Capítulo 1- Aika Sakura

Nadie hablaría. Era bastante obvio. Aunque, cuando Sarada cumplió los dieciséis y comenzó a tener esos sueños extraños con más firmeza, notó que algo raro pasaba en el mundo de los "adultos". Ya tenía diecisiete años. Posiblemente aún no era una mujer, como bien afirmaba su padre, pero sí que estaba a un solo paso.
Por lo tanto, ya era hora de aclararlo todo. De querer saber quién es aquella pelirrosa que se parece tanto a ella. Ya era hora de la verdad, ¡y nada de mentiras!

—Abuela Tsuna—saludó al ver a su abuela en aquella taberna, bebiendo sake sin parar. Los días para aquella rubia tan bella no transcurrían. Había algo que le hacía decaer, pero sólo una persona en aquella aldea podía hacerle cambiar de humor; la Uchiha—. Buenos días.

—Buenos días—bebió un trago.

—Quiero ser directa contigo. ¿Sabes de los sueños que te conté?

—¿Aquellos en los que te besabas con Uzumaki Boruto?

La pelinegra estalló en un gran rubor. ¡¿Cómo podía haber dicho algo así?! Y de forma tan... directa. Está bien. A ella le gustaba. Pero no le enamoraba, era algo así como... ¿Captar su atención? Desde la academia le ocurría, pero, una y otra vez, se juraba que no era amor.

—No, no—intentó calmarse a ella misma. Temió por unos instantes que Boruto estuviese escuchando. ¡No quería decírselo!—Los sueños en los que veía una silueta muy femenina.

La rubia suspiró, intentando hacerse la tonta. Ella ya sabía algo.

—Está bien, sé más información. Es una chica. No tiene mucho busto... Y... es pelirosa.

—Ajá. Lo siento, no conozco a alguien de esa silueta.

La Uchiha vio como las mentiras de Tsunade se clavaban en su pequeño corazón como pequeñas agujas. Quería saber qué ocurría, ¡temía que a esa chica le estuviese pasando algo importante! Sabía que debía rescatarla. ¿Pero cómo buscarla, si nadie ayudaba en ello? Se supone que los habitantes de Konoha confiaban mucho los unos a los otros. Por eso quería ser Hokage. Pero, ¿se podían decir tantas mentiras al día?

—Abuela Tsuna, sé que la conoce—dijo aquella vez con frialdad. Tensó su mandíbula. Si no escuchaba una verdad iba a estallar en aquel mismo momento—. Tiene el Byakugou, igual que nosotras. Ella y yo nos parecemos mucho.

Tsunade sólo la miró con sus ojos aguamiel. No podía decirle a su exalumna qué estaba ocurriendo, o mejor, qué fue lo que ocurrió, ya que hablábamos de pasado. Una persona en la que depositó confianza, abandonó la aldea. Aquella chica que estaba frente a sus narices, en susurros, era conocida como la hija de los traidores. Pero, ¿cómo decirle todo aquello?

—Son simples coinci-

Golpeó la mesa, atrayendo todas las miradas de las personas que estaban en la taberna. Una gota de sudor se deslizó por su frente hasta caer en el suelo.

—Mira mis ojos, abuela Tsuna.

Tsunade elevó su mirada. El sharingan. Cómo no, estaba usando el sharingan con ella. ¡Con ella! ¿Quién lo iba a imaginar?

—Puse muchas esperanzas en ti, Sarada—comentó la rubia—. Sé que no serás como los rumores dicen. Sé que no serás como una traidora. Pero para hacer eso, has de calmarte. ¡Mirarme con el sharingan no es una muestra de confianza! No te temo. Sé que eres incapaz de hacer daño a un ser querido.

—Puedo enfadarme cuando nadie me lo dice. Siento que hay un reloj. Cuanto más pronto, mejor.

—Desactiva el sharingan.

—No lo haré. No hasta que me lo cuentes todo. Por Kami-sama, ¡eres mi única esperanza!

