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Aviso
No se que tan larga estará está mini historia, pero no creo que mucho.
Es un fanfic de la skin de Fang Calabaza y un Edgar demonio.
Lenguaje fuerte, ocultismo, brujería y otras cosas relacionadas a ese tipo, leer bajo su propio riesgo.
Lo que se leé aquí es solo ficción, no es bonito, no te recomiendo jugar con esas cosas de hechicería, los demonios no son Disneyland como lo pinta HH y HB.

—¿No tienen nada mejor que hacer? —Fang lanzó una patada hacia el último bravucón en pié. Ese día no estaba de humor para soportarlos. Dio un par de golpes más a los tres jóvenes en el suelo, quienes le pedían disculpas por atreverse a molestarlo debido a su apariencia—. La próxima vez no seré tan amable.

Se retiró, continuando su camino hacía la tienda de Colette, era una chica que solía vender objetos extraños, antiguedades malditas entre otras cosas perturbadoras para el ojo común. Se llevaba bien con ella por el simple hecho de ser aficionados de lo mismo, ademas, compartían una apariencia rara, y no eran los únicos, todo Brawlcity estaba lleno de misterios, solo que la gente ordinaria gustaba de marginarlos y verlos como fenómenos, burlándose de ellos.

—Hola —saludó el chico colmillo a la albina, quién sonrió, enseñando sus afilados dientes.

Colette tenía un aspecto muy raro, sus dientes parecían los de un tiburón, sus ojos tenían una peculiar forma, igual a los de Fang, solo que diferente color, mientras el dragón Fang poseía un color negro en la esclerótica de los dos ojos y una iris verde casi fósforo, la peliblanca tenía amarillo en su esclerótica y rosa en sus iris.

Ambos se conocieron de casualidad en un evento dedicado al ocultismo y la lectura de cartas, evento que fue organizado por Tara, una mujer joven adulta la cual era muda, aunque eso no le impedía comunicarte a la perfección lo que las cartas decían sobre tu destino.

—Hola Fang. ¿Vienes a comprar un libro nuevo? —Saludó de vuelta, Colette casi suponía lo que él chico buscaba, lo cual solo le hizo sonreír más.

—Si y no —se acercó al mostrador, listo para soltar a lo que venia—. Estoy listo para hacer el ritual, y quisiera que me recomendaras alguno.

—Oh si, por supuesto, tengo algo perfecto para ti, ya vuelvo.

Colette corrió a la bodega de su pequeña tienda, en busca de un libro corto que solo poseía seis páginas. Al regresar con Fang, no borró su característica sonrisa, emocionada le mostró el objeto.

—Es más, si por fin vas a hacerlo, te lo regaló.

—¿De verdad? —Alzo una ceja, con duda. Tomo el librito en sus manos, una sensación extraña paso desde sus manos hasta el resto de su cuerpo, "¿Un escalofrío?" Se preguntó, supuso que podría ser normal, conocía las consecuencias, ningún objeto de ese tipo podría estar libre de espíritus o cosas parecidas.

—De verdad —aseguró, reafirmando sus palabras.

Sus ojos rosas pasaron a un rojo leve, o eso juraría Fang. La chica ya era muy extraña, y el estaba acostumbrado, por lo que mejor decidió no tomarle importancia. Tampoco tomo en cuenta la sonrisa maliciosa que Colette tiro por un segundo, antes de cambiar abruptamente el tema.

—Por cierto, deberías aprovechar la noche de Halloween, ya es mañana, tendrá más efecto, créeme.

—Lo tendré en cuenta, gracias Colette —se despidió, guardando el libro en su mochila antes de salir de la tienda.

—¡Suerte! —Colette agitó su mano en despedida. Cuando Fang se perdió de su vista, sonrió aún más si era posible—, mi cuenta está saldada desde ahora —hablo para si, sus ojos se volvieron un rojo intenso, atrás de ella, una sombra con cuernos y alas parecía reírse, satisfecha con la travesura de su compañera.

Espero disfruten de esta lectura.

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