Capítulo 4

Necesitaba ponerme bloqueador solar cómo en ese instante. Llevaba mas de una hora tomando el sol junto a la piscina y mi piel comenzaba a sentirse demasiado caliente y a arder sobre la zona de los hombros y el pecho. Me gustaba lucir algo bronceada, solo con un poco de color en mi piel pero no quería quedar roja ni morena.

Después de aplicar el protector solar por todo mi cuerpo, volví a recostarme sintiendo mi piel mas fresca. Había pasado ya una semana desde la noche con Grant y para ser honesta aún no podía olvidarlo. ¡era imposible sacarlo de mi cabeza! O mi piel. La forma que tocó mi cuerpo y me hizo suya ¡Dios! nadie nunca me había tratado con tanta delicadeza pero siendo firme al mismo tiempo. Aun podía sentir como sus dedos se deslizaron por mi piel, su lengua se abrió paso por mi cuerpo ¡uff! comenzaba a hacer mas calor, pensar en él no era buena idea.  

Me sentí horrible cuando me fui por la mañana. Algo que nunca me había pasado. Creo que la verdadera razón era que no quería irme, pero junté toda la fuerza que pude y sin hacer ningún ruido salí del lugar.  

Me reuní con Dan horas después de una de una de las mejores noches de mi vida y extrañamente el no hizo ningún comentario al respecto, no cuando en otras ocasiones hacía bromas y comentarios listillos.

Una sombra tapó el sol frente a mi y en seguida abrí mis ojos. Stefan estaba parado frente a mi en toda su sexy gloria de empresario sexy. Hora del show. Arqueé un ceja cuando enfoqué mi mirada con la suya.

—Volviste —afirmé y acomodé mis lentes para el sol. Recargué mi cabeza en la tumbona y fingí indiferencia. 

—Lo hice. —Se sentó en la orilla de la tumbona y recargó su mano en mi pierna. —Lo siento por irme de esa manera. Mi cliente me solicitó y no pude decirle que no.

—No te preocupes —mi respuesta fue casi instantánea —igual tenía cosas importantes que hacer muy temprano con Daniel. 

Stefan resopló y podría jurar que rodó los ojos. Si, ellos no se caen bien por muy obvias razones.

—Si, sobre todo cosas "importantes" —murmura con sarcasmo.

—¿Algo mas que necesites? —bostecé —porque no tengo las ganas de discutir contigo sobre si las cosas que hago con Daniel son importantes o no. Quiero tomar una siesta.

Sonreí cuando su mano se tensó ligeramente porque sabía que se estaba enojando. Me encantaba meterme con el. Eran de las pocas reacciones que conseguía de él.

Después de nuestra boda, cuando a medio camino hacia el aeropuerto le dije que sabía sobre sus aventuras y me fui con Daniel al viajecito las peleas comenzaron. No las esperaba, pensé que no le importaría, ya me tenía a mi y a mi apellido pero no, discutíamos por todo y a veces las cosas se ponían tan intensas que uno de los dos tenía que irse o nos mataríamos. Llegué a pensar que me pediría el divorcio, pero jamás lo hizo. No quiere perder su fuente de estatus. Después comenzó a ignorarme, solo me extendía sus tarjetas de crédito así que me esforzaba por molestarlo porque eran las únicas veces que demostraba que aun sentía algo por mi, aunque fuera molestia yo era secretamente feliz... y patética.

—No hagas eso, Amber. Pensé que estábamos progresando.

Lo miré por encima de mis lentes y me hice la tonta —¿Progresando en qué?

El músculo de su mandíbula tembló. Se levantó enojado y se fue pero no sin antes dedicarme un lindo y vacío  —Como quieras. 

Espera ¿y mi pelea? Fruncí el ceño y me volví para verlo adentrarse en la casa. Esto no debía pasar. El debía pelear conmigo y gritarme cosas no responder a mi indiferencia.
Me levanté para seguirlo como un perrito, usando solo mi bikini color rosa palo. 

—¿Stefan?

