Especial "Mi vida después de ti": Abichuela traidora
Maratón de no se cuantas partes jajaja
Este especial va a tener mucho SPOILER de la segunda temporada, así que si no la has leído aún, mejor no lo leas 😥😥😥
Las palabras del chico me causaron un escalofrió por todo el cuerpo, sobre todo porque él me miraba con sus penetrantes ojos azules.
Algo tenían esos ojos que hacían que me entumeciera.
—En un rato te traigo tu comida—él se levantó, y me dejó con las ganas de preguntar la razón de haberme dicho lo ultimo.
—Gracias—asentí desviando mi mirada de él.
El muchacho me dio una vista por unos minutos, y luego de sonreír negando con la cabeza, como si algún pensamiento hubiera descartado de su mente acerca de mi, él se fue.
Okey, eso fue extraño.
Esperé en mi asiento por mi comida, y por un momento creí que volvería con mi almuerzo el chico con el que hablé, pero no fue así. Una chica que por cierto me coqueteó, fue la que llegó a servir mi pedido.
En fin, al menos el chico y su rara frase vino a distraer mi mente de Aby, tanto de la del futuro como la del pasado.
Por cierto... la Aby del pasado estaba por salir del colegio en unas cuantas horas.
—¡No la molestarás más!—me regañe a mi mismo por mis ganas inmensas de volver a sorprenderla con un beso.
(...)
Tenía que molestar más, definitivamente tenía que hacerlo antes de volverme loco en una habitación de hotel.
Mi justificación a mi intensidad era que no había visto a Aby por meses enteros, y en cuanto a besarla... ¡Era milagro que siga vivo luego de tanto tiempo sin hacerlo!
—¿Qué me hiciste Abichuela?—dije frustrado, mirando hacia el colegio de enfrente cuyas puertas aun estaban cerradas.
Aquí estaba yo, sentado junto a una tienda, esperándola. Obviamente no me iba acercar a ella, solo la vería desde lejos.
Afortunadamente, antes que mi Aby del futuro se fuera, logré sacarle la suficiente cantidad de datos de su vida en este tiempo como para poder rondarla por unos días. Por esos datos, fue que pude dar con su colegio.
Menos mal no era el único desocupado y sin oficio que se plantaba a esperar a "su novia" afuera del colegio, sino también habían otros chicos que con sus uniformes se hallaban en grupo esperando también a sus novias.
Me sentía mayor entre todos, porque sabía que mi etapa colegial había terminado muchos meses antes. Era raro ya no sentirse parte de ese mundo.
—Llegó en mijin enamorado—oí como un chico de un grupo cerca mio, gritó a uno que llegaba.
—Que más, bro—saludó el chico recién llegado, puesto su uniforme de colegio.
No sé porque pero se me hacia muy conocido.
—Le estoy esperando a la Britanny—habló un chico de peinado Emo—. Hoy la voy a dejar a su casa.
Cuando enfoqué mas la vista, finalmente reconocí al chico que entró al grupo. Era nada más y nada menos que Antoni; el inútil novio de Aby.
—No puede ser en serio—mumuré, mientras me cubría con una mano el rostro.
¡Sin duda su presencia arruinó mis planes y mi mal humor!
Por un instante quise pensar que tendría tiempo para acércame a ella, saludarla y si era lo suficientemente sinvergüenza robarle otro beso, pero era obvio que con su novio cerca no sería posible.
Internamente me puse a planear otra manera de encontrarla, por lo que opté por volver a verla cuando salga a correr en la madrugada. Aby me dijo que desde que era adolescente le gustaba salir a despejar su mente con una buena maratón mañanera, por lo que asumí que esta Aby también lo haría. Aunque algo me decía que le asustaría hallarme a tan altas horas y a solas.
—¿Listo para hoy?—oí decir a alguien, y miré hacia el origen de las voces. El grupo de amigos de Antoní se iban acercando hacia donde yo estaba. Creo que iban a comprar algo en la tienda de mi costado.
—¿Listo para que?—Antoni miró dudoso a su amigo, que lo abrazaba por los hombros.
—Voy a comprar ovos—interrumpió uno de los cuatro chicos, entrando a la tienda—. ¿Quieren? Yo invito.
En ese momento intentaba desviar mi cara lo más que podía del grupo de chicos. No me parecía conveniente que el tipo me reconozca.
—Mejor cómprame un mango—le pidió Antoni. De pronto escuché monedas sonar—. Y por favor, compra una botella de gatorade para Aby. Es que en la ultima hora tenía educación física, y me supongo que saldrá cansada y sedienta.
