9. ¿Te vas?


Volví!!! Jejeje, bueno mejor me callo y a leer 😍






Me quedé sin saber como reaccionar. Solo me mantuve abrazada al guapo doctor, mientras intentaba descifrar si la presencia de Joel era real o solo mi imaginación.

—Okey, entonces gracias por todo—Aby dijo en voz alta y en seguida le dio una palmadita al doctor guapo.

El chico aclaró la garganta y se separó de mi.

—Al parecer ya estás mejor—dijo James, mientras alzaba la mano a manera de saludo—. Tu doctor hace bien su trabajo.

El doctor guapo soltó una carcajada.

—No soy su doctor—aclaró el chico y me regresó a ver sonriente—. Pero pasaba por aquí y quise ayudar. Vivo para salvar vidas.

—Pues aquí nadie se está muriendo, gracias—James dijo con una sonrisa maliciosa.

Joel por su parte me miraba fijamente y pensativo.

—Ahm... okey—el chico guapo aclaró la garganta, dándose cuenta que no era bienvenido—Creo que llegué en mal momento, así que...—se despidió con la mano—. Adiós, nos vemos después.

Aby y yo le sonreímos y entonces el chico guapo se fue del lugar. Acto seguido las sonrisas de mi amiga y yo, desaparecieron sin disimulo. Yo intercambiaba miradas serias con Joel, y Aby nos miraba a ambos con los ojos como platos.

—Ho-hola chicos—Aby parecía estar muerta de los nervios, pues sus movimientos eran como de robot—. Ahm, creo que los he visto antes. ¡Ah, sí! ¡Sí, claro que los he visto! ¡Tú ayudaste a Jen!— Aby sonreía nerviosa a James, y luego miró a Joel—. Ehm, a ti no te he visto nunca. Sí, jamás en la vida te he visto.

Los ojos de Joel me hicieron entrar en pánico. Él nunca me había clavado la mirada, y pese a que no tenía cara de seriedad, me hacía intimidar. Él estaba pensando algo de mi y me mataba saber que era.

Aby se acercó a ellos y los invitó a pasar con la mano. Sus ojos estaban clavados en Joel, y apretaba los labios reprimiendo una sonrisa idiota. Creo que estaba teniendo un ataque fangirl interno.

¿Y ahora que?

Hace unos días solo pensaba en que mi mini historia con Joel era un peligro, por ello pasé horas sintiéndome cada vez más culpable por haberle hecho algo importante a su corazón. Pero hoy... ¿Qué era lo mejor que podría hacer para él?

Diablos quería correr a besarlo para decirle que en serio me gustaba mucho, pero me contuve.

—Les agradezco que hayan venido—Aby aclaró la garganta.

—No hay de que—Joel quitó de repente su seriedad y la cambió por una sonrisa amable. Nunca me quitó la vista de encima.

Yo seguía como estatua.

—Me alegra verte—James se paró a un lado mío y Joel un paso atrás de él—. Estábamos muy preocupados. Creímos que algo muy grave te pasaría. Vinimos otro día, pero nos dijeron que no despertabas así que decidimos volver hoy. Menos mal que despertaste. En verdad nos sentíamos muy culpables, sobre todo... mi amiguito—James se hizo para atrás y le dio un caderazo a Joel, él cual reaccionó y me miró un tanto nervioso—. ¿Cierto que estabas muriendo en vida por Jen?

—Claro—se limitó a decir distraido.

—Sé que suena un poco seco, pero... en verdad parecía zombie—James intentaba darle un poco de calor al asunto—. Estaba preocupado por ti al igual que yo—. Entonces James puso su maleta adelante, y la abrió apresurado—. Por cierto, antes de olvidarlo... te trajimos un regalo.

Yo me enfocaba en ver a Aby y sus impulsos fangirl reprimidos. Tenía cara de querer abalanzarse sobre Joel. Hasta los ojos tenía aguados.

—Los guardé yo—murmuró Joel, y James dejó de buscar en la maleta.

—Ah, sí. Lo olvidé—James con alegría volvió a cerrar la maleta.

Joel puso su mochila en frente y al abrirla sacó de allí una pequeña caja de chocolates. Luego cuando dio un paso hacia mi, se detuvo pensativo. 

