[ XVII ]

There's a million things I want
But there's one thing that I need
It's to see your face tonight when I'm dreaming...

"Si no aprendemos a soltar, si no dejamos ir, si el apego puede más que nosotros y nos quedamos ahí atados, pegados a esos sueños, fantasías e ilusiones, el dolor crecerá sin parar y nuestra tristeza será nuestra compañera de ruta."

- Jorge Bucay.

S O U L M A T E

PT. 1

Decir adiós, renunciar a algo, soltar... No, no es sencillo.

Amar es complicado; por amor puedes sentir que tocas la suavidad de las nubes y te embriagas con la fragancia de esa persona especial como si el roció de verano cayera sobre ti, pero una vez se va solo te queda el recuerdo del calor de su piel rozando la propia mientras tu corazón se congela en una noche desértica, lo más triste es que una vez sus ojos dejan de encontrarse con los tuyos el bello sentimiento cálido en el pecho se torna en uno de culpa y rencor.

Los rostros cambian y las historias con ellos también, pueden llegar a ser tan hermosas como un arcoiris si permitimos que lo sean y quizás, si las tomáramos como tal, nos daríamos cuenta que debemos apreciarlas tanto como a la efimirez de un arcoiris, ya que al igual que uno, no podemos controlar cuando van a desaparecer.

Chifuyu observaba las semillas del diente de león escaparse del tallo sujetado con sus manos, ¿debía llorar?, ¿podía hacerlo al menos?, no lo sabía. Siguió el rastro de las semillas por la corriente de aire que se desplazaba sobre la lápida que visitaba cada domingo a las ocho de la mañana sin falta.

Daría lo que fuera por volver un momento en aquellos días y volver a reír con las dos personas que habitaban en sus sueños y su corazón.

— Blake... tú también sufriste ¿no? — A veces lamentaba haberse dado cuenta de sus sentimientos tan tarde cuando un muro lo distanciaba de tocar su piel, y la ceguera de un rencor sin fundamento de verla a los ojos. — Pasaste noches llorando, ¿no es así? — Lo habían llamado de madrugada con la noticia que lo tenía ahí a mediados de semana en lugar del día habitual que tenía predestinado para eso. — Tus cicatrices debieron doler mucho cuando eran heridas. — Había asistido al lugar queriendo engañar a su mente diciendo que todo era mentira cuando la realidad lo golpeó al ver que su cuerpo desnudo estaba siendo colgado por el cuello en una de las columnas en un apartamento justo en un complejo al lado del suyo. Quiso vomitar por su estado, pero más por la culpa que lo consumió al haberla maldecido toda la noche y al revisar su ropa encontrar una vieja foto doblada y arrugada en uno de los bolsillo internos de su chaqueta, donde estaban Baji, el mismo y Blake abrazandoles a ambos. — Y todo este tiempo yo estaba viendo en la dirección equivocada, persiguiendo una venganza inútil, con un puesto que no me pertenece, peleando una batalla donde yo era el protegido y finalmente ni siquiera poder decirte nunca gracias o un estúpido "Te quiero". —

A Chifuyu no le quedaban lágrimas por derramar, mucho menos si no era protegido por las paredes de su hogar, el tiempo, las heridas y las circunstancias le arrebataron mucho del tacto humano que tuvo alguna vez cuando era feliz y ni siquiera lo sabía.

— Matsuno-sama, llegó este paquete por la mañana a su apartamento, quise revisarlo pero usted ha sido estricto con la confidencialidad. — Era en momentos como esos que deseaba recordar el nombre de alguno de sus subordinados para maldecirlo por interrumpir un momento personal como el que estaba teniendo, sin embargo para él todos los rostros eran iguales, expresiones que escondían el miedo a su persona y sobre todo ningún sentimiento real de confianza; después de todo eso no era lo suyo, su lugar estaba guardando lealtad a alguien, pero ahora estaba solo.

— Dejalo y retírate. — Su mano izquierda soltó el tallo vacío del diente de león para señalar un sitio a su lado, de inmediato recibió una afirmación y ni se dignó a dar una mirada a aquel hombre cuando un pequeño paquete envuelto con un sobre manila fue dejado con cautela sobre el suelo, por los pasos supo que de nuevo se encontraba solo y se dispuso a tomar el sobre.