Me daba un poquitín de celos, pensar que alguien la cuidaba en mi lugar. Yo era el chico que le compraba bebidas energizante, cuando ella salía a trotar por las mañanas. Yo era el que la perseguía con una botella en mano, mientras le pedía que vaya más despacio porque estaba por desmayarme del cansancio.
—Awww, que ternurita—dijo su amigo, seguido de un golpe en seco—. La consientes en todo, que hasta ya comprendo porque anda tan enamorada. A las chicas les gusta mucho eso. Mejor aprovecha que la tienes tan enamorada para el siguiente paso. Por eso te preguntaba si ya estabas listo.
—¿Listo para que?
—Ya sabes, para... hacerlo con ella—le dijo el pubertos, y juro que lo quise matar.
¡MIERDA, QUERÍA DARLE UNA TROMPADA POR SUGERIR AQUELLO!
—¿Hacer que?—Antoni preguntó con tranquilidad.
—Ay hombre, ya sabes... explorar la cueva— le explicó como si no fuera la gran cosa—. Ya es hora de darle un poquito más de pasión a su noviazgo.
¿Alguien me podría matar por favor?
Yo debía ser su primera vez, cuando ella tenga 21. Yo debía ser la primera y ultima persona en amarla en ese aspecto.
Ella era mía, maldición.
—¡Estas loco!—Antoni soltó escandalizado y tuve un poco de alivio por su reacción.
Al menos no aceptó la sugerencia ni medio se la soltaron.
—Ya es hora, bro—le decía el chico morboso—. Y hoy con más razón por ser su aniversario. Créeme que ella no va a dudar en aceptarte, si es que en realidad te ama no pensará dos veces hasta decirte que si.
Yo lo iba a matar, en serio. Tuve que apretar los puños para no salir a golpearlo por creer a mi Abichuela tan fácil.
—Ni loco le pido algo así. Me basta con el amor que nos damos, nada más—aclaró Antoni con seguridad.
Al rato sentí que alguien pasaba por mi lado.
—Ya van abrir las puertas—informó el chico que salió comprando de la tienda.
—¿No te parece que ya es hora de que pasen su amor al siguiente nivel?—le inquirió el morboso—. Con un recuerdo así, dudo que te deje alguna vez. Siempre la tendrás atada a ti. Es que imagínate lo que sería ser su primera vez.
¡YO SERÍA SU PRIMERA VEZ!
—Ahh, sí. Ya me acordé de los planes de hoy—oí que alguien dijo y yo miré fugazmente. El chico de la tienda le daba palmaditas en la espalda a Antoni—. Ya está todo planeado, hasta las chicas ya trabajaron a Aby.
—Angela me contó que Aby si desearía dar el siguiente paso—el chico miraba su celular, y mientras tanto Antoni parecia rojo.
Menos mal parecía ser un bobo en esos temas.
—¿Cómo que sí desearía?
—Es que hoy quisimos darles una sorpresa—el morboso, se quitó la mochila, la abrió y sacó un pequeña caja—. Como sabemos lo mucho que se quieren, les preparamos una sorpresa de aniversario.
Sin más vi como el chico le entregaba una caja de... ¡condones!
—Mis papás no están, porque se fueron de viaje—el chico de la tienda dijo, mientras le daba una llave—. Yo me voy a ir a dormir a la casa de Camilo, asi que en resumen tendrán toda la casa sola. Además aprovechen que hoy es viernes, así que si quieren pueden quedarse hasta mañana.
—Y Angela se encargó de pedir permiso para Aby. Le dijo a su mamá que la deje ir a dormir a su casa para hacer un trabajo. La hermana de Angela se hizo pasar por la mamá de ella. Tienen la voz parecida.
—¿En serio hicieron todo eso?—Antoni parecía asustado.
—Aby y Angela tuvieron una larga conversación sobre esto, y según parece ella está muy dispuesta—le informó el chico de la tienda.
Me dueles, Abigail Fernanda.
—No te creo—Antoni soltó una carcajada.
Los chicos se alejaron, y cruzaron la calle en dirección a la puerta del colegio por el que empezaban a salir los estudiantes. Yo mientras tanto, me quedé congelado sin saber que hacer.
Lo peor de todo esto, es que no podía hacer nada. Yo solo era nada en la vida de Aby.
—No lo hará—reí nervioso, mientras respiraba con dificultad—. Ella esperará por mi, yo lo sé.
Con el alma en el piso, me levanté de mi asiento y caminé hasta la puerta del colegio. Me puse justo al otro lado del grupo de chicos que reían y comían mangos y ovos con sal. Como mi ultimo intento para que no me reconocieran, solo me coloqué un gorro de lana.
