01
—Veamos, me hace falta el azufre.
Fang tomo todo lo que las instrucciones de invocación decían, no quiso esperar hasta el día siguiente, por lo que esa misma noche hizo todo.
—De acuerdo, son tres pentagramas en horizontal y dos verticales pequeños, los uno al medio con sal —leyó pasó a pasó, verificando que ninguna línea estuviera fuera de lugar. Con suma dedicación, fue aplicando el restó de los objetos necesarios. Tomo un cuchillo y se hizo una pequeña herida, dejando caer sangre en medio del círculo central, a la par, agregaba una uña de cuervo, un poco de su cabello, y alguna que otra cosa desagradable que a cualquiera le haría vomitar—. Ya solo tengo que decir las palabras correctas.
Se vendo su muñeca, evitando que sangrara más, antes de tomar el libro entre sus manos. Comenzó a leer en voz alta, palabras extrañas, trato de pronunciarlas lo mejor que pudo.
El ambiente en el hogar comenzó a sentirse pesado e incómodo, un olor a pestilencia se fue presentando a medida que iba avanzando con el texto. A pesar de que todas las ventanas estaban cerradas, la casa empezo a sentirse helada, una pequeña brisa movía sus cabellos, Fang sonrió entre palabras, eso significaba que el ritual estaba funcionando. Ignoro su incomodidad para continuar hasta el final, ya no tenía vuelta atrás.
El pentagrama fue brillando en rojo, Fang leyó lo último, expectante, a la espera de que algo increíble pasará...
Espero...
Y siguió esperando...
Pero nada paso...
—¿De verdad? —bufó tras el chasco que se llevó. Miro las instrucciones nuevamente, ¿Que falló? Todo estaba en orden, uso específicamente lo dictado, juraba que pronunció bien cada línea en latín—. ¿Colette me habrá intentado estafar? Pero fue un regaló —penso, hasta que recordó lo que la chica le menciono—. Tal vez tenía razón y hubiese sido mejor hacerlo en Halloween —. Suspiro, agotado, sentía mucho sueño y su cuerpo cansado—. Bien, tendré que intentarlo mañana de nuevo, y dejar de hablar solo también.
Se levanto del suelo de su sotano, no recogería nada, le daba pereza hacerlo, lo haría al siguiente día, por el momento, lo único que deseaba hacer era dormir. Tomo rumbo a las escaleras, yendo directo a su cuarto apenas subió. Se quitó sus pantalones para arrojarlos por ahí, echándose a su cama, tapándose con una sábana para dormir mejor, el frío de octubre era agradable a su parecer, en algún momento se quedó dormido tras relajar su cuerpo.
(...)
La sensacion de su cuerpo hundiendose en la cama le hizo removerse incomodo entre sueños. Un peso extra sobre su cuerpo provoco que de a poco abriera sus ojos, juraba que algo le estaba tocando, como si alguien estuviese acariciando su pierna desnuda, mientras la levantaba para tener mas acceso a su entrepierna. Una alarma en su cerebro al detectar que no estaba solo, como deberia de estarlo, y que, efectivamente, alguien se estaba propasando sin permiso con su cuerpo, lo termino de despertar. Trato de alejarse y gritar hacia el desconocido que le aprisionaba contra el colchon, sin embargo su voz no salio y su fuerza se desvanecio.
La persona, al darse cuenta de su estado consciente, sonrio perverso. Lamio con descaro la pierna ajena, a lo largo del muslo, Fang solto un gemido, un cosquilleo recorrio todo su sistema de pies a cabeza, su amiguito parecia querer levantarse con tan poco. Se sintio desfallecer, ¿como era posible que algo asi de simple lo haya excitado de una forma tan subreal? No tenia idea de quien era, por mas que trataba de enfocar su vista no podia distinguir su cara, todo estaba borroso, la oscuridad de la noche no ayudaba tampoco. Su cuerpo comenzo a sentirse tan caliente, como si tuviera una fiebre intensa pero sin estar enfermo, su mente estaba perdida, en lugar de preocuparse y preguntarse el como esa persona habia logrado entrar a su casa o porque estaba toqueteandolo, o porque no podia hablar ni tenia la fuerza para luchar y liberarse, su cabeza solo daba vueltas, deseando mas, embriagado, como si hubiese tomado un afrodisiaco antes de dormir y pidiera ser cojido con fuerza por ese desconocido cuyo no sabia si iba a matarlo despues de violarlo.