Lo que no imaginó fue que después de tanto tiempo su corazón volviera a latir tan desenfrenadamente como cuando leyó la nota que venía dentro del sobre acompañada de una pequeña caja de color negro.

Chifuyu:

Se que esto no es mucho de mi parte, pero algo me dice que ella hubiera querido que conservaras esto, ten fe Chifuyu, las cosas pueden cambiar y haré lo que esté en mi para que eso pase, por ahora lo siento mucho, buscarle una caja bonita a esto que vale tanto es todo lo que pude hacer por ella y por ti.

Tu compañero.

Chifuyu entonces se preguntó, ¿cuándo había sido la última vez que había derramado lágrimas frente a esa lápida?, ¿cuándo fue que su corazón se endureció tanto como para solo poder confiar en la soledad, una botella del whisky más caro o un buen tabaco?

Algo en él se encendió, como si una linterna en medio de una oscura cueva le iluminara con la verdad, y es que sentía que finalmente comprendía que era lo que ahora lo arrastraba en un camino de sangre y dolor. Quizás si se viera en el espejo en ese momento sería aún más evidente que él se había convertido en lo que por años juzgo de uno de sus seres más queridos e irónicamente el motivo había sido el mismo.

— Baji-san... por favor cuidala como yo nunca pude hacerlo... — El cristal que por horas había sido tratado para limpiar cualquier rastro de sangre ahora se llenaba con las finas lágrimas que corrían por las mejillas del pelinegro antes de presionar el collar contra su pecho. Takemichi había decidido regresar la obsidiana a donde el corazón de Blake permanecería hasta que él pudiera cambiar las cosas.

Con su querido Chifuyu.

▪︎ Octubre 29, 2005.

Takemichi viajó al pasado nuevamente con un objetivo claro luego de discutirlo con Naoto, salvaría a Baji Keisuke, evitaría que Mikey asesinara a Hanemiya Kazutora y finalmente haría entrar en razón a Aria Torres como diera lugar.

— ¿A quién demonios dices que buscas? — El problema era que justo en ese momento se veía en una situación muy comprometedora.

— ¿A- Aria Torres? — La mirada de esa chica de estatura baja y con cabello pelirrojo atado a una coleta le traspasaba el alma para leer sus más profundos pensamientos y sacar todos sus pecados a la luz, o al menos así lo sentía él.

Regresemos un poco atrás. Takemichi había decidido que lo primero que haría al regresar al pasado era buscar a Blake, o bueno, Aria, en su secundaria, luego hablar con ella, entender su historia y encontrar una solución a su problema.

Que esperaba que la hubiera.

El problema ahora era que su memoria le estaba fallando y solo alcanzó a recordar en el calor del momento que Blake del futuro le indico que debía preguntar por ella en el club de Basketball de la secundaria Hibiya.

— Aquí no tenemos a ninguna Torres, así que si tu único objetivo es ver a mis niñas entrenar con tus pensamientos pervertidos pues ¡te puedes largar! — Takemichi no sabía qué hacer y comenzaba a balbucear cosas sin sentido. ¿Había otro nombre?, tal vez lo pronuncio mal...

— Hey Yumi, ¿qué pasa?, ¿por qué tanto alboroto? — Takemichi volvió en sí al escuchar una voz detrás de la chica frente a él, esta era más ronca pero definitivamente era la de otra chica.

Pero vaya chica.

¿Ella va a secundaria?. Pensó el rubio con sorpresa.

Una chica alta, quizás del mismo porte de Draken, con la piel morena y el cabello largo y rizado atado en pequeñas trenzas que terminaban uniéndose en lo alto de su cabeza formando una coleta, de brazos y piernas muy tonificados denotandose por la ropa deportiva sudada que llevaba puesta afirmando que había estado entrenando. Takemichi pensó en que un golpe de ella tal vez lo enviaría aún más en el pasado pero a conocer a sus ancestros.

