16 | El after

𝐓𝐫𝐨𝐮𝐛𝐥𝐞𝐦𝐚𝐤𝐞𝐫



Carlos Sainz's POV

VER AQUEL MONOPLAZA naranja por mi retrovisor fue alucinante. Estadísticamente no sabía ni cómo era posible, pero si alguien podía llevar ese McLaren hasta la línea de meta tenía que ser cierta piloto que conocía.

Por mi radio podía oír el frenesí provocado por la castaña, mi ingeniero diciéndome algo que no me molesté en intentar traducir. Muy metido en mis pensamientos.

Tenía dos obvias opciones enfrente de mí; o defendía como si se me fuese la vida en ello, evitando que Adora se acercase a mi compañero de equipo y le robe una victoria para Ferrari... o dejaba que rebasara. Total, ya había pasado hasta a los Redbull, no sería tan extraño que me pasase también, ¿no?

¡Carlos! ¡Carlos! —Escuché a Riccardo, mi ingeniero de carrera, gritar en mi oído—. Necesitamos que defiendas. No puedes dejar que Adora se acerque a Charles.

Me quedé callado. ¿Qué hacer? No podía darle esta victoria a Adora en bandeja de oro tampoco. Me podría costar hasta mi trabajo, la prensa hablaría... joder.

De acuerdo, lo intentaré —solté de mi lado, mi mente maquinando. No podía bajar la velocidad porque todos verían el cambio en los números. Intenté acelerar aun más para que no se viera sospechoso. Estaba bajo ataque, mi posición estaba en riesgo, lo más lógico para cualquier piloto era intentar crear un margen de distancia, pero... si el carro que venía detrás llegaba a la zona de DRS... no había mucho que pudiera hacer.

Aquel brillante naranja me persiguió de cerca, sin dejarme crear la distancia que mi equipo quería. Cuando llegamos a la zona de activación de DRS pasó como predije, fue inevitable.

Torres me pasó de manera casi automática.

—¡Y AHÍ VA TORRES DE NUEVO A POR EL SEGUNDO LUGAR! ¡¿SERÁ ESTE EL PRIMER PODIO DE 2022 DE LA VENEZOLANA?!

Pude escuchar una maldición por parte de mi ingeniero. No cruzamos más palabras en lo que quedaba de carrera.

Apenas y me enteraba de lo que iba sucediendo por los anuncios de los comentaristas.

Cuando crucé aquella línea de meta, sabía que había un nuevo ganador esta temporada. Y ese alguien era Adora Cayetana Torres Aguilar.

P3, Carlos. P3, Felicidades.

No tenía que ser adivino para notar por su tono de voz que no eran los resultados que querían, pero era el último pensamiento en mi mente. Tenía una castaña a la que moría por besar.

Estacioné mi carro, me quité aquel casco con su seguro y luego la baklava. Busqué a la ganadora con la mirada, queriendo ver si podía ayudarla a bajarse de su carro, pero ya no estaba a la vista. Caminando hacia el área donde estaba nuestro equipo reunido dándole palmadas en la espalda a Charles y palabras de aliento, pude sentir una que otra mirada fulminante dedicada a mi persona.

Okay, en definitiva no eran los resultados que querían.

Seguramente la encargada de redes sociales me iba a matar, ya estando preparada para publicar el primer y segundo lugar de Ferrari para las últimas vueltas de la carrera. Y ahora gracias a mí no se iba a dar.

Ignoré a aquellos mecánicos y me concentré en dejarme alentar y felicitar por los que de verdad estaban felices por mis resultados.

Habrían otras carreras. Lo que no habría era alguna que significase tanto para Adora como esta.

Sentí los ojos de Charles mirarme de reojo mientras se iba a pesar.

Genial, más problemas.

Mirando alrededor pude notar un uniforme naranja siendo abrazado por su familia. Me dirigí con pasos firmes hacia allá.

No debería besarla. No aquí, a ojos de todos. Pero anoche habíamos estado tan cerca y se había echado para atrás a último momento. Antes de que pudiera probar esos rojos labios que rogaban ser besados por mí.

La justicia demandaba que aquello se rectificara.

Su madre la hizo voltearse y conectó miradas con la mía, podía ver la sorpresa reflejada en sus ojos, pero no la dejé sobrepensarlo lo suficiente. No cometería el mismo error de ayer.

En definitiva los reels de McLaren no le hacían justicia a lo hermosa que se veía Adora con aquel brillo pos carrera.

—Carlos, ¿qué haces...?

Fue lo último que escuché antes de atraerla hacia mi cuerpo y fundir mis labios con los suyos.

¿Describir la experiencia con una sola palabra? Joder.

Hace mucho que llevaba pensando en cómo se sentiría besarla, el sabor de sus labios y el calor de su cuerpo contra el mío. El cómo encajaría su cintura perfectamente en mis manos mientras la dominaba con mi boca.

La besé lo suficiente para satisfacer mi curiosidad, pensamientos de lo mal que se vería esto y las teorías que se formarían causando que quisiera separarme, pero tal fue mi sorpresa cuando Adora jadeó contra mí y me acercó más a ella. Profundizó el beso e hizo con el lo que le dio la gana.

Podía hacer conmigo lo que le diera la gana.

¿Y lo peor? Lo dejaría hacerlo las veces que quiera.

Mis dedos se sentían por primera vez inseguros. La tentación de bajar un poco más y encajar su cuerpo de manera que no hubiera ningún espacio de por medio con el mío apoderándose.

Dios, esta mujer me iba a llevar a la locura.

