Capítulo 3

Grant

Necesitaba desesperadamente un trago y aun mas a una chica para pasar el rato y descargar frustraciones. Había pasado mas de dos horas al teléfono hablando con mi nuevo abogado sobre un montón de tramites sobre mi nuevo hotel. El tipo era un idiota pero hasta ahora había sido efectivo. 

Estaba harto de los abogados, ya había despedido a tres firmas en los últimos seis meses y esperaba no tener que despedir a esa. En un mundo como el mío los abogados eran esenciales para todo. Divorcios, problemas legales, casamientos etc... en mi caso era la compra de unas propiedades en el extranjero para la construcción de un nuevo hotel. Necesitaba abogados que hicieran lo que se tuviera que hacer sin ser unas nenas pero tampoco rebasando la línea de lo legal. 

Había quedado de verme aquí con unos amigos y ya iba algo tarde. Esperaba encontrarlos ya ebrios y ponerme al nivel yo también, me hacía falta. Habían sido unas semanas pesadas. Pasaba todo el día en la oficina al teléfono.  

Me abrí paso entre la gente que reía y bailaba, subí las escaleras y caminé hasta el lugar donde habíamos quedado en la zona VIP. Cuando visualicé la mesa, la primer persona que reconocí fue a mi mejor amigo André con su novia Leslie. Junto a ellos estaban Shawn y Joe riendo por algo. Frente a ellos estaba un tipo que apenas conocía. Su nombre era Daniel. Lo que se decía de el era que vivía de su fondo fiduciario y solo daba problemas, pero yo sabía que no era así. El era dueño de varios clubs nocturnos en la ciudad. Abierto y administrados por el. Un buen negocio si me lo preguntan. 

—pensé que no vendrías —André se acercó a mi y me abrazó. Estaba definitivamente borracho. Su novia Leslie me sonrió y se disculpó por el.

—El trabajo me tiene atrapado, pero ya estoy aquí. —contesté.

Saludé a Shawn y Joe y por último a Daniel. 

—Grant ¿cierto?

Asentí con la cabeza hacia Daniel y el me extendió una cerveza. 

—Toma. En lo que la camarera viene. 

—Gracias. —Le di un trago y miré alrededor. 

El lugar estaba lleno. Fuera de el había una larga fila de jóvenes desesperados por entrar. Afortunadamente mi nombre, mi dinero y que habían avisado al guardia que venía pude entrar sin problemas. 

—Este es uno de tus clubs —miré alrededor. Las personas en la parte de abajo bailaban y chocaban entre si. Podía verlo todo desde donde estaba

—lo es —contestó orgulloso. —Lo abrí hace 6 meses. Y todo parece ir bien hasta ahora. Escuché que estabas financiando a... Mierda.

—¿Qué?

Daniel se levantó y se fue como si lo estuvieran persiguiendo. Traté de buscarlo entre las personas pero no pude hacerlo. Terminé mi cerveza de un trago y miré a mi amigo. 

—Debe ser Amber metiéndose en problemas como siempre —contesto entendiendo mi mirada.

—¿Amber?

—Ellas es muy linda pero es algo intensa —Dijo Leslie haciendo una mueca. No tenía ni idea de quien hablaban. 

Después de un rato y 4 cervezas mas tenía a una pelirroja con cuerpo de modelo sobre mi regazo que sonreía como si hubiera ganado un millón de Dólares. Tenía un brazo alrededor de mi cuello y sus labios a centímetros de los míos. Definitivamente la llevaría a mi casa. 

—Estaba pensando que podríamos irnos a un lugar mas tranquilo — ronroneó en mi oído prácticamente leyéndome la mente.

Estaba algo sorprendido de que ella hubiera tomado la iniciativa. Me costo un montón de halagos sentarla sobre mi. La mayoría de las chicas se hacen las inocentes y a algunos les gusta eso pero a mi me gustaba que fueran directas en lo que querían. No hay nada mas sexy que una mujer que sabe lo que quiere. 

Estaba apunto de hablar cuando la voz de una chica resonó en mi cabeza. 

—Ya dije que lo siento. 

—Estas loca Amber y francamente, me estoy cansando de esta mierda. 

Aparté la vista de la pelirroja para enfocarme en la chica que venía con Daniel. Lo primero que vi fue su impresionante cuerpo. Llevaba puesto un vestido negro pegado a su cuerpo dejando ver cada una de sus exquisitas curvas; le llegaba justo a mitad de sus muslos. Su cabello era castaño y caía en ondas sobre sus hombros, llegaba justo debajo de sus pechos. Era hermosa. 

La chica se sentó en el sofá frente a mi y se cruzó de brazos haciendo pucheros y llevando mi atención a sus labios rosados. No podía apartar la mirada de ella. Tragué saliva cuando la vi cruzar su pierna. Debía verme como todo un idiota pero literal no podía dejar de verla. Recorrí con la mirada todo su cuerpo hasta llegar a su rostro. Como dije, curvas en los lugares correctos, labios ni delgados ni demasiado regordetes. No podía decir exactamente de que color eran sus ojos pero apostaría a que eran verdes. 