Llegué a la cocina y lo encontré sacando una jarra de Limonada de la nevera. Se sirvió en un vaso de cristal y procedió a agregarle un poco mas de jarabe dulce ¿Y los empleados? miré hacia todas apartes buscándolos pero no había ni uno solo. Estaba hace un rato cuando me acosté frente a la enorme piscina.

—Les di el día libre.

—¿A todos?

—Si. 

—Pero ¿quién cocinará la cena? No hice planes con Dan para salir a cenar.

Espera que no cene ¿o que? Son mis empleados. Digo, el les paga pero yo los contraté, yo hice cada una de las entrevistas personalmente y prácticamente vivo con ellos. Algunas veces son mi única compañía. La señora Mendez, mi ama de llaves, era la que organizaba el juego de cartas después de la cena con algunos de los otros empleados y yo. 

—Podrías cocinar algo por primera vez en tu vida. —se burló y le dio un trago a su vaso. 

¡Bastardo!  

—Sabes que sé cocinar. No me hagas lucir como una inútil consentida que depende de todos para vivir.

Sonrió con los labios pegados a su vaso y lo bajó lentamente hasta dejarlo sobre la barra. Entre abrí mi boca, lista para replicar por el hecho de que no estaba usando un portavasos y dejaría una horrible mancha de agua sobre la lujosa barra que yo había comprado pero él habló primero. 

—El caso, Amber, es que eso es exactamente lo que eres. No haces mas que gastar mi dinero, salir con Daniel de fiesta y pelear conmigo. Te lo dije la otra noche, estoy cansado de todo eso. Pensé que estábamos en la misma pagina pero... 

—¡Lo estábamos! pero tu te largaste como siempre. —exclamé —Un mensaje ¡Un maldito mensaje me dejaste en toda esta semana y fue para decirme que te ibas. 

—Estaba ocupado —resoplé sin dejarlo terminar. El siempre estaba ocupado. —Lo estaba, Amber. Tratando de hacer todo el trabajo posible y poder pasar un tiempo sin interrupciones contigo. 

Estaba apunto de hablar pero cerré mi boca. ¡Diablos! ahora me sentía como una idiota. Lo miré por unos segundos con los ojos entrecerrados, intentando decidir si creerle o no pero su cara era completamente seria. Tal vez si decía la verdad. 

—Lo siento —fue lo único que pude decir —Odio estar tan a la defensiva y ser una perra a veces. Pero... tienes que entender que yo...

—Lo sé —suspira y se acerca a mi —Vamos a empezar de nuevo Amber, pero para eso necesitamos tenernos un poco de confianza ¿de acuerdo?  

Asentí con la cabeza y el me envolvió en un abrazo. En ese momento recordé como se sentía estar entre los brazos de Grant y me golpeé mentalmente por eso. Stefan era mi esposo y lo amaba. Grant era... nada.

—¿En serio planeabas que cocinara? —pregunté con la mejilla pegada a su pecho —Porque puedo hacerlo si quieres, solo que no soy fan de hacerlo.  

Suelta una carcajada —No, planeaba llevarte a cenar y tener un tiempo a solas contigo; por eso mandé a todos a su casa. 

Me separé de el completamente sorprendida y con una enorme sonrisa en el rostro. —¿Me ibas a llevar a cenar? ¿En serio? —él asiente con la cabeza —Y yo aquí siendo una perra contigo.

No hemos salido en una cita real desde la boda. Recuerdo nuestras citas, nos divertíamos mucho y el siempre era un amor conmigo. 

—Estoy acostumbrado, Amber. No te preocupes. —Me guiñó un ojo para hacerme saber que iba en juego.

—¿Y a dónde me ibas a llevar?

—Nada muy ostentoso —intentó quitarle importancia pero yo estaba que me moría de la emoción por dentro —te iba a llevar a... como se llamaba.

—¡Stefan! ya dime.

—Mastro's .

Chillé emocionada en cuanto escuché el nombre. Era de mis restaurantes favoritos y en definitiva era un lugar caro. Muy lujoso. —¿es en serio?

