TROUBLE
Les dejo primero la letra del tema que inspiró este O.S.
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Kim Namjoon es el tipo de hombre que nunca quieres ver enojado. Es el jefe narco más reconocido de Corea del Sur, nadie se atreve a enfrentarse a él, los pocos incautos que osan desafiarlo no viven para ver otro día.
Él cuenta con sus tres mejores hombres, es en los únicos que confía su vida.
Min Yoongi, su mejor amigo, su hermano de la vida.
Jung Hoseok, su fiel y diligente "yo me encargo".
Y yo, su confidente y mano derecha.
Hoy es mi cumpleaños número 30, mi mayor deseo era pasarlo tranquilo, quizás ir a cenar afuera con mis amigos y tomarme algunos tragos. Pero esa no fue la idea de Kim, él decidió que era una fecha que debía festejar "a lo grande", por lo que llenó mi piso de comida, buena bebida, varios de sus hombres y muchas mujerzuelas.
Cómo ya me harté de que me insistan en que me folle a alguna de las "invitadas", me quedo en la cocina, bebiendo un refresco mientras veo a los camareros entrar y salir con sus bandejas con comida y bebida.
— ¿Qué haces aquí Seokjin? Se supone que tú eres el agasajado, ve a disfrutar de algunas de esas mujeres, Hoseok contrató lo mejor del mercado.
—Estoy cansado hoy, quizás luego.
—Luego estarán todas inservibles, porque me las pienso tirar a todas.
— ¿Vas a aguantar tanto?
—Por supuesto, yo no soy un viejo cansado y gay como tú —se me acerca para hablar en mi oído y percibo que se tambalea y su olor alcohol casi me emborracha de solo tenerlo cerca— además me tomé un par de las píldoras azules.
Se aleja riendo mostrando sus encías y se cuelga de los hombros de la primera mujer que se le cruza.
Unos minutos después estaba sentado en la punta de la mesada de la cocina degustando un riquísimo canapé relleno con una crema de queso y salmón, cuando escuché un escándalo y gritos de una mujer, que no eran como los que se estaban escuchando hasta ese momento.
Me levanto de prisa y corro a la sala para encontrarme a Hoseok tratando de sostener a una enfurecida Yejin, que tira patadas y manotazos a una rubia que al parecer estaba con Namjoon cuando ella llegó.
—¡Jin tranquilízate! —le ruega Hoseok a la esposa de Nam, tratando de que no se le escape pese a su estado alcohólico.
La rubia corre a esconderse detrás de Kim, que tiene la camisa y los pantalones desprendidos. Del pacillo veo a Min que viene descalzo, sin remera, prendiéndose los pantalones tratando de disimular una abultada erección.
— ¡Suéltame Hoseok maldito, juro que te voy a asesinar, a ti y a esa maldita perra!... ¡Y tu Kim Namjoon me las vas a pagar maldito hijo de puta!
—Jin por favor llévatela de aquí —me suplica Nam.
—Yo soy el anfitrión, no puedo irme, que la lleve Hoseok.
—Está borracho como una cuba, y no confío en nadie más.
— ¡Págale un taxi, es mi fiesta! —Digo con frustración.
—¡Que la lleves dije! —Me ordena levantando la voz—. Luego disfrutaras tu fiesta tranquilo.
Recojo las llaves del auto a regañadientes, tomo del brazo a la mujer que sigue gritando improperios hacia Namjoon y me la llevo de allí.
Una vez en el auto, emprendo la marcha hacia la mansión de los Kim.
Ella ya se ve calmada, no quiso subir atrás así que la tengo sentada a mi lado. Baja el espejito del parasol y comienza a arreglar su maquillaje que se había corrido un poco por las lágrimas.
Cruza sus largas piernas y no puedo evitar mirarlas de reojo. La veo desprender un botón del escote de su blusa y puedo ver desde mi altura sus pechos apenas contenidos por un pequeño sostén de encaje rosa palo.
No aguanto más las ganas y llevo mi mano a sus piernas, ella me sonríe y las descruza para mí. Comienzo a subir mi mano hasta su entrepierna, y su ropa interior es más fina que la línea que dibuja en sus ojos. Sin mucho esfuerzo se la arranco, bajo un poco la ventanilla, la arrojo y la vuelvo a subir.
Llevo nuevamente mi mano a su entrepierna, ella las abre con descaro para mí, empiezo a masturbarla lento, la siento mojada y mi erección empieza a notarse debajo del pantalón.
—Si sigues haciendo esto, lo haces difícil para los dos. Nos vas a meter en problemas.
—Me porte muy mal hoy Jinnie, no he sido una buena niña —dice llevando su mano sobre mi miembro.
—Hoy creo que debo castigarte.
Llegamos, meto el auto en la cochera. Bajo a prisa y voy hasta ella que ya estaba bajando, la cargo en mi hombro y me la llevo a toda prisa escaleras arribas a la habitación de huéspedes, la que normalmente usamos para nuestros encuentros.