Cuando su mirada se enfocó con la mía, pareció sorprendida. Sus labios se entreabrieron ligeramente.

La pelirroja se aclaró la garganta rompiendo el trance en el que estaba. Llevé mi mirada a ella deseando que la chica de los posibles ojos verdes ocupara su lugar. Moría por tenerla sentada en mi regazo. Pasar mis manos por esas curvas que el vestido dejaba ver. Y aun mas... quería  explorar cada parte de su cuerpo con detenimiento. 

—¿Nos vamos? —preguntó esperanzada. Mierda. No me iba a ir de aquí con ella. Debía averiguar si la otra chica era la novia de Daniel y si lo era estaba por perderla. No había forma que la dejara ir.

Me iba a ver como un idiota pero ¡al carajo! —Lo siento... ah, Madi...

—Clary —me corrigió.

—Mañana tengo una reunión temprano y estaba por irme. Solo. —añadí para que no hubiese dudas. 

—Oh... yo también tengo cosas que hacer pero puedo dejarte mi número.

—Seguro. —La pelirroja saco un bolígrafo de entre sus pechos y tomo una de las servilletas. 

La vi anotar su numero y su nombre. Cuando terminó besó la servilleta marcado sus labios color rojo en ella y sonrío complacida. —Llámame —susurró e hizo su camino fuera de la zona VIP.

Ella era ardiente pero ya no estaba interesado y no me sentiría culpable por no llamarla después. Miré a mi chica de los ojos verdes. Aun estaba cruzada de brazos pero ahora su mirada era interrogante. Una de sus cejas estaba arqueada pero podía ver cierto brillo divertido en sus ojos. 

—No era mi tipo. —expliqué.

—Seguro que no. Y te diste cuenta después de tenerla sentada en tu regazo por casi una hora. 

Dibujé una media sonrisa y bebí de mi Whisky —¿Me has estado observando?

—Tal vez lo he estado haciendo. —contestó con picardía.

Su voz era una combinación entre dulzura y maldad. Quería escucharla decir mi nombre, quería que lo gritara.

Daniel se dejó caer junto a ella con un vaso lleno de un liquido blanco en una mano y su brazo la rodeó. 

—¿Ya se conocieron? —preguntó felizmente. Sus ojos ya estaban algo rojos pero aun no arrastraba las palabras.

—En eso estábamos. —contesto ella sonriéndole como si fuera alguna clase de rey y beso su mejilla.  

—Ah... interrumpí. —se río —Bueno, haré esto mas fácil para ustedes. Amber, el es Grant. Grant, ella es Amber. 

Quería romperle el brazo que estaba rodeándola. Antes de que pudiera decir algo, ella se levantó y enseguida Daniel tomo su mano. 

—No, Amber. Acabo de sacarte de ahí.

—No seas exagerado Daniel, fue solo un malentendido.

Vi el intercambio entre ellos dos con curiosidad. Parecían una pareja pero al mismo tiempo no lo hacían.

—Amber. —el tono de advertencia en la voz de Daniel lo hacia sonar enojado. Ninguno de los chicos prestaban atención a esto. Parecían estar acostumbrados. 

—Daniel, mira solo quédate aquí y vuelvo en rato —Amber besó su mejilla e hizo su camino de regreso a la parte de abajo sin esperar una respuesta. Daniel suspiro frustrado y recargo su cabeza en el respaldo del sofá. Era obvio que estaba algo harto de Amber.

 Me asomé por la barandilla y la vi ir directo a la barra y quitar a alguien de uno de los bancos para sentarse. 

—Déjala Dan. Sabes que hace lo que quiere. 

—A la mierda... esto tendrá que terminarse en algún momento. No es una maldita niña de ocho años. —Dan bebió de un trago lo que quedaba de su vaso y  lo dejo caer en la mesa. Pasó sus manos por su cara y se fue pero no si antes advertirnos a todos que si decíamos una palabra estábamos acabados. 

Volví a mirar hacia donde se había sentado ella. Su cabello caía por sus hombros y llegaba a la mitad de su espalda. Quería ir y sentarme junto a ella, pero primero iba a informarme un poco. Leslie había dicho que era algo intensa, quiero asegurarme que ese "intensa" no sea un sinónimo para loca.

—Eso fue raro —solté.

—Nah —André me miró —Eso es normal con ellos dos. 

—¿Ah si?

—Si, es la rutina, solo que Daniel está mas nervioso hoy por alguna razón.

¿Rutina? 

—Amber viene con Dan o a veces sin el, se emborracha y después causa problemas hasta que el debe llevársela sobre su hombro y muy probablemente follársela. 

Leslie golpeo a su novio en la nuca y este se quejó.