No sabía cuanto autocontrol me quedaba para no terminar de devorar sus labios ahí mismo y empezar a rozar lo inapropiado. Me tuve que obligar a separarme antes de provocar todo un espectáculo para los televidentes, fotos de la excitación que crecía en mi zona baja viéndose muy notoria.

Respirando pesado sobre sus labios me separé para ver con mis propios ojos el resultado de nuestro fogoso primer beso. Unos ojos marrones dilatados, y boca roja e inflamada recibiéndome.

Hermosa vista.

Si hubiera sabido lo bien que se sentiría besarla nunca le habría hecho caso a lo que dijo Mila y mandaría a la cabrona a tomar por culo.

Apuesto a que no tienes a Mila en la cabeza ahora, ¿no?. No pude evitar pensar con satisfacción. La mirada deseosa de Adora dándome todas mis respuestas.

Lo que haría si estuviéramos a solas...

Carlos, concéntrate.

—Creo que te debía eso —exclamé a lo que me relamía los labios. Su sabor a bálsamo de cerezas todavía impregnado en ellos.

—Ajá —asintió algo desorientada a lo que Kath la jalaba al área de entrevistas. Mi mirada siguiéndola.

Quería seguir hablando, y hacer que ese tono rojo tan conocido para mí volviera a sus mejillas. Capaz darle un segundo beso.

Fui a avanzar hacia ella cuando en cuestión de segundos me vi rodeado de periodistas, la seguridad del lugar y Caco teniendo que intervenir para ayudarme a salir del tumulto de gente, sacándome de mi ensoñación y la privacidad que por un momento creí tener.

La realidad de la situación me golpeó como un camión.

Estábamos en público y la acababa de besar en su primera victoria de la temporada.

Una mueca se apoderó de mi rostro en lo que me secaba el sudor con una toalla.

No estaría muy contenta por eso...

El público se concentraría en lo que acababa de suceder y no en su victoria.

Dirigí mi vista hacia la zona de las entrevistas, donde una Torres sonriente se burlaba de la entrevistadora con sarcasmo. Una sonrisa inconsciente formándose en lo que tomaba de mi botella de agua. Amaba su carácter. Más cuando era en contra de alguien más y no mía, pero la ferocidad de Adora era de admirar. No se dejaba intimidar de nadie, tal vez solo por mí en otro sentido, pero siendo honestos nunca me dejaría acercarme tanto como hacía si no lo quisiera.

Cualquier otro se ganaría un golpe a la cara. Y me encantaba tener ese efecto en ella. Sentía que era su debilidad tanto como ella era la mía.

Ella era la mía...

—Estoy muy contenta con mis resultados. Siempre es bueno batallar con Charles y es un honor para mí estar en el primer escalón del podio en esta ocasión, y más en una ciudad que significa tanto para mí —sonrió. Podía notar aquella entrevistadora a la que Adora repudiaba a un lado, al parecer Jenson Button tomando su lugar en las entrevistas.

—Gracias, Adora. Felicidades de nuevo —este le devuelve la sonrisa para luego dirigirse a Charles.

Me pesé en lo que sentía una mirada en mi nuca. Sabía de quien era. Me aparté y cuando me di la vuelta vi a aquella castaña de soslayo en lo que se pesaba.

Podría jugar a este tango con ella por horas, y nunca me cansaría.

—¿Carlos? Preguntábamos que ¿Cómo está el carro y las ruedas, y cómo estás físicamente?

Despegué mi mirada de ella y me concentré en la entrevista. Caco haciéndome señas de que responda, ya que me estaba tomando mi dulce tiempo para pensar mi respuesta.

—Pues físicamente algo mejor, venía con dolor de cuello del choque del viernes. Y acerca de las ruedas pues luché lo mejor que pude con Adora en los neumáticos medianos, pero a pesar de todo tengo un resultado decente.

Volví mi vista a la mencionada con una pequeña sonrisa a lo que escuchaba la siguiente pregunta, ¿algo acerca de los neumáticos y el calor?

Respondí sin ver en ningún momento a Jenson, optando por dar una respuesta a medias en lo que Adora y Charles entraban a la sala de enfriamiento.

Poco después terminó mi entrevista y finalmente pude seguirlos.

Me senté a un lado de la castaña en lo que Rupert me pasaba una toalla pues estaba todo sudado por debajo del mono. El sol de Miami no aflojaba ni perdonaba. Me bajé el mono hasta la cintura y me retiré la camisa en lo que me secaba un poco el torso y el cuello con la toalla, necesitando refrescarme. Casi suspiro de alivio en voz alta al sentir el aire frío haciendo contraste con mi acalorado pecho, pero me contuve, dándome unos segundos de paz antes de que Rupert me volviera a pasar la camisa. Capaz y recibiera un llamado de atención de la Fia por aquello, pero en estos momentos valía la pena. Cuando terminé de vestirme, subiéndome el cierre de mi mono, pude notar a Adora desviar la mirada con un ligero sonrojo delatándola.

Y el premio para la más obvia, va para...

Me incliné hacia ella—¿Qué haces tú mirando, eh? —la molesté.

—Yo no estaba mirando. No sé de qué me hablas —respondió rápidamente sin mirarme.

—Nunca sabes, pero igual siempre te delatas. Tranquila, guapa, eres libre de mirar lo que quieras mientras que sea a mí —le guiñé el ojo y dejé un suave beso en su mejilla.

Quería ver qué tan roja la podía poner.

