35. Juguemos

Maratón (Parte 2)



—Ahm ...¿te ayudo hacer algo?—intenté hablarle a Chris, el cual parecía muy concentrado cocinando—. No me parece justo que además de haberte hecho pasar tremenda vergüenza ayer, ahora sea recompensada contigo como mi sirviente.

—Creo que ya me acostumbré a eso—él me sonreía, mientras picaba rodajas de jamón—. Cuando estoy contigo, siempre tiene que pasar algo. Nunca me salvo. 

—Yo pienso igual, siempre se me ocurre hacer algo estúpido cuando estoy contigo—yo me levanté de mi silla, y caminé hasta él—. Te juro que antes no bebía...

—Sí, como no—se me burló Chris.

—Bueno...si lo hice pero muy rara vez. Por lo general no me gustaba—le expliqué en apuros—,  pero ahora parece que cada vez que tengo una crisis emocional, me dan ganaa de beber como mensa—me lamenté, mirándolo poner los trozos de Jamón en una tazón de huevos batidos. 

—¿Entonces ayer tuviste una de esas crisis?—él dejo de hacer lo que estaba haciendo y me miró fijamente.

—Eso creo—le respondí insegura. 

—¿Y porque te agarró la crisis?—Chris seguía mirándome.

—Pues... no me acuerdo—le solté mi boba respuesta, desviando la mirada al piso.

—¿En serio?—él reía, retomando su trabajo de cocinero. 

—Sí, de verdad. No recuerdo muy bien—fingí demencia—, y en realidad no recuerdo casi nada de lo que hice ayer.

Chris ante mis palabras, dejó el cucharon con el que había estado batiendo y se arrimó al mesón junto a mí. 

—¿Quieres que te recuerde? Porque yo si me acuerdo muy bien—él me dijo, poniendo su mirada en mí, pero yo aun seguía viendo el piso como si fuera lo más interesante del mundo.

—No gracias, prefiero olvidar todas las burradas que hice—yo lo regresé a mirar nerviosa, ahora él se había acercado un paso a mi costado. 

—De hecho tú no fuiste la única que cometió burradas anoche—me informó Chris, ya básicamente pegado a mí.

—¿Tú también hiciste algo bobo anoche?—tragué duro. Estaba demasiado cerca de mi rostro, porque hasta su respiración la podía sentir. 

—Claro que hice mucho—me respondió con un suspiro—. Fui tan tonto que decidí declararme a una chica, aun sabiendo que esa chica quizás no me iba a corresponder.

¡Diablos, él me miraba herido!

No sabía que decirle. Estaba demasiado nerviosa, tanto que no me podía ni siquiera mover.

—¡Chris!—gritó Jonathan entrando a la cocina

Apresurados nos separamos, y cada uno fue a parar a un extremo de la habitación.

—¿Si?—exclamamos Chris y yo, regresando a ver a Jonathan.

—Ups, perdón por interrumpirlos—dijo él apenado—. Solo venía a decirles que ya me voy— Jonathan tomó unas llaves de la mesa del comedor—. Ahora sí, los dejo solos. Y mientras no estoy recuerden no emborracharse... y tampoco piensen en hacerme tío joven... aun no estoy preparado—Jonathan se nos burló por última vez y se fue.

Internamente estaba agradecida con el hermano de Chris, ya que me había salvado de la incómoda conversación..

Sin tener aún el valor de mirar a Chris a los ojos, seguí con mi mirada fija en la puerta por la que Jonathan había salido. Chris por su parte me dio una última mirada de soslayo y después de negar con la cabeza, se fue a seguir preparando nuestro desayuno. Al parecer prefirió dejar nuestra conversación.

—¿Qué más falta preparar?—pregunté recelosa 

—Me parece que el jugo—Chris no me miró, únicamente puso su atención en los huevos revueltos que él habia puesto en la sartén—. En el frutero busca algo que te pueda servir. Te lo dejo a tu gusto.

—Está bien—intenté sonar casual.

Me sentía en absoluto claustrofóbica en aquel lugar, sobre todo porque Chris había vuelto a mirarme, y ahora no me despegaba ni un segundo la vista de encima. Con suerte logré sacar un batido sin matarme con el cuchillo con el que corté la fruta. Todos mis movimientos se volvieron torpes de repente. 

