The trouble with the tour

Jack volvió a reincorporarse y respiró profundo mientras pensaba en las palabras correctas. No sabía que diría, pero algo tenía claro:

(No me atraparan con vida)

—Al menos yo no le tiré la puerta abajo— suelta la bomba de manera simple y clara, alza los hombros restándole peso al asunto, (restándole su peso al asunto). Cosa que parece funcionar exitosamente, ya que todos miran a la telépata estupefactos.

— ¿Le tiraste la puerta?— exclamó Wyatt con una sonrisa burlona, recordando cómo ella se había burlado de sus planes hace un rato.

— ¡Fue un accidente!— sentenció Sophia. —Además, yo solo estaba ayudándolo a ejecutar su plan— el juego de la culpa era uno muy fácil de manejar, en especial en un ámbito donde los oponentes se conocen muy bien y saben con qué cartas jugar. Aunque la culpa ahora tomaba un lugar que lograba hacerle justicia a su definición, algo abstracto; poco significante en comparación a la razón del problema en sí.

— A ver si entendí ¿Ahora no tienes puerta?— Finn volvió a inclinarse sobre la mesa en un intento de ver a la invitada, ella ahora intentaba no reír; tenía cierta gracia ver a los tan famosos problemáticos discutiendo por algo tan banal como su puerta.

— Está bien, estoy feliz de que nadie resultó herido...— al decir la última palabra no pudo evitar mirar la pequeña lastimadura de su dedo, pero cuando notó que alguien podría estar viéndola, se levantó levemente de la silla para poder aproximarse a la fuente y servirse. Los integrantes de la casa se ven estupefactos entre sí.

—Creo que no termino de comprenderlo...— Jaeden junta sus manos sobre la mesa intentando descifrar las expresiones poco informativas de aquella pelirroja. —Tiraron tu puerta— Sadie le sigue sosteniendo la mirada esperando que termine de hablar, pero eso era todo lo que quería recalcar el muchacho. De repente este sintió cierta desesperación recorriendo por su cuerpo, era como si la muchacha no le diera la impresión correspondiente a sus palabras. Miró a la telépata intentando obtener más información respecto a lo sucedido extendiendo los brazos de manera sutil. Ella negó con la cabeza como si tampoco comprendiera del todo la forma de pensar de aquella chica. — ¿No estás enojada?

Y como si hubiera hecho una muy buena broma, Sadie comienza a reír. El trío del desastre se mira entre sí siendo los de mayor experiencia en ese ámbito, en toda su vida habían visto una chica no dotada tan despreocupada por el hecho de haber destruido algo. Gaten gira su cabeza hacia Jaeden mientras tapa uno de sus orificios nasales y simula aspirar con el otro. Luego agita su cabeza y modula un poco perceptible —rarita— Los demás asienten como si esa fuera la explicación más lógica. Y justo cuando está por comprobar si la invitada se encuentra en sus cinco sentidos siente una patada en la espinilla por parte de Millie que logra callarlo exitosamente. Gaten alzó los brazos al cielo declarando una tregua.

Sadie percibe cierta tensión en el ambiente entre aquellos tres chicos y la castaña así que agrega: — Por suerte, mi madre no se encuentra en el pueblo—

—En resumen estás viviendo tú sola en un departamento sin puerta...Que lindo— Finn observa a Jack y Sophia; ambos parecen bastante apenados, supone que fue un accidente, pero ahora tienen que encargarse de arreglar su error. —Chicos ¿No tienen algo que decirle a Sadie? — se cruza de brazos esperando una respuesta sensata que compense la mala acción que provocaron los más pequeños.

Y de repente Sophia sintió algo parecido a la sensación que siente Jack cuando está por tener una profecía. Sin siquiera notarlo aquella idea llegó a la cabeza silenciosamente desde que esa chica había entrado al establecimiento por primera vez, y tiene la sensación de que ha estado ahí desde hace mucho, pero recién tiene todas las circunstancias a favor para recibir una positiva. Tal vez el haberle tirado la puerta abajo era la excusa perfecta para cumplir con lo que se proponía hacer el director mañana.

A veces sus poderes funcionan de manera tan caprichosa que ni siquiera ella puede comprenderlos en el momento.

