Capítulo 21: Perspectiva de un Tío y un Sobrino
***
*2:45 de la tarde*
*24 de octubre del año 784*
*Universo 7 - Galaxia del Norte*
*Planeta 4032-Verde-877. La Tierra*
*Palacio de Uranai Baba*
***
Volé hasta encontrar una pequeña construcción. Era lo que parecía un pequeño palacio en medio del mar; delante de él un camino lo unía a una plataforma circular; otro camino lo unía a otra estructura muy parecida a la primera, ambas con techo color azul. Era exactamente igual a como lo describió mi esposa.
Kakarotto estaba ahí sentado de espaldas a mí, a un lado de la pequeña plataforma, miraba directo al mar. Como dijo Goten, tal parecía se bañó antes de escaparse: tenía puesto una playera y pantalones... lo que quería decir que tenía razón: ya no era posible para él usar su dogy naranja. Había de sobra en su habitación.
Me acerqué con mi ki visible todo el tiempo, desde la distancia había notado lo rígido que estaba a pesar de estar sentado. Aterricé y me acerqué lentamente.
"Esperaba que estuvieras con Kaiosama." Comenté, cuidando que mi tono fuera plano.
"Mis hijos ya pueden teletransportarse a su planeta. Me buscarían primero ahí." Y cuánta razón tenía, tan pronto Goten despertó fue a buscarlo ahí. "De hecho, esperaba que uno de ellos me encontrará."
"Bajaste tu nivel de pelea al mínimo, era claro que no querías ser encontrado pronto." Me detuve a su lado, con los brazos cruzados.
"¿Y tú cómo lograste encontrarme?" Preguntó girando y levantando su rostro. Me miró por un momento, después soltó un bufido y volvió a mirar al mar. "Bulma jamás se queda callada..."
"Ella quería que fuera primero a la montaña en dónde te conoció, pero no creí que quisieras a personas externas en ese lugar." cuando mencioné ese hecho de repente sus hombros se relajaron un poco.
Si mi esposa tenía razón ese era el lugar de descanso de Son Gohan y ningún saiyajin pisaría un lugar tan sagrado sin permiso. Kakarotto habló mucho de su primera figura paterna, pero jamás mencionó el lugar en dónde lo enterró. Solo demostraba que tan importante y privado es ese lugar para él.
"¿Cómo lograste que mis hijos no te siguieran?" Al ver que no le molestaba mi presencia, decidí sentarme a su lado.
"No fue fácil... tus hijos son igual de cabezas duras que tú." Necesité de la ayuda de Videl, Bulma y Trunks para persuadir a ese par de no seguirme. Incluso mi hija y Pan tuvieron que ayudar. "Están preocupados por tí." Al escucharme sonrió un poco, pero después su sonrisa desapareció.
No estaba tan en sintonía con los vínculos como Trunks o incluso Bra, pero podía sentir el vínculo que tenía con este cabeza hueca, se sentía traicionado... y roto. La Reina me enseñó lo doloroso que es un vínculo cuando uno es destruido por traición, pero algo que destaco es que uno roto, más el de un padre, es una tortura en vida. Por algo los niños eran tan sagrados en el planeta Vegetta... al menos antes de Frezzer.
"¿Alguna vez se va el frío?" Había hablado en un tono plano desde que llegué, pero cuando soltó la pregunta noté su pena.
Cerré los ojos y suspiré. Amarga ironía, hubo un tiempo en el que llegue a tenerle tanto rencor por ser él quien consiguió primero el Súper Saiyajin, que desee algunas veces verlo en un estado miserable. Ahora que lo estaba... dolía verlo de esa manera. ¿Cuándo demonios su vínculo conmigo paso de camaradería a uno familiar? Prácticamente mis instintos lo veían como a un hermano.
"No Kakarotto... jamás se va." Fui directo. Por el rabillo del ojo ví que abrazó sus piernas con más fuerza. "Un vínculo sea roto o destruido deja esa sensación, como un recordatorio para mejorar... y nunca olvidar." Repetí las mismas palabras que el Rey me dijo, el día que la Reina falleció y sentí como mi vínculo con ella se rompía. Fue la primera y última vez que llore por ella. "Solo toca aprender a vivir con ello. Somos una raza que se adapta casi con facilidad, con el tiempo la sensación se vuelve manejable, hasta disminuye."