—¿Quieres lasaña?—me preguntó Chris sacándome de mis pensamientos. 

—Mmm...no...digo si...bueno, gracias—le respondí fingiendo estar tranquila—. ¿Así que haces lasaña?—me concentré en mirar la jarra que contenía el batido que hice— ¿Y en qué momento la hiciste?—alcé la vista sorprendida.

—No la hice yo—él me respondió sonriendo nuevamente—, la hizo mi mamá esta mañana supongo... bueno...la acabo de encontrar en el horno. 

—Aaah, por un momento estaba enamorando de lo buen cocinero que resultaste ser.

Demasiado tarde me di cuenta que dije una palabra, que en aquellos momentos nos atormentaba a los dos. 

—Entonces debí mentirte—él dio un suspiró—, por lo menos te hubiera enamorado con mí comida. 

¡Creo que estaba a punto de sufrir otra crisis emocional!

 Chris me miraba desanimado, y yo quería correr a consolarlo.

—¿Te gusta mucho la lasaña?—yo intenté cambiar la conversación, con una pregunta de la cual ya me sabía la respuesta

—Sí, de hecho es mi comida favorita—él me sonrió falsamente y volvió su atención a la lasaña que colocaba sobre el mesón—, o más bien la lasaña preparada por mi mamá es mi favorita. Ya vas a probarla, te va a encantar.

Chris había sacado unos cuantos pedazos del molde que contenía la lasaña y los colocó en platos. 

Sin conversar mucho, seguimos con nuestro trabajo de preparar nuestra comida. Yo por mi parte había cumplido con una tarea más; la de preparar sanduches de queso en la sanduchera. De milagro no salí quemada, ya que nuevamente me había puesto "a modo tonta" por los nervios que me causaba Chris.

—Deberías sentarte—él me sugirió—. Ya te paso tu comida.

—Sí, gracias—obedecí, sentándome en una de las sillas. 

Chris había traído algunos cubiertos y vasos a la mesa, seguidos de nuestros platos de comida. Al decir la verdad, era demasiada comida para dos personas.

—Si quieres más me avisas—me dijo él mientras empezaba a comer la lasaña de su madre.

Nuevamente el silencio sepulcral había vuelto, y él no ayudaba en nada con su seriedad. Y era muy raro verlo serio. Chris más bien siempre se caracterizaba por ser una chico demasiado hiperactivo y animado.

En serio me asustaba verlo así. 

—¿De verdad es tan buena la lasaña de tu mamá?— intenté entablar la conversación.

—Sí—Chris me respondió metiéndose una cucharada a la boca—, para mi es la mejor lasaña del mundo.

—Se ve muy rica—yo atraje hacia mí el plato.

—Ya verás que cuando la pruebes me vas a dar la razón—me sonrió ligeramente, mientras masticaba. 

Tomando un poco de lasaña con el tenedor, me metí un trozo en la boca, y juro que al probarlo me enamoré de ese manjar. Era la mejor lasaña que había probado. Sin duda mi ex suegra tenía talento en la cocina.

—Creo que me acabo de volver la fan número uno de tu mamá—yo seguí comiendo el platillo con muchas ganas—. Esto está buenísimo.

—Te lo dije. No creo que nadie la haga mejor—él me miraba comer—, y si alguien alguna vez hiciera una lasaña tan buena como la de mi mamá, me casó. 

—Pues no creo que haya alguna chica que logre casarte contigo por cumplir ese reto—yo hablé en broma-. Nadie podría hacerlo mejor que tu mami. 

—Es verdad, ni siquiera tú podrías ganarle a mi mamá—Chris me clavó la vista—, pero aunque no lo ganes igual me casaría contigo. 

Rayos, mi cara estaba a punto de ponerse como los emoticones de ojos de corazón.

No me creía capaz de seguir resistiendo las indirectas de Chris. Creo que él intentaba conspirar contra mi fuerza de voluntad, y hasta el momento me estaba desarmando con éxito. Moría por correr a besarlo.

