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HUNTER

Tras limpia mejor la herida, una enfermera nueva prepara lo necesario y me saca la bala del brazo. Estoy completamente seguro de que es una novata porque joder, me ha faltado un ápice para ponerme a llorar como un bebé.

Me ha recordado a esas veces en las que te sacan sangre pero deben pincharte varias veces para encontrar la vena... pues lo mismo pero en vez de aguja otro instrumento se removía bajo mi piel en busca de la bala. Por Dios, solo de pensarlo se me revuelve el estómago de nuevo.

No puedo imaginar cómo debe de estar pasándolo Dana. No me han dejado ir con ella al entrar al hospital. Nos han separado y a ella se la han llevado rápido por un pasillo largo.

Ahora estoy alterado porque ha pasado media hora y aún estoy fuera, esperando en los bancos frente a la habitación en la que se supone que está.

Una enfermera sale en ese momento por la puerta apuntando algo en una hoja. Me levanto al instante y me acerco a ella secándome las manos en la parte delantera del pantalón, los nervios me hacen sudar.

- ¿Cómo está?

- ¿Quién? – Levanta la cabeza aburrida mientras mastica un chicle.

Por Dios, mi prima la del sexto. ¿Quién va a ser?

- Dana, ¿Cómo está Dana? – Respiro por la nariz apretando a boca para no apretar su cabeza de chorlito.

- Está dormida. Se ha desmayado al sacarle el cristal, comprensible dado el tamaño. Despertará en un rato, ¿Tú eres?

- Hunter. He venido con ella en la ambulancia.

- ¿Eres familiar?

- Eh, sí. Soy su hermano. – Me adelanto a decir, no me dejaría entrar a verla si no lo fuera.

- Está bien, pasa. La policía está por aquí así que vendrá en un rato. Apretad el botón que hay encima de la cama para avisarnos de que ha despertado ¿entendido?

- Sí. – Asiento reforzando mi respuesta para que se decida y se largue ya, no quiero hablar con ella. Quiero ver a Dana.

- Adelante entonces.

Paso delante suyo y entro en la habitación cerrando la puerta tras de mí.

Dana tiene los ojos cerrados, como ha dicho la enfermera pero en mi fuero interno esperaba que al entrar simplemente, se despertara. Supongo que no todo es como en las películas.

Le han cambiado el vestido andrajoso por una bata de hospital y está tapada hasta la cintura con los brazos por encima de la manta. Su boca está entreabierta dejando escapar unos silenciosos suspiros al respirar. Me acerco a ella despacio, no queriendo despertarla, para poder observarla un poco mejor.

Nunca me había fijado en la largura de sus pestañas, pero parecen diminutas alas de mariposa. Me siento en la silla que hay cerca de la cama y estiro la mano para tocarla. Su piel está fría, pero aún así sigue siendo suave y agradable para mí.

¿Por qué pienso eso ahora? Da igual. No importa.

- ¿Dana? – La llamo aún sabiendo que no contestará.

La observo un instante y percibo bajo sus cerrados párpados cómo mueve los ojos de un lado hacia el otro. Está despertándose.

- Dana, despierta. ¿No querrás que hable yo solo con la policía no? Me dan canguelo. – Sonrío para mí mismo por la tontería que acabo de decir. Por supuesto que la policía no me da miedo, no será la primera vez que trato con ellos. Aunque todas las demás veces siempre ha intervenido mi padre y nadie se ha enterado de nada... menos mi billetera en esas temporadas. Bajaba mucho.

- ¿Sabes que tienes unas piernas preciosas? Deberías desnudarte más a menudo.

Sus ojos se abren en el segundo exacto en el que pronuncio la palabra "desnudarte" y se mira de arriba abajo asustada, incluso mueve las manos acercándoselas al cuerpo en un intento de taparse.

- Eres una perezosa. No te despertabas porque no te daba la gana ¿no? – Sonrío al verla fijar su mirada en mí.

- ¿Hunter? – Frunce el ceño y mira mi brazo vendado. – No, no, no. Pensé que era un sueño. – Murmura más para sí misma dejando caer la cabeza en la almohada y cerrando los ojos de nuevo.

- Dirás una pesadilla. Pero no, aunque me alegra saber que piensas en soñar conmigo.