Diablos, juro que tenía ganas de agarrar a Aby, llevarla a su casa y encerrarla hasta que cumpla 21, edad donde me conocería a mi.
Ahora comprendía lo que sentían los padres, al proteger a sus hijas de depravados novios que les querían robar la inocencia. Así me sentía ahora.
¿Será que si alguna vez tenía una hija con Aby, me portaba así?
—Ya te pasaste, men—me regañé a mi mismo, causando que una chica que salía me mire raro por hablar solo.
Yo aquí hasta imaginando una hija con Aby, cuando ni siquiera podía controlar a la madre. Una madre, que me sería infiel antes de conocerme.
Traicionera.
—¡¿Acaso estás loca?!—escuché una voz conocida, y yo salí corriendo a esconderme detrás de unos basureros gigantes junto a la puerta del colegio. Menos mal la muchedumbre de estudiantes desesperados por ir a sus casas, me impidieron encontrarla frente a frente.
—Aby, todo está arreglado. Solo debes ir con Antoni a su casa, y fin del cuento. Al fin sabrás lo que es hacerlo por primera vez. No tienes idea de lo que te pierdes—la chica se detuvo junto a Aby.
Noté incluso desde lejos, su cara sonrojada ante lo que dijo.
—¡Diablos, como pueden planear algo así!—ella se detuvo mirándolas con horror—. Además, yo... yo tengo muchos deberes que hacer.
Creo que aún no encontraba a Antoni, debido a la cantidad de chicos que salían en montón. Menos mal estaban lo suficientemente cerca de los basureros como para poder oírlas, aunque no con tanta claridad.
—Tú dijiste que si él te lo pidiera tú no te negarías—dijo la chica que por cierto no me simpatizaba.
Como quería escuchar más seguí acercándome paso a paso, caminando de espaldas.
—Si fuera una propuesta romántica y no planeada. Si sucediera sin tanto bombo y platillo, quizás—ella soltó un grito, y luego un bifido—. ¡Caray, no así! ¡Básicamente nos están obligando!
—Ay, no sean conbardes—la chica soltó molesta.
—No me digas cobarde—Aby tambien le respondió molesta—. Yo nunca soy cobarde.
—Entonces...
—Si tiene que suceder sucederá, pero sin planearlo. Eso si me parece algo romántico.
Como cuando sucedió conmigo. Solo estábamos peleados creyendo que jamás volveríamos a estar juntos, y después de una hora, ambos estábamos en su cama haciendo el amor por primera vez.
Ni muerto olvidaba esa noche tan especial que vivimos.
—Cobarde—volvió a decir la chica, y yo aproveché para colocarme cerca de ellas. De vez en cuando les echaba un vistazo con disimulo—. ¿Y le vas hacer el desplante a Antoni? Mira que todos los chicos ya le dijeron que hoy sucedería. Ya debe estar esperando el momento.
—¡LOS MATARÉ!—ella se cubría el rostro con una cara de bochorno que me dio ternura.
—Cobarde
—No soy cobarde
—¿Y entonces?
—Okey, aceptaré ir con Antoni a la casa de Diego, pero... pero solo por cerrarles el pico—Aby dijo tragando duro—. Y si piensas que lo haré...
—Lo harás, de seguro no te aguantarás y finalmente pactarás tu amor con Antoni. Yo lo sé—la chica le daba un piquete al costado, y a Aby la miró de mala gana.
¿Qué clase de amigas tenía Aby?
Aunque de que me quejo, si Ami no estaba tan lejos.
—Si mi papá se entera de esto, me matará—Aby soltó nerviosa.
—No se enterará. Todo está perfectamente cubierto—la chica le dio un abrazo.
Poco después miré a un grupo de chicos acercándose, y yo me hice el loco caminando un paso lejos.
—¡Hola, mi amor!—escuché la voz de Antoni, seguido del ruido baboso de un beso—¿Cómo te fue hoy?
¡Creo que me iba a poner verde de celos, lo juro!
—Saqué las mejores notas de los exámenes finales— Aby dijo mientras abrazaba a Antoni—. Ojalá que con esto en algún futuro pueda alcanzar un puesto en el cuadro de honor.
Y lo alcanzaría, ella al igual que yo teníamos banderas que presumir en fotos.
Me preguntaba si nuestros hijos serian igual de lindos e inteligentes.
—Esa es mi chica
Claro, nuestros hijos en caso de que Antoni no se me adelantara.
¡Me estaba volviendo paranoico!
—Te quiero tanto—Aby le decía con cara de enamorada en serio, algo que se me clavó como un cuchillo.
No era fácil mirarla actuar así con otro chico.
