01 | Roba podios
𝐓𝐫𝐨𝐮𝐛𝐥𝐞𝐦𝐚𝐤𝐞𝐫
BAHRAIN, 2022
LO DETESTABA.
Solo imaginarme su sonrisa arrogante bajo su casco mientras me rebasaba con su DRS en la recta que determinaría un puesto en el podio hacía que me hirviera la sangre.
La carrera había estado muy reñida. Siendo la primera de la temporada no tenía de qué sorprenderme. Bahrain siempre empezaba con broche de oro.
Las tensiones estaban elevadas, la ansiedad consumía a todos y las expectativas eran muy grandes. Todos querían empezar la temporada de gran manera; teníamos patrocinadores que impresionar, carreras que ganar y fans que enorgullecer.
Sin embargo, nada de eso eliminaba el hecho de que acababa de perder un podio por culpa de Carlos maldito Sainz Jr. El carro dio todo lo que pudo, e intenté mantener su estúpido Ferrari detrás de mí, pero fue inútil. Carlos tenía la ventaja de tener neumáticos nuevos gracias a su estrategia y yo estaba con unos mucho más viejos. Creímos que bastarían para llegar a la meta y nos confiamos en que la distancia entre Carlos y yo era suficiente para tener el podio asegurado.
Y gracias a ello terminé perdiéndolo.
Crucé la meta apretando los puños en el volante.
Sabía que no era mi culpa. Había dado todo de mí, todo del carro, pero los medios no lo verían así.
-P4, Adora, P4. Gran trabajo. Los alcanzaremos en la siguiente -habló mi ingeniero de carreras, Tom, en mi radio.
-Gracias, chicos. Excelente carrera. Les prometo un podio a la siguiente -intenté bromear y escuché una risa del otro lado de la radio perteneciente a mi director de equipo, Andreas Seidl:
-No lo dudamos. Gracias por los puntos, roadrunner -dijo divertido, refiriéndose al apodo con el que me habían bautizado en la comunidad de Fórmula 1.
-¿Lando terminó? -quise confirmar. No solían informarme de la posición de mi compañero de equipo a menos que estuviera al frente o detrás de mí.
-Sí, P14. Tuvimos un mal comienzo, pero nos recuperaremos -Con eso, cortó la radio.
Sabía que no estaba totalmente dirigido hacia mí. Era una indirecta para los televidentes y medios que estaban escuchando nuestra conversación por radio; una forma de decir "aquí seguiremos y no nos daremos por vencidos".
Llegar a competir en Fórmula 1 no ha sido fácil, menos cuando eras la primera mujer que compite como conductora oficial en décadas. Todos cuestionaron la decisión de McLaren de reclutarme el año pasado cuando Carlos decidió cambiarse a Ferrari. "¿Una mujer en la categoría reina?", fue el título de varias revistas misóginas al salir a los medios la noticia.
Parecía que nadie sabía cómo reaccionar: hubo fans femeninas que se emocionaron y me abrazaron con lágrimas en los ojos diciendo que finalmente se veían representadas en su deporte favorito después de mucho tiempo, mientras que hubo medios que hacían preguntas estúpidas como "¿Usas lencería en las carreras?", o "¿Cómo lidias con tu período siendo conductora?", que me tentaban a arrancarles sus micrófonos y metérselos por donde no llegaba el sol. Y claro que hubo un gran rechazo por fanáticos masculinos que llevaban años viendo el deporte. Sentían que no merecía estar ahí a pesar de que he trabajado igual de duro que todos los demás pilotos.
Había empezado desde abajo con la categoría de karting, y ascendido por las categorías a la W Series, hasta que obtuve la llamada de McLaren queriendo incluirme en Fórmula 1 luego de ser invicta.
Pegué el grito al cielo cuando me llamaron. Iba a ser la primera mujer en Fórmula 1 en décadas, además de la única latina, representando a mi país: Venezuela, luego de años sin tener a ningún representante en el deporte cuando se fue Pástor Maldonado.
No ha sido nada fácil, pero quedar en 5to lugar en el Campeonato Mundial de Pilotos en mi primer año había sido suficiente para apaciguar las aguas por el momento.
Por el momento.
Estacioné mi carro y desconecté el volante, dejándolo encima de la consola, para apoyarme con ambos brazos en el halo y así lograr salir. Me saqué mis guantes y seguido de esto el casco y su seguro para luego saltar fuera del carro, donde fui recibida con felicitaciones de parte del equipo. Intenté sonreír, alegrarme por mi hazaña, pero si algo teníamos en común todos los pilotos de Fórmula 1 era que no somos conformes. Por mucho que obtener puntos en la primera carrera era remarcable, estuve trabajando en torno a un podio para que me lo arrebataran en cuestión de segundos durante la última vuelta, a metros de la meta, casi saboreando el champán en mi boca.
