[ IX ]

You don't own me
I'm not just one of your many toys
You don't own me
Don't say I can't go with other boys.

▪︎ Agosto 3, 2005. 4:05 h.

El techo siempre ha funcionado como un sitio de seguridad para el mundo.

No solo físicamente te protege de la lluvia o los intensos rayos del sol, sino que desde siempre ha funcionado como un refugio para los pensamientos, temores e inseguridades de las personas.

Chifuyu decoraba el mismo con estrellas para sentir que asemejaba el cielo y poder perderse mejor en él.

No había dormido nada, le era imposible pegar un ojo pensando en Blake y lo que estuviese atravesando.

Baji no le dijo nada, simplemente podía notar en toda su expresión lo preocupado que estaba y sabía que estaba pensando en hacer algo, lo conocía demasiado bien y eso le preocupaba, pero por más que lo meditara no encontraba alguna pista entre los momentos que había compartido con el capitán general que le dijeran un punto de partida donde comenzar a resolver su dilema.

Todo le parecía tan extraño, como cuando llegas tarde a una película y no entiendes por que se comienzan a dar las cosas, era así y eso era lo que ahora lo tenía escuchando "I don't want to miss a thing" de Aerosmith a un par de horas de que el sol nuevamente hiciera aparición anunciando el comienzo de una nueva mañana.

Sin embargo, el día no comenzaría tan simple.

— Kei-nii, Fuyu-nii puede ayudar, por favor no vayas tú solo... Al menos dile a Jacob. —

¿Dylan?

La voz del pequeño llamó su atención haciéndolo parar la canción sin importar que estuviera en la parte que más disfrutara. Se acercó a la ventana de su habitación para escuchar mejor y saber si el desvelo no le estaba pasando una mala jugada.

En horas normales aquella voz suave y aguda se hubiera perdido con el movimiento de los autos o los electrodomésticos cumpliendo sus labores junto a uno que otro grito o risa estruendosa en el edificio, pero era de madrugada y todo mundo a esa hora solía dormir por lo menos entre sus vecinos.

Era suficiente para que escuchara.

— Es peligroso Dylan. Chifuyu no sabe nada y Jacob probablemente se esté encargando de otra zona. —

— Pero ¿ir a esa zona tu solo? Kei-nii... yo no se mucho de lugares en este país pero sí sé que Ginza es la base de... —

— Justamente por eso Dylan. —

Silencio.

La curiosidad y preocupación lo carcomían por dentro. ¿A donde quería meterse Baji para que hasta un niño que recién ha venido al país sepa que es peligroso?

— Su pasado... no es muy diferente del tuyo, lo que temo es que haya vuelto a ese lugar. —

— Pero Kei-nii si eso es así es demasiado peligro- —

— Vuelve adentro Dylan, intentaré traer a tu hermano de regreso, a cambio, ¿puedes cuidar a mi mamá? —

Chifuyu no logró escuchar el resto de aquella conversación, simplemente a los pocos minutos pudo ver a Baji salir del edificio y encaminarse a la zona donde aparcaban las motocicletas para posteriormente verlo alejarse en la suya de su hogar.

Entonces inició el conflicto consigo mismo.

¿Qué debo hacer?

Supuso que su madre debería estar lo suficientemente dormida para no despertarla si salía, pero ¿en que se estaba metiendo?

Se detendría a pensarlo mejor cuando regresara.

Tomó una chaqueta gruesa de su ropero y como no se había cambiado de ropa desde que llegó a casa simplemente se colocó sus zapatos en la entrada de su hogar y con suma delicadeza salió del mismo procurando no hacer ningún ruido.

— Ginza ¿eh?. —

Chifuyu miró su motocicleta con duda mientras meditaba una última vez que estaba a punto de hacer. Se montó en la misma y suspiró profundamente antes de encenderla y salir lentamente de la zona de aparcado de su edificio llegando frente a este y decidió mirarlo una última vez.

