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HUNTER

-No sé de qué quieres hablar. -Susurra mirando hacia otro lado.

-¿Qué tal si empezamos por esas chicas que te hacen la vida imposible? ¿O mejor aún, por qué no hablamos de qué coño acaba de pasar ahí fuera? - Señalo la puerta para dar más enfasis, aunque teniendo en cuenta el tono de mi voz, solo me falta echar humo por las orejas. Respiro hondo para tranquilizarme.

La veo mover la boca como si estuviera a punto de decir algo, pero vuelve a cerrarla sin responder. No me mira a los ojos y sé que está arrepentida pero joder, sé que ella no ha hecho nada malo, solo... No sé, intento entenderlo.

-Dana...

-¿Puedes no decírselo a nadie y ya está? - Me mira finalmente con tono de suplica.

¿En serio?

La miro por un instante procesando su respuesta... Con otra pregunta. Odio ese tipo de respuesta, si te pregunto algo es para que respondas no para que me hagas tú otra pregunta, maldita sea.

-Dana eres la persona más estúpida que he conocido nunca. ¿En serio crees que voy a quedarme de brazos cruzados sin hacer nada después de lo que ha pasado? - Gesticulo más de lo normal y me paso las manos repetidas veces por el pelo. Esta chica... Me exaspera.

-¿Lo has visto todo? - Por su tono de voz ahora mismo debe de estar rogando que se lo niegue, pero en cambio no respondo, sabe la respuesta.

Cierra los ojos y se relame los labios, después traga saliva y al abrirlos se pasa una mano por la frente, parece que estuviera pensando en algo.

-Por favor prometeme que no vas a decir nada a nadie Hunter, prométemelo. - Se acerca a mí y junta sus manos tocando mi pecho.

Agarro sus manos, más por instinto que por otra cosa, solo quiero que deje de temblar, y bajo mi cabeza para estar a su altura.

-Dana, ese tío te dobla la edad. Viene a buscarte al instituto cuando le viene en gana y te obliga a hacer Dios sabe qué cosas que ahora mismo no quiero pensar en ellas porque... - cierro los ojos y suspiro, después vuelvo a abrirlos ante los suyos, expectantes - hace un momento, pondría la mano en el fuego y no me quemaría, ese cabrón quería que le hicieras una mamada y tú... Tú se la habrías hecho joder, ¿por qué dejas que te controle? Necesitas ayuda.

-¡No! - Niega rapidamente alejándose de mí.

-Dana. - Suspiro acercandome.

-Escucha, sé lo que hago,no soy estúpida como tú crees. Y por supuesto no necesito tu ayuda. Gracias por lo de antes pero estoy bien. Si no te importa, voy a mi clase, ya he perdido bastantes. - Termina de hablar cada vez con el tono más apurado y sale del baño sin dejar que me pronuncie.

Maldita niñata, no sabe lo que hace. Pero ella se lo busca. No pienso hacer nada al respecto, bastante me he arrastrado ya por ella para qué.... Para que deseche toda mi ayuda. Que le den.

Salgo del baño y camino hacia el exterior del instituto, de me han quitado las ganas de dar clase.

Le envio un mensaje a Kai, que seguramente ya estará en clase preguntándose dónde coño me he metido y me invento la excusa de que no he hecho los deberes y le diga a la profesora que estoy indispuesto. Arranco el coche y conduzco lo que me parecen horas, hasta que me relajo y vuelvo a casa, donde me espera otra sorpresa, nada agradable.

Una llamada de mis padres diciéndome que están artos de recibir cartas de los profesores informandoles de mis faltas de asistencia.

Así que, finalmente sobre las once de la noche me voy a dormir con el pensamiento de que la semana siguiente tendré que ponerme a trabajar por las tardes en un local de un amigo de mis padres, como castigo.

Que les jodan, que les jodan a todos.

DANA

Tras la clase, decido irme a casa pues no me siento del todo bien. No veo a Hunter por los pasillos y lo agradezco enormemente. Es cierto lo que dijo en el baño de chicos, soy una estúpida, pero eso ahora ya no tiene arreglo. No después de todos estos meses.

Ya no hay nada que pueda hacer, el daño ya está hecho y nada hará que las cosas sean diferentes. Por esa razón le pedí que no se lo contara a nadie, porque sé lo que podría pasar si lo hiciera. Ya lo he vivido antes y no fue agradable.

