12. Podría tratarse de un adiós


Durante gran parte de la tarde me la había pasado arreglándome. Sentía como si estuviera a punto de salir a una cita con Chris, en lugar de una cita de trabajo. Por primera vez quería estar decente cuando me encuentre con él, ya que en otras ocasiones, había aparecido casi fachosa. Y es que nuestros únicos encuentros han sido por casualidad. 

Faltando quince minutos para las seis por fin había llegado al lugar de encuentro. Y en cuanto entré, al mirar al fondo me encontré con la mirada de un Chris sonriente. Yo por supuesto no pude evitar sonreír también.

—Ya veo que eres más puntual de lo que creí— le dije mientras lo saludaba.

—¿Rizos?—dijo él, mirando curioso mi cabello. Al parecer mi cambio de look no pasó desapercibido para Chris. En otras ocasiones solo me había visto lacia—Te queda muy bien—me elogió—, pero creo que te ves demasiado linda como para una entrevista de trabajo—aseguró mirándome de pies a cabeza, lo cual me puso un tanto nerviosa—. Tu nuevo jefe es solo Alex, no creo que se merezca tanto. Pero ahora que lo pienso, en cuando él te vea no va a dudar en contratarte. Contigo la clientela masculina va a aumentar.

—Y seguro tú te vas a convertir en el mejor cliente de toda esa clientela—contraataqué

Chris iba a decir algo, pero un ruido nos interrumpió. Amanda había llegado por la puerta de la cocina.

—Oye loco, ¿ya estará viniendo tu amiga?— preguntó, pero inmediatamente se calló cuando me vio sentada junto a él. Pude notar en su rostro reconocimiento—. ¿Es ella?— Amanda me miraba evaluadoramente.

—Si—respondió Chris—. Te presento a Abigail.

—Creo que si la conozco—ella se acercó a saludarme—. Sí, ya me acorde. Yo creí que estabas mirando a mi osito la otra noche, pero en realidad estabas viendo a...

— ¡A Don Fernando, el señor del centro de cómputo!  —me apresuré a decir, antes que ella revele que estaba espiando a Chris—. Es que quería que me ayude con unos documentos que estaba haciendo, y pues estaba como loca buscándolo.

Amanda me miró insegura, pero al notar que mi cara mostraba pánico por lo que ella iba a decir, me sonrió y me siguió la corriente. Gracias a Dios. 

—Sabía que te había visto en algún lado—me dijo amablemente—al parecer si seguiste mi recomendación y lo buscaste. Creo que ya te diste cuenta que es muy tierno ese "Don Fernando"—dijo ella poniendo énfasis en lo último. Obviamente ese Don Fernando del que hablaba se trataba de Chris.

—Yo no lo busque, "don Fernando se me apareció por casualidad"—repliqué mirándola. 

—Si claro, niégalo. Yo sé que te simpatizó ese "Don Fernando"— ella estaba divertida con mi situación.

—No me gusta ese "Don Fernando"—obviamente estaba derretida por mi "Don Fernando", pero no lo podía admitir.

—¿Qué no te gusta quien?, ¿Don Fernando?, ¿de qué hablan ustedes?—yo me quedé muda ante las preguntas dichas por Christopher, alias "Don Fernando".

—Olvídalo, es que yo ...solo ...digo que no me gusta ese Don Fernando, porque ...es un carero, me cobró mucho por mis impresiones el otro día. Nunca más iré por allí, muy mal servicio—expliqué nerviosa

—Sí, pero pese a todo es muy tierno y también muy ocurrido—me dijo Amanda con una sonrisa cómplice—. Yo sé que algún día me lo vas admitir.

—Eso que acabas de decir sonó raro— la miró Chris con duda—No me digas que vas a cambiar a Daniel por su tío.

Yo no pude evitar reírme a carcajadas al escuchar la deducción de Chris.

—¿Qué?, iiiuuuu, claro que no—se defendió Amanda—. Solo estoy defendiendo el alma noble que tiene el tío de mi osito. Tengo que defender el honor de la familia.

—Si tú lo dices, así debe ser—se burló—, pero mejor que esto no llegue a oídos de Daniel. Algo me dice que se va a poner celoso.

—No creo que Daniel tenga tan poca autoestima, como para temer que lo deje por su tío—bromeó ella— ¡Ah, es verdad! ¡ Aun no me presento con Aby!

Ella me extendió la mano y yo la estreche.