—Creo que esos son tus favoritos—él sonrió suavemente extendiéndome el regalo, y yo le devolví la sonrisa—. Muchas veces encontré en la vereda de mi casa empaques de estos chocolates... después que te ibas.

Creo que se refería a mis días de acosadora.

OMG, ¿desde cuando él sabía que yo era su admiradora secreta?

¿Porqué me siguió el juego?

Él dejó que yo siguiera siendo la chica repartidora de pollo, sin que yo supiera que él ya sabía.

Entonces a la mente se me vinieron todos los recuerdos sobre esos días, y por un momento me sentí estúpida. Yo armaba todo un show por parecer la mensajera de la "admiradora secreta" y él quizás se estaba partiendo de la risa por todo lo que hacía.

¿Pero... por qué me siguió el juego?

Por cierto... ojalá puedas decirle a mi admiradora que le agradezco sus atenciones. Y dile que también le recomiendo que me siga conociendo, para no llevarnos sorpresas al ser novios. Es por el bien de ambos.

¿Novios?

Él había abierto la posibilidad de un noviazgo de manera secreta.

—¿Jen?—dijo de repente Joel, y yo alcé la mirada.

Me di cuenta que todos me habían estado observando con duda. Creo que me perdí en mis pensamientos más de lo seguido.

No era justo que juegue con los sentimientos de Joel por mis obsesiones de fan. Como dijo Aby, él quizás podría buscar en mi algo real, mientras yo solo una ilusión por el simple hecho de ser fan. Además pronto perdería mis recuerdos y... ¿Dónde quedaría Joel?

Podría tener romances de juguete con otros chicos sin problema, pero con Joel no. Él era un buen chico que podría entregarse por completo, y no merecía que yo lo lastime por mis caprichos. Él merecía algo mejor.

No sé en que pensaba cuando intentaba conseguir alguna historia de amor con Joel. Fue muy egoísta de mi parte.

Pero aún estaba a tiempo.

—¿Jenifer?—Aby me dio una palmada en la pierna y yo di un respingo.

Al ver a mi amiga, recordé las mil y una razones por las cuales no era prudente seguir con mis planes con Joel. Ella y Christopher hicieron nacer una bella historia, pero... hubo mucho dolor para que pudieran amarse al final.

El tiempo no era un obstáculo fácil de superar.

Aún estaba a tiempo de no meterme en un juego como ese, ni mucho menos a Joel.

—¿Estás bien?—me dijo Joel con preocupación, y sin dejar de mirarlo tomé los chocolates y los puse a mi costado.

—¿Quiénes son ustedes?—solté la bomba que derrumbaría todo.

Todo se congeló a mi alrededor, y de repente tuve una visión panorámica que me permitía ver las caras de asombro de todos. Aby tenía la boca abierta y miraba a los tres en turnos. James tenía los ojos abiertos como nunca vi a alguien hacerlos. Y Joel... él se hallaba palideciendo, con su boca queriendo gesticular palabra alguna. Su mano aún seguía extendida hacia mi.

—¿Qué ocurre aquí?—dijo Joel con la voz apenas audible.

Yo quité mi vista de Joel y enseguida miré a Aby en busca de ayuda. Ella me clavó la vista también suplicando por respuestas.

—Parecen ser buenos chicos, pero... en verdad no sé quienes son—solté con sonriendo nerviosa.

—No entiendo nada—James soltó por algún lugar—. Diablos, esto se puso intenso.

—Me... me dijeron que... tengo perdida de la memoria debido al trauma. Creo que es algo psicológico—dije mirando a Aby—. Quizás luego de un tiempo podré recordar o quizás no. La verdad no entendí.

—Amnesia disociativa—murmuró Aby, y Joel le puso atención—. Quizás el accidente la dejó muy consternada. El doctor nos dijo que debe descansar mucho y no someterse a estrés para que su memoria pueda volver. Espero que así sea, porque... olvidó muchas cosas de su estadía en este país.

—Lo ultimo que recuerdo es... el día que llegué a Hesperia—yo me toqué la cabeza, fingiendo dolor.

—Yo... creo... creo que debe descansar—Aby se apresuró a decir, y en seguida corrió hasta donde estaba Joel—. Chicos creo que deberían verla en otra ocasión. Al parecer Jen no se encuentra bien.

—Me duele—gimoteé, con las manos en la cabeza.