La sentí rodar los ojos, su sonrojo se volvió más evidente—Tú tampoco puedes decir nada, me estabas devorando con la mirada hace unos minutos allá afuera —dijo con ese tono desafiante suyo en lo que tomaba agua.

—Ah, pero yo no lo niego —sonreí divertido a lo que esta se atragantaba con su botella. Susurré lo siguiente:—. Y habría querido devorarte de otra forma, pero no creo que fuese apto para todo público...

Me relamí los labios a lo que Adora me daba una mirada que no supe descifrar. Aunque me dio el valor para dejar mi mano en su rodilla, dando pequeños roces con mi dedo pulgar en lo que la sentía de nuevo inquieta y apretando los muslos como hace unos días en casa de sus padres. Si tan solo...

Escuchamos como alguien se aclaraba la garganta—¿Pueden dejar de coquetearse enfrente mío? —se quejó el monegasco.

Por un momento se me olvidó que estaba en la habitación con nosotros. Me fijé en la cámara captándonos un poco tarde, pero mi mano permaneció sin moverse de su lugar.

—¿Entonces lo hacemos atrás tuyo? —sugirió Adora, y Charles soltó otro quejido.

—La sugerencia es que ninguna de las dos, por favor. Suficiente es tener que verlos de parejita ahora —bufó en lo que se acomodaba la gorra.

—Uy, perdona, cascarrabias —me burlé, Adora soltando una pequeña risa antes de ponerse a conversar con Charles de la carrera, seguro para entretenerlo y hacerlo sentir menos excluido.

Resoplé en voz alta. Me sentía como un niño a veces con ella, queriendo siempre tener su atención.

No sabía qué me pasaba, o porqué era así. Solo que nunca me había pasado antes con anteriores parejas. Solo ella sacaba este lado de mí.

Capté de reojo las cámaras enfocadas en la conversación de Adora y Charles, ni siquiera salía yo en pantalla. Perfecto.

Fui subiendo mi mano discretamente por su muslo en lo que hablaba con Rupert. Sentí a Adora tensarse bajo mis dedos. Bingo. Sonreí para mí mismo en lo que seguía subiendo por su pierna. Lento, tortuosamente lento. Nadie notaba nada, los productores y camarógrafos muy entretenidos con la conversación de Charles acerca de la estrategia. Continué mi camino, incursionando por el interior de sus muslos, casi rozando su intimidad. Escuché como tartamudeaba un poco en su respuesta, Charles viéndola expectante. Ay, Torres. Tomé de mi botella de agua de lo más tranquilo dejando mi mano reposar, ahí como si nada, con mi dedo índice rozando donde debajo de su mono estaría su braga.

Nos llamaron para el podio y apenas cuando todos se estaban parando y las cámaras se desconectaron pasando a comerciales, sentí como agarraba mi mano fuertemente mientras me dirigía una mirada de molestia. Una sonrisa colándose en mis labios—Ups, ¿cómo llegó eso ahí?

—Ajá, por obra del espíritu santo —soltó con sarcasmo mientras se levantaba.

¿Detalle que tal vez se le pasó por alto pero a mí no? No soltó mi mano.

Recorrimos los pasillos y escaleras sin despegarnos en ningún momento hasta que llegamos a la zona del podio, donde esperamos a que llamaran nuestros nombres.

—Pónganse esto —dijeron entre risas unos trabajadores de Pirelli, pasándonos unos cascos que parecían ser de la NFL.

Me miré con Adora, divertido—¿Te ayudo, princesa papaya?

Tomó el casco entre sus pequeñas manos y con mirada determinada soltó un—No, gracias. Puedo sola.

A lo que procedió a luchar contra el casco mientras yo me limitaba a observar entretenido.

Estaban las mujeres tercas... y luego Adora Torres.

Finalmente se rindió y me lo extendió—No sé ni cómo te pondrás el tuyo con esa cabezota tan grande que tienes —comentó viéndome ajustarlo.

—¿No te quieres dejar ayudar y yo soy el cabezota? —repliqué divertido en lo que le pasaba el mío para que sostenga.

Desde que se retiró el baklava se había soltado la coleta, su cabello suelto volviéndose un poco problemático en mi tarea de ayudarla. Le aparté los mechones rebeldes de los hombros y le puse su casco con delicadeza, teniendo el cuidado de no lastimar sus orejas en lo que sus hermosos ojos café no se despegaban de los míos mientras terminaba de ajustar el objeto en su cabeza. Mis manos quedándose unos segundos de más a los lados en lo que correspondía su mirada.

Las expresiones hacían a Adora muy fácil de leer, pero los ojos... aquellos eran más difíciles. Todo un reto de por sí tratar de descifrarlos.

Pero nunca negaba un desafío.

—¡EN TERCER LUGAR, CARLOS SAINZ!

Me apresuré a ponerme el mío en lo que los de Pirelli me daban palmadas en la espalda animándome a salir. Salí ajustándome el casco mientras era recibido con gritos, saludé con la mano para luego posicionarme en mi lugar.

Casi casi me subí al podio que no era.

¡EN SEGUNDO LUGAR, TENEMOS A CHARLES LECLERC!

Este salió con su casco también.

¡Y LA GANADORA DEL GRAND PRIX DE MIAMI, ADORA TORRES!

Cuando puso un pie en el podio el lugar explotó a gritos, podía distinguir muchas banderas de Venezuela entre la multitud. Me llenó un poco de felicidad el ver el recibimiento que tuvo, es lo que esperaba algún día si llegaba a ganar el GP de Barcelona. Se sentiría bien para ella tener esta clase de apoyo después de tanto tiempo sin tener en más nadie que apoyarse que su propio equipo.