Fue entonces que unos ojos achocolatados se encontraron con los suyos por medio de una ventana y entonces lo recordó.

— Hice una promesa Blake-san, y pienso cumplirla. —

Y dicho eso sonrió antes de seguir el mismo camino que poco tiempo antes había usado su mejor amigo.

Baji Keisuke deseaba que sus suposiciones no fueran ciertas.

Pasó la tarde anterior hablando con Jacob de posibles lugares donde podría encontrarse Aria y por qué. Pensaron desde los lugares más extraños a las razones más tontas pero nada venía a su mente además de los lugares que Jacob ya había descartado en su investigación. Pero el insomnio a Baji pareció traerle una idea inquietante.

Y era el lugar donde Mikey la había encontrado hace ya dos años.

Ginza es reconocido como uno de los barrios con más dinero de Tokyo, pero esto mismo hacía que fuera uno de los sitios con más recurrencia del bajo mundo estando varias sedes de grandes empresas ilegales ahí. Baji quería pensar que Aria no había vuelto a ese horrible lugar, pero ahí estaba, a un par de horas del amanecer buscando alguna posible pista que lo llevara a encontrar aquella cabellera ahora castaña.

Fueron minutos que se sintieron horas, el ambiente en las calles de esa zona de Ginza se sentía pesado sin necesidad de entrar a algún establecimiento en especial y el ruido que habitaba ahí era como si no hubiera diferencia entre el día y la noche, aunque podría apostar que la segunda estaba más viva.

Dejó su motocicleta aparcada en una zona que considero "segura" antes de adentrarse más en el corazón del barrio, era mejor no llamar la atención así que siguió a pie. Pasó la capucha de la sudadera que llevaba por debajo de la chaqueta por encima de su cabeza y continuó su camino por la vereda frente a algunos bares bastante elegantes a primera vista, sin embargo Baji quisiera poder decir lo mismo de las personas que se escuchaban en pleno desastre dentro de cada uno.

Y finalmente algo llamó su atención.

Ese símbolo... es el que tiene Aria tatuado en su hombro.

Era una camioneta negra, pulcra y blindada aparcada en un amplio callejón al lado de un establecimiento prominente y de pinta lujosa. En donde debería ir la marca del vehículo se encontraba una insignia tallada en plata de lo que parecía ser una cobra.

Significa que...

— Oye tú, ¿quién mierda eres? — Una voz gruesa y carrasposa se escuchó a sus espaldas llamando su atención y de inmediato pudo identificar el sonido del seguro de un arma ser retirado.

Mierda.

— Te hice una pregunta. Date la vuelta e identifícate de inmediato si no quieres que abramos fuego. —

Baji tragó grueso e intentó buscar alguna solución a su problema alrededor suyo, pero era un callejón meramente utilizado para aparcar los vehículos y quizas descargar mercancía, le era imposible encontrar aunque sea lo mínimo para defenderse y era evidente que a puño limpio no podría salir de ahí. Sin más se resignó y dio media vuelta mientras inhalaba y exhalaba profundamente para calmar los impulsos nerviosos que recorrían su cuerpo en ese momento.

— Pero si eres un maldito niño. — Baji pudo apreciar finalmente a las personas que tenía frente a él. Se trataba de dos hombres bastante robustos y altos vestidos con un uniforme de color negro con detalles lila y sobre este un chaleco antibalas; en sus manos descansaban dos armas de fuego que facilmente podrían acabar con el en un movimiento, pero lo más evidente entre todo esto era el símbolo de cobra perfectamente visible — ¿Que pasa?, ¿te perdiste? —

Una risa burlona que a Baji le asqueaba y en una situación normal habría corrido a romperle los dientes, pero justo en ese momento sabía que no debía moverse.

— ¿Deberíamos llevarlo con el jefe, Yako? — Baji pudo diferenciar sin problema quien mandaba y hacía uso de razón entre ambos, además de ser la primera voz que había escuchado.

