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→Prompt: Autocontrol.
→Sinopsis: JongIn mantiene una lucha activa contra el deseo de mantener a KyungSoo, un hombre prohibido, a su lado (su dragón no estaba dispuesto a ponérselo fácil).
. . .
Los dragones son criaturas obstinadas por naturaleza; necios y tercos, orgullosos como ningún otro.
Se guían fácilmente del instinto a la hora de actuar y tomar decisiones importantes; cuentan con una gran afinidad a él. Esa parece ser la regla, y no sería un gran problema si JongIn no se encontrara sufriendo por ello en ese momento.
Es un dragón pura sangre y, además, es un guerrero de la manada. Sirve al líder del clan de forma directa; tiene poder, un tesoro que le hace sentir orgulloso y sentidos agudos que le han salvado la vida en más de una ocasión.
El tiene todo lo que un joven cachorro de su especie desearía, pero maldita sea, no está satisfecho. No ahora, al menos.
¿Existe una razón? Por supuesto. Una razón palpable y hermosa, además.
Do KyungSoo, el hermano menor del líder del clan, SeungSoo, y el omega con el que su maldita criatura se ha prendado.
Do KyungSoo es la clara personificación de sus deseos mas profundos, el despertar de sus pasiones secretas. La guerra lo había alejado de su rostro, le hizo perder sus años de crecimiento, y ahora, con JongIn pisando nuevamente tierras conocidas que evocaban el sentimiento familiar del hogar y la comodidad, el cambio lo había golpeado directamente.
KyungSoo era un omega hermoso.
Había crecido, no considerablemente, pero lo suficiente para resguardarlo en sus brazos; su piel, que nunca parecía querer tostarse, se hallaba igualmente limpia, de aspecto sedoso y hermosamente contrastante con la suya. Los labios regordetes se habían enrojecido y sus rizadas pestañas acentuaron la magnificencia de su mirada.
El cabello negro y largo bordeó su rostro dulce, suavizando sus rasgos, y su cuerpo fue un imán constante para sus ojos; él se había hecho con una cantidad generosa de curvas y de músculos firmes que llamaban a tocar, y JongIn tenía que respirar profundamente cuando obtenía un vistazo de sus caderas redondas.
Tan fértil. Es el mejor omega para ti. Tómalo.
La voz del dragón le atormentaba y sus sentimientos se encontraron constantemente en conflicto.
Le quería. Le quería tan mal.
No obstante, es un hombre prohibido, se dice constantemente en un vago intento por olvidar sus emociones, por callar al dragón e ignorar el tirón dolorosamente fuerte que lo arrastra nuevamente hacia KyungSoo.
Siendo el hermano del líder, era natural que KyungSoo fuera emparejado con otro líder o figura de igual estatus para armar alianzas. Y aunque ser guerrero significaba un gran honor y causaba admiración entre alfas y omegas, seguía manteniéndose en un repugnante nivel más bajo.
El pensamiento le hace gruñir y el sentimiento de inferioridad se instaló en su pecho. Nunca había ocurrido.
JongIn había estado bien con su vida y con lo que tenía antes de encapricharse. Solo con verle de nuevo entre túnicas suaves y con una sonrisa resplandeciente cargada de ilusión fue suficiente para que todo se desbaratara y se fuera directo a la mierda.
Lo quería. Lo anhelaba. Se sentía naturalmente atraído por lo prohibido, por lo hermoso, por lo delicado, y KyungSoo resultó ser todo lo que había estado buscando en una posible pareja.
Era un desastre.
Crecieron juntos, viéndose constantemente cuando JongIn debía reunirse con su líder, y sabe que en ese entonces sus ojos siempre se desviarían momentáneamente hacia el más joven de los Do; lo había asociado a los años de juegos y al afecto y al sentimiento de protección que nacerían naturalmente cuando se trataba de él.
