23


- ¿¡QUÉ!? – Me levanto de las escaleras como un resorte y le miro desde mi altura. ¿Cómo se atreve a preguntarme algo así tan a la ligera?

- Escúchame...

- No, ni hablar. ¿Te crees que puedes pedirme algo así sin más? – Camino en dirección hasta mi casa pero no consigo dar demasiados pasos pues Hunter me sujeta del brazo.

- A ver cabezona. Déjame que me explique – Suspira restregándose el pelo una vez se asegura de que no voy a volver a huir. – Les dije a mis padres que tenía novia y necesito que se lo crean porque la quieren conocer. Así que necesito que me hagas este pequeño favor Dana, solo será una noche. Tampoco te estoy pidiendo que finjas casarte conmigo.

- No, solo que finja estar enamorada de ti. – Murmuro mirando hacia otro lado. Ahora me siento peor porque no me lo estaba pidiendo en serio.

¡Claro que no te lo estaba pidiendo en serio! Como si un chico así fuera a fijarse en mí.

- Vamos, hazme este favor. Míralo como un pago por dejarte las muletas. – Su expresión de niño bueno poniendo ojitos me hace reír y con eso le basta para entender que lo haré. Claro que lo haré, como si pudiera resistirme.

Estira los brazos y me levanta del suelo en un abrazo de oso que nos hace girar a ambos. Después me suelta y entramos en su casa hasta su cuarto para prepararnos antes de que sus padres lleguen para la cena.

Sobre las ocho y media más o menos decidimos bajar al piso inferior para comenzar con la función y mis piernas tiemblan de los nervios, tengo miedo de que mi voz vibre cuando hable. Si es que decido abrir la boca.

Hunter sujeta mis manos para que deje de jugar con ellas cuando ya estamos abajo. Sé que ya he conocido a sus padres pero no es lo mismo estar en su territorio a tener que estar en el hospital donde era un lugar neutral. Ahora los dueños son ellos y cualquier cosa que diga pueden utilizarla en mi contra.

Por Dios ya hablo como si fuera una delincuente.

- Recuerda lo que te he dicho, es mejor que actúes como si solo fuéramos amigos a que comiences a divagar. Y relájate, eras tú la que les defendía tanto y decía que eran buenos padres. No tienes nada de lo que preocuparte entonces. – Me echa en cara mis palabras con un tono bastante de burla que me gustaría darle un golpe ahora mismo pero no es el mejor momento ya que los padres de Hunter entren en el salón en ese mismo instante.

Ay madre.

- Hijo, no nos habías dicho que tuvieras visita. Iba a llamarte ahora para la cena. – Su madre sonríe en mi dirección mostrando que claramente me recuerda.

- Perdonad, era una sorpresa. – Hunter sonríe en mi dirección y agarra mi mano. Los dos bajan la vista hacia ese gesto y queda claro lo que su hija ha querido decir con eso.

- Así que ella es tu novia. – Aclara su padre en forma de saludo ya que no había abierto la boca hasta ahora.

- Eso es, supongo que la recordarás. Dana. – Me empuja levemente hacia delante para que les salude y yo temerosa acerco la mano hacia el centro para estrechársela y me obligo a sonreír. Dios no entiendo por qué estoy tan nerviosa son solo unos padres no me van a comer.

- Encantada señor Hudson. – Estrecha mi mano y solo asiente sin decir absolutamente nada. Su madre en cambio me envuelve en un rápido abrazo y con un gesto nos anima a sentarnos para cenar.

- Vamos, la cena está lista. Espero que te guste todo Dana, en las cenas familiares siempre cocino yo pero no es que sea del todo experta.

- Tranquila, estoy segura de que estará delicioso. – Me doy cuenta de que estoy hablando como si estuviera en una familia elegante y con mayordomo. Pero tengo tanto miedo de decir algo fuera de lugar que prefiero sonar demasiado refinada. Hunter aprieta mi muslo bajo la mesa para que me relaje un poco, yo solo le miro y sonrío como si eso hubiera hecho algún efecto en mí.

- Bien, contadnos. ¿Cómo sucedió todo esto? – Pregunta su padre como dejando caer la una de las bombas de Hiroshima.

Uf, es tú turno Hunter.