La cuestión era que no sabía si me molestaba más el podio o quien me lo había arrebatado.
Apreté los labios ante ese pensamiento mientras bajaba el cierre de mi mono y me lo amarraba a la cintura. De igual modo tenía mi camiseta interior debajo.
Según lo que veía, las pantallas en el garaje estaban enfocadas en la sala de enfriamiento, momentos de subir al podio, con los ganadores. La cámara hizo zoom en Carlos y Charles Leclerc, quienes estaban hablando entre ellos mientras Lewis Hamilton tomaba agua. Este último había perdido el primer lugar contra Charles y quedado segundo, en el medio de un sándwich de Ferraris. Sabía que no eran los resultados que quería tener, pues Hamilton es bastante competitivo (como todos), y tenía que volver a defender su título luego de perderlo a Max Verstappen el año pasado; pero por el momento se tendría que conformar con sus resultados.
Cuando la cámara enfocó mejor en la conversación de los C2, ambos estaban mirando el replay de la carrera que mostraba el momento en que, a segundos de ganar tercer puesto, Carlos me había rebasado en la carrera.
Este traía una sonrisa entre orgullosa y egocéntrica en los labios mientras observaba. Algo que yo no había notado es que me había saludado con la mano para burlarse cuando me rebasó, cosa que claro que las cámaras no pasaron por alto. Rojo y naranja combatiendo lado a lado.
Charles observó todo asombrado-: Wow, mate, lo lograste por poco, ¿no? -dijo para luego darle una palmada en la espalda.
-Tampoco es que fuera difícil. Solo soy más rápido -Encogió los hombros, muy sobrado, y seguro de sí mismo, le guiñó a la cámara.
Si fuera una caricatura, estaría echando humo por las orejas en estos momentos.
Mi relación con Carlos Sainz era... complicada. Tenía muchas razones para detestarlo, pero lo que había hecho en el verano antes de que comenzase la temporada había sido lo peor. Y no lo dejaría salirse con la suya luego de tal desinterés de su parte.
"Lo agarraré en la bajaíta", pensé para mí misma.
Sentí unos brazos abrazarme desde atrás-¡Felicidades! ¡P4! -La inconfundible voz de Lando Norris se escuchó a mis espaldas, y podría apostar mi caja de malta que estaba sonriendo.
Lando es el mejor compañero de equipo que podía pedir. Podía ser unos 3 años menor que yo, pero nuestra dinámica era de hermanos desde el día 1. Era mi molestoso hermano menor, y sabía que me veía como una hermana igual.
Nos conocíamos desde hace años junto a George Russell, Alex Albon, Charles Leclerc, Pierre Gasly, Esteban Ocon y Max Verstappen, siendo que todos coincidíamos en varias carreras mientras fuimos creciendo.
Por desgracia tuve que verlos a todos avanzar a Fórmula 1 uno por uno hasta quedar sola: el mundo no estaba listo para una mujer en el deporte aún. A veces me reprimía por no haber nacido hombre. De esa manera mi talento no sería cuestionado y tomado por "suerte" y habría entrado en el deporte mucho antes.
Me volteé hacia Lando con una sonrisa, notando una cámara apuntando hacia nosotros por el rabillo de mi ojo, y lo abracé con fuerzas-Gracias, Lando. Ambos tendremos puntos para la próxima -le aseguré.
Rompí el abrazo algo rápido porque sabía cómo funcionaba el mundo del deporte y la farándula. Unos segundos más podía significar en sus ojos que teníamos una relación o que nos estábamos acostando, cosa que no negaré que varios fans sospechaban o nos hacían preguntas al respecto, teniendo el famoso shipname de Ladora, en el cual hacían chistes de "La adora".
Tener un compañero de equipo masculino siempre significaba lo mismo: suposiciones en las que uno u el otro debía estar enamorado, pero nunca permitiría que ese fuese el caso. En primer lugar, porque veo a la mayoría de los pilotos como mis amigos o hermanos, y segundo, porque estoy muy concentrada en mi carrera como para dejarme distraer con un romance.
Por algo ninguna de mis relaciones había durado, y me llamaban la Taylor Swift del mundo de deportes.