"... ¿Todos los saiyajin sienten lo mismo al... perder un hijo?"
"Solo si estaban en sintonía con los vínculos."
"Entonces... ¿¡Cómo fueron capaces de enviar a niños a otros planetas por su bajo nivel!? Cualquiera pudo haber muerto..." preguntó indignado.
"¿Y crees que nosotros tuvimos la opción?" Le regresé la pregunta, volteando a verlo. Él me miró, confundido, pero no pasó mucho para que su mente uniera las piezas.
Abrió mucho los ojos. "... ¿Fue Frezzer...?"
"No, su padre, aunque al insecto le divertía mucho el hecho." Aclaré. "Antes de que Frezzer tomara el mando del ejército quien lo comandó e inició fue el Rey Cold. Él llegó al Planeta Vegetta a la mitad del reinado del Rey Vegeta I: Cold lo derrotó en una batalla fácilmente y nos obligó a seguir sus órdenes y ser leales... fuimos la primera raza en unirnos a su ejército.
"Yo... yo creí..." Kakarotto comenzó, pero se detuvo y agachó la cabeza.
"Creíste que nos unimos por gusto. ¿No es así?" No me sorprendió cuando asintió, avergonzado. "No serías el único: cuando el ejército creció había rumores de que nosotros juramos lealtad por voluntad propia... pero era a la fuerza. Cold nos superaba por mucho, fue por cuestión de supervivencia. Ahí fue cuando los saiyajin dejaron de hacer negociaciones y pasaron directo a la conquista o purga de planetas. Con el tiempo, nos acostumbramos."
"¿Fue por ellos que éramos clasificados por clases?" Kakarotto preguntó, volviendo a levantar la mirada.
"En parte... nosotros ya teníamos una especie de clasificación que se fusionó con la de Cold." No había muchos archivos de esa época, aunque ahora ya no queda nada. Suspire, esto no le gustaría. "El insecto no quería que su ejército fuera débil, así que al principio había decretado que cualquier niño saiyajin que naciera con un nivel bajo sería ejecutado..." Kakarotto abrió los ojos con horror. "En ese entonces había tomado el trono el Rey Vegeta II, mi abuelo..." dije amargó. "... dió la opción de mandar a los niños a planetas de bajo nivel para conquista, una especie de oportunidad. De regresar serían agregados al ejército... de no haberlo logrado, morirían es ese planeta."
"¿Acaso no hubo una mejor forma?" Soltó, triste.
"Era eso o el resto del ejercito los mataban... a muchos no les importaba dañar a niños. Sobre todo, a Zarbon y Dodoria." Kakarotto suspiró, así que aun los recordaba.
"Pero... no a todos los niños de bajo nivel los mandaban a planetas. ¿Verdad?" Levanté una ceja.
"No. No todos los saiyajin de clase baja eran guerreros, al menos el 25% eran educados para encargarse de otros sectores: agricultura, tecnología o recolección y distribución de alimentos. Jamás salieron a una misión o fueron a batalla, ni siquiera experimentaron la transformación Oozaru. Algunas mujeres saiyajin llegaban a cambiarse de guerreras a algún sector menor, mayormente cuando estaban esperando." Pare por un momento, recordando. "Aunque... había algunos que se quedaban en el planeta Vegetta y eran entrenados como guerreros, pero eran casos especiales, en el que los padres del niño eran primera o segunda clase." Volví a mirarlo. "Kakarotto. ¿Exactamente qué recuerdas del Planeta Vegetta?"
"Todo..." Suspiro, en un tono melancólico. "Yo... estaba en una cápsula de crianza..." Frunció el ceño en concentración. "Veía mucho a mi madre al despertar... Raditz estaba también muy presente al inició... papá... mi padre lo veía pocas veces, pero él siempre me sonreía al regresar..." sonrió un poco. Era la primera vez desde que lo conozco que mencionaba a sus roditeli (padres) o al menos admitía su existencia. "Ellos me querían... incluso si era de clase baja." susurró lo último.
"No muchos saiyajin eran así ..." mencioné, ahora entendía su tan buen corazón. Él volvió a mirarme, pase una mano por mi rostro. "La mitad de los niños enviados a planetas no regresaban... a causa de eso los padres de las tres clasificaciones se separaban de los bebés: no se preocupaban por ellos, llegando al punto de no tocarlos ni una vez, prácticamente ignorándolos: es por medio del primer toque a un infante que se forman más rápido los vínculos familiares. Al no ser cercanos y de ser enviado el niño a un planeta la conexión no era fuerte... y así no sentían ese frío si llegaban a fallecer o no les importaba."
