30
- Señor Hudson, ¿Qué hace aquí? – Camino hasta la entrada con un nudo en el estómago. El gesto del padre de Hunter es inescrutable, no podría decir en qué estado se encuentra y mucho menos saber lo que quiere. Mi padre se mantiene en silencio, a la espera de una presentación.
- Hola Dana.
- Papá este es el señor Hudson, el padre de Hunter. – Sorbo por la nariz intentando retener las lágrimas al pronunciar su nombre. No puedo ni mirar a la cara la hombre que tengo delante, ¿Cómo le explico ahora que su hijo estará sino muerto a poco de estarlo?
- Un placer conocerle. – Saluda mi padre estirando la mano, él parece más sereno. Como si estuviera acostumbrado a fingir una calma que en realidad no siente.
- Igualmente, llevo toda la tarde llamando a Hunter. Debería estar en casa desde hace rato y su amigo Kai tampoco sabe dónde está, así que he supuesto que estaría contigo.
Trago saliva, ¿Se lo digo? Tengo que decírselo, merece saberlo. Miro a mi padre y se me contrae el gesto, tengo que dar media vuelta y salir corriendo escaleras arriba para que no me vean llorar. Mi padre dará la cara por mí, siempre lo hace.
Subo hasta mi cuarto y cuento hasta diez en un intento de recuperar la respiración normal. Me cuesta, pero finalmente lo consigo. Cuando creo estar preparada para lo que sea, vuelvo a la planta baja y encuentro a los dos hombres sentados en el sofá, papá en su sitio de siempre y el padre de Hunter junto a él, en el sitio de mamá.
- ¿Papá? – Susurro cauta. Se gira hacia mí y me sonríe lo máximo que puede invitándome a que me acerque.
- Ven hija, cuéntale todo a este buen señor. Merece saberlo. – Respiro hondo y llenándome de valor, me siento junto a ellos para contarles otra vez la historia completa.
- Está bien, solo espero que pueda ayudarme señor Hudson, porque si usted no puede hacerlo, estamos perdidos.
- Habla. – Su tono nervioso apunta que necesita saberlo. Está preocupado por su hijo y todo es culpa mía. Tengo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no echarme a llorar cuando le explico todo lo que ha pasado y quién es Thomas pero creo que consigo no dejarme nada por el camino, bueno, exceptuando algunos momentos en lo que he tenido que abstenerme de contarlos porque mi padre estaba delante.
Nada más terminar de contárselo todo, se levanta como un resorte del sofá y camina de una esquina a otra del salón restregándose la cara. Parece desesperado.
- Señor Hudson...
- Voy a llamar a la policía.
- ¡No! Si hace eso acabará como Mike. No puede llamar a la policía, por favor.
- ¡Es mi hijo el que está ahí fuera secuestrado! – Grita furioso, mi padre se levanta interponiéndose entre ambos.
- Tenemos que pensar bien lo que vamos a hacer. Entonces podremos salvar a Hunter y encerrar a ese malnacido que me quito a mi hijo e hizo daño a mi niña.
- Entonces voy a llamar a mi abogado, tiene contactos que pueden venirnos bien.
Asiento viendo cómo saca su teléfono y comienza a teclear furioso. Me acerco a mi padre y él me abraza al instante, cierro los ojos pidiéndole a Dios que mantenga a Hunter con vida, que nos lo devuelva, que esté bien...
Porque sus padres se hundirían si le perdieran, sus amigos estarían perdidos sin él, yo estaría muerta sin él. Porque sus padres le quieren, sus amigos le quieren, yo le quiero.
- Siento mucho no haberte contado nada de esto papá, pero tenía miedo de que os hiciera daño, no pude salvar a Mike pero haré todo lo que esté en mi mano para que Hunter vuelva a casa. – Mi padre limpia las lágrimas que comienzan a caer por mis mejillas con cariño. Como solo un padre que ha vivido tantas desgracias sabe hacer.
- Tú no tienes que hacer nada Dana, has sido muy valiente y todo esto lo vamos a arreglar nosotros. No quiero que te involucres más de lo que ya lo has hecho.
- ¿Qué quieres decir? – Me aparto de él con el ceño fruncido. No entiendo a dónde quiere llegar con eso. El me mira y suspira.
- Recoge tus cosas ma petite, está tarde la pasarás en la clínica con tu madre.
Niego de inmediato y él parece querer decir algo pero no se lo permito y extiendo mi mano delante de él para reforzar mi postura. Nada ni nadie me impedirá hacer algo.
- Dana...
- Ni hablar, no puedes encerrarme como a Rapunzel en su torre. Yo soy la única que puede encontrar a Thomas. Me necesitáis.
