Especial "Mi vida después de ti": Amor a primera vista
Este cap tendrá spoiler de la segunda temporada
Yo sé que en este capitulo van a morir de amor así que... 😍😍😍😍
Capitulo dedicado a: Cami_Cuentas (En serio que amo tu devoción a los abichuelos, mi Cami. No sabes lo mucho me alegra siempre contar contigo en mis novelas, eres una chica que cuando ama algo lo ama en verdad jejeje, y me alegra saber que amas a estos urgidos. Espero que te guste, pues es uno de los capítulos que tú más esperabas)
Dios, realmente no me creía todo lo que viví en todas las ultimas horas.
Estuve en muchos países, escenarios, tiempos y compartiendo con distintas personas, algunas con las cuales ni en millones de años creí estar.
—¿Cómo puedes ser posible todo esto?—yo estaba recostado en mi casa de un hotel cinco estrellas. Ya hasta empezaba acostumbrarme a las comodidades que me daba el ser un artista de talla mundial.
Actualmente estaba en Puerto Rico, intentando dormir luego del impacto de haber conocido a Prince Royce. Y eso no fue todo, porque pude pasar con él por un rato mientras grabábamos un video musical.
En fin...
Conocí a más artistas conocidos, aunque por una pizca de tiempo. Mi ángel solo me dejó estar por unos segundos en mi cuerpo de "un yo del futuro", cuando los iba conociendo. Vi a famosos como Sin Bandera (Casi me desmayo cuando Noel me habló), Wisin, Sebastián Yatra, Laura Pausini, Alejandro Sanz, Ricky Martin, Nick Carter, en fin... un montón de gente. Incluso hasta conocí a Paris Hilton y no solo eso, estuve por unos segundos con ella saltando en el escenario de tomorrowland.
¡Lastima que con ellos solo estuve unos segundos!
Fue como si hubiera estado de visita en mi propio cuerpo por unos segundos.
—Entonces... disfrutaste mucho de tus momentos siendo el famoso Christopher, ¿cierto?—oí la voz conocida de Raguel y pegué un salto.
—Fue divertido—solté sentándome sobre la cama, y mirándolo—. En realidad, viví todos mis más grandes sueños en solo unas horas.
—¿Si ves que no es tan malo lo que se te viene?—él chico caminaba de un lado a otro pensativo.
—Sí pero... de todas maneras las cosas buenas que viví, siguen teniendo menos peso con las cosas malas... o eso creo—suspiré confundido, pasándome una mano por mi cabello con rayos rubios.
—¿Sigues pensando en que no quieres la vida con Cnco pese a todo lo bueno que te mostré?—él me miró asombrado—. Dios, en verdad no puedo creer que quieras rechazar todo esto. Y además como te dije, no puedes cambiar nada que ya está predestinado. Con todo esto solo intento que no llevarte obligadamente a cumplir con tus destino, y si...
—Si soy lo suficientemente terco, dispuesto a sufrir y esforzarme, valiendome de una fe inquebrantable se puede cambiar mi destino. Tú me lo dijiste una vez—sonreí con inocencia, y el muchacho me miró sin habla.
—¿En serio pretendes someterte a ese martirio y de paso a mi?—él me miró con una ceja alzada—. ¿En verdad le temes tanto a pasar por todas las cosas malas de las que te habló Aby?
—Le temo a lo que mis problemas en el futuro le puedan hacer a mi personalidad. Siento que podría llegar a cambiar mucho, y de una manera mala. Todo aquello de lo que me habló Aby, son cosas con las que no podría lidiar. Siento que en algún momento eso me hará una persona distinta a lo que soy hoy, con líos a los que serán arrastrados los que amo, incluyendo a mi familia, mis amigos y a Aby. Yo no quiero hacerles daño—suspiré cansado—. Y creo que el mayor de mis temores es terminar siendo en el futuro, un chico del cual Aby no se enamoró. Ella si va a sentir la diferencia entre el tranquilo y común Christopher, versus el Christopher con miles de problemas que ha experimentado todo tipo de malos ratos. Básicamente va a conocer a mi otro yo, apenas ponga un pie en el futuro. ¡Rayos! ¿Qué tal si ella no encuentra el alma que de la que se enamoró? Tal vez la perdería, y eso no...