Siempre pensando en el deber y en la amistad. Ahora, con KyungSoo finalmente convertido en un hombre adulto y listo para ser apareado, tener cachorros y formar su propia familia, todo se había intensificado, todo se había agudizado y sus deseos florecieron con fuerza en todo su cuerpo. Con esto, JongIn se sentía irremediablemente atraído, encantado.
Su dragón no entendía de razonamientos, no después de haber regresado a casa, no después de verlo, olerlo y tocarlo otra vez. Creía que le pertenecía, que KyungSoo era suyo, que debía llevar a cabo el proceso de cortejo y convertirlo en su omega.
Maldita sea.
Se echó el pelo hacia atrás y suspiró ruidosamente.
Las montañas de Longshang estaban oscurecidas con la llegada de la noche, inmensas masas de tierra tupidas con árboles frondosos que llamaban a la paz y la calma. Sobre su cabeza, grande y brillante, la luna hizo su aparición acompañada de incontables estrellas que adornaban el manto oscuro.
Debería ser la imagen perfecta para que su dragón finalmente dejara de lado su agitación, no obstante, no encontró consuelo en la privacidad de la noche.
El viento acarició la piel descubierta de sus brazos y movió las puntas de su largo cabello suelto, y con él llegó un aroma particular. JongIn cerró los ojos, inhaló profundamente y apretó la mandíbula cuando el deseo de tomar a esa persona en sus brazos se intensificó con su llegada. Escuchó los débiles pasos y el sonido de la hierba aplastada cuando el cuerpo pequeño y dulce de KyungSoo tomó un lugar a su lado y no pudo luchar contra el deseo de mirarlo.
Sus ojos se encontraron rápidamente con los de KyungSoo y el más hermoso tono de la rica miel relució al verlo. Los labios llenos, provocadores y de aspecto suave se alzaron de inmediato y las esquinas tiernas de sus ojos se encogieron con el alzamiento de sus mejillas. JongIn tuvo que hacer uso de todo su autocontrol para no estirar la mano y tocar la piel de su rostro, de su boca; fundirse finalmente en su sonrisa y probar el elixir de sus labios.
Fue un trabajo difícil. Tan difícil.
—¿Estás huyendo? —le preguntó con un tono divertido que no pasó desapercibido en medio del silencio; debería ser algo tonto (prenderse del tono de voz de alguien) pero JongIn lo había hecho y su corazón comenzó a latir a toda marcha al escucharlo—.
JongIn, a pesar de todo, sonrió y giró ligeramente el cuerpo para verle adecuadamente.
—¿De qué huiría exactamente?
—No lo sé; siempre vienes aquí cuando te encuentras atormentado y todo es demasiado. ¿Estás bien?
JongIn guardó silencio por un momento y simplemente lo miró a los ojos.
Era contraproducente lo mucho que este hombre lo conocía, como sabía sobre sus manías, sus costumbres y su manera de actuar. Era una desventaja clara y obvia para él; no obstante, no se siente amenazado ni molesto en absoluto. Simplemente hay un calor agradable en su corazón.
Quiero besarlo.
Apretó sus manos y, una vez más, luchó contra su impulso.
—No es nada —respondió finalmente—. Solo quería tomar un poco de aire; a veces es complicado estar solo en casa. ¿Por qué has venido tú, KyungSoo? ¿SeungSoo sabe que has salido?
La sonrisa de KyungSoo creció y su cuerpo apuntó directamente al suyo. Estaba acortando la distancia y su olor agradable y dulce flotó hacia él de forma natural e ininterrumpida. Lo impregnó por completo, lo llenó de él.
—SeungSoo sabe que soy un adulto y que puedo salir siempre que me mantenga en Longshang... además, estoy contigo. Mientras permanezca a tu lado mi hermano estará tranquilo.
—Eso es demasiado.
—No, no lo es. Tú siempre me has protegido y me has cuidado bien. Aunque nos separamos por mucho tiempo, ambos sabemos que tú nunca permitirás que me pase nada. Estoy a salvo contigo, siempre lo estaré.
