[ XVI ]
And I know I've made mistakes at times
Every now and then I've made you cry
For that I'm sorry
They were few and far between
We're closer now than we've ever been
You know I'm sorry...
— Como... ¿como que Blake-san está muerto? —
Al principio Takemichi cree que es una broma, una de muy mal gusto como las que ahora lleva en sus recuerdos que Mikey y el mismo Draken suelen, o bueno, solían jugarle, pero no, simplemente era él queriendo engañar a su mente frente a una noticia de ese calibre para caer en la desesperación frente a estoico rostro de Draken, tan gélido, tan apagado, tan transparente a la oscuridad que habitaba en los restos de lo que fue aquel chico de apariencia temible y corazón de oro.
— Mejor... Mejor retomemos el primer punto, ¿como que Valhalla estaba hecha para Mikey? — Tenía poco tiempo, si, pero al menos quería terminar de digerir la última noticia mientras discutía la otra, aún así ninguna le hacía sentido. Draken suspiró e inició su relato.
— ToMan perdió por culpa de Mikey, fue conquistado por Valhalla llevándolo a ser lo que conocemos como la Tokyo Manji actual. — Draken bajó la cabeza cuando escuchó la acotación de Takemichi sorprendido por la reciente revelación. "¿Culpa de... Mikey-kun?" — A Veces me cuestiono como no pude darme cuenta de la gran cruz que Mikey, un niño de quince años, cargaba en su espalda, aunque si lo medito más aún comprendo que quizás no pude haber hecho mucho si tampoco pude hacer nada por Aria, de la cual todos éramos conscientes que en cualquier momento podría caer en un precipicio del que nadie podría sacarla. — Takemichi tragó en seco, se sentía tan perdido que la habitación parecía encogerse mientras el sudor frío recorría su espalda. — Ese día Mikey asesinó a Kazutora. —
— Pero entonces Mikey-kun, el... — Draken negó.
— Mikey huyó de todas formas, nunca sería atrapado por ese acto y eso es por que... — Takemichi por un momento dudo si quería saber la respuesta. — Kisaki siempre tuvo todo fríamente calculado y no fue hasta muchos años después que me di cuenta que ese hijo de puta usó la memoria de una fallecida para jugar con la mente de Aria y Kazutora y así estar donde se encuentra ahora. Mikey había caído, pero Aria lo había hecho mucho antes y eso le daba paso libre ya que quien tomó la responsabilidad de las muertes de ese día fue Aria. Con el lobo fuera, Valhalla conquistó ToMan y Mikey, quien era su líder, nombró a Kisaki como "presidente sustituto", así se convirtió en una organización aún más grande. Si lo pienso bien, Kisaki entró desde un principio para controlar a Mikey y traía un plan de antemano para deshacerse de su problema más grande, Aria. —
— Espera. — Takemichi tenía muchas cosas que ocupaban su mente en ese momento, como de qué fallecida hablaba Draken, el hecho que Mikey hubiera asesinado a una persona, porque Blake se entregó en lugar de él y sobre todo ¿como que "las muertes"? — Mikey-kun.. él jamás podría asesinar a alguien, él no... —
— Takemichi, ¿tú qué hubieras hecho en su lugar? ¡Había matado a Baji y a su hermano! —
— Kazutora-kun... ¿asesinó a Baji? —
— Sigo sin comprender como no recuerdas, tu estabas ahí, lo viste todo e inclusive saliste herido... Cuando recuerdo ese día puedo comenzar a comprender por qué Aria asesinó a todos los hombres de la organización que mató a Kenja... pero aún así- — Takemichi se detuvo en seco al escuchar su última línea y de inmediato lo interrumpió.
— ¿Blake-san no solo había asesinado al líder? — Draken negó como si fuera lo más obvio del mundo.
— El líder de ese grupo sobrevivió la primera vez que Aria lo dejó al borde de la muerte, por eso nunca encontraron su cuerpo, la razón por la que Aria perdió la cabeza en plena pelea fue por eso, luego no sólo lo asesinó a él, sino a cinco hombres más y a la hora del juicio se hizo responsable de cada uno de ellos, además de Kazutora, de Baji y del inconcluso caso de la familia Shirai. —
Frío. Takemichi de pronto se sentía muy frío y con unas inmensas ganas de llorar.
— Mikey-kun nunca mataría a nadie y sé que en el fondo Blake-san tampoco lo haría, ambos son personas increíbles... ¡Y estas malditas imágenes no dejan de aparecer!, ¿porque demonios recuerdo esto? Kazutora-kun y Baji-kun tendidos en el suelo, Blake-san de rodillas tomando la mano de Baji susurrando mientras sus manos goteaban sangre y por último Mikey que está bañado en sangre, no se si es real pero... sus mirada... son demasiado tristes... ¡No puedo, necesito salvarlos! —
Decir que Takemichi estaba frustrado y confundido era poco, el tiempo contado de visita que tuvo con Draken no era ni la sombra de lo que necesitaba para comprender qué estaba pasando y que usó Kisaki para jugar de tal manera con la mente de dos personas, mientras que por otro lado su corazón no resistía la sola idea de un pasado incierto, pero le destruía saber tanto y no tener la certeza que podría cambiarlo.