—Ella siempre hallará tu alma, y la reconocerá como su mitad. En cualquier universo, mundo, tiempo, Aby siempre estará destinada a amarte—él me sonrió pacíficamente—. Sus vidas siempre se atraerán y se unirán.
Sin querer sonreí ante aquella afirmación.
Aby era algo precioso sin lo cual me sentiría completo. Simplemente la necesitaba a ella a mi lado para ser yo. Así de dependiente me hice de ella.
Esta destinado a siempre necesitarla.
—Ella está destinada a amarme, eso es bueno... realmente muy bueno, pero...—yo me mordí el labios nervioso—. Que tal si ella termina amando a un toxico en el futuro. Yo no quiero ser alguien que le haga daño...
—¡Ay Señor, apiádate de mi!—Raguel miró al Cielo con cansancio—. ¿No me pudiste dar a alguien menos dramático a quien cuidar?
El chico bajó su vista a mi, y me miró con seriedad por lo que me parecieron siglos. Yo estaba empezando a irme por la incomodidad que me causaba su mirada, pero él me hizo señas para que no me moviera.
—Pensaba tenerte divirtiéndote por un rato más en tu futuro con Cnco, pero al parecer así te muestre el máximo de los máximos logros no vas a cambiar de parecer. Y ahora... creo saber por cual camino llevarte para que cambies de opinión. Pensaba dejarlo para el ultimo, pero en vista de tu testarudez...
Él chico me sonrió de lado, y negó con diversión.
—¿Qué me vas hacer?—yo lo miré pálido, pues tenía cara de querer castigarme.
—Al parecer solo hay una persona que tiene poder en tus acciones y decisiones—él soltó una risita—. A partir de hoy, serán problema de ella. Así que prepárate porque te viene un muy buen escarmiento por tus tontos pensamientos sobre el futuro.
Me empezaba a sentir débil en grados que se iban incrementando, algo que me dio la pauta para saber que estaba por emprender un viaje hacia algún lugar.
—¿A dónde voy?— logré decir en medio del pánico, mientras luchaba porque mis ojos no se cierren. Hasta empecé a pellizcarme con las pocas fuerzas que tenía.
Nada de lo que hacia para no perder el sentido servía. Esta siendo jalado por una fuerza extraña, que me hacia perder el control de mi cuerpo.
Solo bastó a que cerrara los ojos por una sola vez debido al cansancio, para que al abrirlo me encontrara en un lugar distinto. Ya no estaba en la habitación del hotel en Puerto Rico. Estaba de vuelta en aquel portal que vi por muchas ocasiones en el día. Básicamente estuve saliendo y entrando por allí como si fuera la puerta de mi casa.
Caí el el piso dolorosamente, y en seguida quise incorporarme. Obviamente no lo logré pues mis brazos y piernas aún temblaban por el cambio tan repentino de localización.
—¿Dónde me dejarás?
El ángel no me hizo caso, tan solo caminaba de un lado a otro, mirándose muy pensativo. No me miraba ni una sola vez, tan solo tenía el ceño fruncido.
—Listo, ya te está esperando—él volvió a sonreír con alegría—. Acabo de comunicarle que vas para allá.
—¡¿Por favor dime a donde voy?!—yo pedí, sentándome en el piso y mirándolo con suplica. El chico me ignoró una vez más, y solo se limitó a darme una pacifica mirada.
—Te devolveré tu aspecto normal—él me informó, mientras se ponía de cuclillas observando mi debilidad—. Ella me dijo que quería verte así. Es un favor personal.
¿Ella?
—¿De quien hablas?
—Te dije que necesitarías de apoyo para decidir lo que quieres para estos cinco años. Créeme que esa persona te ayudará a elegir lo correcto. Así podrás ser libre de elegir lo que realmente quieres, y sin remordimientos o miedos.
Estaba confundido en extremo.
—¿Acaso me vas a presentar al ángel de Aby?
—No, pero casi le atinas—él me sonrió, y en seguida todo empezó a dar vueltas—. Te llevaré a algo muy cercano a Anabiel.
Y así fue como todo se volvió oscuro a escalas descendentes. De a poco todo iba volviéndose negros, hasta llegar a una oscuridad pura. Nuevamente la nada asintomática me empezaba a jalar.
Mientras era llevado a algún punto del tiempo, me puse a recapitular quien sería esa persona muy cercana a Anabiel. Y pese a que no quise ser masoquista al darme falsas ilusiones lo hice. Yo era un manojo de esperanza.
