Capítulo 15- Atrapada entre chicos
Capítulo 15- Atrapada entre chicos.
Se levantó bastante agitada de aquel desgastado colchón. Había tenido una pesadilla de nuevo, y todo era porque Boruto no estaba a su lado.
<<Baka-Boruto, ¡pienso golpearte!>> pensó. Limpió algo de su sudor con sus manos, sin importarle lo antihigiénico que sería. Al terminar, clavó su mirada ónix en ellas.
Y de repente, BUM. Su cuerpo, el cual había sido tocado por sus manos, explotó.
Recordar la escena que vivió el día de ayer no le agradó nada. ¿Ser un Aika significaba cargar con este tipo de poder tan peligroso?
No lo quería, pero debía aceptarlo y comenzar a controlarlo. ¡Eso es! Si no lo hacía, sus seres queridos estarían en peligro.
Comenzó a caminar por aquella cabaña. Ya era momento de partir, ¿pero dónde estaba su equipo? Justo cuando iba a cruzar el tablón agujereado que hacía de puerta, escuchó la voz del Uzumaki. Este reía a carcajadas, seguramente que con Mitsuki.
—¿La delegada? Oh, ella es bastante hermosa, síp.
Sarada mordió sus labios. ¡Por supuesto que la delegada era hermosa! Y era la primera en reconocerlo. También una buena amiga, había que decirlo.
Y aunque no se sintió celosa—ya que su confianza en sus amigas era muy grande—, quiso golpearlo. ¿O sí se sintió celosa?
Bufó.
<<No debería estar escuch->> pensó, pero la voz de Mitsuki interrumpió su voz interior.
—Tú siempre has tenido muchas chicas detrás...— a pesar de que Sarada no podía verlos, ya que se escondió por un temor desconocido, supo comprender que, Mitsuki estaría sonriendo. Siempre lo hacía, y de hecho le agradaba. ¿Pero justo en aquel momento?—... ¿Y quizás debaj-
—¡Oye, oye, Mitsuki! ¡Los caballeros no hablan de eso!
Abrió aún más sus ojos. No dijo que no, ¿cierto? ¿Boruto ya tenía experiencia?
<<Tranquila, no seas una estúpida celosa. Tampoco dijo que sí.>>
Se calmó a sí misma en ese aspecto. Estaba claro que eso no lo heredó de Sasuke, ni tampoco de Sakura.
—Ya veo, ya veo— Mitsuki miró hacia el cielo. El poco viento que corría pareció centrarse en él, en aquel hermoso hombre. Porque, aunque costaba admitirlo, ya eran todos unos adultos. Adultos en el cuerpo de adolescentes—. ¿Y qué hay de Kuna?
—¿Kuna? ¿Qué quieres decir?
<<No debería...>> pensó la Uchiha. No era el momento, ¿por qué su mano comenzó a temblar? ¿Por qué sus labios permanecieron sellados, como si quisiera escuchar?
Kuna era una de la más hermosa en toda Konoha. Todas la envidiaban— excepto Chocho, por supuesto—, y Sarada no era una de las pocas excepciones.
Siempre quiso tener sus largas pestañas, sus caderas—aunque las suyas eran excelentes, las de Kuna un 1% más—, sus labios manchados en carmín, y sobre todo... Su pecho.
Aquella copa D* que sobresalía de cualquier sombra. ¡Un bebé podría ahogarse en aquellos pechos!
Ajá, verla le hacía crear complejos. Uno de ellos era ese.
(N/A: Las copas son así. Comenzemos de la más pequeña a la más grande: A<B<C<D...)
—Kuna, ya sabes... ¿Tampoco te interesa?— ¿pero qué diablos pretendía Mitsuki? Por primera vez, ella quiso golpearlo.
—Hum, Kuna es muy lista y liberal. Y sus pechos son magníficos, la verdad. Perfectos. Asombrosos. Increí-
—¡PAR DE IDIOTAS!— gritó enfurecida, interrumpiendo aquella conversación. Golpeó el suelo en el que estaban sentados, creando un gran hoyo en él.