— Este chico busca a una tal Aria Torres, pero yo le digo que aquí no hay nadie con ese nombre, Mackenzie-san. — Takemichi comenzó a sudar frío esperando la reacción de tan imponente mujer. — A mi se me hace que quiere entrar a verlas por pervertido. —

— ¿Aria? — La chica soltó una leve risa nasal que descolocó a los otros dos. — Ay Yumi no hagas tanto drama, solo se equivocó de apellido. —

— Pero Mackenzie-san el- —

— Nada Yumi, ven chico, pasa. Deberás esperar para ver a esa loca un momento. — Takemichi simplemente asintió mientras seguía a la morena y sentía la mirada de la pelirroja pegada a su espalda, por la tabla que llevaba supuso que era la manager del equipo. — ¿Eres de los amigos motociclistas de Aria?, nunca te habíamos visto por aquí. —

— Oh, si, soy Hanagaki Takemichi. Un placer Mackenzie-san. —

— Nah, deja las formalidades, solo Yumi está empeñada en llamarme tan formalmente. Dime Briana. — Por el nombre Takemichi pudo terminar de confirmar que en efecto, la chica era extranjera.

— De acuerdo, Briana-san. — Terminó por sonreír tímidamente mientras finalmente llegaban al gimnasio luego de un largo pasillo lleno de lockers y puertas que, supuso el rubio, llevaban hasta vestidores y duchas.

Takemichi no era muy fan del deporte, y que recuerde en su adolescencia no practico ninguno en especial más que jugar fútbol de vez en cuando, por lo que el aroma a productos deportivos, al hule o cuero de las pelotas, el chirrido de los zapatos contra el suelo o Whithout me de Eminem cubriendo la escena le hacían alucinar bastante, sobre todo el acto principal, dos chicas librándose uno contra uno en la cancha mientras el resto del equipo observaba.

— ¿Quién va mejor? — preguntó Briana al resto.

— Oh, Bria-san. Aria-san está a un punto de ganarle a Sumire-chan. Le está dando una buena lección. — Contestó una chica rubia de estatura promedio.

— Esa infeliz aprovechandose de las kouhai. ¡Oye Griffin, termina ya que te buscan! Claro, Griffin, eso es lo que había olvidado, Aria legalmente usaba el apellido de su papá adoptivo. Al menos eso había entendido, ya que se había dirigido a la otra en inglés.

— ¡Dile a Manjiro que espere, estoy ocupada! — Contestó.

— ¡No es Manjiro! —

— ¿Qué? — Por un momento se distrajo volteando hacía el punto donde el resto de jugadoras se encontraban esperando ver entonces a Mitsuya o Draken, pero en lugar de eso encontró la cabellera rubia encendida de Hanagaki quien le sonreía tímidamente. — ¿Qué demonio... ¡Hey! —

La otra chica había decidido ocupar la oportunidad e intentar hacer una canasta en contra de su mayor, sin embargo el tiro a la canasta fue bloqueado a tiempo y la pelota recuperada, así, sin hacer más drama, Aria tiró una última vez para finalizar el juego. La celebración de sus compañeras no se hizo esperar.

— Griffin-sempai, usted es increíble. — Habló la nombrada Sumire mientras sonreía.

— Son años de práctica, también tienes talento, solo debes dedicarte a pulirlo. — Aria devolvió la sonrisa mientras todas se reunían alrededor para el cierre de la práctica. Takemichi observó atentamente y por un instante se sintió fuera de la realidad de las pandillas, su corazón se encogió al pensar que era en estos momentos donde fácilmente podía apreciarse que antes de ser cualquier autoridad en la pandilla más dominante en la región de Kanto, Blake era una estudiante normal con sueños y pasatiempos, como cualquier adolescente de quince años que apenas comienza a vivir.

Y dio todo esto por sus amigos. Pensó.

— No olvides que el torneo comienza en tres semanas, te necesito bien para entonces, vice. — Briana le rodeaba el cuello con un brazo mientras sonreían.

— Por favor, nada podría hacer que me perdiera este torneo, además se que no sobrevivirías sin mi, Capi-Kenzie. — Una vez dicho esto la mayor le revolvió el cabello, que anteriormente había estado atado. El gimnasio era el único lugar donde retiraba la peluca y hacía dos trenzas que evitaban que se notara en exceso sus mechones rojos, sus compañeras habían preguntado varias veces la razón y ella simplemente se limitaba a decir que era para no tener problemas con la institución.

