Capítulo 24: Perspectiva de una Despedida - Hasta pronto, Son Chiyo...
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*05 de noviembre del año 784*
*Universo 7 - Galaxia del Norte*
*Planeta 4032-Verde-877. La Tierra*
*Residencia Briefs - Jardines de Corporación Cápsula*
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Papá decidió enterrar a mi hermana hoy.
Goten tardó un poco en calmarse al principio, y no era para menos: el dolor en el pecho volvió a aparecer, combinado con su propia tristeza, la de nuestro padre, que se compartía por del vínculo y la mía; mi tío Vegeta tuvo que consolar a mi tía Bulma, quien comenzó a llorar al ver el ataúd de Chiyo; yo abracé a mi esposa con fuerza para que dejara de llorar, aunque más bien parecía que me consolaba a mí.
Pilaf y Shu nos hicieron el favor de acercar una de la entrada, Mai se quedó a lado de mi primo al ver que pasaba, los otros dos para acompañar a mi hermano.
Ante todo, papá quería llenar las actas antes de irnos y dárselas a mi tía Bulma: ella tenía toda la documentación de mi padre y Goten que recuperamos de la casa.
Colocó el folder y sacó ambas hojas, poniéndolas en la mesa y comenzó a llenar ambos documentos; con el nombre de mi hermana y su firma. Todo con el pequeño ataúd cargando en su brazo izquierdo, cerca de su pecho. No lo había soltado desde que lo tomó de las manos de mi abuelo. Cuando terminó me dió la pluma, la tomé, escribí mi nombre y firma, como el primer testigo.
Al terminar se lo di a papá, él la tomó y se le extendió la pluma a Goten, quien quedó atónito por unos segundos.
"Goku... él aún es menor de edad." comentó suavemente mi tía.
"En la tierra, pero mi hija también es mitad saiyajin... y según nuestras leyes Goten ya es mayor de edad desde el momento que cumplió 16 años." Contestó mi padre con voz firme, viendo a mi hermano directamente a los ojos.
Goten asintió con firmeza, tomó la pluma con fuerza y se acercó a la mesa: colocó su nombre y firma como el segundo y último testigo del Acta de Nacimiento; cuando terminó dejó la pluma, junto ambas hojas en el folder, dándoselo a mi tía. Ella lo tomó y entró a Corporación.
"Gohan... ve por la lápida por favor." Pidió papá. yo asentí. "Goten, junta las cosas que cada uno le dejará." Mi hermanito también asintió y ambos entramos.
Al entrar a Corporación mi hermano se fue hacia las habitaciones, yo fui a uno de los talleres antiguos de mi tía: ahí, en una esquina del lugar estaba una lápida, grabada y lista; las herramientas que papá usó para el tallado a su alrededor en el suelo. Lo tomé y salí, encontrándome con Goten: él tenía una bolsa en la mano, con las cosas que le dejaríamos a nuestra hermana.
Ambos salimos al jardín, al acercarnos nuestro abuelo vio la lápida, muy sorprendido. Miró rápidamente a mi padre. "¿Ya sabías?"
"No." Contestó, su mirada de nuevo en el pequeño ataúd en sus manos. "Pero teníamos planeado una pequeña despedida... no esperábamos que nos la entregarás." Su voz se escuchó ahogada al final, pero a pesar de eso no mostró ninguna lágrima. Diría que esto no lo afecta mucho, pero el dolor desgarrador y agonizante que sentía de su vínculo me demostró que esto le dolía más que cualquier batalla o revelación en su vida. Gritaba y lloraba por dentro...
Mi tío Vegeta y Trunks se acercaron silenciosamente a nosotros: mi tío puso su mano en el hombro de papá, apoyándolo y la otra en el ataúd. "Pokoysya s mirom s nashimi predkami. Plemyannitsa." susurró, solo para que nosotros lo escucháramos. Miro a mi padre a los ojos y tradujo: "Descansa en paz con nuestros ancestros. Sobrina." No pude evitar verlo a los ojos sorprendido, igual que Goten: era la primera vez que decía algo así. Papá estaba atónito. Él solo nos dio una sonrisa de lado y se dió la vuelta, regresando al lado de mi tía, quien ya había vuelto y parece le regresó el folder a mi abuelo.
