su calor y su aroma flotando a su alrededor, impregnándolo conscientemente de su esencia. KyungSoo le echó un vistazo que fue fácilmente correspondido y aunque estuvo tentado en caer en las profundidades de las iris oscuras, decidió retroceder al sentir el olor de SeungSoo. 

Giró el rostro y sonrió ampliamente al ver a su hermano menor entrando en el comedor junto a su madre. Él se veía bien, tal vez se encontraba un poco pálido, pero no había perdido peso ni presentaba algún otro signo preocupante. 

KyungSoo se sintió tranquilo de inmediato y no dudó en abrir sus brazos y envolverlo en un abrazo apretado cuando el menor estuvo cerca de ellos. 

Cerró los ojos y se fundió en la familiaridad y el afecto de su hermano, y el instinto de proteger y mantener a salvo a esta persona se activó con prontitud en su interior; su pequeña adoración, finalmente podía verle de nuevo. KyungSoo se alejó brevemente para poder mirar su rostro de cerca y no tardó en besar su frente y acariciarle el pelo cariñosamente. 

—SeungSoo, me alegra verte. ¿Has estado comiendo bien? ¿Qué tal la escuela? ¿Todo en orden? 

SeungSoo sonrió ligeramente al escuchar sus preguntas de mamá gallina y asintió mientras ronroneaba por lo bajo ante sus mimos y atenciones. 

—Sí, todo está bien, Soo. Es bueno tenerte en casa. 

—Es bueno volver. JongIn, supongo que recuerdas a mi hermano SeungSoo. 

JongIn compuso su propia sonrisa y aunque SeungSoo pareció un poco incómodo al verle, formó una breve reverencia para él en señal de respeto. 

—Por supuesto; es un placer verte de nuevo, SeungSoo, KyungSoo ha hablado mucho sobre ti.

—Espero que solo se trate de cosas buenas.

—Por supuesto que sí. 

—Bien, ya estamos todos. SeungSoo, KyungSoo, siéntense también. Su pobre madre tiene tanta hambre y esto se ve realmente espléndido. 

Los hermanos no dudaron en complacer a la única mujer de la familia y KyungSoo se acomodó en la silla junto a JongIn, SeungSoo frente a él pareció curioso mientras los miraba de vez en cuando y KyungSoo le extendió una sonrisa tranquilizadora cada vez. 

La cena dio inicio con el primer corte al pavo de la mano de su padre y así comenzaron a comer. 

Aunque era innecesario, JongIn llenó el plato de KyungSoo con la comida que consideró más apetecible y él solo pudo verle de vez en cuando mientras esto sucedía y esperaba con una conversación suave con su madre sobre el jardín y la próxima celebración que se llevará a cabo en la casa de los Jung. 

No está seguro de cuándo normalizó esta acción, pero en algún punto dejó de incomodarse por ello y simplemente lo aceptó y tomó como algo natural en su dinámica. 

Piensa vagamente que muchas cosas habían cambiado desde que se conocieron, pero no se molesta realmente por ello. Lo acepta, como viene aceptando todo lo que se había presentado en su vida desde hace un tiempo, y se adapta rápidamente a la actualidad.

—Gracias, JongIn —susurra cuando el mayor termina de dejar la comida en su plato y procede a comer mientras asiente un par de veces hacia lo que esta diciendo su madre; recibe una caricia vaga y ligera en su hombro de parte de su marido y con ello su alfa vuelve a estar tranquilo y relajado—.

Mientras KyungSoo habla con su madre y su hermano, JongIn lo hace con su padre y las cosas van tan bien que se sorprende. Ellos se llevan bien, las charlas son fluidas y hay algunas risas por aquí y por allá.

KyungSoo se siente bien presenciando esto después de haber visto cómo su familia caía en el pozo profundo de la desesperación y la desesperanza debido a sus problemas. Resulta ser tranquilizador, tanto que KyungSoo se se relaja completamente e inconscientemente se inclina hacia el cuerpo fornido y cálido de JongIn.

Su olor lo recibe tan bien como el toque gentil y breve en su cabello y eso es suficiente para dejar atrás sus preocupaciones. KyungSoo lo agradece, él realmente lo hace. 

—Recientemente estuve deambulando por la plaza Exodus y recordé repentinamente que BaekHyun solía visitarla a menudo, me hizo preguntarme por él. ¿Sabes algo de su paradero? Ha pasado un tiempo desde la ultima vez que lo vimos  —dijo SeungSoo repentinamente, como un recuerdo tardío, y KyungSoo se detuvo en seco y lo miró por un momento—.

Ahora que el tema había sido puesto sobre la mesa, su madre abrió un poco mas los ojos y asintió vigorosamente. 

—¡Es cierto! Ahora que lo recuerdo él tampoco asistió a tu boda, lo que es una lástima. Siempre fue un buen muchacho y estaba a tu lado todo el tiempo; su desaparición repentina fue bastante extraña.

KyungSoo se sintió incómodo cuando todas las miradas se posaron sobre él, cuando la mirada de JongIn lo hizo, y se obligó a aflojar la presión que mantenía sobre los palillos y acomodar cuidadosamente su expresión para no revelar algo que lo pueda dejar en una posición aún mas incómoda.

Honestamente, él había estado bien sin el recuerdo de BaekHyun flotando a su alrededor constantemente. Por supuesto, aún le pensaba por las noches y se preguntaba por su paradero, si estaba bien, si le había superado, pero estos recuerdos, estas preguntas, provocaban ese profundo sentimiento de culpa en él porque eventualmente tendría la mirada triste y cristalizada de BaekHyun surcando su mente y el dolor aparecería inevitablemente.

KyungSoo no fingía que nada había ocurrido entre ellos, porque no podía borrar ni olvidar todo lo que había experimentado a su lado, pero sabía que mientras menos le pensara, menos sufriría.

Es impresionante como alguien que te había otorgado tanta felicidad podía provocar un dolor y una culpa tan profundos y retorcidos.

KyungSoo no quería volver a ese triste lugar, no quería hundirse en ellos después de que ahora se encontraba en un punto estable, así que simplemente lo dejó estar y no volvió a mencionarlo. Sin embargo, ahora tenía que lidiar con esto, no solo para sí mismo, sino también para los demás.

Carraspeó y conformó una sonrisa, que esperaba, fuera lo suficientemente honesta para convencer a todos, y sin un tono de voz en particular que diera pie a otras especulaciones, respondió:

—No lo sé; antes de casarme dijo que tendría que hacer algunas cosas en el extranjero. No nos hemos comunicado mucho desde entonces.

Su madre frunció el ceño al escucharlo, obviamente confundida.

—¿No es así? ¡Pero si ustedes parecían atados a la cadera! Si no te conociera, incluso pensaría que habían estado juntos en una relación. Su amistad siempre fue estrecha, ¿por qué perdió el contacto contigo entonces? No lo entiendo.

Por alguna razón, KyungSoo sintió como la presencia de JongIn se volvió aun mas fuerte y sofocante. Su olor no se había visto alterado con emociones peligrosas ni había hecho nada que le advirtiera sobre un posible cambio de humor repentino, pero KyungSoo se sentía atrapado en una encrucijada y realmente, realmente no quería seguir ahí.

Siempre observador, su padre lo notó rápidamente y no tardó en ir a su ayuda. Colocó una mano en el hombro de su madre y le dio una sonrisa cálida, afectuosa, de esas que la hacía suspirar, y con ello su atención se vio reducida completamente a él.

—Querida, deja a KyungSoo tranquilo. No podemos hacer nada si ellos han decidido alejarse; tal vez tienen sus motivos y estos son privados, no hay que inmiscuirnos si Soo no quiere hablar de ello.

Su madre formó un mohín, pero al final terminó por asentir.

—Está bien, está bien. Sin embargo, aún creo que es un poco triste; KyungSoo le tenía tanto aprecio... criamos bien a nuestro hijo, me siento orgullosa que a pesar de que yo lo sienta un poco, KyungSoo no experimente ni un poco de molestia al respecto. JongIn, querido, has encontrado a un buen hombre para casarte.

Aun sin verlo, KyungSoo supo que JongIn había sonreído al escuchar a su madre y eso fue suficiente para hacerle bajar lentamente la guardia una vez mas.

—Lo sé; KyungSoo es maravilloso.

Como siempre, ignoró el tirón en su estómago ante el suave halago y lo miró de reojo. Y ahí estuvo su brillante y cálida sonrisa y un par de ojos amables que le miraban sin enojo ni señalamientos.

Le relajó por completó y le hizo sentir en calma.

KyungSoo le devolvió la sonrisa y pronto volvieron a comer y a centrarse en otras cosas. El resto de la noche transcurrió de forma exitosa y alegre.

. . .

KyungSoo sabía que esto pasaría, pero había decidido ser un idiota y su obstinación provocó que todo empeorara en vez de mejorar.

Comenzó con una pequeña molestia que, a pesar de la medicina, no se redujo; luego se hizo mas intensa, visitándolo en momentos inapropiados, y ahora le había dejado definitivamente en cama. Maldita sea, sabía que enfrentarse al invierno con un abrigo delgado no había sido muy inteligente de su parte, y ahora tenía que sufrir las consecuencias.

Exhaló, sabiendo que la fiebre había regresado, y se hundió aún más en las mantas ajenas.

JongIn no estaba, había ido a Bucheon hace un par de días para visitar un edificio que planeaba comprar y preparar para hacerlo parte de su negocio de bienes raíces, así que estaba lidiando con todo esto por su propia cuenta.

Era una mierda, sobre todo porque KyungSoo siempre se sintió un poco frágil cuando se enfermaba y prefería la compañía de alguien mas para sentirse reconfortado. Era un completo mimado, Jesús, y su cabeza dolía tanto.

Si tan solo JongIn...

Abrió los ojos repentinamente y el movimiento le costó una punzada incómoda en el centro de su frente.

Maldita sea.

Se llevó una mano a la cabeza y se obligó a cerrar los ojos nuevamente y tomar respiraciones profundas para serenarse. Afortunadamente lo consiguió no mucho después y pudo retomar el pensamiento anterior.

¿JongIn? ¿Por qué había pensado en él en primer lugar? No es como si JongIn fuera un hada madrina de la salud y el bienestar que sacudiría su varita sobre él y mágicamente mejoraría, pero ahí estaba, pidiendo  instintivamente por su esposo y queriéndolo cerca.

Se lame los labios, que siente hinchados por la fiebre, y se acurrucó contra la almohada de su marido.

Bueno, en este punto sabe que JongIn es un hombre realmente confiable. Puede apoyarse en él, KyungSoo ya lo ha hecho, Dios; cuando la presión de la empresa es demasiado y necesita alguna clase de consuelo que JongIn siempre está dispuesto a darle, lleva su trasero hacia el mayor, se sienta a su lado y apoya la cabeza en su hombro mientras su esposo le acaricia la cabeza y eso es suficiente para hacerlo sentir mejor.