—Y ahora para celebrar tu posible puesto de abanderada, te traje una sorpresa—le dijo el chico, dándole un beso en la mejilla.
—¿En serio?
Si sacaba los condones lo iba a masacrar.
—Cierra lo ojos, princesa.
Regresé mi vista, y noté a Aby taparse los ojos con una sonrisa enorme.
—¡Sorpresa!—gritó el chico, y ella se quitó las manos de los ojos—. ¡Feliz aniversario, preciosa!—así fue como se encontró con un ramo de flores, una caja de chocolates y un peluche.
Cocohuate era mucho más lindo que ese amorfo oso de peluche... ja.
—Te amo tanto—Aby pegó un salto, y rodeó con sus brazos a Antoni.
Extrañaba tanto que me abrace así.
¿Dónde estaba mi Abichuela cuando la necesitaba?
—¡Llegó el taxi!—anunció la amiga de Aby, mientras miraba su celular—. Me dice el taxista que los está esperando en la esquina de abajo.
—¡¿Taxi?!—Antoni soltó extrañado.
Los chicos ignoraron las caras de susto de Aby y Antoni, y los empezaron a empujar cuesta abajo. Yo por supuesto los seguí sigilosamente ocultándome detrás de más estudiantes que iban pasando.
—Recuerden que tienen la casa libre hoy y mañana, así que tomen todo lo que quieran con confianza—el chico de la tienda, les decía mientras los iba jalando de la mano.
—Diosito manda un terremoto o algo—rogué sin darme cuenta, y los chicos que estaban cerca siento mi escudo humano me miraron raro.
Mientras ellos hablaban sobre una supuesta cena que les había dejado preparando la amiga de Aby, yo iba comiéndome las uñas por los nervios. No me creía que en serio Aby aceptara ir a una casa a solas con su novio, mintiendo a sus padres para intentar tener...
¡Me iba a volver loco!
El taxi se hallaba justo al final de la fila de recorridos escolares, y yo sigilosamente me oculté detrás de ellos.
—¡Tomen esto como su regalo de navidad y cumpleaños!—el chico morboso les dijo, dándoles un puño amistoso a ambos.
—¿Y si mi papá...?
—No te preocupes, lo tenemos todo calculado—la chica le dijo, quitandole a Aby la mochila. Luego la vi empujando a Aby contra el taxi, mientras los chicos hacían lo mismo con Antoni.
—¡No sean idiotas, suban rápido!—decía el chico de la tienda, haciéndole cosquillas a Antoni para que se dejara subir al taxi.
—¡Esto no es correcto!
Así me gustaba, resistiéndose a serme infiel.
Con la mayor rapidez que pude, empecé a caminar por la calle principal del colegio sin perder de vista al grupo de chicos que gritaba junto al taxi. Luego de unos minutos tuve la suerte de hallar un taxi vacío, aunque la montonera de estudiantes le impedía seguir pronto.
—¿Para donde?—me preguntó al abrir la puerta
—Espere por aquí, hasta que el taxi que está por abajo se vaya.
Yo me subí y le di indicaciones de donde se debía parquear. Justamente quedamos al frente del taxi de los chicos.
Antoni y Aby aún se seguían resintiendo, aunque después de un rato, vi como los chicos se llevaban a Antoni y la chica a Aby. Los vi tener a cada quien una conversación en privado.
¿Qué les estarían diciendo?
No pasó mucho de eso, cuando vi como Aby y Antoni volvían acercarse al taxi por si solos sin poner resistencia. Ambos se miraron y se empezaron a reír.
Esto se hacia más difícil con el pasar de los minutos.
—Algún día te la verás conmigo Marco Antonio Solis—solté con ira.
Creo que casi me da un infarto, cuando vi que los chicos se subieron al taxi en medio de jugueteos. Yo por supuesto, sabía que con esos ánimos cualquier cosa podría pasar en cuanto llegaran a la casa sola.
—¡Siga a ese taxi!—le dije a mi conductor, en cuanto miré al taxi de Aby salir en medio de los silbidos y aplausos orgullosos de sus amigos.
Vaya amigos depravados y metiches.
—No me puedes hacer esto, hermosa—susurré para mi mismo mientras pensaba que era inútil que yo lo siga. No se me ocurría nada para impedir el posible futuro.
Mierda, Antoni me iba robar aquella inocencia que solo yo conocí alguna vez. Si de alguna manera cambiaba el futuro, quizás ese honor de ser su primer y único chico jamás lo tendría.
Era muy molesto saber que alguien podría poner sus manotas en el cuerpo de mi chica.
—¡Creo que no me siento bien!—me abracé a mi mismo, ante la mirada de aburrimiento de mi taxista.
