50. Ahora todo tiene sentido
Capitulo triple (1/ 1)
POV Christopher
Mi cabeza era un rebullicio. Ni siquiera podía ordenar la información que Aby me había acabado de dar.
Pese a que había visto con mis propios ojos, que yo; Christopher Vélez estaba subido en una enorme tarima, dando un concierto que aparentemente sucedería en el futuro, no lo podía creer.
Quizás el ver que había logrado mi sueño, debería haber sido una alegría. Yo debía estar volando en una nube por la dicha, pero no. En este mismo momento estaba tratando de convencerme de que todo ese sueño no era real, porque si era así, también iba a ser real que mi novia fue la que grabó todo eso en el futuro. Y eso en lugar de ser un sueño sería una pesadilla.
¡Abigail; mi Abichuela, venía del futuro!
Pero ahí no quedaba la cosa, ya que además era mi fan acosadora.
—¡¿Qué diablos?!—yo me detuve a media calle.
Ya ni siquiera sabía dónde estaba.
Lo último que recuerdo fue que había salido de la habitación de Aby, y que empecé a caminar sin rumbo. Únicamente había estado perdido, en la locura que mi novia me había confesado.
—¡¿Que estás haciendo?!—abatido me senté en una vereda a seguir pensando
Tenía una novia que no era normal, eso era cierto; pero pese a que lo sabía, igual la seguía amando. Creo que ese sentimiento no me podría quitar nadie jamás. Ni siquiera la misma Abigail.
"¡Aby!" recordé.
Creo que me había comportado como un cretino al haberla abandonado, después que me contó tremendo secreto. Seguramente ella en estos momentos me debería estar odiando.
Pero en serio no sabía qué hacer, estaba muy confundido.
Esto era extraño en todos los sentidos. No me creía que Aby pudiera volver a ser la misma para mí. Y no por el hecho de que es una viajera del tiempo, sino por el hecho de que ella era o es aun, mi fan del futuro.
Nunca me imaginé que aquella chica que se había desmayado frente a mí en la feria hubiera sido una recién llegada de otra época. Ni siquiera sabía de qué época venía ella. Quien sabe después de cuantos años iba alcanzar el tremendo éxito que me contó.
Recuerdo claramente el momento en que la conocí. Al principio me extrañó que me mirara como si tuviera un tercer ojo en la cara, pero después, todo ello se me olvido cuando me regaló su sonrisa ilusionada. Aun podía ver sus ojos cristalinos sobre mí.
—Tú
—¿Oye estas bien?—yo le extendí la mano para ayudarla a ponerse de pie—¡Perdóname por favor, perdóname! ¡Soy un tonto! Espero que no te hayas lastimado
No sé porque, pero esa carita que puso, hizo que me empezara a gustar. Esa expresión en su rostro, me hizo sentir de alguna forma como una especie de superhéroe que la había venido a salvar.
Esa cara de admiración repentina, hizo que sintiera curiosidad por conocer el porqué de tal sentimiento hacia mí. Además, había algo más... no sé porqué pero realmente solo la vi, y quise abrazarla y protegerla. Su solo rostro me inspiró eso a la primera vista.
Vaya, realmente me había impactado desde el primer momento.
Quien diría que tuve tanta curiosidad con ella, que hasta me termine enamorando como un estúpido. Por supuesto no me arrepentía de haberlo hecho, porque sin duda esa chica torpe, inteligente, humilde, divertida, tierna, adicta a golpearme cuando le salía con algún chiste pervertido, tímida al principio pero arrebatada cuando ya entraba en confianza, iba hacer que me convierta en un cursi enamorado.
Sin duda ella, era una joya que no muchos encontraban, y fui muy suertudo de haber compartido su misterio, ya que así pude llegar a conocerla. Ese misterio me ayudó a que esa joya me perteneciera.
Recordaba muchas cosas, como aquella vez que canté por primera vez frente a ella, en el auto de Dani. Precisamente fue en la misma noche cuando la conocí.
—Mientes tan bien. Que he llegado a imaginar, que en mi amor llenas tu piel...
—Es la primera vez que alguien reacciona así cuando canto
—¿De verdad?—ella me miraba sonriente—. Supongo que soy la primera fan enamorada entonces.
También recordé la ocasión, en la que se había emborrachado por primera vez en el restaurante. El día en que le conté mi historia con Camila.
—¿Acaso insinúas que estoy borracha?
—No claro que no. Tú eres la señorita perfección y nunca haces nada malo—me burlé de ella
—Ya te dije que no soy perfecta... más bien diría que soy de las personas más imperfectas en el planeta tierra... literalmente—ella soltó un suspiro y de un empujón entro a la cocina.