Sería inusual para el KyungSoo de hace cinco meses, ese que no había convivido con Kim JongIn ni sabía lo bueno que podía ser, pero ya no lo es. Tampoco le resulta extraño.

Puede tocarlo un poco y permitirle rodearle con su calor y su aroma cuando lo necesita, cuando todo es demasiado; ahora no parecería desagradable ni incómodo, ya no, cuando han visto varias facetas del otro y había aceptado sus manías, su intensidad y su personalidad táctil y apasionada.

Resulta ser todo lo contrario, dado el hilo de sus pensamientos actuales, y su alfa lo tomaría como algo completamente natural en este punto.

Aparentemente desear estar acompañado por su esposo en momentos de debilidad, sin importar que este fuera un alfa, es perfectamente racional y comprensible, incluso para sus propios instintos.

Bueno, nunca sentí realmente la necesidad de luchar contra JongIn por el poder y la dominancia. Las cosas siempre parecieron fluir y al final cada uno aceptó su lugar ante el otro sin mucho problema. Es bueno, viéndolo desde un punto de vista maduro y racional, así que, por supuesto, mi alfa le querrá aquí para cuidarme y hacerme sentir mejor.

Formó un puchero y obligó a su alfa a mantenerse a raya.

De acuerdo, lo había aceptado, pero eso no quería decir que podía invocar a JongIn de alguna manera y hacerle permanecer ahí. Llamarlo tampoco era una opción.

KyungSoo no quería arruinar sus negocios, no cuando sabía que él realmente había estado yendo detrás de este edificio por un tiempo, así que no se atrevió a informarle sobre su enfermedad.

Si lo hago dejará todo de lado y vendrá sin dudarlo, estoy seguro de ello.

El pensamiento lo reconforta y deja un poco ansioso al mismo tiempo y tiene que abrazar la almohada de JongIn con fuerza para evitar soltar un quejido.

Quién diría que terminaría de esta manera.

KyungSoo relaja su expresión y suspiró para intentar serenarse. Lo consigue, no obstante, el dolor de cabeza se vuelve aun mas molesto y sabe que debe parar.

Entonces es el turno de relajar su cuerpo, se obliga a calmarse completamente e intenta dormir un poco para recuperar energías. Es un alivio cuando lo consigue, y KyungSoo se olvida por un momento de todo lo demás.

.

—¿Soo? ¿Estás bien?

La voz de JongIn, suave y pacífica, le despierta en algún momento entre la tarde y la noche y KyungSoo abre los ojos lentamente para admirar el rostro del mayor.

Acaba de llegar, lo nota por el saco descansando en su antebrazo, el cabello desordenado y el ligero aroma de la calle impregnándolo. Parece un poco cansado también, y se pregunta si el tráfico fue tan horrible como la tensión en sus hombros daban a entender.

Parpadeó suavemente y sus cejas se arrugan cuando un escalofrío le recorre el cuerpo. JongIn lo nota, así que se acerca de inmediato y le echa un vistazo de cerca.

—Oh, estás realmente sonrojado —entonces estiró su mano y la colocó sobre su frente y KyungSoo suspiró con alivio cuando sintió la frialdad de su palma—. KyungSoo, estás ardiendo. ¿Qué sucedió?

—Es un resfrío... estuve expuesto un tiempo a la nieve. Fui un tonto —murmuró con debilidad y los rasgos duros de JongIn se aflojaron y la preocupación reinó en su rostro atractivo—.

—Dios, ¿por qué no me llamaste? Tienes que ir al hospital; te llevaré ahora mismo.

JongIn se volvió con la intensión de dejar el saco en alguna parte y preparar todo para llevárselo, pero KyungSoo lo detiene rodeando su muñeca suavemente y apretando un momento después. Al sentirlo, JongIn vuelve a mirarlo y KyungSoo niega con un pequeño puchero.

—No... quédate... cuídame.

KyungSoo sabía que se sentiría avergonzado cuando se sintiera mejor, pero él realmente no quería moverse en ese momento, no tenía deseos de ir al hospital ni salir de la comodidad de la cama de JongIn por nada del mundo.

Probablemente su esposo lo notó también, porque sus hombros se hunden repentinamente y una mirada conflictuada hace aparición al verle.

Soo...

—Quédate, por favor. No quiero ir.

Y eso y su obvia debilidad es suficiente para hacerle ceder.

JongIn suspiró largamente y finalmente se inclinó sobre él. Sin perderlo de vista le acarició el pelo, peinándolo de tal manera que el flequillo fue apartado de su frente, y luego recorrió su mejilla con amabilidad y delicadeza.

Su alfa se retorció con felicidad en su interior y KyungSoo soltó un suave murmullo complacido mientras se apoyaba en la palma y permitía que JongIn lo sostuviera de esa manera.

—Realmente debes sentirte mal si te estás comportando de esa manera ahora mismo —dijo suavemente, sin un calor real en sus palabras, y KyungSoo cerró los ojos, colocó su palma sobre el dorso de la mano de JongIn y tarareó—.

—Lo siento... debo ser una molestia.

—No lo eres. Gracias por permitirme cuidarte.

KyungSoo asintió y murmuró alguna cosa sin sentido cuando JongIn dejó que su aroma fluyera por todas partes con libertad. Lo hizo todo aun mejor, mas soportable, mas cómodo para él; se sintió agradecido y bien cuidado.

—Hay que bajarte la fiebre. ¿Me permites hacerme cargo de tu baño?

Asintió nuevamente sin necesidad de abrir los ojos y su esposo no tardó en moverse para dar inicio a todo. Le quitó la frazada y se disculpó cuando KyungSoo soltó un quejido en respuesta, luego, cuidadosamente, como si temiera lastimarlo, se deshizo de la ropa sudada y caliente y lo tomó en brazos para llevarlo hasta el cuarto de baño dentro de la habitación. 

Una vez dentro JongIn puso a llenar la tina, y mientras esto ocurría el mayor se sentó en la tapa del inodoro y lo dejó descansar sobre sus piernas. Inconscientemente KyungSoo giró el rostro y enterró la nariz en el pecho de JongIn, aspiró largamente y se acurrucó en ese lugar, se fundió en su olor y en su calor, y aunque sabía que era algo imposible, llegó a sentirse mejor físicamente cuando JongIn lo abrazó protectoramente de regreso.

No dura mucho porque la tina consigue llenarse bastante rápido, así que en contra de sus deseos, JongIn se pone de pie y lo deposita cuidadosamente en el agua templada. KyungSoo se estremeció ante el primer contacto y se aferró de inmediato al cuello del mayor con un lloriqueo lleno de dolor e incomodidad. 

JongIn no lo apartó de ninguna manera, él le devolvió el abrazo con firmeza y lentamente lo depositó por completo en el agua.

—Lo siento, lo siento, corazón, sé que duele pero es necesario. Pronto terminará, lo prometo.

Las lágrimas llenaron su rostro a pesar de esto y JongIn las limpió con amabilidad y atención en todo momento, y mierda, él estaba siendo tan estúpido e irracional. No sabía que podía llegar a ser tan mimado como en ese momento, nunca fue de esta manera con nadie más y se pregunta qué está mal con él, por qué no puede dejar de lloriquear y aferrarse a JongIn a pesar de los intentos vanos de su humano de mantener la cordura.

Es inútil razonar; su alfa ha tomado el control y ahora es puro instinto manifestándose en ese instante y con esta persona. Estaba mostrando su cara mas íntima, mas vulnerable, su máximo momento de debilidad, y todo esto hacia su paciente esposo, hacia un hombre que nunca pensó que le importaría tanto.

Recibe un beso en la sien y en la mejilla en algún punto y KyungSoo tirita de frío mientras JongIn lava su piel sensible. Es consciente del olor del jabón de JongIn cubriendo su cuerpo y KyungSoo se siente un poco reconfortado al saber que olería como el mayor en ese momento.

JongIn no lo hace sufrir demasiado; cuando cree que es suficiente lo saca de la tina, lo envuelve en una toalla mullida y esta vez lo lleva a su propia habitación del otro lado del pasillo. KyungSoo frunce el ceño al darse cuenta de esto y empuña la camisa del mayor con un puchero pronunciado.

—No... no ahí.

JongIn baja la mirada para verle por un momento y su agarre se afirmó cuando tiene que abrir la puerta y hacer uso de una de sus manos para ello.

—No puedes permanecer en mi habitación, dulzura; hay que lavar las sábanas y las fundas antes de que puedas entrar ahí de nuevo. Quedémonos en tu habitación mientras tanto, ¿está bien?

—Tu olor no está en mi habitación —murmuró con despecho y sintió cómo el pecho de JongIn se expandía con la llegada de una inhalación profunda—.

—¿Estabas en mi habitación por mi aroma, KyungSoo?

Asintió y cerró los ojos mientras JongIn lo acomodaba en su cama limpia y fresca.

—Bueno, no te preocupes, me mantendré aquí en su lugar, ¿de acuerdo?

—Está bien, solo no te vayas.

JongIn no lo hizo.

Supone que en algún momento después de eso consigue quedarse dormido, porque lo próximo que sabe es que JongIn lo está llamando para que coma un poco de sopa de pollo recién hecha y tome la medicina que le deja relativamente más entusiasmado y enérgico que antes, él también se encuentra con la noticia tranquilizadora de que su fiebre finalmente ha bajado y eso le relaja los hombros y el cuerpo por completo.

JongIn le sonrió cuando lo miró ahí, sentado en el borde de su cama para no sofocarlo, y KyungSoo le devolvió la sonrisa con un suave sonrojo que no es del todo provocado por la fiebre.

—Me alegra ver que llegaste a casa con bien... lamento no habértelo dicho antes —le dice a pesar de la vergüenza y JongIn tararea en respuesta—.

—Está bien, es comprensible cuando estás lidiando con una fiebre de treinta y nueve grados y medio. ¿Te sientes mejor?

Asintió y jugueteó un poco con sus dedos.

—Sí. Muchas gracias por cuidarme y soportar mi trasero en tu cama. Fui un dolor de culo, lo siento.

—No lo eres; me siento bien sabiendo que soy lo suficientemente confiable para ti y para tu alfa —JongIn extendió su mano en ese momento y tomó la suya delicadamente para poder acariciar sus nudillos con el pulgar, y KyungSoo lo permite porque, de alguna forma, su contacto, el calor de su piel y el mismo toque se siente tan bien como correcto y necesario—. Me preocupé tanto al no verte al llegar y todo pareció incrementar cuando me di cuenta de que estabas en cama... por favor, no lo ocultes de mí la próxima vez, KyungSoo.

KyungSoo bajó la mirada al sentirse avergonzado y un pequeño tirón se hizo presente en su estómago ante la idea de haber preocupado a su esposo. Ciertamente él no lo merecía.