— Takemichi-kun... — Naoto frente a él lo veía con pena, no podía comprender el cariño del mayor hacía las dos personas mencionadas pero podía leer totalmente en su mirada cuánto le dolía toda la situación. — Mira, lo único que podemos hacer por ahora es trabajar con la información que nos brindó Ryuguji y así tal vez llegar a una pista de qué pasó con Aria Torres, de esta forma tú podrás cambiar el pasado. —
— Naoto pero- — Takemichi perdió la voz mientras esta fue alcanzada por el estruendoso sonido de una bala siendo disparada.
Los segundos se traducían en un tiempo indefinido para las mentes de ambos, un disparo tras otro como si estuvieran persiguiendo a alguien, esa fue la deducción que tuvo Naoto dada su experiencia; él fue el primero en reaccionar.
— ¡Takemichi, vete de aquí, yo me encargaré! —
Fue más rápido el empujón de Naoto que la conexión en los sentidos de Takemichi, sus nervios ya habían sufrido demasiado para solo un par de horas.
El ardor en su piel luego del tirón que Naoto dio en su brazo tuvo una reacción más rápida por parte de Takemichi que hacia la situación actual en general. Su mente estaba muy saturada y sus emociones se desbordaban en un río de frustración, para cuando se dió cuenta ya se encontraba corriendo entre callejones, después de todo, la noche se acercaba y no era de extrañar que en los barrios en los que caminaban a esas horas hubiera un poco de ajetreo.
— Mierda, como si no faltara algo más. — Entre jadeos y sudor Takemichi aprendería a no volver a tentar a su suerte.
Fue un toque tan fino al inicio que ni siquiera pudo sentir el contacto del guante de cuero contra su piel, no hasta que sintió las falanges adherirse a su antebrazo.
De inmediato quiso gritar.
— No vayas a gritar o te corto la garganta. — Takemichi se quedó de piedra y las ganas de llorar lo invadieron. — Tú solo sígueme el paso hasta que lleguemos a un lugar seguro. —
El pelinegro sentía que se encontraba en uno de esos momentos cruciales donde una mala decisión podría costarte, en cuestión de segundos, la vida. Por un lado estaba siendo arrastrado por un extraño vestido de negro que acababa de amenzarlo y por el otro habian un montón de locos armados disparando muy seguramente siguiendo a la persona que ahora lo llevaba consigo, por ende...
— Señor, ¿que te hice? — Lo perseguían a él también.
— << Lobo, los tienes en la calle a tu derecha.>> — Takemichi pudo escuchar claramente la voz de otra persona a través de un intercomunicador, evidentemente de la persona encapuchada frente a él aunque no lograba entender con claridad lo que decía. Ambos pararon.
— Y ¿puedo saber porque esos imbéciles están obstruyendo mi camino?, ¿dónde demonios está Leo? — Su voz era profunda, sin embargo no grave, era más bien neutral. Pero Takemichi no pudo evitar temblar por lo molesta que se escuchaba.
— << Leo va en camino, pero creo que habrá cambio de planes. Dale el paquete y a Hanagaki, tu tendrás que ir por ellos. >> —
— A la mierda. — Takemichi quedó confundido puesto que había hablado en un idioma que no entendía. — Creo que no hay de otra. — Takemichi volvió a su estado estático cuando la gélida mirada cayó sobre él, finalmente veía su rostro, o bueno, si a eso podía llamar "ver su rostro".
De por sí, la ropa de combate de cuero negro le hacía tener un aspecto hostil, pero de frente la capucha dejaba ver minimamente su fisionomia, además de la mascarilla negra que cubria la mitad de su rostro, y buscando sus ojos, con la esperanza de encontrar una respuesta minusiosa de con quien estaba tratando, se encontró con un parche a juego con toda su vestimenta cubriendo su ojo izquierdo.
Lo único resaltante era su ojo derecho, tan oscuro como toda su ropa.
— Escucha. — El chico dio un respingo al volver en sí de sus pensamientos. — No tenemos mucho tiempo y esos tipos también vienen por ti así que si te dejo te mueres, mi compañero te va a llevar y yo iré por otro camino, estarás bien pero obedece. —
— Pero yo... — Takemichi estaba nervioso, no tenía ni idea de cuál podría ser el resultado de todo esto, ni siquiera sabía que había sido de Naoto y que tipo de personas eran con quienes estaba tratando.
Sin embargo, había algo inusual.
— Solo haz lo que te digo y estarás bien. — Algo le resultaba extrañamente familiar.
De nuevo volvió a tomar su antebrazo y juntos comenzaron a correr.
— Leo. — De nuevo volvió a hablarle al intercomunicador. — Estoy a dos minutos de punto de intercepción, o estás ahí o el precio es lo que traigo en la mochila y mi cabeza. — Una risa se escuchó del otro lado.
— << Tranquilízate Lobo, que no sería la primera vez que vuelves de la tumba. >> — Takemichi pudo jurar que había escuchado una leve risa entre dientes.