- Nos las arreglaremos sin ti, tienes que dejarnos a nosotros cielo.
- Dana tiene razón. – el señor Hudson aparece detrás de mi padre guardándose el móvil en el bolsillo interno de su americana negra. Serio, con la voz demasiado calmada, como si estuviera esforzándose por mantenerse tranquilo.
- No vamos a meter a mi hija en esto. – Gruñe mi padre.
- Si hay un ligera posibilidad de encontrar a mi hijo antes si ella está con nosotros... te aseguro que va sí la vamos a meter.
Mi padre se gira hacia el señor Hudson, creciendo repentinamente en su altura y mirándole con el odio más grande que le he visto nunca en sus ojos.
- Ya he perdido a un hijo. No pienso perder a otro.
- Y yo no pienso perder al único que tengo. Vamos Dana, un coche nos espera fuera, nos llevará hasta mi casa. He quedado allí con mi abogado.
- Vale. – Camino detrás de él sin dudarlo pero mi padre me sujeta del brazo deteniéndome. Su mirada me suplica que lo reconsidere pero en el fondo sabe que no tiene nada que hacer, me entiende. Asiente con ojos angustiados y entrelaza su mano con la mía para caminar hacia el coche del señor Hudson.
En ese momento, nunca antes me había quedado más claro el dicho; Si no puedes con ellos, únete.
HUNTER (ahi Dió mío)
La última imagen que recuerdo es ver a Dana caminando de la mano de ese cabrón, hacia un coche y después unos hombres salir del mismo. No quiero suponer que Thomas se ha llevado a Dana y ha hecho con ella lo que le ha dado la gana, no quiero suponer que los dos hombres que han salido del coche eran unos matones, tampoco quiero suponer que esos matones venían a por mí y mucho menos, no me interesa suponer que lo han conseguido. Pero verme atado de pies y manos, con la ceja sangrando y una especie de trapo roñoso cubriéndome la boca, no me da más opciones que aceptarlo. Todo lo que he supuesto ha sido verdad. Nunca antes había querido tanto estar soñando. Como dicen, a veces los sueños se hacen realidad, aunque esperaba que ese dicho se ajustara a algo mucho más alegre y agradable, sobretodo agradable.
Intento mover las manos pero tengo las muñecas tan apretadas que me cortan la circulación, a este paso acabaré sin manos al final del día. El movimiento alerta a alguien que hasta ahora me observaba desde las sombras. Camina hacia mí dejándose ver y me sonríe de soslayo. Es uno de los matones.
- Por fin te despiertas bello durmiente. Tampoco te hemos dado tan fuerte, parecías menos blandengue allí fuera. – Se acerca a mí y baja el trapo liberándome la boca. Mi cara se contrae y muevo la boca para devolverle algo de vida, después trago saliva como llevo queriendo hacer un buen rato. Tengo la garganta seca.
- ¿Dónde estoy? – Suelta una carcajada limpia.
- A ti te lo voy a decir. Vuelve a dormir la mona mejor, si solo vas a hacer preguntas estúpidas no me interesa darte conversación.
- ¿Puedo al menos saber en qué momento me piensas matar? – Gruño apretando de nuevo las manos en un intento vano de soltarme. Se gira hacia mí y mantiene su mirada en la mía, sorprendido por la pregunta.
- Has dicho, en qué momento. Pensé que me preguntarías por qué voy a matarte o que me pedirías que no lo hiciera. – Hace un gesto con su cabeza a modo de asentimiento y sonríe.
- ¿A caso tengo alguna posibilidad de salir de aquí con vida?
Saca una pistola de la cinturilla de su pantalón y rascándose la nuca, niega en respuesta. Después me apunta con el arma, pero no de manera amenazante sino como lo haría cualquier persona que hace gestos al hablar.
- La verdad es que no chico, pero al menos si consigues caerme bien te mataré rápido.
- Qué típico, haciendo el trabajo sucio del que te paga.
- Tú lo has dicho, porque me paga.
- Dime una cosa, ¿A cuántas personas has matado? – Acerca de entre las sombras una silla y colocándola con el respaldo hacia delante, se sienta sobre ella con las piernas abiertas.
- Eso no se dice, como la edad de una mujer madurita. – Se ríe de su propia broma.
- ¿Es la primera vez que trabajas para Thomas?
- No.
- O sea que ya has matado por él a alguien.
- Chico, haces muchas preguntas. – Tuerce el gesto en desacuerdo aún con el arma entre las manos.
- Si voy a morir, creo que merezco al menos saber todo lo que me dé la puta gana ¿no?