Observé como tomó su puesto en el medio, el más alto, con una sonrisa. El himno de Venezuela, que siendo honesto no había escuchado capaz más de cinco veces, sonando por los parlantes en lo que guardábamos silencio.

Estudié su expresión. Se había quitado el casco y portaba la mayor sonrisa que le había visto en su rostro jamás. ¿Tres palabras para describir a Adora en esos momentos? Feliz, radiante y libre.

Un recuerdo que tendría por siempre.









Habíamos regresado al hotel después de la ceremonia. Sorpresivamente los periodistas se comportaron muy bien con Adora en esta ocasión. ¿Tal vez les calló la boca con su muy merecida victoria? Creo que sí.

El camino fue bastante callado. Adora parecía estarme esquivando como la peste de esa manera irritante que me hacía querer encerrarla en el cuarto para que me enfrentase y dejara de huir como siempre hacía cuando la incomodaba algo, pero cuando quise darme cuenta ya se había escondido en su habitación y luego salido corriendo al baño.

Suspiré mientras me dejaba caer en el sillón. Adora se había despedido de su mamá y sus hermanos en el paddock porque según Danny Ric, tenía algo planeado para celebrar la victoria de Adora para lo que debíamos empacar y alistarnos.

Mientras esperaba mi turno en el baño me puse a revisar twitter con la cuenta falsa de Lando:


No tenía dudas de esa última amenaza, en poco tiempo había llegado a aprender que los fans de Adora eran las más duras a pesar de ser la incorporación más reciente.

Podía sentir las mejillas un poco entumecidas, no sabía cuánto tiempo tenía ahí, pero si mi cara era alguna indicación; suficiente tiempo.

Apenas había caído en cuenta de la sonrisa que parecía no querer desaparecer de mi rostro, resultado de ver las capturas de pantalla del beso que compartí con Adora en televisión.

¿Tan mal estaba?

Necesitaba recuperar siquiera un poco mi dignidad porque cuando todo esto acabe Adora me enviaría para la calle y cada uno volvería a sus viejos estilos de vida.

Yo al menos aprendí a ser mucho más privado. Llevábamos casi tres meses con todo este asunto de la relación falsa, pero sabía que terminaría pronto. Cuando Adora vea la oportunidad de alejarse lo haría, y yo debería hacer lo mismo. Siendo más discreto con mis elecciones después de la medianoche y bailando con alguna castaña de ojos cafés, y curvas hipnotizantes como...

Como Adora...

Estaba tan jodido y todo por ser un gilipollas que no aprendía a mantenerlo dentro de sus pantalones.

Esto con Torres no debió haber pasado. Fue un error. Debí reírme con ella cuando nos propusieron esta locura.

¿Por qué acepté?

Ella me odiaba, y sí, quería molestarla por ser un jodido grano en mi culo al seguirle la corriente a su amiga, pero no sé si valía la pena todo esto.

Me levanté del sillón y me dirigí al baño a lavarme la cara, la puerta no llegó ni a abrirse por completo cuando escuché un grito y seguido de eso una toalla caerse.

Fue cuestión de segundos antes que volviera a cubrirse, pero puedo confirmar que llegué a ver unos hermosos senos alegrándome la vista. Decir que me quedé paralizado en la puerta me quedaba corto.

—¡CARLOS! ¡SAL! —desperté de mi estupefacción cuando sentí dos objetos golpear en mi pecho, mirando a mis pies estaba un mini jabón de baño y un shampú del hotel.

No pude contener la carcajada que salió de mis labios a lo que cerraba la puerta a mis espaldas—Oye, Torres, hay otras maneras de seducirme, ¿sabes? No tienes que intentar trucos baratos con la toalla —la molesté, pero lo apretado que se sentían mis pantalones eran prueba que esos "trucos baratos" en realidad funcionaban. Tal vez demasiado bien.

—¡Cállate si no quieres que te crucifique!







Adora Torres's POV

La palabra mortificada me quedaba corto. Había flasheado en toda su totalidad a Sainz... creo que preferiría mil veces más el revivir aquel momento en el buffet cuando me dijo que había visto mi like. Hasta eso sería más tolerable que el que se me olvidase cerrar con llave, y soltase la toalla.

Menos mal que fue poco lo que se vio.

De solo recordar el suceso me daban ganas de borrarme la memoria. Por un lado me sentí poderosa al verlo quedarse paralizado con algo tan mínimo, pero por otro no fue algo que planeé mostrar a propósito.

Nos encontrábamos ya de camino a la sorpresa de Danny. Intenté sacarle información a Lele y no quiso ceder. Habíamos traído todo nuestro equipaje y hecho el check out del hotel. El equipo de McLaren estuvo muy insistente en querer salir a celebrar mi victoria conmigo, y mi madre ni se diga, pero Lele y Danny habían persistido hasta el cansancio de que esto sería mejor que cualquier otra celebración.

Yo solo esperaba dos cosas: uno: alcohol, y dos: privacidad. Quería poder relajarme siquiera un rato de estar constantemente mirando por encima de mi hombro por si viene algún paparazzi o alguien intentando incriminarnos de alguna forma.

Ese era mi escenario ideal de celebración después de mi victoria.

Cuando miré por la ventana del transporte que mandaron a buscarnos me di cuenta que estábamos en una pista de aviación, un jet privado estacionado justo al frente.