No era un título del que estaba orgullosa de llevar, más porque sabía que ni Taylor ni yo éramos "fáciles" solo por haber tenido varias relaciones, y el apodo venía de esa suposición.
Solamente había tenido mala suerte en el amor, dejándome ilusionar fácil y creyendo que mi carrera no era un obstáculo tan grande como para no tener una relación. Qué equivocada estaba. Era una romántica; siempre quería pensar que mis relaciones iban a durar, pero la larga distancia, los celos, las inseguridades, y la desconfianza había llevado a que muchas de mis parejas terminaran la relación.
Claro que el público no quería considerar eso.
Según ellos, yo era el problema: volvía a mis novios locos, les pegaba cachetadas (sí, me consideraban telenovela andante) y era demasiado celosa e infiel.
Ninguna era cierta, pero las personas veían lo que querían creer, y eso estaba creando una mala reputación a mi imagen.
Ser la primera mujer en Fórmula 1 y considerada una zorra no era lo que mi equipo quería ver.
McLaren no tenía ningún tipo de control sobre mi vida fuera del paddock, pero estos rumores estaban afectándome, y, por lo tanto, a mis patrocinadores también.
-¡Adora! No te me escapes -Jadeaba mi pobre directora de comunicaciones a medida que se acercaba. Había salido del garaje con todas las intenciones de encerrarme en mi cuarto de conductora para evitar mis obligaciones con los medios, pero gracias a Katherine, eso no iba a pasar.
Rodé los ojos internamente. Sabía que era parte de mi contrato el presentarme con buena cara a la prensa. Sin embargo, tenía tanta rabia contenida, que no sabía si era lo más recomendable ir con los periodistas a que me acribillaran con preguntas. Era conocida por ser algo "chispitas" o "explosiva" en ocasiones, y luego de lo que acababa de suceder, ir a dar una entrevista era como tirarme a la jaula de los leones.
-¿Es totalmente necesario? -salté a la pregunta mientras tomaba de mi termo de agua. Ella sabía exactamente a lo que me refería con esto. Rogué por dentro que viera la plegaria en mis ojos diciendo que en realidad no quería ir, y que me excusase esta vez diciendo que me sentía mal o algo así.
Aunque si decía eso me vería débil.¿Enferma justo después de perder un podio?
Sospechoso.
No me convenía.
Katherine pareció pensar lo mismo, pues me miró con una mueca-Lamentablemente, sí es necesario. Necesitas dar la cara por el equipo y apoyo a tus fans.
Suspiré. Sabía que tenía fans, bastante despiadados si les era sincera, pero me defendían con uñas y garras todo lo que podían, aun siendo un grupo bastante reducido y reciente. Ya me podía hacer ideas de cómo estarían las redes sociales en estos momentos. De seguro los tifosis estarían celebrando doble podio, y mis fans y los de McLaren debían estar frustrados y propensos a soltar algunas cuantas groserías.
Miré a Katherine con un suspiro pasándome una toalla por la cara-¿Siquiera puedes arrastrarme con la excusa de alguna reunión cuando se pongan muy pesados? O desmayarte para que vaya a tu rescate. Cualquiera me sirve.
Katherine sonrió ante eso-Lo prometo. Apenas se pongan muy pesados fingiré alguna condición médica -bromeó, y no tenía duda de que lo haría. Ambas sabíamos lo ridículos que se podían poner los periodistas conmigo.
Asentí ante esto, resignada con tener que hacer mis entrevistas-De acuerdo, me sirve por ahora -comenté para luego dirigirme al infierno... digo, a la prensa.
Mi manager, Alejandra, también conocida como mi hermana mayor, estaba esperándome cerca de donde se estaban dando las entrevistas en el paddock. No paraba de mirar su teléfono para revisar la hora, pero apenas me vio, soltó un suspiro aliviado y sonrió-Justo a tiempo, She ra. Felicidades por P4 -dijo abrazándome.
De mi familia, al hacer de mi manager desde que empecé Fórmula 3, con la que más pasaba tiempo era Ale. Sabía que si debía tener un manager tenía que ser alguien en quien confiara, y no confío ni admiro a nadie más que a mi hermana mayor.
Quería que las cosas quedaran entre familia en ese aspecto, al igual que era en el caso de muchos otros pilotos. Estar en una posición exitosa le daba la ventaja a muchos para que se aprovecharan de ti, y pues la familia era un poco menos propensa a hacer eso. Según yo, al menos. Nunca había tenido problemas con Lele (como me gustaba decirle desde pequeña cuando no podía pronunciar su nombre).