KyungSoo estaba lleno de seguridad. No había ni una pizca de dudas sobre lo que estaba diciendo, como si fuera una verdad absoluta e inamovible.
Y era cierto. Todo era completamente cierto. Por KyungSoo, JongIn dejaría de lado su propia vida.
Se mantuvieron en un silencio cómodo y pacífico. La frialdad de la noche no causó estragos en sus cuerpos sobrenaturales y el viento hizo bailar el cabello de ambos. Podría ser perfecto si JongIn no se sintiera tentado a abrazar al hombre que le acompañaba, a romper las barreras que lo alejaban de su lado y a fundir su alma con la suya. Si no estuviera lleno de sueños y pensamientos que no debería siquiera considerar.
—SeungSoo quiere casarme —fue lo que rompió el silencio por segunda vez y JongIn sintió como todo su cuerpo se tensaba y apretaba dura y violentamente ante sus palabras, ante lo que implicaba—.
JongIn volvió a mirarlo y en sus facciones no encontró nada más que tranquilidad. Había borrado su sonrisa y sus ojos como la miel se enfocaban en las montañas ante ellos. Era hermoso, y luego de escuchar algo así, JongIn sentía la incómoda necesidad de tomarlo como tomaría algo valioso para hacerlo parte de su tesoro privado. Quería raptarlo y ocultarlo de los demás para que nadie notara la belleza y la hermosura de KyungSoo.
Para que nadie se atreviera a hacer lo que JongIn no era capaz.
—¿Y qué es lo que quieres tú?
KyungSoo se encogió de hombros.
—Siempre supe que esto sucedería tarde o temprano. Tuve mucho tiempo para aceptar que iba a ocurrir, así que lo hice. Te convertiste en un adulto antes que yo debido a mi fisiología, así que lo sabes mejor. Un omega siempre deberá casarse y tener cachorros; es nuestra naturaleza, y ahora es mi turno.
Cada palabra fue como un puñetazo directo a su orgullo, a su corazón y a su alma. El dragón, oculto en las sombras de su ser, rugió violentamente y se removió con incomodidad.
Era molesto: pensar en KyungSoo con alguien más, siendo cuidado por otra persona, siendo amado, alabado y tocado de la misma forma que JongIn había estado fantaseando durante tanto tiempo. No podía aceptarlo, no podía concebirlo.
—¿Ha elegido a alguien?
KyungSoo lo miró esta vez y no habría nada en este mundo que fuera capaz de alejar su mirada de la suya. Fue una conexión mutua, un deseo compartido. Siempre había sido así, siempre lo sería. JongIn no podía imaginar a nadie más teniendo esta conexión con él, mirándolo y adorándolo como él lo hacía. Era imposible. Era impensable.
—Aunque SeungSoo es el líder de nuestro clan, sigue siendo mi hermano mayor. Él quiere que me aparee, pero seré yo quien decidirá quién será mi alfa. No tiene permitido intervenir en esto.
—Ya veo... entonces, ¿tienes a alguien en mente?
Los ojos de KyungSoo brillaron un poco más y su aroma se desprendió de su cuerpo con una pizca de ansiedad y de vergüenza. Le hizo reaccionar de inmediato y responder con oleadas de calma que llegaron a él como un efluvio protector y cariñoso.
KyungSoo inhaló, cerró los ojos por un momento y cuando los abrió nuevamente había una sonrisa tímida en sus labios.
—Sí, y no puedo pensar en nadie más para acompañarme por el resto de mi vida.
JongIn apretó los puños y los celos treparon por su pecho y crearon un nudo incómodo y tenso en su garganta. Ver su sonrisa, escuchar su tono cargado de ilusión y nerviosismo, oler su felicidad... tenía que ser un pecado. Era sumamente doloroso; JongIn no quería presenciarlo, no quería escucharlo hablando de otra persona de esa manera, no quería que él tuviera a alguien en mente, no quería ser testigo de la llegada de ese momento.
