Capitulo 2
Todos y cada uno de los chicos había salido de su trabajo, cada uno tomando un camino diferente, en distintos medios de transporte, llegando a su amado hogar, donde se dispusieron a hacer cosas que les gustaban, a excepción del pequeño chico con cara de gato, contaba de nuevo sus gatos, al llegar sólo 9 de ellos lo habían recibido...
-Mandarino- gritó asustado mientras entraba a su hogar, colgó su mochila en el perchero y aventó su abrigo al sillón, de quito los zapatos y corrió en calcetines dentro de su casa
-Mandarino- dijo una vez más al borde del llanto, buscó bajo la cama, donde solía esconderse cuando estaba de mal humor y no encontró nada, en el baño, debajo de los sillones, hasta debajo de la mesa sin tener éxito
-Dios... ayúdame a encontrar a mandarino- pidió uniendo sus manos y arrodillándose- por favor- dijo desesperado para después comenzar a hacer reverencias..
Cuando levanto su vista vio su ventana de la sala abierta y se quiso golpear mentalmente
Recordó que por la mañana la había dejado abierta para que el gato se sintiera mejor con la luz del día...
-Que tonto- se dijo a sí mismo dándose un golpe en la frente..
Cerró la ventana y abrió la puerta del patio para que sus otros gatos salieran..
Tomo su celular de su mochila, la cual esta vez acomodo en el sillón y su saco en el perchero..
Yoongi salió de su casa, no sin antes ponerse los zapatos y su abrigo, comenzó a caminar por las calles preguntándole a las personas por un gato color naranja, mientras enseñaba la foto de su amado mandarino..
Todos y cada uno de los gatos de Yoongi eran especiales, a todos los había rescatado, pero Mandarino era el primer gato al que sacó de la dura vida de las calles, era apenas un cachorro cuando lo encontró, su madre había sido atropellada, y el apenas tenía semanas de nacido, tuvo que darle leche con un biberón especial y llevarlo constantemente al veterinario para su revisión, a pesar de las pocas probabilidades el gato vivió y habían vivido muchas cosas, no quería que terminara así...
Aún recordaba aquella vez que llevo a sus gatos a la playa y Mandarino era el más molesto.. odiaba el agua, cada vez que lo bañaba era una tortura para ambos, pero aún así lo adoraba.
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