—Puede quedarse con nosotros— sonríe radiantemente, quisiera recordarles a todos mentalmente que esa era la voluntad del director, pero de cierta forma tiene miedo de volver a utilizar sus poderes debido al desborde de emoción que estaba sintiendo en ese instante. Millie abre la boca para responder pero una voz grave y a veces poco querida hace acto de presencia.

— Es una maravillosa idea, Lillis— y la telépata deja caer su mandíbula de forma poco agraciada presentando la poca comida que le quedaba por tragar, ya que nunca escuchó esas palabras por parte del director. Vuelve a prestar atención cuando Noah la saca de su trance cerrando su boca con la palma.

— ¿Quedarme? — Sadie direcciona la cabeza hacia Sophia pasmada. Esta le devuelve la mirada mientras asiente, reafirmando sus palabras. La invitada suspira maravillada, la idea de tener una amiga no parece tan lejana en cuestión de segundos. Cierra los ojos de manera fuerte y los mantiene así un segundo, asegurándose de estar despierta y que no está en un sueño del que se despertará sola en su habitación.

— ¿Desde cuándo este lugar se convirtió en hotel? — Wyatt se cruza de brazos mientras inclina la cabeza. No tiene problemas en ocultar su descontento. Sadie abre los ojos, si está soñando esto es definitivamente una pesadilla, mira el tenedor a su izquierda y la idea de ensartarlo en su pierna en un intento de despertar de esta terrible ensoñación no suena tan mal. Quiere reaccionar, pero siente como si le hubieran robado las palabras.

—Le estoy hablando a la señorita Sadie— insinúa Timothée mientras dirige nuevamente su mirada a la invitada que parece haber perdido todo el color en su rostro. El hombre utiliza los fragmentos que escuchó de la conversación en cuanto colgó la llamada a su favor. —No es correcto que una muchacha esté en una casa sola sin una puerta— Sadie vuelve a la realidad con sus palabras, ahora no puede evitar sentir un poco de miedo a la idea de estar sola en aquel escenario que describe el mayor. —Además de que así ayudarías a redimir a los niños— señaló mirando a Jack y Sophia.

—Acepta por favor— escucha la pequeña petición de Sophia y ahora la idea de negarse parece algo imposible.

—Al menos de que te asuste pasar la noche con problemáticos— era ahora una especie de nuevo reto el intentar quebrantar a la chica con supuesta adoración a aquella banda entre el trío del desastre; era algo poco natural. Pero dicho comentario por parte de Jaeden parece ser el que termina por dejar a Sadie sin dudas ni titubeos a la hora de aceptar.

—Sería un placer y un honor ser su invitada— respondió con la sonrisa más radiante que pudo salir de sus labios.

—¡Sí!— Noah y Sophia no pudieron evitar chocar sus puños a modo de celebración por debajo de la mesa.

—¿Cuánto tiempo puedo quedarme?— aunque acaba de aceptar, Sadie no puede evitar notar como su corazón late el doble de rápido al saber que ya no hay vuelta atrás. Así que carraspea e intenta limpiarse el sudor de las palmas contra los pantalones esperando una especie de consuelo al hacerlo. Mira las caras emocionadas de algunos cuantos esperando inconscientemente alguna especie de señal.

(Algo que diga que esta es la decisión correcta)

— ¡Para siempre! ¡Quédate para siempre!— Ruega Sophia mientras da pequeños saltos desde su asiento y aplaude complacida.

— El tiempo que necesites— y la respuesta parece sentenciar a Wyatt a la miseria, o al menos eso puede interpretarse por la cara que pone al escuchar salir esas palabras por parte del director. — Ahora esta es tu nueva casa, denle un recorrido a la niñita, díganle las reglas y después todos irán a entrenar— Sadie siente como si cada palabra la hiciera estremecerse de la felicidad. Pero deja de prestarle atención a lo que le genera la idea de estar ahí cuando nota que todos se levantaron al mismo tiempo mirándose entre sí.

— Yo la llevo— como si de la última muñeca de la tienda se tratase, todos a excepción de Wyatt y Jack se dirigen hasta Sadie a paso rápido.