Había sido una época oscura para nuestra raza, con miedo y aprensión a los vínculos. Una conexión que antes agradecíamos e incluso adorábamos, pasó a ser evitada y temida. Recuerdo leer de pequeños casos en los que algunos padres llegaron a acabar con su vida en un intento de terminar con la sensación de frío: era peor para un padre la pérdida de un hijo, que un hijo la pérdida de uno o ambos padres. Después de todo los hijos se adaptan a la falta de sus progenitores al cumplir la mayoría de edad; 16 años.
A consecuencia de ello, los padres saiyajin se adaptaron para no ser cercanos a su descendencia, incluso ignorando su existencia o si vivían. El resto del ejército pensaba que siempre fuimos así, jamás revelamos ni negamos nada. Los rumores funcionaban a nuestro favor.
Kakarotto me miró por un largo momento, noté que tenía la mirada perdida, tal vez recordando. "Vegeta... qué..." se cayó, dudoso de continuar, pero después suspiro. "¿Qué pensarías... si te dijera que no fui enviado a conquistar la tierra?"
"Te diría que es imposible, los regis...tros..." Me detuve, frunciendo más el ceño.
Todas las cápsulas y naves en el Planeta Vegetta eran monitoreados: se mantenía un registro detallado de todos los aterrizajes y viajes, incluso las reparaciones: toda la información actualizada y vinculada a la nave nodriza de Frezzer. Cuando el Planeta Vegetta explotó los saiyajines sobrevivientes fuimos enviados a misiones de recuperación y reconocimiento: varias cápsulas habían sido enviadas a otros planetas antes de la explosión. Mi escuadrón viajó con la lista que nos habían proporcionado. Lista en la que nunca vi a Kakarotto... y tal vez nunca estuvo.
Raditz un día nos dijo que tenía las coordenadas de su hermano, que estaba con vida y que iría personalmente por él; hermano que había descartado como deshonra o muerto, pero que no dudó en recoger personalmente... solo unos días después, del aviso a todo el ejército del inició de conquista del sector sur de la Galaxia del Norte... sector en dónde se encontraban el planeta Namek y la Tierra.
No pude evitar la boca, atónito al darme cuenta de todo. Kakarotto me vio y solo sonrió de lado, triste.
"... ¿Cómo, demonios paso...?" Si era verdad, significaba que todo había sido planeado minuciosamente y que Raditz tenía una mejor cara de póker de la que creí.
"Mi padre llegó un día... le dijo a mi madre que robaría una cápsula y que me enviaría lejos..." Las cápsulas necesitaban un permiso u orden para usarlas, sobre todo las que eran para los niños. De robar una tuvieron que quitar el localizador para evitar su detección y eliminarlo de los informes digitales, para que no se dieran cuenta de su falta al hacer el conteo diario. "Mi madre se negó, pero mi padre dijo que Frezzer tenía miedo de que apareciera el Súper Saiyajin... que sentía, que la muerte nos perseguía." Recordé la misión secreta de Zarbon y Dodoria al Palacio Real. "Mamá lloró, no quería enviarme lejos, papá la consoló diciéndole que le enviarían las coordenadas de mi ubicación a Raditz, que él iría por mí y me contaría que era un saiyajin... y evitaría que fuera parte del ejército." Así que de ahí venía su afirmación. "Me sacaron de la cápsula de crianza, me vistieron y me metieron a la nave. Me enviaron a la Tierra en medio de la noche..." Cerró los ojos y apoyó su cabeza en sus piernas. "Dijeron que vendrían por mí sí estaban equivocados..."
"Pero jamás regresaron." él asintió. Suspire de nuevo, ahora todo tenía sentido.
A causa de ese bastardo de Cold muchas de las emociones e impulsos que tenemos los saiyajin, tuvimos que aprender a ocultarlos o esconderlos. Éramos leales a él, pero no por elección. Nuestra cultura es sagrada: mantuvimos pocos registros y solo se enseñaba a los niños por medio de sus padres o por el sabio de su familia o sector. Por eso ni Frezzer ni Cold sabían de nuestras costumbres o incluso nuestra lengua.