—Haré lo que debo, pero no aquí.

***

El apartamento Uchiha estaba algo deshabitado, sólo estaba ella y... ella. Su padre usualmente estaba de misión desde que cumplió los quince. Parecía que quisiera buscar algo, ya sabéis, encontrarlo con ansias. Parecía no rendirse, aunque, a veces pasaba semanas sin buscar. Sasuke era paciente, pero a la vez, impaciente. Algo extraño de describir.

Dejó pasar a una Tsunade algo tambaleada por el sake, y con una de las mismas botellas en mano.

—Siéntese.

Se sentó en el suelo, dando otro trago. Sarada estuvo delante.

—Su nombre es Haruno Sakura.

—No me suena de mucho...—siseó la Uchiha.

—Si ahora mismo te escuchara, estoy segura de que le dolería.

—¿Quién es... ella para mí?—quiso saber con sinceridad, anhelando aquella información.

—Primero quisiera hablarte de ella como una persona, como Haruno Sakura. O más bien, Aika Sakura.

—¿Aika?—abrió aún más sus ojos.

Con tan sólo escuchar ese apellido le temblaban las manos. Había escuchado hablar del clan Aika en la academia. Desde que ella nació, más o menos, comenzaron a temerlos y a enseñar sobre ellos. Aún recordaba lo que aprendió;
Lección nº1: Jamás enfurecer a un Aika.
Lección nº2: Huir. Si no, darte por muerto.

Boruto, aquel rubio tan... aventurero, un día bromeó con ir de caza, ¡como si el clan Aika fuesen animales! Aunque, estaba extinguido. Y eso calmaba la situación. Ni siquiera aquella Uchiha sabría qué habría hecho.

—Aika Sakura. No pasó mucho tiempo desde que la tuvimos en Konoha por última vez.

—¿Qué? ¡Creí que el clan Aika estaba extinguido!

Tsunade sonrió.

—Se creyó eso del clan Uchiha, y de repente, aparecieron miles—rodeó sus ojos bromeando—. Ella era una kunoichi cualquiera, aunque, no para mí. Para mí Sakura era muy importante. En sus ojos veía amor que repartir en cada uno de nuestros habitantes. Ella sin duda podría haber llegado a ser Hokage si así lo hubiese querido—Sarada observó cómo al hablar de aquella persona a Tsunade se le iluminaban los ojos. Pareció que iba a llorar—. Era mi hija. Aunque, no de sangre. Sus padres murieron cuando recién sus compañeros de equipo la abandonaron. Eso fue cruel, ¿sabes? Pero ella se mantuvo con una sonrisa. Siempre que la miraba, sonreía. Siempre que algo grave pasaba, sonreía. Al final, de tanta observaba, creaba en ti un sentimiento de confianza. Era como si dijese "todo estará bien, confía en mí".

—¿Ella es... buena?

—¡Claro que sí!—recalcó la abuela pegando un fuerte golpe en la mesa—. ¡Ni se te ocurra dudarlo! ¡Jamás! ¡A pesar de lo que todos digan!

—Cuéntame más, abuela Tsuna. Necesito saberlo todo de ella.

—Sé que un día muy duro de ella fue cuando descubrió que no pertenecía a una familia normal y corriente, si no, a un clan que se extinguió hace mucho por culpa del once colas. Ella era una Aika. Y, aunque muchos deseaban un poder como el de aquel clan, ella no. Amaba mucho a sus padres. Amaba mucho lo que era.

—Así que... descubrió que no eran sus verdaderos padres...

—¡Claro que sí!—volvió a golpear la mesa, otra vez más fuerte que la última—. Nunca le importó la sangre. El problema fue cuando descubrió que ella era la portadora del once colas. Ese monstruo la destruía por dentro, así que, se marchó de la aldea. Quería descubrirlo todo, igual que tú. Quería vivir su propia aventura. Quería verdades. Mientras su viaje estaba en pie, todos los Kages desesperaron.