Su sharingan se activó, mirando a ambos imbéciles.
—¿De qué diablos estaban hablando, jeeezz?
Y aunque su actitud era dura, no había que discutir lo indiscutible; estaba bastante dolida.
Estaban en una misión de rescate, bastante importante para ella. ¿Qué ganaban con crearle complejos y hablar de pechos? Pechos, pechos, y más pechos. ¿Acaso iban en serio?
Mordió su labio. Sarada no lloraría por ello, eso estaba claro. Pero tampoco aguantaría alguna que otra mueca triste. Que aunque lo intentó, no lo consiguió.
En seguida se calmó bajo la mirada de ambos. Olía a sudor, así que necesitaría un baño. Comenzó a andar.
—Sarada-chan, ¿adónde vas?— preguntó Mitsuki, observando cómo su compañera cogía todas sus pertenencias. Boruto tragó saliva. La había liado, ¿verdad?— ¿Sarada-
—Voy a buscar un pueblo para bañarme. También quisiera preguntar sobre Usui, la chica o mamá— su respuesta fue seca. Seca y directa.
—Voy conti-
—¿De qué hablas?— se giró, sonriendo con bastante maldad—. Podría aplastarte con mis pechos— por supuesto, fue ironía. Los pechos de Sarada eran una copa B; no aptos para aplastar cosas.
—Uhm, yo creo que-
—¡Mitsuki, cállate!— le interrumpió Boruto, ¿qué diablos iba a decirle? No importaba, pero estaban hablando de los pechos de Sarada. No iba a permitirlo—. Sarada.
—¿Es que acaso quieren bañarme?— siguió andando.
—¿Quieres?— preguntó Mitsuki, bastante inocente. No supo entender si era una petición, o una ironía. Aunque el cabreo de Boruto hizo obvio la respuesta—. Lo siento, no lo entendí.
Distraídos en su pelea, Sarada había desaparecido.
Había un pueblo bastante cerca, por lo que fue obvio adónde fue.
—Nosotros también deberíamos ir al balneario, apestas.
—Si tú quieres ir, por mí está bien.
***
—¿Está segura que no ha visto a alguien con esas descripciones?— le preguntó a la encargada. Había descrito con bastante detalle a Sakura y Ella, pero la mujer negó con la cabeza—. Está bien... ¿Pude darme una entrada? No tardaré mucho.
Había cosas que debía de hacer, pero no apestando.
La higiene era importante de cuidar, más si eras un ninja. ¿Acaso querías enfermar?
—Claro, querida.
Pagó con el dinero exacto, más una sonrisa como propina. Aquella anciana se vio muy agradable, y sus intuiciones jamás fallaban.
—Muchas gracias.
Se apresuró a las taquilla, ignorando sin querer las advertencias de la propietaria. Entró en el balneario donde el color rosa estaba pintado, por lo que supo que era de mujeres.
Se desvistió poco a poco, deslizando sus prendas por cada detalle de su pálida piel.
Antes de ponerse la toalla, miró hacia abajo.
—Seguramente Kuna no puede mirar sus pies...— susurró, aún dolida por aquel tema. Ella veía sus pies perfectamente, incluso podía ver parte de su ombligo. ¿Por qué Boruto las prefería con pechos? ¿Por qué no pensaba de ella que era increíble?
Bufó, pero siguió hacia adelante. Al tener su cabello corto, lo dejó de aquella manera. Enrolló la toalla por debajo de sus sobacos, aunque decidió dejarse el collar que Inojin le regaló. Aquella margarita.
<<¿Lo habrá hecho por aquella vez?>> pensó.
Para ella, Inojin era como un hermano. Incluso ha habido veces en la que han dormido en la misma habitación y en la misma cama. Pero lo siento, Inojin: estás en la brotherzone, o eso parece.
—¡Baka-Boruto!— gritó, descargando su ira contra la puerta de aquella taquilla. Al cerrarla, volvió a calmarse y a ir hacia el balneario.
