4. Te encontré por casualidad
Dejando de lado mis extraños sueños, recogí rápidamente mi mochila y empecé a caminar. Nuevamente poniendo mi atención en el camino busqué a Eduardo, Jen y al cretino, pero me encontré con que ellos habían desaparecido entre la niebla.
Maldecí en mis adentros por haberme distraído tanto, con pensamientos inútiles sobre mi sueño, tanto así que no me di ni cuenta de la imprudencia, que había cometido al haberlos perdidos de vista. Ahora estaba perdida en medio de la nada.
Empecé a caminar en dirección hacia donde los había visto por última vez, pero a medida que iba llegando me iba dando cuenta que no tenia idea de donde estaba. No se ni como pero fui a parar a un llano.
—¡Jen!— grité lo más fuerte que podía. Mi voz sonó escondida en un pequeño eco. Al parecer estaba sola en ese lugar porque no obtuve ninguna respuesta, más que el sonido del viento que me empezaba a congelar el rostro—. Maldición, lo único que me faltaba.
Cuando intenté regresar al lugar en donde me había quedado antes de perder a mis amigos, no lo logré. Ahora oficialmente había llegado a la conclusión de haberme perdido más.
Siempre había escuchado de personas desaparecidas en esa montaña, y no me agradaba nada la idea de entrar en la lista de esas personas.
Desconcertada por el hecho, decidí quedarme a esperar a mis amigos, en una especie de camino en medio del llano que encontré. Creo que era el lugar más visible en caso de que me buscaran.
La espera a la que me había sometido parecía eterna, sobre todo porque me estaba congelando. Estaba temblando exageradamente, y claramente el frío estaba empezando acabar conmigo. Incluso estaba dejando de sentir mis manos. Por un momento creía que iba a sufrir de hipotermia.
Mientras esperaba, frente a mi campo de visión apareció mágicamente mi salvación. Allí estaba una especie de cueva, escondida entre matorrales. Por eso sin pensarlo dos veces me decidí a subir hasta allá, pero antes de hacerlo, había dejado mi botella de agua junto a mis abrigos en medio del camino. Eso lo hice en caso de que alguien pasara por allí buscándome.
Aquella cueva me pareció un sitio perfecto para esperar, ya que aparte de cubrirme del frío también me permitía vigilar el camino en caso que alguien bajara por allí.
Después de explorar fugazmente aquel pequeño lugar, tomé asiento. Quería aprovechar la soledad del sitio, para analizar mi realidad actual. Mi mente me decía que posiblemente, mis amigos estaban hechos locos buscándome por todas partes, por eso desde ya quise planear una disculpa para todos, a excepción del estúpido Josué.
Extrañamente en medio de mi análisis, algo se me vino a la mente. Esta vez se trataba de un pensamiento más profundo, el cual no sabía porque se me vino a la mente. De pronto en lo único que podía pensar era en Christopher Vélez. Recordé claramente mi sueño, y él susodicho problema con la modelo. Al pensar en aquello me entraron una ganas tremendas de saber la verdad. De hecho quería una verdad, según Chris.
Admitía que yo no lo conocía, solo estaba enterada de la cara buena de la moneda, pero... en serio quería conocer su lado malo (si es que existía). Quería conocer a la persona que comete errores como cualquier humano, que se puede debilitar ante alguna tentación del mundo. Quería saber quién era realmente Christopher Vélez, el chico que no pertenecía a Cnco, ni que era una superestrella.
Solo quería conocer al Christopher Vélez de antes, el chico común, para de una vez por todas poner fin a mis dudas.
Creo que el pensar en él me hizo mal. Era raro pero después de aquel análisis, de mi amor platónico, sentí algo extraño. De pronto me embargó un cansancio extremo. Simplemente mis ojos no se resistían a cerrarse. Yo por supuesto poniendo todas mis fuerzas intente reprimir ese deseo, pero no pude.
No sé porqué, pero de pronto mi cuerpo dejo de responder. Aunque quería mover un músculo no podía. Lo único que quería hacer, era dejarme llevar por una sensación, en la que la nada me empezaba a jalar. Mi mundo iba desapareciendo, a medida que mis ojos se hacían pesados.
Mis fuerzas no resistieron mas, y mis ojos se cerraron en un instante, dejándome de esa manera en una oscuridad absoluta. En un silencio que me invitaba a adentrarme en mis sueños.