Trunks se acercó, y nos dió un abrazo a cada uno, tardando un poco más en separarse de mi hermano. Puso ambas manos en el ataúd de Chiyo. "Uvidimsya v drugoy zhizni, moy malen'kiy kuzen." Sin despegar su mirada de mi hermana dijo: "Nos veremos en otra vida, mi pequeña prima." Mostró una sonrisa triste y se dió la vuelta.
Yo y Goten nos giramos y nos alejamos un poco para poder volar, papá miro a mí abuelo. "Ox Satán. Esto... es algo que quiero hacer solo con mis hijos." Mi abuelo sonrió ligeramente.
"Lo entiendo Goku. Además, tengo una muy buena idea de a dónde dejarán a mi nieta." Acarició con su dedo suavemente la madera de la caja. "Ha estado solo por mucho tiempo, es momento de que tenga compañía." Miro a mi padre a los ojos. "Saluda a mi amigo de mi parte."
"Lo haré." Mi padre le sonrió un poco, se dió la vuelta y caminó hacia nosotros.
Los tres al mismo tiempo nos elevamos al cielo. Mi padre, siendo nuestro guía, volamos en dirección a la Montaña Paoz.
§§§
Jamás había ido a ese lugar, papá me explicó cómo llegar cuando tenía cuatro años, pero jamás fui. Cuando revivió le contó los mismo a Goten, pero él tampoco había ido por su cuenta. Papá en cambio lo visitó varias veces a lo largo de los años.
Volamos suavemente por el cielo nublado, habíamos pasado por la casa de la región hacía un tiempo, las montañas se volvían más altas, la vegetación más densa y verde (a pesar de ser noviembre) y el clima más fresco.
El vuelo se hizo más lento: yo y mi hermano vimos cómo en una montaña cerca de la orilla había una pequeña casa tradicional con un techo color azul oscuro, rodeado de algunos árboles de sakura que tenían aún algunas flores. La casa de nuestro bisabuelo.
Papá paró después de pasar la casa, cerca de un río rodeado de árboles verdes e incluso algunas flores. Los tres aterrizamos en la orilla del río y papá caminó lentamente hacia un par de árboles; las ramas de ambos extrañamente hacían un arco por el espacio que los separa.
Mis ojos se fijaron en la tumba bajo el pequeño arco natural: la tierra estaba levantada, pero todo está cubierto de pasto y una piedra grande colocada al inició de la tumba de color oscura, algo cubierta de musgo, tal vez fue una de las piedras del río, pero grande y con una cara lisa, dónde estaba tallado toscamente el nombre del hombre que amo a mi padre como a un nieto: Son Gohan, con quien compartía nombre.
Caminamos lentamente, hasta quedar frente a mi bisabuelo, mi padre miraba la tumba con melancolía y tristeza a partes iguales. El ataúd de mi hermana cerca de su pecho lo apretó un poco más. "Hola abuelito..." papá saludó. Goten se colocó a su izquierda y yo a su derecha. "Él es Son Gohan..." presentó, llevando una de sus manos a mi cabello, las lágrimas volvieron a caer por mis mejillas. "Es tu primer bisnieto."
"Hola abuelo..." dije, al menos antes de comenzar a sollozar. Papá me rodeó con su brazo.
"Hola abuelo Gohan..." Goten saludo sonriendo, pero ví que sus ojos se habían puesto brillosos de nuevo. "Yo soy Son Goten, soy tu segundo bisnieto."
"Te convertiste en bisabuelo otra vez... Es una niña, su nombre es Chiyo. Se-e... se que la cuidaras tan bien como lo hiciste conmigo." Confesó mi padre con tanto pesar, que Goten ya no pudo resistirlo y volvió a llorar. "Ox Satán te saluda..."
Él se acercó a mi bisabuelo, se arrodilló y colocó suavemente a mi hermana a su lado, se levantó y tomó la pala clavada al lado de la piedra.
Los truenos comenzaron a escucharse en el cielo y al poco tiempo comenzaron a caer las primeras gotas de lluvia.