Un nombre era el único que retumbaba, y ese era... Aby.
¿Cómo podía ser algo así, luego que básicamente Raguel me lo negó reiteradas veces? Parecía como si el siquiera pensar en volver a reencontrarme con mi verdadera Aby fuera un crimen.
Muchas veces estuve en un tiempo donde ella era mi Abichuela (la del futuro que me amó), pero simplemente en cuando intentaba comunicarme con ella, Raguel me lo impedía.
—No seas tonto—me dije a mi mismo.
¿Verdaderamente sería la Aby que me conoció en el pasado?
¿Era la chica que me amaba en serio?
De pronto sentí que todo paró. De pronto los ecos retorcidos cesaban y poco a poco yo volvía a sentir mi cuerpo. Era realmente desesperante, no poder abrir los ojos de una vez y descubrir si mis ilusiones iban a ser rotas.
Añoraba poder responder mis preguntas, pero la nada me mantenía sumergido. Solo el ruido de una tonada muy suave, proveniente de un piano me acompañaba.
La hermosa melodía que empezaba arrullarme, se hacia más intensa conforme pasaban los minutos.
—Basta—me dije a mi mismo cuando me di cuenta que estaba tardando mucho en regresar a la realidad. Así fue como de golpe abrí los ojos, encontrándome en una habitación que parecía ser de un dormitorio.
Al mirar a un lado noté una enorme ventana que bien podrías ser una pared de vidrio. Era tan enorme que casi llegaba al piso. Esa misma ventana era la que me permitía, ver uno de los más hermosos paisajes. Justo al frente se notaba un hermoso valle, en cuyo fondo ascendían unas imponentes montañas.
Era como si el lugar donde me encontraba era lo único existente a kilómetros.
—¿Y ahora donde me dejaste?—me dije a mi mismo, levantándome con cuidado.
El sol me bañó al instante, lo cual me ayudó a retomar mis sentidos. Al menos ya volvía a sentir mis manos calentarse.
En cuanto me fui poniendo de pie, terminé aplastando algo muy ruidoso con la punta de mi zapato. Bajé mi vista hallando a un perrito de peluche que ladraba.
—¿Dónde estoy?—sacudí la cabeza, y en seguida empecé alejarme de la habitación.
Necesitaba saber quien era la persona que Raguel me quería hacer conocer.
Entre un poco de tambaleos, y logré llegar a la puerta que llevaba afuera, y en cuanto la abrí por poco y me infarto en cuanto encontré a la persona que estuve esperando por tanto tiempo.
—¡Aby!—logré decir para luego caer hacia atrás a causa del cansancio y la sorpresa.
Ella tiró al piso lo que parecía ser una charola, y en seguida acudió a mi ayuda.
—¡¿Amor, estás bien?!—ella me miraba arrodillada, y yo solo me quedé petrificado admirando su belleza.
Hace tanto tiempo que no veía esa cara que solo había visto en sueños por los últimos meses.
—Eres tú—yo alcé la mano y toqué su mejilla. Ella sonrió ante mi tacto.
Sin esperar más, yo me senté en el piso, y aunque aun estaba débil por el viaje, me las arreglé para abrazarla con todas mis fuerzas. Incluso sentí mis manos temblar ante lo que pasaba.
Al fin volvía a sentir mi corazón latir por amor. Al fin volvía a sentir que podía estar en el cielo con solo tenerla cerca. Por fin, me sentía completo.
—Te... te extrañé tanto—susurré en su oído con la voz temblorosa—. Hermosa, no sabes cuanto te extrañé.
—Lo sé—ella me apretaba del cuello con tanta fuerza que hasta casi me quedo sin respirar—. Sé por todo lo que has pasado. Pero tranquilo, amor. Ya todo está bien. Estás conmigo.
—Te amo—susurré, besando su cabeza—. Te amor en verdad, no sabes cuanto.
De a poco me fui alejando, sin quitar mi vista de su rostro. Ella me miraba con una sonrisa llorosa.
Y ahí fue cuando vi algo distinto en ella.
Sacudí mi cabeza un instante, y le puse más atención a su cara. Era la misma Aby, pero con algo adicional. Era una Aby más madura, y con un look que ya no la hacían ver como la eterna niña de hace unos años.
—¡Vaya, creo que me acabo de enamorar por segunda vez!—sonreí admirado. Se veía realmente linda.