Cruzó la puerta que le permitía intimidad. Para su suerte, no había ninguna clienta, así que estaría sola.
—Así podré pensar algún plan...— sonrió. Se deshizo de su toalla, haciendo que cayera en el suelo.
Incluso el aire en aquel lugar era totalmente embriagador. Se abrazó a sí misma, sonriendo ante el sonido que causaba la cascada que estaba de adorno.
—Hace mucho tiempo que no voy a unos balnearios.
Se dejó llevar. Se hundió en el agua, dejando caer un pequeño jadeo ante aquel gusto. El calor la envolvía, junto a la relajación que este conllevaba. Decidió nadar, con tranquilidad, más hacia la derecha. Luego izquierda, derecha, izquierda... Sonrió, dejándose caer a unos metros de la entrada. A su lado había una roca que también era de decoración, aunque bastante resistente.
Volvió a mirar sus pechos.
—Ni siquiera flo-
—¡Iugh! ¡Eso fue fascinante, Daisuke!
Abrió completamente sus ojos al escuchar un sonido masculino.
¿Por qué diablos estaban en el balneario de las chicas? Se escondió tras la roca, cubriendo todo su cuerpo.
¡Diablos! El agua era tan pura que era demasiado transparente.
<<¡¿Qué diablos?!>> debía de pensar en algo.
Se asomó de su escondite, mirando que el dicho "Daisuke" había apoyado su espalda en el costado donde estaba su toalla.
Estaba atrapada. Rodeada de tres chicos que en cualquier momento podrían verla desnuda.
—¡Y la hamburguesa era enorme en aquel puesto!— reconoció aquella voz; la voz del Uzumaki. ¿Él sería su salvación o su perdición? Volvió a asomarse. Cada vez más nerviosa, pues si ellos decidían moverse de su sitio, ella volvería a estar atrapada—. Oh, Mitsuki, aquí hay gente.
—Está bien— habló el hijo de Orochimaru—. Me sentaré por allí.
Señaló hacia donde estaba la piedra. Sarada maldijo el momento en el que entró.
Ese era el balneario de chicas, estaba segura.
—Oh, por ahí está el muro que nos separa de las chicas. Prefiero evitarlo, son demasiado ruidosas.
—Está bien. Estaré bien en cualquier sitio— contestó Mitsuki.
Ambos se sentaron cerca de los demás, aunque al grupo de tres decidió que las chicas no eran nada ruidosas, por lo que quisieron acercarse. Solo le separaban de Sarada unos pocos metros y una piedra que le permitía estar escondida.
Un solo movimiento y sería descubierta.
Casi podía escuchar los susurros de aquel grupo. Es más, debía, ya que escuchó el nombre de Usui, y el de una tal Ella. No conocía ese nombre, pero por la descripción que dieron ellos, parecía que era la chica que estaba buscando.
—...fiesta...
<<Diablos, si tan solo pudiese acercarme más.>>
—...Treinta y uno de marzo—... ¿su compleaños? ¿Pero de qué diablos hablaban? Quería acercarse más. Más. Necesitaba saber de qué hablaban, pues parecía importante.
—...Ōtsutsuki...
No aguantaba más. Se acercó sin apenas disimular, aunque amarrando su cabello en una coleta alta y de espaldas.
<<Poco pecho, ¿eh? Vamos a ver si es cierto>> su intención era hacerse pasar por hombre. ¿Por qué no iba a colar? Lo único que la delatarían son sus pechos o su vagina; sólo tendría que ocultar su delantera.
Dio unos pasos más hacia atrás. No pudo ver hacia dónde iba, ni siquiera si Mitsuki o Boruto se habían percatado de su presencia. Solo siguió, hasta que al fin pudo escuchar con claridad.
—¿Entonces no irás a la fiesta de los Ōtsutsuki, Daisuke?— preguntó un amigo suyo. Daisuke era un hombre de veinte años. Un ninja de elite.
—¿Qué estás diciendo? No tengo pareja. No hay forma de ir a esa fiesta sin una.
