5
DANA
La semana pasa relativamente tranquila. No vuelvo a hablar con Hunter y ya no tengo que intentar evitarle todo el tiempo pues parece que él mismo ha decido dejarme en paz.
Estaba claro que tanta atención por parte de un chico como él era algo muy extraño.
El jueves volvemos a tener ensayo en el gimnasio y las parejas están completamente hechas. Hunter no aparece por lo que la señora Tanner me empareja con otro chico al que le falta acompañante durante la clase. A mi me parece perfecto, no querría tener que bailar con Hunter... Que ya ni siquiera me habla.
El fin de semana lo paso en el bar, tocando piezas clásicas, las que más me gustan a mí y el local permanece tranquilo... como siempre. El jefe me informa de que la semana siguiente será especial ya que se celebra el aniversario de su apertura. Me detalla cómo serán los días y lo que tocaré, mi vestuario debe ser más que refinado por lo que un vestido largo es lo más casual que podré llevar. Maldita sea, ¿De dónde saco yo ahora un vestido así?
El lunes al llegar a casa, tras hacer los deberes y rebuscar como loca en todo mi armario, refunfuño y me siento en la cama rendida. No tengo nada a la altura de lo que me han pedido.
El ruido de la puerta abriéndose llama mi atención y levanto la vista al instante. No hay nadie más mas en casa. Salvo... Ella.
-¿Mamá? -Me levanto de la cama com rapidez y me acerco a ella para ver qué le pasa. Ella solo mira mi cuarto hecho un desastre, con la vista algo perdida. Algunas cosas nunca cambian. - ¿Te encuentras bien?
-Hacías mucho ruido... - susurra con la voz queda.
-Perdona, es solo que no encuentro un vestido elegante para ponerme. Tengo que ir al trabajo y esta semana es imprescindible que vaya de gala. - Aún sabiendo que no está escuchando nada de lo que le digo pues seguramente pensará que no le importan mis problemas, yo me desahogo igual.
Y cuando termino sigue en la misma posición y con el mismo semblante. Genial.
-¿Quieres comer algo mamá? - Me restriego la mano por la frente apartando mi pelo hacia atrás y la saco de mi habitación agarrándola con cuidado para que no se caiga, aunque si ha podido subir las escaleras, no estará del todo mal.
-Una tortilla con mahonesa. - Sonrío para mis adentros, su plato favorito.
-Pues ahora mismo te la preparo, ¿Puedes bajar? - Le acompaño hasta las escaleras, pero ella se gira y camina hacia su habitación sin pronunciar palabra, siempre con los ojos entrecerrados y mirando hacia ninguna parte en concreto.
-Mamá... Mamá. - Entro en su cuarto para saber qué intenta hacer y la veo rebuscando en sus cajones. Llevaba tanto tiempo sin verla frente a su armario, que por un momento me quedo paralizada, observándola desde el quicio de la puerta y recordando tiempos pasados. -¿Quieres que te ayude?
Me acerco y me siento en la cama detrás de ella, observando cómo saca una caja de entre toda su ropa. Ropa que lleva años sin ponerse.
Se acerca y se sienta a mi lado en la cama. Luego me entrega la caja, aún sin mirarme.
-¿Qué es? - Pregunto esperando que sea ella la que me diga lo que hay dentro, pero no lo hace así que suspiro y abro la caja con cuidado.
Ante mi aparecen unos papeles que protegen algo en el interior. Miro a mi madre esperando algún tipo de reacción, pero ella sigue como perdida. Por un momento me pregunto si realmente es consciente de lo que está haciendo o simplemente anda sonámbula por la casa.
Retiro el papel y encuentro una tela de un color intensamente rojizo. Una tela que parece ser de satén. Levanto la tela y cogiendo forma, descubro que es un vestido. Un increible y precioso vestido largo que se abre por un lateral dejando a la vista parte de la pierna al caminar. Es precioso.
-Mamá. - Centro mi atención en ella sonriendo como idiota. - Gracias mamá, eres la mejor.
Suelto el vestido y me abrazo a ella, por un instante noto cómo se tensa pero rapidamente se relaja y me devuelve el abrazo algo más débil que el mío. Hacía tanto que no me abrazaba... Retengo las lágrimas pues aun siendo una persona con tendencia a llorar, nunca lo hago. Ya estoy cansada de hacerlo y creo que ya lo he hecho demasiado durante mi vida.
-Te quiero mami y sé que tú me quieres a mí. Por favor vuelve con nosotros. -Le susurró aún abrazandome a su cuello, como solía hacer de niña cuando estaba triste o la echaba demasiado de menos.