El extraño, sin quitar su arrogante y afilada sonrisa, se deslizo sobre Fang, lentamente y con delicadeza, toqueteo su miembro por encima del boxer ajeno, mientras iba pegando su pecho con el contrario, acercando su cara a la de Fang. Y a pesar de que el karateka no podia visualizar su rostro, si lograba mirar su maldita sonrisa burlona, un gesto muy expresivo, notaba como el hombre contrario disfrutaba de verlo debil, acorralado sin poder hacer nada, solo aceptar un destino incierto y de perdida. Al estar cara a cara, sus respiraciones se mezclaron, a tan solo unos centimetros de besarse. Fang creia que seria forzado a corresponder, pero ese beso nunca llego, en cambio, recibio una risita, un poco macabra, antes de escuchar una voz de ultratumba.
—¿Para que me has llamado?
(...)
Desperto de golpe, sudoroso y desconcertado. Sentadose en su cama, miro a todos lados, concordando que se hallaba en su cuarto, sin nada fuera de lo normal, su despertador sonaba como loco, la luz del sol entraba por una de sus ventanas, mientras la cortina se movia suavemente a corde de la ligera brisa por lo fresco del clima natural de afuera.
—¡¿Que mierda fue eso?! —Exclamo alterado—. ¿Fue tan solo un sueño?
Apago su alarma, aun confundido, todo parecia haberse sentido tan real, recordaba todo y a la vez no, como cuando tienes un sueño tan real que cuando despiertas solo recuerdas pequeñas partes y lo demas se pierde sin poder hacer nada para memorizar.
—No importa, solo fue una pesadilla, una muy perturbadora y horrible pesadilla.
Se calmo asi mismo, bufando con estres, debia levantarse ya e ir a trabajar. Al mover sus piernas, retirando las sabanas que aun tapaban su parte posterior, noto algo que le hizo sonrojar y volver a revivir su pesadilla anterior. Sus boxers se encontraban humedos y pegasos. Muerto de pena, agradecia vivir solo, al parecer, se corrio mientras dormia, pruba de el sueño humedo que tuvo durante la noche.
—¿Porque un hombre? Ni siquiera soy gay —se reclamo asi mismo, ademas, si algo tenia en claro, era que en su pesadilla no llego a mas que un toqueteo simple, y con un maldito hombre imaginario. ¡Demonios! ¡Se corrio como si fuese un puberto de secundaria! ¡Y por un hombre! ¡Un jodido desconocido al que ni siquiera pudo imaginarle un rostro! Su subconsciente estaba jodido.
(...)
—¡Hola!, Fang. ¿Porque esa cara?
—Hola Maisie. No es nada, no pude dormir bien.
—Mmm... bien, solo espero que eso no afecte tu rendimiento. Hoy viene Lola a revisar que todo este en orden, ya sabes.
—No te preocupes por eso. ¿Y Buster?
—Esta en la bodega, hoy le toca a él encargarse del inventario.
—Oh, cierto, lo olvide.
—Espero que no hayas olvidado tambien que es tu turno de limpiar las maquinas.
—Lo tengo cubierto —hizo un gesto de pulgar hacía arriba. Se despidio para empezar con su trabajo, el cual obvio no queria hacer.
Empezo con la maquina de palomitas, tardandose un rato, antes de iniciar a limpiar la de refrescos. Suspiro agotado luego de un par de horas, ya comenzaba a aburrise, espues de limpiar debia atender la taquilla. Era un jodido lunes, ademas de halloween, por lo que no parecia que la gente quisiese ir al cine, los adultos estaban mas preocupados por los disfraces de sus hijos y en pensar a donde los llevarian a pedir dulces que ir a ver una pelicula de terror barata, con muy bajo presupuesto además. La puerta sonó, provocando un pequeño estruendo, señal de que un cliente entro al lugar.