Su cabello hasta los hombros la hacía lucir más madura, algo que hizo que mi corazón quisiera salirse de mi pecho. Y eso que ni cuento que la veía un poco más rellenita, y no me refiero solo a sus caderas, sino cierta parte de su anatomía en especifico en su torso.
¡No sé que pasó ahí pero no me quejaba!
—¡Si me vas a decir vieja lesbiana....!—ella me soltó en medio de una risita, y en seguida se calló—. Asumo que ya te diste cuenta que no soy tan mocosa como antes.
—Yo más bien noté que has tonificado ciertas partes de tu cuerpo—yo la miré evaluadoramente, con una sonrisa divertida—. Tienes que darme el numero de tu instructor, para ver si me ayuda a sacar nalgas.
Aby soltó una carcajada, y se sentó a mi lado. Aún se limpiaba las lagrimas con su saco.
—Hace siglos que no voy al Gym—ella sonrió pensativa—. Digamos que mi "pechonalidad", y mi trasero grande se lo debo a otra cosa. Es algo fisiológico más que de vanidad.
—Quiero que la fisiología me ataque como a ti—yo solté una risita, y ella se dejó contagiar.
—Sí, claro—ella se quejó distraída, apretando sus manos con timidez sobre su estómago—. Como si te gustara tener que luchar día a día por meter la pancita causada por...
Y no la dejé hablar más, pues su acomplejamiento por la diminuta barriguita que tenía me causaba tanta ternura que solo quería besarla. Creo que esa fue la excusa que estaba necesitando para al fin adueñarme de sus apetecibles labios que tanto extrañaba. Ni medio sus labios tocaron los míos, estos empezaron a recordar los movimientos con los cuales nos acoplábamos. Hasta en un simple beso, ambos hacíamos un excelente trabajo en equipo. Ella sabía que hacer con los míos y yo con los suyos. Ambos nos adueñábamos el uno del otro, con de una manera tan suave y placentera.
—Me diste vida otra vez—murmuré a milímetros de sus labios—. Tú... me das vida.
Aby volvió adueñarse de mis labios, y yo más que gustoso le correspondí, pero esta vez logré que ella se fuera posicionando sobre mis piernas. Ella quedó a horcajadas sobre mi, mientras yo sostenía su cintura como si mi vida dependiera de ello.
—Tú igual—ella sonrió en mis labios—. No tienes idea del poder de esas palabras. Tú si me diste vida.
La volví a besar con intensidad.
—Dios, no sé como pensé que podía ser capaz de vivir cinco años sin verte ni oírte. Mi única opción era extrañarte por medio de fotos y videos. No había más para mi—yo acomodé un mechón de su cabello detrás de la oreja—. Eso me estaba matando lentamente.
—Lo entiendo—ella acariciaba mi nuca suavemente—. Créeme que lo digo en serio, cuando digo que lo sé. Te informo que estamos en el futuro, donde todo lo que estás pasando ya es historia.
—Me lo imaginé—yo le di un pico en los labios—. Entonces supongo que ya sabes que me volví tan loco por tu ausencia, que hasta fui capaz de ir hasta tu casa del 2014...—yo quería confesarle pero ella me interrumpió con un beso.
—Mejor no desperdiciemos tiempo contando cosas que ya sé. Estoy más que enterada de tus locuras, y por eso te amo más- ella me abrazó fuertemente-. Mejor cuéntame sobre tu aventura con Raguel. Sé que estuvieron en varios lugares, y... tiempos.
Cuando ella se separó, noté un olor distinto en ella. Era un aroma que nunca había percibido en ella.
—Al fin palpé con mis propias manos lo que es Cnco—yo la miré con una sonrisa de oreja a oreja—. Lo que me contabas sobre eso, no se acerca ni un poco. Es mucho mejor.
—Pues resulta que yo solo te conté las cosas desde mi perspectiva. Supongo que el estar allí viviendo en carne y hueso el sueño debe ser más intenso.
—Mucho—yo me levanté de un salto y la llevé de la mano conmigo a la cama. Debía contarle cada detalle antes de explotar de la emoción.
Al fin tenía tiempo para desahogarme, pues antes solo terminaba un acto increíble, para caer en otro sin que haya una pausa. Esta vez quería recordar cada cosa que viví en todo su esplendor.