No recuerdo por cuanto tiempo permanecí en el estado, en el que todo era oscuridad y silencio. No tenia ni la mas mínima noción del tiempo.
¿Qué rayos me pasó?, pensé.
De pronto sentí como la piel de mi cara se topaba con un frondoso césped, al igual que el resto de mi cuerpo. Estaba muy desconcertada, ya que solo recordaba que empecé a perder el sentido por razones que no sabía.
Cuando al fin tuve la fuerza suficiente para abrir mis ojos, me encontré que una extraña sorpresa. Ya no estaba en aquella cueva.
Ahora estaba en medio de un sendero, y habían colinas a mí alrededor, pero ninguna señal de vida. Y tampoco encontré nada familiar.
Empecé a levantarme lentamente, y mi primer instinto fue mirar a mi alrededor en busca de algún psicópata secuestrador.
— ¡Maldición!— sollocé a la nada. Tenía la loca idea de que a lo mejor había alguien escondido, lo cual me causó pánico.
Lo único que se me ocurrió en ese instante, fue caminar en sentido contrario a la enorme montaña que se extendía en frente de mí. Tenia que alejarme de la persona que me secuestró, o eso creía.
Otra idea que se me ocurrió fue que quizás mis idiotas amigos, aprovechando mi profundo sueño me llevaron por el llano, y me dejaron allí para jugarme una broma. Esa era la otra posible respuesta a mi ubicación actual.
— ¡No es gracioso!— grité—, ¡ya salgan de donde sea que estén! — pero no recibí ninguna respuesta, y fue por nuevamente empecé a caminar.
Mi corazón me decía, que el haber aparecido allí no se trataba de una broma. Mis amigos no eran tan crueles como para dejarme ir sin rumbo. Ahora solo quedaba la opción, de que estaba allí por causa de algún secuestrador.
Después de caminar por varios minutos, a lo lejos pude distinguir una pequeña covacha. Yo deduje que estaba habitada, ya que había ropa tendida en un alambre, y algunos animales de campo encerrados detrás de rejas de madera.
Al acercarme golpee por un rato, pero nadie respondió. Volví a tocar fuertemente y pude notar un pequeño destello de luz bajo la puerta, y a los varios minutos esta se abrió.
— ¿Qué quiere? — dijo una mujer casi en un susurro. Yo de inmediato bajé la vista hacia donde había escuchado la voz, y me encontré con una anciana de aproximadamente unos 80 años.
— Ah...yo... señora disculpe si la molesté, pero necesito de su ayuda— la miré apenada—. Estaba en la montaña con mis amigos, y sin querer me alejé demasiado, es por eso que ahora estoy perdida. Por favor, ¿me podría decir por donde puedo llegar a la ciudad, o por donde puedo ir a tomar el teleférico?— la anciana me miró con interrogación.
— ¿Teleférico?
— Sí— afirmé dudosa—. Los que se toman para subir a la montaña o para bajar a la ciudad— le respondí, rogando que al menos haya oído de ellos, pero no. Ella solo me miraba extrañada.
— No sé de qué me habla, pero sí le puedo decir por donde se va a la ciudad— me aseguró mientras abría más la puerta.
— Cualquier información me salvaría la vida— le aseguré a la anciana, la cual me sonrió débilmente.
— Vaya hasta el árbol de allá abajo, el único alto que se ve casi al pie de la montaña. Luego va a ver un camino que la lleva por un sendero, y casi a una hora, ya va a ver algunas casas. De allí sólo tiene que seguir bajando.
— Muchas gracias de verdad, y disculpe la molestia— me despedí con movimiento de cabeza.
Tal como ella me había dicho tarde casi una hora en llegar a ver casas. Todas humildes y cada una alejada con unos 30 metros. Me tranquilicé cuando al fin logré ver como las luces de la ciudad empezaban a brillar abajo. No tenía idea de donde iba a terminar, pero al menos ya estaba en la ciudad. Gracias a Dios no me había pasado nada grave.
Mientras bajaba, me puse a rebobinar lo que había pasado. Claramente, fue muy raro el haber aparecido en un lugar completamente diferente. Alguien tuvo que haberme llevado allí. Pero el descubrir aquello quedaría para otro día, ya que estaba tan cansada que hasta me creía capaz de desmayarme en cualquier rato. Era la primera vez que me agotaba de esa manera.