'Saiyajin predan svoyey rase, no prezhde vsego on veren svoyey sem'ye' (Un saiyajin es leal a su raza, pero ante todo es leal a su familia). Por el ejército se tuvo que ocultar o reprimir los sentimientos paternales y maternales cuando los niños fueron enviados a otros planetas, pero de haber tenido la oportunidad, muchos hubieran peleado por sus hijos... o su familia.
Bardoock hizo lo mismo que el Rey por mi hermano y, sin saberlo, cumplió indirectamente con el peor temor de Frezzer: la creación del primer Súper Saiyajin; dándole a la Tierra a su más fuerte defensor; y al primer mortal en despertar el estado del Ultra Instinto. Asegurando su legado y el de los saiyajin.
Comencé a reír sin control, incluso pasando a carcajadas. Kakarotto no preguntó, me miró en silencio, pero no pasó mucho para que él comenzará a reír conmigo, primero una pequeña risa, que evoluciono a carcajadas iguales a las mías. Toda la revelación era malditamente irónica.
"Ese bastardo de Frezzer... fuimos sus más fieles ayudantes, hicimos todo lo que ordenaba, aún si muchas veces teníamos que sacrificar a nuestra propia raza..." Recordé la única promesa de sangre que hice con el Rey y el antiguo resentimiento hacia Vegeta I. "...tenía tanto miedo de que naciera el guerrero que lo derrotaría, que nos destruyó, y eso solo provocó que creará al guerrero que tanto temió." Terminé, riéndome un poco más.
"Bueno... ya llevamos tres veces que lo derrotamos." Kakarotto comentó algo divertido.
Él humilló a Frezzer en Namek, mi hijo del futuro lo asesinó en la tierra y Kakarotto lo volvió a matar hace unos años. Pero ahora estaba vivo de nuevo, encontró a Broly e intentó que nos matáramos entre nosotros. Solo era cuestión de tiempo para que volviera, él no se detendría hasta acabar y extinguir de este Universo a toda la raza Saiyajin... y a nuestras familias.
"Kakarotto." Lo llamé, él me miró a los ojos. Hace rato había bajado sus piernas de la plataforma. Al menos ya se relajó un poco. "Prométeme... que el día que regrese, seré yo quien lo mate." Pedí, sabiendo muy bien que cumplía sus promesas. Su abuelo sin saberlo le enseñó una costumbre saiyajin.
Ese bastardo tenía que pagar por todo lo que hizo. Kakarotto lo hizo pagar por destruirnos, ahora me toca a mí hacerlo pagar por el resto de sus traiciones y faltas a mi pueblo y a mi familia. Y lo haría, según los castigos que dicta nuestra cultura.
"Lo prometo... pero con una condición." Dijo casi al instante, mostrando una sonrisa suave y el primer signo de alegría que veía en sus ojos. "Si me prometes, que me enseñarás todo sobre nuestra cultura." Negue un poco con la cabeza, no pude evitar sonreírle de vuelta.
Tal parece que estaba equivocado de nuevo... nuestra raza SI va a sobrevivir y sería en la versión verdadera, no la salvaje y fría en la que los Colds nos obligaron a convertirnos. Me sentí extrañamente feliz y aliviado, aunque jamás se lo admitiré a nadie.
"Lo prometo..." y un saiyajin cumplía sus promesas. Kakarotto mostró una enorme sonrisa y sus ojos se iluminaron, emocionado, pero su postura seguía tensa, alerta de su alrededor.
Mi sonrisa bajo un poco. Tendría que enseñarle todo rápido... al menos antes de que se fuera.
#
***
*10 días después...*
*3:27 de la madrugada*
*03 de noviembre del año 784*
*Universo 7 - Galaxia del Norte*
*Planeta 4032-Verde-877. La Tierra*
*Corporación Cápsula - Residencia Briefs*
***
Después de su escapada, papá regresó con mi tío Vegeta a Corporación por la noche, pero hubo un cambio ese día, Gohan y yo lo notamos. Él no contó mucho, pero al menos me alivio que estuviera más tranquilo. Más aun cuando no tuvo problemas al comer. (Kaiosama me había contado a detalle lo mal que lo paso cuando estuve catatónico)
Estos últimos días han sido geniales, por decirlo de alguna forma.
