Capítulo 19
Maratón (1/3)
Narra Jessica:
Mi vista estaba nublada cuando observé a Jake cojeando hacia mi dirección. Pude divisar su mandíbula apretada, su entrecejo fruncido y sus puños cerrados entorno a sus costados. Su mirada era oscura, esos lindos ojos verdes ya no estaban. Era como si fuera otra persona. Antes de darme cuenta, estaba entre tus brazos mientras él me susurraba que todo iba a estar bien.
-Debemos de ayudar a Troy –Habló separándose de mi luego de un rato.
El castaño aun seguía inconsciente en el piso o muerto, quien sabe. Jake se acercó hacia él y lo arrastró como pudo hacia el auto rojo larva intacto a un lado en el callejón. Respondiendo a una de mis duda, Jake llevo su dedo índice y dedo corazón hacia el cuello de Troy. Un suspiro salió de sus labios y miró hacia mí.
-Tiene pulso –Dijo.
Dejé escapar el aire que no sabía que estaba conteniendo. Me acerqué temblorosa hacia el auto. Jake tenía su cabeza apoyada contra el volante mientras se agarraba el cuello. Estaba frustrado y enojado. Sus musculos tensos bajo su camisa algo desgarrada. Llevé mi mano hacia su brazo y lo acaricié levemente. Miró hacia mí y suspiró mientras se echaba hacia atrás.
-Vámonos de aquí antes de que la policía se acerque –Dijo poniendo el auto en marcha.
Lo miré sorprendida.
-Debemos denunciarlos –Hablé más fuerte de lo necesario.
-Ojala fuera así de fácil –Una pequeña sonrisa sarcástica salió de sus labios.
Fruncí el ceño.
-¿Por qué no podemos? –Exigí saber.
-Solo, no es bueno que la policía se involucre en esto –Dijo pausadamente.
~*~
-¿Eso es un sí? –Preguntó animado.
Sonreí mientras acomodaba mi celular entre mi hombro y mi oreja. Thomas tenía una felicidad tan contagiosa.
-Así es –Dije largando una pequeña risa.
-Genial, te paso a buscar en dos horas ¿eso está bien para ti? –Preguntó.
Terminé de lavar el último plato y lo coloqué en el estante.
-Claro que sí pero, ¿A dónde vamos? –Pregunté.
Quería vestirme para la ocasión, no quería ponerme algo inadecuado y quedar de una manera muy ridícula.
-Solo es a cenar, no es forma ni informal –Oí un estruendo en la otra línea.
-¿Qué pasó? –Pregunté asustada.
Últimamente me he vuelto algo paranoica.
-Tiré la lámpara favorita de mi abuelo, me va a matar –Dijo.
Largué una risa.
-No te burles –Dijo.
-Está bien, está bien –Reí. –Te veo en una hora –Hablé.
-Está bien –Colgó.
Coloqué el teléfono junto al lavado y terminé de secar unos vasos. Cuando me di la vuelta divisé a Jake apoyado contra el marco de la puerta mientras me miraba con el entrecejo fruncido. Le sonreí esperando una sonrisa devuelta pero eso nunca sucedió.
-¿Qué pasó? –Le pregunté.
-Quedamos en que no saldrías hasta que Troy mejorara o consiguiera a alguien para que te cuide –Gruñó.
No pude evitar rodar los ojos.
-Debo de seguir con mi vida, Jake –Bufé.
-Lo sé, pero no cuando hay una amenaza hacia ella allí fuera –Dijo.
-Ya acepté, le rechacé una cita una vez y no hay manera en el infierno que le rechazaría otra –Me crucé de brazos.
-Jess –Se quejó.
-Ya te dije, además, yo soy la mayor aquí –Respiré profundamente para calmar mi furia momentánea.
Suspiró.
-Está bien, tienes razón, pero promete que mantendrás tu celular contigo –Suplicó.
-Si eso te mantendrá tranquilo, está bien –Dije.
El sonrió mientras se acercaba a mí y me daba un fuerte abrazo.
-Aun me tienes que contar todo –Le recordé.
El rió.