- Joder, la juventud de hoy en día habla cada vez peor. Pero tienes razón, siente decirte que aunque vayas de héroe por la vida, las películas son solo películas. Te contaré un secreto – Se acerca para quedar a tan solo unos centímetros de mi cara y mira hacia otro lado, como si de verdad fuera un secreto. – En la vida real, los malos siempre ganan.
- Yo no intento hacerme el héroe. – Vuelve a su posición y me mira enarcando una ceja, me pone nervioso que no deje de sonreír. Si pudiera ahora mismo le pegaba un puñetazo para que dejara de mover la cara entera.
- Vamos, a mí no puedes mentirme. Llevo siguiéndote mucho tiempo.
- ¿Qué?
Se levanta de su silla y la vuelve a colocar en las sombras. Ahora que reparo en el agujero en el que me han metido, veo que tiene una diminuta ventana a lo alto de la pared, en la esquina derecha de la pared que se encuentra a mi izquierda, la luz entra por ese huequecito, pero todo lo demás se encuentra en penumbra. Excepto yo claro, que parece haber una gran lámpara enfocándome de lleno, provocando que no pueda abrir del todo los ojos. El olor es otro tema, aunque va acorde con la poca ventilación y está claro que no tienen pensado hacer nada contra ello, hay agua por el suelo, como si hubieran regado la tierra de un campo para después dejar crecer las flores, aquí en cambio, no hay ni semillas que crecer, ni tierra que regar.
- ¿Por qué has dicho eso? Desde cuándo me estás siguiendo.
- Desde antes de que te hicieras el héroe pagando la clínica de esa mujer alcohólica. ¿Te crees que tu amiguita no se va a enterar? El padre de Dana es muy patético. – Chasquea la lengua.
- No tienes ni puta idea sobre ellos.
- ¿Y tú sí? – Se ríe, esta vez mucho más fuerte que antes. Como si le hubiera hecho gracia de verdad.
- Todo lo que necesito. Esa mujer tiene problemas y el padre de Dana solo quiere ayudarla, cueste lo que cueste.
- Pues aceptar dinero de un chaval de dieciséis años no me parece una bajeza.
- Tengo dieciocho. – Era mentira, aún no los había cumplido y aunque la fecha está al caer, creo que no llegaré a cumplirlos.
- Muy bien chico mayor. Entonces háblame de ese tal Mike – Frunzo el ceño, no sé de quién leches me está hablando y él parece notarlo porque asiente y después niega con la cabeza riéndose de nuevo. – Lo que yo decía, no tienes ni la menor idea de con quién te has estado juntando.
- Pues acláramelo tú porque parece que te hace una gracia de cojones.
- Esa puta boca joder. – Me apunta con la pistola un instante y se acerca a mí estirando su espalda para estar a mi altura.
- Ese tal Mike tiene mucho que ver con Dana. Más de lo que tú te crees.
- ¿Quién es?
- ¿Tanto te interesa saberlo?
- ¡Que me digas quien cojones es! – Grito perdiendo la paciencia, estoy harto de jugar a este juego. Si voy a morir, quiero morir sabiéndolo todo.
- Mike era el hermano de Dana. – Suelta de sopetón, con la voz ligera como una pluma.
- ¿He-hermano? – Susurro para mí mismo, esa palabra suena rara en mi boca. Jamás habría imaginado que Dana tendría un hermno.
- Ajá.
- Espera – Estiro el cuello al ver que se aleja de mí. – Has dicho, era. ¿Dónde está?
Comienzo a hacerme una ligera idea, pero prefiero o adelantarme a los acontecimientos. El hecho de saber que Dana tiene un hermano cuando nunca me lo había mencionado aún me tiene aturdido.
- ¿Qué dónde está? No chico, simplemente no está. Murió.
- ¿Cuándo? ¿Cómo lo sabes? – Sonríe, pero esta vez la sonrisa no llega a sus ojos.
- Murió hace dos años. ¿Qué crees que pasó?
- No lo sé dímelo tú, por eso te lo estoy preguntando. – Aprieto la mandíbula al ver que vuelve con sus juegos de antes.
- Pasó lo que tenía que pasar. Quien se mete con Thomas acaba muerto.
- Thomas mató a Mike. – No lo pregunto.
- Tú te lo dices todo chico.
-------
Wow! No se si Hunter es tonto o tiene demasiados huevos para hablarle así a alguien que tiene una pistola.
No sé por qué, no hay ninguna razón pero este tío me cae un poco bien jaaj, digo el matón. Tiene un humor un poco como el de Klaus (The originals) al cual amo eternamente.
Bueeeno, pues eso. ¡A trabajar en equipo que tenemos que encontrar a Hunter por Dió!
Hasta más ver,
M.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top