3
(La imagen muestra la ropa que lleva Dana ese día, ¿os gusta?)
Tras ese día no vuelvo a hablar con ella en toda la semana. No consigo encontrarla por ningún lugar e incluso en una ocasión le pido a Kai que me ayude a buscarla en una de las horas de recreo, pero nada.
Él dice que me estoy volviendo loco... además de aburrido. Y es verdad, no sé qué me pasa pero me cuesta concentrarme. Hoy mismo en la clase de la señora Tanner ha tenido que llamarme varias veces para salir al encerado. Esa niñata me tiene preocupado, porque a quien tampoco he visto a sido a las dos brujas que la asesinaban con la mirada.
He preguntado por ellas y ahora supongo que la gente se hará una idea equivocada, pero me da igual, solo quiero saber dónde está esa chica.
- ¿Crees que si le pido disculpas me dejará jugar? – Pregunta Kai mientras caminamos por los pasillos para salir al comedor.
- No lo sé, ese cabrón estreñido no tiene pinta de dar segundas oportunidades. Inténtalo si quieres. – Le aconsejo dándole unos golpes en la espalda de ánimo.
- Estoy hasta los huevos de esperar en el banquillo. Menos mal que la semana pasada jugaste tú, porque llegan a dejar a Billy de delantero y se lo comen vivo. – Se ríe burlándose de Billy que está caminando con los otros del equipo frente a nosotros.
- Muy gracioso. – Nos mira mal el novato del equipo y sigue caminando sin nosotros.
- Te has pasado. – Intento ponerme serio, peo no puedo. La verdad es que el pobre Billy es bastante malo pero el idiota de Gordon no le echa del equipo porque es el sobrino de su mujer. Sí, aunque parezca increíble ese tío tiene mujer, gracias a Dios hijos no.
- Qué más da, sabes que no digo nada del otro mundo. Vamos, tengo hambre. – Caminamos hacia la cocinera para que nos reparta la comida y tras pagarla, nos sentamos en uno de los bancos del jardín. Hay que aprovechar el buen tiempo mientras dure.
Nos sentamos a comer tranquilamente, yo un sándwich y Kai sushi. Se pasa el día comiendo sushi, vale que sea japonés pero eso no significa que tenga que pasarse el maldito día comiendo ese pescado crudo.
- ¿Sigues pensando en ella?
- ¿Mmm? – Me giro prestándole atención ya que no he escuchado nada de lo que ha dicho, las algas de su plato me hacen poner mala cara. ¡Qué asco!
- Sí, está claro que piensas en ella. Te ha dado fuerte ¿eh? – Se ríe y yo no puedo más que bufar, este tío ve cosas donde no las hay.
- Eres idiota, claro que no. Solo me parece rara y punto, además es una niñata. Sabes que no me gustan de ese tipo. – Me giro para darle la espalda dejando claro que he terminado con la conversación.
Me muerdo la lengua interiormente porque sé que Kai debe de estar sonriendo detrás de mí. El simple hecho de que me haya molestado deja claro que no estoy siendo del todo sincero.
Y entonces la veo. Justo frente a mí, sentada en el muro de piedra y apoyando la espalda contra la columna de la entrada al instituto.
- ¡Kai! – Le llamo moviendo la mano hacia atrás para que además de escucharme se acerque a mí, yo sigo sin apartar la mirada de ella... por si desaparece como el otro día. Esta chica es muy escurridiza.
- ¿Qué quieres ahora?
- Es esa. – Señalo con un gesto de la cabeza cuando se sienta a mi lado en el banco mirando en la misma dirección que yo.
- ¿La que escribe como una loca en su cuaderno? – Pregunta apoyándose con los codos en las piernas.
- Exactamente. – Sonrío para mí mismo y la sigo observando.
Tiene las piernas encogidas donde apoya su cuaderno y escribe sobre él muy deprisa, como si estuviera redactando un diálogo. Su ceño está fruncido y noto que su lengua se asoma entre los labios en una mueca de concentración. Ese gesto me hace sonreír de verdad, está adorable.