—Hola buen día, ¿en que puedo ayudarlo? —preguntó, dandose la vuelta hacía la persona que acababa de entrar, mas grande fue su sorpresa al no ver a nadie. Estaba seguro que la gran puerta de cristal fue abierta, esta estaba algo vieja, por lo que siempre parecia chocar con el piso por culpa de una visagra que el dueño nunca se molesto en cambiar, as{i que, a pesar de que la entrada estaba bastantito retirado de su area de casilla, se podia escuchar cuando entraba gente—. De acuerdo, este día empezo muy raro.
Al final le resto importancía, siguiendo con su trabajo, ya solo le faltaba limpiar el mini frigobar. El cine en realidad no era grande, solo tenian cuatro salas, un area de empleados con baño y bodega, los baños publicos y una recepción decente para los clientes.
—¿Vas atenderme?
Un grito muy varonil por parte de Fang fue su respuesta. El karateka casi deja caer la cubeta con jabón que traía para limpiar.
—¡Dios! ¡Que susto! —exclamo Fang, aclarandose la garganta, apenado, luego de aquel grito de macho pecho peludo que solto por la sorpresa. ¿De donde rayos salio ese chico? Apenas unos momentos no lucia ni un alma en el lugar y de la nada salia un emo con vestimenta extraña.
—No lo menciones —le miro, con un disgusto disimulado.
—¿Mencionar que?
—¿Vas atenderme?
—¡Oh claro! Lo siento —se disculpo, cambiando su expresión consternada a una amable, digna de servicio al cliente—. Buen día, bienvenido al cine del teatro antiguo, ¿en que puedo servirle?
—¿Que tienes para ofrecerme?
—Eh, bueno, ahora mismo tenemos un viaje a la nostalgia. Clasicos como Halloween, Scream, Ashley Williams vs Evil Dead, etcétera.
—¿Y tu? —se acerco, buscando invadir el espacio personal del asiatico, solo siendo impedido por la barra, un poco más y se subia encima de esta.
—¿Como? —Levanto un ceja, molesto. No era su exactamente su momento en la vida como para aguantar cualquier tipo de broma. No le importaba si era un cliente o no, lo golperia si fuera necesario. Se alejo por inercia cuando el otro quiso tocarlo, levantando su mano hacia su cara, topo contra la maquina de refresco que estaba detras suyo, comenzaba a sentirse incomodo, de nueva cuenta fatigado, exhausto, la mirada intensa del hombre frente a él lo sofocaba—. Si... si no va pedir nada, le pido que se retire o llamare a la policia —logro decir, entre cortado, de la nada comenzo a jadear, en busca de oxigeno, su cuerpo ardia.
—¿Para que me llamaste?
—¿Que?
Fang casi se desmaya, un fuerte dolor de cabeza le provoco un mareo. Escucho esa pregunta, antes, ¿donde? El individuo atraveso el mostrador, lo unico que lo detenia de tocarlo. Fang cerro los ojos con fuerza, podía sentir como se acercaba, lento, casi logrando tocarlo, quemaba...
—Fang... Fang... ¡Fang!
Un grito lo trajo a la realidad, aun jadeante, se aferraba a estar de pie, apoyado contra la maquina en su espalda, todo le ardia.
—¿Te encuentras bien? —Una preocupada Maisie trato de acercarse, queriendo socorrerlo.
—¡Fang! ¿Estas bien? —Buster intervino, al no recibir ninguna respuesta de su mejor amigo, lucia igual de preocupado que la chica.
—Yo... lo siento —Fang quiso reincorporarse, ardia, quemaba, de nuevo esa fiebre recorria su ser, algo palpitaba, su mente queria, deseaba, su cuerpo rogaba, ¿pero que era lo que necesitaba con tanto anhelo? ¿que sabia su cerebro que él no? Solo tenia asegurado algo, ese ritual tenia que ver.
—Fang, si no te sientes bien, sera mejor que regreses a casa y vayas al medico, no te preocupes, me encargare de Lola —. Ofrecio Maisie, al ser la gerente, era responsable de sus empleados, por lo que, en ausencia de una de sus superiores, o sea, Lola, o el dueño, ella tenia la ultima palabra sobre Buster o Fang.
—Deberias ir antes al medico, pareces tener fiebre —Buster se acerco, tocando su frente—. ¡Demonios, Fang! ¡Estas hirviendo!
El chico colmillo solto un quejido, alejandose inconscientemente de la mano de su mejor amigo. Que le tocara la frente, provoco un poco de dolor en esa zona, aumentado su ardor.