Aria se alejó del grupo colocando su maleta en el hombro. Takemichi trago grueso por la mirada que le dirigía, ahora sí era cuando se aproximaba un momento bastante incómodo.

— Antes de que me digas cómo carajo llegaste aquí déjame darme una ducha y cambiarme. — Al rubio no le quedó de otra más que asentir y salir del gimnasio para esperar una plática que, suponía, no sería nada fácil.

— Y, ¿desde cuando juegas? eres muy bueno... —Takemichi se sentía cohibido caminando al lado de Blake que volvía a traer su ropa holgada habitual, pensó en que debía ser exhausto tener tantos cuidados para proteger su identidad.

— Solo te conté lo que pasó conmigo al venir a Japón ¿no? — el rubio asintió. — Por bastante tiempo viví en los Estados Unidos con mi mamá; desde el regreso de Michael Jordan a los Bulls en el noventa y cinco podríamos decir que no había esquina donde no encontraras a alguien rebotando una pelota, bueno, siempre he estado en las calles así que estuve en el momento preciso para aprender las bases de unos chicos que jugaban en un parque cerca del lugar donde traba- vivía con mi mamá, es uno de los recuerdos bonitos que tengo de mi infancia, por eso amo jugar. — Takemichi se contagió de la pequeña pero dulce sonrisa que adornaba los labios del capitán expresando con toda sinceridad lo feliz que le hacía recordar esos pasajes de su vida.

Estaba dispuesto a proteger esa sonrisa.

— Blake-san... ¿Puedo preguntarte por tu pasado? me refiero, a luego de que salieras de... ese lugar. — El ambiente de nuevo cayó entre el fango de un aura pesada, el rubio podía sentir como se ahogaba aún si seguía respirando, la expresión en el rostro de Blake era abrumante.

— Las preguntas debería hacerlas yo, Takemichi, después de todo, pase por alto varias actitudes extrañas tuyas por el hecho que me caes bien y no pareces ser un mal tipo, pero esto me desconcierta, nadie además de los miembros fundadores sabe donde estudio y mucho menos que juego basketball, así que no te dire nada hasta que contestes mi pregunta. — Con un paso firme Blake interrumpió el camino de ambos posicionándose frente a Takemichi con una mirada amenazante. — Dime Hanagaki, ¿quién demonios eres y cómo sabes cosas como estas o el lugar donde se daría el altercado contra Draken en agosto? por que si, pedí un reporte completo de ese día y detalles como esos a mi no se me escapan. —

Contra la espada y la pared. En la cabeza de Takemichi entraba perfectamente ese refrán al sentir la mirada de Blake con filo sobre su persona.

— Yo... — Era demasiado perspicaz, una mentira la sabría fácilmente y él no quería decir la verdad tan repentinamente y menos en un lugar que no fuera el apropiado como a media calle en este caso, sin embargo no veía otra opción.

— ¿Y bien? —

— Blake-san, vengo del futuro a ayudarte, tu misma me lo pediste. — Okay, eso pudo salir mejor.

Un fuerte tirón lo hizo llegar hasta la pared que cerraba un callejón donde antes de que pudiera reaccionar la hoja fina y afilada de una navaja suiza se colocó cerca de su cuello mientras su espalda se mantenía completamente presionada contra el muro.

— Escúchame bien Hanagaki, a mi nadie me ve la cara de imbécil pero al menos los intentos han sido mejores que esa estúpida respuesta así que más te vale decirme algo coherente en los próximos treinta segundos. — Alguna vez escuchó entre lenguas de los integrantes de ToMan que no había nada más tétrico que tener la mirada asesina de cualquiera de los altos mandos de la pandilla sobre ellos y ahora comprendía por qué. La saliva atascada en su garganta quemaba como si fuera veneno mientras el agarre de Blake tomaba más fuerza, buscaba en su mente que decir para que le soltara pero todo comenzaba a nublarse a medida que el aire faltaba, lo único que alcanzaba a ver era el destello de un brazalete alrededor de la muñeca que lo apresaba.

Y entonces recordó a Blake del futuro, que portaba el mismo, y la conversación volvió fugazmente de sus memorias.