—Yo también pienso lo mismo—yo puse mi vista en la comida, y empecé a meter el tenedor por donde mas podía. 

—¿Entonces si te casarías conmigo?—él me dijo extrañado

—No...no me refería a eso—me apresuré a decir escandalizada—. Lo que quise decir, fue que yo también me casaría con un chico que hiciera una lasaña tan buena como la de tu mamá—sin quitarle la vista a la lasaña empecé a meterme bocado tras bocado. Definitivamente había vuelto mi tic nervioso de parecer una aspiradora de comida.

—Entonces voy a tener que pedirle a mi mamá que me enseñe—él me soltó sus planes—, así que cuando logre sacar una lasaña tan buena, iré por ti. 

¡Ahhhh, él era tan tierno y yo tan boba por no aceptarlo!

—Aja, sí—seguí comiendo compulsivamente. Mis cachetes ya debían estar inflados por tanta comida—poff miff.

Luego de ello, yo seguí comiendo mientras él seguía con su mirada en mí, en medio del largo silencio.

—¿Puedo hacerte una pregunta?—Chris habló de repente

—Laff queff quierafff—le dije con dificultad. Mi boca estaba llena. 

—Tú me dijiste hace un momento que ayer te emborrachaste porque tenías una crisis emocional—él sacó tranquilamente un trozo de lazaña y se la metió a la boca—, y justo en ese momento llegó el metiche de mi hermano, y ya no me diste tu respuesta ...así que dime, ¿Por qué lo hiciste?

—Poff variaff cosffasff—le respondí tragando apresurada.

—¿Qué?—él me miró sonriendo divertido. 

—Por muchas cosas—repetí después de tragar—. Nada en específico. 

—¿Segura, nada en específico?—Chris me miraba expectante

—No, nada en específico—le respondí secamente—. Todas mis frustraciones explotaron, estaban mis problemas en conseguir universidad, mi problemota de estarme quedando pobre por mis borracheras, mi familia, mi trabajo...

—¿Y por mí?—él interrumpió mi explicación. 

—¿Por ti?, ¿y tú que tipo de problemas me has dado?—me hice la que no sabía.

—Pues te di un grave problema—él habló puso sus codos en las mesas y entrelazó las manos. Luego dandome una sonrisa presumida asentó su barbilla en sus manos—. Te dí un minúsculo problema llamado...celos. 

—¡¿Ce...celos?!—dije escandalizada, soltando los cubiertos de golpe— ¡Yo nunca tengo celos de nadie!

—¿Entonces no estabas para nada celosa ayer?—él se aguantaba la risa

—¡No, claro no!

—Pues solo una persona celosa o despechada, sería capaz de llevar una serenata al ritmo de la rata—Chris me dijo burlón

—¡Oye, yo no te la llevé por estar celosa!—repliqué nerviosa—. Si te la llevé, fue porque estaba enojada por haberme dejado ante todo el mundo como la chica cuernuda, y no me pareció justo. Además estaba borracha, y todo el mundo hace ese tipo de estupideces en ese estado

—Aja, sí—él le restó importancia a mi explicación.

—Te lo digo en serio, yo no estuve celosa—repliqué angustiada. 

—No te creo—Chris volvió a tomar los cubiertos, y se puso a degustar su comida—. Yo tengo una teoría diferente.

—¡¿Qué teoría?!—le dije de mal humor

—Pues... que yo te gusto tanto, que te dolió que me haya ido en la mañana con Camila—él sonreía satisfecho ante lo dicho—. Entonces como una chica de corazón roto, fuiste a beber para calmar tus penas causadas por mí.

—No te creas tanto, corazón—protesté apresurada ante su acierto. 

—Sí, y como estabas tan decepcionada de mí, decidiste terminar conmigo para ya no seguir viendo al chico que te estaba lastimando—él me miraba con la ceja alzada.

—¿De dónde sacas tanta imaginación?—lo miré de mal humor— Y para tu información no fueron así las cosas. Si yo terminé contigo fue porque en serio ya extraño a mi familia. 

—No te creo—él siguió insistiendo con su estúpida sonrisa arrogante—, se nota en tu mirada que sientes algo por mí. 