—Me dolió—oí la voz de Aby en mis recuerdos—. Wou... es que es... demasiada presión allí abajo.
Aún se me erizaba la piel al recordar aquella primera vez juntos.
Todavía podía recordar sus mejillas sonrojadas, y su frente sudorosa, sumada a su mirada de absoluta curiosidad cada vez que sus ojos hallaban nuestros cuerpos siendo uno solo.
—Ahí va...—susurró, mientras me abrazaba con tanta fuerza cuando me movía dentro de ella. Mis movimientos eran desesperados—. Creo que voy a... a...
Todavía podía escuchar su tierno gemido, pronunciando mi nombre cuando por primera vez sintió lo que era venirse. Su mirada oscura y a la vez llena de amor me seguía estremeciendo pese a que solo era un recuerdo.
—¿Haremos esto todos los días?—me preguntó ella pasando su pulgar por mi labio inferior
—Las veces que tu quieras
¡ESA PRIMERA VEZ NO DEBÍA CAMBIAR!
Demonios, ni loco pensaba dejar que Antoni me quite mi mágico momento con Aby.
Piensa rápido, Vélez.
Por lo que me parecieron horas me mantuve encerrado en mi mente, hasta que finalmente se me ocurrió un buen plan para impedir lo que se suponía que pasaría. Por suerte la Aby del futuro me facilitó ese plan. Un maravillos plan que solo costaría una llamada.
Iba a ser un sapo, pero que más daba.
—Ayúdame suegrito—solté con una risa nerviosa, a la vez que esperaba en la línea por el padre de Aby. Lo llamaba para revelarle los pervertidos planes de su "calabacita".
Afortunadamente Aby llamó a su padre desde mi teléfono varias veces, solo para oír su voz. Ella decía que lo extrañaba y esas llamadas en las que no decía nada, eran su manera de estar cerca de su familia. Así fue como me facilitó el numero de mi suegro
—¿Hola?—finalmente contestó
Sintiéndome culpable por lo que estaba por hacer, tomé una profunda respiración e intenté cambiar mi voz a una más gruesa.
—Su hija no irá a dormir hoy a la casa, porque irá a la casa de su amigo Camilo a pasar una buena noche con su novio Antonio—le dije, ante la mirada extrañada del conductor—. Van a estar solos en una casa toda la noche.
—¿Quién es usted?
—Si no me cree, puede llamar a la mamá de Angelina o creo que era Angela—aclaré la garganta—. Bueno, la cuestión es que la mamá de Angela pidió permiso para Aby, pero en realidad no fue la señora sino que fue otra persona haciéndose pasar por ella.
—¿Quién es usted?
—Nunca hubo un trabajo, solo una hija que en este instante se está dirigiendo a pasar la noche con su novio.
—¿Porqué...?
—Recuerde, vaya a la casa de Camilo
—Pero...
—Solo soy alguien que quiere proteger a su hija. Y créame que Antoni no le hará nada bien a Aby. Lo mejor será que nunca los deje estar a solas. Sea muy cuidadoso con su hija a partir de ahora—dicho eso, cerré la llamada, y sin poder evitarlo me empecé a reír por la locura que acababa de cometer.
Oficialmente había dejado a Aby sin salidas nocturnas de por vida.
—Perdona, bella—solté en un susurro que solo yo noté.
Unos minutos más pasaron, y finalmente llegamos a una casa un tanto grande y bonita. Las luces desde lejos se miraban apagadas.
—¿Donde me parqueo?—me preguntó el conductor, y yo le pedí que siguiera de largo hasta la esquina. Desde allí se podía vigilar al taxi de Aby que se quedó parado junto a la casa.
Por un momento me imaginé ver al papá de Aby con la escoba en mano esperándolos, pero no. La calle estaba desolada, dejándoles el paso a Aby y Antoni para entrar a la casa de Camilo; alias "la cueva del amor".
Menos mal, en el camino había armado un plan B. Uno por si mi suegro no venía ayudarme.
—¿Cuánto le debo?—pregunté a la vez que cargaba mi mochila, sin quitar ni un ojo del taxi de donde Aby aun no bajaba.
Le pagué al señor del taxi, y este me dejó abandonado en media calle. Yo claro, me escondí detrás de un poste, mientras acomodaba mi arma secreta para impedir que me robaran a mi Abichuela.
Era mi única y loca salvación.
—Solo por ella hago estas cosas—me dije a mi mismo, mirando mi gorro de lana agujereado—. Ojala Aby aún no haya aprendido a pegar en sus clases de defensa personal.
Solo de recordar los golpes de Aby, ya me empezaba a quejar de dolor.