A los pocos minutos de bajada, ya pude ver casas más modernas. Incluso ya había dejado atrás el camino de tierra y piedras, y mas bien pasé a una carretera asfaltada. Me alegré mucho al darme cuenta, que la noche no me había llegado en medio de la montaña, sino más bien en plena ciudad.
Más adelante encontré una tienda pequeña, así que haciéndole caso a mi hambriento estómago me decidí a comprar algo de comer. En esta ocasión, solo se me antojaba una montaña de comida chatarra. Mi favorita.
— Disculpe, ¿por aquí hay algún bus que me lleve al norte de la ciudad?— le pregunté, mientras ella me entregaba el cambio.
— Baje unas dos cuadras, y allí va a ver un puesto donde venden periódicos y revistas. En ese lugar es la parada de los buses que la van a llevar a la estación principal. De allí puede ir al norte o al sur, dependiendo de a donde quiera llegar. Usted puede preguntar a cualquier persona en la estación.
—¿Es el único bus que pasa por aquí?
—Sí, y mejor vaya rápido porque sólo queda uno. El último pasa a las 7.
—Ya casi— dije mirando mi reloj—. Muchas gracias.
Bajé lo más rápido que pude. Solo faltaban 15 minutos para que pasara.
Tal como me dijo la señora de la tienda, me encontré con una caseta pequeña llena de revistas y periódicos. Así que mientras esperaba saqué mi celular para llamar a Jen, aprovechando que ya tenía señal. En cuando este empezó a timbrar en seguida una voz me dijo "el número que usted marcó no existe, favor de verificarlo, gracias.", lo que me pareció muy extraño.
¡Mi celular se volvió loco, perfecto!, pensé
Para mi mala suerte no tenía el número telefónico de ninguno de los primos de Jen y menos el de los amigos que llevaron. El único número que tenía guardado en mi teléfono era el de Josué y solamente porque este se guardaba en el historial, cuando él me llamaba los fines de semana. Obviamente no iba a llamar a ese idiota.
Quise llamar a mis papás, pero al imaginarme que iban armar el drama del año, descarté la idea. Solamente se me ocurrió mandarle un mensaje a Josué, asegurándole que estaba bien, y que había encontrado otro camino para ir a casa. Supuse que él se encargaría de comunicar a los demás chicos.
Intentando distraer mi mente de mi pequeño problema, me puse a leer los encabezados de los periódicos y revistas, y como era de esperarse en las portadas se encontraban las mismas caras; Justin Bieber, Taylor Swift, Maluma entre otros. Pero lo que me llamó la atención fue un encabezado en la esquina de la revista, ya que allí decía:
"Robert Downey Jr nos dió detalles de su nueva película Iron man 3".
En ese momento me sentí fuera de lugar, debido a que me estaban anunciando una película que ya se había estrenado años atrás. Yo recordaba muy bien haberla ido a ver con mi papá el día del estreno.
Extrañada por el hecho, tomé la revista para evaluarla, y al hacerlo vi que habían otros encabezados que también ya conocía. Entre ellos estaban; el éxito de la gira "Take Me Home Tour" de One direction, la revolución que causó el juego Candy Crush, etc. Ví la fecha de edición y resultó ser del mes de marzo del 2013, cosa que me resulto aún más extraña.
En serio creí que me estaba volviendo loca, porque estaba viendo cosas que ya pasaron. Quise pensar que tal vez a la señora le vendieron revistas que ya pasaron de fecha, y ella no se dió cuenta. Siguiendo con mi investigación, pase a la siguiente revista y esta vez me pasó lo mismo. Los encabezados eran casi iguales, fue por ello que mi mirada buscó la fecha, y me encontré con la misma novedad. Ahora la única explicación que se me ocurrió a lo que estaba viendo, era que tal vez, la señora tenía guardadas revistas de colección para adornar su negocio.
Intenté ignorar las revistas y en su lugar fui hacia los periódicos. Cogí el primero que se me apareció y miré directamente la fecha. Esta vez me embargaba un mal presentimiento, ya que ese periódico era del 20 de marzo del 2013.
La otra explicación que se me ocurrió es que tal vez la señora tenía guardadas revistas de colección para adornar su negocio.
—¡Estoy loca!— me dije a mi misma
De repente, la mujer que atendía esa caseta, salió para recoger las cosas de su negocio. Supuse que ya iba a cerrar el lugar.
La otra explicación que se me ocurrió es que tal vez la señora tenía guardadas revistas de colección para adornar su negocio.