Le conté absolutamente todo, desde mi encuentro con Raguel en un parque hasta el momento en el que estaba minutos antes. Ella me ponía absoluta atención, reaccionando conmigo como si le estuviera revelando algún misterio del universo. Ella me miraba con los ojos abiertos, y exclamaba con la boca abierta a cada cosa que le decía.
—No me saco de la cabeza Viña—yo me pasaba las manos por la cabeza—. Diablos... es algo loco. Yo... yo canté ahí. Verdaderamente toqué el escenario de Viña. Solo de imaginarme a mi familia y mis amigos mirándome... ¡Ufff, me da una punzada en el pecho de la emoción! Ellos debieron haber compartido el sueño conmigo.
—Si quieres podríamos ver videos de esa presentación—ella me informó con los ojos brillantes—. Cada cosa que hagas con Cnco está perfectamente documentada en internet, así que si quieres ver eso y más...
—¡CLARO QUE SI!—respondí sin más, y como dueño de casa me lancé contra las almohadas para recostarme a ver todo mi futuro—. Que corran los videos.
Aby negó divertida, mientras se inclinaba a recoger el control en la mesita de noche.
Mientras ella encendía la enorme televisión que estaba en frente, sentí que algo me picaba en la costilla. Así que para acomodarme mejor busque el origen, encontrándome así con un osito rosa que cabía en mi mano. Este tierno peluche me sorprendió cuando de su interior algo empezó a sonar. En específico, de la panza del muñeco salía mi voz, como si el peluche fuera una grabadora.
Te amaré
Me amaras
Si no hay un final perfecto para regalártelo
Lo voy a escribir solo para ti, tendré que inventármelo
Aby me regresó a mirar, con una sonrisa en sus labios.
—Perdón—yo metí el muñeco debajo de la almohada—. Supongo que este peluche es un regalo mio, porque de que otra manera explicaría que mi voz cante...
Y entonces caí en cuenta de algo. En el futuro de Aby estaba yo realmente. Un peluche con mi voz apuntaba a que sí, pero...
—¿Qué?— ella dijo extrañada ante mi silencio.
—¿Te casaste conmigo cierto? O al menos estamos en planes—le dije sintiéndome palidecer—. Y ahora que lo pienso donde estamos? ¿Dónde estamos? ¿Cuando estamos?
Aby me miró con un puchero triste.
—Lo... lo siento, Chris—ella se llevó la manos a la cara, y me dio la espalda—. Lo nuestro... no pudo ser. En este tiempo... somos extraños.
—¿Qué?—inquirí con voz apenas audible.
Esto debía ser una pesadilla.
—Yo me casé con Antoni, y tú...—al instante ella se pasó desvió su cara mientras sollozaba—. Tú te cásate con Camila.
Me quedé sin habla, solo oyendo mi corazón crujir. No me creía que en serio toda nuestra historia de amor haya tenido un final tan desastroso.
—No... no...—yo me senté atolondrado. Al instante saqué de abajo de la almohada el peluche—. Entonces si ya nos somos nada, ¿por qué tienes este peluche que canta con mi voz?
—Es mi manera de recordar el amor que perdimos—ella me volvió a dar las espaldas, enfocando su vista en la enorme ventana.
—¡ESTO NO ES VERDAD!—yo me levanté de la cama en cosa de nada y empecé a caminar de una lado a otro con desesperación—. ¡Tú no puedes haber salido de mi vida! ¡Diablos, nuestra amor solo puede ser capaz de terminar por una tumba, y mejor dicho... ni así!
El pánico me empezó a invadir, tanto que hasta la respiración me empezaba a faltar. Creo que el cansancio lo agravaba todo, pues mi debilidad había vuelto y en cosa de nada fui cayendo lentamente hasta el piso. Mi ultima posición fue sentarme en el suelo contra la cama.
—¡Yo debo ser tu esposo!—murmuraba mirando el peluche que seguía cantando algo sobre un cuento de hadas—. Yo... yo debía formar una familia contigo. Es que tú con Antoni...
Aby de pronto se había quedado callada. Ya no lloraba, más bien todo lo contrario. Ella reía a todo pulmón.
—Calmate, Bodoque—ella se me acercó y se sentó junto a mi con una risita. Yo claro, la miré de mala gana pues al parecer me asustó por diversión.
—¿Estabas bromeando?