—Por un momento creí que ustedes la ayudarían a recuperar sus recuerdos, pero... ya veo que no—Aby empezó a jalar a los chicos del brazo—. Lo siento, creo que es mejor que...

Y entonces una enfermera entró a la habitación con una tabla en la mano. 

—Señorita Villanueva, necesito que llene estos papeles—dijo acercándose a mi, ignorando a mi amiga que empujaba a Joel y James afuera. 

De hecho Aby puso más empeño en sacarlo mientras me mirándome asustada. Creo que ella también se dio cuenta que la enfermera podría delatarnos. 

—Sí, claro—tomé la tabla, y miré a los chicos que estaban casi afuera. 

—Necesito que llené este documento y lo firme. Así podremos remitir su caso al hospital de los Ángeles—me informó, y luego se fue.

Con la noticia de la enfermera todo se quedó en silencio. Todos nos mirábamos sin saber como reaccionar. 

—¿Te vas a Los Ángeles?—preguntó Joel sorprendido.

—Sí—dije quitando mi vista de él—. Me recuperaré en esa ciudad unos días y luego... volveré a Ecuador.

Joel no dijo nada, solo me regaló una expresión triste que me rompió el corazón. Claro que después quiso aparentar que estaba tranquilo con mi noticia. Incluso me sonrió.

—Que tengas un buen viaje—él murmuró acomodándose la mochila—. Y en verdad es una lastima que hayas perdido la memoria. Pero... lo importante es que estés bien. 

—Podríamos reunirnos otro día...—intentó decir Aby

—Jen se va a Ecuador, así que... quizás no haya caso en reunirnos otro día—él le dijo a Aby con tranquilidad—. Yo creo que... esta es la despedida. 

—Oye...—James lo miró asombrado—. Podríamos visitarla...

—Fue lindo conocerte, Jen—él alzó la mano a manera de despedida, y automáticamente lo imité. No sabía lo que hacía—. Ten un buen viaje, y espero que alguna vez regreses a Hesperia. Ten por seguro que serán bienvenida en mi casa. 

Dicho eso, Joel se fue del lugar sin dar un sola mirada atrás 

—Ay, no—James se quejó con cansancio mirando a su amigo, y luego salió corriendo detrás de él. 

La habitación se quedó en un silencio sepulcral, y sentí como mi corazón se iba resquebrajando. Creo que había terminado mi historia con Joel de la peor manera. 

—¿Qué carajos haces?—Aby me miró interrogante—. ¿Cómo que perdiste la memoria?

Y entonces tomé las muletas que estaban a un costado de mi cama,  y no sé ni como pero me puse de pie. 

—¡Entré en pánico!—le dije a Aby empezando a caminar apresurada con las muletas—. Solo quería borrar cualquier vinculo con él, y... se me ocurrió la manera más boba. 

—Pues si que fuiste extrema—Aby se puso mi lado, pendiente de que no cayera. 

—¡Tráemelo!—la miré suplicante—. No dejes que se vaya. Necesito despedirme de él en buenos términos. 

Aby me miró sin saber que hacer por uno rato, y luego de rodar los ojos salió corriendo de mi habitación. 

Mientras esperaba me moría de los nervios. De pronto me sentía mala persona por pretender mirarlo a los ojos, diciéndole todo lo que tenía que decirle, pretendiendo que no lo recordaba. 

—Así está mejor—me dije a mi misma—. Todavía somos un par de desconocidos que dejarán un lindo recuerdo en el otro. 

Si bien no tuve la épica historia de amor que alguna vez quise, tuve lindas experiencia con él. Y tal vez muchas cncowners me estarían envidiando por ello. Pero ya era tiempo de volver a mi realidad. 

—¡Hombre, no seas terco!—oí la voz de James—. ¡Solo despídete como niño bueno y ya!

—¡Pero ella no me recuerda! ¡Que caso tiene!—oí replicar a Joel. 

—¡No importa! ¡Solo entra y habla con ella!—Aby decía suplicante—. Se siente muy mal. Te juro que si solo entras y hablas, ella se pondrá mejor... 

—¡Soy un desconocido!—Joel se empañaba en decir—. Y... y creo que está mejor sin mi...

Y entonces salí de la habitación para darles el encuentro en el pasillo. 