— No lo subestimes, Yan. — El pelinegro continuó sin hacer ningún movimiento mientras buscaba en su mente una solución rápida a su situación. — Dime niño, ¿qué haces aquí?. Más vale que seas honesto. —

La distancia comenzó a acortarse a medida que las botas de combate resonaban contra el asfalto y así la mente de Keisuke cada vez se nublaba más. ¿En qué mierda se había metido?

Pero donde hay un tonto siempre hay un contagiado.

— ¿Chifuyu? —

— ¿Qué dice- — Un golpe secó y certero justo en la zona sensible del cuello con ayuda de una gruesa barra de metal dejando al reconocido por Baji como Yako fuera de juego.

— ¿¡Tú de dónde carajo saliste!? — el hombre intentó disparar a Chifuyu pero Baji se colgó de su espalda desviando el disparo. El rubio aprovechó la situación y golpeó la cabeza del único restante en aquel par y este dejó de forcejear contra el mayor de ambos chicos.

Baji soltó al reconocido como Yan y este cayó suspendido por el suelo. Ambos chicos intentaban regular sus respiraciones por lo que acababa de pasar y el primero en hablar fue el pelinegro.

— Se puede saber... ¿¡Qué diablos haces aquí!? —

— Eh.. yo, este... — Las palabras se atoraron en su garganta mientras el mayor se acercaba para tomarlo de los hombros.

— ¡Este lugar es extremadamente peligroso y ni siquiera sabes por qué estoy aquí! — Chifuyu quisó acotar pero Baji no se lo permitió. — ¿en qué pensabas al salir de tu casa a esta hora? —

— No lo sé, tu dime. — Touche. — Baji-san es cierto, no se exactamente que pasa pero se que tiene que ver con Blake-san y como sé que no le pedirás ayuda a nadie decidí seguirte en silencio. Aunque esto no estaba planeado... — ambos inconscientemente voltearon a los cuerpos inconscientes.

Baji debía admitir que de no ser por él probablemente estaría muerto o en una peor situación.

— ¡Eso no importa! — negó ante sus pensamientos. — Chifuyu esto es muy arriesgado, tan solo mira lo que acaba de pasar. —

— Por eso mismo Baji-san... — Chifuyu fijó sus ojos sobre los de su capitán y mejor amigo dando una mirada llena de determinación. — Quizás aún me falte mucho por aprender sobre Blake-san y se que esto es arriesgado — aclaraba mientras observaba todo a su alrededor y pensaba en que tendría que ver alguien como Blake con estos sitios. — Pero si tu arriesgas tu vida pues yo voy detrás de ti. —

Baji quería reprochar y tenía toda clase de argumentos para alejar al chico de ahí, desde la confidencialidad de Aria hasta lo que recién acababa de pasar. Pero sabía que nada de lo que dijera tendría sentido siendo que era el rubio de quien hablaba.

Matsuno Chifuyu era la persona más noble que podía conocer.

Suspiró profundo.

— Bien, pero hay que irnos ráp- —

Pero el disparo llegó antes.

— ¡Ahí están! — La voz lejana de un hombre los hizo volver en sí luego de lo gélido que había dejado sus nervios el disparo que casi roza la cabeza del más bajo.

Estaban encerrados en un callejón ¿donde irían?

— ¡Quédense donde están! —

Y la ansiedad aumentaba.

— Hay que correr. — Dijo el rubio.

El sonido de varias personas acercándose los aturdía.

— ¡No hay donde ir! — Respondió el pelinegro.

Pero no todo estaba perdido. El sonido de un segundo disparo llamó su atención y seguido de eso el sonido de un peso muerto cayendo al suelo, Keisuke y Chifuyu no tardaron en realizar que se trataba del único hombre que había logrado llegar al callejón hasta el momento.

— ¡Corran, yo los cubro! —

El sonido de un cambio de bala los hizo girar hacía atrás suyo donde sobre las camionetas una figura vestida completamente de negro con el rostro tapado cargaba un arma.

