45. Otro lado de mi sueño


Maratón (parte 3)

Upss jeje, perdón por la tardanza.





—Más vale prevenir que lamentar. Siempre lo he dicho, por eso te dije que te pusieras bloqueador—reí dándole un ligero golpe sobre la piel desnuda de su espalda.

—Ay—él me miró adolorido alejándose unos cuantos pasos de mi—. Aby, ten compasión de mí, que a duras penas y puedo caminar con estas quemaduras.

—Te lo dije, ¿no?—yo lo miré burlona—. Te dije que te pusieras bloqueador, pero no me hiciste caso, porque según tú, querías broncear tu esbelto cuerpazo. Supuestamente decías, que sabías muy bien lo que hacías, y que no necesitabas de un bloqueador...

—Sí ya, quizás se me paso un poco el tiempo de bronceado—él se hizo el que nada pasó.

—De hecho no lo calculaste porque te quedaste dormidote—le recordé, pues Chris se había quedado durmiendo plácidamente en una de las sillas de playa afuera del hotel, y al parecer nadie se dio cuenta, ni él. 

Con los chicos habíamos salido a comprar uno que otro recuerdo, aprovechando que habíamos encontrado un lugar en la playa donde había cosas muy bonitas. Estábamos todos los chicos, excepto Alex; según lo que me contaron en la mañana, había salido a pasear a solas con su nueva novia, Fernanda. Ella era una chica que por cierto me cayó muy bien, sobre todo porque convenció a Alex de darnos un día libre después de volver del viaje. Ya la amaba, quizás ella sería mi nueva jefecita.

—Vamos a ver si hay algo por ahí—Chris me jaló hasta las casetas donde se encontraban exhibidas varias artesanías—, ojalá encuentre algo para mi familia.

Sí no hubiera estado en bancarrota, probablemente ya me habría comprado todo lo que estaba en frente mío. Había muchas cosas bonitas, y según yo, lo más bonito eran varios collares de Tagua, que se hallaban colgados desde el techo.

—¿Qué le puedo llevar a mi mamá?—él me miraba interrogante

—No lo sé—le respondí mientras evaluaba la mesa donde un sinfín de pulseras, collares, anillos, se extendían—. ¡Ya sé! Llévale una de estas pulseras—yo tomé entre mis manos una pulsera de tagua color azul, con diseños muy creativos. Yo sabía que ese color era uno de los favoritos de la señora Yenny. 

—Sí, se ve bonita—Chris la tomó entre sus manos y me regresó a mirar—. Cuando se la dé, le voy a decir que tú se la escogiste. 

—Ay, entonces si es así...—yo me acerqué a la mesa para coger un artículo más. Esta vez fui directo a los anillos—. Dale también esto. Y obviamente yo lo pago—rápidamente escogí un anillo del mismo color de la pulsera, que tenía en la parte central un fino tallado de una Y, dentro de un corazón. Se veía muy bonito.

—¿Con que queriendo conquistar a la suegra?—él me miraba divertido, pero yo únicamente le devolví la sonrisa.

Mientras Chris seguía entretenido observando los collares que estaban colgados en las paredes, mi atención había sido llamada por cierto objeto de ojos tiernos.

—¡Que cosita!—exclamé emocionada mientras tomaba en mis manos el peluche de una foca negra, con una mini camiseta que decía "I love Esmeraldas". 

—¿Qué es eso?—Chris se paró junto a mi 

—¿Que no lo ves? ¡Es la cosita más tierna del mundo!—yo abrazaba el peluche con una sonrisa de niña boba en mis labios—¡La necesito! ¡Juro que la necesito ahora!—puse mi cara de llanto fingido—. Sus ojos me ruegan que me la lleve. Ojalá cierto chico, que es mi recién estrenado novio, fuera tan generoso y me diera esto como mi regalo de cumpleaños adelantado.

—¿Quién es tu novio?— Chris bromeó

—Uno que en este momento parece camarón, y todo por no hacerme caso de ponerse bloqueador, porque según él quería broncearse para ser más sexy—yo me reí en su cara.

—Si lo que estas tratando de decirme, es que mi plan dio éxito, y que ahora estoy varios tonos más sexys, te lo compro—él empezó a sacar su billetera.

—Solo te estaba molestando—yo puse el artículo en su lugar—. No quiero ser la típica novia que deja en bancarrota a su novio. No me sentiría bien con eso.