—¿A dónde carajos nos lleva Danny? —murmuré sin esperar una respuesta, sintiendo la mirada de Sainz en mi figura en lo que bajaba del auto.

Fui a la cajuela y saqué mi maleta antes de empezar otra discusión con Sainz sobre su caballerosidad. Siendo honesta no podía ni mirarlo a la cara sin sentir mis mejillas acaloradas pensando en lo sucedido.

Caminé hasta las escaleras del jet donde un señor me hizo gestos de que le diera mi maleta. Eso hice, para luego adentrarme al espacio de aquella aeronave al subir las escaleras.

—¡SORPRESAAAA! —gritaron una cantidad de voces haciendo que me sobresaltara, a su vez chocando con el pecho de la persona que venía detrás al retroceder por la impresión. Una mano firme en mi espalda baja.

Cuando salí de mi estupefacción logré ver a Danny, Lele, Lando, Luisa, Charles, Charlotte, Pierre, George, Carmen, Max, y Checo. El avión por dentro no tenía mucha decoración, solo las luces esas que cambiaban de color, unos silbatos de fiesta y una gran cantidad de alcohol en la barra del fondo.

—Te dije que te iba a sorprender, ¿no? —exclamó un Danny emocionado para seguido hacer sonar un silbato.

—Sorpresaa —Lele extendió sus brazos hacia mí y me apretó en un abrazo—. Todos querían acompañarte a celebrar tu primera victoria de la temporada —sonrió.

—Bueno, gracias a todos por las molestias, pero... ¿a dónde se supone que vamos? —dudé.

—Pues a España, tía. Algunos quieren pasar las vacaciones ahí, otros estarán unos días y se irán a sus casas antes del Grand Prix de Barcelona. El punto es que nos vamos de vacaciones a España y tendremos una fiesta privada —canturreó Danny bailando en el lugar.

—Y declaro desde ahora que lo que pase en este jet se queda aquí —alzó Pierre su botella de cerveza, todos concordando con alaridos.

—¿Y qué esperamos? ¡Que comience la fiesta! —exclamé con una sonrisa.

No tuve que repetirlo dos veces. Pronto el lugar resonando con música mientras algunos se entregaban al alcohol y otros al ritmo.

Me era difícil creer que todos se habían tomado tanta molestia por mí, pero a su vez lo agradecía mucho. Más que todo el que Danny tomase en cuenta lo mucho que valoro mi privacidad y por ello alquilado un jet con solo mis más allegados.

Era claro que faltaban algunos aquí, pero sabía que debían tener sus motivos. No todos tenían la disponibilidad para irse a España unos días.

—Disculpen, necesitamos que se sienten unos minutos para el despegue. Cuando el avión se estabilice pueden volver a lo que estaban haciendo —nos interrumpe la azafata.

Todos obedecieron, optando por llevarse las botellas en las piernas para conversar y beber mientras despegábamos.

Me senté en la esquina del mueble. Momentos después el duende se miró con Carlos y salió pitando hasta mi lado, peleándose ambos por un rato entre risas hasta que el menor logró hacerse con el asiento.

—¡Ajá! Ve aprendiendo tu lugar —le sacó la lengua, divertido, para luego apoyar su cabeza en mi hombro. Carlos rodó los ojos para luego sentarse en el asiento al lado de Lando con Luisa siguiéndolo, esta última viéndose un poco fuera de lugar.

¿Y cómo no? Si su novio la había dejado parada y vino corriendo a sentarse conmigo.

Sainz parecía querer derretirme con la vista de la intensidad que me miraban sus ojos. Y eso que estaba a un asiento de distancia, no me imaginaba si lo tuviese de frente.

—Eso, Lando. A ver si metiéndote en el medio logras cortar algo de la tensión entre esos dos —opinó Checo con una sonrisa entretenida.

—Sí. Entiendo que están juntos, pero o Sainz no lo hace bien o todavía no cogen porque la tensión es aún palpable —bromeó Max, estirando un brazo entre los dos para "palpar" la tensión. La risa de Checo y los demás resonando en el pequeño espacio. Esta vez no era la única con las mejillas rojas, tanto Sainz como yo evitándonos las miradas en lo que nos hundíamos en nuestros asientos.

A veces no sé si odiaba a esos dos más en la pista o cuando hacían complots fuera de ella.

—En realidad me encontraba hasta dudoso de si en verdad estaban saliendo o no —empezó George, Charles atragantándose un poco con su bebida, por lo que Charlotte le tuvo que dar palmadas en la espalda—, pero después de ese beso es difícil creer lo contrario.

Charles me miró como diciendo "uy, casi", a lo que tomaba del agua que le ofrecieron.

—No entiendo porqué creerías eso, George —decidí hacerme la ofendida.

Si fuese real, tenía todo el derecho de cuestionar el porqué dudaría de la veracidad de nuestra relación. Hacíamos un buen trabajo fingiendo, ¿no?

—Pues... no solo él —Danny se rascó la barba, y lo miré con el ceño fruncido—. ¡Lo siento! Solo que... pues nunca se besan y esa vez en Australia vimos como le tirabas tu bebida encima, así que no creíamos que iba en serio.

—¿Creíamos? ¿Tipo en plural?

De repente Charlotte y Luisa se vieron algo incomodas.

—Yo solo dije que creí que esa noche terminaron —aclaró Luisa, como si eso ayudase.

—Y yo no la corregí —Charlotte hizo una mueca.

Fui a abrir la boca para intervenir, pero Carmen interrumpió—: Hasta los vimos llegar e irse en diferentes carros.

—Pero Carlos salió de tu habitación al otro día —añadió Pierre.