Vi de pronto como dos chicos bajaban del Taxi. Antoni por su lado, y Aby por su lado, aunque después el idiota corrió ayudar a Aby con su mochila. Para mi mala suerte, ella le agradeció con un beso.
¿Qué acaso no se daba cuenta que estaba matando de la depresión a su futuro esposo?
Ella era muy cruel.
Ambos chicos se pusieron a charlar, mientras Antoni buscaba en su mochila. El taxi menos mal desapareció casi al instante que se bajaron, dejando la calle desolada para hacer lo que iba hacer.
Solo esperaba que nada saliera mal. De seguro mi madre me mataría si llegara a parar al reten policial. Además no se vería bien en mi biografía en Wikipedia, cuando sea famoso.
Me puse el gorro y lo bajé de tal modo que me cubrió la cara. Solo mis ojos y mi boca quedaban al descubierto.
No fue cosa de nada, cuando salí corriendo cuesta abajo de la manera mas silenciosa que pude. Ellos no se dieron ni cuenta del posible delincuente que los atracaria, debido a que andaban demasiado acaramelados.
—¡Hey!—les grité en cuanto llegué, y los dos pegaron un respingo.
—¡Ay Dios mio!—soltó Aby mientras se colocaba asustada detrás de Antoni.
El chico con expresión de susto, intentó darme una mirada afrentosa, y se puso cubriendo a Aby con su cuerpo.
—¿Qué quieres?—él me lanzó una mochila, y menos mal no fue la de Aby, porque sino ya lo hubiera agarrado a golpes—. Llévate lo que quieras pero no nos hagas daño.
—Las llaves de la casa— dije poniendo una voz de ultratumba—. ¡Ahora!
Les iba a dejar sin cueva del amor a como de lugar.
—¡Ahí están!—Antoni dijo retrocediendo unos pasos junto a Aby.
—¡Si quieres llévate los celulares tambien, pero no nos lastimes porfavor!—. Aby me dijo, y juro que quería abrazarla para que se tranquilice. Se veía tan asustada, que hasta me sentía culpable.
—A ti jamás te lastimaría, mi amor—le dije con una sonrisa suave, y ella por supuesto se quedó con la boca abierta.
—Okey, encuentra la llave y ya déjanos ir, por favor—me dijo un furioso Antoni, analizándome detenidamente.
Le hice caso al chico, y con lentitud me agaché a recoger la mochila.
—¿Dónde está?—le pregunté mientras abría bolsillo tras bolsillo.
—En la cartuchera que está en el bolsillo grande—me informó, y yo me concentré en buscar la bendita llave que no aparecía.
Estaba tan dedicado a buscar la llave, en medio de una mochila que parecía un chiquero, cuando de pronto oí unas voces. Menos mal la hallé entre tantos papeles y restos de lapices en la cartuchera.
—Uno, dos...—oí la voz de Antoni, y regresé mi vista a ellos—. ¡Tres, ya!
Sin verlo venir, Antoni se abalanzó sobre mi, logrando que caiga de espaldas con él encima mio. No tardó mucho para empezar a lanzarme puño tras puño.
—¡Ya tengo la mochila, vamos!—escuché a Aby, pero el chico y yo estábamos muy concentrados en una pelea.
Yo por supuesto no quería dejarme golpear, así que le correspondí con la misma intensidad. Mis puños que muy deseosos estaban de encontrarse con su cara, lo estaban golpeando.
Esta pelea no era por la mochila, de pronto esto se había vuelto personal. Bueno... para mi.
—¡Devuélveme las llaves!—Antoní logró atraparme debajo de él, y yo lo empujé causando que este se de la cabeza contra el piso.
Aby pegó un grito que casi nos deja sordo.
—¡No le hagas nada por favor!—pidió ella con la voz temblorosa
Antoni me propinó un puñetazo en la nariz, pero menos mal yo logré hacer mi cabeza lo suficientemente atrás para que no llegue a impactar tan fuerte. Caso contrario me la hubiera roto.
—Vete ahora—logré decirle, posterior a un puñetazo en el estómago—. Vayanse los dos a sus casa ahora.
—¡DEVUÉLVEME LA LLAVE!— Antoni me dijo rabioso, mientras me golpeaba las costillas.
Esos golpes me debilitaron, causando que el pudiera empujarme y lanzarme al piso. No le bastó ni dos segundos para ponerse encima mio a golpearme donde sea. Yo me cubrí con los brazos la cara.
—¡MALDITA SEA LARGATE YA!—le advertí con poca paciencia
—¡La llave!
—¡ANTONI, YA VAMONOS!—Aby le dijo suplicante, jalando a Antoni.