—¿La quieres?—él me preguntó mirándome fijamente. 

—No—le respondí tranquila—. Y mejor en lugar de esa foca preferiría un beso tuyo. Aunque admito que esa foquita estuvo a punto de enamorarme más que un beso tuyo.

—Entonces ya no me gusta esa cosa—Chris me quitó la foca de las manos.

Curiosa me puse a evaluar el peluche, al igual que Chris.

—Sabes, tiene cara de cacahuate— hablé de repente, arrimando mi cabeza a su hombro—. Siempre he querido una mascota que se llame así, pero nunca me dejaron poner ese nombre. Mis papás son adictos a los nombres aburridos. Mi último perrito se llamó Marco Antonio.

—¿En serio?—Chris se empezó a reír—. Tus padres son raros, con razón tu nombre...

—Oye—yo le di un manotazo en la espalda que creo que le sonó hasta la china. 

—¡Ayayay, mujer!—él me miró con los ojos entrecerrados—. Ahorita no me toques ni con el pétalo de una rosa, ¿no ves que estoy achicharrado por el sol?

—Te lo mereces amorcito—me reí, dándole un beso rápido en los labios. 

Después de quejarse por varios minutos sobre las quemaduras, Chris también me había imitado, y ahora miraba al adorno en mis manos.

—Yo creo que tiene cara de coco—él miraba evaluadoramente el articulo—. Sí, para mí que se va a llamar coco. Señor, ¿me cobra este peluche?—él le pidió al dueño del negocio.

—¡Nooo!—yo le quité la foca, y la puse en su lugar—. No voy a dejar que me compres ni una cosa más. Tú, estas pagando todos mis gastos aquí, y no me parece justo que también me paguen mis caprichos pasajeros. No quiero que mi novio esté en bancarrota. Así que ni pienses en comprarlo—yo lo empecé a jalar lejos del negocio.

—Pero no es para ti, es para mí. Yo siempre quise una mascota que se llame coco—él me dijo rápidamente. Claramente Chris se estaba inventando aquello—. No eres la única con sueños frustrados Aby—Chris me sonreía burlón.

Inmediatamente Chris se zafó de mí, y fue hasta la foca sobre la mesa para pagar su valor. Después de hacerlo Chris vino hacia mí, con cara de niño con juguete nuevo en navidad.

—¿Lo quieres?—él me indicó el objeto de ojos enormes. 

—No, es tuyo—yo rodé los ojos divertida—. Y ni se te ocurra dármelo. No quiero tener un objeto que me va a recordar que te deje 5 dólares más pobre. 

—Que no es para ti—él me aseguró. Pero su cara me decía que ese pequeño amiguito iba a ser para mi tarde o temprano.

(...)

—¡Aby!—escuché mi nombre entre sueños. 

El sentir a Chris a mi lado moviéndose desesperadamente, fue el suficiente incentivo para abrir mis ojos. Al hacerlo me encontré con un Chris que aún estaba dormido, dando vueltas de un lado a otro, intentando decir algo para sus sueños... o más bien dicho pesadillas.

—¡Aby, yo no..!—él en serio tenía una expresión de estar aterrorizado. 

—¡Chris!—yo intentaba despertarlo, sacudiéndolo despacio. 

—¡No quise..!

—¡Despiertate, hombre!—yo apresurada, seguí hablandole. El verlo gritando así, no me agradaba en nada—. Christopher solo es una pesadilla.

Al evaluar mejor su rostro me di cuenta que estaba demasiado pálido. Su frente estaba llena de sudor y su cabello por completo empapado.

—Solo fue una pesadilla—yo lo miré angustiada—Tranquilo. 

Chris aun no abría los ojos, y aquello me estaba desesperando.

—Todo está bien ahora—puse mi mano en su mejilla y me preocupó sentir su piel fría. Y lo que me preocupó aun más, era ver que ya ni siquiera se movía. Sus quejidos habían sido reemplazados por un profundo y preocupante silencio.

—¡Por favor, necesito que abras los ojos, o por lo menos muévete maldita sea!

¡Oficialmente había entrado en pánico!

Chris se veía en serio muy mal.