—¿Rara? ¿Por qué?
—Ufff, porque a mí me pasan cosas que a nadie le pasa, si te dijera nunca me lo creerías.
Ahora que unía los cabos sueltos, por fin entendí la confesión que ella me había dicho en medio de su borrachera. Claro que en ese momento se me hizo raro lo que ella me dijo, pero debido a que estaba borracha, justifique cualquier tontería que se le salía.
—Oye amigo, te voy a contar un secreto—ella puso su mano en mi nuca y me acercó a su rostro.
—Ahm...sí...sí...claro—yo no evité mirar sus labios, que en aquel momento me miraban con su sonrisa borracha.
—Tengo un póster de ti pegado en mi pared—ella se empezó a reír escandalosamente—. Y mejor me calló antes que me creas una loca acosadora.
—Veo que te estás tomando muy a pecho lo de ser mi primera fan—yo no le creí ni un pepino.
—Y déjame decirte que soy una fan muy arrebatada e intensa. Tú siempre me volviste loca.
Había varias frases que ella me había dicho en algún momento; como por ejemplo el día en que me mató de celos con el chico al que atendía, justo cuando la tuve que cargar como costal de papas. Parecía solo ayer que la llevé cargando hasta la bodega para poder hablar a solas.
—No soy una chica común. Tengo varios secretos conmigo que me van a obligar a dejar todo lo que tengo aquí. Aunque quisiera quedarme, incluso si llegara a abandonar a mi familia por ti, no puedo. Ese secreto me impide ser alguien normal
—¿De qué hablas?
Y lo último que recordaba, y que me había dejado con la intriga, fue el día en que me dio la grandiosa noticia de que se iba a quedar conmigo. Yo sabía que su comportamiento no era común. Ella me decía que tenía problemas, pero jamas me imaginé el calibre de aquellos problemas.
—Yo soy una persona con problemas nada comunes. Y justamente allá en Quito están esos problemas. Tengo miedo de llegar a encontrarme con ellos.
—¿Qué problemas Aby?—él estaba serio
—Quizás para todas las personas no sean graves, porque para ellos no existen ese tipo de problemas. Pero solo quiero que sepas, que el problema solo desaparece si me quedo aquí.
—Creo que estoy confundido—le dije—¿Qué problemas son esos?
—No me siento preparada para decírtelos. Pero te prometo que te los voy a contar pronto
¡Diablos, casi lo olvidaba!
Hace pocos días había tenido un sueño donde yo estaba parado en una enorme tarima, frente a miles de personas. Aby me había dicho que yo iba a formar parte de un grupo de chicos. Algo me decía que quizás ese sueño, me mostró parte de lo que ella me había confesado. A lo mejor en ese sueño yo había conocido a mis supuestos compañeros de ese grupo musical. Ahora que las cosas ya estaban locas, casi no me costó nada creer que ese sueño era una realidad del futuro.
En estos momentos me sentía como el protagonista de una historia de ciencia ficción.
¿Cuándo fue que mi vida dejo de ser normal?
Sabía que Aby iba a cambiar mi vida... pero jamás, pensé que tanto.
Y puede que suene loco, pero de alguna manera yo ya presentía que Aby iba a llegar a ser importante. Como si desde que hubiera entrado en vida, ya jamás nada volvería a ser igual si ella me faltaba.
Mi inmediata conexión con ella, que hasta se me hacía demasiada extrema, me decía que Aby era muy peligrosa para mi corazón.
En fin...
Pese a que quería verla como la misma Aby, ya no podía. Quizás era algo tonto de mi parte, pero ya no podría ser la misma para mí. Obviamente era inevitable mirarla, sin dejar de pensar que esa chica, venía del futuro, y que para variar lo sabía todo de mí. Yo asumía aquello ya que Aby era mi fan, y seguramente en el futuro se dedicó a estudiarme porque ella amaba hacer eso.
No tenía idea de cómo iba a tratarla a partir de ahora. Creo que por eso salí casi corriendo cuando ella me contó todo. Tenía miedo de decirle cosas sin sentido en medio de mi confusión. No quería lastimarla, comportándome con ella como si se tratara de un fantasma.
Sin duda esta relación no era sana, y eso me ponía histérico.
¡Diablos, ella era mi fan!
Y esa palabra "fan" me hacía pensar en demasiadas cosas.