-Sabes cómo arruinar los buenos momentos –Dijo divertido.
~*~
Me miré al espejo una última vez. Me había colocado un vestido volado color crema junto a unos tacones no muy altos color negro. Ricé las puntas de mi cabello rubio y apliqué un poco de maquillaje a mi rostro. Me di una vuelta detallando mi vestido, no era formal tampoco informal. Exactamente como especificó Thomas.
-Jessica, ya está aquí –Oí la voz de mi hermano menor.
Cogí mi bolso que contenía dinero, la llave de mi apartamento y mi celular. Bajé hasta la puerta principal cuidando de no caerme. Llegué y le dediqué una sonrisa a ambos chicos para luego depositar un beso en la mejilla de Jake.
-Nos vemos –Sonreí.
Besé la mejilla de Thomas en saludo y ambos salimos por la puerta. Thomas me ofreció su brazo y yo lo acepté gustosamente. Bajamos hasta el primer piso y luego divisé su auto clásico azul aparcado en la calle. Thomas abrió la puerta del copiloto y me ayudó a entrar. Divisé como trotó frente al auto y entró en el para luego encenderlo.
-Te ves hermosa hoy –Dijo.
Lo miré de reojo y sus mejillas estaban sonrojadas. Era tan adorable.
-Gracias, tu tampoco te ves mal –Dije abrochando mi cinturón.
Escaneé su vestimenta. Pantalón negro junto a una camisa azul remangada hasta los codos, zapatos negros y su cabello peinado igual que siempre. Sus ojos azules se enfocaban en la carretera a medida que avanzábamos por la noche. Sus manos apretaban el volante mientras trataba de no distraerse. Busqué un tema de conversación y hablamos todo el trayecto hasta el restaurante.
-Aquí es –Dijo apagando el auto.
Giré mi cabeza, el lugar se llamaba Friday´s.
-Bien –Sonreí mientras desabrochaba mi cinturón.
Lo vi trotar por el auto mientras se acercaba a abrirme la puerta. Muy caballeroso. Me ofreció su mano para ayudarme a salir. Salí dedicándole una pequeña sonrisa de agradecimiento y cerró mi puerta. Me ofreció su brazo y me guió hasta la entrada.
El lugar era hermoso, muy clásico pero a la vez tenía toques modernos. El lugar estaba perfectamente ordenado, me encantó todo de el. La chica de la puerta nos guió hasta una mesa en el lateral izquierdo del lugar. Thomas se acercó a remover mi silla para ayudarme a sentar.
-¿Qué te parece? –Preguntó una vez sentado.
-Es muy lindo, me gusta –Sonreí.
Un suspiro aliviado salió de sus labios.
-Genial, y la comida es mejor –Canturreó.
Yo reí.
-Luego me toca elegir a mí –Dije.
El me miró sorprendido.
-Es decir que ¿habrá una segunda vez? –Sus ojos brillaron con esperanza. Había malinterpretado mi mensaje, no quería salir con nadie, no por ahora.
No lo quería desilusionar.
-Tal vez –Me encogí de hombros.
El sonrió.
-¿Sabes? Tu hermano menor es un poco sobre protector ¿no? –Preguntó burlón.
Mierda, mierda, mierda. Mi celular.
-Se me olvidó mi bolso, préstame las llaves de tu auto. Iré a buscarlo –Dije alterada.
El frunció el ceño.
-Yo puedo ir por el –Se ofreció.
No lo quería molestar más.
-No, está bien, yo iré por el –Sonreí.
El asintió pasándome las llaves.
-Ya vuelvo –Dije.
Caminé hasta el coche y abrí la puerta del copiloto. Encendí la luz y lo busqué. Estaba tirado en el piso, me incliné y lo cogí. Lo abrí rápidamente y agradecí infinitamente con Jake no había hecho ninguna llamado por ahora. Sonreí satisfactoriamente mientras volvía a guardar el celular en el bolso y cerrarlo. Dos manos atraparon mi cintura.
-Parece que el destino quiere que nos veamos diario –Aquella voz ronca y lenta era inconfundible.
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