— Bueno, veamos si hoy es un buen día para no volver. — Tres, dos, uno. El pelinegro tardó más que el tiempo de reacción natural en comprender todo el panorama cuando una motocicleta frenó de golpe frente a ellos. Por un momento pensó que se estrellaría. — ¿Tanto tardó hoy tu sesión con Halcón? — Su tono era burlón. Hanagaki observaba atentamente como ambas personas intercambiaban artefactos entre mochilas y el de negro entregaba una memoria USB.
— Yo no fui el imbécil que activó las alarmas, fue tu culpa que tuviera que tomar otra ruta. — El recién llegado tenía un voz más cansina, arrastrada más bien, además de grave; traía una chaqueta de cuero negro por el contrarió que el casco de su motocicleta el cual era blanco, este contaba con dos orejas similares a las felinas, si bajaba un poco más podía notar como su motocicleta tenía grabado el dibujo de un leopardo blanco.
— Si, si, si, ya entendí. Si dejas de quejarte y cuidas bien al chico te doy una piruleta más tarde, ¿va? — Un sonoro suspiro hastiado se hizo escuchar y el recién llegado asintió con desgano. — Que buen chico, Leopardo. —
— Si somos conscientes que soy mayor que tú, ¿no? —
— Si es así, entonces, ¿por qué estamos teniendo esta conversación? — El de blanco no contestó y el de capucha comenzó a reír.
— Ya, ya, vete y no te mueras que te voy a ir a sacar del pelo del infierno si hace falta. —
— Oh creeme, las visitas a la puerta del diablo esta noche serán de otros. — El de negro ajusto el seguro de la mochila a su pecho y de inmediato comenzó a correr en dirección contraria. — Obedece, Takemichi. — ¿¡Me conoce!?. Su mente se paralizó por un momento.
— Imbécil, ya se delató. Agarrate fuerte, Hanagaki. — El pelinegro solo atinó a obedecer mientras sus neuronas hacían sinapsis sobre las piezas que tenía en el rompecabezas que se armaba frente a él, lo único que comprendía es que la persona que parecía conocerlo había ido literalmente a tirarse como carnada.
— Espera, ¿estará bien? —
— ¿Lobo? — La risa contraria fue bastante notoria a pesar del ruido que causaba el viento rompiéndose contra sus tímpanos a causa de la velocidad de la motocicleta. — A veces pienso que la muerte le tiene miedo en lugar de lo contrario. —
Takemichi centró su vista a la calle que pasaba bajo el puente que estaban cruzando en ese momento, los disparos eran frenéticos y tan fuertes como si de un evento de fuegos artificiales se tratara, a lo lejos, pudo distinguir la capucha balanceándose entre las cadenas colgando de un edificio en construcción mientras disparaba a quienes le perseguían.
De cualquier forma pensó en que en lo que a él concierne: no sabe nada de esas personas.
— ¿Va despertando? — ¿Qué?
— ¡Te juro que no lo golpeé tan fuerte! — La luz comenzaba a cegarle.
— ¡Waka pero si tiene todo el cuello marcado! — ¿Dónde estoy?
— ... En mi defensa, se movió demasiado. — El sonido de un golpe seco rebotó contra las paredes de la habitación. ¿Habitación? — ¡Yuno!, duele. —
— Te lo mereces por bruto. — Los orbes azules del recién despertado comenzaron a enfocar mejor su alrededor, identificando así a dos siluetas frente a él que poco a poco comenzaron a tomar rasgos.
El primero era un chico de estatura promedio, tenía el cabello medianamente corto y este caía en leves ondas sobre su frente casi cubriendo sus ojos con ondulados mechones blanquecinos, orbes purpuras y cansadas, casi podía sentir la necesidad del sueño tras ellos; aún así cargaba una sonrisa burlona mientras hablaba con su acompañante. Por la ropa y voz captó de inmediato que se trataba de la persona que lo llevó en su motocicleta.
Por otro lado, el chico restante era un poco más alto que el otro, su cabello era tan oscuro como el carbón y estaba atado a un moño desordenado del cual escapaban con rebeldía un par de mechones; sus ojos eran de un color verde intenso, pero por el momento eran cubiertos por el reflejo de un par de gafas cuadradas.
Su entorno no era atractivo en lo más mínimo, comenzado por que el había despertado en una camilla de metal fría con únicamente una pequeña almohada donde reposaba su cabeza. Las paredes eran de un color gris consumido por los años, la humedad y el musgo producto de esta, mismo que se filtraba por la grietas en la infraestructura, a su lado, una mesa donde descansaba un equipo quirúrgico recién desinfectado al parecer ya que no contaba con ningún resto de sangre o algo similar, como si quien lo preparó estuviera esperando a alguien. Finalmente volvió con una lámpara pispileante frente a él que parecía tener pinta que caería en cualquier momento.
¿Qué demonios hacía ahí?