—Creo que deberíamos dejar esta conversación—yo me apresuré a tomar de un trago del batido que hice. 

—No voy a cambiar de tema—Chris habló con decisión—. Necesito hacerte decir la verdad, y hasta que no me la digas no me voy a callar.

—¿Ah sí?—lo encaré enojada—. Entonces si las cosas son así, también quiero la verdad—lo miré retadoramente.

—¿Verdad sobre qué?

—Pues la verdad de porque besaste a Camila, o mejor dicho... porque te dejaste besar—le pregunté molesta—. Si dejaste que te besara fue por algo, así que no me vengas con que me quieres a mí, cuando también quieres a otra tipa.

—Ah, el beso—él bajó la mirada incómodo—. Bueno...no es lo que parece. 

—Qué bonita respuesta—le dije con ironía

—Es que... yo...deje que ocurriera por una razón—él se quedó en silencio—. Tal vez suene tonto pero...—él otra vez se quedó sin nada que decir—. Deje que me besara porque quería comprobar si aún había la posibilidad de sentir algo por ella... y voy a serte sincero—él se pasó una mano por el cabello desordenandolo—. Quería seguir sintiendo algo por ella, porque de esa manera podría tener aun la esperanza de no quererte tanto.

—¿Cómo?—estaba ligeramente confundida.

—Lo que quiero decir es que esperaba que lo que sentía por ti no fuera tan fuerte—Chris suspiró cabizbajo—. Si es que llegaba al punto de sentir algo por ambas, querría decir que lo que sentí por ti y por ella no era tan fuerte, así que por lo tanto no sería algo real sino un gusto pasajero—él parecía nervioso—, pero al no sentir nada por ella, me di cuenta que lo que siento por ti fue más intenso de lo que creí—Chris alzó su vista nostálgica hacia mí—. Te adueñaste de todos mis sentimientos, y la verdad es que temía eso, porque sé que te vas a ir en algún momento, y no sé qué va a pasar conmigo. Yo nunca me he enamorado de alguien en verdad, y me da miedo pasar por eso. 

¡Quería ponerme a llorar!

Lo que me habían informado las raras voces de mi sueño, se estaba convirtiendo en realidad. Chris sentía algo por mí y no era algo tan simple. Además tal como lo habían dicho, aquel sentimiento le estaba haciendo daño.

—No puedes sentir eso por mí—yo miré hacia otro lado—. A más del hecho de tener que volver a mi ciudad, también tienes que saber que soy una persona con secretos para nada comunes, y si alguna vez los supieras me dejarías—me decidí a mirarlo—. Por eso te quiero como mi amigo, ya te lo dije ayer.

Esto era difícil para mí, sin embargo me parecía mas cruel darnos a los dos una esperanza de estar juntos cuando no era posible. Preferiblemente, la mejor opción era que cada quien intentara olvidar los involuntario sentimientos para continuar con su vida tranquila. 

—No creo que haya un secreto tan grande como para quitarme esto que me haces sentir. Para mi maldita suerte, así son las cosas— él me dijo un poco molesto.

—Mis secretos quizás no lo tenga ninguna persona en el mundo. Ni siquiera puedes imaginártelo—yo me apresuré a decir—. Simplemente son una locura que te va a impulsar a no amarme. 

—No me importa—él afirmó cortante—. A mi únicamente me importa la respuesta, a lo que te voy a preguntar.

—¿Qué?—hablé extrañada y él me miró pensativo.

—¿Me quieres o no?

—No sigas complicando esto—dije impaciente—, sabes que te quiero, pero no de la...

Chris de pronto se puso de pie de un salto y se acercó a mí rápidamente. Luego se puso a buscar algo en su billetera. Yo por mi parte estaba a punto de salir corriendo de la casa. Algo se traía en mente.

—¿No sientes nada por mí?—Chris sacó algo de su billetera—. Bien... lo que digas no me lo voy a creer—él me sonrió de repente dando un pequeño paso hasta mí. Básicamente su rodilla tocaba la mía—.Quiero hacer valido esto—él idiota de pronto me puso un papel sobre la mesa.