—¿¡Qué esperan!?, ¡Vayan! —

Pero no se detendrían a saber de quién se trataba.

Había sido cerca de una hora lo que habían corrido y en ningún momento pararon, para ese momento creían ya haber recorrido toda Ginza seguido de disparos y una extraña persona que los defendía y había acabado uno por uno a los hombres de aquella unidad.

Gracias a eso en este momento, mientras el cielo comenzaba a tomar un color pálido anunciando el amanecer, ambos chicos se encontraban tomando grandes bocanadas de aire escondidos tras un basurero en un nuevo callejón.

— Cr-creo que finalmente los perdimos, Baji-san... —

— ¿Tú crees? —

— No, la verdad es que están muertos y desde hace tiempo debieron estarlo. —

— ¡Ah! — ambos chicos se sobresaltaron al escuchar una voz suave tras ellos.

— ¡Silencio!, no hagan ruido que en Ginza no puedo asegurar que estemos a salvo. —

Fría y directa, así sonaba aquella firme voz perteneciente a la persona que los había estado ayudando para lograr escapar de ahí. Ninguno cuestionaría los métodos.

— Tu, ¿quién eres? — Baji decidió romper el silencio y atmósfera que no había durado más de un minuto.

— Las preguntas las hago yo niño. Es cierto que los ayude pero solo porque quería una razón para volarle el cráneo a esos desgraciados. — Tanto Keisuke como Chifuyu eran conscientes de que la persona frente a ellos era peligrosa y lo mejor sería simplemente aguardar a una señal suya para responder y en el mejor de los casos irse de una vez. — Primero díganme que hacían en la zona de descarga del grupo más peligroso del bajo mundo en Tokyo. —

Ambos chicos voltearon a verse dudosos si revelar sus motivos ante la persona pero tampoco veían que existiera un motivo válido para excusarse.

— Buscamos a una persona. — reveló el pelinegro sin más.

— ¿Ah sí?, sí es un niño déjenme decirles que el último lote lo dividieron ayer, si es una niña con suerte quizás siga en el almacén. —

Baji suspiró y Chifuyu intento no mostrar una expresión de horror ante la idea que planteaba la persona de negro, en ese momento con la adrenalina abandonando poco a poco su cuerpo se preguntaba con más claridad que demonios tenía que ver Blake con algo tan sucio y en definitiva su preocupación aumento.

— No buscamos a un niño, buscamos a - —

— Su nombre es Blake. — Chifuyu sentía su corazón salir con aquellas palabras. Baji por el contrario no daba crédito a lo que acababa de escuchar.

— ¡Idiota!, ¿Qué diablos haces? — lo regaño por lo bajo pero el menor simplemente no pudo controlar el impulso, la preocupación le había vencido.

Pero la siguiente reacción no la veían venir.

— ¿Quienes son ustedes y qué demonios quieren con él? —

Chifuyu era amenazado con una daga en su garganta y veía fijamente a los ojos de su contrario. Unos ojos verdes y profundos cuales esmeraldas que lo miraban con ira.

Por un momento desvió la mirada al pelinegro y se dio cuenta que este era amenazado con un revólver sin seguro.

— Matsuno Chifuyu y el es Baji Keisuke, Blake es nuestro amigo. —

Los segundos se le hicieron eternos y sentía el filo de la daga rozar con su garganta, sin embargo no iba a demostrarse débil, si su destino era así de cruel pues lo iba a afrontar.

Pero no esperaba que la persona frente a ellos se alejara de golpe soltando sus armas.

— ¿Baji Keisuke y Matsuno Chifuyu, líderes de la primera división en la Tokyo Manji Gang? — De nuevo la confusión se hacía presente en ambos chicos quienes miraban expectante a la persona frente a ellos.

—Si, somos nosotros. — Afirmo Baji mientras que en un movimiento brusco la persona quitó la capucha y máscara que cubrían su rostro revelando una cabellera oscura y alborotada.