— Shirai Kenja... — Los ojos de Blake podrían ser muy oscuros, pero con la luz del sol que ya daba su hora para ocultarse pudo ver perfectamente cómo sus pupilas se contrajeron. — No es tu culpa su muerte, así que tampoco arruines tu vida asesinando a esos tipos en el enfrentamiento de Halloween, eso no es lo que ella quisiera... — El agarre se deshizo, sin embargo la bicolor aún sostenía la navaja en su dirección a modo de defensa, aún así Hanagaki tomó la oportunidad y tosió antes de volver a recuperar el aliento.

— ¿Cómo... ¿cómo sabes eso? — Aún en el suelo el rubio se tomó un momento para analizar a su "mayor"; comparada a la persona que lo salvó doce años en el futuro se dio cuenta que había mucho que salvar, sus rodillas temblaban levemente y sus ojos vidriosos ocultaban unas finas lágrimas que querían hacer acto de aparición, Takemichi sabe que eso se debe a que aún queda una pizca de inocencia y sensibilidad que le sería arrebatada una vez se cumpliera lo profesado para el fatídico Bloody Halloween.

— Creo que te debo una explicación más certera... Mi nombre es Hanagaki Takemichi, tengo veintiséis años y por alguna razón puedo viajar doce años al pasado, mi única intención es salvarlos de un futuro desastroso, Blake-san. — El arma no bajaba y la expresión de angustia no se iba, sin embargo el temblor en las rodillas había desaparecido.

— ¿Cómo puedo creerte? —

— No tengo muchas pruebas Blake-san, las cosas que tengo fácilmente pueden creerse de que las he recibido de un enemigo, pero absolutamente todo lo que se es por que la Blake-san adulta me lo ha contado, donde estudias, a que club pertenecías, me habló de Shirai Kenja... — La esperanza de Takemichi crecía a medida que la navaja iba perdiendo altura entre las manos del capitán. — Y el resto de cosas como la pelea en agosto es porque he investigado junto a un amigo para poder evitar que cosas malas sucedan. — Takemichi bajó la cabeza esperando cualquier tipo de reacción. — Sé que no tienes porqué creerme, tampoco yo lo aceptaría si me vinieran con una excusa así pero... —

— Vamos. — Una mano sobre la propia le hizo elevar la vista, para cuando se dio cuenta, estaba siendo arrastrado en la dirección por donde habían venido.

— Pero- —

— Querías respuestas, bien, te las daré, pero para eso iremos a un lugar seguro. —

¿Eso significaba que confiaba en él?

Takemichi pudo esperar que lo llevara a su casa, al parque o inclusive al cementerio, pero ¿que era ese lugar?

— ¿Blake-san? — Su acompañante se había puesto de rodillas frente lo que parecía ser una especie de altar, eran muchas rocas puestas para dibujar diferentes figuras en el suelo, una rosa, una pluma, una estrella y una luna arriba de estas tres, la castaña inclinó la cabeza como si tuviera respeto por ese lugar así que el rubio no se atrevió a decir una palabra hasta que diera una explicación a su tiempo. Era un terreno alejado del ruido de la ciudad, fácilmente se podría construir una casa ahí y fuera como vivir en un cuento de hadas, pero en los ojos de Aria pareciera como si ese lugar solo sirviera para llorar.

— Vengo a este lugar a hablar con quienes ya no puedo hacerlo a la cara. — Una mano se elevó señalando las figuras como si realmente significaran algo y de nuevo su voz se hizo escuchar. — La pluma es mi abuelita, ella está con vida pero muy pocas veces sé de ella por medio de cartas y tablillas de chocolate que ella misma prepara. — Una risita cargada de nostalgia escapó de sus labios. — La estrella es mi mamá, no se de ella desde que abandoné los Estados Unidos, nunca me ha llegado una carta o cualquier señal de que está bien, así que vengo a contarle mi día aquí, así como solía hacerlo en las noches estrelladas de Las Vegas... — Y la mirada volvió a ensombrecerse cuando señalo la última figura. La rosa. — Esa es mi rosa, mi primera amiga, mi primer amor, la primera persona que me dio motivos para continuar... mi Kenja. Las rosas rojas siempre me parecieron lindas desde que leí "El principito", pero nunca tomaron mayor sentido hasta que Kenja trajó el mismo libro en japonés para poder enseñarme a leer kanji, ese día me di cuenta que mientras yo era una viajera de estrellas ella era la rosa que me hizo querer pertenecer a un lugar. — Un largo suspiro fue la señal que Takemichi tomó para tomar asiento a su lado, sabía que lo que venía no sería sencillo. — ¿Quieres ayudarnos? la verdad aunque suene tonto una incoherencia así tiene sentido junto a tantas incoherencias juntas que haces, pero una parte de mi también quiere confiar por que si el futuro es tan malo como dices entonces... — las yemas de sus dedos rozaron las piedras que formaban la rosa dibujando una caricia como si de la piel de alguien se tratara. — Quiere decir que seguí fallando en proteger los trozos de mi corazón. —