No quiso aceptar que el tiempo había provocado que KyungSoo se acercara a alguien más, a alguien que le hiciera ver de esta manera: complacido, orgulloso y enamorado; más brillante y deseable que nunca. No quería aceptar que la guerra lo había orillado al título eterno del amigo agradable que siempre se mantuvo fielmente a su lado. No era justo.
Sus colmillos hormiguearon y recurrió nuevamente al autocontrol que había entrenado durante toda su vida para no hacer cualquier mierda estúpida.
Las pupilas resplandecientes de KyungSoo se agudizaron y algo cambió en su expresión repentinamente. Es entonces cuando JongIn piensa que tal vez no estaba siendo tan bueno en esto de fingir, de aceptar, de dejar ir. Es un guerrero, es un dragón, es un hombre obstinado y firme, es posesivo. Para él, KyungSoo es suyo, para la criatura, JongIn le pertenece por completo a este omega. JongIn siempre fue suyo. Desde que lo vio por primera vez, JongIn supo que lo acompañaría toda su vida, que lo cuidaría y lo protegería para siempre.
Ahora, con todo esto dicho, las cosas habían cambiado y él tenía que reacomodarse. Tendría que luchar contra su instinto durante toda su vida, porque JongIn sabía que siempre volvería a KyungSoo, que no había nadie más adecuado para él que este pequeño hombre que le miraba directamente, que le olía y que le acompañaba en la soledad y la oscuridad.
Los ojos de KyungSoo se movieron de lugar, se centraron en otro punto de su cuerpo que JongIn no pudo definir con exactitud, y sus dientes apretaron su labio inferior por un momento.
De repente el nerviosismo, las dudas y la expectativa llenó por completo su aroma y JongIn se preguntó vagamente qué estaba mal. Qué había cambiado.
No hizo falta preguntar, sin embargo, porque la pregunta posterior de KyungSoo le había dado todas las respuestas.
—JongIn... ¿puedo trenzar tu cabello?
El pedido titubeante e inseguro le tomó por sorpresa y detuvo exitosamente el tren de pensamientos y sentimientos conflictivos que venían desarrollándose abrasadoramente en su interior.
Para un guerrero el cabello es parte de su identidad y de su orgullo como luchador. Es la característica fundamental de un dragón que lucha por la seguridad del pueblo; solo ellos y la familia del líder del clan pueden dejarlo crecer, por lo tanto, tiene un gran significado.
Cuando un guerrero es desprovisto de su cabello es porque ha pecado de una forma imperdonable, porque ha perjudicado fuertemente al clan o porque ha cometido traición. Es un símbolo de vergüenza y de deshonor. Tiene gran valor. Por otra parte, si alguien le pide a un guerrero peinar su cabello, es porque esa persona quiere ser parte de su vida de forma cercana.
Solo la familia del guerrero puede tocarlo, solo su omega o su alfa pueden peinarlo. KyungSoo no era uno u otro, pero su pregunta era lo más cercano a una propuesta de apareamiento que otra cosa.
—¿JongIn? —KyungSoo lo llamó con algo parecido al temor y al arrepentimiento y JongIn se obligó a salir de su ensimismamiento para hacerle olvidar sus dudas y temores—.
—Está bien —respondió en voz baja y los ojos de KyungSoo volvieron a iluminarse—. Está bien, KyungSoo.
El aroma dulce del omega se intensificó con su permiso explícito y JongIn pudo notar el temblor ligero de su cuerpo. Nada tenía que ver con el frío, y, en cambio, todo apuntaba a la emoción y al deseo.
Al final, todo era recíproco.
Con las mejillas sonrojadas y una sonrisa brillante y perfecta, KyungSoo se posicionó detrás de JongIn; sus pequeñas manos se colocaron momentáneamente sobre sus hombros, los apretaron ligeramente y con dulzura y delicadeza viajaron hasta recoger los mechones de cabello dispersos. JongIn cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás para facilitarle la tarea; solo entonces KyungSoo comenzó a pasear sus dedos sobre su cuero cabelludo, peinando y acomodando el desastre en su melena a un ritmo lento y tierno.