La arrojo sobre la cama sin mucho cuidado. Comienzo a desprender mi camisa. Ella gatea hacia mí y desprende mis pantalones, libera mi miembro y se lo lleva a la boca, se me escapa un jadeo en el momento que siento la calidez de sus labios envolviéndolo.
— Joder, tú conoces demasiado bien lo que me gusta.
— ¡Feliz cumpleaños Jinnie!
Ella lo chupa tan bien, siento oleadas de placer que me recorren con su vaivén, si sigue así voy a terminar y no es lo que quiero. La empujo suavemente y se escucha el "pop" cuando mi miembro sale de su boca, ella se recuesta, levantando sus pies al borde de la cama formando una perfecta "M".
—Estoy listo, pero tú no lo estas niña. Muéstrame lo que tienes.
Ella lleva sus dedos con manicura perfecta y empieza a tocarse para mí.
Me arrodillo y acompaño los movimientos de sus dedos con mi lengua, que se pierde en esa línea salvaje, esa línea de división.
Sus jadeos inundan el silencio de la habitación mientras la siento estremecerse por el orgasmo.
La giro para que quede en cuatro y la arrastro bien al borde de la cama tirando de sus caderas.
—Te ves tan sexy —le doy una palmada en sus blancas nalgas dejando mi mano marcada en rojo—Di que eres mía, perra.
—¡Soy tuya Jin!
—Más fuerte, que se te escuche —digo dando otra palmada en su otra nalga.
—¡SOY TUYA SEOKJIN! —grita.
Y sin más preámbulo la penetro de una sola estocada empujándome hasta lo más profundo que puedo llegar.
Salgo y entro de ella de manera obscena. La vista me resulta deliciosa.
—¡Carajo, maldito seas!
— Muéstrame lo que tienes —le digo y descargo otra palmada en sus glúteos.
Ella se mueve con desespero, su cuerpo golpea el lugar correcto.
Bien, bien.
Sí...
Ella tiene otro escandaloso orgasmo y yo me derramo dentro suyo.
Abotono mi camisa, vuelvo a cerrar mis pantalones, ella yace tirada boca abajo en la cama, dejo un beso en cada una de sus nalgas y emprendo el regreso a mi departamento, espero no lo hayan destruido.
Para mi sorpresa todo está bastante tranquilo, los del catering ya se han ido. En una de las habitaciones duerme Namjoon con una chica a cada lado.
En la otra lo encuentro a Min que todavía esta divirtiéndose. Hoseok está en el piso del baño abrazado al inodoro. Por la sala en los sillones varios de los hombres de Kim, algunos todavía en el juego y otros ya completamente borrachos y dormidos, algunos solos y otros acompañados de alguna de las "señoritas".
Entro en la cocina, está todo bastante ordenado. Me dirijo a la heladera y saco uno de esos canapés con salmón que no pude disfrutar por la interrupción de Yejin.
Estaba llevando el canapé a mi boca, cuando soy interrumpido por una pelirroja que toma mi brazo y lleva el canapé a su boca y luego chupa mis dedos.
Se ve jodidamente sensual. La chica esta vestida, pareciera que acabara de llegar.
—Llegas tarde, la fiesta ya terminó.
—A mi me parece que no empezó todavía.
— ¿Y tú eres...?
—Soy tu regalo de cumpleaños, pero puedes llamarme Gise.
Se sube a la isla y tira de mi camisa llevándome entre sus piernas, mete sus dedos en mi torta de cumpleaños que estaba intacta a un costado y los lleva a mi boca, sin dejar de mirarla chupo sus dedos.
Toma la vela, saca de su chaqueta un mechero y la enciende, me dice que pida un deseo y me canta el "Feliz cumpleaños". Cierro los ojos un segundo para pedir mi deseo y luego soplo la velita.
Ella la arroja a la pileta.
Llevo mis dedos al pastel y los introduzco en su boca, los chupa de una manera sensual y yo siento mi erección pidiendo atención.
Me alejo para cortar una rebanada de pastel que coloco en un plato, ella me mira extrañada por haberme alejado, abro una botella de champagne de las tantas que están en la heladera y la dejo al lado del pastel. Ella sigue todos mis movimientos sorprendida porque la estoy ignorando.
Voy hacia ella, la cargo en mi hombro, en la otra mano me llevo el pastel y la botella, ella ríe a sabiendas de lo que se viene.
Me dirijo a la habitación de arriba, mi habitación que estaba perfectamente cerrada con clave.
La arrojo en la cama y cierro la puerta y me dispongo a disfrutar de mi regalo.
Después de todo, sigue siendo mi cumpleaños...
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Feliz Cumpleaños mi hermoso WWH, que seas siempre feliz, Te amo!
Espero les haya gustado la historia, dejenme sus comentarios.
Se la dedico con cariño a mi querida Gise.
Las quiero!
Liz 💜
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