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Hoseok y Jungkook no habían sido muy cuidadosos, ocasionando que Jisung se levantara y preguntara porque hablaban en voz alta.

Para ser exactos, casi a gritos.

Jungkook fue quien le dijo que no pasaba nada y marcándolo lo llevó de regreso a su habitación para contarle un cuento, dándole espacio a su padre y evitar que el menor lo viera en esas condiciones.

No retomaron el tema esa noche.

Ni al día siguiente.

Porque cuando Jungkook intentó continuarlo, su padre zanjó el tema.

—Ya lo averiguaré.

•☭•


—Appa Hoseok y Kookie Hyung estaban hablando duro —Jisung comentó a su hermano menor mientras hacían las tareas.

—¿Cómo duro? —preguntó dejando de escribir para ponerle atención al mayor.

—Hyung dijo algo sobre problemas, no se muy bien porque me levanté a orinar y cuando salí ya no hablaban nada.

Jimin escuchó en silencio mirando a un punto fijo.

—Jungkook Hyung llora cuando dice que va a su cuarto a estudiar —confesó Jimin. —Yo iba a preguntarle algo y me di cuenta.

El par de niños se quedaron en silencio pensando en lo mismo.

La muerte de su padre les afectaba a todos.

El menor se inclinó en la mesa, cubriendo su rostro con su brazo para ponerse a llorar.

Cada cierto día sucedía.

Jimin se rompía y su hermano era quien le consolaba diciéndole que debían recordarlo cuando estaba con ellos. Aunque el menor no podía ver a Jisung mientras lloraba, lo escuchaba y sabía que también lo hacía.

Si ellos pensaban que su padre y hermano mayor hablaron duro, no se imaginaban lo que vendría después.

•☭•


Cuando Hoseok era niño, le decían que sí mucho pensaba en algo, una fuerza atraía a que eso ocurra.

Eso fue lo que le sucedió.

El tema con Jungkook quedó cerrado, para los dos, no para él. Llevaba pensando en como dar una  excusa absurda para visitar a la señora Gim y preguntarle el nombre de esa persona.

No tuvo que dar muchas vueltas al asunto, porque ella mismo llegó a su lugar de trabajo.

Ni demoró en dejarla pasar e invitarla a tomar algo, apurando sus manos para poder conversar. Se quedaron en un silencio un tanto incómodo hasta que Hoseok le ofreció la taza a la señora y luego tomar la suya.

Una sonrisa amable brindó la señora Gim para luego beber un poco del té.

—Es muy bueno este té, ¿dónde lo compraste? —preguntó queriendo iniciar una conversación.

—Jungkook lo compró en la ciudad —respondió esperando que continuara.

—Le encargaré a mi nieto —comentó dejando la taza en una mesa a su lado. —Yo no vine a hablar del té, es algo muy importante y la necesidad de contarte es muy fuerte —dijo directa.

Esperó a que Hoseok hablara, pero este solo quería escuchar todo lo que decía.

—Es difícil para mí, porque me siento cómplice de ese par, aunque no fue algo directo, las señales estaban ahí. No les veía nada raro, porque lo conoces, pero cada vez que venían no los acompañaba nadie más. Llegué a pensar que ustedes se divorciaron y él retomó su vida con esta persona, solo que luego me enteré que seguían juntos. No es algo reciente, lleva varios meses así y venían con más frecuencia, a escondidas, claro, para que nadie…

—Puede decirme el nombre de esa persona —Hoseok interrumpió tosco.

—Oh, si, disculpa —carraspeó. —Solo no quiero que te me desmayes —advirtió un poco preocupada.

Hoseok asintió seguro de su carácter.

—Yoongi, es tu hermano la otra persona —dijo soltando un suspiro al final.

Hoseok tomó una profunda respiración acompañado de un jadeo ahogado, llevando su mano al pecho y con su mirada fija a la nada. En completo shock quedó, que su cabeza no pensaba en nada.

Hasta que se los imaginó a ellos, besándose, abrazándose y haciéndolo.

Palideció poco a poco, y sus pupilas se dilataron, asustando a la pobre señora.

—¡Hoseok!, respira, vamos —pidió levantándose para buscar algo con que darle aire.

Intentó, Hoseok lo hizo, pero sentía como una piedra enorme se cruzaba en el camino y no dejaba pasar el oxígeno a sus pulmones. Abrió la boca para poder respirar mejor y la señora llegó con una revista para darle aire.

No se puede hacer dos cosas a la vez, porque intentar respirar y llorar al mismo tiempo era todo un esfuerzo.

Sin embargo, un fuerte grito soltó al llegar el aire a sus pulmones, seguido del llanto.

Una locura total.