Al revisarlo mejor me di cuenta que estaba hiperventilando, así que rápidamente le quité la almohada que tenía bajo su cabeza para que su vía respiratoria este mas despejada, y por supuesto todas las sábanas que lo envolvían las desaparecí de inmediato. A mi costado pude ver una volante en la mesita de noche, así que no dudé en convertirla en un abanico para darle aire. Era lo único que podía hacer.

—Ab...—intentó decir con dificultad. Aún seguía con sus ojos cerrados, pero al menos había vuelto hablar.

—¡Sí, aquí estoy!—yo lo tomé de la mano. 

—Aby—Chris dijo ya con la voz un poco más fuerte.

—Sí, soy yo—yo le di un corto beso en los labios—¡Abre ya los ojos, te lo digo en serio!

Dicho eso, Chris abrió ligeramente los ojos. Fue todo un alivio ver esos bellos ojos cafés de nuevo.

—Estás ...aquí—él se esforzó por decir con su vista en mi.

—Así es, y no voy a ir a ningún lado—aseguré rápidamente—. ¿Qué rayos fue lo que te paso?—yo tome sus manos, intentando que con la ayuda de las mías estas vuelvan a tomar la adecuada temperatura.

—Me siento raro—él parecía empezar a recobrar el conocimiento. Sus ojos ya estaban más abiertos. 

—Raro es poco—yo lo miré enojada—Por poco y te creo muerto. Ya mismo estaba por llamar a la ambulancia. 

—Me siento muy cansado—Chris intentó levantarse, pero yo se lo impedí.

—Permanece recostado, no vaya a ser que te vuelva a dar algo.

—Esto se siente horrible—él con dificultad se pasó una mano por el cabello—¿Cómo rayos fui a caer en este estado, por una simple pesadilla?

Desmayo y pesadilla. Esas dos palabras pusieron una alerta en mi cerebro.

—Debió ser una pesadilla demasiado fea—yo le dije en voz baja. Ahora mis pensamientos estaban formulando ideas muy descabelladas. 

—De terror—Chris me aún seguía retomando su respiración—. Menos mal que ya terminó. Nunca creí que un sueño tuviera la capacidad de dejar inconsciente a una persona.

¡A mi sí me había pasado!

—¿Y no quieres contarme lo que soñaste?

—Pues...—él me miraba inseguro—, es que no quisiera recordarlo. No sé ni porqué, pero me dolió mucho eso que soñé. 

—Si te desahogas, te sentirás mejor—yo seguí intentando

—Si tú lo dices... está bien—él puso su mirada en el techo—. Bueno... la fea pesadilla que tuve, trataba sobre ti y ...sobre mí.

—¿En serio?

—Sí, y fue muy raro. Lo que recuerdo fue que yo estaba esperando en una especie de camerino, con 4 chicos que no conocía, pero al parecer ellos si me conocían a mí.

¡Ay no!

—Recuerdo el nombre de uno de ellos. Creo que era Zabdiel.

¡Oh- por -Dios!

Chris soñó con los chicos de Cnco al parecer, y esto no me daba buena espina.

—También recuerdo que ese chico me felicitaba porque... —Chris se quedó callado, con el ceño fruncido.  

—¿Qué? ¿Por qué? Dime

—Tranquila—él me miró con duda—. Es que yo iba a pedirte...bueno algo loco. Te iba a pedir matrimonio en medio de un concierto.

—¿De verdad?—yo me quedé como piedra.

Ese sueño yo ya lo había vivido. Ese sueño fue mío. 

Aquel maldito sueño, ya me lo habían puesto aquellas extrañas voces en mi cabeza, y al parecer también se lo pusieron a Chris.

¿Pero cual era el fin?

Este acontecimiento me hizo sacar una desagradable conclusión. 

Aquellas voces en mi cabeza eran reales. Porque de que otra manera habría explicación a que Chris haya tenido mí mismo sueño, y para variar un sueño en el que claramente se le mostraba su futuro verdadero.

¡Esto era una pesadilla!

Por un tiempo esas voces me asustaron, pero mi lógica siempre me decía, que a lo mejor eran un invento de mi imaginación. Y a lo mejor mi subconsciente al no encontrar una respuesta a mi dilema de viaje en el tiempo, se inventó unas extrañas voces que me dieran la respuesta que anhelaba. Pero con el pasar del tiempo me convencí a mí misma de que aquello no era real. Por esa razón incluso llegué a olvidarlas.