—Lo lamento, JongIn, es solo que pensé que arruinaría tu trabajo si te lo decía y tú habías estado tan atento a ese edificio estos días...

Los dedos de JongIn se aferraron a su barbilla y le instaron a alzar el rostro, y entonces, cuando ambos se encontraron al mismo nivel y el chocolate claro y el profundo se fundieron finalmente, el mayor le obsequió una sonrisa realmente preciosa y una caricia fue dejada con amabilidad sobre la piel de su mentón.

—Creo que tendré que repetirlo un poco más para ti: KyungSoo, eres mi esposo, por lo tanto eres...

"Mi prioridad"—le interrumpió con una pequeña sonrisa avergonzada y JongIn, no sin parecer blando y guapo a pesar del agotamiento que debe estar sintiendo en ese momento, la correspondió cálidamente—.

—Mi prioridad —reafirmó con cariño y KyungSoo no está seguro del momento exacto en el que ellos se habían acercado tanto, pero lo han hecho y ahora puede sentir perfectamente el aliento mentolado de JongIn contra sus labios—.

Los lame con el corazón acelerado, el alfa inquieto en su interior y la piel erizada; JongIn persiguió el movimiento de su lengua con atención y sus ojos parecieron brillar de una forma bastante particular antes de volver a enfocarse en sus ojos.

Parece que ha notado algo en su expresión a juzgar por el ligero movimiento de ceja y KyungSoo sintió cómo se quedaba sin aire por un momento cuando JongIn se acercó aun mas y sus labios entraron en contacto con su frente.

La presión es firme y KyungSoo siente como un calor que no tiene nada que ver con la fiebre se apodera de su pecho. Permanecen de esa manera por algunos segundos y KyungSoo experimenta un extraño sentimiento de pérdida cuando JongIn se aleja nuevamente de él, le da una sonrisa y se pone de pie.

—Me daré una ducha, ¿bien? Descansa un poco mientras tanto, sol. Vuelvo en un momento.

KyungSoo asintió y lo miró partir con el mismo sentimiento instalado en su interior.

No se atreve a admitirlo para sí mismo por el miedo a lo desconocido, pero KyungSoo se siente decepcionado.

.

Gracias al cuidado atento de JongIn, KyungSoo consigue mejorarse al tercer día. Está de vuelta a la empresa para entonces, con una sonrisa que nadie es capaz de borrar y la sensación hormigueante de un beso de despedida en la mejilla.

Una vez mas, aunque con mayor seguridad y una veracidad inamovible, KyungSoo descubre que ha tenido suerte. Sin dudas JongIn era un marido excepcional.

El pensamiento permanece y no se retira.

. . .

Hoy habían decidido salir de la casa y caminar por un tiempo como distracción del trabajo. Se abrigaron, tomaron sus billeteras y se zambulleron a las calles extrañamente llenas para un miércoles por la tarde.

Almorzarían en un pequeño restaurante que habían descubierto recientemente y que había dejado encantado a KyungSoo gracias al exquisito ramyeon que ofrecía, y luego tomarían un helado mientras recorrían la plaza mas cercana. No era un gran plan, pero bastaba cuando eras un esclavo laboral de la magnitud de ambos.

Parecía un plan perfecto, y mientras lo llevaban a cabo el pensamiento se reafirmó en su mente.

JongIn lo tomó de la cintura cuando un grupo de estudiantes ruidosos amenazó con alejarlo de su lado al pasar en conjunto y KyungSoo lo permitió sin mucho problema mientras se acomodaba en su costado e inhalaba su aroma.

Se sintió muy bien: el peso de la mano amplia del mayor en su cuerpo, su calor corporal, que siempre parecía un poco mayor a lo normal en una persona, y la seguridad de su agarre. Sintiéndose tontamente protegido, se mantuvo de esa manera, muy cerca y complacido, durante todo el viaje.

—Realmente hay mucha gente hoy —murmuró JongIn y KyungSoo asintió—.

—Debimos haber salido un poco mas temprano.

—Oh, ya lo creo. ¿Vas a querer ramyeon nuevamente?

—Sí; es tan delicioso que no puedo pensar en comer otra cosa.

JongIn sonrió cálidamente y su pulgar acarició su cintura por encima de la ropa.

—¿Deberíamos comprar un poco y llevar a casa?

KyungSoo lo miró y sabe que tiene una estúpida expresión ilusionada en la cara a juzgar por la mirada suave y completamente accesible del mayor. Y no debería ser así, porque tiene el dinero suficiente como para permitirse todo el ramyeon que quiera, pero había algo extremadamente dulce en el hecho de que JongIn pensara en él hasta el punto de querer alimentarlo con la comida que le gustaba.

Le gusta.

KyungSoo nunca había sentido este sentimiento de ser cuidado y atendido con tanta intensidad. Sabe que es porque quien lo produce, quien lo mima y le consiente es un alfa, y al tratarse de un igual, KyungSoo puede deshacerse de las presiones, de las expectativas que debe cumplir con el mundo, de las responsabilidades.

No tiene que proteger a nadie, él es el protegido, y se siente tan bien, como una carga que se ha levantado de sus hombros.

Secretamente él no quiere dejar de sentirlo.

Este hilo de pensamientos le lleva al día que se casaron, a la paciencia infinita de JongIn, cómo lo esperó todo este tiempo y cómo su persistencia trajo esta intimidad como recompensa. Se pregunta qué habría sido de ellos si JongIn se hubiera rendido con él, si le hubiera dejado a su suerte en ese matrimonio,  incierto, y él lo sabe, maldita sea, que ha sido un dolor en el trasero todo este tiempo, y agradece tanto la presencia constante de JongIn.

Lo mira de reojo con un nuevo  enfoque, bajo una perspectiva diferente, y lo halla tan valioso y especial. Se pregunta si lo merece: ser acompañado por una persona así, si realmente podía ser tan suertudo como para haber tenido a dos personas tan maravillosas en esta vida.

Tuve que haber hecho algo realmente bueno en el pasado.

—JongIn, ¿puedo preguntarte algo?

JongIn lo miró en ese momento y le dio una pequeña sonrisa mientras asentía.

—Claro, lo que quieras.

Entonces, sin pensarlo demasiado y siendo lo suficientemente directo, soltó:

—¿Por qué decidiste casarte conmigo? Me sorprendió saber que estabas dispuesto a hacerlo porque siempre fuiste un hombre que conocía a sus parejas antes de decidir algo tan grande. Nunca pensé que me tomarías en cuenta para esto.

Las facciones de JongIn se relajaron al oírle y su agarre sobre su cintura se apretó un poco mas mientras pensaba en una respuesta. No lo hizo por mucho tiempo, porque parecía que estaba preparado para recibir esta pregunta en específico en algún momento, y pronto lo tuvo diciendo:

—No fui yo el de la idea de casarse en primer lugar. Digamos que mis padres habían llegado a un acuerdo conmigo hace algunos años; dijeron que si fallaba en encontrar a un buen alfa para mí o llevar una relación saludable con este, ellos intervendrían y me buscarían un compañero por su propia cuenta. Tus padres y los míos siempre se llevaron bastante bien, y al enterarse de lo que estaba ocurriendo pensaron en la posibilidad e hicieron el ofrecimiento. Realmente no esperaba que aceptaras, después de todo, no nos conocíamos en ese momento, pero cuando lo hiciste... yo simplemente supe que tenía que trabajar duro esta vez para no arruinarlo contigo. 

KyungSoo no está seguro de por qué se siente decepcionado, pero lo está y no puede reprimir una pequeña  mueca. JongIn no lo pierde de vista, así que parece un poco confundido por el cambio de expresión repentino, no obstante, antes de que pueda indagar al respecto, le pregunta:

—¿No tuviste problemas con tus padres debido a tus preferencias? No es muy común que un alfa desee a otro alfa como compañero, así que siempre es un poco sorprendente.

JongIn parecía reacio ante la idea de dejar ir el tema, pero al final suspira, deja caer un beso sobre su cabeza y lo complace.

—No realmente. Mis preferencias eran casi esperadas; tienen mas que ver con mi genética que con simples gustos personales.

KyungSoo deja a un lado el trago amargo y esta vez se siente genuinamente confundido; afortunadamente, JongIn no le da tiempo para dudar y le responde de inmediato.

—Mi árbol genealógico está lleno de parejas conformadas por alfas, así que nuestra genética suele ser un poco mas fuerte y prestigiosa que la de un alfa común concebido por una pareja tradicional. Mi instinto, mis deseos, mis impulsos, mi posesividad, todo está multiplicado, así que, por supuesto, sería contraproducente someter a un omega a todo esto —JongIn lo miró de reojo y luego volvió su vista al frente—. Ellos son muy débiles para enfrentarlo y yo no quería a alguien que al verme lloriqueara o se sintiera incapacitado y vulnerable. Fue lo que sucedió cuando lo intenté, y créeme, no es agradable sentirse como un monstruo despiadado. Entonces era natural que buscara a un alfa en su lugar.

Esta revelación provocó una sorpresa tremenda en él y pronto estuvo lidiando con una bola de emociones en su interior. Sentía pena por el JongIn mas joven enfrentando estas obvias diferencias, también sentía compasión por sus intentos fallidos de establecerse con alguien debido al choque constante de instintos, y un profundo calor al pensar que, a pesar de esto, ellos se habían compenetrado de una manera impresionante, sin choques ni peleas por instinto, territorio o poder.

No debió ser fácil para él, probablemente aun no lo era, y eso también le provoca cierta tristeza.

—Pero tus padres son una pareja tradicional... ¿por qué has pasado por tantas dificultades?

—Porque heredé esto de mi abuelo. Mi padre es un alfa común, yo soy el hombre especial de la familia —le dijo con una sonrisa y KyungSoo se pregunta cómo puede parecer perfectamente bien después de todo eso—.

Tal vez ya ha tenido el tiempo suficiente para sanar y para aceptarse, tal vez ya no tiene problemas con ello, tal vez ahora es más fuerte. Desde que lo conozco, JongIn nunca pareció molesto o conflictuado consigo mismo, nunca rechazó o repudió sus gustos, nunca pareció asqueado al respecto. Él es tan fuerte.

Movido por el impulso y los deseos de su alfa, KyungSoo rodeó la cintura de JongIn y se apoyó casi protectoramente en su costado.

No sabía si su esposo lo necesitaba, pero quería consolarlo, era su propia necesidad en este punto, y se sintió realmente bien cuando JongIn no lo apartó o hizo preguntas respecto a este movimiento inesperado.

Su aroma, que siempre parecía estable y comedido, salió dulcemente de su cuerpo y flotó hacia JongIn, rodeándolo cálidamente como una mullida manta protectora, y aunque se sintió un poco sonrojado y ligeramente avergonzado, giró el rostro y dejó un pequeño beso en su brazo.