—¡No estoy mejor sin ti!—le dije acercándome lentamente con la muletas. Aby y James tenía agarrando a Joel de los brazos, en posición de forcejeo—. Si estuviera mejor, no hubiera sentido como si me hubieran arrancado el corazón cuando te fuiste. 

Joel dejó de forcejear, y me miró atentamente con la respiración agitada. 

—¡¿Ves?!—Aby me señaló—. En verdad quería verte. No fue invento mío. 

Me acerqué a ellos, y en cuanto tuve a Joel cara a cara, me apoyé en mi pierna sana y le pasé las muletas a Aby. 

—Tengo pésimo equilibrio—le conté a Joel—. ¿Podrías abrazarme antes de caerme de trasero? Y puede que mi colita sea acolchonada y grande pero... igual dolería. 

Joel soltó una sonrisa, y yo abrí mis brazos. 

—Jen se caerá como costal de papas en 3, 2...—Aby le dijo en broma mientras miraba su reloj 

Entonces Joel,  aunque un poco inseguro se fue acercando más hasta que sus brazos me envolvieron por completo. 

Su abrazo casi no se sintió ya que quizás tuvo un poco de recelo en apretarme.

—¿Me tienes miedo? ¿Por eso no me das un abrazo rompecostillas?—le dije en broma—. Tranquilo, no te comeré. A menos que... tú quieras. 

Una vez más oí su risita. 

—No te abrazo fuerte porque tengo miedo de hacerte daño—él murmuró separándose un poco para mirarme—. Tienes muchas fracturas...

—¡Al la mierda!—solté desesperada y acto seguido lo apreté entre mis brazos. 

Él dudó un poco, pero creo que al ver que no me quejaba me correspondió al abrazo. Por supuesto internamente mis huesitos y músculos estaban llorando, pero me aguanté. 

—Yo... yo realmente siento no saber quienes son—susurré culpable. En verdad quería revelar mi mentira—. Me emociona saber que hay dos personas en este país extraño que sienten preocupación por mi situación. Supongo que... no fui alguien pasajera.

—Fuiste una buen amiga a la que recordaré con mucho cariño—él me sonrió suavemente—. Me alegra haberte conocido. 

—El corazón no olvida así que... te recordaré siempre. Mi corazoncito dice que no olvide tu rostro nunca, así que por algo será—yo lo volví abrazar, y aunque me siguieron doliendo las costillas me aguanté. 

—Gracias—dijo de repente Joel—. Si hay algo que quiero que recuerdes, es lo agradecido que estoy contigo.

—¿Porqué?—me hice la que no sabía.

—Son muchas razones—él me sonrió levemente—. Pero prefiero que no lo sepas. Creo que me conformo con que sepas que eres una persona muy buena, que a simple vista no lo parecía. En un inicio aparentabas ser de ese tipo de chicas que acarrean problemas, y que se creen con el poder de jugar con la gente solo por ser lindas, pero... en realidad resultaste ser la chica más dócil e inocente que he conocido.

—Wou—solté sorprendida—. Eres la primera persona que me considera inocente. Es...lindo. 

Para todas las personas yo era la chica arrebatada, que era mas salvaje que cualquier otra. Me creían empoderada, y de carácter fuerte, cuando... en realidad no era tan cierto. 

—Cuídate Jen, y espero que te mejores—él me miraba triste, aunque sonriente. De pronto su celular soltó un sonido y él lo sacó—. Creo... creo que me debo ir. Tengo que ir a recoger a mi hermano a la escuela. Tuvo práctica de futbol.

—Okey, ve. 

—En ese caso me despido—James alzó la mano a manera de despedida—. Cuídate mucho Jen. Que te vaya bien. Y si tu memoria vuelve a la normalidad en algún momento, por favor... no nos olvides. Siempre tendrás alguien con quien contar acá en Hesperia. 

—Gracias, James—sonreí conmovida.

Entonces alguien llegó y aunque esa persona tenía una cara muy bonita, en ese momento quise matarlo. No quería que nadie se interponga en mi despedida con Joel.

El doctor guapo había entrado.

—Disculpen que los moleste—el chico sonreía apenado—, pero necesito los papeles que les dejó la enfermera Robbins. 

—Ay, sí—Aby dijo entrando a mi habitación a toda prisa. Al rato salió corriendo con un esfero y la tabla que me dejaron. 