El chico no me quería soltar, así que luego de recuperarme, alcé mi rodilla y con todas mis fuerzas logré llegarle a su entrepierna. Por supuesto el chico cayó encima mio, quejándose del dolor. Con un solo brazo y sin mucho esfuerzo lo pude quitar de encima mio.
Antoni estaba desplomado en el piso, sin poder moverse. Solo gimoteaba con sus manos sosteniendo sus partes bajas.
—¡Eres un desagraciado!—oí como me decía Aby, apuntándome con él dedo. Estaba junto a Antoni, sosteniéndolo del brazo—. ¿Mi amor, estas bien?
No era nada fácil, ser el ignorado. No era nada fácil ver como ella prefería cuidar a otro en lugar de a mi.
—¡Ese imbécil exagera!—solté enojado
—¡Casi lo matas, pendejo!—Aby se puso de pie, y luego dio una mirada a Antoni, que seguía tumbado en el piso.
—¡Ganas no me faltan!—solté con una risita—. Asi te libraría de un idiota que en el futuro te romperá el corazón.
—¿Con que derecho dices eso? Antoni no me hará daño jamás—Aby se cruzó de brazos, mirándome severa.
—Los inocentes que parecen no romper ni un plato son los peores. Sacan las garras cuando menos lo imaginas—le dije con una sonrisa—. Recuerda siempre esto que te digo. El amor que él ahora te tiene desaparecerá en cosa de nada.
—¡Como te atreves a decir algo así!—Aby dio otro paso hasta mi. Creo que el miedo por el ladrón se le estaba yendo—. Antoni y yo nos amamos con nunca nadie ha amado. Nosotros hasta nos casaremos y...
—Te equivocas—solté con poca paciencia, mientras me sentaba cómodamente—. Te aseguro que hasta ahora no conoces lo que es amar como nunca nadie ha amado.
—¿Ah?
—Tú podrías a llegar amar en niveles que ni te imaginas, solo que aún no es el momento. Créeme cuando te digo que el chico con el que pasaras el resto de tu vida, y a cual amaras de maneras infinitas aún no llega.
Aby se quedó con la boca abierta.
—¡¿Qué.. que clase de delincuente eres?!—Aby me miró malhumorada—. Nunca vi a un ratero que venga a decirme como amar.
—Aun no te he dado clases, mi amor—dije burlón—. Pero si quieres, podríamos empezar ahora mismo. Deja a este estúpido, y escápate conmigo.
—¡Atrevido!—Aby dio pasos seguros hasta mi, con sus puños al aire.
Sí, definitivamente ya olvidó que podría traer un cuchillo. Tal vez su corazón reconocía al chico al cual estaría destinada a golpear toda su vida.
—No... no...—yo empecé arrastrarme por la calle, huyendo de sus golpes.
Abigail estaba furiosa, su cara de matadora lo decía todo, y ciertamente me daba miedo pues yo sabía que ella podía ser capaz de dejar inconciente a una persona con un solo golpe.
¡Diablos, no debí haberla ofendido!
—¡Dame las llaves de la casa!—sin más ella se había lanzado encima mio a golpearme.
Rogaba a todos los dioses porque ella aun no aprendiera a dar golpes mortales.
—Mi amor, yo te quiero mucho. No me hagas daño—le dije asustado atrapando sus manos, y ella se quiso soltar—. Te quiero yo y tú a mi... somos una familia feliz—canté la canción de Barney. Aby en ese instante sonrió, causando que mi corazón quisiera salirse de mi pecho.
Estábamos perfectamente conectados. Ella me sonreí y yo le sonría. Ni siquiera Antoni que aun se revolcaba de dolor, nos dañaba el momento. Lastima que el papá de Aby si, pues precisamente oímos su voz a lo lejos.
—¡Abigail Fernada!—gritó el papá de Aby bajándose de un auto.
La puerta se cerró de un portazo, y tanto Aby como yo nos separamos de un respingo. Antoni también pese a su dolor, alzó la cabeza con cara de susto.
—¿Qué.... Qué pasa...?—él papá de Aby nos miró con los ojos abiertos.
—Nos están asaltando—logró decir Antoni, a la vez que intentaba ponerse en pie.
Ya no tenía mucho tiempo, así que me levanté de una sola, y jalé a Aby conmigo.
—Algún día conocerás a ese chico al que le entregarás todo por primera vez. Recuerdalo—le dije entregándole las llaves, y dándole una ultima mirada. Ella parecía confundida.
—¡Suelte a mi hija!
Vi al padre de Aby caminar hacia mi, primero lentamente y después más rápido.