HUNTER

Cuando mi padre suelta eso casi me atraganto. La madre que lo parió, ¿Y a él qué le importa? Respiro hondo y tras carraspear me meto un trozo de carne en la boca haciendo tiempo para pensar una buena forma de contárselo.

Tal vez lo mejor es no comerse mucho la cabeza y decir la verdad. Eso lo puedo hacer. Trago lo que tengo en la boca y me centro en mis padre con el semblante tranquilo.

- ¿Recordáis el baile que tenemos que hacer? Nos apuntaron por parejas, allí nos conocimos.

- Entonces no hace mucho de eso. – Añade mi madre sonriendo conciliadora. La verdad es que estoy algo alucinado con la forma de actuar de mi madre, parece una persona normal y todo.

- No, pero no ha hecho falta demasiado para darme cuenta.

- ¿Darte cuenta de qué? – Pregunta mi padre. ¿Me va a obligar a decirlo? Pues espero que Dana no se agobie.

- De que la quiero.

Escucho la risa de mi padre sobre toda la estancia y se me crispa la nuca al instante. Aprieto los puños que tengo sobre la mesa para no cerrarle la boca de un puñetazo, ¿De qué coño se ríe?

- Por favor Hunter, si os acabáis de conocer.

- ¿Cómo se conocieron ustedes? – La pregunta de Dana corta la posible discusión que iba a haber entre mi padre y yo y se lo agradezco con la mirada. No quedaría demasiado bien que le pegara delante de ella.

- Pues... - Mi madre se ríe y mira a su lado enrojeciéndose. Nunca la había visto así, será por el vino. – La verdad es que nos conocimos al comienzo de la universidad. Yo iba con mis libros hacia clase, tenía mucha prisa y no veía por donde iba hasta que tropecé con tu padre. Bueno, él se tiró encima de mí... con su bici.

- ¿Bici? Atropellaste a mamá. – Suelto una risa seca, no quiero sonar demasiado interesado.

- Sí, pero porque se puso por delante, no tenía nada que hacer.

- Eso es mentira, podrías haber frenado. – Le regaña mi madre con una sonrisa.

Esto es muy incómodo. Mis padres riéndose, conmigo en la misma habitación. Como si fuéramos una familia. Creo que empiezo a agobiarme.

- Ey, ¿Estás bien? – Esta vez es Dana la que aprieta mi muslo para llamar mi atención. Su mirada tranquilizadora parece hacer algo de efecto.

- Sí, perfectamente.

La cena sigue igual de amena y no puedo más que sorprenderme por las historias que mi madre le cuenta a Dana. Algo que nunca había hecho conmigo, mi padre participa de vez en cuando pero su semblante serio no cambia ningún instante.

- Bueno, ¿Y qué pensaste de Dana la primera vez que la viste hijo? – Otra ve centrándonos en nosotros. Y pensé que la noche podría acabar bien.

Carraspeo girándome hacia Dana para buscar una especie de respuesta en su cara, pero ella está igual de expectante que mis progenitores. Y como de perdidos al río, digo la verdad de nuevo.

- En realidad no me fijé en ella desde el primer momento. Cuando la directora dijo nuestros nombres lo primero que pensé fue "¿Quién narices es esa?". Yo conozco a prácticamente todo el instituto y al oír su nombre pensé que sería alguien nuevo o algo. Y cuando la tuve delante supe quién era porque la veía siempre por los pasillos sola, como un fantasma deambulando de clase en clase.

No aparto la mirada de ella, esperando no ver ningún reflejo de ofensa. Solo estoy diciendo la verdad pero Dana es muy susceptible.

- Recuerdo que ni me habló ni me miró – Sonrío recordando el momento. – Y cuando empezamos a bailar tenía una cara de espanto que casi me río al momento pero después de un rato comenzó a relajarse y si te digo que fuimos los que mejor bailamos no me creeríais. Ahora somos la pareja principal.

- ¡Vaya! Eso no me lo habías dicho hijo, felicidades a los dos.

- Ves cómo te servían para algo las clases de bailar a las que te obligue a ir... - Preferiría que mi padre no hablara si solo sabe soltar sapos por la boca.

- Y bueno, ¿Qué es lo que te ha enamorado de ella, lo que más te gusta?

- ¿Y a ti de papá? – Le pregunto sabiendo que no va a responder a mi pregunta.