—Me llamo Amanda, y voy a ser tu jefe, así que más te vale ser obediente conmigo—ella se puso seria.

—Sí, claro—dije algo temerosa de su expresión.

Ella me clavó la vista fríamente y luego la dirigió hacia Chris. Al cabo de unos cuantos segundos ellos se empezaron a reír a carcajadas.

—¿Me creíste lo que te dije?— ella se reía— No lo decía en serio, discúlpame. Voy a ser igual de mesera multiusos como tú.

—Sigues creyéndote todo—se burlaba Chris—y sigue siendo muy tierno.

Yo estaba roja, nuevamente quería matar a Chris y ahora también a Amanda.

—¡Ami!—gritó alguien desde la cocina—¡Ya está lista la orden!

—Bueno muchachos, al parecer el gran jefe me llama— antes de dirigirse a la cocina me regresó a mirar—. Ya le comunico que llegaste, suerte— Amanda me sonrió y se fue.

—Creo que le caíste bien—dijo Chris— Ella es una chica muy agradable, aunque un poco indiscreta.

— Sobre todo eso—recordé la conversación de Don Fernando—. ¿Por cierto quieres algo de tomar?—le pregunte a él—. Yo invito, te lo mereces después de haberme ayudado con este trabajo.

—Pues si tanto insistes, claro que si—me curvó una sonrisa —. Pero con esto no te salvas del ofrecimiento que me hiciste.

— Ah, si. Un ofrecimiento de "lo que quieras"... y no pongas esa cara, porque que no acepto propuestas indecentes – yo me reía, cuando interrumpí su intento por alzar las cejas seductoramente.

—Bueno ya que—se resignó él—, pero no lo vayas a olvidar.

—No lo voy a olvidar— repetí mientras tomaba a una servilleta. Luego me puse a escarbar en mi bolso para buscar un bolígrafo, pero como no lo encontré. Rápidamente mi mirada fue a buscar sobre el mesón del minibar.

—¿Qué buscas?—me preguntó curioso Chris.

Yo me levanté y fui por un bolígrafo, que se encontraba junto a una libreta, sobre el minibar. 

—Esto—le respondí, mostrándole mi hallazgo.

—¿Y para qué?

—Para no olvidar— le contesté mientras garabateaba en la servilleta—. Toma, cuando quieras que cumpla con mi palabra, solo muéstrame esto y no me negaré—yo le pasé la servilleta.

—Vale por un "lo que quieras"—leyó en voz alta lo que había escrito. Luego me regresó a ver con una sonrisa.

Era divertido tenerlo a él, como compañero de conversación. Yo le seguía la corriente para cualquier ocurrencia que dijera, y él hacía lo mismo conmigo. Me di cuenta que con Chris, no me daba ningún tipo de vergüenza el hacer cosas ridículas, como aquella de escribir en un papel el vale de una promesa.

—Ahora si ya me puedo quedar tranquilo—dijo él mientras se metía la servilleta en el bolsillo del pantalón—. Espero que no te arrepientas de haberlo hecho. Hay tantas cosas que quisiera pedirte, y yo se que vas a querer matarme cuando te diga que las hagas.

—Pues piensa bien lo que me vayas a pedir, porque si es algo que en realidad odiaría, podría querer tomar venganza después—lo miré con mi sonrisa malvada. 

De repente mi peligrosa advertencia, fue interrumpida por gritos femeninos provenientes de la cocina.

—Señorita nueva, venga por acá—me llamó Amanda, saliendo con dos platos de comida—. El gran jefe te quiere ver adentro. Y te recomiendo que tengas cuidado, porque al parecer hoy está de mal humor—noté que ella se burlaba de mí, por su intento de guardar la risa.

—Si sigues molestando a la idola de mi madre, te prometo que le voy a contar a Daniel sobre tu obsesión con su tío—advirtió divertido mientras Amanda pasaba junto a él, dándole un golpe con el filo del plato.

(...)

La entrevista no fue cosa del otro mundo. Durante aquel tiempo que hablé con Alex me di cuenta que era una persona muy tranquila. Y al parecer Amanda era una empleada muy querida para él, ya que se refería a ella como si se tratara de una amiga, más que de una trabajadora suya.

—Bien, te espero el sábado a partir de las 8 de la mañana—él me estrechó la mano—. Ha sido un gusto poder conocerte, por fin he visto a la famosa Aby.

—¿Famosa?—hablé intrigada.