Muchos de mis familiares mostraron su descontento con la posición. Mi abuela decía disgustada que donde se come no se caga, significando que no debía mezclar trabajo con familia, pero hice oídos sordos, y agradecía haberlo hecho. Llevaba un pedacito de mi familia a todas partes y me hacía sentirme menos nostálgica.
-Gracias, Lele -murmuré, sintiéndome un poco menos gruñona que antes. A pesar de que no eran los resultados que quería, sabía que el orgullo de mi hermana era genuino. Lo sería estuviera en la posición que sea, y eso ayudó a que entrara un poco más en confort. Ale me transmitía esa paz en momentos donde la necesitaba.
-Vamos. Necesitas ir a tus entrevistas -comentó separándose un poco para luego hacer nuestro gesto característico: unir nuestras frentes y meñiques para luego dar un beso en la mano. Los fans adoraban las fotos que había de nosotras haciéndolo. Era nuestro pequeño secreto.
Sonreí ante el gesto. Lo habíamos inventado cuando éramos pequeñas y decidimos seguir incorporándolo de grandes. Podía parecer ridículo para algunos, pero nosotras sabíamos que era un símbolo de la unión tan grande que teníamos.
Lele me pasó mi gorra de McLaren, me acerqué a la primera entrevistadora que me indicó y comenzó el circo.
Luego de algunas entrevistas más, llegué con aquella que tenía un presentimiento que me causaría problemas.
-¡Gran carrera, Adora! -Siempre empezaba así para luego tirar la bomba. La conocía muy bien-. Nos tuviste a todos al borde de nuestros asientos toda la carrera, pero todo se vio minimizado a esa recta. Dinos, ¿cómo te sentiste cuando Carlos te rebasó? ¿Te ganaron las emociones?
A veces me parecía ridículo cómo alguien de mi mismo género podía tener el mismo estereotipo que tenían los hombres acerca de las mujeres: que somos sentimentales. Y confiándose de eso, hizo una pregunta que sabía que me pondría molesta, para ver a la Adora que hacía títulos en los periódicos y les daba todo el contenido que querían cuando explote, pero me contendría.
Mirando a Lele por un momento esta asintió, como queriendo decir que me dejara llevar por mi entrenamiento de medios.
Me acomodé mi gorra y decidí ignorar la primera pregunta-Bueno, no puedo decir que no estuve decepcionada. Cualquiera lo estaría con estar a metros de tu meta y que te sea arrebatado un podio -Bien, creo que todavía no la cago-. Sin embargo, no, no puedo decir que me he dejado llevar por mis emociones. Este apenas es el comienzo y tengo confianza en el carro y que las próximas carreras serán mejores.
Me quedé satisfecha con mi respuesta, pero por la cara de molestia de la entrevistadora, ella no. No le di el drama que necesitaba para vender.
-Esperemos que así sea. ¿Ya felicitaste a Carlos por el podio?
Agh.
-No, no he tenido tiempo de hacerlo -miento fríamente.
No quería hacerlo.
-¿No ha habido roces entre ustedes por las recientes declaraciones de tu mejor amiga, Mila Crawford, acerca de ser utilizada por Carlos Sainz?, ¿Tuvo eso que ver con los resultados de la carrera?
Y aquí venía la maldita pregunta que estaba esperando evitar.
En estos momentos maldecía a Mila y al reality show en el que estaba por traer ese lado de la fama a mi lado. Sin embargo, no podía culparla, pues lo que Carlos le había hecho no se superaba fácil.
Miré a Lele para intentar mantener la compostura, pero podía ver cierta furia en su mirada mientras hablaba con Katherine. Si tuviera que interpretar solo con sus gestos, diría que esta pregunta no había sido aprobada previamente.
-Miren, no sé qué película se hacen en la cabeza acerca de nuestras vidas, pero Carlos Sainz y yo no somos amigos. Somos pilotos, corremos todas las carreras contra el otro y estamos peleando por el mismo campeonato. Mila y yo nos conocemos desde hace 20 años y mi rival se la llevó a la cama para luego dejarla como un trapo sucio. Saquen sus conclusiones acerca de a quién voy a apoyar -bufé para luego alejarme dejándola con la palabra en la boca.
Y ahí iba chispitas de nuevo avivando las llamas del fuego.
Alejandra se acercó corriendo negando con la cabeza-Te van a devorar viva después de eso.
-No me interesa, Sainz pagará por esto.
Y si tenía que enfrentarme a medio paddock para que eso suceda, así sería...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top