- Uy, pues su sonrisa por supuesto. Es un hombre muy divertido, se pasa el día con una sonrisa en la cara. – Dice con mucha convicción para claramente bromeando. Dana se ríe junto a ella pero yo solo me quedo en silencio sin creer que puedan estar hablando conmigo o incluso bromeando. De verdad que no puedo creerlo.

- Eres muy graciosa cariño. Solo sonrío cuando es necesario.

- ¿Le sonríe a su mujer señor Hudson? – Pregunta Dana inclinándose sobre su asiento y mirándole con esos ojos que hacen parecer que te ven hasta el alma.

- De vez en cuando, ¿Por qué?

- Por nada. Solo... - Se lame el labio inferior repentinamente nerviosa y me echa una ojeada. ¿A dónde querrá llegar? – Solo creo que a veces es necesario sonreírle a la gente para que se sienta mejor. Hunter también necesitará que le sonría de vez en cuando.

El silencio se hace presente en la mesa, uno de esos silencios incómodos y parece que esta vez no se puede salvar, hasta que mi madre vuelve al rescate.

- Tienes mucha razón Dana. Todos necesitamos que nos sonrían, estoy segura de que tú sonríes infinidad de veces y por eso Hunter te querrá. Siempre le han gustado las chicas con sonrisas bonitas.

- ¿Y tú qué sabes? Ni siquiera me has visto con chicas antes. – Suelto de repente más seco de lo que pretendía, pero es la verdad. Que no intente hacer de madre que me conoce porque en realidad no lo hace en absoluto.

- Bueno yo...

- Hunter – Susurra Dana a mi lado haciendo que me gire hacia ella. – Para, lo estabas haciendo bien hasta ahora.

- Hace que me conoce cuando no es así.

- Me da igual, siempre estás a la defensiva con tus padres. Quiero entenderlo aunque me cuesta pero no puedes decirme que no lo están intentando hoy porque lo hacen.

- No es así, solo actúan como siempre.

Sé que nos están escuchando pero llegados a este punto ya me da igual.

- Tal vez lo que te pasa es que tienes miedo de que alguien pueda llegar a preocuparse por ti. – No puedo evitar reírme. Ja, ¿Preocuparse por mí? Tan solo soy una obligación para ellos.

Al parecer Dana no se toma de todo bien mi risa, porque se levanta de su asiento y disculpándose ante mis padres sale de la sala. ¿Pero qué...? Me levanto para seguirla y la encuentro abriendo la puerta de la entrada, freno su huida antes de tiempo.

- ¿Qué haces?

- No, qué haces tú. No eres capaz de soportar que alguien te quiera. Puede que tus padres no hayan sido los mejores pero ahora lo están intentando. Al menos tu madre, cómo se nota que no sabes lo que es estar en mi situación. – Noto la rabia acumulada que tiene y parece estar sacándola toda contra mí. Sus ojos están anegados en lágrimas y me odio por ser el culpable de ello.

- Dana...

- ¡No! Ojalá tuviera yo una madre que lo intentara. Ojalá pudiera ir a ella siempre que la necesitara, pero no puedo hacerlo y tú sí pero te niegas. ¡Porque eres idiota!

- ¡¿Acaso crees que no quiero yo un padre como el tuyo?! En mi vida he visto alguien querer tanto como tu padre te quiere a ti. El mío nunca hará ni la mitad de lo que tu padre hace. – Intento relajarme porque a ojos de otras personas ahora mismo estamos dando un buen espectáculo. Supongo que mis padres están escuchándonos pero me da exactamente igual, ya no me importa nada.

- Yo no tengo la culpa de eso Hunter, al menos yo admito la suerte que tengo con mi padre, pero tú no. Y por eso creo que no puedo seguir con esto. No sabiendo que no eres capaz de dejarte querer, ya tengo bastante con mis problemas.

Se da la vuelta y se va.

¿Espera qué?

-----------

OH VASHAA =0

El shippeo se nos enfada.

No es mi cuuulpaa, es la Dana que se lo toma todo muy a pecho. O bueno igual es el Hunter que es mu burro.

¿Quién se ha pasado?

#DANA 

#HUNTER

¿Creeís que Hunter la va a seguir?

¿O la va a mandar a freír esparragos y se va a quedar en su casita la mar de tranquilo?

Nos vemos en el próximo cap a ver que pasa. 

Besoss virtuales jugosos y sabrosos de parte de mi bombón de licor.  

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top