Tras la emotiva escena, bajo con ella a la cocina y le preparo su plato favorito, la dejo comiendo en el sofá cuando me voy a trabajar y me llevo conmigo el vestido guardado en su caja correspondiente. Los zapatos por desgracia son algo más feos pues los conseguí la noche anterior en una tienda de segunda mano. Son de un rojo bastante chillón pues esperaba econtrar un vestido menos potente, pero de perdidos al río, con el precioso vestido que mi madre me ha dado... Nadie se fijará en mis zapatos. Aunque tampoco se fijan en mí pues estoy bastante escondida en el escenario, de espaldas al público y la gente no suele tener por costumbre el quedarse a observarme. Me moriría de vergüenza si fuera así.
HUNTER
Llego diez minutos más tarde de la hora que me habian pedido al bar, tanto giro y tanta calle marean a cualquiera y si encima tienes un tío idiota que no sabe escribir bien un número... Pues el resultado es un sobrino perdido en medio de un Paris oscuro por la hora tardía y en un mes de otoño.
Menos mal que tengo iniciativa y decido preguntar a un parisino por la calle si conoce el bar de "Cletus". Se ríe como si yo fuera estúpido por no saber dónde está y me indica el camino.
Bueno, com bien he dicho llego tarde y nada más parar frente a la entrada, entiendo la razón por la que el chico ese se ha reido de mí. No conocía este lugar por su nombre pero si por fotos que cuelgan en las redes sociales. Es un lugar realmente elegante y con una temática clásica.
Hay un par de hombres en la entrada, vestidos de traje con una mano en el bolsillo y la otra sujetando un puro. Los dos se encuentran en la misma posición, me entra la risa pero me contengo pues ya he llegado demasiado tarde.
Entro y tras la puerta principal, aparece una alfombra roja que sigue hacia un pasillo largo y unas escaleras, estas también cubiertas por una moqueta roja. A lo laterales hay un par de mujeres perfectamente vestidas, con unos peinados que cualquiera diría que se los ha hecho el mismisimo peluquero de Lady Gaga. Su trabajo, por lo que puedo apreciar es el de dar la bienvenida a los clientes y recoger sus abrigos para llevarlos a unos armarios que tienen detrás de ellas.
Sigo caminando al interior y bajo las escaleras. Ante mi tengo el bar y varias mesas redondas colocadas frente a un pequeño escenario. No hay pista de baile así que doy por supuesto que la estará al final del otro camino que he dejado atrás. Todo está bastante silencioso, un par más de hombres están dispuestos sobre los asientos de la barra. Me acerco a ella y saludo al barman.
-Hola. Vengo a ver al jefe.
-¿Y tú eres? - Me señala con el vaso que está secando.
-Hunter. Mi padre ha hablado con tu jefe y me ha dicho que viniera. ¿Está aquí o me voy? - Explico y me desespero. La paciencia no es una de mis virtudes.
-Ah sí, Jo dijo que vendrías. Siéntate, te prepararé una copa mientras esperas. Suele llegar sobre esta hora. - Coloca el vaso que estaba limpiando sobre la barra y me señala las botellas de alcohol para que elija.
Decido no comentarle el tema de que aún soy menor y le señalo la botella de Bourbon. Hacía mucho que no bebía Whisky.
-¡Eh chica! Las canciones las tienes en tu camerino, ya sabes que esta semana serán especiales. - El barman le grita a alguien detrás de mí y decido concentrarme en mi vaso.
-Por cierto, bienvenido chaval has venido en el mejor momento. Soy Pierre. -Estira su mano con una sonrisa y me presento. No es tan idiota como pensaba... Tengo que dejar de pensar que todo el mundo es estupido.
-Tío, un consejo de amigo. No te acerques a esa chica, es rara de cojones. - Se ríe señalando a mi espalda. Me giro pero no hay nadie en el escenario.
-¿Por qué?
-No habla con nadie, ni siquiera sé su nombre. Ella solo viene, se siente a tocar el piano toda la tarde y se va. Muy rara.
Me río y termino el contenido del vaso, doy media vuelta y espero a que el jefe llegue de una jodida vez. No estoy aquí para perder el tiempo.
Veo a alguien salir tras un pasillo cercano al escenario, pero no es un hombre por lo que descarto que sea Jo. En cambio, veo a una chica.
Una chica con un vestido intensamente rojo y que le queda como anillo al dedo. Joder que cuerpo.
Joder... Que es Dana.
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Continuara...
Vaya con las coincidencias , o tal vez sea el destino... Jaja
Ya lo iremos viendo.
Os quiero,
M.
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