Trunks tenía lecciones con mi tío al menos 3 horas por la tarde de tres o cuatro veces por semana; cuando llegamos me contó que Bra se había unido, pero grande fue mi sorpresa cuando supe que papá también se uniría, incluso mi tío dijo que podía unirme si de verdad quería aprender todo de la Cultura Saiyajin. No pude evitar abrazarlo de la emoción, valió la pena que me gritará para que lo soltará. ¡Juro que vi un sonrojó en su cara antes de que se fuera!
A mí hermano mayor le habían dado también una invitación, pero él no estaba muy seguro. La que sí quería y ni Gohan ni Videl pudieron decirle que no fue a mi sobrina; Pan usó hasta sus ojos de cachorrito, los cuales estoy muy seguro eran iguales a los de Bra. Pequeñas chantajistas... aprenden tan rápido.
Han sido las primeras clases en el hogar que he disfrutado. Sabía que mi tío Vegeta era organizado, pero incluso tenía horarios y una habitación especial: la primera hora se dedicaba al lenguaje, la pronunciación y la escritura; después el resto del tiempo lo dividía entre la historia, leyes y costumbres de los saiyajin.
Había entrenado con mi tío un algunas de veces en la sala de gravedad y en el planeta del señor Bills se encargó de entrenarme un par de veces junto con Trunks, pero estas lecciones eran distintas. Amaba la lucha tanto como mi padre y la mayoría de nosotros eso lo sé, pero cuando contaba la historia de los saiyajin y sus razones de ser había cierta emoción en sus ojos, demostraba que amaba y respetaba su cultura; pero más aún, el tener con quien compartirla. La emoción era contagiosa, incluso papá sonreía mucho en sus clases... algo que había sido difícil de lograr desde la confrontación con los traidores.
Fue cuando pasó...
Un par de días antes, en medio de una lección mi tío Vegeta se acercó a mí por detrás, tal vez para ver mi libreta (era complicado escribir en Sayan a veces y él siempre me corregía) No lo noté hasta que estuvo justo detrás de mí y puso su mano en mi hombro: mi mente llevándome automáticamente a mis clases en la Montaña Paoz; los látigos y el cinturón de cuero siempre puestos al lado de mi escritorio como una especie de motivación y amenaza; la voz de mis profesores diciéndome que era una decepción, inepto, inútil, mediocre, irrespetuoso, haragán, bueno para nada y que siempre sería un fracasado a los ojos de mi familia.
Nadie hasta ahora sabía de mis cicatrices a excepción de papá y Gohan. Ellos no me presionaron a contarlo, papá incluso comenzó a ayudarme a ocultarlos cuando noto que me incomodaban. Sabía que tarde o temprano saldría el tema... solo que no me imagine que sería de esa manera.
Antes de que mi tío hablara, por instinto agache la cabeza y oculté mis brazos, perdido y sumergido en mis recuerdos. No supe que había gritado hasta que Trunks lo contó...
×
"Hijo cálmate... yo estoy aquí. Estamos en Corporación Capsula con Trunks y tu tío Vegeta. Estás a salvó..." Escuché la voz de papá consolándome, parpadeé un par de veces, un poco confundido. Levanté la vista y vi que él estaba arrodillado delante de mí.
Estaba preocupado, lo mostraba tanto por su vínculo y como por su ki. Por el rabillo del ojo ví que mi tío y Trunks estaban detrás de él, ambos con miradas estoicas, pero su energía decía una historia diferente: estaban asustados, aunque mi tío también estaba enojado. Note distraídamente que ni Pan ni Bra estaban en la habitación... probablemente las sacaron.
"Yo-o... ¿Qué pa-asó?" pregunté. Por el reloj en la pared ví que habían pasado casi 10 minutos. Sentía mi garganta seca y mis brazos temblaban casi sin control.
"Comenzaste a gritar... decías que lo harías mejor; que no te hicieran nada y que no eras una decepción, ni un mediocre..." Trunks me explico, con voz plana y seca. Usaba ese tono cuando ocultaba sus emociones.
Cerré los ojos con fuerza, papá tomó mis manos y las apretó, relajándome un poco. "No tienes que contar nada si no quieres..." Susurró papá, le sonreí un poco.