— Eh disculpen... — Takemichi se sorprendió de lo grave que sonaba su voz, su garganta estaba seca y sentía la fuerte necesidad de un vaso con agua; pero eso le hizo preguntarse, ¿cuánto tiempo llevaba inconsciente? — ¿Quienes son ustedes y donde estoy? —
— Vaya estás bien. Lo siento, tuvimos que noquearte por confidencialidad de la ubicación. — El pelinegro fue el primero en acercarse mientras le ofrecía una mano para que terminara de reincorporarse sobre la mesa; Takemichi sentía como si alguna vez lo hubiera visto ya. — Preguntas después ¿si?, por ahora no te alteres que estás a salvo. —
— Yo no lo diría tan seguro, Yuno. — Una tercera voz irrumpió en la sala, caída, cansada, su respiración era tan pesada que era palpable al oído, de entre las sombras de la puerta aparecieron dos personas.
Uno era un chico con el cabello azul enchinado, este estaba recogido en una coleta alta y en su frente caían mechones del mismo como un flequillo; sus ojos eran azules y su expresión parecía dura, sin embargo podía notarse su preocupación, esto debido a la persona que traía apoyada en sus hombros ayudandole a caminar, se trataba nada más que de la misma persona de negro que le había sacado del tiroteo en primer lugar, solo que ahora cojeaba y de las mangas de su chaqueta destilaban finas gotas de sangre. Los dos anteriores les miraban mudos mientras el peliazul le dejaba sobre una silla y se dirigía hasta la mesa a su lado para buscar herramientas quirúrgicas.
— Gracias Sou. — El de rizos azules, que ahora se encontraba cerca suyo cortando hilo negro para una sutura asintio levemente. Takemichi al tenerlo tan cerca pudo distinguir una cicatriz que surcaba su cuello y al analizar su rostro se dio cuenta que, al igual que el pelinegro, se le hacía bastante familiar, pero, ¿de donde? — Hola Mitchi, es un gusto volver a verte. — Ahora el encapuchado se dirigía a él, pero este solo mostraba un rostro de desconcierto.
— Creo que es mejor si te quitas todo eso de encima. — El apodado "Leopardo" fue quien habló.
— Tienes razón. — El rubio observo atento, lo primero que cayó fue su capucha hacia atrás revelando una cabellera oscura, alborotada y corta; parecía que tenía un undercut y el negro de su raíz decendía hasta convertirse en unas flameantes puntas rojas, el corte le recordó mucho a su nuevo amigo rubio que había dejado horas atrás en el pasado, sin embargo al caer la mascarilla de su boca y observar las pecas esparcidas en las mejillas contrarias sus sentidos dejaron de responder durante unos segundos.
Las lágrimas comenzaron a caer.
— No... no puedes ser tú. — Su respiración se cortaba mientras su cabeza colapsaba al ritmo en que una leve sonrisa se dibujaba en el rostro ajeno.
— ¿Tan diferente me veo? — Le pregunto al par que los observaba.
— Yo te veo igual de idiota. — Respondió Yuno interrumpiendo ganándose la atención de todos.
— Pero tuerta. — Finalizando Wakasa para luego ambos romper en carcajadas, incluso Souta parecía querer reír, Blake simplemente rodó los ojos devolviendo su atención a un Takemichi en transe.
— Lo siento por... todo, Take. — El ojiazul no lo pensó dos veces, se levantó de golpe, sin importar si sus piernas tambaleaban o si su cabeza quería ceder ante el punzante dolor, se acercó hasta la silla y se lanzó a los brazos del ex capitán general de la ToMan, quien soltó un leve quejido por el roce a sus recientes heridas, aún así eso no afecto para que devolviera el abrazo.
— ¡Pensé que en serio te había perdido Blake-san! — Takemichi sollozaba mientras la, ahora azabache, acariciaba su cabello.
— ¿Sorpresa? — Mencionó ahogando una suave risa nasal.
— ToMan y el grupo Chain están afiliados entonces... bueno si eso es así quiere decir que ya saben que no estás muerta y eso explicaría por qué se han acercado más a nuestro escondite... además creo que ya saben que no estás sola. El atentado a Hanagaki pudo ser una forma de confirmar sus sospechas y de ser así les dimos lo que querían, atraerte. — Yuno se dirigía a Blake mientras revisaba la computadora donde habían conectado el portal USB que Takemichi había visto antes siendo entregado a "Waka", como había escuchado que le llamaban. Al mostrar la pantalla se encontraba un archivo de expedientes con los rostros de algunos de ellos.
— Al menos no esta tu cara, Sou, quiere decir que aún no descubren que Naho te da información. — Blake le sonrió al chico tras ella, aunque de inmediato su expresión cambió a una de dolor puesto que él le estaba suturando un roce de bala en su hombro.
Takemichi quiso preguntar por que lo perseguirían a el, pero de inmediato recordó el consejo de Draken acerca de marcharse lo más antes que pudiera. Si lo pensaba mejor era bastante viable deshacerse de él y aprovechando atraer así a Blake.
Utilizando la atención ajena en algo más vio de reojo el cuerpo de Blake meramente por curiosidad, aún si se pudiera mal interpretar puesto que ella se encontraba en sostén, pero necesitaba aliviar sus dudas.