—Debió ser difícil para ti. Lamento no haberte apoyado desde el inicio —murmuró contra su ropa y JongIn suspiró, se detuvo en una esquina para no ser un estorbo para los demás, y lo atrajo a su cuerpo adecuadamente para darle un abrazo apretado—.

KyungSoo cerró los ojos entonces y rodeó su cintura con ambas manos, se hundió en su pecho y obtuvo el olor tranquilo y reconfortante de su esposo sin ningún tipo de vergüenza.

Suspiró y su cuerpo se ablandó contra el fuerte y duro del mayor, y con la mejilla apoyada en su pectoral y la barbilla de JongIn en su coronilla, KyungSoo pensó que no había otro lugar al que quería ir en ese momento. Ahí se sintió seguro y creyó en la perfección por un momento fugaz.

—Está bien —susurró el mayor con tranquilidad y sus dedos acariciaron su cabello cariñosamente—. Ya estás aquí y me haces muy feliz, KyungSoo. Eso es suficiente para mí.

Secretamente KyungSoo sonrió y llevó una de sus manos a su amplia espalda para aferrarse completa y adecuadamente a él. Y pensó que sí, para él también era suficiente.

.

Más tarde, con ambos comiendo en una mesa apartada del pequeño restaurante, KyungSoo frunció las cejas y miró a su esposo con curiosidad.

—JongIn... ¿si tus abuelos fueron alfas,  cómo pudieron engendrar a tu padre?

JongIn masticó su kimchi y una mirada tan oscura como divertida llenó sus ojos profundos. KyungSoo tragó en seco y un apretón en sus entrañas y la agitación de su alfa lo hicieron sentir repentinamente nervioso y sonrojado por todas partes.

—No todo es malo para mí —fue lo que dijo el mayor con cierto tono cantarín adornando su voz—. Mientras lo quiera y mi compañero esté dispuesto, gracias a la fuerza de mi naturaleza y de mis feromonas, puedo volver el útero de otro alfa* un órgano perfectamente funcional para albergar cachorros. Por supuesto, la concepción será un poco mas complicada y mucho más tardada pero podrá llevarse a cabo sin ningún problema.

La boca de KyungSoo se abrió cómicamente y el rubor se intensificó en sus mejillas y corrió directamente hacia su cuello.

JongIn rió al verlo, y aunque no hubo una insinuación, KyungSoo no la necesitó luego de recibir esa mirada transparente y explícita de su esposo.

Huye llenándose la boca de ramyeon y las carcajadas divertidas de JongIn lo persiguen por mucho tiempo.

Él no deja de pensar en ello incluso cuando ha llegado la noche y se ha preparado para dormir.

. . .

* En este universo, todos los niños nacen con un útero; al llegar a la mayoría de edad, cuando es el momento de descubrir cuál es el género secundario del mismo, con la llegada de las hormonas y feromonas se determinará su funcionalidad (dependiendo de si es un alfa o un omega). Así pues, si es un omega el útero será funcional, por supuesto; por el contrario, si es un alfa, no lo será.

Muchos alfas, al verlo innecesario, recurren a la cirugía para retirarlos, pero hay otros que viven con él por el resto de su vida al no hallarlo incómodo; KyungSoo es uno de ellos, así que sí, JongIn podrá embarazarlo si ambos lo quieren en el futuro *guiño, guiño*.

. . .

Cuando KyungSoo recibe una llamada de JongIn ese día, no esperaba que se tratara de una situación como esa.

Había salido recientemente de una reunión y se mantenía bastante contento al ver que las cosas estaban yendo bien en la empresa cuando su teléfono vibró en su bolsillo. Se disculpó con Min, que le seguía el paso, dispuesto a arreglar todo para continuar con el trabajo, y respondió con una gran sonrisa entusiasmada.

—¡Hola, JongIn! ¿Sucede algo? Aún no es hora de almorzar. ¿Quieres que compre sushi? Esta vez iré a tu oficina para comer juntos —dijo con tanta emoción que provocó un cuchicheo y algunas risitas de sus empleados—.

No le importa, no realmente, así que sigue sonriendo mientras espera una respuesta de su marido.

Debido a la visita constante de JongIn y sus apariciones públicas, los rumores de él y BaekHyun se habían difuminado y ahora todos parecían verlos como una verdadera pareja casada. KyungSoo no los culpa; él mismo se siente diferente, mas feliz, mas tranquilo, y esto puede notarse en su rostro, en la expresión que forma al ver a JongIn y en el aroma que escapa felizmente de su cuerpo al hablar y estar con él.

Son sentimientos nuevos y fuertes y le gusta sentirlos. Ya no se siente mal por ello, no realmente, y los acepta y los abraza como ha aprendido a aceptar a JongIn en su vida. Él es una constante cálida y confortable de la que no se quiere deshacer nunca, y es tan agradable.

Se aparta cuando un grupo de oficinistas se acerca a él y decide hablar en un pequeño rincón oculto para mantener la privacidad. Es en ese momento, mientras se encuentra apoyado ligeramente en la pared mas cercana, cuando escucha el débil jadeo y la respiración dificultosa a través de la línea.

KyungSoo frunció el ceño con confusión y acercó aun mas el aparato a su oreja, y con la agitación de su alfa, que no tarda en preocuparse, le pregunta en voz baja:

—¿JongIn? ¿Estás bien?

Hay un momento más lleno de silencio y finalmente escucha la voz grave y entrecortada del mayor en su oído.

—Soo... estoy en casa... ha llegado mi rutina y no pude detenerla con la medicina... duele... ¿puedes... puedes venir?

Su corazón salta al escuchar aquello y KyungSoo siente como todo se calienta en su interior. Pronto tiene las mejillas y las orejas coloradas y su alfa rasguña las profundidades de su ser y le insta a ponerse en marcha.

Es primavera, por supuesto, era cuestión de tiempo para que alguno de los dos sufriera por la llegada de la rutina. La temporada de apareamiento siempre es fuerte y jodida para todos y hay esta aura en el ambiente difícil de ignorar.

KyungSoo lo había notado hace un par de días, pero supone que al tener sentidos mas agudos, JongIn había estado sufriendo los síntomas desde hace un tiempo. Ahora ha sido golpeado definitivamente y estaba sufriendo por ello.

KyungSoo se muerde el labio inferior y duda por un momento.

Si va, es seguro que su propia rutina llegue. Además, ayudarlo significaría tener mucha mas intimidad de la que habían compartido antes. Él tendría que tocarlo, complacerlo y acompañarlo, y se siente nervioso y agitado por ello.

Nunca habían hecho nada de esto. No habían salido de los besos en las mejillas y las manos siendo tomadas con timidez y sonrisas discretas, así que es un poco difícil de procesar en este momento.

Pero es JongIn, susurra su alfa en un fuerte intento de convencerlo, él siempre te ha ayudado, te ha acompañado y te ha cuidado; confías en él y él confía en ti. ¿Por qué no puedes hacerlo entonces?

Y KyungSoo no puede encontrar una respuesta para eso.

Descubre que, en realidad, no le molestaba la idea de compartir su rutina con JongIn. No había pensado en ello, lo sabe, pero en algún momento iba a ocurrir y eso era prácticamente un hecho.

Se sentía atraído por él y negarlo en este punto era ridículo. Le gustaba que lo tocara, que lo abrazara, que lo besara y lo complaciera. Le gustaba ser mimado, ser impregnado en su aroma y ser consentido. Le gustaba todo lo que compartía con JongIn, todos esos momentos juntos, y sabía que no lo rechazaría si decidía ir un poco mas allá en su relación.

Ahora que esto había llegado, que JongIn lo había llamado a él entre todas las personas para que le ayudara, KyungSoo no puede rechazarlo.

Entonces inhala profundamente, se da un golpecito en el pecho y calma la agitación y el nerviosismo que siente. Cuando se compone nuevamente y es capaz de pensar con claridad, asiente y le responde:

—Está bien, espera por mí, iré de inmediato.

Escucha un suspiro lleno de alivio y la voz de JongIn se vuelve mas suave y tranquila después de eso.

—Gracias, corazón... conduce con cuidado.

Se siente conmovido cuando escucha esto último y una pequeña sonrisa aparece en su rostro.

Incluso en estos momentos JongIn se preocupa por él. Es tan afortunado.

—Lo haré. Nos vemos en un momento.

Es así como KyungSoo le informa a Min que no irá a la oficina en unos días y llama a su padre para que tome su lugar mientras se ocupa de las necesidades de su esposo. El mayor está de acuerdo con bastante facilidad, así que después de dejar todo listo, KyungSoo va a casa.

Conduce con el corazón palpitando con fuerza y el sudor se acumula incómodamente en su nuca. Está tan ansioso que le da vergüenza.

Es como si fuera un adolescente que ha tenido su primera rutina después de revelar su género secundario.

Sonríe tímidamente ante la comparación ridícula y agradece mentalmente que no haya demasiado tráfico con el que lidiar. Le permite que la conducción fluya rápidamente y antes de darse cuenta está aparcando en el estacionamiento privado de su casa.

Sale del coche, cierra la puerta y se deshace del saco y la corbata mientras se adentra en su hogar. Inmediatamente después es sacudido por el aroma de JongIn de una forma que nunca antes había experimentado.

El olor es fuerte, tanto que le hace temblar en su lugar, le revuelve el estómago y aumenta el calor en sus entrañas. El sándalo es dominante en ese momento, dista completamente de la calma y la tranquilidad que profesa normalmente; le hace jadear, provoca un extraño picor en su piel y un ardor singular en su cuello.

KyungSoo nunca se sintió así: tan débil y ansioso, dispuesto en el mejor de los sentidos, ni siquiera con BaekHyun.

Sus piernas se sienten débiles y temblorosas y todo es tan caliente, tan sensual. Lo llama, lo impulsa a moverse hacia adelante, a su habitación, donde el aroma nace en oleadas, y su alfa está tan complacido, tan contento.

KyungSoo sabe que será dominado; no importa cómo lo mire ni cuántas veces lo piense, JongIn va a someterlo, lo tocará como nadie lo ha tocado antes, y, maldita sea, también sabe que lo permitirá. Le otorgará el control, se deshará de la responsabilidad y le dejará hacer con él lo que le plazca.

Está listo para hacerlo, lo había aceptado desde que JongIn pidió su compañía y su ayuda, y ahora está aquí, caminando directamente hacia el cambio mas grande de su vida.

Impresionante, realmente impresionante.

A pesar de sus estremecimientos y el temblor constante, llega a su cuarto y abre la puerta silenciosamente. Hay luz gracias a las ventanas abiertas, así que aprecia sin ninguna dificultad la amplia figura desnuda que se agita y jadea sobre su cama.

JongIn se está frotando en sus sábanas, se está llenando de su olor; gime su nombre en su almohada y aprieta las telas con un puño de hierro. KyungSoo lo mira, lo mira como no lo había hecho antes; así, entregado a la pasión y a la lujuria de su rutina, él es especialmente impresionante.