Suspiré, era mejor decirlo de una vez, sabía que Trunks lo descubriría de alguna forma si no hablaba, tan terco e insistente como mis tíos. Me senté mejor en la silla, me quité el suéter que traía y extendí mis brazos, bajando de nuevo la mirada. Cuando no escuché nada por un rato levanté mi cara; el tío Vegeta frunció el ceño y sus ojos mostraron furia pura e indignación; Trunks miraba mis marcas, con una expresión atónita y horrorizada; Papá como siempre reflejaba culpa y autodesprecio. No importó cuántas veces le dije que no era su culpa, jamás desaparece.
×
Les conté todo, desde el contrato hasta mis curaciones a media noche. Cuando terminé Trunks prácticamente salió corriendo de la habitación; mi padre se tuvo que teletransportar para alcanzarlo y detenerlo, para evitar que saliera de Corporación, (basta decir que se resistió todo lo que pudo, mi papá tuvo que abrazarlo por detrás) Mi tía vio la escena y preguntó qué pasaba, terminé contándole a ella también. Estoy muy seguro que soltó algunas lágrimas mientras me abrazaba.
Sabía que Trunks se enojaría tan pronto se enterará. Si mato a Yamcha por hacerle daño a mi tía y a mi papá, lo haría también por mí. Tan solo no esperaba que saliera corriendo; mi tío Vegeta tenía los mismos pensamientos, sus puños cerrados todo el tiempo eran una gran señal, pero como siempre demostró tener un mejor control de sus impulsos que todos: calmó a Trunks lo suficiente como para hacerlo desistir de ir a hacerles pagar... aunque sabía que era solo cuestión de tiempo.
Mi padre y Gohan estaban enojados, y eso era decir poco. Desde que vieron las cicatrices habían estado demasiado protectores conmigo, no fue sorpresa que me enviaran a Corporación cuando Chichi apareció de repente. Tal vez por eso mi hermano mayor no había regresado aun a su casa, aunque comentó que era posible que la vendieran: Chichi conocía la ubicación y todos estábamos seguros de que buscara a Gohan en algún momento, sin dejar de lado los malos recuerdos de los últimos 10 meses. Mi tía Bulma está encantada de que nos quedemos, más la abuela de Trunks, hace galletas, pastelillos y toda clase de postres muy seguido. (Papá y yo somos muy golosos, Gohan no tanto, pero le gustan mucho los dangos)
Volteé a ver a la ventana, cerca del balcón, está noche había luna llena. Estaba sentado del lado izquierdo de la cama, me había quitado las mantas de encima hace rato, pero cuidando que papá no despertara. Él estaba del lado izquierdo, no roncaba, pero sabía que estaba dormido. Hace meses que no duerme como antes, siempre en constante alerta, como si fueran a atacarlo en cualquier momento.
Yo en cambio no conseguía dormir. Las palabras de mi tío repitiéndose una y otra vez en mi cabeza durante toda la tarde.
×
"Tío Vegeta... ¿En el planeta Vegetta paso algo parecido a... lo mío?" Pregunté un poco nervioso. Ya había terminado su clase y todos se fueron a comer. Mi tío como siempre se quedó al último.
"En Vegetta no había maestros como en la Tierra, eran llamados sabios: Mudrets. Había de dos tipos: los que se encargan de educar a solo su familia de sangre y los que educan a niños externos según su sector. Ambos mudrets educaban a niños o adultos." Aclaró primero. "Si, hubo unos casos... aunque era prácticamente ilegal. No se le permitía a un mudrets castigar a un niño a menos que fuera en la batalla."
Cuando era niño Chichi no contaba mucho al respecto de los saiyajin. De hecho, sabía que era descendiente de ellos por mi hermano y Trunks. A veces ella decía que eran unos salvajes que solo masacraron planetas por diversión, pero cuando tuve curiosidad y Trunks comenzó a contarme algunas cosas supe que no eran salvajes: fueron obligados a serlo.
No masacraron planetas por gusto: se adaptaron a su papel como guerreros del Ejército de Frezzer, acostumbrándose a exterminar a razas enteras, asesinando a hombres, mujeres, incluso niños a sangre fría. Todo porque no tenían otra opción más que obedecer órdenes, provocando que ya no tuvieran compasión o culpa, todo por adaptarse y sobrevivir a un sádico líder.
"¿Qué les pasaba a los mudrets que lastimaban a los niños?" Para cada falta había un castigo, eso es algo que note de la cultura saiyajin.