Su cuerpo estaba marcado por una musculatura bastante definida - mucho más que en su adolescencia - y el collar con la punta de obsidiana que siempre llevaba seguía ahí, sin embargo, lo que robaba la atención, eran sus múltiples cicatrices desde su cuello hacía abajo. Laceraciones, moretones, algunas suturas recientes, quemaduras y un tatuaje en su cadera que tenía en cursiva escrito "CHAIN" con tinta negra; todo esto calaba en los nervios de Takemichi sin querer prestarse a las ideas de cuales pudieron haber sido las causas y aún así lo más aterrante era la grotesca cicatriz que cruzaba desde su clavícula hasta su abdomen bajo; y claro, el parche que cubría su ojo izquierdo, el cual parecía ser permanente.
— Saldré un momento. ¿Sen aún no regresa? — La voz de Blake lo trajo de regreso en sí.
— Fue a comprar suministros, no creo que tarde. ¿Tú crees seguro salir en tu estado? — Yuno era quien hacía las preguntas mientras miraba más al peliazul pidiendo una aprobación, supuso Takemichi que por haber sido él quien atendió sus heridas.
— "Yo no lo recomendaría, pero es Blake, así que con que no vaya a meterse a ningún lugar peligroso está bien." —
— Dice que está bien que salga mientras no vaya a hacer ninguna estupidez. — Tradujo la de puntas pelirrojas al ver el rostro confundido de Takemichi observar los movimientos rápidos que hacía el chico para poder comunicarse. — Y antes que digas algo, es mudo, no sordo. — Souta solo suspiró profundo mientras se cruzaba de brazos y se daba la vuelta para retirarse de la sala. — No le gusta que toquemos ese tema. Ven, vámonos. — El pelinegro en ese momento cayó en cuenta que Blake no era la unica con cicatrices, en realidad todos ahí tenían notorias marcas de un pasado desconocido para el, como las líneas que recorrían los labios del peliblanco como si alargaran su sonrisa o las enormes quemaduras en los antebrazos de Yuno que deformaban su piel.
— ¿Eh?, ¿dónde? — El rubio se desconcertó.
— Imagino que tienes preguntas, trataré de decirte todo lo que pueda, ¿si? — Takemichi asintió levemente mientras seguía a la azabache que volvía a colocar su camiseta, fue entonces que noto en su espalda el tatuaje de un tigre y una pantera durmiendo juntos, sobre estos un dragón que recorría desde su omoplato hasta su cuello finalizando con un pequeño lince.
— No olvides tu monóculo, cariño. — Lanzó de nuevo Wakasa mientras Yuno y el reían desde su estancia en el sofá donde seguían revisando archivos.
— Waka te voy a matar cuando vuelva. — De nuevo los dos rieron y Takemichi pudo observar una leve risita de parte de la de puntas rojas.
— Ya vete Blaky, ten cuidado. — Finalizó Yuno mientras volvía a recostar su cabeza en el hombro del peliblanco para seguir en lo suyo, Blake los veía con una sonrisa.
— Vuelvo más tarde. Ah y Waka, no se te vaya a caer la mandíbula mientras te comes a mi hermano. — Ahora las risas solo eran de parte de Yuno y Blake mientras se iba alejando a su lado.
Takemichi entonces comprendió que para ella esa era su nueva familia.
— Es aquí. — Finalmente luego de un largo y silencioso trayecto Blake habló, como si le diera permiso de retirar las venda puesta en sus ojos para que no distinguiera el camino que lo llevaba hasta su "hogar".
Las calles de Tokyo eran solitarias a la hora en la que ambos habían salido; la luna los teñía en blanco y el motor de la motocicleta de Blake hacía eco por donde pasara.
Habían llegado hasta una calle llena de complejos de apartamentos, modestos a decir verdad, recuerda inclusive haber pasado por ahí antes.
— Ven, entremos. — El chico no emitió comentario, simplemente se limitó a subir con Blake escaleras arriba hasta llegar a una puerta donde la placa rezaba el número "17", su acompañante sacó una llave y segundos después la puerta estaba abierta invitandolo a pasar. — Ni te molestes en buscar algo que diga que alguien vive aquí, este apartamento solo lo tenemos para reuniones con personas específicas, aunque tiene una razón de porque lo compré aquí; es por eso que vinimos. —
La única luz con la que contaban era la que la luna les ofrecía por medio de los huecos entre las cortinas del departamento, a duras penas podía distinguir como su ex capitán se apoyaba contra el marco de una ventana para ver el complejo de apartamentos continuo.
— Blake-san... ¿porque- — Takemichi quería saber muchas cosas, su cabeza casi levitaba en signos interrogantes, sin embargo no comprendía porque debía llevarlo hasta ahí para hablar, no hasta que se asomo a ver lo que Blake vigilaba.
— Sé que tu me entenderas si comenzamos esta conversación hablando de romance, después de todo tuviste un muy buen amor, aún si ella ya no está. — Del otro lado, pasando los reflejos de las ventanas dos pisos abajo, colando su vista por entre las cortinas que cubrían la sala se encontraba una cabellera muy similar a la de Blake, solo que sin los rizos alborotados o las terminaciones rojas, simplemente los mechones oscuros y lacios que cubrían unos ojos apagados inyectados en sangre a causa de las lágrimas que brillaban a la luz de la luna. — Si, es quien crees que es. —
— ¿Qué le pasa a Chifuyu? — El pelinegro abrazaba un peluche de zorro viejo y roído por los años, se le notaba en el rostro que estaba ardiendo en furia y frustración.