— ¿Disculpe?—dije con la voz apenas audible— ¿Me puede dar un periódico de hoy?- le pedí, tratando de quitar todos los pensamientos irracionales que se venían a mi mente.
—Son los que están allí— me señaló los mismos periódicos que ya había revisado. Mi rostro palideció.
— ¿Son de hoy? ¿está segura?... mire la fecha— la señora mirándome extrañada, se acercó hacia los periódicos y les pasó la vista.
— Si, son de ahora— me respondió sin rodeos. Luego se fue a seguir guardando algunos libros de las repisas.
En aquel momento, llegué a la conclusión, de que lo que estaba viviendo era una pesadilla. Porque de que otra manera me podía explicar el hecho de estar en el año 2013, cuando en realidad yo recordaba vivir en el año 2019. Sabía que el hecho de haber regresado en el tiempo era algo completamente improbable.
— ¿La fecha de hoy es 20 de marzo del 2013 verdad?— pregunté tratando de sonar casual.
— Sí niña— me respondió mientras venía a guardar las revistas—. ¿Se va a llevar ese periódico?— dijo ella señalando el que tenía en mi mano. No me percaté de lo rápido que había guardado todas las cosas de la caseta.
— Ahm... eh, sí....sí me lo llevo— afirmé dándole un dólar de mi cartera. Mientras ella me daba el cambio pude notar su mirada en mí.
— ¿Se encuentra bien señorita?— me dijo algo preocupada.
— Eh... sí ...todo está bien, sí seguramente sí— hablé más para mí misma.
Después de recibir mi cambio me fui sin decir nada más. Empecé a caminar sin rumbo, intentando ordenar mi mente. No me cabía en la cabeza la idea de haber retrocedido en el tiempo.
La otra opción que me quedaba era pensar que quizás mis amigos me jugaron una fea broma. Quizás en ese instante ellos se estaban riendo de mí, porque me creí el acto de la supuesta vendedora de revistas y periódicos del pasado.
—¡Los voy a matar!—murmuré nerviosa.
Seguí bajando por la carretera y me pude encontrar con un parque muy concurrido. De hecho había hasta un parque de diversiones y muchos puestos de comida en los alrededores.
Yo como quería desmentir la broma que me imaginaba, en seguida me puse a buscar otro vendedor de periódicos. Creo que caminé casi 15 minutos alrededor del parque, hasta que encontré a un niño medio despeinado y de piel morena con periódicos de todo tipo.
—¡Oye, oye!— le grité, y él me regreso a mirar—deme el más reciente.
El niño obedeció y me entregó un periódico. Mi mirada fue nuevamente a revisar la fecha.
20 de marzo del 2013.
—Mierda—maldecía con mis manos temblorosas.
El niño me miró sorprendido, y después de pagarle se fue mirándome con duda. Supuse que mi aspecto lo había asustado.
Poco a poco la razón me iba abandonando. En serio empecé a creer que el cuento de haber viajado al pasado era real. A lo mejor eso explicaba lo del número no existente, cuando llamé a Jen.
Bajé mi mirada nuevamente al periódico, poniendo especial atención a la esquina superior derecha con la fecha. Algo en esa parte del periódico me llamó la atención. Allí junto a la fecha, estaba el nombre de una ciudad. Juro que casi me da un paro, cuando el periódico me informaba que estaba en Loja.
¡Rayos, estaba en Loja!
—¡Qué diablos!— grité con fuerza. Las personas que estaba cerca me miraron asustados, y yo para evitar su vista sobre mí, sólo cogí mi mochila y salí de allí casi corriendo. Estaba a punto de llorar y no quería hacerlo en público.
Me seguía preguntando como algo como eso era posible. Todo era una locura.
Sin querer, mis lágrimas empezaron a bajar dramáticamente. Creo que por fin me había desmoronado. Yo quería salir lo más rápido de ese lugar, aun sin saber a donde. Sólo quería soledad para poder llorar en paz. Caminé a todo paso por el parque, y casi me encontraba por salir, cuando de repente me sentí chocar con algo muy duro en mi costado, lo que me provocó que me tambaleara y cayera al piso de lado.
De inmediato empecé a buscar la causa de tan bochornosa caída, y al mirar hacia arriba pude distinguir a un chico alto, con cabello castaño, un poco largo recogido con una gorra gris.
— ¡Ay..lo siento!- me dijo una voz masculina familiar —¡Lo siento mucho!— después unos ojos café claros estaban a centímetros de mí.