Comenzamos a trabajar; papá primero marcó un pequeño cuadro en el pasto con ayuda de la pala, no muy lejos de mi bisabuelo, pero al mismo nivel que la piedra grabada. Levantó el pasto y retiró un poco de tierra con la pala; me acerqué, coloque la lápida en el espació hecho en el suelo y lo acomode, asegurándome de que quede derecho.
Con la pala papá marcó el espacio para Chiyo, un poco más grande que el ataúd, dejando espacio suficiente, con Goten quitó el pasto y lo movió a un lado. Papá dejó la pala cerca de un árbol. Los tres nos arrodillamos alrededor y comenzamos a excavar con nuestras manos.
El único sonido del lugar era el choque de las ramas, el golpe de las hojas de los árboles y algunos truenos. La lluvia se hizo más fuerte; los árboles alrededor nos dieron algo de protección, pero aun así nos caía. Sentí cómo mi cabello y mi ropa comenzó a humedecerse. Gracias a Kaiosama mis gafas no se estaban empañando.
El agua se combinaba con mis lágrimas, mi hermano sollozo mientras excava, su cabello pegándose en su frente y rostro. Papá había quedado justo frente a la lápida y era quien se estaba mojando más, había comenzado a temblar por el frío, pero él no se doblegó, ni tampoco se detuvo en su trabajo. Nosotros tampoco.
Cuando creímos que el hoyo era lo suficientemente hondo Goten tomó el ataúd de nuestra hermana y lo abrazó con fuerza. "Adiós Chiyo... sé que nuestro bisabuelo te va cuidar." la sostuvo un poco más y me la tendió a mí.
Tomé a mi hermana lentamente y la dejé entre mis rodillas, las gotas de agua y mis propias lágrimas caían por el féretro, chocando y rebotando en la madera oscura o en la placa.
Papá contó mucho de su infancia con el abuelo Gohan, usaba sus cacerías como una especie de cuento para que pudiera dormir y usó las mismas con Goten cuando él tenía pesadillas, en dónde soñaba que él se iba de nuevo.
Llegué a imaginar escuchar esas aventuras de nuevo contadas por papá, ahora a una bebé recién nacida; que le enseñaba a una pequeña de 5 años a cómo pescar y cazar en el bosque; Goten mostrándole los diferentes animales y como cuidarlos si estaban lastimados; yo ayudándola a los 4 años a leer y escribir; el tío Vegeta enseñándole su lengua natal a los 3 años; jugando con mi hija y con Bra en Corporación; Trunks ayudándola con sus travesuras a los 10 años; nuestra tía Bulma consintiéndola con juguetes y ropa al ser su primera sobrina; mi esposa enseñándole a una niña de 12 años como peinarse; el Señor Piccolo cuidándola y ayudándola en la meditación y nosotros tres, enseñándole el amor y el respeto a las Artes Marciales, despertando su sangre saiyajin, siendo Chiyo libre de ser ella misma.
Pero eso jamás pasará.
Solté un sollozo y abracé a mi hermana, como lo hacía con Goten y con mi propia hija. Cerré los ojos con fuerza y volví a ver en mi mente a esa pequeña de tres años que mi hermano describió, con los mismos ojos que mi abuela y el cabello tan oscuro como el nuestro.
No podía imaginarme una vida sin mi hija, que mi padre tuviera que vivir la tortura de vivir sin Chiyo... hacía que el dolor en mi pecho fuera aún peor.
Papá puso su mano en mi hombro y apretó. "Respira hijo..." exclamó en un susurró, casi había comenzado a hiperventilar. Respiré por la nariz y exhalé por la boca, mi respiración se calmó al igual que mis latidos, pero no detuvo las lágrimas, ni el frío en mi pecho.
"Siempre te recordaré... mi pequeña hermana." le susurré. La alejé y se la di a mi padre, ojos él la tomó en un instante y la acercó de nuevo a su pecho.
La lluvia había aumentado, los rayos se escuchaban alrededor. La ropa de papá ya estaba mojada al igual que su cabello, provocando que cayera por sus hombros. Él acarició con ternura la madera del ataúd, la acercó a su rostro y le plantó un beso. "Te veré en el Más Allá... mi bebé." susurró con los ojos cerrados, cuando los abrió colocó con delicadeza el ataúd en la tumba.