—Por supuesto, se que es uno de tus lugares favoritos.

Mi sonrisa se ensanchó aun mas por el echo de que supiera algo sobre mi. Ya me dolía la cara de lo mucho que sonreía. Salté enredando mis brazos alrededor de su cuello provocando que se tambaleara un poco y se riera en el proceso

Sus brazos se envolvieron alrededor de mi cintura, levantándome ligeramente del suelo y enterró su rostro en mi cuello —He extrañado tanto escucharte reír —murmuró con sus labios rozando mi piel —no tienes idea.

Incliné mi rostro ligeramente hacia atrás y miré a mi guapo esposo. También lo extrañé, pero por alguna razón no iba a decirselo. En cambio acerqué mis labios a los suyos y los rocé lentamente.

—Te necesito —susurré.

Su boca se abrió para mi en un beso desesperado y lleno de necesidad por ambas partes. Deslizó su lengua dentro mi boca, jugando con la mía y haciendo que mi cuerpo se llenara de un calor abrumador.

—¡Dios, Amber!

Sus manos viajaron hasta el pequeño nudo del bikini en mi espalda pero se detuvo justo antes de deshacerlo. Gemí excitada y con un tanto de impaciencia. Necesitaba tener su cuerpo pegado al mío ya. Piel con piel. Había pasado demasiado tiempo, ambos habíamos cambiado y yo había aprendido un montón de cosas sobre el sexo, no me enorgullecía el haber sido infiel pero ahora tenía unos cuantos truquitos bajo la manga que lo dejarían alucinado. Por un tiempo me pregunté si había sido mi falta de experiencia sexual lo que lo había llevado a engañarme porque yo era bastante reservada, me gustaba el sexo normalito. No me arriesgaba a nada. Definitivamente no lo habría echo sobre el capó de un auto en un estacionamiento como Alicia.  

Lentamente sus labios redujeron el paso hasta que nuestro pasional beso se convirtió en uno dulce. Fruncí el ceño mientras el despegaba sus labios de los míos y tomaba una profunda respiración.

—Tenemos tiempo para eso.

—¿Qué?

—Que tenemos tiempo para esto —nos señaló y al diminuto espacio entre nosotros que el había creado —y créeme, después de la cena me voy a tomar todo el tiempo del mundo contigo.

—¿Por qué no ahora? —ladeé mi cabeza e intenté volver a besarlo pero me detuvo antes de poder hacerlo. 

Ahora si que estaba confundida. ¿Estaba rechazándome? No, eso no puede ser. Digo, si se ha acostado con media población femenina comprometido y casado eso significaba que su apetito sexual era mayor a su moral y respeto por mi.

Había soportado tantas cosas de él, pero que me rechace en esto, ¡precisamente en esto! Bueno, eso además de ser un fuerte golpe en mi ego iba a terminar por aplastar mi autoestima... si es que tenía alguno aún. 

—Porque tu tienes que subir a la habitación a maquillarte y vestirte con algo que hará volar mi mente.

Arqueé una ceja y coloqué mis manos en mis caderas

—¿En serio me estas rechazando?

—No Amber...

—apuesto que a Alicia no la rechazarías si estuviera aquí ofreciéndose como la zorra que es. ¡Dios! ¿Hace falta que sea más zorra para que me desees? 

—¡Para! Esto no es por Alicia ¡Dios!

Cerré mi boca y retrocedí un paso.

—Quiero hacer las cosas bien, Amber. Llevarte a una cita y pasar un buen momento. Si después de eso aun me quieres, voy a tomarte tantas veces que pueda donde sea que esté.

Tomó mis manos y dejó un beso en cada una. —Te deseo tanto, en verdad no tienes una idea pero por esta vez quiero hacer las cosas diferentes. Que cambies la forma en la que ves.

—Okay.

—¿Okay?

Sonrío y planto un pequeño beso sobre sus labios. —subiré a tomar una larga ducha... prometo estar lista a las 7.

Grant

—Vamos André, consígueme el numero de Amber. 