Quizás Aby solo llegó a aceptarme como su novio, porque ella siempre lo había soñado así cuando me miraba desde la TV, mas no porque ella en serio quisiera amarme por el común y corriente Lojano que era. Por ese nada que era.
A lo mejor lo que ella sentía por mí no era real.
POV Aby
En aquel momento ya no había marcha atrás. Yo me había convertido en alguien diferente para Chris.
"¿Tu querías que él se alejara de ti?"
Esa pregunta estaba en mi cabeza a cada segundo, simplemente no me la podía quitar de la mente. Y lo peor de todo es que tenía dos respuestas para esa pregunta; sí y no.
"Sí" quería que se alejara, porque quizás solo de esa forma podría irme a mi tiempo, sin causarle una herida peor. Y "No" quería que se alejara, porque eso querría decir que había perdido al amor de mi vida. Pero entre las dos respuestas, sabía que había una correcta, y esa era... que lo mejor sería alejarnos lo antes posible. Yo debía salir de la vida de Chris por un tiempo al menos.
Sabía que Chris debía alejarse de mi por varias razones:
1)Yo tenía que volver a mi tiempo quiera o no, porque según lo que me dijeron las estúpidas voces, quizás yo podría morir. Aun no sabía cómo serían las cosas, pero supuse que ya me volverían hablar.
2)No quería que Chris se encariñe más conmigo, porque suponía que si se acostumbraba tanto a mi presencia, a lo mejor cuando tuviera que partir, iba a causarle una herida muy difícil de curar.
3)Las voces me dijeron que si el vínculo entre él y yo se reforzaba, posiblemente él iba a tomar malas decisiones después de mi partida. Yo de ninguna manera quería que Chris arruinara su futuro.
Esas tres "simples" razones eran las que me impedía soñar en una oportunidad con él.
Mi celular de pronto empezó a sonar en mi mesa de noche, así que esperanzada en que Chris era él que me llama, contesté.
No sé ni porque esperaba eso, cuando en realidad debería estar esperando que nunca me vuelva hablar en la vida.
—¿Hola?— hablé a la expectativa, ya que ni había visto quien era.
—Menzota—Ami me hablaba desde el otro lado—. Juro que te voy a matar. ¿Cómo se te ocurre dejarnos así como así, allá en la playa?
—Lo sé, hice mal—hablé desilusionada, recostándome de nuevo en mi cama.
—¿Amiga..?—ella habló despacio—. Te escucho rara, acaso... ¿acaso estabas llorando?
—No Ami—le mentí—. Solo estoy un poquito resfriada, por eso fue que tuve que venir. A mí me suelen dar unas gripes muy feas. De hecho, ahorita mismo estoy en reposo.
—Mmmm—ella parecía dudar—. Bien, entonces iré a verte ahora mismo.
—No te preocupes Ami—yo rogué—. Estoy mejor ahora que dormí un poco. Y creo que más bien deberías dejar de pensar en mí y tratar de dormir un poco. Mañana si quieres hablamos.
—Bueno...—ella aceptó dudosa—. ¿Y Chris ya fue a verte?
Precisamente tenía que nombrarlo
—Sí, ya vino—respondí incómoda—. Hablamos un rato, pero ya se fue.
—¿En serio?—ella se quedó callada—¿Segura no hay algo que tengas que contarme? Es que lo estuve llamando desde hace ya muchas horas y se me hizo raro que Chris ya no volviera a contestar el teléfono. Desde hace algún rato que lo apagó.
—Ami, no tengo nada que contarte...ahmm... y... por cierto mejor voy a colgar. ¿Sabes lo horrible que es tener una gripe como la mía, cuando también se tiene resaca?
—Debe ser un tortura—Ami parecía compadecerme
—Sí, no tienes idea de cómo me siento en este momento—hablé más bien refiriéndome a mi estado sentimental, más que a mi supuesta enfermedad.
—Bueno, eso te lo tienes merecido por habernos abandonado en el viaje—ella parecía disfrutar de mi aparente gripe—. Digamos que nos asustaste a todos, sobre todo a Chris. Te juró que ese menso me rompió el corazón. Tendría que haberlo visto sentado en cada rincón con cara de culpable. Yo por supuesto lo quise matar al principio, porque supuse que para tener esa cara de culpable te tendría que haber hecho algo, pero ...cuando me dijo que no tenía idea, yo le creí. En serio tenía cara de no saber que pasaba.
—Sí, me imagino como habrá estado—hablé con un enorme cargo de conciencia. A mi mente se me vino la imagen que describía Ami. Y aquello hizo que más heridas aparezcan a mi corazón
—Luego que contestaste mi mensaje, por poco y nos arrastra a todos por el hotel para que ya viajemos a Loja...
