13. Un mini problema
Al despertar a la mañana siguiente me sentía muy cansada, no pude dormir en casi toda la noche. Dormía quince minutos y luego me despertaba durante horas. Sentía mi cabeza echa un rebullicio. Ni siquiera sabía que pensar, no tenía claro a quien quería volver a tener en mi vida; si a mi familia o a Chris. Era una decisión muy difícil.
Menos mal que la respuesta no la daría yo, sino mi estúpido destino.
Resignada ya no poder dormir, me levanté, y me duché rápidamente. Después me vestí con un montón de ropa para amortiguar el frío de la montaña a donde iba. Por suerte la noche anterior había comprado algo de ropa muy barata.
(...)
En cuanto llegué a la feria, que había encontrado cuando llegué del futuro, empecé a recorrer las calles aledañas, en busca del camino que llevaba a la misteriosa montaña. Demoré un poco pero finalmente lo había encontrado. Así que empecé a subir la colina.
Después de un tiempo de caminata, y de pasar por varias casas que se me hacían conocidas, finalmente llegué a las faldas de la montaña. Según mis cálculos estaba muy cerca del lugar de los hechos. Y aun no sabía si alegrarme o no, de estar llegando a mi posible salida de aquel tiempo.
Mientras empezaba a ascender por el sendero, pude sentir mi teléfono vibrar en mi bolsillo. Y en cuanto vi el remitente del mensaje que llegó, sentí que mi indecisión y depresión se triplicaba.
Chris
Le conté a Paul que ibas a trabajar con Ami, y me dijo que te dijera que va a ir el sábado a visitarte. Como vez, ya llevo refuerzos para mi trabajo de guardaespaldas. Estoy impaciente por empezar. Prepárate que soy muy peligroso jajajaja.
Pd: Soy muy intenso, así que no respondo por mis actos :p
13:18, marzo. 28
—¡¿Porque tenías que aparecer en este preciso momento?! —dije en voz alta, de todas maneras nadie me escucharía—. ¿Acaso quieres que me quede contigo? ¿Porque tienes que complicarlo todo?—reclamé mientras miraba el mensaje—. Diablos, me haces más difícil la despedida.
Tenía un gran cargo de conciencia en ese momento. Si no llegaba a estar el sábado, seguramente Chris se decepcionaría de mí. Él había puesto mucho empeño por conseguirme un empleo, pero yo únicamente lo dejaría plantado. Y lo peor de todo, desaparecería por completo y sin ninguna explicación.
Muy confundida en cuanto a mis deseos, llegué al llano. Tenía miedo de estar allí, así que armándome de valor empecé a caminar hacia el lugar, en donde había despertado la noche que llegué al pasado. Tenía temor de desaparecer de aquella época, pero a la vez tenia miedo de no desaparecer de allí.
Pensé en Jos; mi pequeña hermana consentida a la que tanto amaba. Luego pensé en mi tiernos padres; a los que ya extrañaba escuchar contándome como les iba en su día. Quería volver a saborear la comida de mi madre. Me hacia falta escuchar su cálida voz durante las mañanas, mientras preparaba el desayuno. Extrañaba también a Jen, mi loca mejor amiga que siempre me pedía consejos, para enfrentar su gusto por el chico nuevo. Al pensar en mi compinche cncowner, me entraron unas ganas tremendas de contarle sobre mi loca aventura donde había encontrado un Christopher Vélez del pasado. Obviamente se lo iba a contar como si hubiera sido algún tipo de sueño, mas no como si fuera la realidad, ya que seguramente me iba a meter a un manicomio si lo hacía así.
Pese a todo lo que extrañaba, alguien también se estaba cruzando en mi mente en ese instante. Era frustrante también pensar en el chico del que era fan número uno. El muchacho que me tenía ilusionada y con el que soñaba robarle un beso, aprovechando que podía hacerlo. Aquel que se había convertido en mi nuevo amigo, y al que iba a dejar plantado.
En cuanto llegué a pisar el lugar extraño, me preparé mentalmente para sentir algún tipo de energía, pero no pude sentirla; todo parecía muy normal. Por esa razón me senté a la espera de que algo anormal pasara.
Ya llevaba muchas horas de estar allí, pero nada ocurría. Incluso me la pasé casi como una hora recitando "quiero volver con mi familia" "quiero volver a mi tiempo", pero lo único que logré fue verme como una loca.
Recordé que la última vez, había sentido una gran fatiga, que me había causado unas inevitables ganas de dormir. Las consecuencias de haberme dejado llevar por mis sueños, me había llevado a volver por el tiempo. Es por eso que intenté dormirme, armando una improvisada cama con mi mochila y mi abrigo.