—¡Lo lamento! ¡Gracias! —Se disculpo y agredecio con prisas, sin despedirse, salio lo más rapido que su estado le permitio, directo a su casa. Ahora tenia en claro que nada estaba bien...
(...)
—¿Que fue? ¿Que es lo que hice mal? ¡¿Quien es?!
Busco desesperado el maldito libro que Colette le dio, sin exito, incluso creyo que la tierra se lo trago o lo que sea, ya no le extrañaría.
—¿Esto buscas?
Un escalofrio recorrio toda su complexión, miedo, algo que nunca presencio en si mismo, no de esa manera tan atroz. Volteo todo su cuerpo, despacio, decidido en frentar al ente que el mismo invoco. Despues de todo, era lo que queria, un demonio con el que maldecir a quien le cayera mal. Funciono, eso era lo que importaba.
—Si —contesto lo mejor que pudo, manteniendo su voz firme, a pesar de que la sintio flaquear por un sengundo.
—Vaya, ¿ya no habrá más gritos de niña? —Se burlo por lo del cine, sonrio con burla, sus ojos brillaban en rojo intenso, un brillo malicioso.
—Quiero hacer un trato contigo, sabras lo que quiero, ¿no? —ignoro la satirá, dispuesto a negociar.
—Pero si ya lo has hecho —dijo, siendo obvio. Miro sus uñas, como lo mas interesante del mundo, su perfecto esmalte negro lucian toda su manicura—. Pero te has equivocado de demonio, no soy lo que esperabas y tu tampoco lo que yo esperaba, ambos estamos, ¿como dicen ustedes? ah, si, decepcioados...
—¿A que te refieres? —Fang fruncio el ceño, impaciente, molesto. Exigia respuestas.
—Estas medio idiota, ¿no? —ver su cara de confusion y estres solo se lo confirmo—. ¿Al menos investigaste un poco antes de invocarme? Veo que no... Hay diferentes tipos de demonios, no puedes ir por ahí invocando a lo pendejo. ¿Que acaso no tienes esa cosa...? ¿Como se llamaba? ¿Internet? Una maravillada de ustedes, no negare.
—¡Callate un puto momento! —Reclamó cansado de su hablerio. Llevo sus manos a la cabeza, frustrado. ¿Diferentes tipos de demonios? Lo sabia, pero se confio, ¡maldición! ¡Confio en Colette! Esa vieja...— ¿Que haces entonces?
El demonio sonrio, poseia una apariencia humana en ese instante, pero esta se distorciono un poco, su sombra revelo su verdadera forma.
—¿Quien te dio mi ritual?
—Creí que ustedes lo sabian todo —. Lo provoco, por idiota o por valiente.
—No sabes nada. ¿Quien? —Cuestionó otra vez, mirandole amenzante.
—Una mujer llamada Colette, tiene una tienda en el centro de la ciudad, sobre antiguedades —reveló sin ocultar nada, si a él se lo llevaba la verga, se aseguraria de que a Colette también, de alguna forma se vengaría por engañarlo.
—Colette, si, me debia un favor —, ya entendía por que fue invocado por ese chino, Colette queria pagar su deuda con él. Hubiese preferido una mujer, pero no estaba mal, lo tomaría—. Soy un sucubo —revelo al fin— "me llamo Edgar" para los humanos, pero tu debes llamarme amo.
—¿Un sucubo? —Un tick en su ojo creo presencía. Queria vomitar del coraje, ir a casa de la albina y matarla a patadas, golpear al emo demonio, huir y gritar todo su odio sobre el mundo, desaparecer.
—Bueno perra, espero que aprendas a ser docil o te ira mal —, amenazo, abrazando al chino por los hombros—. Y ya que estamos en esa idiotez inventada por ustedes de halloween, te dire una frase que los mini bastardos de Dios dicen mucho hoy —. se acerco a su oido, susurrando suavemente—. ¡Tu culo o trato!
(...)
Hello, me prestaron un laptop para escribir porque wattpad app es un asco. Si encuentran falta de tildes, errores ortografícos en sí, es porque no me acordaba de com escribir en lap xd, ademas de que el teclado no sirve muy bien.
Muchas gracias por leer.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top