—Claro, tonto—ella me dio un beso sonoro en la mejilla, y luego me dio palmaditas en la pierna—. No puedo creer que en serio te hayas tragado todas esas barbaridades, cuando sabes lo mucho que nos amamos.
—Entonces...
—Llevamos casados por varios años, y hasta ahora hemos sido un hermoso matrimonio, no me quejo—ella me informaba con felicidad—. Nuestro amor vino a parar a esta casa, donde hemos formado un vida de en sueño. Tu y yo finalmente somos uno solo, amor.
—¡Ay diablos, por un momento creí que en serio te perdí!— suspiré con alivio y enojo—. Tú, Abigail Mendoza me las pagar...
Aby no me dejó decir más, pues me quitó el peluche y lo miró con tanta ternura que despertó mi curiosidad. Me preguntaba que secreto guardaba ese peluche.
—Este... le pertenece a alguien, no ha mi—ella no le despegaba la vista al osito rosa que al fin se había callado.
—¿Quién?
No sé porque, pero al fin una idea muy obvia de los peluches en la habitación se aclaró en mi mente. Ahora que pasé la fase de reencuentro con Aby, analicé mejor el panorama a mi alrededor.
—Tu hija—ella me respondió alzando la vista a mi—. Anabiel.
Había pensado en muchas cosas acerca de mi futuro, pero creo que hasta este momento jamás planee pensar en un hijo. Nunca tuve el tiempo de imaginar como se vería una bebé que compartiera mi sangre. Jamás tuve tiempo para entrenarme para un trabajo así de grande.
No sabía que hacer.
—¿Tenemos una hija?—le dije a Aby con los ojos como platos. Por instinto miré hacia la puerta, creyendo que tal vez en cualquier instante entraría alguna niña llamándome "papá"—. Vaya, esto... esto si me tomó por sorpresa.
—¿Acaso no planeabas un hijo en esta etapa de tu vida? Mi amor, a tus treinta y tantos ya era lógico encontrarte con algo así—ella me miraba evaluadoramente—. Bueno, entiendo. Yo sé que aun eres el joven del pasado, y que tu único plan de vida es triunfar profesionalmente...
—Claro que aun no lo había planeado, pero ahora que sé que llegará este momento... creo que ya se volvió mi nuevo sueño—le sonreí a Aby, tomándola de la mano—. Y el sueño se hace mucho mejor, sabiendo que tú serás la madre de mi hija.
Aby me devolvió la sonrisa, y me dio un beso en los labios.
—¿Quieres conocerla?—ella habló alegremente, poniéndose en pie—. Ella.... Ella es lo más hermoso que puede existir. No tienes idea del hermoso angelito que creamos.
—¿Cuántos años tiene?—yo tragué con nervios—. ¿Crees que me reconozca? Es decir... ¿crees que piense que soy su mismo padre de este tiempo?—murmuré y al instante recordé que podría haber otro yo en el mundo—. Por cierto... ¿en este tiempo hay otro Christopher? Es que las veces anteriores que viajé yo vi a mis otros yo, que eran los originales...
—Sí hay otro Bodoque—Aby me respondió mirándome con tranquilidad—. Pero descuida, tu otro yo está fuera del país. Tuvo que ir a grabar en el estudio una canción de emergencia. Además tienes uno que otro problemita que arreglar con tu nuevo cantante.
—¿Nuevo cantante?—yo me quedé confundido
—Para hacerte un resumen, en este tiempo eres el padrino musical de varios artistas nuevos. Tú les estas ayudando a producir sus canciones, sus giras...—ella me miraba con notable orgullo—. Eres todo un adulto a cargo de sus propios pollitos. Claro que eso no te quita tus proyectos como cantante. Tú lo haces todo a la par, incluyendo ser el mejor esposo y papá.
—¿En serio?—yo me quedé boquiabierto—. Vaya, cada vez el futuro se pone mejor.
Todo iba perfectamente bien en este mundo, y no podía hacer más que desear que mi propio yo empezara a vivir cada cosa cuanto antes. Al fin comprendía que podrías ser un error grave, desear que Cnco no existiera en mi vida. Después de todo hasta por Cnco llegué a tener una hermosa historia de amor con Aby. Un bella historia que daría como consecuencias a una hija.
Quizás todo el tiempo estuve exagerando sobre mis miedos de perder a Aby por mi fama. Estábamos en el futuro y ella era mía.
—Dime, ¿ella cuantos años tiene?—repetí impaciente con la vista en la puerta.