— Soy Hayashi Yuno, sé dónde está Blake, pero necesito su ayuda y la de un tal Jacob que sí son quienes dicen ser sabrán perfectamente de quién hablo. Blake está en peligro. —

Los ojos negros y profundos como la noche que reflejaban el vacio mismo observaban con desden por medio del espejo frente a ellos las extensiones castañas que colgaban de un maltratado y corto cabello.

Lucia irreconocible para sí misma y no permitiría que eso continuara de la misma forma.

— Podrás quitarme la libertad pero no vas a volver a domarme como tu maldito perro, Ishida. —

Una a una las extensiones de grapa fueron cayendo gracias a una tenaza que había logrado robar del almacén de limpieza. De alguna forma eso le daba un poco de tranquilidad.

"Laughing on the outside" finalmente terminaba de reproducirse en aquella vieja radio únicamente habilitada para reproducir un par de discos viejos dando un minimo sentido de color en aquella habitación tan simple.

Los pasos ligeros se volvieron pesados con el par de botas recién ajustado y listo para pelear, coloco el chaleco negro con detalles lila que tanto odiaba con el fin de poder unirse aquella noche a algún escuadrón de vigilancia previendo no ser sometida de nuevo al sistema de "carne" dentro de ese lugar.

Miró su reflejo una vez más antes de salir de la habitación pensando en que esa noche podría haber estado riendo con sus amigos en algún juego de premios en el festival.

Pero simplemente le quedaba resignarse y disculparse mil veces en su mente con cierto rubio.

— ¿A dónde crees que vas vestida de esa forma, Aria? — La voz fuerte y rasposa hizo juego con el rechinar de la vieja puerta cerrándose. Aria logró con éxito controlar el impulso de reaccionar ante el susto que le había causado.

— A unirme a uno de tus estúpidos equipos de vigilancia. — Contestó a secas sin voltear hacía él sabiendo sin lugar a dudas de quién se trataba.

— Y según tu ¿quien te ha dado autorización? — Aria sintió su cuerpo tensarse cuando el par de manos ajenas se posaron en sus hombros y el aliento contrario chocaba contra su cuello. — Tu aquí el único rol que cumples es el de ser mi maldita mascota, ni sobre mi cadáver vas a salir a "vigilar" cuando lo más probable es que escapes aún si eso implica un tiro en tu cabeza. Te conozco bien, Torres. —

— ¡Tú no me mandas y alejate de mi desgraciado! — De un golpe se alejó lo suficiente enfrentando cara a cara al hombre que por ahora limpiaba un hilo de sangre proveniente de su labio recientemente roto. — No vuelvas a interferir conmigo. —

Aria iba a irse cuando la sucia y desquiciada risa de Yamato llamó su atención.

— ¿Que no te mando? — preguntó retóricamente pero la castaña no se detuvo — ¿Estás segura que Baji Keisuke y Matsuno Chifuyu pensaran lo mismo? —

— ¿Qué? — sus pasos se detuvieron casi por inercia y esto causó que la sonrisa contraria se ensanchará aún más.

— ¿Que no te avisaron? Ow, pobre niña.— Aria podía escuchar perfectamente sus dientes rechinar por la presión que les estaba ejerciendo. — Si, tus amiguitos fueron localizados esta mañana ensuciando mis camionetas con sangre de mis subordinados, pero para mi mala suerte los hijos de puta lograron escapar. —

Sintió su pecho descomprimirse al menos un poco.

— Pero para tu mala suerte ellos dejaron a varios de mis hombres regados por las calles de Ginza y eso no lo permito. — la presión volvió. — Un escuadrón especialista irá por ellos esta noche y como no solo los tienes a ellos no moverás ni un músculo en contra. —

Aria tenía el corazón en la garganta.

Podían atarla, golpearla, torturarla, hacerla que rogara pidiendo piedad y hasta asesinarla tras un largo trecho de sufrimiento, pero nadie, absolutamente nadie le pondría un dedo encima a sus seres queridos.