Al parecer mi subconsciente se equivocó, y aquellas voces si eran reales. Y con ellas todas sus advertencias.

—¿Aby?—la voz de Chris me interrumpió.

—Sí, sí— yo volví en si, sacudiendo la cabeza.

—No me escuchaste, ¿cierto?—él me clavó la mirada. 

—Lo siento, no—respondí medio atontada. 

—Lo que te decía, es que fue un sueño muy raro—él volvió a mirar el techo. Menos mal no dijo nada de mi actitud distraída—. Aunque... también fue muy bonito al principio, porque pude ver mi sueño hecho realidad. Imagínate que me vi con la vida de una superestrella. Y eso era una completa locura, sobre todo porque yo en el sueño, fui capaz de llenar un coliseo con miles de personas.

—¿De verdad?— dije al recordar los cientos de estadios, coliseos, foros, teatros, etc., que llenaría en el futuro junto a los chicos de Cnco. 

—Pero lo que más me encantó de ese sueño fue que te tenía a ti, esperando por mí. Recuerdo que uno de los chicos ...creo que se llamaba Joel, me dijo que te habías quedado esperándome todo el día en mi camerino, y que por eso te habías quedado dormida allí.

Cada cosa que describía, sucedió en mi sueño, pero ahora todo era en su versión de la historia. Y esto en serio hacía que me pusiera cada vez más nerviosa.

—Me dijeron que me fui por varios días, porque supuestamente fui en busca de... tu... tu anillo— él parecía apenado. 

—Oh, claro, es que me ibas a pedir matrimonio—yo intenté parecer calmada, pero por dentro estaba gritando del pánico.

—Sí—él contestó—. Bueno, y en el sueño, como estaba un poco confundido, quería que tú me ayudes a comprender lo que sucedía. Así que le pedí a Zabdiel que te trajera conmigo.

—Sí, lo recuerdo—inmediatamente me arrepentí de decirlo. 

—¿Qué?—Chris me miraba interrogante

—Nada, nada, olvídalo—yo me hice la loca—. Continua.

—Sí, claro... ehmm... pues... después recuerdo que entró un montón de gente a sacarnos, porque supuestamente ya iba a empezar el concierto.

—Hasta ahí no lo veo como una pesadilla—aseguré respirando dificultosamente.

—Sí, de hecho, todo estaba bien. Más aun cuando nos enviaron por debajo de la enorme tarima para subir en una especie de ascensores que llevaban al escenario. Fue lo máximo el escuchar los gritos de muchas chicas, con la banda sonora que nos estaba anunciando.

¡Así iba a ser su futura vida y él lo había visto!

—Wouu—alcancé a decir. 

—Sí, y mientras disfrutaba del momento, llegó el chico del que te hablé. Me dijo que te había dejado con... alguien ...no recuerdo su nombre.

Renato, pensé.

—Me dijo que esa persona se iba a encargar de llevarte hasta él escenario, para que pueda cumplir con el plan.

—¿Sí?—dije con mi mente en la siguiente situación. 

—Hasta ahí fue un sueño. Después todo fue una horrible pesadilla—Chris nuevamente se quedó callado.

—¿Por qué?— le pregunte con los nervios de punta—. ¡Necesito que me digas ahora! ¡No me puedes dejar así...!

—Abichuela, relajate—él me miraba fijamente por un rato—. Bueno, Zabdiel me dijo que ya estabas en el escenario, y te prometo que en ese instante me sentí dichoso de tenerte compartiendo mi sueño de triunfar en la música. Así que no resistí iniciar con el plan, y terminé diciéndole a la gente lo que iba hacer. Pero en el momento en que te miré allí, casi al borde del escenario, mirándome a punto de llorar de la emoción, empecé a caminar hacia ti, y...

—¿Qué?—dije con la voz apenas audible

—De pronto ya no podía controlar lo que hacía o decía—él se veía molesto—. No sé cómo, pero justo cuando iba a tocarte, seguí de largo y me encontré con Camila. Y aunque no lo quise, la llevé a ella hasta el escenario, y le pedí matrimonio. Después volví a mirarte, y tú estabas llorando... ¡Mierda, estabas llorando de verdad! ¡Era la primera vez, que te vi llorar en serio! Esta vez fueron lagrimas reales. 

