Capítulo 2- Sé cómo empezar

La Uchiha estaba algo impaciente por esperar a que su tía Ino le contestara. Necesitaba saber por dónde empezar, no tenía ninguna localización. Aunque... en el fondo se alegró. Sabía quién era aquella pelirrosa; nada más ni nada menos que su madre.
Suspiró.
Debía de recuperarla sea como sea. Quería saber por qué "abandonó" la aldea, y, también, recuperar el tiempo perdido. Nadie se hace a una idea qué es tener que soportar como Uchiha Sasuke te da una charla sobre la menstruación. Aunque se prestó voluntario, para ella, Hinata e Ino habían sido sus madres y Tsunade como su abuela.
No se podía quejar. Pero aun así, quería quejarse.
Fue un desastre vivir pensando que tu madre no te quería. Ahora que lo procesó todo, no iba a dejar que nada la alejara de ella.

—¡Sarada-chan!—comentó energéticamente la Yamanaka, abalanzándose sobre su querida Uchiha, la hija que nunca tuvo. Le hubiese gustado una hermana melliza para Inojin, entonces, él habría aprendido mucho más. Sai no era un buen mentor en cuanto a chicos, aunque tampoco podía quejarse—. Qué bien que estés aquí, pensé que ya te olvidaste de mí.

—Nos vimos ayer... ¿te acuerdas?

La rubia sonrió bastante coqueta, mostrando sus pocos hoyuelos que tenía.

—¿Ocurrió algo, verdad? Pareces seria. ¿Boruto se te confesó al fin?

—¿Al fin?—recalcó ruborizada—. ¿Qué? ¿Me quier...- en cuanto vio que no estaba siguiendo el tema principal de la conversación, comenzó a mover su cabeza. A agitarla con fuerza—Tía Ino...

Al ver aquella cara seria, no era tonta; supo que ya lo sabía.

—Ven, pasa. Está Inojin pero... está dibujando, trabajando en un plan de estrategia.

—Sí, gracias, tía.

La Uchiha, junto a Ino, se sentó en aquella mesa redonda. Apoyó su gran trasero—heredado de Sakura—en la silla, colocando sus codos en la mesa. Estaba bastante cansada. Mucha noticia en tan poco día, pero al menos lo estaba consiguiendo, ¿verdad?

—Está bien, ¿qué es?

—Aika Sakura—tragó saliva al pronunciar aquel nombre—. Más bien... mamá. Quiero hablarte de ella. O preguntarte.

Ino sonrió. Aunque desde que Sakura abandonó todos debieron de callar hasta que la oportunidad se presentara—todo estaba en las manos de Sasuke o de Sarada— ella siempre quiso hablar. Ino, junto a Hinata, no entendían por qué debían de callar. Sakura fue una de las mejores personas que conocieron en Konoha.

—Yo prefiero llamarla también como mi mejor amiga, aunque, antes éramos rivales.

La Uchiha miró fijamente a su tía, una sonrisa se esbozó en los labios de ella. ¡Ver a su tía feliz le hacía feliz! Ino le ofreció algo de té, la cual, aceptó.

—Cuando sus padres murieron le enseñamos a sonreír. Y se lo tomó bastante a la ligera. Me daba miedo, creí que algún día su sonrisa falsa pudiese engañarme.

—Sé más o menos la historia, pero necesito tener alguna idea de dónde está. Necesito encontrarla.

Los ojos azules de la Yamanaka se abrieron solos, bastante sorprendidos. Sabía que algo andaba mal. Dejó caer un gemido de sorpresa.

—¿Cómo? ¿Qué pasa, Sarada-chan?

—B-Bueno... es como que nuestra mente está entrelazada. Somos como... un puzle. Una silueta de una pelirrosa aparecía. No podía ver nada. Todo estaba en negro, pero, Tsunade me explicó que estaba cien por cien segura que podría ser ella. A pesar de todo, podía ver algo decaído en ella.

La mujer comenzó a pensar, atenta, imaginando todo al detalle en su gran cabeza.

No había manera. Sakura no le comentó a nadie dónde iba, ni qué podía estar pasando. Nada de nada. Golpeó su propia mesa de frustración.

—¡Diablos, frentona! ¡Cuando te encuentre pienso traerte a rastras!

—¡T-Tía Ino!—se asustó algo la pelinegra, temiendo qué era lo que aquella chica hiperactiva podría hacer.

—Lo siento, querida. Pero me las pagará. ¡La hemos ayudado! ¡¿Cómo se atreve a irse sin despedirse?!

—Cuando la encontremos, ¡preguntémoslo!—propuso bastante decidida. Al decir aquellas palabras, era una promesa.

Una promesa de que la encontraría.
Sana y salva.
Una promesa de que todos serían felices.

—Gracias, Sarada...