Escuché a mi mejor suspirar al otro lado de la linea —No te conviene, Grant. Ella no es buena. 

—¿Según quien? Daniel parece quererla demasiado. Algo bueno debe de tener, además de ser la mujer mas hermosa que he visto y grandiosa en la cama. 

—El sexo te ciega de la verdad, ella es de lo peor. Dramática, libertina, exagerada... 

—No me importa —lo interrumpí. 

Por mucho que confiara en André, esta vez no lo haría. Era obvio para mi que ella no le agradaba pero tampoco se había tomado su tiempo para conocerla así que su critica no podía ser tomada en serio. O tal vez tenía razón y estaba cegado por sus habilidades en el sexo. La verdad era que en estos momentos eso no me importaba. Yo solo quería verla de nuevo, sostenerla entre mis brazos una vez mas. No, una vez no sería suficiente, no con ella. 

Cuando desperté después de esa noche me sentí decepcionado y algo enojado de que ella ya no estuviese en la habitación. Nunca me había pasado algo igual, por lo general o era yo el que me iba o tenía que deshacerme de la compañía, pero por primera vez me dormí con la esperanza de pasar la mañana con la mujer que había movido mi mundo por una noche. Desde que sus atractivos ojos verdes me miraron en el club supe que nada sería igual con ella. 

—Grant...

—Solo consigue el numero —esta ves no fue una petición.

Mi mejor amigo suspiró derrotado —Te daré el numero de Daniel, si el quiere pasarte el de Amber es su problema.

—¿Qué tiene que ver Daniel en todo esto?

—Escucha, no te va a gustar nada lo que descubrirás de Amber. No puedo decirtelo porque Daniel nos los prohibió específicamente y no te pasaré su numero porque si él se entera que ando dando su numero va a matarme o peor, prohibirme la entrada a sus clubs.

—Bien. 

Podía conformarme con eso. El dejó que la llevara conmigo esa noche, no va a negarme su numero.

10 minutos después, André me mandó por mensaje el numero de Daniel y no perdí el tiempo. 3 tonos después contestó.

—¿Si?

—Daniel, habla Grant.

—¡Hey! ¿qué pasa, hombre? —su tono era relajado y feliz. Se escuchaba música en el fondo pero no podía estar en algún club, era solo medio día. 

—Necesito algo de ti ¿puedes hablar?

—Si, solo espera un segundo. Saldré para poder escucharte mejor. 

Unos segundos después y el sonido de la música había sido apagado. 

—Ahora si, ¿que ocupas? 

—El numero de Amber.

Como si hubiera dicho algún chiste o una broma, Daniel se ríe.  

—¿Dije algo gracioso?

Unos segundos mas de risa y el contestó —¡Oh, hombre! No, lo siento. 

A pesar de que dejó de reírse aun sonaba bastante divertido.

—¿Entonces? —si estaba drogado iba a golpearme contra la pared. 

—No puedo dartelo.

La frustración comenzó a apoderarse de mi. Ya eran dos personas en el día que me decían que no. Al ser un hombre de negocios que siempre conseguía lo que quería y se proponía no estaba pasándola muy bien.

—¿No puedes o no quieres? —contesté entre dientes. 

—Escucha, por mi te lo daría, creo que a Amber le hace falta mas diversion en su vida pero me mataría. Ella no repite, Grant. 

—¿No crees que ella debe decidir?

—Lo hizo, horas después de huir de tu habitación corrió a pedirme que no te dejara encontrarla de ninguna forma. 

—Sabes que puedo encontrarla, la única razón de que te esté preguntando es porque es lo que haría una persona normal.

—Hazte un favor y no la busques, no te conviene hacerlo. Toma la increíble noche que pasaste y atesórala por siempre si es lo que quieres porque no habrá una segunda vez, las segundas veces las reserva solo para mi.

Y con eso colgó. 

Ese hijo de puta. Lancé el costoso y casi nuevo celular contra la pared de mi oficina y cayó hecho pedazos al suelo. No podía ni hablar de lo fuerte que estaba apretando los dientes. Un puto numero ¡Nadie podía cumplir con esa única tarea! todos le tienen miedo a Daniel como si el fuera un mafioso o algo parecido.