- Lo siento mucho Hun...

- No se te ocurra disculparte. Tú no tienes la culpa de nada. – Me inclino hacia ella en la cama y agarro su mano, que estrecha sin problemas.

- Venían a por mí. Algo de culpa tendré, ¿Cómo estás? – Levanta la mano y me acaricia el brazo, juro que se me pasa el dolor en ese instante.

- ¿Y tú?

- He estado mejor. Lo que me faltaba para que Amanda y Claudia se metan todavía más conmigo, ir coja a clase. – Suspira y se restriega la cara con las manos.

- Pues no dejes que se metan contigo.

- Para ti es fácil decir eso. Eres guapo, tienes amigos, sois todos la creme de la creme y por supuesto ellas van detrás de ti pero yo...

- Primero – me levanto de la silla y me siento sobre el colchón de su cama para levantar su barbilla y que me mire. – seguirán metiéndose contigo si saben que tú no vas a hacer nada para evitarlo. Las zorras necesitas hacer sentir mal a alguien para sentirse bien con ellas mismas, triste pero cierto, no les des el gusto. Segundo, para nada soy eso de creme de la creme, tan solo me rodeo de buenos amigos y a partir de ahora tú vendrás conmigo. Y tercero, ¿Has dicho que soy guapo?

Sonrío para mí mismo al ver que abre la boca para decir algo peros se calla al darse cuenta de que en efecto lo ha dicho. Se sonroja y baja la mirada.

- Voy a darte las gracias por ello, aunque no quieras oírlo en este momento porque veo que estás a punto de morirte de vergüenza. Pero tambien voy a decirte, que tú no eres guapa – me inclino hacia ella hasta quedar a pocos centímetro, ella aún mantiene la vista gacha. – tú eres preciosa.

Levanta la cabeza de sopetón mirándome sorprendida por lo que acabo de decirle.

Madre mía, ni que le hubiera dicho que Hitler sigue vivo.

- Deja de mirarme así, deberías saber que lo eres. – Retiro un mechón de pelo que se le ha salido de la coleta que le han hecho las enfermeras y sus mejillas se sonrojan el doble.

Estar con chicas que se lo tienen tan creído me ha hecho olvidarme de las que son como Dana. Reservadas, tímidas, introvertidas y que por encima de todo no se valoran en absoluto. Me fastidia que piense así porque no sabe lo equivocada que está.

- Gracias. – Murmura levantando la mirada, ya no está sonroja y muestra una sonrisa de real agradecimiento. Debería agasajarla más a menudo, le sienta muy bien.

Oigo el ruido de unos golpes en la puerta y tras ella aparecen dos guardias de policía. Nos saludan y entra en la habitación, miro a Dana que ya no sonríe y traga saliva nerviosa.

- Eres Hunter ¿verdad? – Pregunta el policía de pelo oscuro y estatura demasiado baja para ser agente. Asiento en su dirección y él me señala la puerta.

- Acompáñame por favor, os tomaremos declaración a solas.

- Somos menores. – Argumento para que al menos esperen a que los padres de Dana lleguen.

- Hemos hablado con tus padres, han aceptado. Ellos están de camino.

- ¿Cómo que de camino? Están en Londres. – Frunzo el ceño y comienzo a ponerme nervioso. No pueden venir, no quiero que vengan.

- Lo que has oído. Vamos, ven conmigo. – Miro a Dana que asiente para que me vaya y sin saber muy bien lo que me arrastra a hacerlo, me acerco a ella y le doy un beso en la sien.

- Ahora vuelvo.

Salgo con él y le sigo hasta la siguiente habitación que está vacía. Me indica que me siente en la cama y pregunta tras pregunta, me va sacando toda la historia. Desde cómo encontré a Dana el primer día que llegué al local, hasta el momento en el que la ambulancia subió a Dana en la camilla.

¿Por qué coño tienen que venir mis padres? ¿Desde cuándo les importo? 

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...If we ever wake up, don't know what I would do, are we really in love or Dazed and Confused... (JAKE MILLER) Buscadle (= no os arrepentiréis. 

¿Oye? ¿Sabéis quién ha podido hacer algo así? 

Poooobre vestido andrajoso xD

¿Cómo está yendo la historia corta chica/os? (=

Besitos desde Spain,

M.


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