Pese a que se me hizo muy difícil intentar dormir, finalmente lo había logrado. Mis ojos se cerraron y mi mente se apagó del mundo.
Cuando empecé a recuperar la conciencia, note que hacía más frío. Quería ver en donde me hallaba pero tenía miedo de abrir los ojos, ya que al hacerlo, sabría si había tenido o no, suerte con respecto a mi anhelado viaje.
Poniendo decisión en lo que hacia, abrí los ojos para ver mi realidad. Por fin, frente a mi se hallaba aquello que me causaría una alegría y una decepción.
Mi decepción: Mi familia estaba lejos
Mi alegría: aún tenía a Christopher
—¿Y ahora que?—dije desanimada—¿Cómo rayos voy a salir de aquí?
Resignada me puse de pie, y empecé a caminar hacia mi nueva vida en Loja. Me asustaba mucho el pensar que me quedaría atrapada en aquella época. Pero cuando pensaba en mi nuevo amigo, el miedo disminuía.
(...)
Mis dos días de vacaciones, no me resultaron exactamente de vacaciones. Durante ese tiempo me la había pasado muy dedicada buscando en internet historias sobre viajes en el tiempo y cosas por el estilo. Pero aquellas no me ayudaban para nada, ya que casi en todas, se veían implicadas; una máquina del tiempo (por lo general se trataba de un carro mágico) lo cual yo no tenía, y el cual supuse no existía. Obviamente todas se trataban de historias de ciencia ficción, pero la mía si era real, y no había una respuesta real, al parecer.
Lo único que logre deducir de mi investigación, fue que aquellas historias sucedían en lugares importantes, pero que se hallaban alejados de la sociedad. En eso si podría estar de acuerdo.
Desanimada por no tener éxito en mi búsqueda, me decidí a abandonar el centro de cómputo de Don Fernando, debido a que ya se estaba haciendo muy noche, y también porque tenia que llegar a mi nuevo objetivo, un cajero.
Pase días pensando que hacer con mi problema de dinero, y la única solución que se me ocurrió fue la de robarme a mí misma. Nunca creí pensar aquello, pero estaba desesperada.
El día que me perdí en la montaña, había llevado todos mis documentos, incluida la tarjeta del cajero, y después de hacer memoria, había recordado que en aquella época, yo ya tenía una cuenta bancaria. Mis padres eran muy generosos al aportar dinero a mi cuenta, ya que según ellos, querían que esté preparada con la suficiente cantidad de dinero cuando entre a la universidad. Y ahora ese dinero le iba a servir a su hija del futuro a sobrevivir, en el pasado.
Esa iba a ser la única vez que me robaría, tenía miedo que mi otra yo se dé cuenta que algo raro pasaba. Pero si se daba cuenta seguramente sería después de un largo tiempo, por lo general siempre tenía mucha pereza de revisar mis estados de cuenta, siempre les restaba importancia.
Sin problemas logré sacar el suficiente dinero, como para sobrevivir la semana mientras recibía mi primer pago en el restaurante.
(...)
Después de mis cortas vacaciones, finalmente habia llegado el día. Iba a iniciar con mi trabajo de mesera en el restaurante-cafetería en el que Chris me había recomendado.
Cuando estaba preparando ropa para ponerme, me encontré con una pequeña sorpresa; no tenia algo apropiado para ponerme. Lo único que encontré a parte de la pijama que estaba puesta; fue unos cuantos abrigos, dos blusas de tirantes y un mini short. Había olvidado que la noche anterior, lavé la única ropa que tenia, y debido al extremo clima lluvioso, estas permanecieron exageradamente mojadas.
Debido a que ya estaba un poco retrasada, armé mi atuendo, él cual no me convencía en nada, sobre todo por los shorts. Estos eran en extremo cortos, y apretados. Seguramente el que me viera iba a pensar que soy teibolera.
¿Cómo no me di cuenta cuando lo compré?
Por causa de mi viaje imprevisto en el tiempo, no había tenido mas ropa que la que estuve puesta el día que regresé. Es por esa razón que tuve que comprar mucha ropa para poder sobrevivir a la escases, y como odiaba ir de compras solo me limité a escoger prendas al azar. No me fijé en casi nada de lo que compré. He ahí la razón de haber escogido unos mini, mini, mini...shorts.
Esto era una tragedia, seguramente con ese atuendo se me iba a ver hasta el alma. Algo me decia que en el trabajo iba a quedar como la mesera de grandes atributos.
Estaba a punto de decidirme a no ir, pero al recordar que Chris iba a estar allí, esperando a que ocupé el puesto que con tanto esfuerzo había logrado conseguirme, me vi obligada a ir. No podía dejarlo plantado, porque iba a quedar como una mal agradecida.