—¿Señor, Grant? —pregunta mi secretaria desde el otro lado de la puerta.

Tomo una respiración profunda y me siento detrás de mi escritorio. No iba a darme por vencido, yo siempre conseguía lo que quería, siempre. Solo tendría que esforzarme mas. Sería tan fácil levantar el teléfono y llamar a mi jefe de seguridad para pedirle que busque el numero pero... hasta yo reconozco que es algo acosador. 

—Adelante. 

—Lo siento, se escuchó un golpe y... —mira hacia donde mi celular está destruido y me da una pequeña sonrisa. —Tendrá uno nuevo dentro de un rato. 

—Gracias, ¿algo más?

—No, ¿usted necesita algo más?

—Necesito el numero de alguien, es para un negocio —no iba a dar información de más. Conozco a Sandra demasiado bien y eso incluye sus sentimientos por mi y el echo de que es una mujer demasiado territorial. La he escuchado hablar con su novio y no es muy linda que digamos, la única razón por la que sigue trabajando para mi es que es buena en su trabajo y que nunca ha intentado algo que no fuese profesional pero no iba arriesgarme a un ataque de celos que frustara mas mis planes. 

Sandra entró en mi oficina y pidió permiso con la mirada para sentarse. Una vez que lo obtuvo se sentó y cruzó sus brazos. 

—¿Por qué no habla con Herald? El lo conseguiría para usted.

Paso una mano por mi boca y suspiro. La idea ya había pasado por mi cabeza, y era tentadora pero aun podía encontrar otras opciones —Digamos que si esa persona se entera de como lo conseguí —si daniel se entera —no le va a gustar y este negocio es importante —porque si de algo me di cuenta es que Daniel y Amber son un paquete. Lo que uno acepta el otro también.

—¿Y no hay nadie mas? ¿Alguien que esté de su lado?

¿Alguien de mi lado?  Mi mejor amigo debería estar de mi lado, usualmente me acompañaba en mis decisiones por mas locas que sean pero desde hace un año que se juntó con Leslie, apenas paso tiempo con él y era obvio para cualquiera que cambió. ¡Espera! ¿Cómo no lo pensé? Leslie me adora y dijo que había salido un para de veces con Amber o algo así. 

Sonreí complacido y me recargué en mi silla. Miles de ideas sobre el momento en que la volviera ver me inundaron la mente. Apenas presté atención suficiente para dar ordenes a Sandra de conseguirme ya un nuevo teléfono y cancelar las citas de hoy.

Después una muy larga conversación con Leslie colgué y me detuve a pensar en Amber y la mujer que era y a pesar de todo lo que Leslie me contó sobre ella mi deseo por tenerla nuevamente no disminuyó. Si acaso, mi interés solo creció. Se veía muy joven para estar casada y mucho más para ya estar engañando a su esposo. No podían tener mucho tiempo de casados a menos que haya sido algo arreglado y por eso ella era libre de acostarse con quien quisiera. Un millón de teorías se formaron en mi cabeza y en todas intentaba justificarla. La que más me convencía era la del matrimonio arreglado. Mi padre intento hacer eso conmigo pero primero pobre a casado, esas cosas no son para mi. 

Pasé el día pensando en como encontrarme con ella cuando la respuesta llegó a mi correo electrónico como mandada por el jefe de arriba. Era el recordatorio de la cena de recaudación de fondos del Presbiteriano de Nueva York para los nuevos programas. En el archivo había una invitación digital y una lista de los invitados más importantes que asistirían. Comencé a revisarla con la intención de saber si ir o no. Mi nombre estaba al principio de la lista y mientras iba bajando las ganas de ir se me iban, los conocía a todos y no tenía ganas de pasar toda una velada en su compañía, así pensé que me encontré con su nombre ¡junto al de mi maldito nuevo abogado! 

Stefan Howland & Amber Wood. 

¡Joder! ¿El era su esposo?


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