Cuando ví su rostro me dí cuenta de quién era. Y si aún me quedaba la duda, de si era real que había vuelto al pasado, el tener a mi amor platónico inclinado cerca de mí, me confirmó que no estaba del todo loca.
¡Christopher Vélez estaba con su cara cerca de la mía!
Sí, seguramente el viajar en el tiempo era real, porque de que otra manera explicaría el hecho de encontrarlo caminando con la mayor tranquilidad, sin ninguna multitud de chicas gritando detrás de él.
—Tú —fue lo único que pude decir. Mi cuerpo no reaccionaba, tan solo me limité a mirar sus ojos y a temblar como idiota.
—¿Oye estás bien?— me preguntó, mientras me extendía la mano para ayudarme a parar—. ¡Perdóname por favor, perdóname, soy un tonto! ...espero que no te hayas lastimado.
Maldición, mi cuerpo no reaccionaba.
Hubieron muchos días en los que me imaginaba como sería el momento en el que lo conocería. Me imaginaba que seguramente iría con mi mejor atuendo, me podría casi todo el frasco de perfume y me arreglaría lo más linda que pudiera. Creía que lo iba abrazar y besar, para luego decirle que lo amaba. Pero ya veo que a veces la vida te trae sorpresa.
Nunca me imaginé encontrar a mi amor platónico, con una yo sudorosa, con la ropa manchada de lodo, cabello alborotado, sin maquillaje, y con una ropa que me hacía lucir como un oso invernando. Mucho menos me imaginé encontrarme con él en esta situación. Chocando por accidente en una época del pasado.
—Ahmm...ahm... parece que sí —le respondí tratando de aguantar las lágrimas, que me provocaba el simple hecho de verlo sosteniendo mi mano.
Sólo por pura curiosidad miré rápidamente el lugar en busca de algún paparazzi, o algún guardaespaldas merodeando cerca, pero no hallé nada. El mundo ignoraba a Christopher Vélez.
Por poco y me pongo a gritar en medio de toda esa gente. Estuve a punto de lanzarme a los brazos de Christopher, pero mi lado racional me dijo que no lo hiciera. En realidad quedaría como una desquiciada si hiciera eso, ya que si él en ese entonces era una persona común y corriente, obviamente se iba a asustar ante mi exagerado abrazo. Seguramente iba a pensar que era una acosadora. Así que con mucha dificultad, puse todo mi autocontrol para no hacerlo.
Bien y podría en aquel instante robarle un beso, y de una vez por todas cumplir ese tan ansiado sueño. Ahora no había impedimentos, no había guardaespaldas que me jalonearan en el caso de intentarlo, ni prensa que armara un escándalo. Esta vez solo estábamos él y yo.
—Me alegra que estés bien—me respondió suspirando de alivio— , y en serio disculpame por haberte hecho caer. Es que de verdad soy bien bruto a veces—él estaba en serio apenado conmigo—. Yo solo venía corriendo porque tenía mucha prisa y de repente puff ... te había pasado tumbando.
—No... no te preocupes. Estoy bien —sonreí rogando que él no me soltara, pero para mí mala suerte así lo hizo.
—¿Segurísima que estás bien?...porque te juro que soy capaz de llevarte a un hospital- bromeó Christopher, regalándome una sonrisa que solo recordaba tenerla grabada en afiches y fotografías.
Quería seguir la conversación, pero al parecer todo el torbellino de emociones me había dejando en extremo agotada. Ese día pase de estar al borde del suicidio, ha prácticamente volar en una nube esponjosa. Fue el mejor y peor día de mi vida.
De pronto sentí que mis músculos se empezaban a debilitar, y mis párpados se empezaron hacer pesados. Estaba empezando a perder el sentido.
Lo último que recuerdo que vi antes de desaparecer del mundo fue unos ojos cafés y unos labios rojos brindándome una sonrisa reconfortante. Frente a mi había estado mi amor platónico.
Hola a todos, espero que hayan tenido un lindo día.
Bueno primero que nada gracias por pasarse por aquí, espero que este nuevo capitulo les haya gustado. Por fin llegamos a la parte en la que aparece Chris jeje, les aseguro que con la presencia de nuestro chico favorito, todas las cosas se van a poner mas interesantes, jaja.
Este fin de semana les prometo nuevo capitulo.
Bueno, sin decirles mas me despido, saluditos.
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