Seguía presintiendo que Anabiel entraría en cualquier momento.
—¿Años?—Aby soltó una risita—. Apenas es una bebé de cuatro meses.
—Menos mal—suspiré aliviado—. No hubiera querido que sea más grande, porque a lo mejor al verme siendo un simple adolescente que no se parece en nada a su papá, nos hubiera ido a delatar con su papá viejo.
—Ya me imagino a Any llamando a Christopher, para decirle que su mamá lo está engañando con un chico con cara de Brayan—ella dijo en broma, y al instante me tomó de la mano con entusiasmo—. Afortunadamente tu bebé solo sabe decir "Agu".
Aby me arrastró por el pasillo, hasta encontrarnos con una puerta blanca cerrada, que tenía colgado un cartel rosa en forma de elefante donde decía "La princesa Any".
Sin poder evitarlo sentí mis manos temblar. No era nada simple conocer a un hijo del futuro por primera vez. Esto sería lo más importante de mi vida posiblemente.
—¿Listo?—Aby me preguntó cuando descubrió que respiraba con dificultad-. Tranquilo, guapo. No hay porqué temer, te aseguro que apenas la vea el único sentimiento que tendrás es amor. Todo lo demás dejará de importar.
—Si, okey—yo respondí con inseguridad, y una sonrisa nerviosa.
Aby abrió la puerta, dejándome ver una habitación de paredes blancas y rosas, llenas con miles de dibujos de animales, paisajes de la selva y montañas. Miré varias repisas llenas de peluches y juguetes de bebé perfectamente ordenados. Cualquiera que viera la habitación diría que estaba en una mini tienda de juguetes. Me preguntaba si yo fui el que relleno la habitación con tantos regalos.
Sin duda mi sueño desde ahora era darle a mi hija todo lo que veía y más.
—¿Dónde está ella?—murmuré al no encontrar una cuna o algo donde ella descansara.
Aby me hizo entrar, y a paso de robot la seguí.
—Tranquilo, mi amor—ella sonrió, y cerró la puerta detrás de nosotros. Así fue como dejó al descubierto una cuna blanca, que había estado oculta detrás de la puerta. Todavía no se podía ver con claridad al pequeño ser al que le pertenecía—. Moví su cuna hasta acá, porque estaba haciendo mucho sol. Y resulta que en este lugar es el único sitio donde no llega el sol, como notarás esta casa es más ventanas que pared.
Me quedé congelando, pensando en que si daba unos pasos más, conocería al mejor pedazo de mi. Ella era yo pero en diminuto. Ella era Aby pero en pequeño.
Aby al ver mis nervios nivel Dios, tomó mi mano y de un jalón me acercó a la cuna. Con eso ella logró que finalmente mis ojos se encontraran con lo más hermoso que había visto. Allí envuelta en cobijas de ositos, estaba una personita tan pequeña y frágil, que con su boca medio abierta y los ojitos cerrados fuertemente, descansaba sobre su estómago.
—Te presento a Anabiel Vélez—Aby murmuró a mi costado—. Esa cosita tan chiquita, es tu hija.
—Wou... es tan... hermosa—logré decir en un suspiro—. Ella es realmente perfecta.
El tiempo se detuvo a mi alrededor, y tan solo pude pensar en que no era posible que yo hubiera ayudo a crear algo tan bello. Era una fortuna enorme, saber que ella vino al mundo a iluminare vidas, gracias a mi y Aby.
Me era muy irreal saber que el amor verdadero, se podría materializar en carne y hueso. A pesar de todo, al final lo que sentíamos Aby y yo fue tan fuerte que originó una vida tan pura.
Ella era mi pequeñita Any, y a primera vista ya la amaba con todas mis fuerzas.
Holi!!!! ¿Amaron el cap?
Yo en lo personal morí de ternura cuando lo escribia. Siento que es muy lindo presentar a un Chris que por ningún momento se imaginó que sería papá. Basicamente le explotó la bomba en la cara jejeje.
Bueno... yo me imagino a Any más o menos así 😍😍😍
Los capítulos que se vienen son una bestia total, porque a más de tener misterio (Más que todo para Chris) tendrán momentos donde morirán de amor y de ganas de llorar a moco tendido. Quizás en estos caps entendamos como fue que Chris perdió la memoria.
En fin... nos vemos chiquillas, hasta la próxima actualización.
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