— Blake-san no tienes por que hacerlo si no quieres, con que me des detalles importantes yo... —

— No Mitchi, quiero hacerlo, jamás he sido lo suficiente valiente para hablar de la estupidez que cometí que llevó a la persona que más ame a terminar como un mísero recuerdo que me persigue cada vez que intento dormir. — Los labios del rubio se unieron formando una fina línea recta, entendía que no podía parar un corazón fragmentado por la vida. — Ella... Kenja, fue la primera persona que me hizo encontrarle un sentido a la vida... —

— ¡Dany despierta, se te va a hacer tarde! — La pelinegra saltó sobre la castaña que seguía durmiendo plácidamente sin importarle que el tiempo corriera para su entrada a clases.

Fue la primera que me hizo ver el mundo de otra forma que no fuera un lugar cruel.

— Shira cállate por favor, no he dormido nada. — Cubrió su cabeza con una almohada en un intento en vano de que le dejara en paz.

Fue la primera persona que quiso darle amor a la niña de suéter rojo gastado que caminaba extraño con las pupilas dilatadas.

— Tu culpa por no tomarte las pastillas que te receto el médico, eso no va a evitar que vayas a la escuela. — Retiró la almohada para poder apreciar la cara de disgusto y desveló que la castaña le obsequiaba haciéndole reír.

Me amo a pesar de ser una persona sucia y habérselo ocultado por varios años.

— Pero de nada me sirve si igual me voy a dormir en- — Unos labios sobre los suyos le hicieron callar de golpe haciendo que dejara de quejarse.

Se encargaba de demostrarme que no importaba mi pasado, ella iba a estar conmigo sin importar nada.

— Hoy tienes partido por la tarde, Bria-chan te va a colgar si la dejas sola con lo duras que son sus sempais, además quiero ver que les muestres que te mereces el titular. — La característica sonrisa blanquecina se dibujó en sus labios haciendo que Aria se contagiara con esta.

Fue ella quien me mostró que valía la pena vivir con su radiante sonrisa.

— Agh, está bien. Adivino, ya preparaste el desayuno. — Ella asintió. — Kenjaaaa, te dije que era mi turno. —

— ¿Y dejar que hicieras crepas en un día donde justamente tienes que comer bien? no, no, otro día joven. — Y entre risas abandonó la habitación. — ¡Apúrate de vestirte! —

— ¡Pero Kenja no quieroooo! — Y por más que se quejara la sonrisa no se borraba de su rostro, después de todo, no podía estar más agradecida con la vida de tener a alguien que le cuidara como ella lo hacía.

Y aún así no pude protegerla...

There's a million things I want
But you're the one thing that I need
I gotta see your face tomorrow when I'm waking

Wake-up my darling

It takes a lot for me to say
But I want you to stay
With me, with me...

- November Ultra

Tengo dos semanas de tener más de la mitad de este cap hecho y la universidad me tiene mal :')

Tipo cuando creí que me estaba librando de la escuela pero el curso de la Uni me esta ahorcando JAJJAJAJAJ

En fin, ¿como están gente linda? Los extrañé :') y una disculpa por que se que esto se puso triste.

En fin, no hay mucho que reportar más que me estoy muriendo JAJAJAJJA y eso, ah y que el manga me tiene que lo quiero dejar xd

Por cierto gracias a todos los que me felicitaron por la premiación, aprecio mucho esos detallitos ❤

Como siempre cualquier duda pueden dejarla aquí y la contestare lo antes posible, gracias por su apoyo y yo los veo la próxima semana, ¡cuídense mucho!

Atte. Darky

Pd: Devuelvanme a este Mikey :')

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