—¿Estas bromeando?—pregunté mirando atónita el vale por "un lo que quieras". Nunca creí que iba a recordar aquellos papeles que escribí en mi intento de bromear con él, hace algunos meses—¿En este momento te quieres poner a jugar con esto?—yo lo miré con una ceja alzada, y  alzando el papel. 

—Tú dijiste que me ibas a dar lo que quiera con esto—él se agacho a la altura de mi cara.

¡Ay diablos, me sentía a punto de lanzarme a sus labios!

—Pues si—logré decir con el corazón alborotado—, supongo que... lo que quieras.

—Entonces voy a canjear mi vale—él me dijo con su respiración a centímetros de mí.

—¿Qué me vas a pedir?—pregunté distraída, mirando cómo se mordía el labio provocativamente

-Tus labios- me respondió

En un abrir y cerrar de ojos Chris me había plantado un beso en los labios, y no un beso casto sino uno de esos besos que daba mucho a la imaginación. 

Al principio me resistí a mover mis labios con los de él, pero me resultó imposible. Yo simplemente quería probar aquellos labios como era debido, quería volver a sentir esa ardiente sensación de sentirlo mío con un simple beso. Fue por ello que llevé mis manos desesperada a su nuca, para acercarlo más a mí. 

No sé cuánto tiempo pasó, pero al parecer fue mucho ya que mi respiración estaba poniéndose dificultosa, pero no me importo, solamente quería volver a atrapar aquellos labios en aquel intenso beso, el cual quizás era el último que le daría.

Sí, de ahora en adelante tendría que fingir que solamente lo quería como amigo. Aunque obviamente era difícil ya que nunca servia para ocultar mis sentimientos. 

—Ahora dime en mi cara que no me quieres—él habló, dándome cortos besos en los labios.

—Aja—yo aún tenía mis ojos cerrados.

—Dilo

—No

—Dilo—él me dio un último beso

Yo resignada a responderle, tuve que abrir los ojos para encontrarme con su mirada fulminante.

—Te...quiero como...mi amigo—le dije un tanto aturdida por el beso—. Eso es todo. 

—Responde como yo te pedí—me ordenó con su cara casi pegada a la mía

—No es necesario que te diga eso, no podría...

—Dilo

—No, ya deja de ser masoquista

—¡Aby!

—¡Ay, está bien!—me resigné de mal humor—. No te quiero—él decir aquello, mirándolo a los ojos, fue horrible en todos los sentidos—. Al menos...no del modo que quieres.

Me imaginaba que Chris al escuchar aquello, me iba a mirar como si fuera la peor bruja del mundo, pero no. Él solamente me miraba con una sonrisa oculta.

—Aja, sí—él alzó los hombros.

—¿Entonces me crees?—pregunté mirándolo extrañada

—No—me respondió con simpleza.

—¿No? ¿Qué? Pero si hice lo que me dijiste. Creí que si te lo decía ya me ibas a creer—hablé mientras lo veía sentarse nuevamente en su lugar.

—Tus ojos no saben mentir—él siguió comiendo felizmente- Tus guapos ojos cafés me dicen que te derretiste con mi beso. ¿Y porque te derretiste?— él miraba divertido su trozo de lasaña en el tenedor—Porque me amas—él terminó su discurso metiéndose el tenedor a la boca, y mirándome con una sonrisa coqueta. 

—¿Ah?—yo estaba confundida—Eso no es cierto. 

—Aby, come pronto antes que se te enfríe—Chris me acercó el otro plato donde estaban mis huevos revueltos con mi sanduche.

La falta de importancia a lo recientemente pasado me causo intriga, muchas en realidad. Quise seguir protestando con respecto a mis falsos sentimientos por él, pero preferí quedarme callada. No quería seguir una conversación sin sentido. Él iba a seguir defendiendo su teoría y yo mi teoría falsa, y sin duda eso no iba a tener fin.

—Oye Aby—llamo mi atención Chris

—¡Que quieres!—dije mal humorada. Estaba frustrada por tener que aguantarme mis sentimientos por Chris

—Solo quería informarte algo—él sonrió con suficiencia.