La escena fue rápida una vez la risa de Yamato comenzó a ser irritante para cualquiera que la escuchara; Aria rompió uno de los jarrones que decoraban el pasillo y tomó uno de los trozos más grandes sin importar que éste cortara su palma, así, en un rápido movimiento se abalanzó contra el hombre que aparecía en su mente cada vez que intentaba dormir sin éxito.

Pero no logró llegar a él antes de que la pared a su lado volara en pedazos y sintiera como alguien cubría su cuerpo del impacto.

⇄ ⊴ ⏸⊵

0:00 ●──────────── 3:32

Call me - Blondie

— ¿Yuno? — Fue lo primero que alcanzó a decir una vez la distorsión de sus sentidos por la explosión comenzaba a normalizarse.

— ¡Aria no hay tiempo, hay que correr! —

— Pero- —

Yuno no la dejó terminar antes de levantarla y hacerla correr en dirección a las escaleras del lugar. No pudo evitar voltear hacía atrás pensando en Yamato bajo algún escombro pero por más que quisiera no lograba divisar nada.

— Todas las bases están siendo atacadas en este momento y tengo la suerte de haberte encontrado a tiempo para protegerte de la explosión pero todo está infestado de ellos ahora. —

— ¿Quienes son ellos? — A pesar de aún sentirse aturdida y de tener un par de heridas y golpes hacía su mejor esfuerzo por llevar todo al corriente con la preocupación que su único amigo en ese sitio le expresaba.

— Estamos bajo ataque del grupo Chain. —

Y los disparos no se hicieron esperar.

Yuno le lanzó un revólver a la castaña y un par de municiones para que juntos pudieran atravesar de alguna forma a las personas que se les interponían en su huida.

Hombres, mujeres y niños corrían de un lado a otro entre gritos y llanto, el lugar en su totalidad era un desastre rodeado de fuego que ni la lluvia que se filtraba por las zonas del edificio destruidas podía apagar. Balas de un lado a otro como si se tratasen de fuegos artificiales en un festival, sangre y cuerpos regados por todos lados y Aria estaba segura que podía escuchar una sinfonía similar en las instalaciones vecinas.

Disparó a un hombre que se avecinaba por su lado izquierdo dejándolo inmóvil de una de sus piernas y luego se acercó para dar una patada aérea que lo hiciera caer inconsciente en el suelo, Yuno a su lado acabó con otro.

— Yuno, vieron a Keisuke y Chifuyu esta mañana por aquí y dijeron que enviarían un escuadrón por ellos, yo- — la preocupación por el comentario de hace un momento no se iba a pesar de la situación pero Yuno cortó sus palabras.

— Ellos están bien, yo los rescate en la mañana y el escuadrón que iba a salir tras ellos fue el que inició esta cadena de sangre contra el grupo Chain. Los chicos están bien. — No diría más, ya habría tiempo de hablar sobre la situación actual pero sabía que al menos con eso su amiga se sentiría en paz.

El camino hasta el segundo piso había sido bastante relajado en lo que podría significar la palabra durante ese momento, sin embargo estaban a no mucho de llegar a la primera planta y sabían de sobra que ese lugar se concentraba el desastre principal.

Al llegar a la puerta de cruce ambos se miraron con incertidumbre y cierta preocupación.

— ¿Listo? —

— Si. Solo ten cuidado. — La castaña asintió y juntos empujaron las puertas listos para disparar.

El lugar estaba infestado de personas de ambos bandos distinguibles en su totalidad por el tipo de uniforme. La sangre y pedazos de carne volaban de un lado a otro con tanta naturalidad como si todo formara parte de un vals, un vals del que Yuno y Aria buscaban escapar a toda costa.