—Cuidate, hermosa—le guiñé un ojo y sin más salí corriendo. Nunca había corrido tan rápido en mi vida.
A lo lejos oí insultos por parte del papá de Aby, pero yo ni regresé a ver. Solo movía mis pies a toda velocidad.
—No, déjalo papá. No nos robó nada—oí a lo lejos gritar a Aby.
Me alegraba saber que indirectamente me estaba cuidando.
—¡¿Y se puede saber que carajos estás haciendo aquí?!
Esta sería una larga noche para Antoni y Aby, pero que mas daba. Ella me lo agradecería en un futuro, pues impedí que le regalara algo tan especial a un chico que sería pasajero. Eso disminuiría en mucho su dolor en cuando Antoni le rompa el corazón.
—¿Y si impido que le rompan el corazón?—me dije a mi mismo, cuando llegué a un parque para poder descansar un rato.
Por si acaso me escondí entre unos arbustos, a ventilarme. Estaba sudando como puerco.
Que tal si me ahorraba toda la espera de cinco años. Yo bien y podría tener a la Aby de este tiempo, hasta que todo lo que suceda en cinco años. Yo la tendría hasta que se vaya al pasado, y luego me reencontraría con la Aby que venía del pasado.
Una Aby se iría pero vendría la otra.
—Estas demente—me dije en medio de una risita, recostándome en el césped. El firmamento se veia muy bello.
¿En serio podría hacer eso?
¿Y si cambiaba el futuro?
Que tal si cambiaba mi relación con Aby. A lo mejor si ella se convertía en mi novia en los siguientes años, a lo mejor ella jamás llegaría a ser fan de Cnco, y por ende ya no habría mucho caso en que ella volviera al pasado a conocer a su platónico, pues yo no sería su platónico sino su novio. A lo mejor eso causaba que nuestra historia se borre y que se de otra donde ella ya no sería la fan del futuro. O quizás, Aby nunca viajaría al pasado y nunca me conocería, por tanto yo nunca me enamoraría de ella, y por tanto no llegaría hasta este punto donde estaba; buscando a mi Aby del pasado.
O tal vez, en casos más simples, todo el universo explotaría.
—Por eso nunca es bueno que sepan tanto—oí una voz por algún lado del parque y yo me senté de un respingo.
No vi a nadie a mi alrededor. Lo único que me acompañaba era el viento y la luz de los postes.
Me estaba volviendo oficialmente loco.
—¿Qué está pasando?
De pronto alguien tocó mi hombro, y obviamente yo salí gateando alejándome de lo que sea que me haya tocado.
—¡Diosito ayúdame!—solté cerrando los ojos.
Sentí los pasos de alguien en frente, y aunque con miedo los abrí, encontrándome así con el chico del restaurante donde almorcé.
—¿Tú?—dije tragando duro.
Lo que me preguntaba era donde carajos fue que se escondió porque la verdad nunca logré encontrarlo.
—Tu y Aby son un par de complicados que me van a sacar canas verdes—el chico con toda tranquilidad se sentó a mi lado. Ni siquiera le importó mi cara de espanto.
—¿Cómo es que conoces a Aby?—yo recorrí un puesto mas lejos de él—¿Y porqué estas aquí? ¿Y quien eres?
El chico me sonrió y después se quedó mirando al frente con mucha concentración.
—Yo me llamo Raguel- él me extendió la mano amistosamente, y con duda le di un apretón-. Yo... solo vengo en son de paz. O mejor dicho... vengo a intentar quitarte la estúpida idea de arruinar tu futuro. De seguro a Aby no le gustará saber que estás pensando en dejar Cnco.
Holis!!!
¿Como van?
Por cierto, ¿alguien se dio cuenta que hoy es 13 de marzo, fecha donde Aby inicia su aventura con el bodoque? Además también es la fecha donde igualmente regresa, lista para buscar al gato jajaja.
En fin, no podía no decir nada con esta fecha jajaja, y lo que me da más risa es que muchas cosas que escribí en el primer libro si se cumplieron. Aún recuerdo cuando inicié esta historia, imaginando un mundo donde Cnco era un completo éxito. En ese entonces Cnco solo tenía una canción en radios y era "Tan fácil". Yo decía solo escribamos que se vuelven famosisimos para que la historia tenga sentido, pero a la final si se dio jajaja. Estos chamacos están que arrasan con todo. Y... y... ¡ya se hicieron inalcanzables abuuu!
En fin, espero que les guste el capitulo de mañana... creo. Uno donde tal vez Chris vea a su Abichuela... coff cofff... su abichuela del futuro. Y esta vez si será real. No saben lo que se viene!!!
Chaitos!!!
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