Sin más remedio me puse los pantaloncillos, y intentar para disimular mis atributos me puse el abrigo más largo que tenía. Me sorprendí mucho, al notar que este tapaba más mis piernas que el mismo short.
(...)
Cuando llegué al restaurante, me encontré con Amanda acomodando el letrero de presentación del bar. Por primera vez me fije en el nombre de mi nuevo sitio de trabajo "Rapidito y bueno". No pude evitar reírme ante el tan original nombre.
—Wouu, que "pequeña" tardanza— ella puso enfasis en "pequeña"—. Muy pequeña en serio.
—Llegué cinco minutos antes—simule no hacer caso a su indirecta sobre mi ropa.
—Como no entendiste mi comentario te lo explicaré—Amanda me miraba burlona—. Mis bellos ojitos, están viendo unos pequeñitos pantalonessexys. Definitivamente atraerás clientes, aunque... no creo que ... sean clientes muy castos.
—Es que no tenía que ponerme—me defendí avergonzada—, mi ropa estaba mojada, y por ahora estoy en crisis de ropa.
—Bueno, esperemos que el mandil que te vas a poner disimule un poco—dijo ella divertida.
—Esto va a ser vergonzoso. Básicamente siento que no traigo puesto nada—me lamenté, bajándome un poco él abrigo que se había subido—. ¿No tendrás unos pantalones extras que me prestes?
—Lo siento amiga, no los tengo—ella me miraba evaluadoramente.
—¿Qué?—pregunte yo.
—No te pareces en nada a ella—me dijo Amanda—. No te gusta ponerte la ropa pequeñita ¿cierto?
—Para nada me gusta vestirme así— le respondí extrañada—. ¿ Y a quien no me parezco?
—A alguien que conozco y que es adicta a las minifaldas—me respondió ella mientras se alejaba—y es la chica que le gusta mucho a "Don Fernando".
—¿Don fer...?—no pude decir más, debido a que por fin había entendido su comentario. Amanda me estaba comparando con Camila, la chica que no me simpatizaba debido a que le agradaba mucho a Chris o en este caso "Don Fernando". Quería preguntarle el porqué de su comparación, pero ella había desaparecido en la cocina.
(...)
Luego de darme mis implementos de trabajo que consistían en un pequeño mandil que se amarraba en la cadera, una camiseta, un esféro y una libreta, ella me llevó a la cocina, en donde me encontré con Alex.
Él al verme me lanzó la misma mirada sorprendida de Amanda. Por lo visto esa reacción la iba a ver durante todo el día, con todas las personas que se me cruzaba.
—Es pequeño el mundo, ¿cierto?—dijo Amanda señalando mis piernas. Alex empezó a reírse.
—Al parecer sí, pero si es por el bien de mi negocio, lo aceptaré—sonreía divertido—, y si la estrategia de Aby funciona, tú también vas a tener que vestirte asi.
—¡¿Yo?! ¿Acaso quieres que mi osito se vuelva un asesino en serie, por andar matando a todo el que ande mirando mis lindas piernitas y mi hermoso trasero?
—Mejor anda entrenando a tu osito, porque algo me dice que desde hoy mi negocio va a tener el doble de clientes—se burló Alex
—Prometo que nunca vuelvo a ponerme algo como esto—me disculpé incómoda—, pero es que hoy tuve una accidente con mi ropa.
—No te preocupes, puedes vestirte como quieras. Lo único que pido es que seas eficiente en tu trabajo, eso es todo—me sonrió amable.
—Bueno, pero solo quería aclarar que yo no acostumbro a vestirme así.
Una vez que me pose mi uniforme, Alex se dedicó a darme indicaciones sobre lo que tenía que hacer. Básicamente iba hacer de todo un poco. Luego de eso, finalmente inicie con mi trabajo.
Por suerte mi primer cliente se trataba de una chica, pero de igual manera noté su mirada divertida, en mi parte baja. Sin querer la odie temporalmente.
A partir de las 9 de la mañana ya pude notar más concurrencia en el restaurante- cafetería, esta vez ya vinieron varios clientes. Algunos pasaron desapercibido mi vestimenta, mientras que otros, específicamente hombres, me miraban con una sonrisa coqueta. Quería matarlos obviamente, pero como mi trabajo requería que los tratara con la mayor amabilidad del mundo, tuve que resistirme aunque ellos estuvieran viendo mi trasero.
Este definitivamente no iba a ser mí mejor primer día, más bien pensaba que seria al contrario. Tendría que pasar todo el día con unos mini pantalones cortos y extremo apretados, exhibiendo mis atributos traseros a los comensales del "Rapidito y bueno".