•☭•


Ese día Jungkook se levantó más nervioso, dirigiéndose a su trabajo con ese sentimiento de angustia.

La semana anterior encontró quien le podría ayudar, un tipo que tenía dudosos antecedentes y del cual no le importó. Este le mencionó que cuando averiguara algo, le escribiría, porque el pago ya estaba hecho desde el principio y solo debía hacer su trabajo.

Le dijo que no hallaría el nombre, porque el número no estaba registrado, pero si de donde salían la mayor parte de los mensajes.

Era una tarde tranquila, con los clientes de siempre y unos cuantos turistas más, nada fuera de lo normal. Su horario finalizaba a las cuatro de la tarde y el reloj estaba por marcar esa hora.

Su celular vibró por la llegada de un mensaje y las ganas de revisarlo aumentaron. Entregó los pedidos a las mesas restantes antes de desatar su mandil y colgarlo en el perchero de la cocina.

Se despidió rápidamente y caminó hasta donde el auto de su padre se hallaba estacionado. Tomó el celular para saber de quien provenía el mensaje y atinó al ver que era del tipo friki.

Era una dirección, una muy conocida en su familia.

Debía ser una maldita broma.

•☭•


Al llegar a casa sintió que algo andaba mal.

Una energía pesada lo golpeó al entrar.

Buscó a sus hermanos y estos jugaban fútbol en el patio trasero, los saludó alzando la mano, respondiendo estos del mismo modo.

Apenas oía lo que decían porque estaban lejos, por eso ellos no se percataron del estruendo en la casa.

Jungkook se asustó y tomando un cuchillo de la cocina caminó al origen del ruido.

Al llegar a la habitación de su padre, pensó en lo que debía hacer primero.

Ver al ladrón.

Esperar que se descuide.

Lanzarse sobre él y acuchillarlo.

No, lo último no.

Someterlo y luego llamar a la policía.

No esperó escuchar un llanto, un grito y más llanto luego.

Reconocía ese llanto.

Era de su padre.

Soltando el arma blanca en el pasillo, abrió la puerta de un solo golpe y quedó sorprendido ante el desastre frente a sus ojos.

Su padre lloraba en el suelo y con la fotografía de su boda en las manos.

El marco de esta era muy bonita, recordaba cuando la compraron y decidieron poner esa foto ahí.

Ahora solo quedaba una parte de esta y nada del vidrio que protegió a la fotografía. Los pedazos de cristal se hallaban desperdigados por el suelo y con rastros de sangre.

Jungkook lo notó en cuanto vio a su padre y corrió a levantarlo para evitar que se lastimara.

Lo tomó del brazo para alejarlo del suelo y poder recostarlo en la cama mientras esté no dejaba de llorar. Con su brazo libre tapó su rostro y así evitar que su vástago lo viera.

Ese mismo brazo donde su mano tenía un pequeño corte y salía abundante sangre. Jungkook acercó su rostro para ver la gravedad de la herida, notando que el rostro de su padre empezaba a mancharse.

—¡Tienes cortado el dedo!, voy a buscar con que limpiarte —avisó a Hoseok, pero este ni le escuchó.

Agarró una de las camisas que estaban tiradas y buscó en uno de los cajones del armario al alcohol.

—Esto dolerá un poco.

Jungkook se encargó de limpiar con cuidado, haciendo presión en la abertura de la piel, que, para su mala suerte, no era tan superficial.

—Es él.

El joven se detuvo y escuchó con atención lo que le decía.

—Y me vio la cara de tonto todo este tiempo. Debe haberse reído mucho de mi —sollozó incluso más fuerte que el principio. —Siempre a sido y yo como un ciego nunca me di cuenta.

Alejó la mano de Jungkook, queriendo hundirse más en el dolor. Lloraba con rabia y frustración, aumentando la intensidad y haciendo todo lo contrario a calmarse.

—Intenta respirar padre, los chicos pueden entrar y verte así —habló impulsando a su padre a sentarse en el colchón.

Hoseok fue bajando la intensidad del llanto y se dejó mover por su hijo, aún lloraba, pero mucho más suave que antes. Refregando sus ojos suspiró triste e hipando.

Un poco más tranquilo y siendo capaz de hablar con claridad, Hoseok continuó hablando.

—Es él, la otra persona es…

—Lo sé —interrumpió.

—¿Cómo pudo hacernos esto? —su cabeza se apoyó en el hombro de su hijo y este lo atrajo en un fuerte abrazo.

—No sé —respondió sin aliento.

—El sí y debe de decirnos, Yoongi tiene que decirnos —dijo lo último en un susurro.


Holis, ya sabemos el nombre del Amante.

Ya se, ya se, muchos lo vieron llegar.

¿A quién realmente si le sorprendió?

Gracias por leer ♡.

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