—¿Quizás deberíamos contratar a una dama de compañía?
—Jamás. Además... A mí me gusta una persona— Daisuke se sonrojó por completo, aunque Sarada no fue testigo de eso—. Eh, ¿hum? ¿Chico?
De repente, la Uchiha sintió cómo alguien toqueteaba su hombro, pues Daisuke le estaba dando un toque de atención.
—¿Estás bien? Tus orejas se ven muy rojas.
<<¡Que no se acerque, que no se acerque!>>
No solo haría el ridículo en frente de esas personas, si no, en frente de sus compañeros de equipo. En frente de Boruto. Diablos, ¿cómo reaccionaría?
—Chic-
Por alguna razón, Daisuke paró el paso, pues se estaba acercando demasiado. Miró a sus amigos.
—¿Nos pueden dejar a solas? Conozco a este tipo.
—¿Ah? Sí, claro.
Los chicos se fueron, siendo observados por Boruto y Mitsuki. Fue imposible no darse cuenta de ello, pues era muy amplio y ellos tan pocos.
—Sé que sonará algo idiota...— Daisuke enrojeció, ¿cómo iba a hacer esa pregunta?—¿Tú eres chica, no? ¿Estás en problemas?
—¡Noh!— aquel pésimo ruido fue Sarada, intentando imitar la voz de un hombre.
—Ohm, está bien si quieres mentirme, pero por favor, sé racional. Tus pechos son grandes.
Grandes.
A pesar de aquel comentario tan pervertido, solo calló en silencio. Si lo golpeaba, todos la verían.
—¿Cuál es tu verdadero nombre?— Daisuke se mantuvo firme, mirando en todo momento su espalda.
—An-
—El verdadero— bufó el rubio.
—Sarada— habló firme. ¿Para qué mentir? Ella era fuerte, necesitaba confiar.
—Está bien, Sarada-chan. Quieres salir de aquí, ¿no?
La chica asintió. Daisuke se percató de su nuca, llena de gotas de aquel balneario de agua transparente. Por supuesto, no miró a través del agua. Él era todo un caballero, para suerte de la Uchiha.
—Eh, ¿sabías que te estás viendo sexy?— Daisuke era así; impulsivo. Pero jamás con malas intenciones—. Quiero decir, aqu-
—Gracias.
Era inapropiado, y quizás idiota agradecer tal comentario. Pero lo necesitaba.
Porque estaba creyendo que Boruto, su casi novio, no la ve sexy. Ni lo haría jamás, porque en cuanto a eso, sus ojos están en Kuna. No quería que sus cuerpos sean comparados.
Sí, quizás Sarada no tenía esa copita de más, ¿pero qué importa? Ella se veía bien.
Hasta que escuchó el comentario de aquel rubio idiota, al que tanto quería.
—¡No hay de qué, Sara-
—Shhh— por auto reflejo se abalanzó sobre él para tapar su boca e interrumpir sus palabras. ¿Es que acaso era idiota, gritando de aquella manera? Guardó silencio, aunque no voluntariamente, ya que, sin querer, comenzó a ahogarlo. Sarada estaba sentada encima, cosa que se percató enseguida y lo remedió, saltando hacia atrás—. Lo sien-
Al ver cómo Daisuke salía a la superficie, pudo verlo más de cerca. Ojos negros, pelo rubio... También observó su tenue color de mejillas.
—Sarada-chan— susurró con timidez—. Debes ser más cuidadosa con tu cuerpo.
—Qué importa. Daisuke, ayúdame— habló la Uchiha—. Y si está bien para ti, necesito preguntarte unas cosas.
Por supuesto, tapó su pecho con sus manos y cruzó sus piernas. Pero no se dio cuenta de que, al abalanzarse sobre él para evitar que hablara, ya no estaba de espaldas a los demás chicos. Podían verla, pero no reconocerla. No de momento.
N/A
Y eh aquí mi preguntan. ¿Quieren que Boruto se dé cuenta?
Ustedes deciden~
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