—¿Tú eras Hokage, verdad? ¿Qué hiciste tú?

Un rostro apenado apareció en Tsunade, quien, una y otra vez, no dejaba de arrepentirse de todas las malas decisiones. Pero eso consistía en ser Hokage. No siempre podías acertar, ¿verdad? Pero sí podías darlo todo siempre. Ella lo hizo. En cuanto descubrió su error, no dudó ni un segundo.

—Cometer un error. Aprobé lo que ellos decían; capturarla. Desde entonces, Aika Sakura o Haruno Sakura, como prefieras, estuvo en el libro bingo.

La Uchiha abrió los ojos. ¡No podía creerse qué estaba escuchando!

—Resumiré más esto. Los miembros del clan Aika revivieron, y controlaron el cuerpo de Sakura. Si se casaba, sería el fin para nosotros. Pero, de repente, Sakura volvió en sí. Acabó con todos, ¡y es bastante difícil! Eso pude presenciarlo por mí misma. Pude ver sus ojos en la batalla. Estaba decidida a protegernos a todos, sin importar quién era. Y nosotros a ella. Ella nos salvó a todos con su poder, así que ganamos.

Sarada sonrió.

—¿Eso no es genial?

—Es genial, sí. Pero entonces, pasó tiempo. Y naciste tú, Sarada. Hija de Uchiha Sasuke y... Aika Sakura.

—¡¿Sakura-dono es mi madre?!—gritó algo sorprendida por la noticia.

Ahora entendía algunas cosas; los socorros que ella pedía, aquella mente que estaba entrelazada a ella... Y también, el por qué aquella sensación de vacío cuando Sasuke le contaba una y otra vez que conoció a su madre en una fiesta y que, al tenerla, se marchó dejándole el bebé a él.

Ahora entendía que incluso su padre mentía. Pero... todo... ¿por qué?

—Sakura y Sasuke estaban muy enamorados. Aunque he de comentarte que él era uno de sus compañeros que abandonó a Sakura. El compañero restante era el séptimo. Tu madre luchó mucho para no caminar detrás de ellos, y al parecer, se pasó bastante—prosiguió Tsunade—. Mientras Sakura encontraba respuestas, se topó con Naruto y Sasuke muchas veces. Aunque, no voy a contarte toda la historia, Sarada. Yo no me la sé. Ni siquiera Sasuke. Hay cosas que deberías preguntarle a ella si estuviese viva.

—Sak...—decidió llamarla por el nombre que se merecía. Rectificó—. ¿Mamá abandonó la aldea...?

—Posiblemente por tu bien. Aunque todos digan que se fue por ser una estúpida Aika, sé que Sakura jamás abandonaría. A no ser que hubiese un gran motivo—suspiró—. Pero esto es bueno. Juntas tenéis compatibilidad. Es como si ella pudiese meterse en tu mente. Es bueno, asegúrate de controlar eso. Averigua qué está sucediendo con Sakura y ves tras tu madre, Sarada.

—¿No será tan fácil, verdad?—preguntó ella bastante inquieta. Sus piernas no dejaron de moverse. Sus ojos querían lagrimear. No era débil, pero ella no era Anti-noticias. Se había quedado en shock.

—Me temo que no. Pero eres una kunoichi fuerte. Por Kami-sama, eres mi discípula, mi "nieta", hija de una Uchiha y de una Aika. Si alguien puede, desde luego, eres tú. Sabrás tomar buenas decisiones, no cómo yo.

—¿Cómo estás tan segura, abuela Tsuna? Tengo miedo de todo lo que pueda ocurrir. Un viaje... ¿sola?

—No sola—sonrió—. Desde luego necesitarás ayuda. Incluso Sakura necesitó a sus amigas.

—¿Amigas?

Tsunade sonrió.

—Hinata e Ino. Te recomiendo comenzar por ahí.

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