—¿Sí?—yo intentaba aguantar mis estúpidas lágrimas
—Sí, y después se la pasó peor que zombie en el auto. Durante todo el viaje solo se la pasó callado y sin hacernos caso. Incluso cuando llegamos a parar en un restaurante casi a mitad del viaje, él no quiso bajar para almorzar. Solo dijo que no tenía hambre. ¡¿Sabes lo peligroso que es escuchar esa frase de Chris?! Eso es indicador de que todo anda mal.
Sin querer solté una leve sonrisa al recordar lo glotón que era Chris.
—Cuando llegamos a Loja, él se fue casi que corriendo a dejar sus cosas en su casa y después salió hecho un flash a coger un taxi para ir a verte. ¡Mujer, sí que lo tuviste preocupado!
Y ahora ya lo había dejado peor que preocupado.
—Ami, en serio quisiera que me siguieras contando como fue el día de Chris pero... mejor mañana, cuando no esté sintiendo que mi cabeza va a explotar. En serio que odio las resacas.
—Bueno, descansa por ahora—Ami al parecer iba a terminar—. Pero mañana te voy acosar con preguntas. Yo sé que algo está pasando, así que mañana te saco toda la verdad. Hoy voy a intentar con Chris y mañana contigo. Nos vemos.
—Ami no estoy...—quise protestar pero Ami ya había colgado.
¡Perfecto mañana tendría que mentirle en la cara!
De ninguna manera le iba a decir que Chris y yo estábamos ahogándonos en un dilema, en el cual la causa era mi rara situación de ser una viajera en el tiempo.
Como sea.
Esa noche no logré pegar un ojo en toda la noche, ya que no podía dejar de estar a la expectativa sobre cuál sería la decisión que Chris tomaría con respecto a nuestra relación. Seguramente él estaba en las mismas que yo... sin tener la mínima idea de qué hacer con esta locura.
Ambos estábamos atrapados en una situación muy difícil.
¿Qué estaría haciendo o pensado él en esos momentos?
Yo por mi parte me empezaba a sentir claustrofóbica en aquella habitación, sobre todo porque cada rincón me recordaba momentos que pasé con Chris. Creo que hasta el aire de Loja que respiraba me recordaba a él.
Desesperada por dejar de atormentarme con recuerdos que quizás jamás se repetirían, salí de la habitación y me senté en el balcón, arrimándome a la pared. Aun se podía ver el resplandor de las estrellas que ya empezaban a despedirse, debido a que se avecinaba el día.
Testarudamente, me había quedado esperando durante las horas siguientes de la madrugada por alguna señal de Chris, pero no la obtuve. Ninguna llamada, mensaje, y peor aún su presencia misma.
(...)
La loca de Ami había tenido éxito en cuanto a acosar a Chris en busca de respuesta. Y para mi suerte las respuestas que Chris le había dado a Ami no fueron muy relevantes. De hecho, únicamente le había dicho que si fue a verme y que luego él se había ido para dejarme descansar.
Por suerte nuestras explicaciones para Ami coincidieron. Creo que por eso ella no siguió dando lata.
—Achiii—estornudé ruidosamente. Al parecer mi mentira se hizo real; yo estaba oficialmente entrado en un resfriado. Supuse que por haberme pasado desde la madrugada en ese despiadado ventarrón que azotaba a mi balcón.
—Aby estas espantosa—Ami me dijo por décima vez desde que nos sentamos a desayunar en el restaurante del hotel. Bueno, en realidad solo ella estaba comiendo porque mi comida estaba intacta.
—Pues es lógico—le sonreí fingidamente—. Esta gripe está acabando conmigo
Sí claro... "la gripe".
—Pues deberías ir a un doctor—ella me miraba preocupada—. Mira, ni siquiera has comido nada. Y tú eres otra aspiradora de comida, así como Chris. Es muy raro que los dos dejen de comer.
—No es necesario que vaya al doctor, a mí siempre se me quita la gripe con un buen descanso— yo me pasé una mano por el cabello
—Tu nariz esta como la de Rodolfo el reno—ella evaluaba mi rostro—, además estás con los ojos hinchados. Cualquiera diría que estabas llorando, pero como ya te vi estornudando mocosamente, y como Chris ya me dijo que todo está bien...
—Sí Ami, solo estoy enfer... ¡ACHIII!—volví a estornudar, lo que provocó que Ami quitara su plato de mi alcance.