Sus músculos son amplios y definidos y se mueven cuando el cuerpo de JongIn lo hace, brillan bajo la luz y le hacen parecer aún mas atractivo, mucho mas tentador. KyungSoo traga, cierra la puerta y entonces JongIn lo mira.

Sus ojos son increíblemente oscuros en ese momento, apasionados, llenos de deseo y de una necesidad salvaje. Le quieren, le anhelan, y KyungSoo tiene que tomarse un momento para respirar.

Es intenso. Se siente fácilmente doblegado ante él y JongIn aun no había hecho nada.

KyungSoo arde bajo su ropa y el sudor aumenta junto al calor en la habitación.

En ese momento siente un tirón incómodo en su pene y su vientre se aprieta cuando JongIn se sienta y el miembro erecto, húmedo y rojo queda a la vista para él.

Es grande, nota de inmediato, me sentiré tan lleno y complacido.

El pensamiento deja sus mejillas y sus orejas coloradas y se lame los labios nerviosamente mientras JongIn continúa mirándolo desde la cama.

El cabello desordenado le otorga un aspecto salvaje y KyungSoo quiere tanto pasar su mano por sus hebras, apretarlas y tirar de ellas hasta convertirlo en un desastre.

—Ven aquí, KyungSoo —le ordena el mayor y KyungSoo se agita y el nudo en su estómago se tensa ante la demanda obvia en su voz—.

No lucha contra él y, en cambio, deja caer el saco y la corbata al suelo, se quita los zapatos, que ha olvidado dejar en la entrada, y se deshace del resto de la ropa sin perderlo de vista.

JongIn sigue todos sus movimientos con la mirada y KyungSoo nota cómo se expanden sus fosas nasales y lo huele profundamente, como si se tratara de un adicto que le necesita para poder vivir.

Siente que está siendo tocado aún cuando JongIn no se ha movido de su lugar, y cuando se encuentra completamente desnudo es como si hubiera liberado el último pero y la última excusa de su mente. Se presenta libremente ante él así, sin ataduras, de la forma mas natural que puede, y no duda en caminar hacia él cuando sus brazos se abren para recibirlo en su pecho.

Se abrazan de esta manera, y el contacto de la piel contra la piel es increíblemente bueno. Es reconfortante e íntimo y le hace vibrar contra su cuerpo fuerte. KyungSoo, abrazado de esta manera, se siente protegido, importante, tan valioso.

JongIn le acaricia la espalda y el recorrido le brinda paz a pesar del suave estremecimiento y, ah, él huele tan bien. Todo se siente tan correcto.

Como si su propósito de vida fuera estar así, entre los brazos de JongIn, completamente desnudos y compartiendo calor. KyungSoo no puede pensar en otro lugar en el que quiera estar, no en ese momento.

—Llegaste —susurra contra su pelo y sus dedos se hunden en su piel—. Hueles tan bien; tu aroma me está volviendo loco. Te deseo tanto.

JongIn suena peligroso. Su voz es temblorosa, va desde lo humano hasta lo animal y el tono ronco y los largos dedos hundidos en su piel eriza deliciosamente los vellos de su cuerpo.

Esta también es la primera vez que me siento tan deseado. Nunca creí que existiría alguien que anhelara mi cuerpo con tanta intensidad, que me encontrara tan deseable e irresistible. JongIn ha llegado a mi vida para redefinir los conceptos de "lo normal" que había impuesto en mí.

En ese entonces creía que no podría encenderme con nada mas que la suavidad y la timidez clásicas de un omega, pero ahora, en este justo instante, siendo abrazado y sostenido por los planos duros y firmes de este cuerpo amplio, no puedo pensar en nada mejor. No puedo no excitarme y emocionarme intensamente. Quiero continuar, muero por hacerlo; yo también le deseo tanto, tanto.

A pesar de la comodidad que le confería su pecho, KyungSoo alejó su rostro y alzó la mirada para encontrarse directamente con la de JongIn; se hundió en el chocolate profundo y extendió una de sus manos para acariciarle una mejilla cálida y suavemente. JongIn suspiró con deleite, entrecerró sus ojos en su dirección y KyungSoo sonrió tranquilamente a pesar del aceleramiento de su corazón y el sudor que comenzaba a correr por su cuello y los laterales de su rostro.

—También te quiero... te necesito, Jong. Muchísimo —sin darse cuenta, JongIn se había inclinado lentamente hacia él a tal punto que su aliento impactó contra sus labios y sus ojos se deslizaron inevitablemente hacia su tentadora boca—. Muchísimo...

Y con esto, JongIn se había deshecho por completo de la distancia que los separaba y lo besó profunda e intensamente en la boca.

Fue un contacto nada mas que impresionante, avasallador, le robó el aliento y encendió las últimas y pocas chispas que se habían mantenido apagadas en su interior. KyungSoo gimió con deleite y placer y apretó su abrazo alrededor de su espalda definida mientras movía sus labios contra los suyos.

Eran suaves, húmedos, casi aterciopelados contra su boca, y tan adictivos. Ahora que los había probado, KyungSoo no podía pensar en alejarse, no podía pensar en abandonar esos labios y cambiarlos por un par diferente. Y le encanta, le fascina; siente como flota y se sumerge en las lagunas del placer y la lujuria cuando la lengua de JongIn se desliza dentro de su boca y los dientes se aferran a su labio inferior con fuerza antes de volver a absorberlo y tomar todo lo que lo conforma.

KyungSoo tomó una inhalación profunda cuando JongIn finalmente se alejó de su boca, soltó un quejido cuando él lamió sus labios y se derritió por completo cuando volvió a besarlo.

Como lo había esperado, JongIn era demandante, lo besaba con posesividad y seguridad; incluso cuando había entrado en la rutina, él era perfectamente consciente y estaba trabajando arduamente para enloquecerlo, para hacerle olvidar todo y sumirlo en su pasión. Y él lo consiguió sin ningún tipo de esfuerzo. KyungSoo había caído definitivamente por él.

Alejándose nuevamente, KyungSoo cerró los ojos y fue víctima de los besos de JongIn sobre su cuello, en la línea de su mandíbula y su garganta. Su lengua recorrió su piel caliente, obtuvo su sabor en su paladar, y luego fue reemplazada por sus dientes, que apretaron la carne amablemente antes de dejarla ir con un beso que pareció increíblemente dulce en medio de todo aquello.

KyungSoo se abrazó a su cuerpo, y en lugar de separarse (como lo habría hecho hace unos meses), se acomodó sobre el cuerpo de JongIn para estar mas cerca de él. Esto lo llevó a encontrarse a sí mismo sentado en el regazo de su esposo, con su pene rozando el sexo palpitante e hinchado del mayor, y su abdomen al ras del bien formado y constituido de JongIn. Suspira largamente y, como había querido hacer desde el momento que lo vio, llevó una de sus manos a su cabello y lo apretó entre sus dedos.

Es suave, es lo primero que piensa, sedoso y saludable. Clásico en un hombre que cuida su cuerpo y su aspecto; definitivamente JongIn ha sido dotado de buenos genes.

JongIn gime con la llegada de la nueva cercanía y lleva sus manos a su trasero, lo aprieta y KyungSoo se arqueó contra él en respuesta.

—Eres tan hermoso; me encantas, KyungSoo.

KyungSoo apretó aun mas su agarre en su cabello y ronroneó con complacencia ante sus palabras.

Lo alejó entonces de su cuello y, en cambio, lo atrajo para un nuevo beso demoledor. Fue la premisa esperada para que JongIn afirmara su agarre a su alrededor y les diera la vuelta sobre la cama. KyungSoo gimió cuando sintió el peso de su esposo sobre su propio cuerpo y de forma instintiva abrió las piernas para dejarle hacerse con un lugar entre ellas.

JongIn no perdió el tiempo y lo hizo; de esta forma ellos se encontraron mas cerca que nunca y KyungSoo suspiró cuando JongIn comenzó a frotarse contra él, sus sexos bien apretados uno contra el otro compartiendo líquido preseminal y calor. 

Se besan una vez más, luego otra y otra vez y KyungSoo siente los labios hinchados y sensibles cuando JongIn se aleja y comienza su recorrido por sus hombros, su pecho y su estómago. Su lengua se desliza sin descanso sobre su piel, rodea sus pezones y los dientes los apreta; KyungSoo lloriquea cuando JongIn succiona un pequeño botón y lo lame nuevamente antes de tirar de él; finalmente coloca una de sus manos sobre el dorso de la de JongIn, esa que se encuentra en su otro pectoral y que masajea agradablemente la carne, y la apreta aun mas contra su pecho.

No sabía que era tan sensible en esa zona, y ahora que lo ha descubierto no quiere dejar de tener de esa sensación picante que le atraviesa como un rayo. Le gusta, ama rápidamente cómo JongIn lo hace todo mas húmedo para él, cómo su lengua lo toma y sus dientes le llevan a ese lugar delicioso entre el placer y el dolor.

JongIn lo deja ir con un suave "plop" y lo mira con una sonrisa lobuna que le sienta de maravilla a ese rostro estúpidamente bien esculpido. Los dedos largos y masculinos de su esposo apretaron el pezón con el que había estado entretenido y jugueteó con la punta alegre con su uña, y Dios, KyungSoo no pudo no abrazarlo con ambas piernas y atraerlo a su cuerpo desesperadamente en un impulso de placer.

—Tan sensible. Siempre tuve la sospecha de que serías este tipo de hombre. Una vez que todo se ha ido, tú eres libre y tan pasional, tan sexy y lujurioso. Un amante tan entregado y excepcional.

—Estás en una rutina, ¿cómo eres capaz de hablar tanto? —dijo porque de repente se sentía avergonzado y sus talones se hundieron aun mas en sus caderas en un intento torpe por crear algún tipo de distracción—. Calla y hazte cargo de mí, si no lo haces me iré.

Era mentira, ambos lo sabían, pero los ojos de JongIn brillaron con un tinte de malicia y sus cejas se alzaron de una forma que no debería ser tan atractiva.

—No, no irás a ninguna parte, nene, me aseguraré de eso.

Después de decir aquello, JongIn se apoyó en sus antebrazos y dio rienda suelta a una intensa fricción que le dejó gimiendo y jadeando en su lugar. Hundió sus dedos en los planos de su espalda y apretó sus piernas desesperadamente alrededor de sus caderas; con los ojos cerrados todo pareció mucho más intenso, KyungSoo se deshizo de la timidez y gimió, lloriqueó y maldijo todo lo que quiso.

Se habia convertido en un desastre lamentable, pero, mierda, no le importaba. Lo único que podía sentir y experimentar era la satisfacción y la felicidad que solo un buen amante puede provocar.