Ino se calmó, mostrándose algo sensible a esas palabras. Naruto dijo lo mismo de ella, y Sasuke igual. Ambos prometieron que la encontrarían. En realidad, todos. Shikamaru, Sai, Temari, Tenten, Tsunade... Neji, Hinata, Kakashi, Lee... Todas y cada una de esas personas prometieron su regreso. Incluso ella misma se lo prometió. Pero, aquella vez se lo creyó. Sonrió de felicidad.

—Cuenta conmigo para lo que sea.

—¡Muchas gracias, Tía Ino! No pienso incumplir mi promesa. Encontraré a mamá.

—Te creo. ¡De verdad que lo hago!—sonrió emocionada—. Y estoy segura que cuando lo hagas, serás la próxima Hokage.

***

No esperaba encontrarse con aquel rubio de ojos azules que tanto podía transformar su tono de piel en algo muchísimo más rojo que la palidez que solía tener. La estaba mirando fijamente, mientras quería huir. Lo que no sabía es que internamente el Uzumaki pensaba igual de ella. Lo quería. La quería. Mutuamente, se querían. Un amor muy inmenso brotaba por aquellos adolescentes.
Sí, Sarada; estabas enamorada. Tenías que admitirlo ya.

—¡Teeeeeme!—sacó el rubio la lengua, intentando hacer que todo se volviera una broma.

Pero jamás podrían olvidar cómo se miraron mutuamente.

—¿Ocurrió algo? Te ves bastante extraña, no me pegaste de vuelta.

Por supuesto que la Uchiha estaba bastante extraña, pero aun así, el hecho de la noticia no era lo que provocaba ese nerviosismo en aquel momento.

Hinata decidió ver qué pasaba y por qué su hijo tardaba tanto, así que se asomó, sonriéndole a la Uchiha.

—¡Sarada-chan!—se alegró bastante al ver a aquella hija que su mejor amiga engendró. Verla le recodaba a Sakura, a aquella chica que echaba tanto de menos—. ¿N-Naruto te envió a entregar algún recado?

—No, hoy no estoy haciendo prácticas con él. Además, comencé a entrenar sola... Pero, aun así, quiero comentarte algo, Hina-sama.

—¿Qué es?—preguntó el rubio, mirando a aquella Uchiha bastante sorprendido.

Aquel día su cabello largo y suelto brillaba más que de costumbre, y su piel... se volvió más pálida. Algo había notado él, que usualmente solía observarla desde el tejado mientras entrenaba. Temió lo peor.

—¿Has hablado con Ino?

—S-Sí.

—E-En ese caso no podré ayudarte más que lo que hizo ella—sintió tristeza al darle aquella noticia, pero era cierto. Ino era muy detallada. De seguro no se habría dejado ningún detalle, en cambio, ella no tenía más información que aquella rubia—. Y-Yo... también intenté buscarla.

Hinata agachó su cabeza, rendida ante ella. Fue su hijo quien posó una mano en su cabello, calmándola.

—Mamá, no te preocupes. Seguro Sarada no te odia. Estas cosas pasan.

—Lo s-

—No te preocupes, Hina-sama—interrumpió la azabache. No quería ver llorar a Hinata. Recientemente estaba sensible. Por Kami-sama, ¿qué estaba pasando en aquella aldea?—Sé que la encontraré.

—¡S-Sí!

Tras decir eso, volvió a entrar en casa, dejándolos solos de nuevo.

—¿Está bien?—pregunto la Uchiha.

Boruto suspiró.

—Últimamente no. Creo que hay algo que les preocupa.

—¿Qué es? ¿Puedo saberlo?

—Ha llegado alguien a Konoha. No sé a qué aldea pertenece, pero al parecer, su presencia hizo cambiar a todos.

—¡B-Boruto eso es genial!—gritó de emoción. Ella tenía ilusiones que podían ser ciertas. ¿Sería Sakura, su madre?

—¿Sabes dónde está?

—Lo sé—sonrió de forma arrogante—. Pero te va a costar algo enseñártelo.

—¿El qué?

—Te lo diré en cuanto estemos ahí, démonos prisa, quizás se marche.

—¿Qu-é?

Apenas pudo hablar más cuando la mano de aquel rubio Uzumaki ya estaba sujetando las suya, arrastrándola corriendo hacia una dirección que ella desconocía. Mientras corrían podía ver lo ancha que era aquella espalda fuerte. Tenía la figura perfecta, y la banda de su padre, Uchiha Sasuke. Aquel rubio sin duda podía ser más fuerte que ella. Eso pensaba.

Cuando llegaron y Boruto soltó su mano la notó algo cálida.

—Aquí es donde se instala. No le digas a mi padre, ¡me mataría!

—G-Gracias por traerme—dijo algo sonrojada.