Goten tomó la bolsa que trajo consigo y que tuvo que dejar a su lado antes de excavar, la abrió, sacó un peluche y después me pasó la bolsa; el peluche era un osito de color blanco; tenía puesto un vestido de tirantes con estampado de pétalos y un moño en su oreja derecha. Goten nos contó que él mismo lo había comprado con sus ahorros, era el primer regalo que le daría a nuestra hermana. Acarició la cabeza del oso y lo colocó en la tumba.
Abrí la bolsa, saqué un marco y le di la bolsa a papá. Le di la vuelta al marco y le retiré la foto que tenía en su interior; fue el día que me gradué como investigador en la Universidad de Satán City; solo estábamos papá, Goten y yo en la foto. La vi por unos segundos más y la puse en la tumba, justo en las manos del oso.
Papá en cambio sacó dos cosas, una la guardó en el bolsillo de su pantalón y la otra la dejo a la vista; era una pequeña blusa de color verde oscuro, en la parte de atrás tenía el símbolo de la tortuga, pero enfrente tenía el nombre completo de Chiyo; él había hecho la blusa en el planeta de Kaiosama: él mismo bordo el nombre y el símbolo de la tortuga. Miro la blusa detenidamente, pasando sus dedos por el bordado, la dobló y la puso encima del ataúd de mi hermana.
Los tres comenzamos a tapar la tumba con tierra, vimos cómo la blusa, el peluche y la foto poco a poco fueron tapados: la tierra estaba un poco húmeda por la lluvia, pero continuamos hasta terminar.
Nos levantamos, papá caminó hasta la lápida, se agachó y sacó del bolsillo su último objeto; uno de los cinturones de su dogy, el cual jamás volvería a usar... lo desenrolló y lo envolvió un poco más abajo de la punta de la lápida.
Volvió a levantarse y se colocó justo frente a la tumba, Goten y yo a sus lados. Cada uno tomamos su mano y miramos este pequeño cementerio, en dónde estaban las dos personas que papá más amo en este planeta.
Los tres levantamos nuestras miradas al cielo, las gotas de lluvia caían directamente en nuestros rostros. Cerré los ojos por un momento y suspiré, disfrutando por un momento la pequeña paz que me llegó.
§§§§
Abrí mis ojos al no sentir más la lluvia... miré alrededor, ya no estaba en la Montaña Paoz...
Todo estaba oscuro... o al menos hasta que me di la vuelta.
... Había lo que parecían cintas de colores... todos brillando intensamente, irradiando calor y de todos los colores... eran los vínculos.
Es la primera vez que lograba verlos...
... Justo delante de mí, estaba el de mi padre, el mi hermano... y justo a su lado una cinta de color gris... muy pequeña y rota. Era el de Chiyo...
...de repente detrás de mí sentí algo... o mejor dicho, a alguien... Escuché pequeños gemidos...
Me di la vuelta lentamente... y me encontré cara a cara no solo con mi transformación Oozaru... si no con lo que sabía eran mis instintos...
... El gran mono tenía sus manos tapando su cara... su hocico se abría sólo para soltar más gemidos, estaba llorando... también estaba sufriendo.
Caminé lentamente hacia él... con un poco de miedo puse una de mis manos en su pata... él se detuvo en su pena.
... Quito las manos de su cara y agacho la cabeza, mirándome... de sus grandes ojos rojo carmesí salían lágrimas... sin darme cuenta comencé a llorar de nuevo...
El Oozaru solo me miro en silencio... después, acerco una de sus manos y toco mi cabeza... casi, acariciándola.
... Cerré los ojos, sintiéndome mejor al saber que no era el único lidiando con este dolor helado...
§§§§
Cuando volví a abrir mis ojos mi vista estaba pintada de rojo, pero por alguna razón no me asustó, de hecho... me reconfortó un poco.
Gire mi rostro para ver a mi padre y Goten; me regresaron la mirada, ambos con sus ojos iguales a los míos. Ahí supe que no fui el único que había tenido un encuentro con sus instintos. Apreté la mano de mi padre con más fuerza y él me regresó el gesto.