JongIn hundió su nariz en su cuello cuando su aroma salió de su cuerpo en oleadas llenas de intensidad y fortaleza y gruñó mientras lo mordisqueaba y frotaba su mejilla contra su glándula de olor como sólo un compañero lo haría con su pareja. El mayor se impregnó fácilmente de su aroma y esto creó un nuevo tipo de satisfacción y posesividad dentro de él.

Su marido olía a él, a su excitación, a su calor, estaba completamente lleno de KyungSoo, le pertenecía.

Sus uñas se arrastraron sobre la carne bronceada y sus caderas se alzaron para encontrarse con una embestida entrante. JongIn gimió, un sonido grave y rico, y KyungSoo se movió y encerró una porción de su garganta en su boca; lamió la piel y tarareó ante el sabor del sudor, luego la arañó con sus dientes y, finalmente, la chupó con fuerza hasta dejar un pequeño hematoma.

KyungSoo sonrió orgullosamente al verla y luego atrajo el rostro de JongIn para volver a besarlo con entusiasmo.

Luego de una intensa sesión de besos, JongIn se aleja, sale del agarre de sus piernas y lo toma de la cintura para darle la vuelta. De esta manera se encuentra con el pecho contra el colchón y el culo en popa, y sus mejillas se enrojecen furiosamente ante la explícita postura.

Es instintivo; él mismo había colocado a sus amantes de esta manera cuando la rutina llegaba, todo debido a un impulso de dominación y poder clásicos en un alfa, así que era natural que JongIn siguiera las demandas de la voz en su interior. No obstante, era la primera vez que KyungSoo se encontraba en una posición tan comprometedora, tan sumiso y expuesto, y algo se retorció en sus entrañas al darse cuenta de ello.

No sabe si le agrada realmente, y aunque había estado perfectamente bien con todo lo que habían hecho hasta ahora, aun hay un vago sentimiento de oposición que le insta a levantarse y colocar a JongIn en su lugar para mantener una pizca de dominio. Una mano se coloca en el centro de su espalda, sin embargo, y le niega la posibilidad de moverse. El gruñido de JongIn llega un momento después y KyungSoo gruñe por lo bajo contra la almohada.

—Quédate quieto, KyungSoo, te quiero así. Es una orden —su voz ronca y peligrosa le provoca un estremecimiento completo y la fuerza de su demanda junto a su toque firme le impiden apartarse—.

Él lloriquea en respuesta, como un pequeño cachorro apaleado, y se obliga a relajarse contra el colchón. Viendo que no va a volver a reaccionar negativamente, JongIn aparta su mano y encierra una de sus nalgas en un puño apretado que le hace gemir.

—Buen chico.

Siente como arden sus orejas y hunde el rostro en la almohada mientras las manos de JongIn tantean su generoso trasero con aparente adoración.

—Tienes un culo precioso, corazón. Me tomará muy bien.

KyungSoo no respondió, pero hay una llama ardiente en su estómago que lame todo a su paso y lo incendia exitosamente. Siente como un hilo de líquido preseminal escapa de la punta de su miembro y cae sobre las sábanas arruinadas, y  entonces, mientras todo esto ocurría y pensaba profundamente en lo extrañamente bien que se sentía que JongIn lo dominara, se sobresaltó cuando un dedo lleno de seguridad y confianza recorrió la línea de separación de sus nalgas.

Giró su rostro y le vio embadurnándose la mano con lubricante; cuando termina, JongIn lo mira y sonríe de forma ladina para él.

Es un depredador en este punto y KyungSoo es su presa.

—Tendrás que relajarte a partir de ahora, cariño, será un trabajo profundo.

JongIn no le había mentido.

KyungSoo había estado empuñando las sábanas desde que el primer dedo entró en él y su rostro se había bañado en un profundo carmesí desde entonces. Era raro, incómodo y dolía un poco.

Él no estaba hecho para hacer esto, sus hormonas, su cuerpo, todo le pertenecía a un alfa común. No habría una mancha natural saliendo de su trasero ni un aflojamiento fácil de sus paredes; si JongIn quería hacer esto, tendría que atenderlo como se atendería a un beta.

Al menos hasta que sus feromonas cambien mi cuerpo con el tiempo.

¿Con el tiempo? ¿Haremos esto fuera de la rutina?

Los dedos de JongIn se curvaron, KyungSoo maulló con agudeza y sus piernas temblaron violentamente en respuesta. ¡Jesús! ¡¿Qué había sido eso?! JongIn volvió a rozar ese punto en específico en su interior y las cejas de KyungSoo se arrugaron, su boca se abrió y esta vez es un jadeo el que escapa de su garganta.

JongIn lo masajea constantemente en ese lugar, la otra mano frota la delicada piel de su perineo y rápidamente tiene a KyungSoo lloriqueando sobre la cama, lágrimas formándose en las esquinas de sus ojos y sus caderas echándose hacia atrás para obtener un poco mas de aquello.

Es tan bueno, tanto que quiere más.

Sigue siendo raro para mí, no había hecho esto en mi vida, pero puedo entender por qué a los omegas les gusta tanto. Ahora que sé cómo se siente, no quiero dejar de hacerlo.

—Más profundo... más, por favor... JongIn...

JongIn gruñó y KyungSoo recibió su cuerpo sobre el suyo con un pequeño ronroneo. Estaba caliente y tenso, y KyungSoo sabía que no tardaría en abandonarse por completo al alfa y ceder a sus impulsos.

Él, acalorado y ansioso, estaba esperando por ello con desesperación.

El brazo de su esposo lo abrazó por la cintura, lo colocó en la posición correcta y besó cálidamente su mejilla.

—Lo haré ahora, KyungSoo... relájate.

KyungSoo luchó nuevamente contra sus instintos y cerró los ojos mientras aguardaba con cierta impaciencia.

Sus oídos se agudizaron y su piel se volvió sensible cuando JongIn se acomodó adecuadamente en su lugar, se mordió el labio inferior al sentir la presión contra su entrada y finalmente jadeó sonoramente cuando JongIn se empujó en su canal.

Era grande, ya lo había visto pero ahora lo sentía en sus entrañas; le abría completamente, le llenaba por todas partes; le arrebató el aliento y le dejó sollozando y temblando bajo su cuerpo.

Duele... duele mucho, pero soy débil ante él y no puedo apartarme. Me ha sometido por completo a su voluntad. Me ha hecho suyo, y ahora no puedo hacer mas que aceptar todo lo que me da

Una vez se ha asentado definitivamente en su interior, JongIn gime y junta su mejilla contra la suya. No hay un solo centímetro de separación entre ambos, así que KyungSoo se siente sofocado por su calor y el de JongIn juntos.

El fuego arde en sus entrañas, en cada pequeño espacio de su cuerpo, lo recorre y le hace sudar y respirar con agitación. Siente esa presión conocida en su bajo vientre, el tirón casi doloroso en su masculinidad, la agudeza de sus sentidos, el aroma intensificándose y el deseo creciente. La rutina finalmente ha golpeado y KyungSoo quiere mucho más, lo quiere todo.

Rápidamente se ha vuelto una necesidad.

Olvida el dolor y la incomodidad y mueve sus caderas contra las de JongIn. Esto le provoca un gruñido satisfactorio y le lleva a buscar mucho mas de aquella sensación de plenitud.

Le encanta, le encanta sentirse lleno, le encanta tomar a su esposo de esta manera, le encanta cómo su canal se expande para recibirlo, como su aliento queda atrapado en su garganta cuando llega mas profundo de lo que había esperado. Se desconoce, realmente lo hace, pero sabe que no está mal.

Piensa que, mientras sea con JongIn, todo esto está bien, que es perfectamente correcto.

—Tan desesperado... no te agites demasiado, querido, me encargaré por ti —murmuró su marido contra su oído y sus dientes se cerraron en su lóbulo antes de que su cuerpo fuera impulsado hacia adelante con la llegada de una embestida profunda—.

KyungSoo ahogó un grito en la almohada mas cercana y rápidamente se vio sacudido una y otra vez, veloz e intenso, por el movimiento experimentado de su esposo.

Sus golpes fueron fuertes y certeros, iban mas allá de lo que habría imaginado, de sus torpes intentos por hundirlo en su interior. Llegaba a lugares desconocidos de su cuerpo, obligaba a sus músculos a extenderse para tomarlo cada vez, le doblegaba.

Es bueno así, justo así.

KyungSoo había entrado en un éxtasis profundo. La mezcla perfecta entre sus aromas, los sonidos obscenos de sus cuerpos impactándose cada vez, el olor de la lujuria y la pasión y el chirrido de la cama, todo hicieron de él un hombre débil que sollozaba continuamente, que gemía y jadeaba por la intensidad de todo.

Y era tan sensible, tanto. Su piel ardía casi dolorosamente ahí donde se tocaban, donde JongIn le besaba para obsequiarle un poco de afecto en medio de todo el descontrol, sus pequeños capullos estaban hinchados y sus piernas temblaban. Débil y maleable; JongIn podía hacer con él lo que quisiera tan fácilmente.

—Es bueno... tan bueno, JongIn... tanto —confesó entre sollozos, con las lágrimas corriendo desesperadamente sobre sus mejillas coloradas y su canal apretando la dura carne ardiente y palpitante en su interior—.

Su esposo lamió una línea lenta y provocativa en su hombro y sus dientes encerraron una porción de piel de la zona; mordió con fuerza, hasta crear una marca, y KyungSoo se arqueó y agitó bajo él. Una embestida impresionante llegó inmediatamente después y KyungSoo gritó con desesperación al sentirla en lo mas profundo de su ser.

—Te sientes increíble, mi amor. Me tomas tan bien... eres bueno para mí. Mi pequeño buen chico.

Gimoteó ante sus palabras, ante los halagos, y su alfa se derritió por completo cuando la mano amplia de su marido rodeó su pecho y lo apretó aun mas contra él. No era posible, pero JongIn lo intentó, y era eso, esa pasión desmedida lo que le excitaba tanto, lo que le enloquecía y marcaba la diferencia con los demás.

Un amante tan bueno, un hombre que era suyo. KyungSoo no podía no entregarse, no sentirse de esta manera. Lo quería, lo deseaba a su lado para toda su vida.

No piensa en la fuerza y la importancia de estas palabras y se centra en su vaivén, en el golpeteo de las pesadas bolas contra sus nalgas y el engrosamiento del sexo que le abre y le parte en dos.

Se está formando un nudo y esto trae un nuevo tipo de consciencia y emoción a su pecho y su mente. Piensa en lo bien que se sentirá cuando lo ordeñe por completo, en lo lleno que estará, cómo su estómago se hinchará por la semilla de su alfa, y esto lo lleva a su propio punto álgido.

Vibra bajo él, tiembla y respira agitadamente y un nuevo golpe le hace arquear la espalda y desbordarse completamente contra su abdomen y su pecho. Llora ante la intensidad de su clímax y acepta la hipersensibilidad que lo aborda cuando JongIn no se detiene y sigue obstinadamente en su empresa de hacerle suyo.