Aby me entregó los papeles y apoyándome en Joel me las arreglé para firmar los documentos. 

—Por cierto, perdón—el chico me miró a mi y Aby—. Por la premura no pude presentarme. Mi nombre es Mauricio Serratos, y soy el hijo de Roger Serratos, el señor que se supone te entrevistaría para...

—Él iba evaluar si podría apelar con un conocido suyo para que me permita aplicar a una universidad de Florida—completé y le extendí la mano para que pudiera estrecharla—. Wou... eso no lo vi venir.

—Ni yo tampoco. De hecho cuando te vi llegar en la ambulancia, no tenía idea de que eras la hija del amigo de mi papá—él tomó mi mano y dio un apretón—. Fue tan coincidente que hayas llegado a parar en este hospital donde también trabajo. Se supone que la primera vez que te conocería, sería en un restaurante de los ángeles con mi papá, pero... al parecer el destino nos unió de otra forma.

—¿Ibas a ir?—dije interrogante, pero fingidamente.

—Se supone que tu padre me pidió que te acompañara en tu aventura en Estados Unidos. Mi trabajo iba a ser convencerte de que es un excelente país para hacer tu carrera. Él estaba preocupado porque estuvieras sola y sin amigos, así que... me pidió que te invitara a salir. Así que ese día rechacé asistir a un esplendido cardiólogo y pues... decidí ir a conocer a la linda señorita que el doctor Villanueva me describió. Lastimosamente, cuando estaba por tomar mi auto y viajar a Los Ángeles, recibí la llamada de mi padre diciéndome que la señorita llegó de gravedad al hospital. Así fue como terminé quedándome en el hospital, pero para cuidarte. Esa era mi misión hasta que llegue tu amiga.

—Ja—exclamó James de repente—. Me pregunto si es común que los médicos cuiden a sus pacientes, lanzándoles encima.

Y entonces noté que Joel me había estado observandome en conjunto con Mauricio.

—Mau, el doctor Mitchell te busca—la enfermera que vino hace rato volvió. 

—Okey, ya voy—él nos sonrió a todos—. Chicas, mientras tanto sigan preparándose para ir a Los Ángeles. Tal vez por la noche nos podremos ir. 

—¿Podremos?—lo miré interrogante. 

—¿No te dijo tu papá que las llevaría hasta allá? Tu padre y el mío me pidieron hacerlo, pues tengo un auto y además también tengo que ir hasta Los Ángeles. Y de todas maneras no es ninguna molestia para mi, al contrario. Me siento bien ayudando a la familia de un gran amigo de mi padre—él me miraba un tanto sorprendido—. Pero... claro que si no quieren que las lleve, entiendo

—¿En verdad podemos?—preguntó Aby—. Parece que estás muy ocupado. 

—Sí, no hay problema. Como dije, tengo asuntos que arreglar por allá—él nos sonrió, y de repente empezó a sonar su localizador—. Vaya, creo que tengo una emergencia. Nos vemos por la noche chicas. 

Y entonces Mau nos dio una ultima sonrisa amable y salió corriendo. 

—Okey, entonces... creo ya tenemos transporte y chofer para la noche—solté con una risita nerviosa.

—Menos mal porque me preocupaba la cantidad de dinero que nos cobraría un taxi o algún transporte hasta allá—Aby dijo aliviada—. Menos mal vamos a ir con un chico lindo, que además es conocido tuyo. 

—No es conocido mío, sino de mi papá—dije pensativa. 

—Como sea, Mau me ahorró muchos dolores de cabeza—murmuró alegre. 

—Coff, cofff...—oí que llamó la atención Joel, y con mi amiga regresamos a ver—. Bueno, al parecer tienen mucho que hacer. Creo que mejor... nos vamos. 

—Jen, recupérate pronto—James, se acercó a mi y me abrazó. 

Me dio una abrazo que casi me saca lágrimas, pero que importaba al final fue una abrazo cálido que me sacó una sonrisa. 

—Dame tu numero o tu facebook—James dijo de inmediato al separarse—. Podríamos escribirnos, y si algún momento nos recuerdas en verdad...

—¡Jenifer!—gritó alguien y al ver hacia la puerta miré a Mau agitado. 

—¿Qué pasó?—le dije asustada. Parecía haber visto un fantasma. 