Ahora, por primera vez desde que tengo memoria, mi interior lloraba de tristeza, listo para sacar su dolor... y yo también.
Hice lo que me decía, miré de nuevo al cielo y rugí junto a mi familia.
"GGGGRRRRRRRRRRRRRRRRRRR."
Las aves salieron volando de los árboles, algunos animales huyeron del lugar y se escondieron al escuchar a tres Oozaru gritando y lamentando su pérdida. Siendo la lluvia su única compañera, acompañándolos con sus rayos.
Volví a cerrar los ojos, papá llevó su brazo a mi espalda y me acerco a él, junto a mi hermano. Nos abrazó con fuerza.
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*05 de noviembre del año 784*
*Universo 7 - Galaxia del Norte*
*Planeta 4032-Verde-877. La Tierra*
*Montaña Paoz - Residencia de Son Gohan*
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"¿Así que aquí creciste papá?" Pregunté, viendo la casa.
Es pequeña, pero linda; techo azul oscuro de forma tradicional, paredes blancas, un par de puertas de madera y dos ventanas; en la entrada hay un par de escalones de cemento, a unos pasos más adelante por un camino hacia el bosque había una piedra con el nombre del abuelo Gohan, identificándolo como su hogar. Es hogareño, había pasto en el suelo, pero no mucho, tal vez por la podadora que estaba estacionada a un lado de un árbol. Sabía que papá venía de vez en cuando para mantener la casa y el lugar en buenas condiciones.
Tal vez eran las 5 de la tarde, estuvimos con mi bisabuelo y Chiyo hasta que la lluvia paró y las nubes grises desaparecieron del cielo; Gohan estaba acostado en el suelo, esperando que el sol lo secara junto a su ropa, al principio yo estaba a su lado, pero ahora estaba viendo la casita; papá en cambio estaba buscando algo debajo de unas rocas cerca de la entrada.
"Si, hasta que tu tía Bulma me encontró."
"Más bien te atropelló y te estrellaste contra un árbol." comentó mi hermano divertido, tenía los ojos cerrados. Me reí.
"Fue un accidente. Al final se disculpó..." Justificó nuestro padre. "¡Aquí está!" Gritó feliz de repente, se levantó de dónde estaba agachado y me mostró lo que buscaba, una llave.
Mi hermano se levantó del suelo y caminó hacia nosotros, él miró la llave y luego el candado que estaba en las puertas de la casa. Ahora entendía... papá se acercó a la puerta y metió la llave en el candado.
"¿Acaso hay toallas ahí adentro?" Pregunté. El cabello de un saiyajin era difícil de secar sin una toalla, a menos que usará el ki, pero no quería quemar mi ropa.
"No que yo recuerde, pero no es por eso que abro la casa." El candado se abrió, papá lo retiró y abrió la puerta, el polvo nos golpeó a los tres, haciéndonos estornudar. "Cof... cof... hay algo que quiero comprobar." dijo vago y entró a la casa. Gohan y yo nos miramos con el ceño fruncido y después seguimos a papá adentró.
Mientras papá abría las ventanas para dejar entrar el aire ví la casa; cerca de la puerta estaba una cama tamaño matrimonial con sábanas blancas; base de madera de color verde y café claro, con laterales y cortinas naranjas; un ropero al otro lado de la pared con una lampara; a su derecha había varios jarros tapados con telas. En medio del lugar había una mesa de madera con dos sillas, en la otra pared había un ropero con varios trastes guardados. Pequeño, pero práctico.
Volví a ver a mi padre, él estaba levantando las almohadas de la cama y dejándolas en la mesa. ¿Qué estaba haciendo?
"¿Papá?" Solté.
"Goten, ayúdame a detener esto..." levantó el colchón de la base, yo lo sostuve. Detrás de mí escuché los pasos de mi hermano mayor.
Papá tocó la base, dió unos cuantos toques con el dedo hasta que una de las tablas se movió, la tomó y la levantó, junto con otro par. Acomodé mejor mi agarre al colchón y vi lo que había dentro; una caja larga de madera, con una hoja encima, todo unido por un par de listones de color amarillo.