— Ya ha de saber que no estoy muerta y ha de culparme por nunca aparecer a disculparme o al menos darle un mísero apoyo con todo lo que tuvo que pasar... una parte de mi sabe que lo hice por su seguridad pero la otra sabe que nunca volví por cobarde, aunque quisiera no podría verlo a los ojos y decirle "oye, perdona por alejarte sin darte ninguna explicación cuando más me necesitabas y yo a ti, pero bueno, era muy inmadura, ah y luego matar cinco personas cuando intentaste evitarlo, luego me fui a prisión donde fingieron mi muerte y cuando tuve la posibilidad de salir te vi llorar por años por mi ausencia y la de Baji y no dije nada, ah si y ahora que sabes que estoy viva, ¡hola! si ahora si sabes qué nací mujer, siempre te mentí con todo por ser una cobarde y sé que has dedicado tu vida a estar en una organización que odias jugandote la vida solo por venganza por una inútil como yo y tu mejor amigo al que no pude ayudarte a salvar." — Takemichi solo guardaba silencio, juraría que vio una lágrima recorrer su mejilla derecha.
— Blake-san... — El chico estiró su mano hasta alcanzar el hombro contrario y presionarlo un poco en señal de apoyo, fue entonces que se dio cuenta que su cuerpo temblaba. Estaba aguantando las ganas de derrumbarse mientras veía al chico que tanto amo rechinar los dientes frustrado. — ¿Puedo... saber que paso? —
— ¿Exactamente a qué te refieres? — Para Blake esa pregunta podía caber en cualquier lado, desde cómo es que seguía viva, que le había pasado, cómo había terminado con las personas de su refugio, porque llevaba el parche, inclusive preguntar por los tatuajes que le había descubierto en la espalda, pero lo que no esperaba era la respuesta del azabache.
— Cuéntame que sucedió en la pelea del 31 de octubre de hace doce años. —
—...—
—...—
— Es joda ¿verdad? —
— No, te lo juro que no. — Blake lo veía incrédula y Takemichi simplemente negó con algo de temor, tomó su brazo bruscamente y bajo la manga del hoodie verde musgo que llevaba mostrando una cicatriz aparentemente hecha por un arma blanca.
— Yo te hice esto ese día, ¿te golpeaste la cabeza?, ¿te borraron la memoria?, o ¿qué mierda te pasa? — Estaba alterada, la realidad es que si había algo que le afectara más que hablar de las noches en que fallecieron Shinichiro y Kenja, era del día en que habían muerto Baji Keisuke y Hanemiya Kazutora.
— Blake-san... — ¿Podía engañarla? No, si algo sabía es que tenía un sentido demasiado agudo para las mentiras. — Yo... va a sonar tonto lo que voy a decirte pero... —
— Espero que sea una buena razón para que me hagas esa pregunta habiendo estado presente en ese maldito día, porque sino te juro que- —
— Yo puedo viajar en el tiempo. —
— te voy a... ¿Qué? — Blake dejó caer su brazo y dio un paso atrás. El silencio fue tal que claramente podían escuchar la respiración el uno del otro.
— Sé que suena alocado pero es cierto... yo no soy el mismo Takemichi al que le hiciste esa cicatriz, tampoco soy ese mismo al que Draken dice que iba a visitarte a la cárcel y al mismo que le avisaron de tu muerte. — Hanagaki comenzó a hiperventilar y tomó los hombros contrarios. — No se que te pasó, no si alguna vez me dijiste por que hiciste lo que hiciste, tampoco sé qué pasó con Chifuyu para que estén así y lo peor es que no se como evitarlo porque... ¡Maldita sea me duele verte lleno de cicatrices y no tengo idea de cómo está tu ojo bajo ese parche!. —
Takemichi guardó silencio mientras recuperaba el aire, sus sollozos eran todo lo que se podía escuchar en la habitación y la azabache sentía como sus piernas cedían ante la inestabilidad mental formada en solo unas horas. Suavemente tomó sus antebrazos para bajar las manos de sus hombros hasta poder tomarlas entre las suyas.
— Mitchi te creo. — Los ojos azules buscaron encontrar el único contrario al descubierto sin poder creer que lo dijera con tanta facilidad.
— ¿Como? —
— Me tratas por "el". Si fueras el Takemichi que se hizo mi amigo íntimo durante los años de prisión me llamarias "Blake-chan" y usarias el pronombre femenino por que una vez que todo mundo se enteró de mi generó tras esa pelea perdí el completo respeto y al final te dije que ya daba igual eso por que sin importar si era "el" o "ella" de cualquier forma le había fallado a mi familia. — La azabache soltó las manos contrarias para poder quitarse el parche que cubría su lado izquierdo del rostro. — Y tampoco te hubieras impresionado tanto de ver el parche si tu ya sabías que había debajo, note tu impresión hace rato, pero pensé que eran ideas mías. — Takemichi tuvo que ahogar una expresión de horror al ver finalmente su rostro. — Al menos se ve mejor que antes, o eso quiero creer. —
No había nada. Su cuenca estaba vacía y una cicatriz gruesa cruzaba desde su ceja hasta poco más arriba del pómulo.