—Cambio de planes—él parecía tener prisa, pues ni se molestaba en entrar—. Acaba de ocurrir un accidente masivo en una avenida cercana. Estamos saturados en emergencia, y... no creo poder irme esta noche. 

—Okey, no te preocupes—Aby le dijo de inmediato—. Lo importante es que puedan ayudar a todas las personas. Manos va a ser lo que falten. 

—Sí—Mau nos miró apenado—. En verdad lo siento. 

—No, está bien—insistí—. Te esperaremos. 

—Pero no sabría cuando pueda irme, es que... en verdad son demasiados casos de trauma los que llegaron y... 

—Iremos en trasporte privado no te preocupes—le sonreí y me fui a sentar en mi cama—. Tú solo ve a salvar vidas.

—Sí, Mauricio—Aby parecía inquieta—. Ve a ayudar. Cuando llegan accidentes múltiples es una locura, y en verdad se trabaja contra el tiempo. Bueno... me imagino que así es. 

Y observé una vez más a Aby. Ella tenía su cara de superchica médico. Parecía estar a punto de salir a conseguirse una bata y un fonendoscopio para ir ayudar en emergencias. 

—Sí, en verdad es terrible lo que ocurrió, pero vamos ayudarlos a todos—Mau nos sonrió preocupado—. Okey, entonces nos vemos. Pero si deciden quedarse y esperarme, pregunten por mi en emergencias y allí me encontrarán. 

Sin más, Mau salió corriendo dejándonos a solas. 

—Okey, entonces... creo que me la pasaré toda la tarde buscando alguna agencia de transporte. Necesito saber como funciona todo eso, porque la verdad no sé si tendré que volver a dejar el auto si me lo alquilan—dijo Aby con cansancio, mientras sacaba su celular sentándose en la silla junto a la camilla. 

Miré a Joel, y le sonreí suavemente. 

—Creo que ya vamos una hora intentando despedirnos—les dije en broma, y Joel me miró pensativo. 

—Oye, hermano. Deberíamos irnos—James miraba su celular—. Tu mamá me mandó un mensaje diciendo que no contestas. Y me dijo que te espera reverendo castigo si no vas a recoger ya mismo a Gabriel. Creo que el chamaco ya te delató. Y con razón, porque ya lleva esperando casi una hora. 

—Pobrecito, mejor vayan pronto—dije apenada—. Debe ser pequeño aún, no le vaya a pasar...

—¡Podría llevarlas a Los Ángeles en mi auto!—soltó en voz alta y a toda prisa Joel, y yo me quedé como estatua. 

En realidad todos se quedaron como estatuas mirándolo. 

—¿Qué?—James lo miró confundido—. Pero si tú no...

—Sí tengo tiempo—Joel le clavó la mirada a James—. Así que...

—¿Puedes llevarnos a los Ángeles?—Aby parecía atónita—. ¿Pero tienes permiso para conducir?

Según mis cálculos de fan, él aún no tenía permiso.   

—Sí—Joel rodó los ojos, riendo nervioso—. Y antes de que sigan preguntando, sí. Sí tengo todo para ir a Los Ángeles. 

—Okey...—James lo miraba interrogante. 

—Entonces...—Joel me miró a la expectativa. 

Desde que me enamoré como fan de Joel, siempre imaginé lo que sería tener un aventura con él. Es decir pasar una situación toda cliché de películas, como un viaje o una convivencia de unos días con él. Y... debido a que no era conveniente pasar más tiempo del debido, gracias a que no quería acostumbrarnos el uno al otro, este viaje me pareció la forma más corta y rápida de cumplir una aventura con él. 

Sería una aventura de unas horas de viaje, pero a la final sería un mini viaje del que podría presumir. 

—Pido el asiento del copiloto—sonreí casi que dando saltitos de felicidad.

—Okey, no se diga más.  Nos vamos a Los Ángeles—él me devolvió la sonrisa. Ahora sonreía como nunca lo vi sonreír, y juro que sentí mi corazón sonar ruidoso. 

¿Qué podría pasar en un viaje de unas cuantas horas? 

Sería como pasar una tarde con él, y luego chao. 








Hola chiquillas!!! Espero que les haya gustado el cap. 

Y pues como adelanto... en este viaje pasarán muchas cosas importantes. No será un viaje muy común. 

Se viene lo bueno... 

Chaitos jejejee

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