Por suerte Amanda me había ayudado mucho. Ella se ofreció atender a todos los clientes, mientras que yo me quedaba ayudando adentro en la cocina. Por supuesto yo estaba más que feliz de estar adentro, fuera de las miradas de los clientes.
Muy pocas veces había salido al salón. Únicamente a la hora del almuerzo había tenido que ir a atender algunos clientes, lo que provocó que varios grupos de chicos me miraran y me empezaran a silbar. Incluso uno de ellos me ofreció su número de teléfono, y yo simulando simpatía, sonreí y lo acepté, pero en cuanto entré a la cocina, quemé el papel furiosa.
—Aby necesito de tu ayuda por aquí afuera—me dijo Amanda asomando la cabeza por la puerta.
Yo obedeciendo su orden inmediatamente salí en busca del cliente, pero en cuanto dí unos cuantos pasos, ella me detuvo del brazo.
—Este cliente me pidió, que tú lo atendieras exclusivamente—ella me sonrió—. En la mesa ocho te está esperando tu "Don Fernando".
Al entender de quien se trataba mi nuevo cliente, me emocione mucho. Después de días finalmente me iba a volver a encontrar con él, mi amor platónico, y ahora amigo. Al chico, al cual reconocí al instante, debido a su gorra. Chris estaba sentado de espaldas, mirando su celular.
—Mi guardaespaldas tuvo un ligero problema de retraso—le dije fingiendo seriedad, y él se volteó en busca de mi voz—. Ahora sí que necesito de un guardaespaldas.
Christopher me miró extrañado, sin entender a que me refería. Pero en cuanto me puse frente a él, su mirada se posesionó mis piernas. Se veía tan concentrado con su mirada en mis atributos.
—Debí haber venido más temprano— él no me quitaba la vista—. Eres cruel, me vas a dar mucho trabajo para hoy. ¿Sabes la cantidad de pervertidos que pueden haber en el mundo?
—Si ya me di cuenta. Por suerte solo tengo unas 3 horas más de aguantar a los pervertidos— Yo sonreí cansada, mientras él miraba a su alrededor.
—Pues entonces esas tres horas me quedo— afirmó Chris—. Supongo que con esa ropa, tendré que cuidarte hasta que llegues a tu casa. Desconfió hasta del portero del hotel donde te quedas.
—¿Estas celoso de él?—me burlé poniéndome de lado, lo que provocó que él no pudiera evitar ver mis pantalones apretando mi trasero. Inmediatamente mis mejillas se ruborizaran.
—Si te digo que sí—él disimuladamente regreso su mirada a mi rostro—¿Tú qué harías?—se cruzó de brazos mirándome divertido
—Pues te ignoraría- yo volví a ponerme frente a él—. Nunca aprendí a aguantar los celos de nadie—le respondí con una sonrisa.
—Ahhh, entonces me conviene no ponerme celoso—él me había vuelto a poner esa mirada coqueta, lo que por cierto a me derretía.
Yo negué divertida y me enfoqué en abrir mi libreta de pedidos.
—Bien, ¿qué es lo que se le ofrece al señor?—le pregunté lista para anotar.
—Quiero una papas cortas, una hamburguesa corta y una limonada corta—me dijo mirando nuevamente mi parte baja.
Yo lo miré con los ojos entrecerrados, negando con la cabeza.
—Ya veré que se puede hacer con su orden—dicho eso me aleje de allí riendo.
No sé porque, pero empecé a caminar como si se tratara de una modelo en pasarela, definitivamente yo no haría algo como eso normalmente, pero de alguna manera Chris me inspiró. Cuando regresé a verlo por curiosidad, Chris me miraba con la boca abierta, lo que a mí me causó que me partiera de la risa.
—Creo que mi guardaespaldas me tiene que proteger de sí mismo—dicho eso entré a la cocina con mi sonrisa de fan enamorada.
¿Alguien aun anda por ahi?, ups jeje creo que ahora si me demoré mucho en actualizar, lo siento mucho, perdón, perdón, perdón jaja
Bueno y como recompensa a la espera, les cuento que voy hacer otro maratón, a mas tardar creo que inicia el día lunes, o quien sabe mas pronto jeje. Espero estén pendientes jiji
Yo creo que el siguiente capitulo les va a gustar mucho. Ami encantó escribir el siguiente capitulo. Además también les cuento que en unos cuantos capítulos va a empezar algo muy bueno. Algo que va a causar que inicie la verdadera historia entre estos dos jeje, solo esperen y verán.
Sin decirles mas, me despido jeje, pasen un lindo domingo, chaitos.
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