Takemichi sintió su sangre helada. Blake sacó una caja de cigarrillos. Fumar era un hábito que había adquirido al enterarse del deceso de una persona al que el aroma del tabaco le hacía recordar.
Dio una profunda calada y continuó.
— Lo perdí en mi primera semana en prisión. Al declararme responsable del asesinato de ocho personas en un día y tomar la responsabilidad del caso abierto de el asesinato de una familia me enviaron directamente a carcel de mujeres con cadena perpetua, según ellos, en mi no había ninguna niña inocente y la verdad yo aceptaba mi castigo, de corazón quería que me encerraran a recibirlo y tal vez así aliviar el dolor que sentía por la perdida de Kenja, Kei y Kaz. — El ojo restante estaba vidrioso y la ex capitana se abrazó a sí misma mientras volvía a apoyarse contra la ventana. De nuevo dio una calada al cigarrillo. — Las mujeres más fuertes en la cárcel querían probarme por mis causas de ingreso, y con mi brazo roto y una sutura en mi cabeza no pude hacer mucho, terminaron sacandome el ojo con una cuchara y marcarme como su propiedad con esa cicatriz, a partir de ese momento me convertí en su perro faldero, una burla considerando que habían algunas que conocían mi reputación como el lobo de ToMan o el lobo rojo en el ring al que iba a pelear a veces. —
— Yo... enserio lo- —
— No lo sientas cuando pienso que merecía esto y más. — Takemichi tragó grueso sin saber qué decir. — Mi muerte fue fingida luego de que los guardias me vendieran al grupo Chain, con todo el respeto a Naoto que ahora es policía, pero la ley es una mierda, creo que abusaron más ellos de mí que las pobres mujeres necesitadas de la cárcel. — El pelinegro no sabía si comenzar a preocuparse por que Blake contaba eso con tanta simplicidad como si realmente no le importara, como si realmente se sintiera merecedora de tanto dolor y desprecio mientras a él se le revolvía el estómago de solo imaginar.
— Blake-san para... —
— El grupo Chain me seguía desde mucho antes que todo el conflicto de Valhalla pasara. Ellos, el... Aron Chain; dio conmigo cuando volví a trabajar para el grupo Meiji en el 2005 durante el enfrentamiento de ToMan contra Moebius, resulta que el me busca desde muchísimo tiempo antes, cuando finalmente me tuvo quiso entrenarme para tomar su lugar como siguiente líder, por eso el tatuaje en mi cadera, un poco más arriba de la cicatriz de la cirugía. Sin hormonas, sin chance de tener hijos, adiós bikinis también. — Blake soltó una irónica risa nasal por su comentario y Takemichi solo luchaba por contener las lágrimas que ansiaban volver a salir.
— Blake-san de verdad no es necesario... — Pero ya había iniciado, hoy no pararía. Entre el tabaco y la retención de sentimientos su lengua finalmente se sentía libre.
— Intente escapar luego de eso aprovechando un conflicto interno con otra mafia, afortunadamente funcionó gracias a que Yuno dio conmigo con ayuda de Waka y Sen, entenderás que no puedo decirte sus nombres por seguridad. — El pelinegro asintió. — De recuerdo me dejaron la cicatriz de mi pecho. Al salir me enteré de toda la situación actual de ToMan, de Mikey solo supe que al sentirse "traicionado" por mi asesinó a Jacob, mi padre, y luego desapareció y dejó al tetas chuecas a cargo... Kisaki. — Aclaró al ver la confusión del chico. — Luego volvía a establecer contacto con Souta que también se vio afectado por todos los problemas dentro de ToMan, con Nahoya dentro también sería fácil tenerlos controlados, y finalmente así es como dí de nuevo con Chifuyu... —
Takemichi mentiría si dijera que había comprendido todo a la perfección, habían nombres que desconocía y hechos sueltos, pero aún así no quiso objetar más puesto que suficiente presión había puesto ya.
— Tu querías saber qué pasó ese 31 de octubre ¿no? — Takemichi asintió levemente. — Le di la espalda a la persona que amaba y al cegarme por venganza deje a toda mi familia de lado perdiendolos a todos en el proceso, dos murieron, uno está condenado a muerte en la cárcel, otro se suicidó en su celda al enterarse de todo lo ocurrido afuera, otro está desaparecido y finalmente el rey de ToMan es un enigma hasta para el mismo Kisaki Tetta, y ahora el chico al que tanto juré proteger esta destruido por mi culpa jugandose el pellejo diariamente en una jaula de leones hambrientos, y el hombre que dio su vida para cuidarme fue asesinado por quien considere mi hermano, ¿sabes porque? Por qué nunca pude entender que el mundo no giraba alrededor mío, jamás logré entender que joder mi vida no solo me afectaba a mi y llegue al extremo de condenar todo lo que tenía por lo que ya había perdido. Así que ¿quieres cambiar el pasado? ve y golpea a Aria, dile que no está sola y que a Kenja no le hubiera gustado verla tirar todo por una estúpida venganza. —
La sala volvió a quedar en silencio, regresando la vista a la ventana del departamento de Chifuyu, este ya no se encontraba ahí, Blake apoyaba su brazo contra el cristal de la ventana y su frente sobre este ocultando medio rostro como si así quisiera detener las lágrimas que inevitablemente resbalaron por su mejilla.