Boruto miró hacia otro lado al notarlo. Nadie entendía qué pasaba con aquellos dos. Todos sabían de sus sentimientos mutuos, por lo tanto, reían al verlos juntos. Ambos son tan extravertidos por separado, pero tan tímidos cuando están al lado del otro. Por suerte, existía una excepción: cuando se debía luchar o preparar estrategias.

—¡Y-Yo también voy contigo!

—¿Qué?—se sorprendió bastante, pero quedó sin mirarlo—. E-Eres idiota. Puedo sola.

—Somos compañeros, ¿no?

Suspiró, pero dejó el romance de un lado. Tocó a la puerta. Esperó. Durante segundos, incluso minutos.

—Vengamos otro dí-

—¡No tengo tiempo!—gritó la Uchiha golpeando la puerta con un fuerte puño, al estilo Haruno—. Ya está abierta—informó cuando esta fue derribada.

Entró al apartamento, alarmándose de lo que había. Era una fotografía. No sabía quiénes eran aquellas personas pero... ambas eran pelirrosas.

Pelirrosa.

Justo como la chica de sus sueños, quien al parecer, era su madre.

Agarró la fotografía, mirlándola con una sonrisa. Ese gesto provocó en el Uzumaki algo de curiosidad, así que, se acercó para mirar el marco.
Ambos estaban muy pegaditos; Boruto la ganó en cuanto altura, por lo que, apegado a su espalda, podía tener una gran vista de las pelirrosas abrazándose. Una niña y un bebé, al parecer, llorón.

La Uchiha se puso muy nerviosa al sentirlo tan cerca. Tanto, que su brazo comenzó a temblar. ¡Le había pillado de sorpresa!

—Es una persona normal y corriente. ¿Crees que serán sus hijas?

—¡N-N-N-No lo sé idiota!—dijo de inmediato, soltando el cuadro e inspeccionando la casa. Cualquier cosa antes que mirarlo a los ojos tan directamente.

Pasaron minutos, rebuscando toda la casa. Se habían separado: el Uzumaki en el piso de arriba y la Uchiha en el de abajo.
Al principio sintió lástima al pedirle que buscara alguna pista de algo que no podía contarle de momento, ¡pero se lo tenía bien merecido! Por asustarla.

A punto de rendirse y de llamar a su idiota amigo, alguien la inmovilizó por detrás. Se sonrojó, pensando que sería Bolt, pero no fue así. Era un intruso, un desconocido. Quiso girarse, pero algo le paralizaba. Intentó gritar; nada.

—No te muevas o te mataré sin piedad—amenazó una voz femenina, desconocida para ella—. No sabía que reclutaran a jóvenes. Es triste.

Si tan sólo se volteara, sabría ver que es un error. O quizás no.

—Bien. Te quitaré la parálisis. Supongo que ya sabes a qué te enfrentas, ¿no?

Activó su sharingan. ¿Acaso lo sabía ella?

—Un... dos... Tres.

En cuanto pudo moverse la Uchiha se giró, mirando aquellos ojos tan extraños de la chica. El sharingan VS. Aquel poder ocular que poseía aquella pelirrosa de cabellos cortos y aquellos ojos de igual color. Sarada no sabía qué provocaría seguir con aquella amenaza, pero no iba morir en una situación tan penosa.

—T-Tú...

Relajó todos sus músculos al ver aquel gesto. Pero, cuando estaba a punto de hablar, al parecer más calmada, un rubio se abalanzó hacia ella con un rasengan desvanecido. Debido a la sorpresa y a la fuerza de este, le impactó bastante, tanto, que la empujó hacia la pared.
El Uzumaki se posicionó delante de la Uchiha, protegiéndola.

—N-No Boruto, espera.

—¡¿Esperar a qué?! ¡Sus intenciones no eran buenas contigo!

Se veía agitado. Bastante agitado. Pero no era momento para pensar en eso.

Sarada colocó su mano en el hombro del rubio calmándolo.

—Por favor...

Se acercó a ella y la curó en cuestión de minutos.

La pelirrosa habló.

—M-Mi nombre es Aika Meiko—dijo con algo de dificultad. ¡Maldito golpe! Atacar por las espaldas no era algo gentil—. Encantada de conocerte, Aika Sarada.

—Soy una Uchiha—comentó ella sin dudarlo, ante la mirada de Boruto, que no dejaba de preguntarse qué estaba pasando—. Siempre seré una Uchiha, por mucho que quiera a mi madre.

Meiko sonrió con gentileza.

—Es lo mismo que dijo ella, más o menos. Al final, aceptó el apellido. No somos malos. Hace mucho tiempo, expliqué la verdadera historia.

—¿Y cuál es?

Meiko se levantó, apoyando su espalda en la pared para poder observar mejor a su sobrina.

—Una muy larga que gustosa te contaré... cuando todo esto pase.

—Pues dinos que está pasando—interrumpió Bolt, sin ni siquiera saber.

—Sé por dónde empezar. Con eso bastará.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top