22. Error
La ejecución de mi plan para presionar a TAI salió tal cual lo esperaba. Solo el tiempo me dirá si logré cumplir con el objetivo, pero lo importante es que la intención estuvo.
Aún así, ante todo plan maestro de un ajedrecista, siempre viene el contraataque.
El problema del contraataque de un asesino serial es que se ha llevado otra vida a su ya extensa lista de víctimas adolescentes.
Florencia Vidriati pagó con su sangre.
Lo peor de todo es que uno de los alumnos fue el primero en ver la horripilante escena que TAI dejó en el aula de tercer año.
Según me ha contado Lorena, la preceptora, Lucas Orosco se topó con el cuerpo destrozado de su compañera Florencia cuando entró a su aula a las ocho de la mañana.
Decidí cerrar el colegio inmediatamente y ver con mis propios ojos la escena del crimen. De todas formas, el trauma para los chicos ya es irreparable.
No dejé que nadie más entrara al aula hasta que la policía científica llegara. Había que intentar que la escena no fuera corrompida por errores pelotudos. De esos ya cometimos bastantes.
Me dispuse a abrir la puerta del aula de tercer año sabiendo que lo que me esperaba era un baño de sangre, una pintura que TAI seguramente me había dedicado por lo que había hecho ayer a la noche en la televisión.
Y no me equivocaba. Incluso fue peor de lo que imaginaba.
Colgada del pizarrón y con las extremidades separadas de su cuerpo por unas cuerdas bien apretadas, el cuerpo de Florencia yacía sin vida.
La sangre ya no chorreaba. Se notaba como el cuerpo había pasado horas en ese estado sin ser visto ni notado por nadie.
Por debajo de sus piernas, una frase escrita con sangre: no soy el abogado, comandante.
Una incógnita me está preocupando demasiado, ¿como es que TAI tuvo todo el tiempo del mundo para hacer este show y nadie siquiera ha reportado algún movimiento extraño en las últimas horas?
No se puede ir llevando un cuerpo como si nada. La perfección y precisión de este asesino tiende a ser incluso sobrenatural.
Los chicos de tercer año se siguen muriendo en mis narices, pero sé que estoy muy cerca. Este fue, con seguridad, el último acto preparado que TAI va a poder cometer.
Lo presiento, lo huelo. Falta poco.
No hay nada más que ver en la escena de crimen, solo intentar olvidar esos entristecidos ojos abiertos de Florencia que supieron tomar valor y enfrentar a TAI.
Aunque no parezca, las muertes de estos inocentes están rompiendo mi corazón en pedazos, pero debo mantenerme fuerte hasta que todo termine.
Hoy, a dos años de la trágica muerte de mi esposa, se me hace muy difícil.
Se me cruzó, ¿cómo iba a querer atropellarla? Éramos felices juntos. Maté incluso a nuestro bebé.
-Damián, volvé. Concentrate -sentía como Julieta me hablaba en mi cabeza para que me metiera de lleno en el caso de TAI y dejara de pensar en ella.
Soy fuerte. Puedo.
Teniendo como certeza que es uno de los chicos del grado, cada vez quedan menos: Darío, Gonzalo, Sofía, Belén, Jazmín, Estefanía, Sebastián, Lucas, Julián e Ignacio. No se puede descartar a ninguno.
¿Por qué? No hay porqué. Simplemente es la ley número uno del policía en casos tan complejos como este: todos serán sospechosos hasta que se demuestre su inocencia.
Tan pronto estaba por salir del aula, un destello de grandeza abordó mi mente: ¿adivinen que vi?
Un pelo.
MTranquilamente, un pelo de TAI.
AUn pelo puede arruinarlo todo.
RSolo tengo dos cosas que hacer: esperar los resultados de laboratorio e investigar a las familias de cada uno de los chicos.
EComo dije con Canaletti, acá hay cómplices.
ANo me va a quedar ni uno suelto.
R¡La vas a chupar hijo de puta!
O hija.
JTic tac. Son las agujas del reloj anunciando tu final, amigo invisible.
A
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top