El cambia formas mira a sus amigos del desastre participar de aquella pequeña pelea con desagrado, una sensación de repentina traición se apodera de su cuerpo. —Genial, díganle donde duermen, seguramente así le será más fácil apuñalarlos en la noche—

—Niños— Exclama el director cuando comienza a ver el caos que genera tan simple orden. Todos dejan de gritar, Sophia y Millie también bajan el volumen pero aún siguen tironeando discretamente de los brazos de la invitada. Hace años que no hablan tanto con alguien que no pertenece a la casa, nadie del exterior los acepta, así que de cierta forma tácita; incluso Chalament entiende la emoción que genera la alegre presencia de la chica entre los niños, pero tampoco es razón para que pierdan el control. —Sólo uno— muestra el dedo índice sin apartar la mirada de su plato. Aún así escucha los pesados suspiros de desacuerdo. —Resuelvanlo— todos se miran como si estuvieran pensando en el momento más eficaz para atacarse entre sí.

— Gracias a mí, ella está aquí— Sophia tira nuevamente del brazo de Sadie hacia ella.

— Tú ya tuviste tiempo con ella. Es mi turno— Millie tira del otro brazo. Sadie sólo se limita a reír por aquella escena que es mejor que cualquier sueño que tuvo.

— Te recuerdo que tú diste el recorrido cuando llegó Jack— Noah ahora sostiene el codo del lado derecho de la invitada.

— Noah tiene razón— remarca Finn hundido en sus pensamientos, su pareja lo mira como si fuera parte del clan enemigo.

— ¿De qué lado estás?— Millie frunce las cejas con ímpetu mientras lo observa. Este comienza a negarse y a levantar los brazos al aire a modo de disculpa.

— Yo no dije nada—

— ¿Por qué no dejamos que el Universo decida?— Todos miran estupefactos a Gaten por un instante intentando encontrarle sentido a sus palabras. — ¿Piedra, papel o tijeras?— todos generan distintos sonidos que dan a entender comprensión.

Pero Chalament sólo suspira fuertemente al notar que todavía nadie le presentó el lugar a la nueva inquilina; levanta la mirada hacia la mesa para ver todas sus opciones: Mira a Wyatt por una fracción de segundos, si lo elige para acompañarla la chica terminaría corriendo despavorida y no volverían a verla ni en pintura. Gira su cabeza mientras niega por aquella terrible primera opción hasta que se topa con Jack; que parece demasiado ocupado separando pequeñas rodajas de zanahoria del plato para poder llevarse un bocado a la boca en paz.

— Cómo no supieron elegir a alguien ustedes, me encargaré de hacerlo yo: Jackson, tú te encargas— el nombrado deja caer su tenedor con sorpresa mientras se levanta e intenta aproximarse a la invitada con su mirada postrada en el piso, sabe que si alguno pudiera matar con la mirada él ya estaría en el siguiente plano, así que las evita lo más posible hasta llegar a la invitada e indicarle que lo siga, llevándola a la puerta de entrada.

Sadie mantiene la respiración en cuando ve esta, la idea de que va a echarla cruza su mente. Pero de forma repentina Jack suspira más tranquilo, como si salir del comedor le quitara un peso de encima. Parecía que él también estaba emocionado por conocerla, solo que no solía presentar el mismo nivel de exasperación que mostraba la banda en algunas ocasiones.

—De acuerdo, bienvenida al Orfanato Quaestio para chicos Problemáticos— Sadie sonríe aliviada en cuanto se asegura de que no van a echarla.— mi nombre es Jack, no Jackson, ni Jacky, ni JackJack...— Sadie asiente, parece que el muchacho no estaba enojado, solo era bastante serio. Para asegurarse de no olvidar las indicaciones del chico, intenta visualizar cómo sería escribir el nombre en su mente: Cómo dibujaría un espiral en la curva de la J y remplazaría el circulito de arriba por un pequeño corazón. Hace mucho tiempo que no tenía la necesidad de recordar un nombre nuevo, y ahora tenía muchos que aprender.

—Es un gusto conocerte Jack, yo soy Sadie— Jack asiente con la cabeza, era algo ya obvio para él el nombre de la muchacha.

—Empecemos— apenas salen del pasillo, Jack señala una mesa rectangular de roble brillante a su derecha.— Esta es la mesa de comida para las ocasiones más formales; la utilizamos únicamente para las fiestas, nuestros respectivos cumpleaños y las juntas del señor Chalament.