— Blake-san. — El orbe oscuro se posó sobre él y de nuevo volvió a sentir ese vuelco de dolor en su estómago. — Te prometo que haré todo lo posible para que esto no pase, que puedas ser feliz como te mereces... que tengas una segunda oportunidad. —
Blake sonrió apenas y volvió a colocar el parche sobre su lado izquierdo en el rostro para luego dar la última calada a su cigarrillo antes de apagarlo contra el marco de la ventana y tirarlo por esta misma; ya era tarde y Takemichi debía volver con Naoto así que ambos salieron del edificio.
— Adivino, él es quien te ayuda a viajar. — El azabache asintió.
— Eres bastante intuitivo Blake-san. — Ella se elevó de hombros.
— Supongo que lo traigo en la sangre. — Una leve sonrisa irónica apareció entre las comisuras de los labios contrarios, esto le hizo preguntarse. ¿Que tenía que ver Blake con el grupo Chain de antes?
— Oye Blake-san tu... — Blake de inmediato le tapó la boca con una mano y comenzó a revisar todo su entorno como si de la presa de un cazador se tratase.
Pasos.
— Takemichi toma mi moto y conduce como puedas hasta la estación de policía más cercana, al menos lo básico has de saber. — Las puntas rojizas se movían con violencia de un lado a otro buscando de donde provenía el ruido mientras sacaba la llave del vehículo de su chaqueta entregándosela al ojiazul. — Escucha, esto es rápido. Cuando vayas al pasado buscame en la escuela, nadie además de los fundadores sabe que iba a la secundaria Hibiya, pregunta por Aria Griffin del club de Basketball y cuéntame todo, si no quiero creerte pídeme que te cuente sobre Shirai Kenja, lo más probable es que me cueste hablar pero tu insiste y cuando sepas la historia tú sabrás qué hacer para evitar lo que pase el 31 de octubre. Takemichi. — El chico estaba aterrado y sus manos temblaban entre las de Blake. — Te lo encargo. —
— ¡Blake-san! — Cuando menos se lo esperó la chica comenzó a correr en dirección contraria mientras preparaba un arma, Takemichi quiso seguirla y preguntar más, pero dentro de él sabía que ya no había nada más que pudiera hacer por esta realidad, más que cambiar el pasado...
Subió a la motocicleta con lágrimas corriendo por sus mejillas, sabía que Blake estaba muy herida y no tenía un armamento tan fuerte para defenderse, y aún así le había dado su motocicleta para escapar.
Por favor, solo sal con vida de esto...
A la mañana siguiente no había rastros del sol, las nubes oscuras pintaban el cielo de un gris muerto que hacía que el corazón de Takemichi se encogiera más mientras esperaba a Naoto en su despacho.
— Takemichi... — La voz del menor lo hizo reaccionar y ponerse pie casi de un salto por la exasperación.
— Naoto dime que no encontraron nada por favor... — A los oídos de Naoto Takemichi parecía más lanzar una plegaria al cielo que para él en sí.
Pero no tenían tiempo, y lo hecho, hecho estaba.
— Lo siento, Takemichi... — Naoto tomó las manos del mayor y depositó un objeto frío y pequeño entre ellas. — Ahora yo mismo te puedo jurar que...eso. —
El objeto se deslizó entre sus manos hasta colgar de uno de sus dedos para comenzar a bailar en el aire al ritmo de un silencio sepulcral. La punta de obsidiana estaba teñida de carmesí, mismo que se hacía presente en los ojos de Takemichi que no había pegado un ojo en toda la noche y ahora de nuevo volvían a lagrimear.
— Naoto... debo volver ya. —
I used to wonder why I'm here
No rhyme no reason would appear
Since we've met, it's loud and clear
I'm here to see you home.
- Bruno Major.
TARDE UN VIDA LO SÉ, no me maten :')
Pero tuve una infinidad de cosas que hacer, me tuve que ir a pelear con los de la universidad por unas credenciales pero ya todo se resolvió y ahora sí ya me puedo centrar en esto.
¿Como andan?, ¿les gustó?
No hay mucho que decir más que ya casi llegamos al fatídico Bloody Halloween y me comen las ansias. Además me complace anunciarles que he estado trabajando en un regalito para ustedes que se los daré cuando finalice este arco, esperenlo por que ya esta listo.
Como siempre gracias por apoyar esta historia con sus votos y comentarios, me llenan el corazón ❤
Cuídense y tengan una linda semana.
Atte. Darky
Pd: Noviembre sin ti es sentir que lluvia me dice llorando que todo acaboooo... lo más irónico es que aquí llovió el 3 de noviembre que es cuando pensaba subir esto xd, pero hoy fotito de Baji y Chifuyu porque Noviembre es de Baji 🖤
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