Vuelvo a casa y tras dar un beso a mi madre que se encuentra tumbada en el sofá, como siempre, subo las escaleras y tras darle de comer Fifo, el pez Disco que tengo en mi habitación, me cambio de ropa por una más adecuada para que al terminar los deberes pueda irme directa a trabajar.

Eso es lo único que me gusta de mi día. La gente diría que estoy loca, pero a decir verdad en el bar es en el único sitio donde puedo ser yo misma. Tan solo tengo que sentarme en frente del piano, sobre un escenario improvisado y tocar durante la tarde para los clientes del local mientras se toman una copa y hablan de sus duras y ajetreadas vidas.

El lugar es bonito. Muy elegante y de buen ver, solo lo regentan personas con la billetera bien llena, digamos que tuve mucha suerte al conseguir el trabajo.
¿Algo bueno tenía que tener en esta vida no?

Al volver a casa sobre las diez de la noche, recojo las botellas que mi madre ha dejado tiradas por el suelo y las tiro a la basura. Estoy limpiando la mesilla de la sala cuando mi padre entra por la puerta.

-Hola ma petite. - Se acerca con una bolsa en las manos y sonríe con tristeza cuando mira a mi madre. La quiere tanto.

-Hola papá, ¿qué tal te ha ido el día? - Llevo los últimos restos de basura a la cocina y vuelvo al salón donde él está despertando a mamá para llevarla a la cama.

-Mejor que ayer...

-Y peor mañana. - Termino su frase y me sonríe con cariño. Siempre dice lo mismo.

-Papá.

-Dime ma petite. - Levanta a mamá del sillón y camino junto a él subiendo las escaleras.

-¿Crees que podremos llevarla ahora? - Le pregunto refiriéndome a mi madre.

-No lo creo Dana, aún no hay dinero suficiente.

-Sabes que lo tendríamos si quisieras. - Abro la cama para que pueda meterla dentro y taparla después. Deposita un beso en su frente y tras observarla durante unos segundos, me indica que salga de la habitación con él.

-Cariño, ese dinero es tuyo y por lo demás... Ya sabes que no puedo, tu madre no me lo perdonaría jamás. -Suspira pasándose una mano por la cara. Tiene el aspecto de un hombre cansado, derrotado. Y eso me entristece tanto. Es mi padre y no me gusta verle así.

- Papá, sabes que no te daría esa opción si no fuera importante, pero mírala, llevamos así dos años. Te pasas el día trabajando para poder mantener esta casa en pie y mamá sigue igual. Necesita ayuda y pasarse el día sola, bebiendo en el sofá... Solo conseguirá hundirla más. - Estoy a punto de llorar y no quiero hacerlo. Dios, estoy tan cansada de todo esto.

Mi padre lo nota y se acerca a mí para abrazarme.

Tras ese beso se despide.

-¿Sabes cielo? A veces pienso que tú eres la única adulta aquí. No crezcas tan rápido, sigues siendo mi pequeña y dulce Lemoine. - Susurra contra mi sien tras darme un beso.

Se despide de mí y dejando, como siempre, el tema en un punto muerto, se dirige a la habitación y cierra la puerta. Yo suspiro y negando con la cabeza sonrío para mí misma y aparto todos los malos pensamientos. Bajo de nuevo las escaleras y termino de recoger la cocina, preparo algo de comer para que mi padre se lleve algo al trabajo y para que mi madre tenga algo que llevarse a la boca en caso de que le de por levantarse a comer algo entre botella y botella.

Cuando termino son alrededor de las doce y muerta de sueño, me quito la ropa y me meto en la cama para dormirme nada más cerrar los ojos.

Otro día más en la maravillosa vida de Dana Lemoine.

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Continuará...

Otro más, yo os lo guiso y vosotros os lo comes xD
Cuántas cosas nuevas ¿no?
Oye, ¿qué le pasará a la mami de Dana? *-* Estoy con una intriga que no me tengo jaja.
Espero que os haya gustado, comentadme que os parece la nueva portada, si debo dejarla o poner la anterior (la cambié porque vi otra historia con la misma foto \-; )

Os quiero.
M.

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