—Sí, y luego...

—¡Chicos! —me sentía sofocada. No sabía que estaban prestando tanta atención—. Carlos y yo tenemos más de dos meses saliendo. Sí, sabemos que fue repentino, pero puedo asegurar que es genuino.

Que no me hagan jurarlo por mi madre.

—Lo es —Carlos se hizo escuchar por primera vez desde que subimos al jet—. No somos muy afectuosos en público, nos gusta mantener la intimidad bajo puertas cerradas —me guiñó el ojo, y en ese momento sentí que estaba haciendo alusión a lo de hace una hora. Lo iba a matar—, y no habíamos tenido la oportunidad de estar en un espacio en el que nos sintiéramos totalmente cómodos.

»En Australia, por ejemplo, no queríamos atraer mucho la atención hacia nosotros entonces llegamos y nos fuimos en diferentes carros. Sabíamos también que si estábamos juntos apareceríamos en portada como pasó en Bahrein y no queríamos eso. Lo íbamos a ocultar al público un tiempo más, pero... ver a Adora ganando fue imposible resistir las ganas de besarla —concluyó viéndome a los ojos.

Y qué ojos que tiene este hombre.

—¿Y la bebida en la cabeza? —cuestionó Max.

—Me hizo toda una escena de celos y me molesté —admití—. Igual se resolvió todo cuando volvió del club, me duró poco el enojo —hice lo posible para ver a Sainz de manera acaramelada.

—Ew, no quiero ni saber qué hizo —Danny arrugó la nariz y Lele le golpeó el brazo causando que este se carcajeara—. Aunque solo quiero dejarles saber que tienen total libertad aquí. Intimidad, y todo lo que quieran. Nadie va a tomarles fotos, ni aparecerán en la primicia del otro día. Como dijo Pierre...

—Lo que pase en este jet se queda aquí —pronunció aquel marcado acento francés alzando su vaso de lo que supondré que es whisky.

Todos lo imitaron, tomando un sorbo de sus bebidas.

—Pero bueno, sigan en lo suyo —miró Danny por la ventana y los demás lo imitamos. Ya habíamos despegado y no nos habíamos ni dado cuenta—. Que siga la fiestaaa —se levanta a poner música.

Estando a un asiento de distancia aún pude sentir cuando tanto Carlos como yo suspiramos de alivio al no tener la atención puesta en nosotros.

—Voy a ir a tomar algo —comentó Lando levantándose, Luisa siguiéndolo y dejando a Carlos atrás.

La persona que servía de muro contra la tensión sexual entre nosotros se había ido. Y me vi de repente muy consciente de ese hecho, sintiendo el calor que radiaba el cuerpo de Carlos a tan solo un puesto de distancia.

Seguía molesta con él, pero... tal vez no tanto como quisiera estar.

Ni él ni yo nos movimos de nuestros lugares. Ambos entreteniéndonos hablando con los demás desde donde estábamos.

Si estiraba mi brazo tan siquiera un poco podría rozar con mis dedos la tela de su pantalón. Capaz hacer el mismo tortuoso juego de la mano en su muslo como hizo en plena sala de enfriamiento.

Lo más fastidioso fue que parara.

Tuve que ir acalorada, con el corazón a mil y un calor formándose en mi abdomen a recibir mi trofeo. Y para colmo me tuvo que ayudar con mi casco, mirándome como si pudiera devorarme ahí mismo mientras mis piernas amenazaban con volverse gelatina. Así de injusto.

Maldito seas, Sainz



No pasó mucho tiempo cuando se volvió muy notorio lo mal que se pusieron todos; A Pierre le tuvimos que quitar el teléfono porque seguía escribiéndole a su ex. Charles no soltaba una lámpara, literal la tenía más pegada que su propia novia. Max estaba bailando de la manera más agresiva que he visto en mi vida, se vivía todas las canciones a gritos como el mayor despechado que haya visto.

Daniel estaba tuiteando estupideces, y Lele se lo llevó al baño amenazando con meterlo a bañar para que se le pasara. Ni siquiera era su trabajo, pero supongo que no quería que su "amigo" arruinara su propia carrera por una borrachera. Ya iba media hora y todavía no salían.

Lando tenía a Luisa abrazada y no la dejaba despegarse ni un segundo. Ni a ella ni al trago que tenía en la mano, pero luego empezó una discusión porque Luisa no quería que siga bebiendo y él sí. Ahora se encontraban separados, molestos, y para rematar Lando había llamado a Alya para acusar a su novia y tratar de que la convenza de que lo deje tomar. Cosa que por obvios motivos Luisa no se estaba tomando muy bien.

Y como cereza del pastel, Checo se puso a asegurarles a todos que sabía hacer malabares con botellas y que así solía impresionar a las chicas de joven. Cuestión que terminó mal, y ahora el jet apestaba a cerveza.

Los más sobrios éramos George, Carmen, Charlotte, Carlos y yo.

—Deberíamos ayudar a acostar a algunos —comentó George hacia Carmen viendo el desmadre.

—Vamos —señaló y se fueron ambos a ayudar.

Charlotte se estaba quedando dormida con Charles en su regazo abrazado a la lámpara.

Y Carlos... Carlos seguía a poca distancia de mí, pero sin saber cómo, ahora nuestros muslos y nuestros dedos se rozaban. Y ninguno hizo gesto de querer alejarse.

Pasamos unos minutos en un tenso silencio donde ninguno sabía qué decir.