"Estaba regresando de jugar en el bosque cuando ví a mi abuelo dejando está caja en este mismo lugar, tal vez tenía unos 6 o 7 años." Explicó papá, tomó con cuidado la caja y la sacó de su escondite, volviendo a colocar las tablas. "Cuando le pregunté qué hacía me dijo que me lo explicaría cuando fuera mayor... con el tiempo, lo olvide."
"Hasta que el tío Vegeta rompió los deseos." dije, mi papá asintió. Cuando se alejó de la base volví a acomodar el colchón, papá dejó la caja en la cama. "¿Qué crees que tenga?"
"No lo sé... pero si era algo que quería decirme de grande, tal vez tenga que ver con mi llegada a la tierra."
El tío Vegeta hace poco nos había contado de los funerales saiyajin; se elegía un lugar y se creaba un lecho de algún material inflamable (había pocos árboles en el Planeta Vegetta), se colocaba a la persona fallecida en el lecho vestido con su traje de batalla y cada integrante de la familia sanguínea le dejaba un recuerdo o un regalo alrededor de su cuerpo.
Toda la familia le daba sus despedidas y el hijo primogénito encendía una antorcha para encender el lecho: de tener más hijos cada uno por turno agarraba la antorcha y prendía fuego a una parte del lecho; de no ser padre el familiar sanguíneo más cercano se encargaba de la acción.
Se le prende fuego al cuerpo y se permite que las cenizas se vayan con el viento, como señal de libertad. No usaban lápidas, ni enterraban los cuerpos.
Lo curioso era que los saiyajin dejaban regalos no solo en funerales, sino también cuando se hacían viajes largos o peligrosos fuera del planeta. Según destacó mi tío: si de verdad mi padre fue enviado a sobrevivir su familia pudo haberle dejado algo en su cápsula. La tía Bulma cuando lo encontró y usó la cápsula como base para la nave espacial que usó papá para viajar a Namek, no había nada en el interior.
Papá suspiró lentamente, rompió los listones y tomó la hoja, la cual resultó ser un sobre, la volteo y vio que estaba escrito su nombre. "Es... la letra de mi abuelo." Aclaro sorprendido, abrió el sobre y sacó dos hojas, comenzando a leer la carta.
No podía ver el contenido, pero si la expresión de mi padre; sus ojos se habían puesto tristes al ver la letra al comienzo de su lectura, pero con el tiempo en su rostro se dibujó una sonrisa infantil y sus ojos brillaron con cariño. Una pequeña lágrima se escapó de su ojo derecho y él la limpió al instante, pero no desapareció su sonrisa. Nos miró a los dos y le dió la carta a mi hermano mayor, él la tomó y la abrió, me puse a su lado para leer también.
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Mi querido Goku...
Tengo la corazonada de que no estaré en este mundo para verte crecer, así que te dejo esta carta. Estoy escribiendo esto después de que te transformaste al ver la luna llena.
Tengo que felicitarte, en esa forma tienes una gran fuerza hijo, me costó mucho dejarte fuera de combate, incluso soportaste el ataque más fuerte que tengo, pero también me demuestra que no podré detenerte si vuelve a ocurrir. Aún eres muy pequeño para entender y no quisiera que te asustaras, así que pienso darte una advertencia. De contarte la verdad tendría que explicarte que tampoco vienes de este planeta.
Sabes que te encontré en el bosque vestido con una ropa extraña, una especie de armadura; cuando intente acercarme llegaste a morderme (y fue más de una vez) pude contenerte y te lleve a casa. Tenías hambre, acabaste con toda la comida que te serví; estabas solo, así que decidí acogerte, hasta encontrar a tus padres o al menos saber lo que les pasó.
No fue hasta que te quedaste dormido con tu pequeño traje aún puesto que salí al bosque. Terminé en el mismo lugar en dónde te encontré, fue más adelante que vi una nave, en medio de un cráter, me acerqué y vi si tenía algún pasajero, pero solo encontré un par de cosas, las mismas que te dejo en esta caja.
Intenté usar ese dispositivo extraño, y escuché la voz de una mujer: hablaba en una lengua extraña, pero lloraba, estaba triste.