—¿Algo como qué?— lo miré insegura

Chris se bebió lo último de su batido y se puso de pie. Ahora venía hacia mí con su cara presumida. 

—Pues solo quiero hacerte saber, que desde ahora vamos a empezar el juego—me respondió Chris.

—¿Juego? ¿Qué juego?—yo alcé mi mirada hacia él

—El juego, "revelemos la mentira, de la niña mentirosa"—él sonreía mirándome retadoramente, y por supuesto yo no me quedé atrás y lo miré con mis cara asesina.

—¿Y según tú, cual es la niña mentirosa?—le dije malhumorada, ya sabiendo a quien se refería

—Una que está sentada al frente mío, agarrándome de la camiseta—me respondió ahogando una risa.

Extrañada puse mi vista en su camiseta, y al hacerlo me sorprendí al ver mi mano agarrada a su camiseta fuertemente en un puño. Creo que me exageré un poco con lo de estar molesta.

—Yo no digo mentiras—mentí insegura

—Aja— él rodó los ojos—, mentirosa.

—Que no

—Que si

—¡¿Vas a seguir defendiendo tu teoría entonces?!—enojada por no tener la razón, lo volví agarrar por la camiseta, lo que a Chris le provoco reírse con muchas ganas—. Lo siento—dije al darme cuenta y soltándolo bruscamente. 

—Sí, por supuesto—Chris me miraba divertido, acomodándose la camiseta—. Y solo para que lo sepas en este juego voy a ganar yo.

—Pues no pienso jugar a nada—repliqué poniéndome de pie para encararlo.

—Claro que si vas a jugar, porque tú eres la protagonista—él se me burló, cruzándose de brazos.

—No digas tonterías— rodé los ojos, y me concentré en mover la comida de mi plato.

Chris se me acercó otra vez peligrosamente, sin quitarme la vista de encima.

—También tienes que saber que no me gusta fracasar—él me sonrió de lado—. Así que la victoria del juego va a ser para mí, ¿y adivina cual es él premio?—él me dio un ligero toque en la mejilla— .Tú, así que al final vas a terminar siendo mía.

—¿Ah?—yo dije con los ojos abiertos—Atrevido este. 

—Sí, así como lo oíste—Chris se separó de mí y tomó su celular que estaba junto a su plato—. Bueno Aby, me voy a dormir un rato. Ayer casi no dormí por tu culpa, así que me merezco un pequeño descanso—él se estiró ruidosamente, después de guardarse su celular en el pantalón. 

Yo estaba a punto de defenderme por haber sido puesta como premio de un juego que no me agradaba en nada, pero el bobo se fue casi corriendo hasta las escaleras que iban a su habitación.

—Cierra la puerta cuando te vayas—me gritó Chris desde arriba.

Todavía aturdida por mi nueva situación, me quedé estática mirando el lugar por el que había desaparecido.

—¡Que idiota!—me quejé en voz baja

Este jueguito que él había planeado no me traía buena espina. Sin duda, le daba la razón a Chris en muchas cosas. Claramente en este juego las probabilidades de yo poder ganar estaban en mi contra.

¡Iba a terminar siendo la perdedora de esto!

Seguramente no iba a durar mucho tiempo haciéndome la difícil, sobre él parecía dispuesto a sacar toda su artillería pesada.




¿Como están?, espero que bien, en serio deseo que hayan tenido un hermoso día.

jaja, por cierto si vieron los Instagram Stories de Chris hoy, jaja, ahí apareció el dichoso balcón de la serenata adornado con luces navideñas jajajaja

Bueno, volviendo a la historia, ¿que tal les pareció este capitulo?

De ahora en adelante las cosas se van a poner mas intensas entre estos dos locos, jeje, creo que por fin llegué a los capítulos que en realidad estaban en mi mente cuando inició la historia. wiiiiiii

Este maratón solo iba a ser de dos capítulos, así que este fue el ultimo. :(

Y el el caso que no pueda actualizar el viernes o el sábado, porque aun no se si voy a pasar en mi casa jeje. 

Les deseo una muy hermosa navidad, que disfruten mucho con su familia. 

Chaitos...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top