Suspiró cuando el contacto le brindó placer, y sin darse cuenta, su olor y el de KyungSoo comenzaron a levitar y a entretejerse. KyungSoo ronroneó placenteramente y su cuerpo se acercó un poco más. Fue un contacto íntimo; sus piernas, su pecho y su pelvis contra su espalda, sus manos en su pelo, su olor fundiéndose en el suyo. Era lo que siempre había esperado. Era lo que había estado anhelando todo este tiempo.
KyungSoo trabajó lentamente, aunque con seguridad. Tejió sus mechones con destreza y le acarició la cabeza cuando el sentimiento lo sobrepasaba y necesitaba demostrar su afecto de alguna forma.
JongIn nunca se había sentido más eufórico, nunca había luchado tanto contra su instinto, nunca hizo uso de su autocontrol con tanta fuerza.
KyungSoo acabó con su trabajo y ató el final de la trenza con la delgada coleta que sujetaba su propio cabello. Una ofrenda. Una alianza definitiva.
JongIn abrió los ojos, giró el rostro y apreció su expresión llena de satisfacción, de orgullo, de emoción. Podía sentir su cuerpo vibrando contra el suyo, el temblor de sus manos puestas sobre sus omóplatos, el aroma inestable y la respiración ruidosa. En sus iris halló la mirada expectante de un dragón que aguardaba con impaciencia y sus labios entreabiertos le instaban a acercarse completamente a él y romper sus dudas.
Y JongIn lo hizo.
Todo su autocontrol se fue a la mierda y se inclinó hacia este hombre que lo había estado esperando con tanta determinación, lo tomó con sus manos y lo arrojó directamente a su pecho para besarlo decididamente en la boca.
KyungSoo suspiró, le rodeó el cuello y se apretó en su abrazo; sus labios encajaron perfectamente bajo los suyos y, no sin una torpeza entrañable, correspondió a sus caricias. Es entonces cuando descubre finalmente su propio anhelo por él, su propio deseo de pertenecerle a JongIn, de ser suyo. Lo prueba en su boca y le encanta la sensación, el sabor; y lo enorgullece y lo tranquiliza en partes iguales.
Sus emociones y sus sentimientos encuentran nuevamente la afinidad con el dragón en su interior y él es un hombre en sintonía con todo lo que lo conforma.
Se aleja de KyungSoo con un último chasquido de sus labios y acuna tiernamente su cabeza en su mano. Se sonríen secretamente y JongIn tararea con aprobación cuando el más joven deja caer su frente sobre la suya con dulzura. Tan íntimo. Tan agradable.
—Supongo que también estoy preparado para el matrimonio.
KyungSoo rió divertidamente y besó la esquina de sus labios amorosamente.
—Hagámoslo entonces.
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[✍🏻]
¡Hola a todas/os! ¡Ha pasado un tiempo!
Se siente muy bien regresar, y que sea para un omegacember lo hace todo un poco mejor. Este es un reto que comenzó el primero de diciembre y consta de un prompt diario que deberá ser publicado en forma de one-shot o una historia compuesta de varios capítulos que abarque todos estos temas (quienes me siguieron con mi proyecto para el omegacember del año pasado lo recordarán), sin embargo, no fue hasta el 15 de diciembre que conseguí mis vacaciones de la universidad y tengo varios proyectos pendientes para principios de enero, lo que dificultará que consiga escribir sobre los 31 prompts para el mes T^T
Aún así, creo que conseguiré terminar unos diez (al menos eso espero, si resultan ser más, bienvenidos sean, si son menos... bueno, se hizo lo que se pudo jajaja). Entonces espérenlos con mucho amor ♥️
¡Y eso ha sido todo! Si llegaron hasta aquí, muchas gracias. Agradezco también a quienes me esperaron pacientemente durante todo este tiempo, son un amor~ cuídense mucho; tratemos de leernos pronto. Les envío un abrazo fortísimo y que sus días de descanso sean agradables ♥️
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