Rápidamente descarto esa idea de mi cabeza y carraspeo volviendo mi atención a Kai. Él me mira y tiene una sonrisa que me conozco muy bien. Capullo.
- Es muy guapa Hunter, ahora entiendo porqué la buscabas tanto la semana pasada, preséntamela.
- Ni de coña. Tú te vas a quedar aquí y yo voy a ir a hablar con ella, ¿entendido? – Me levanto y le advierto con un dedo que no se mueva del sitio, él solo se ríe y asiente.
- Lo que yo decía, te ha dado fuerte. – Canturrea una vez he comenzado a caminar hacia ella.
- Gilipollas. – Murmuro aún sabiendo que ya no me escucha.
- ¡Hunter!
La insoportable voz de Carol se hace presente y segundos después, su persona también. Justo delante de mí.
Me mira enrollándose un mechón de pelo con su uña afilada y masticando un chicle de la manera más molesta posible. La sonrisa que muestra está claro que es de tramar algo.
- ¿Qué quieres Carol?
- Solo quería saber si este fin de semana vendrás a mi fiesta. Es mi cumpleaños. – Cruza una pierna sobre la otra apoyándose en ella. Esa propuesta tiene como mensaje oculto muchas palabras, gritos, gemidos y arañazos. La conozco y por eso mismo estoy seguro de ello. Sobre todo de los arañazos. Parece una gata en celo cuando lo hacemos.
- No creo que pueda, pero felicidades. – Me aparto hacia un lado para seguir caminando y para dos cosas más: Maldecir porque no recordaba que ese fin de semana mis padres vendrían a casa unos días y para por supuesto, llegar hasta Dana y así poder hablar con ella.
Cuando estoy a punto de llegar a saludarla, veo saca su móvil de la mochila y su expresión cambia completamente al ver quién la está llamando.
Cierra el cuaderno rápidamente y guarda los bolígrafos en su estuche con las tan temblorosas, que alguno se le cae al suelo. Se levanta y tras ponerse la chaqueta y abrochársela hasta el cuello, y asegurarse de que no le queda ni un rincón de piel expuesto más que la cara y las manos, se quita con el dorso de una de estas el brillo de labios que tenía. Suelta un suspiro y como infligiéndose valor esboza una sonrisa y camina a la salida del colegio.
Obviamente la sigo. Cada vez me resulta más desconcertante y misteriosa.
Y desgraciadamente, cada vez llama más mi atención.
La veo llegar al aparcamiento y encontrarse con un hombre. Digo hombre porque claramente descarto que sea su maldito novio. Es bastante mayor, unos veintitantos. Bueno, mayor para ella que tiene diecisiete.
Tal vez ya haya cumplido los dieciocho. ¿Cuándo será su cumpleaños?
Regreso a la realidad y dejo mis preguntas existenciales para otro momento.
Me quedo helado cuando veo que el chico le sonríe, apoyado en el capó de un coche negro y la agarra de la cintura para atraerla hacia él bruscamente. Pega sus labios a los de ella y parece babearle la boca.
Me cabreo con ella por estar con otro. Me cabreo conmigo por cabrearme con ella, pero me enojo el doble cuando veo que Dana solo le deja hacer, incluso parece a disgusto.
Les observo tras una columna de la entrada al colegio. Gracias al cielo no hay nadie fuera que pueda molestar con sus gritos de focas desnutridas así que si hablan, les escucharé bien.
Veo que el chico hace una mueca de desagrado sobre su boca y se aparta lentamente mirando sus labios.
- ¿Tan zorra eres? – Le pregunta el cabrón ese sin miramientos.
- ¿Qué? – Su voz... la forma en la que habla es de completo terror. Y su expresión no es para menos.
- Vengo hasta aquí para verte y tú estás pintándote los putos morros como una guarra. ¿Para quién lo has hecho eh?- Agarra su muñeca y tira de ella al ver que comienza a alejarse de él.
- No, yo no he hecho nada. Solo era cacao. Nada más. Tengo los labios secos, lo prometo, no quería que los vieras así. – Sonríe intentando parecer serena, pero joder está claro que no lo está.