Dispararon, golpearon, cortaron y en más de alguna ocasión Yuno asesinó a cualquiera que fuera demasiado duro frente a ellos, sin embargo no contenía ni una pizca de dolor. Aria era consciente del profundo odio que el pelinegro sentía por ese tipo de organizaciones, por eso mismo también daba todo de sí para que ambos pudieran escapar.

Y lo veía posible al llegar a la puerta principal.

Con heridas, magulladuras, uno que otro hueso roto no tan importante y una determinación única Aria y Yuno llegaron a las puertas sosteniéndose el uno al otro.

Pero no todo sería tan sencillo.

— Te dije que ahora serías mi perra. —

El cabello con mechas teñidas de lila de no hace más de un par de días estaba tostado y de un color extraño; la sonrisa cínica y enferma se encontraba deforme en un rostro lleno de quemaduras que parecía no sentir dolor alguno mientras apuntaba con un arma directo a su cabeza y a la de su compañero.

— Quítate del camino Ishida, este es el fin de todo. —

— No. — Su cabeza se movía frenéticamente en negación — Este lugar ha caído mil y un veces y se ha vuelto a levantar, esta no será la excepción. Reconstruiremos el imperio que Shimura-sama me dejó encargado y la maldita puta por la que murió estará a mi lado así te guste o no. — El arma fue preparada y Yuno cerró lentamente sus párpados.

Aria estaba cansada y su mente estaba al límite, el lugar estaba desmoronándose y el ruido era tanto como para apenas entender sus propios pensamientos así que dejó que su instinto le guiará como pocas veces dejaba empujando así a su nuevo amigo tomando su lugar.

— ¡ARIA NO! —

Un disparo y un cuerpo cayó al suelo.

— Años queriendo completar esta tarea y finalmente te vas al infierno hoy. — La voz firme, fría y dominante, una tan familiar, la única que le hacía sentir en casa...

⇄ ⊴ ▶️⊵

0:00 ●──────────── 0:00

La lluvia era intensa y las llantas contra el asfalto parecían que patinarían sobre el mismo en cualquier momento, sin importar esto presionó con más fuerza el acelerador haciendo el motor vibrar al ritmo de su corazón descontrolado por los nervios.

Necesitaba llegar rápido.

Le necesitaban con urgencia.

Las heridas y golpes pasaron a segundo plano tan rápido como aquella llamada había sido contestada y una dulce y quebrada voz se escuchó del otro lado.

Una tan conocida y a la que no lo pensó ni dos veces para acudir a pesar de los gritos en contra que recibió.

— Solo aguanten por favor... solo un poco más... —

La desesperación le consumía cada esperanza que nacía en su interior, sin embargo no podía simplemente bajar la cabeza y rendirse, ya lo había hecho demasiado tiempo en su vida.

— Solo aguanta un poco más Ken... —

La cabellera castaña se movía con violencia producto del viento chocando contra todo su cuerpo y agradecía que la misma no se pegara a su rostro por la humedad porque no podía permitirse no llegar.

Cada minuto contaba y la vida de alguien que formaba parte de su corazón valía más que cualquier hueso roto o quemadura que doliera físicamente.

Porque ya había perdido lo suficiente como para saber que las heridas del corazón duelen más que cualquier física.

I don't tell you what to say
Oh, don't tell you what to do
So just let me be myself
That's all I ask of you

I'm young and I love to be young
I'm free and I love to be free...

- Lesley Gore.

FELIZ JUEVEEEES

¿Como andan mis amores? Yo casi en mi lecho de muerte por varios exámenes que debo entregar estando a casi nada de graduarme xd

Bueno estamos aquí con un capítulo que en lo personal me emociono escribir, espero que a ustedes también les haya causado el mismo efecto leyéndolo.

Nos queda poco para terminar el arco de Moebius (ojo que de la historia aún tenemos para mucho más) y me emociona mucho lo que esta por pasar.

Gracias por su apoyo, votos y lindos comentarios, me hacen reír y ponerme wholesome xd los amo ❤

Cuídense mucho y espero que tengan una linda semana.

Atte. Darky

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top