—Tremenda fiesta, ¿no? —bromeó mirando a Max negarse a apagar la música. Checo ya roncando en un mueble.

—Sí... creo que por primera vez agradezco no haber tomado.

Sentí sus ojos fijos en mi perfil—Eres muy chistosa cuando tomas.

—¿Cuándo has estado conmigo borracha? —alcé una ceja.

—Esa noche. En Bahrein —lo miré confundida, pero siguió hablando—. Lele necesitaba ayuda para subirlos a Lando y a ti al carro. Yo manejé y los llevé al hotel. Entre los dos los dejamos en tu cama, pero esa noche no parabas de balbucear insultos hacia mí —rió, y yo por algún motivo me sentí avergonzada—. Dijiste, y cito "Eres tan irritante que provoca sacarte los ojos con una cuchara, Sainz. No soporto lo lindos que son. No es justo", y luego te quedaste dormida.

Adora soy mortificación, un gusto.

Me pasé una mano por la cara, sintiéndola acalorada—Me estás jodiendo, ¿no?

—No, pregúntale a Lele si quieres —replicó con una sonrisa adornando su rostro.

Yo necesitaba no ser la única avergonzada ahora mismo.

—Bueno, tú también eres divertido como borracho. Dijiste que la cama era una nube, y por algún motivo no sabías a quienes tenías al lado, pero sí que te acordabas de tus quince apellidos.

—Es diferente —comentó sin inmutarse, y yo lo miré perpleja—. Yo recuerdo todo, tú ni te acordabas de que te ayudé a tu cuarto.

En toda esa conversación, no sé ni cuando pasó, pero ahora nuestros meñiques estaban entrelazados.

Nos volvimos a quedar en silencio.

—¿Por qué...?

—¿Te molestó que...?

Ambos intentamos hablar al mismo tiempo para luego callarnos.

—Tú primero —solté.

—Creo que hay que hablar del elefante en la habitación.

—Ajá...

—Te besé, y... vi algo que no debía haber visto.

—Además que perdiste nuestra apuesta y tendrás que dejarme tu twitter por un día —sonreí. A mí no se me había olvidado, pero por el quejido que soltó Sainz, a él parece que sí.

Suspiró—Y eso. ¿Te molestó que te besara? —me miró a los ojos con esos irises marrones suyos.

¿Por qué creería que me molestó? ¿No fui yo la que lo besó con más ganas?

—No. Solo hacías lo que nos pidieron —me encogí de hombros—. ¿Por qué crees eso?

—Porque me huyes —admite y yo me quedé de piedra. ¿Huía?—. Cuando llegamos al hotel saliste corriendo a tu habitación y no diste oportunidad de siquiera hablarlo.

Resoplé—No fue por el beso, Sainz.

Me miró confundido. ¿De verdad tenía tan corta memoria para olvidar lo que pasó justo después?

De repente parece que se le prendió el foco—¿Te incomodó que te tocara?

En mí mente quería soltar un enorme "SÍ", pero por dentro sabía que era todo lo contrario. Me encerré en mi habitación porque no podía enfrentarlo luego de haberme excitado.

¿Cómo respondo a esta?

Desvíe la mirada, pero no me duró mucho la gracia cuando sentí unos dedos sosteniéndome el mentón, conectando su mirada con la mía. Nuestras manos ya completamente entrelazadas como un imán que no se podía separar—Responde, Torres —murmuró bajando la vista unos segundos a mi boca.

Sentí mi respiración entrecortarse, un escalofrío recorriendo mi cuerpo. Nuestras rodillas se rozaban.

Miré sus labios. ¿Cómo decía el dicho? ¿Uno por el dinero, dos por el show?

Aquí no teníamos ningún motivo para besarnos o vender la relación más que para matar el piojo de la curiosidad.

—Yo... —me relamí los labios, sintiéndolos de repente muy secos. La mirada de Carlos siguiendo el movimiento con deseo—: No...

Y eso fue todo lo que necesité para tener esos gruesos labios sobre los míos otra vez en menos de veinticuatro horas. Esta vez me besaba con ganas, su mano subiendo para entrelazarse en mi cabello y atraerme hacia él. No era lo que pretendía, pero pronto me hallé encima suyo mientras se recostaba en el mueble. Mis piernas rodeando sus caderas mientras su otra mano bajaba sigilosa por mi cuerpo hasta mi cintura, donde dio un suave apretón que me tuvo jadeando contra él. Todo lo que quedó sin decirse la última vez quedando aquí; con su boca devorando la mía y trazando mi labio inferior con su lengua pidiendo paso. El cual le negué hasta que me pellizcó el costado y de la impresión terminé abriendo más la boca, sintiéndolo sonreír satisfecho contra mis labios. Se notaba que sabía lo que hacía, se movía de manera casi experta, tomando el control del beso. Besarlo podía ser uno de los mayores placeres de mi vida fácilmente. Acaricié los tenues vellos de su mentón sintiéndolo suspirar en mi boca mientras me apretaba más contra él de manera necesitada. No sé qué había estado haciendo con mi vida, pero si alguien me hubiera dicho antes lo bien que se sentiría esto lo habría hecho antes. Sentí algo golpearme la cabeza en lo que unos dedos se colaban por la piel expuesta de mis caderas, producto de mi camisa subiéndose un poco por lo sumergida que me encontraba en los labios de Sainz. Lo ignoré, lo único que importaba era el hombre que tenía debajo y sus traviesos dedos haciéndome caricias, erizando toda mi piel con un simple toque. Escuché un gruñido, pero no pertenecía a mi acompañante. Este jugaba con mi boca, separándose y sonriendo cuando lo volvía a besar. ¿Y es que cómo culparme? Si besaba de maravilla el condenado. Sus labios parecían pertenecer con los míos, su boca cálida y los pequeños mordiscos juguetones que dejaba en mi labio siendo suficiente para volverme loca. Combinen eso con su firme agarre en mi cuerpo, y me perdieron por completo. Disfrutaba de escuchar sus pequeños jadeos cuando entrelacé mis manos en sus mechones de cabello, jalándolo más hacia mí.