—Ay, no—logré exclamar atónita  

—En esa pesadilla, me destrozaste el alma. Nunca voy a olvidar esa expresión en tu rostro. En serio parecías una niña indefensa, que me miraba herida, con miedo, desorientada y destrozada. Todo eso hizo que me sintiera como el ser más despreciable del planeta, porque yo era el culpable de ponerte así.

—Solo fue un sueño—dije más para mí que para él.

—Por suerte lo fue—él aun no quitaba su vista del techo—, porque lo que paso después, fue mucho peor. Supuestamente yo fui hacia ti, para pedirte perdón, pero nada resultó como lo planeé. En lugar de arreglar las cosas las empeoré, porque básicamente te dije que te olvidé, y que supuestamente tú me perdiste por haber elegido a tu familia. 

Hasta ahí, había llegado mi sueño. Y él también lo vivió.

—Luego ...

—¿Espera hay más?—yo hablé sorprendida

—Sí—él respondió, pasándose una mano por el cabello—. Yo corrí detrás de ti, incluso no me importó dejar abandonado el concierto que volvía a iniciar. En lo único que pensaba era en poder encontraste otra vez, y explicarte que lo que hice, no lo hice yo en realidad. Quería verte para decirte que te amaba, y que en realidad tú ibas a ser la chica con la que quería pasar el resto de mi vida. 

—Dime que si me encontraste—dije expectante. 

—No pude—Chris parecía dolido—. Te perdí en verdad. Por más que corrí buscándote en los pasillos, camerinos, y demás, jamás te logré encontrar. 

—¿De verdad?—exclamé con un hilo de voz

—Luego pude escuchar tu voz en mi cabeza, susurrando mi nombre y llorando. Juro que me quería morir, me dolía oírte sufrir así. Y obviamente quería responderte y lo iba hacer, pero de pronto pasó algo raro. Todo se volvió oscuro y una voz espantosa, me dijo: "Tú, destino es ...hacerla llorar"— Chris se quedó en silencio ordenando sus pensamientos—. Y si no quieres volver a verla así, solo debes dejarte salvar por ella.

Decir que estaba asustada era poco para lo que en realidad sentía.

—Esto no puede estar pasando—yo susurré más para mí misma

—Espera, creo que también me dijo algo mas—Chris parecía muy concentrado—. Creo que era... "Si quieres ...que te salve...déjala ir". Algo así parece que me dijo. 

Aquellas palabras hicieron que entrara en un ataque de pánico. Sin poder evitarlo empecé a respirar rápido. Ahora yo era la que estaba hiperventilando, mis manos empezaron a temblar ligeramente. Ya ni siquiera oía las críticas que Chris hacía el supuesto bobo sueño.

—Te voy a traer un vaso de agua—sin siquiera regresar a mirarlo, salí de la habitación.

Ya cuando estuve en el pasillo desolado de afuera de nuestra habitación, intentando retomar mi respiración, me arrimé a la pared junto a la puerta y sin más me deslicé hasta llegar al piso.

¡Las voces le estaban dando inconscientemente órdenes a Chris!

Pero no solo eso, también le estaban dando un posible presagio. 


"Tú, destino es hacerla llorar. Y si no quieres volver a verla así, solo debes dejarte salvar por ella"


Chris iba hacer que derrame lágrimas. 

¿Ese chico dulce estaba destinado a romperme el corazón?

—Y tengo que salvarte—susurré abrazándome a mí misma—. ¿Que carajos está pasando?

"Solo debes dejarte salvar por ella"

—¿Salvarlo de que?—sollocé con las manos en mi cabeza.

"Déjala ir"

¡¿Dejarme ir a donde y cuando?!







Hola chicas jeje, bueno, primero que nada perdón por tardar un poco en continuar con el maratón, pero tuve varios inconvenientes y no pude hacerlo. Créanme que me dio cargo de conciencia jaja.

Bueno, digamos que este capitulo fue la previa para los capítulos que se vienen después. Van a pasar muchas cosas. Quise incluirlo todo en este capitulo, pero iba a ser muy largo, así que varios de los acontecimientos importantes se van a dar en los capítulos que vienen. 

Les cuento que acabo de salir a vacaciones, así que ya estoy libre para escribir la historia. Y tengo muchas ideas locas jeje para los capítulos que se viene. Depende si ustedes quieren, para que suba los capítulos mas seguidos ;)

Bueno, me despido, ojala les haya gustado este capitulo. Bye

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