Se deja caer por completo en su agarre, sintiéndose débil y desgastado, y susurra su nombre constantemente, con cada nuevo movimiento. Finalmente cierra sus ojos con fuerza cuando JongIn se empuja por última vez y grita abiertamente cuando el nudo se hincha exitosamente, expandiéndolo aún más y enganchándose en ese exquisito lugar en su cuerpo.

Hay unas cuantas lágrimas que se escapan y corren por su piel y un temblor constante que le sacude cuando chorro tras chorro generoso de semen le llenan. JongIn se encuentra gimiendo, un sonido rico, grave y enloquecedor, y se deja caer completamente sobre él, deshuesado sobre la cama mientras continúa deshaciéndose en su interior.

En algún punto JongIn los acomoda para que se encuentren acostados de lado sobre el colchón y KyungSoo suspiró y se acurrucó contra el cuerpo cálido y protector de su marido mientras este le besaba el cuello y los hombros.

El calor había bajado con el primer encuentro intenso y fructífero entre ellos, así que KyungSoo sonríe y gira la cabeza para recibir uno mas en su boca.

JongIn lo complace de inmediato y comparten un beso lánguido y cuidadoso, el primer beso gentil entre ambos, y es perfecto. Es atento, es cariñoso, perfectamente dulce y único, y, Dios... le quiere. KyungSoo finalmente lo acepta y se siente bien con ello.

Se alejan con una pequeña sonrisa cómplice llena de satisfacción y JongIn acomoda su mejilla contra la suya mientras descansan ahí, abrazados sobre la cama en medio de la intimidad del momento.

—Gracias por venir, KyungSoo, y por hacer esto. Significa mucho para mí.

KyungSoo se mantuvo en silencio por un momento, y luego de no encontrar una razón lo suficientemente aceptable para reprimirse, le dijo con suavidad y honestidad:

—No es necesario que agradezcas, Jong. Como mi querido esposo, tú eres mi prioridad.

JongIn aguardó por un instante y luego rió dulcemente en su oído. Apretó su abrazo a su alrededor y KyungSoo soltó un suave "ow" cuando su nudo se movió en su interior.

—Es bueno saberlo. Mi esposo... mi esposo puro y dulce.

KyungSoo se sonrojó, esta vez a causa de la timidez y la complacencia, y una sonrisa contenta llenó sus labios.

Cerró los ojos, y sintiéndose profundamente feliz y entusiasmado, descansó en el abrazo de su marido, de su alfa, hasta que el llamado de la rutina los despertó nuevamente.

. . .

Todo lo que había sucedido entre ellos provocó que su relación se profundizara. Era inevitable.

KyungSoo se había vuelto aún más cercano a JongIn, lo tocaba abiertamente, le miraba largamente y, sin darse cuenta, sonreía como un idiota al encontrarlo entrañable y hermoso. Había caído, lo sabía, finalmente lo había hecho, y JongIn era consciente de ello.

La rutina los acercó, los volvió íntimos y extremadamente confiables. Las pequeñas barreras que quedaban entre ellos habían sido destrozadas y ahora podían mirarse libremente, sin impedimentos.

KyungSoo no se había sentido tan feliz en mucho tiempo. También se siente liberado.

Había pasado casi un año para ello, y estaba contento de que finalmente haya podido dar un paso adelante y permitirse sentir algo más que tristeza y culpa. La sanación, después de todo, era indispensable para cualquier persona. Él no era la excepción.

La intimidad trajo consigo una atención aún mas aguda, una dinámica mucho más cómplice y unos cuantos besos que le dejaban con el corazón acelerado y las mejillas sonrojadas. Parecían un matrimonio verdadero ahora, un par de amantes que se habían aceptado y abrazado y que eran muy felices juntos después de haber soportado fuertes tribulaciones.

Fue maravilloso. La perseverancia y el perdón pueden crear cosas realmente fascinantes y hermosas.

KyungSoo sonrió ante el reflejo que le brinda el espejo de su nueva habitación, la que ahora comparte con JongIn, y se alisó el saco con un asentimiento.

Se encuentra en perfecto estado: pulcro y elegante, nada más que adecuado para el evento de esta noche.

La puerta se ha abierto repentinamente y un momento después JongIn entra acomodándose los gemelos en los puños del saco negro, lo mira por encima de sus pestañas y sus cejas se arquearon con sorpresa y satisfacción al verle. Un momento después hay una sonrisa hermosa que le deja entusiasmado y termina de acercarse para verle correctamente.

—Wow, qué guapo. El azul te queda increíblemente bien, dulzura —lo halagó con reverencia y la propia sonrisa de KyungSoo se amplió. Un momento después recibe un beso dulce y él es el hombre más feliz del mundo—.

—Gracias, Jong; tú también te ves muy guapo.

—Aunque no tanto como tú. Estaré celoso porque sé que serás admirado por todos durante la celebración. Serás la estrella de la noche, de eso no hay dudas.

KyungSoo lo golpeó sin una fuerza real y JongIn detuvo su puño con una sujeción cuidadosa, llevó su mano a sus labios y besó devotamente el dorso.

—Eres tan halagador.

—Solo por ti, bebé. ¿Ya estás listo? Si partimos ahora llegaremos a tiempo.

KyungSoo asintió y se alejó para tomar su billetera y el celular, se los mostró antes de guardarlos en los bolsillos de su traje y se reunió con él una vez más.

—Listo. Vámonos.

Salieron de la casa tomados de la mano y con ambas bandas de oro blanco alrededor de sus dedos. KyungSoo las miró con cariño y siente ese dulce tirón en su corazón que le llena de orgullo y fascinación.

Su esposo era guapo, exitoso, paciente, dulce, tenía un corazón precioso, un aroma agradable y un par de manos protectoras y fuertes capaces de sostener a cualquiera que tuviera su afecto. Era una gran persona, y estaba tan orgulloso de tener a KyungSoo en su vida.

Él parecía feliz y complacido incluso cuando KyungSoo veía su anillo de bodas con desdén y amargura, y ahora, por fin, él podía experimentar la misma emoción que su alfa.

Fue difícil, pero estoy tan contento de estar aquí, a la par de él. Somos iguales en este punto. Es ideal.

Suben al auto de lujo de JongIn y no hay tráfico que los detenga demasiado a esa hora de la noche. JongIn mantiene un agarre seguro sobre el volante con una mano mientras la otra sujeta su muslo con firmeza y posesividad y KyungSoo tararea con la vista clavada en la ventana a su lado y acepta el contacto con completa naturalidad.

De esta manera, antes de darse cuenta, están en las afueras del hotel donde se llevará a cabo la fiesta de celebración por un gran contrato exitoso para los Kim. JongIn detiene el auto y bajan del mismo cuando el botones llega para llevarlo al parqueadero; JongIn le entregó las llaves sin mucho problema y se reunió con KyungSoo rápidamente.

Él le había estado esperando pacientemente y sonrió cuando extendió su brazo en su dirección para que KyungSoo lo tomara. Lo hizo, y de esta forma, como una pareja casada llena de prosperidad, caminaron hacia la entrada del hotel.

Las miradas de todos los invitados se posaron sobre ellos y los aplausos comenzaron para darles la bienvenida. Hubo un par de fotos que aparecerían en los periódicos y el internet y JongIn los condujo adentro para comenzar con los saludos y las conversaciones breves.

Es aburrido; las celebraciones de este tipo siempre suelen serlo. Se trata de zalamería, de sonrisas que van desde las más reales hasta las más falsas y algunas peticiones para llevar a cabo nuevos proyectos. Esto durante cuatro o cinco horas.

Agotador.

Era una fortuna que KyungSoo estuviera acostumbrado a ello debido a su propio negocio y que él realmente fuera paciente y tranquilo. Además, quería dar una buena cara como marido de JongIn. Estar a la altura de su esposo no era opción, tenía que hacerlo. En este punto, cuando le quería y le enorgullecía estar con él, era una necesidad.

Para verlo sonreír de esa manera, para verlo feliz.

Habían estado saludando y caminando por el salón por un tiempo y ahora se habían detenido para hablar con algunos socios de JongIn. KyungSoo se mantuvo obstinadamente a su lado, con una de las manos de su marido anclada firmemente en su cadera, mientras bebía una copa de champagne.

Es entonces, cuando están en medio de eso, que siente un aroma bastante conocido que le deja paralizado en su lugar. Parpadeó, apretó la mano alrededor del cristal de la copa, y giró el rostro con sorpresa.

Y, efectivamente, ahí estaba.

Byun BaekHyun.

Los labios de KyungSoo se abrieron con sorpresa y su corazón dio un vuelco cuando el omega sonrió en su dirección. Él se veía hermoso en ese traje color crema, con el cabello rubio bien peinado y la piel brillando saludablemente. Parecía un verdadero ángel, todo rasgos suaves y cariñosos, y KyungSoo se encontró a sí mismo devolviéndole la sonrisa.

Un momento más tarde hay otro aroma, más fuerte y demandante que reconoce de inmediato a pesar de no haberlo sentido en un tiempo, y al ver a la derecha, halla a Park ChanYeol, el amigo insoportable de JongIn, rodeando a BaekHyun por la cintura (de una forma no muy inocente y que se iba más bien por lo romántico y lo íntimo) con el ceño fruncido en su dirección.

La sonrisa se borra de inmediato y KyungSoo se siente un poco incrédulo al respecto. ¿Cómo se habían conocido? ¿Cómo habían terminado juntos ellos dos? ¿En qué momento sucedió todo eso? Estaba tan sorprendido.

Como una pareja se acercan a ellos y, notando que su atención había cambiado, JongIn también gira para ver qué ocurría. Hay una gran e inmediata sonrisa al ver a su mejor amigo y no tarda en despedirse de sus socios y acercarse a ellos con KyungSoo aún siendo tomado posesivamente de la cadera.

—¡Hey, ChanYeol! Realmente estás aquí.

—Te dije que vendría, imbécil. Felicidades por tu buen negocio.

—Gracias, hermano.

—Oye, te presento a BaekHyun; hemos estado saliendo por un tiempo.

JongIn pareció reconocer el nombre porque le lanzó una mirada incierta a KyungSoo que duró tan solo un momento antes de estirar la mano hacia el omega con la intención de apretarla.

—Hola, BaekHyun, soy Kim JongIn y es un placer conocerte. ¿Conoces a mi esposo?

Los ojos de BaekHyun brillaron cuando lo miró y una de sus mejores sonrisas, esa que estaba llena de afecto y calidez, se hizo presente en su rostro.

—Sí, lo hago. Lo siento, ¿pero sería maleducado de mi parte si pudiera hablar a solas con KyungSoo?