—Es muy bonita— Jack cierra fuertemente sus ojos al ver como la invitada pasa sus dedos por el reborde, intenta tragarse la advertencia de que dejará una marca bastante visible de sus huellas dactilares. Así que comienza a mirar a ambos lados buscando la próxima cosa que pueda enseñarle.

— Esta es la sala de estar— unos metros a la izquierda desde la salida del pasillo se ve el sillón de dos cuerpos y uno individual mirando hacia una mesita ratona ovalada. Sadie mira como más delante de estos hay una gran chimenea y se pregunta cómo todos pueden descansar en ese lugar al mismo tiempo. Sube la mirada tratando de seguir el recorrido del humo hasta que se topa con el techo; era muy alto, era el techo más alto que había visto en su vida. Mira la araña de cristal que centra todo el lugar y no puede evitar suspirar maravillada. Y sin notarlo ya había rebasado el sillón, quedando frente de las escaleras principales donde había visto a algunos de los problemáticos salir con el anillo. Estas estaban compuestas en dos que formaban un óvalo entre sí, dejando un espacio para que (según Sadie) puedas pasar por la que más te guste.

— ¿Qué hay arriba?— se aproxima a la escalera de la izquierda y comienza a golpear la baranda de esta curiosamente con el dedo índice. Jack sonríe y mira el techo como si tuviera algún poder que le permitiera ver a través de este, Sadie se piensa esa posibilidad por unos instantes.

— Ya verás. Pero primero deja que termine de mostrarte la primera planta...— Sadie asiente y sigue a Jack unos pasos después de la escalera, topándose con la puerta por donde había sonado el teléfono que tuvo que atender el señor Chalament. Se toma un momento para observar —Esa es la oficina del director. No podemos entrar al menos de que él nos lo permita. — Ella señala la puerta y niega para sí misma en un intento de grabarlo en la cabeza. Siguen hacia adelante dejando ver el hueco que muestra el comedor, donde todos están ya levantando sus platos. Sophia la saluda energéticamente como si no la hubiera visto hace años. Sadie no sabe qué más tiene que ver además del comedor, pero Jack sigue avanzando hasta el marco por donde todos pasan a llevar los utensilios sucios que utilizaron y lo sigue. Observa a Finn, que tiene las mangas de la camisa blanca remangadas mientras se acomoda los guantes de goma para lavar los platos cómodamente. —Esta es la cocina. Aunque creo que ustedes también tienen cocinas como la nuestra ¿Verdad?— Ella traga fuerte y siente como la bilis pasa por su garganta.

(No perteneces, eres diferente)

Carraspea e intenta sonreír— No lo sé... ¿Ustedes también tienen horno?— Jack asiente mientras lo señala. —Y por lo visto también tienen un lugar para lavar lo que se ensucia— Finn sonríe hacia su lado mientras agita la esponja como si eso lo enorgulleciera. —Así que creo que estamos en el mismo bando— intenta nuevamente sonreír ignorando los pensamientos negativos que repite su cabeza.

(No lo están)

Jaeden que estaba pasando con cuatro vasos apilados entre sí golpea accidentalmente el hombro de la invitada, y repentinamente Sadie cede ante su negatividad y siente que no importa cuánto lo intente, ella no es igual a ellos. Mira los uniformes que poseen y parece como si le doliera el solo verlos. Recuerda la primera vez que los vio y deseó fuertemente portar la misma ropa y tener el honor de jugar a su lado.

(Nada ha cambiado)

— Disculpa— Ella comienza a negar, parece que restándole importancia al golpe, pero en realidad es para restarlo a sus pensamientos. Jack que observa como el semblante de la muchacha decae en cuestión de segundos se pone de puntas tratando de ganar una pequeña altura extra que lo ayude a encontrar a cierta telépata de cabello muy corto que desde un inicio mostró un gran apego hacia la invitada. Al encontrarla pasando con un par de tenedores en cada mano le hace una seña con la cabeza para que se aproxime.

— Sophia ¿Nos acompañas para continuar el recorrido?— Sophia salta dos veces y asiente en cuanto entrega los utensilios al lavador designado.

— ¿Enserio? ¡Gracias Jack! Sabía que había un buen corazón ahí escondido— exclama energéticamente mientras abraza los hombros de Grazer por un segundo. El profeta se aparta instintivamente mientras intenta reacomodar su blazer y recobrar la compostura.

— Por favor no vuelvas a hacer eso— 




CCC
04/10/20

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