"Depende... cuando se trata de un abuso físico los padres se encargan del castigo: cortándole ambas manos al obidchik: abusador. Si decían mentiras para ocultarlo o amenazaban al niño: se les arrancaba la lengua por el engaño. Vengando al pequeño que maltrato. A partir de ahí se les rompía el cuello o les cortaban la garganta. No se les dejaban con vida al a ver dañado a un infante." Dijo, se acercó a mí y me miró directo a los ojos. "Pero si la zhertva: víctima. Cumplió la mayoría de edad, es responsabilidad y derecho del saiyajin tomar ese castigo y cumplirlo sin permiso de nadie, ni sus padres pueden detenerlo. Está en su derecho." Declaró, me regalo una sonrisa cómplice y se dió la vuelta, saliendo de la habitación.
Tuve la certeza de que sabía porque preguntaba, y de que no interferiría si llegaba a ocurrir.
×
Gohan me conto que mi tía había comenzado a investigar a mis antiguos tutores, pero eso no servirá: el contrato que firmó Chichi les daba la libertad de hacer lo que quisieran con los castigos sin ningún límite, más al ser ella mi tutora legal, ni siquiera necesitaron la firma de papá. No iban a pagar según las leyes humanas, ellos se aseguraron de ello.
Mi padre es incapaz de matar a humanos debido a su promesa hace décadas; Gohan no tenía ese límite, pero tampoco le gustaba la idea de tomar justicia por su mano, valorando mucho sus votos como el Gran Saiyaman y lo que representa y realmente a mí tampoco me agradaba la idea. Pero han pasado años, y ahora pensaba de manera diferente a mi familia, incluso cuando comencé a pelear por la justicia al lado de Trunks.
Desde el primer día que sentí los vínculos siempre estuve en sintonía con mis instintos, hasta ese día que ví el engaño a mi padre: mi mente peleaba constantemente con la idea de hacerle daño a esa mujer que consideraba una madre; a causa de ello me revele muchas veces a ella provocando que me levantara en más de una ocasión la mano. Prefería dormir con mi hermano o Trunks, harto de las discusiones sin sentido que ella iniciaba con papá.
Ahora, de nuevo estaba en la misma página con mis instintos: jamás volvería a verla como mi madre, llamándola automáticamente traidora o arpía, pero a pesar de todo, jamás podría dañar a Chichi, después de todo fue mi madre por mucho tiempo. Pero mis antiguos tutores... eran una historia diferente.
Saqué con cuidado de debajo de mi almohada una guadaña para jardinería.
Siempre me agradaron las armas: Trunks me prestó algunas veces su espada para practicar durante todo el año pasado y papá a los 12 me enseñó a manejar el báculo sagrado. Hoy temprano el Dr. Briefs y su esposa estuvieron arreglando algunas plantas de su jardín, Trunks y yo les ayudamos: tuve que cambiarme de ropa cuando el desayuno estuvo listo, llegué a mi cuarto y no fue hasta ese momento que me di cuenta, de que no había soltado la guadaña que había usado para quitar algo de maleza... pero tampoco la regresé.
No sabía qué pensaría mi papá sobre esto, solo esperaba que no me mirara de manera diferente. Era lo único que tenía aparte de Gohan y no quería que me odiara, pero tampoco podía quedarme con los brazos cruzados, mientras esas sabandijas seguían abusando de niños y adolescentes sin ninguna consecuencia.
Suspiré temblorosamente, mis instintos despertando.
Revisé por última vez el ki de mi hermano y papá: estaban tranquilos e inactivos, como siempre lo estaban cuando duermen. Me levanté con cuidado de la cama, me acerqué al armario y lo abrí; mi tía había movido toda la ropa que tenía en el lugar a este closet, por lo que también estaban los dogys naranjas que usaba antes para entrenar. Deje la guadaña en la esquina de la cama, saque un dogy y una de las playeras azules de manga corta de papá; me quité la piyama y comencé a vestirme. Sabía lo que le pasaba a la ropa que se usaba para cumplir un castigo ¿Qué mejor que quemar un dogy que jamás volveré a usar después de hoy? Se que no le molestara a mi padre que se queme su playera. Hice un nudo en el cinturón y apreté; agarre la guadaña de la cama y lo atore en mi cinturón.