No sé qué les haya pasado a tus padres, pero puedo decir que al menos la mujer que dejó la grabación te amaba y le dolía dejarte ir. Quisiera decirte más mi pequeño Goku, pero me es imposible.
Me llevé lo que encontré y regresé a la casa, aún estabas dormido, ignorante de que estabas solo en este planeta. Fue ahí que tome la decisión de adoptarte, tal vez no eras humano, pero te criaría como mi nieto. No estarías solo aquí.
Te puse Goku, como mi padre. Y jamás me arrepentí de mi decisión.
Eras muy inquieto y con una gran fuerza tan joven; cuando te intenté bañar destruiste la bañera; compré juguetes para que jugaras y algunos llegaste a lanzarlos hacia mi cabeza, como distracción para caminar a la salida. Siempre intentando salir de la casa.
Una vez lo lograste, te busqué por todas partes y terminé encontrándote en el cráter en dónde estaba tu nave: era de noche y mirabas al cielo con ojos tristes, cuando me acerqué me abrazaste y lloraste en mi hombro: fue la primera vez que me dejaste acercarme.
Supe que esperabas a alguien, tal vez a la mujer, así que decidí llevarte a ese lugar y hacerte compañía, tal vez tenías razón y vendrían por tí.
Fue en uno de esos viajes que te puse en mi canasta, te caíste a ese barranco y te golpeaste la cabeza. Te cuide durante días, no me separe de tí, esperando a que despertarás.
Cuando lo hiciste jamás volviste a escapar; cuando recién te encontré tocabas mucho tu pecho, como si te doliera, pero ya no volviste a hacerlo; en cambio tu apetito jamás cambió, seguía siendo tan grande como el primer día, y conforme creciste sólo aumentó. Cazamos el triple de comida que yo necesitaba al inicio, pero valía la pena cada vez que sonreías al comer. No importó cuánto intenté enseñarte modales, te descontrolas tan pronto ves la comida.
Tú fuerza es grande (habías logrado romper un tronco con tan solo 5 años) así que comencé a ayudarte a controlarlo. Desde el principio vi que te quedabas mirándome hacer mis katas, y te enseñé a replicarlas. Eres un gran estudiante Goku: aprendes rápido, te adaptas rápido a las situaciones difíciles, revelando una mente estratégica y tranquila, incluso tienes una gran memoria para replicar movimientos, tal vez incluso ataques de energía, pero pienso probarlo cuando seas mayor. Tal parece que tengo un nieto prodigio para las Artes Marciales y que además ronronea como un gatito, jejejeje.
Estoy seguro de que perdiste los recuerdos de tu hogar de origen ese día, y espero que algún día los recuperes. Si tengo razón y yo ya no estoy contigo, espero vayan a buscarte. No podría estar en paz si te quedarás solo.
Solo recuerda esto: no importa lo que pase, tú seguirás siendo mi nieto.
—Con amor, Son Gohan.
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Me limpié discretamente una lágrima, mi hermano también. Gohan le regresó la carta a papá y él la puso cerca de la caja.
"Mencionó una grabación con un idioma extraño. ¿Será Sayan?" Mi hermano destacó.
"Si es así tal vez el tío Vegeta nos ayudé a traducir..." mencioné. "Incluso Trunks."
"Antes que nada, hay que ver qué encontró el abuelo en mi cápsula." Papá recalcó, le sonreí y Gohan se rasco la parte de atrás de la cabeza.
Papá volvió a mirar la caja, se arrodilló y abrió la tapa. Yo y mi hermano nos colocamos detrás de él; en el interior había una versión en miniatura del traje del tío Vegeta, pero con hombreras y de color negro, junto con dos muñequeras, dos tobilleras y un par de botas blancas; cerca de la orilla un dispositivo con una lente semitransparente de color morado; y abarcando el resto de la caja había una tela negra doblada, con un símbolo bordado en color rojo. El símbolo parecía Sayan.
"Un rastreador..." Papá exclamó sorprendido, mientras tomaba el dispositivo y lo veía, aún con sorpresa. "Jamás creí volver a ver uno."
"¿Tal vez sea del abuelo Bardoock?" Pregunté. La tía Bulma me había contado de los rastreadores, el tío Vegeta, el tal Nappa y el hermano de papá llevaban uno a su llegada.