Él le devuelve la sonrisa y por un momento tanto ella como yo pensamos que se lo ha tragado, pero de inmediato su sonrisa desaparece y con gesto serio de la ostia, tira de su brazo y la mete en el coche, ella suelta un pequeño grito pero se tapa la boca para que no se la oiga. ¿Por qué coño hace eso?
Salgo un poco del escondrijo y comienza a vibrarme el móvil. Es Kai así que rechazo la llamada rápidamente. Después recibo un mensaje suyo preguntándome dónde estoy ya que las clases empiezan de nuevo, pero no le contesto.
Estoy es más importante joder.
Ahora no puedo escucharles, pero leo claramente en los labios de él la frase "házmelo a mí también" señalándose el pantalón o tal vez desabrochándoselo y algo de "a ese otro" así que supongo que le está diciendo claramente que le haga una jodida mamada.
¡Será hijo de puta!
Veo que ella niega con la cabeza y tiene los ojos rojos, como si estuviera a punto de llorar y ese imbécil solo sonríe y sigue atento a sus pantalones.
Trago saliva y sin pensar muy bien lo que estoy haciendo, me encuentro frente a la ventanilla del copiloto donde se encuentra ella y toco un par de veces con los nudillos.
Dana se sobresalta y al girar su atención hacia mí veo perfectamente que ya ha comenzado a llorar. Me anima ver que agradece mi interrupción, así que me invento lo primero que me viene a la cabeza y tras sonreírles a los dos haciéndome el gilipollas que no se entera de nada hago un gesto al chico para que baje la ventanilla.
Voy a hacerme pasar por el amigo pringado e ignorante de la vida que todo el mundo odia. ¡Quién lo diría!
- ¡Dana! Te he estado buscando por todas partes. La señora Tanner nos está llamando a todos para ensayar el baile.
- ¿Qué baile? – Espeta él cortante.
- Un baile de época que vamos a hacer. Algo complicado, ¿Vamos? – Le abro la puerta del coche para instarla a salir y ella duda un instante mirando al imbécil de turno, como pidiendo su aprobación. ¡Hay que joderse...!
- Ve, ya hablaremos.
- Gracias, adiós. – Le sonríe y para colmo le da las gracias. Solo le faltaría que le pidiera perdón por no haberle hecho la mamada.
- Vamos. – Cuando sale del coche cierro la puerta sin volver a mirarle y la animo a caminar deprisa con una mano en su espalda, sin llegar a tocarla. Tampoco quiero provocar al tío y que luego lo pague con ella. Aunque algo me dice que aún no habiendo hecho nada, él lo hace.
- ¿Están en la clase de gimnasia? – Me pregunta secándose las lágrimas disimuladamente.
- ¿Qué? – Esa pregunta iba en serio. ¿Me lo pregunta en serio?
- ¿Vamos a ensayar donde la primera vez? – Me sonríe y yo no puedo más que enfadarme de nuevo. ¿Está loca?
Cuando pasamos por el primer pasillo, tiro de ella por la muñeca y la meto en el primer baño de chicos que encuentro. Voy a cerrar la puerta tras nosotros mientras la oigo quejarse, pero veo a un chico lavándose las manos en el lavabo. Maldita sea.
- Fuera.
Rápidamente sale despavorido al ver que soy yo el que se lo he dicho. Joder soy conocido aquí, pero tampoco me he unido a una mafia. Suelto a Dana que comienza a tirar para que libere su brazo y tras asegurarme de que no hay nadie más, lo hago.
- ¿Qué estás haciendo, te has vuelto loco? – Me grita acariciándose la muñeca.
- Tenemos que hablar.
-------
Continuará...
¡Vaya! Qué giro más inesperado de los acontecimientos xD
¿Os está gustando la historia, no veo a mis queridos lectores de "Boxea como puedas" y me pongo triste );
Si os está gustando compartidla para que seamos tantos como en "Boxea..." (=
Gracias.
M.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top