Mientras estábamos ahí sentadas, no pude evitar pensar en el estado de Chris, así que me decidí a preguntarle disimuladamente a Ami.
—¿Y cómo está Chris?—yo llamé la atención de mi amiga—. Prefiero... no hablar con él, porque supongo que al oírme con este grado de gripe se va a poner de intenso y va a venir hacer de enfermero. Y prefiero dejarlo fuera de esto. Es que ayer estaba muy mal por mi estado, y se fue a su casa muerto de la preocupación.
Más bien se fue muerto del susto.
—Bueno, yo lo noté normal. Incluso me salió con varios de sus chistes corrientes—Ami bebía su jugo—Me dijo que tú le habías salido con una confesión de película. Porque según él tú le habías dicho que viniste del futuro para enamorarlo.
En aquel momento que había estado bebiendo agua, por poco muero atorada.
—Sí, y luego que me lo dijo se empezó a reír como retrasado. Creo que ya le contagiaste... y no me refiero a la gripe, sino más bien a lo raro—Ami me dijo burlona.
—¿Cómo pudo...?—yo hablé malhumorada, pensando en Chris.
Él no tenía porque andar contando a todo el mundo mi secreto.
—Sí amiga, tu chico está loco—ella rodó los ojos—, o quizás solo lo emborrachaste y por eso dijo esas estúpideces.
—No...coff...yo no le hice nada—aseguré nerviosa.
—Amiga, ¿sabías que cuando te emborrachas eres capaz de hacer las cosas más idiotas?—ella me dijo con diversión.
Ignorando su comentario preferí concentrarme en seguir mirando mi plato de comida intacto.
—Ya Aby, necesito que comas—Ami me pedía—. Me desespera verte en ayunas.
—Es que en serio no tengo hambre.
Ami de pronto se levantó y ahora se sentó en una silla a mi lado.
—Tú vas a comer, Abigail—ella me miraba calculadoramente—. Así me toque darte de comer como si fueras una chiquilla de un año.
—¡No, Ami!—yo la miré con los ojos abiertos—. En serio no quiero.
—Vas a comer Aby—ella tomó un pedazo de mi pan y lo empezó a dirigir a mi boca—. A ver, ya va llegando el avioncito—ahora me sonreía como si estuviera tratando con una bebé.
—¡No seas payasa!—yo alejé mi cara del avioncito— ¡Y no voy a comer, mucho menos a la fuerza!
—Di que sí—ella seguía mirándome con una sonrisa ridícula—. Te vas a poner peor si no comes nada, y algo me dice que no comes desde ayer.
—Ahm...—yo intenté no mirarla, porque seguramente con mi cara iba a delatar, que estaba sin comer bocado por más de un día.
—No, tú no comiste, y ahora mismo vas a comer por las buenas o por las malas—ella me miraba severa—. Bueno, abre la boca, linda Abichuela—ella hizo el intentó de volver a meterme el trozo de paz.
—Ami, en serio... no tengo ganas—la miré enojada
—¿Creo que tú quieres por las malas?—ella me miró amenazadora
—Ni por las buenas ni por las mal...
Ya no pude decir más, ya que Ami se había puesto de pie de un salto, y ahora con su brazo libre sostenía mi cabeza contra su torso.
—¡Abre la boca y come!—ella me ordenó entre risas
—¡Ami no!—protesté de mal humor.
Cuando no quería comer, simplemente no lo hacía, así mi vida dependiera de ello.
—Deja de ser terca, necesitas alimentarte.
—No voy a...
—¡Abre..!
—¡Ya!
—¡Lo vas hacer!—ella ahora intentaba meter lo que quedaba del pan por mi boca cerrada.
Justo cuando estaba a punto de abrir la boca en señal de rendición, alguien se paró junto a nosotras.
—¿Qué le estás haciendo?—Chris nos miraba serio
—Ah ...hola Chris—Ami aprovechando que tenía mi boca abierto de la impresión, ella logró meterme el trozo de pan—. Estábamos desayunado con Aby, y pues...la boba no quería comer así que yo estaba intentando que lo haga.
Chris bajó su mirada hasta mí, y su expresión de extrema seriedad me intimidó. Era muy raro verlo así.
—¿Desde cuándo no ha comido?—él volvió su atención a mi amiga
—Me parece que desde ayer que se desapareció—Ami me soltó y fue a sentarse al frente mío—¿Te das cuenta de lo grabe de la situación?
—Sí, las cosas están demasiado graves—Chris puso su vista en mí.
Claramente lo que había dicho, era una indirecta a nuestra situación como pareja.
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