JongIn y ChanYeol los miraron, y aunque había un obvio rechazo formándose en el rostro de ChanYeol, este lo soltó cuando JongIn estuvo de acuerdo. Le dio un beso que era demasiado intenso para una reunión social como esta y KyungSoo rodó los ojos ante el obvio movimiento de advertencia.

BaekHyun se alejó con las mejillas arreboladas y rió nerviosamente antes de separarse de su cuerpo y acercarse a KyungSoo. Así, KyungSoo le dio una sonrisa a JongIn, permitió que este le diera un pequeño beso en la frente y caminó junto a BaekHyun hacia un lugar apartado que les diera privacidad.

Lo encontraron en uno de los balcones desocupados. Ahí podía ver el salón y a su esposo charlando con su amigo y también era capaz de sentir la brisa fresca golpeando su rostro y aclarando sus ideas.

BaekHyun le dio un momento para procesar los nuevos acontecimientos, y cuando notó que se había relajado finalmente, colocó una mano en su espalda y le sonrió cuando KyungSoo apartó su mirada de su alfa y se enfocó en él.

—¿Cómo has estado, KyungSoo? —fue lo primero que preguntó y KyungSoo no pudo no sonreír ante la familiaridad que le producía su preocupación—.

—Estoy bien. Veo que tú también lo estás —su examante pareció avergonzado, pero él no dejó de mostrarse feliz y eso fue suficiente para hacerle sentir bien—.

—Sí, es así. ChanYeol ha sido muy bueno conmigo.

—Me alegra mucho escuchar eso.

—Gracias —BaekHyun se mantuvo en silencio por un momento antes de preguntar:—. ¿Qué tal JongIn? ¿Te trata bien?

El cariño llegó inmediatamente después de escuchar el nombre de su esposo y es bastante consciente de que lo ha dejado ver en su expresión y su lenguaje corporal. No le importa, sin embargo, porque no puede ni quiere reprimir sus sentimientos.

—Él es un marido ejemplar. Nunca creí que existiría un alfa como él, pero resulta que es así y lo tengo justo a mi lado. Me hace muy feliz, BaekHyun.

KyungSoo pudo oler la sorpresa entintando el aroma dulce del omega y al y verle encontró un par de ojos ampliados y unos labios entreabiertos. Era adorable, KyungSoo creyó que era entrañable, así que no dudó en estirar la mano y apretar la punta de su nariz juguetonamente.

BaekHyun parpadeó al sentir la presión y acarició la zona cuando KyungSoo retiró su mano, luego acomodó su expresión a algo más tranquilo y natural y murmuró con absoluta seguridad:

—Lo amas.

KyungSoo se detuvo y se quedó quieto por un momento; su corazón comenzó a correr a toda marcha y su alfa se retorció en las profundidades de su ser.

De repente se sintió tan emocionado. No lo había pensado antes, simplemente aceptó sus sentimientos con naturalidad, sin colocar nombres ni etiquetas, pero ahora que BaekHyun lo había dicho, todo pareció calzar en su lugar.

Lo amaba. Dios, lo amaba. Después de tanto tiempo él podía aceptarlo y decirlo con libertad, y eso era tan bueno. Tanto.

—Sí —respondió sin tapujos, con certeza, y BaekHyun parpadeó torpemente ante su intensidad—. Sí, lo amo.

—Comprendo —BaekHyun permaneció en silencio por un momento, pensando en todo lo que estaba sucediendo y lo que le había dicho, y cuando se sintió más tranquilo y seguro, preguntó con delicadeza;—. ¿No fue difícil para ti? Estar con un alfa, quiero decir. Nunca tuviste ese tipo de gustos.

KyungSoo volvió a mirarlo y ahí, en su rostro dulce, encontró la incertidumbre y las dudas a pesar de que él quería ocultarlo con todas sus fuerzas, y KyungSoo pensó que era innecesario. Todo aquello lo era. No lo dijo, por supuesto, y, en cambio, se encuentra respondiendo su pregunta con calma.

—Fue más difícil establecer nuestra relación después de todo lo que había sucedido que aceptarlo como pareja. Nunca me molestó que fuera un alfa, JongIn no me dio tiempo para dudar. Siempre fue perfecto de alguna forma y mi alfa jamás se vio amenazado ni comprometido por estar con él. Nuestro matrimonio es cómodo, es pacífico y muy saludable. En este punto puedo decir con seguridad que aceptar su oferta ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida.

Sabe que fue un poco idiota al decir aquello por lo que implicaba, pero era cierto, cada una de sus palabras estaba cargada con una honestidad aplastante, y creía que BaekHyun podía saberlo. Para hacerle salir de dudas y que no hubiera inquietud en su corazón, él lo dijo.

BaekHyun lo miró largamente y luego de lo que pareció una eternidad, asintió comprensivamente.

—Ya veo... bueno, me hace sentir muy bien saber que pudiste seguir adelante. Honestamente siempre temí que te quedaras estancado en el pasado y no pudieras continuar. Siempre fuiste ese tipo de personas con grandes valores y un enorme sentido de la responsabilidad... es tan agradable saber que has restablecido tu vida junto a un buen hombre. Me deja con mucha paz, KyungSoo.

KyungSoo se sintió aliviado al escucharlo y un sentimiento cálido se instaló en su corazón. BaekHyun siempre sabía qué decir y cómo decirlo, siempre pudo hacer sentir confortados a los demás, era así de bueno, de gentil y confiable.

Sus sentimientos puros y el toque suave en su brazo le relajaron completamente y KyungSoo tomó su mano en respuesta y la apretó afectuosamente.

—Yo también me siento feliz al ver que eres feliz, BaekHyun. Siempre pensé en ti y no sabía si estaría bien vivir esta vida en calma cuando no sabía cómo te encontrabas. Verte hoy, encontrarte tan complacido y orgulloso, contento junto a ChanYeol, me ha dejado en paz, me ha hecho tanto bien. También continuaste y eso significa mucho para mí.

La sonrisa de BaekHyun se volvió amorosa, brilló en sus ojos, y KyungSoo aceptó con tranquilidad la caricia que coloca sobre su mejilla.

—Siempre eres tan bueno, KyungSoo... el amor siempre te ha hecho tan hermoso. Me alegra verte brillar de esta manera nuevamente. Por favor, sé muy feliz. Es lo único que puedo querer para una persona tan maravillosa como tú.

KyungSoo sonrió en respuesta, tomó la mano en su rostro y la llevó a sus labios para besar su dorso cariñosamente.

—Hazlo también, BaekHyun. Vive y sé dichoso con todo tu corazón.

.

KyungSoo suspiró cuando sintió el toque firme y seguro en su cadera y al volverse encontró el aroma tranquilo y fresco de JongIn invadiéndolo.

Sonríe ampliamente para darle la bienvenida y ronronea con complacencia al ser premiado con un beso lento y afectuoso en la boca. Se aferró a su cuello para mantenerse cerca de su cuerpo y volvió a sonreír cuando se alejaron para recuperar el aliento.

Choca la punta de su nariz con la de su esposo en un gesto cariñoso y juguetón y JongIn sonríe y aprieta su agarre ligeramente al verse complacido. Es entonces, cuando KyungSoo estuvo satisfecho con el contacto y se separaron definitivamente, que JongIn murmura:

—¿Estás bien?

KyungSoo asintió y lo miró a los ojos. No encontró incertidumbre en su alfa, ni dudas ni inseguridad, y eso lo hizo sentirse orgulloso. Hablaba de la confianza profunda de JongIn, y saberlo era gratificante.

KyungSoo lo premió con un dulce beso en la mejilla.

—Lo estoy. Ha pasado un tiempo desde la última vez que vi a BaekHyun, así que estábamos poniéndonos al corriente sobre todo. Ha sido bueno verlo y saber que está siendo bien cuidado por ChanYeol me deja tranquilo.

—Mnn. A ChanYeol realmente le gusta. Dijo que quería casarse.

—Eso está bien. BaekHyun se sentirá feliz cuando él le proponga matrimonio.

JongIn sonrió cálidamente, todo hombros hundidos y cuerpo relajado. Fue algo bueno que ver.

—Bueno, tendremos que encontrar un par de trajes para cuando eso suceda.

Permanecieron en un cómodo silencio después de eso y ambos se dedicaron a observar los jardines del lugar y las luces de los rascacielos de los alrededores con calma y tranquilidad.

Su corazón latía suavemente en su pecho y se relajó completamente bajo el toque afectuoso de JongIn. Pensando en ello, KyungSoo no podía encontrar un momento más adecuado y hermoso como este; se sentía tan bien, con todo en su lugar, sin pendientes que solucionar, sin incertidumbre en su corazón.

Incluso el aire era dulce, era amable. Todo fue perfecto, y la compañía de JongIn lo hizo mucho mejor.

Lo miró de reojo y el perfil masculino y atractivo de su esposo le dio la bienvenida. Era tan hermoso, con sus rasgos exóticos siendo indiscutiblemente llamativos y armoniosos en su cara, y una sonrisa suave se formó en sus labios.

Tan guapo. Tan mío.

Su alfa se retorció con la profundidad de sus sentimientos y su mano va directamente a la espalda de JongIn para acariciarlo cariñosamente, cargado de afecto.

Los ojos de JongIn cayeron sobre él y su suavidad y su amor fueron suficientes para provocarle un suspiro y una comodidad desbordante en su interior. Así pues, superado por todo lo que estaba ocurriendo y sintiendo en ese instante, KyungSoo tomó una inhalación silenciosa y susurró con todos sus sentimientos desbordándose en cada una de sus palabras:

—Te amo —JongIn pareció especialmente sorprendido, paralizado adorablemente en su lugar, y KyungSoo sonrió antes de repetirle con la misma emoción e intensidad:—. Te amo, JongIn. Sinceramente te amo.

La propia emoción de JongIn se reflejó en su mirada oscura, brilló hermosamente y le iluminó por completo. Le hizo más hermoso de lo que era normalmente, le hizo resplandeciente y fascinante.

Mi alfa... mi dulce y gentil compañero.

Finalmente JongIn sonrió, rodeó sus hombros y lo atrajo a su cuerpo para abrazarlo apretadamente. Su olor cargado de felicidad y dicha lo llenó y KyungSoo exhaló y cerró los ojos mientras se acomodaba en su amplio y cómodo pecho.

—También te amo, KyungSoo. Con todo mi corazón.

KyungSoo se apretó un poco más contra él y la sonrisa que vino después fue la más hermosa y brillante que había formado en mucho tiempo.

Finalmente le había encontrado el sentido a la vida, finalmente todo había sido dejado atrás. Sin peso ni incomodidad en su corazón y en su alma, él abrazó a su marido con fuerza, inhaló su aroma y lo recibió completamente, plenamente, en un gran lugar en su interior.

JongIn no salió de ahí y KyungSoo nunca le dejó ir.

Fue de esta manera por el resto de su vida.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top