De repente sus besos bajaban por mi mejilla hasta mi cuello, donde besó y mordisqueó como le dio la gana hasta conseguir ese punto débil en la conexión entre mi mentón y mi cuello—Sainz... no podemos seguir —dije con la poca fuerza de voluntad que me quedaba. Sentí su boca curvarse en una sonrisa mientras se entusiasmaba más en dejar una marca. Así que era de esos...

Sentí otro golpe en la cabeza, el que hubiera ignorado, sino fuese porque el movimiento causó que Sainz mordiese más fuerte mi cuello sacándome un jadeo. Miré al lado mío para encontrarme una almohada. Me habían arrojado una almohada. Alcé una ceja y mirando alrededor todos dormían, exceptuando unos ojos verdes que me miraban entrecerrados desde el mueble de enfrente, su acompañante ya dormida.

Mon dieu, va dormir et laisse moi dormir —soltó con un quejido el monegasco.

«Dios mio, vayanse a dormir y dejen dormir»

A Sainz no parecía importarle lo que sea que haya dicho su compañero—Ignóralo —murmuró con voz ronca mientras seguía dejando besos en mi cuello.

Oh, y qué tentación tenía de hacerlo. Disfrutaba mucho de la atención brindada por sus labios.

Pero este no era el lugar ni el momento.

Je te hais —murmuré hacia Charles mientras me separaba de Carlos, escuchándolo quejarse mientras dejaba sus manos reposar en mis caderas—. Creo que... nos dejamos llevar y deberíamos intentar dormir —hice una mueca. No sabía cómo se procedía luego de tal sesión de besos, pero si que necesitábamos sacarlo de nuestros sistemas para intentar seguir siquiera con un poco de normalidad toda nuestra relación falsa.

«Te odio»

Carlos resopló—No le hagas caso, está celoso.

Hice amago de apartarme, pero no me dejó, atrayéndome para reposar mi cabeza en su pecho que latía desbocado.

—Nos dejamos llevar —repetí, aunque sentí que era más para convencerme a mí misma y no a él.

Jugueteó con algunos mechones entre sus dedos—Ajá, Torres. Lo que te tengas que decir —suspiró, y podría jurar que se escuchaba... ¿decepcionado?. No, no podía estarlo.

—No creo que pueda dormir así —exclamé, pero era una gran mentira, el calor que me trasmitía su pecho y su cercanía era suficiente para que empezase a pestañear pesado. Aunque algo presionando contra mi abdomen impidió que estuviera cómoda por completo. Optando por bajarme y tirarme a su lado, dejé que me rodeara con su brazo y me apretase contra él. Seguía sintiéndolo, pero al menos era más tolerable que antes.

—Solo piensa que eso es lo que las parejas hacen —susurró acariciando mi cabello—. Sería raro si amanecemos en dos puntas opuestas...

Me dejó ese pensamiento y examiné la posición de las demás parejas. De un modo u otro se estaban tocando: Luisa durmiendo en el hombro de Lando, Charles con la cabeza en el regazo de Charlotte, George y Carmen en una posición similar a la nuestra, y hasta en el fondo, apenas notándolos de regreso, estaba mi hermana con sus piernas por encima de las de Danny mientras dormía en su brazo.

—Solo duerme, Torres. Mañana puedes replantearte todo y arrepentirte todo lo que quieras.

Quise replicar, pero hasta ese momento no había notado lo verdaderamente cansada que estaba. El estrés de todo el día pasándome factura.

Me sentí deslizarme a la inconsciencia, no sin antes escuchar un casi imperceptible—: Yo no me arrepiento.










▌│█║▌║▌║ —— ║▌║▌║█│▌

N/A: Después de casi dos largas semanas vuelve su autora fav (sí, me autoproclamo) jsjsjs

Esto tenía final alternativo, pero gracias a Lex no se quedaron sin más besos.

¡Gracias a todas las que votaron en el concurso! Para las que no vieron el anuncio ganamos como escritora con mejor relación con sus lectores aww

Volvemos al horario de los sábados hasta nuevo aviso, empiezo el lunes la U y trataré en lo posible mantener las actualizaciones, pero me siento bastante satisfecha con lo que he avanzado antes de comenzar.

Déjenme saber aquí: ¿Llegaron a la historia por Tiktok o por wattpad? O si por otro medio, también coméntenme

¿Leen en la opción de páginas o de deslizar para abajo? Tengo curiosidad.

Volvieron los tweeeets, qué divertido es escribirlos. Espero que les hayan gustado.

Ya la historia con Lando está publicada por si quieren pasarse a leerla, creo que la actualizaré pronto, pero aquí pueden ver un pequeño guiño a algo que pasará con nuestro duende favorito. Asimismo la de consejos de escritor también está disponible <3

No tengo mucho que añadir, solo que ya estoy ansiosa por la carrera de la próxima semana.

¿Qué quieren ver próximamente en el libro? Siempre tomo en cuenta sus sugerencias.

Las amooo,

Se despide,

Val

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top