Miré una vez más a mi papá, me di la vuelta y salí por la puerta. Corporación Cápsula estaba en completo silenció, lo único que mis oídos captaban eran mis propios pasos. En vez de salir por la entrada principal, mejor tome la puerta que da directo al jardín exterior. Por experiencia sabía que no había cámaras ni alarmas en esa puerta, era donde siempre entraba para colarme.
Salí y me recibió el aire frío de la madrugada, aunque no me molestó, mi cuerpo acostumbrándose al clima instantáneamente y aumentando mí temperatura corporal. ¡Como amaba mi herencia Saiyajin!
Caminé hasta estar cerca del kiosco que comenzaba a ser remodelado. Sonreí al notar una presencia muy conocida.
"Ya estamos muy grandes para jugar a las escondidas... ¿No lo crees Trunks?" pregunté en tono bajo, mientras dirigía mi vista a los árboles.
Él salió unos minutos después, con una sonrisa derrotada en su cara: tenía puesto una de las armaduras de mi tío Vegeta con el spandex azul, hasta se puso los guantes y las botas; había comenzado a dejarse crecer el cabello, apenas le llagaba hasta rozar los hombros, pero se lo amarro con una liga. Aunque lo más destacado era su espada, la cual estaba en su espalda.
Se acercó a mí sin perder el ritmo. "Debería de estar diciéndote lo mismo. Ya estamos demasiado grandes para escabullirnos. ¿O no?" Soltó, no pude evitar reírme.
"Oh, por favor... estoy seguro que te escabulles en las noches para ir a la habitación de Mai..." Le regresé, de inmediato él se sonrojo. "Ja ¡Lo sabía!"
"No discutiré contigo lo que hago con mi novia..." Advirtió, aunque su sonrojo lo hacía ver gracioso.
Me reí un poco más, suspiré para calmarme y lo miré directo a los ojos. "No tienes que cuidarme... puedo hacer esto por mí mismo." Ya había decidido que haría esto desde antes de regresar a la Tierra.
"Sé que puedes hacerlo tú solo, Goten..." Sonrió de lado y sincero. "... pero quiero acompañarte, no para vigilarte, si no para ayudar. Qué mejor que hacer esto entre hermanos." Se acercó a mí y puso una mano en mí hombro. "Te dije que siempre podrás contar conmigo en todo... esto entra en la categoría." No pude evitarlo, lo abracé y él instantáneamente me regresó el gesto.
Amo mucho a mi hermano mayor: Gohan es y sigue siendo mi mayor héroe, fue un hermano y padre al mismo tiempo mientras era niño; me enseñó que era el bien y el mal; fue la persona a la que más admiraba de pequeño, al lado de papá.
Pero con Trunks era diferente, aún con un año de diferencia muchos (por no decir todos) nuestros gustos eran parecidos; nos retamos mutuamente y nos ayudamos a mejorar, muy parecido a mi tío con mi papá. Fue mi primer y único amigo durante años, después se convirtió en mi hermano y no puedo verlo de otra manera, incluso el vínculo lo ve como tal.
"¿El tío Vegeta no se enojará si manchas una de sus armaduras?" Era algo extraño ver a Trunks vestido así, me hacía recordar el *insignificante* hecho de que era de la Familia Real.
"No lo creo... no es como si fuera a usar alguna de estas armaduras de todos modos." Comentó casi distraídamente. Yo levanté una ceja, tal parecía que esto de la ropa era un rasgo saiyajin. Eso hará feliz a papá.
"Bien... ya es hora." Dije, mientras me alejaba. Me llevé dos dedos a la frente y le extendí una mano. "¿Listo para teletransportarnos?" Al verme él se rió.
"Listo." Exclamó, decidido. Tomó mi mano, cerré los ojos y me concentré.
Esos primeros meses siendo manipulados, curiosamente llegué aún a sentir las energías de las personas, incluso a identificarlas, para papá y Gohan fue igual. Recordaba muy bien cómo se sentía él ki de los tres, grabado a fuego en mi memoria tanto como sus clases. Encontré sus energías, tranquilas e inactivas: los tres estaban dormidos y reunidos en un solo lugar. Me concentré más en la distancia en la que quería aparecernos: abrí los ojos y ví a mi segundo hermano con una pregunta silenciosa, él asintió. Nos teletransporte.
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