—Ah, es que Christopher ya me contó lo de tu hazaña, cuando salvaste a su madre. Eso fue lo primero que me dijo cuando me estaba rogando que te contratara.

—Ay no que vergüenza—me lamenté.

— No tendrías porque, de hecho esa fue una de las razones principales para contratarte—él me miraba pensativo.

Me dio la impresión, de que Alex solo me había contratado para ser su guardia de seguridad, en caso de que algún ladrón quisiera entrar.

—No estoy entendiendo—le dije insegura.

—Pues te contraté por; primero, ser amiga de Chris, y muy recomendada por cierto, y... pues la segunda, porque me pareció bueno tener a una persona con valores como los tuyos trabajando aquí.

—Ahm...bueno... gracias—fue lo único que le pude decir.

—No hay de que—Alex me dijo—. Bueno y ahora sí me despido, porque tengo trabajo que hacer—él terminó la conversación.

—Sí, ya me voy. Muchas gracias por considerarme para el empleo, a las 8 estaré el sábado—él me sonrió como último acto, y después cada quien fue por su lado.

—Por tu cara, veo que saliste espantada con el carácter de Alex—bromeó Amanda, cuando me vio llegar a la mesa donde estaba sentada junto a Chris. 

—Si, la verdad que casi muero del susto—le seguí la corriente.

—Espero que no te moleste el haber pedido algo de tomar—Chris me miró—. Como me dijiste que invitabas...

—No claro que no- lo interrumpí apresurada—. A menos que me hayas dejado en bancarrota con lo pediste—yo me senté a su lado, y él negó dándome una sonrisa.

—Bien, ahora que ya tenemos más tiempo, quiero empezar con la ronda de preguntas —Amanda me miraba emocionada—. ¿Tú eres la chica desmayada?

—Ami, cállate—habló Chris incómodo—. No le hagas caso— él puso su vista en mi.

—Oye no me calles—replicó ella volviendo a mirarme—¿Tú eres la chica que Chris salvó hace algunos días?

—Ehm... supongo—respondí—. A menos que se haya encontrado con otra chica desmayada.

—No, tu eres la única— aclaró Chris regresando a ver a su amiga—. Y antes de que sigas con tus preguntas, vete a trabajar, anda—advirtió.

—Ash, que aburrido eres—se quejó Amanda—. Okey, ya me voy, pero por si se me quieren escapar, anótame tu número—ella me dio su teléfono.

Amanda se fue atender a un grupo de chicos que venía entrando, dejándonos solos a Chris y a mí.

—¿Te parece si escapamos?, Amanda puede ser muy entrometida cuando se lo propone—me informó él

—Escapémonos entonces—yo anote rápidamente mi número en el celular de Amanda, y me dirigí hacia ella para devolvérselo.

—Sabía que se iban a ir apenas me vieran ocupada—ella revisó su teléfono en busca del número que le guarde—. Que aburridos—ella hizo un puchero—. Y yo que les iba a invitar unas cervezas—dijo mientras se ponía el celular cerca del oído.

De repente mi celular empezó a vibrar, seguido de la melodía que anunciaba que la canción "tan fácil ", empezaba a sonar. Casi muero de un mini infarto, cuando la voz de Chris empezó a cantar por el celular.

Yo quiero que tus ojos...

Sin esperar más apreté mi bolso contra mí, para disminuir la intensidad del volumen del celular que estaba dentro. Luego salí corriendo como desquiciada, hacia afuera del restaurante. 

—¿Aby que paso?—pude escuchar la voz de Chris, siguiéndome detrás. Al parecer no se escuchó cantar.

Rápidamente saqué mi celular y rechacé la llamada, antes que la canción siguiera. Que diría el sí escuchara su voz cantando una canción desconocida.

—¿Qué te ocurre?—me dijo Chris, una vez fuera del local

Yo seguí ignorándolo, mientras me concentraba en poner mi celular a modo silencioso.

—Es que creí que mi papá me estaba llamando—me inventé—, y quería hablar a solas con él.

—¿En serio no te diste cuenta que Amanda era la que llamaba?

—Pues fíjate que no, es que... creo...un chico me estaba mirando raro— mentí nerviosa—, y como estaba concentrada mirándolo a él, no me di cuenta de quien llamaba.

—Ahhh, con que estabas coqueteando—Chris regresó a mirar al restaurante—. Pues más te vale que te vayas acostumbrando a esas miradas. Hay chicos que pueden ser muy atrevidos, y tú tienes la apariencia perfecta para provocarlos—me sonrió.