"No lo creo... tal vez sea de la abuela Gine." Respondió Gohan con una ceja levantada. Tal vez, él tampoco creyó volver a ver otro rastreador.
No pude evitarlo, tomé la pechera y la miré, no solo tenía hombreras, también tenía dos aletas a los lados; tenía el mismo color amarillo que la armadura de mi tío. ¡Da tanta ternura! "No te puedo imaginar así de pequeño papá..." comenté mientras tomaba una de las muñequeras, se veían tan pequeñas, más que las muñecas de Pan.
"Ajajajaja pues créelo, yo era así de pequeño. Según escuché yo era de lento desarrollo." Comentó papá con una sonrisa.
Se puso el rastreador en su oreja izquierda y la lente quedó justo en su ojo. Apretó el botón al otro lado, pero no hubo ningún cambio. Suspiró decepcionado, levantándose. "No funciona..."
"¿Puedo?" Gohan preguntó, papá se quitó el rastreador y se lo dió, él mismo se lo puso e intentó prenderlo, pero pasó lo mismo, aunque se escuchó un pitido repetitivo por unos segundos, después nada. Mi hermano se quitó el rastreador. "No estoy seguro, pero tal vez le falte batería. No se ve algún daño a parte del uso, el abuelo lo cuido bien."
"De ser eso puede que Bulma pueda ayudar." Papá terminó la idea, tomó el rastreador y lo regresó a la caja.
Finalmente tomó la tela entre sus manos y la extendió; tenía unos 70 centímetros de ancho y un poco más de un metro y medio de largo, el principio de la tela tenía un corte en C. El símbolo bordado quedaba justo en medio.
"¿Qué es? ¿Una cobija?" Solté, con una ceja levantada.
"Si es una cobija, entonces los saiyajin usaban telas muy ásperas para dormir." Dijo mi hermano al tocar la tela, la toqué con mis dedos: era algo áspera, aunque era bastante gruesa.
"Puede que Vegeta sepa, al igual que nos dirá qué significa el símbolo... estoy seguro que lo ví antes." Papá susurró al final, doblando la tela, pero pasando sus dedos por el bordado.
"¿Lo viste aquí en la tierra, papá?" mi hermano preguntó.
"No... en la casa de mis padres, en el Planeta Vegetta." Aclaró, mientras volvía a poner la tela en la caja, metió también la carta y colocó la tapa. "Además... presiento que es algo importante."
Antes de irnos yo cerré las ventanas, Gohan volvió a acomodar las almohadas de la cama. Por último, papá cerró la casa y volvió a poner el candado en la puerta y la llave debajo de una de las rocas.
Mi padre vio de nuevo la casa y después dirigió su vista al lugar de descanso de mi abuelo y mi hermana. Con la caja entre sus manos, los tres emprendimos vuelo al mismo tiempo y nos dirigimos a Corporación Cápsula.
"Papá." Lo llamé en medio del vuelo, él me miró, curioso. "¿Podremos volver?" Pregunté, sabiendo que él sabría a qué me refería.
Él me sonrió, pero no era su habitual risa animada, era una melancólica, como si estuviera recordando. "Puedes regresar las veces que quieras... los dos." Decreto, mirándome a mí y a mi hermano, ambos asentimos. Él miró hacia adelante y aumentó la velocidad, Gohan le copio y después yo.
Había un mensaje que escuchar.
Notas:
-En la lápida de piedra está escrito: 損 ご飯 : Son Gohan
En la segunda lapida: 損 千代 : Son Chiyo. Ambos en japones.
-Lo que está escrito en la carta en la última imagen es: たとえ何が起こっても、あなたは私の孫です. 愛を込めて、損 ご飯. (Tatoe nani ga okotte mo, anata wa watashi no magodesu. Aiwokomete, Son gohan.)
Su traducción al español seria: "No importa lo que pase, tú seguirás siendo mi nieto. Con amor, Son Gohan." Es lo último que está en la carta.
-Los tres Fan Arts en este capítulo fueron diseñados y dibujados por mí, de ser encontrados en otra red social cera denunciado.
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