—Por suerte mi mejor cliente va a estar aquí para defenderme—yo lo codeé—. A menos que ya no quieras verme. Porque supongo que como ya me conseguiste el trabajo, ya no hay razón para contactarte conmigo.

—Pues si eso te preocupa, entonces vendré a visitarte todos los días. Además casi siempre me la paso metido aquí, porque suelo acompañar a Dani mientras espera a su novia. Es Amanda por cierto. 

—Pues me alegra que pueda seguir viendote.— suspiré profundamente—. Pese a que solo te conozco un poco, ya te considero uno de mis amigos— le sonreí—. Eres mi único amigo por ahora. 

—Oh, casi olvido que solo viniste a Loja temporalmente— cuando él hablo, noté cierta nostalgia, lo que a mí me sorprendió gratamente. Al parecer mi presencia en su vida no era del todo ignorada—. Y pues Aby... también ya te considero como una buena amiga.

Cuando ya nos íbamos a despedir, él se ofreció a acompañarme pero yo me negué. No quería acostumbrarme más a su presencia. 

Mientras habíamos estado hablando en el restaurante, algo me recordó que mi estadía en aquel lugar podría ser incierta. Al día siguiente iba a regresar al lugar de los hechos, en aquella montaña donde aparecí misteriosamente, y seguramente allí había la posibilidad de volver a mi tiempo. Si en realidad pasaba algo sobrenatural , a lo mejor esa sería la última vez que lo vería. Pero también había la probabilidad de que nada pasara y pudiera seguir con él por un tiempo más.

Caminamos por uno minutos por las calles del barrio, hasta que finalmente llegamos a la parada de buses. Debo admitir que me sentía nostálgica mientras trataba de conversar con él. No me agradaba mucho la idea de tenerlo por ultima vez. 

—Bueno, espero volver a verte—me despedí de él—. Y antes que me vaya quiero que sepas que fuiste una persona muy linda conmigo, y que pese al poco tiempo que te conozco, te aprecio mucho. No tienes idea de cuanto.

—Pareciera que te estuvieras despidiendo de por vida—replicó un tanto preocupado.

Como única acción, solo pude sonreírle. Ni yo sabía si esa despedida sería la última.

—Cuídate mucho—le pedí deprimida.

—Lo mismo te digo—me sonrió él—. Nos vemos el sábado, creo que me pasaré un rato por aquí con mi mamá. Ella también tiene muchas ganas de volverte a ver.

—Está bien, los esperaré—dije insegura.

Chris empezó a mirar detrás de mi, estirando él cuello. Parecía haber visto algo.

—Creo que ese bus pasa por dónde vives—dijo Chris, a la vez que señalaba detrás mio.

—Si tú lo dices, así debe ser—aseguré regresando a ver.

—Bueno, si te pierdes solo me llamas y ya está—dijo con simpleza. 

—Sí, así de simple—me reí.

Haciendo parar al bus, lo regresé a mirar. Tenia algo completamente fuera de lugar para decirle, quizás eso sería lo último.

—No te olvides de mí—le dije fingiendo una sonrisa—. Prometo que yo no lo haré.

Él me miro extrañado, al parecer no encontraba que decirme. Yo únicamente le sonreí por última vez y me subí. La puerta del autobús se cerró y este empezó andar. Sin poder evitarlo miré hacia abajo donde Chris se despedía con la mano.

Me senté en el último asiento, e inmediatamente regresé a ver por la ventana, aun no quería dejar de mirarlo. Quizás esa era la última vez que vería al chico común, Christopher Vélez. Ambos nos mirábamos desde lejos por un rato, hasta que  nuestra conexión se interrumpió cuando el bus volteó por la esquina. Allí lo perdí de vista. 

Me sentía muy deprimida, al pensar que podría haberme despedido de Chris por última vez.

En aquel tiempo que pase con él, me di cuenta que era una buena persona. Y me puse a pensar, que si algún día me hubiera cruzado con él, sin saber que en un futuro sería mi amor platónico; en un tiempo en el que Chris era un perfecto desconocido, igual no le habría sido difícil convertirse en mi amigo. 




Hola a todas jeje, espero que hayan pasado un buen fin de semana, y pido disculpas por la demora en publicar.

Bueno por aquí les dejo un nuevo capitulo, ¿que creen que pasara en el siguiente capitulo?, jeje los dejo con la duda. Chaitos

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