—Ellos no hacen eso y lo sabes —me miró —no es así. Bueno, solo un poco. Pero ella también es muy divertida. He salido un par de veces con ella a almorzar y es una buena chica. Daniel solo se pone así porque ella es su mejor amiga.

Leslie me sonrió con complicidad y regresó su atención a André. Ellos no eran pareja. No es que importara. Planeaba quitársela si ese era el caso pero me alegraba que no lo fuera, no quería problemas con Daniel.

Amber

Tenía que huir de ahí lo mas rápido que pudiera. El corazón me latía con fuerza en el pecho como a una niña de 16 años cuando el chico que le gusta le habla por primera vez. En el momento en que lo vi sentí como si el tiempo se hubiera detenido. Vi como me recorrió el cuerpo con la mirada y sentí mi cuerpo calentándose cuando mostró esa media sonrisa. 

Me acerqué a la barra y Jim, el barman, me vio venir. Corrió a un chico sentado en uno de los bancos para que yo me sentara y le agradecí con una sonrisa. La ventajas de ser la mejor amiga del dueño. Conseguía asiento cuando quería y las bebidas eran siempre gratis. En el momento en que me senté, un vaso lleno de Ron y Coca-cola fue puesto frente a mi. Sonreí hacia Jim y lo dejé seguir con su trabajo. 

Necesitaba tranquilizarme. Me prometí a mi misma que esta noche sería solo para divertirme, no tendría sexo con nadie. Las cosas habían salido bien con Stefan en su visita... hasta que se fue, pero aun así. No nos habíamos tocado desde la luna de miel. Si, nos dimos algunos besos castos en publico y nos tomábamos de la mano pero nada mas y este fin de semana el fue lindo y atento y tuvimos una noche excepcional. Eso tenía que significar que lo estaba perdonando... en verdad quería hacerlo, tomaba demasiado de mi odiarlo y debía admitirme a mi misma que aun lo amaba, a pesar de todo. No podía arruinarlo todo por un hombre increíblemente guapo que en el momento en que su mirada se enfocó en mi causó temblores por todo mi cuerpo. 

Mierda. Solo debía mantenerme lejos de el y estaría bien. No es como si fuera una loca del sexo, podía controlarme a mi misma. 

—Te fuiste demasiado rápido. 

Su profunda voz hizo eco en mi y dejé de respirar unos segundos. Vi su mano colocarse sobre la barra. Si se acercaba unos centímetros mas su pecho estaría tocando mi brazo. 

—Lo hice.

—¿Qué estas bebiendo?

—Mas Ron que Coca-cola —admití.

—¿Quieres olvidar algo? —lo dijo en un tono un poco mas bajo y que me condenen si no comencé a fantasear con el diciéndome cosas inapropiadas al oído. 

Me volví hacia el ligeramente y lo miré a los ojos. Definitivamente quería olvidar algo. A él. Quería olvidar su cabello entre rubio y café y sus ojos azules. Quería olvidar lo bien que se veía en su traje. El llevaba el termino desastre a un nivel de atracción demasiado bueno. 

Su cabello esta desordenado ligeramente. No llevaba su saco puesto ni su corbata y las mangas de su camisa estaban remangadas dejando ver una parte de sus brazos. Llevaba un par de botones desabrochados en su camisa dándome una pequeña vista de su pecho. Repentinamente sentí mi boca demasiado seca.

—Quiero olvidar muchas cosas en estos momentos. —admití.

Volvió a sonreír a medias y se acercó un poco mas a mi. —No hay nada que yo quiera olvidar en estos momentos. 

—¿Ni siquiera a la pelirroja? —pregunté y en seguida me sonrojé. No sabía de donde había venido eso. Aparte la mirada y le hice una señal a Jim para que cambiara mi vaso.

—Bien, creo que hay un par de cosas que quisiera olvidar. 

—No lo hagas, la chica era sexi —le dije sin mirarlo. 

—Lo era, pero como dije antes, no es mi tipo y tardé un poco en descubrirlo. 

No pude evitarlo, volví a girarme para verlo —¿Y quien si es tu tipo? —ladee mi cabeza y alcé mis cejas.

—Tú.

Su respuesta me sorprendió. Esperaba una linea de ligue barata y cliché no que fuera tan directo. Sentí como mi cara comenzó a arder y cuando estaba por apartar la mirada el tomo mi barbilla con sus dedos evitándolo. 

—Te ves linda cuando te sonrojas. —Y eso añadió mas calor y color a mi cara. 

Estaba sin palabras. Yo nunca estaba sin palabras. Este era mi juego, yo ponía las reglas y siempre controlaba la situación. Pero en este momento estaba completamente fuera y me gustaba.

—Seguro que a la pelirroja le dijiste lo mismo —me las arreglé para hablar.

Grant río profundamente y soltó mi barbilla. Se dejó caer en el banco que se acaba de desocupar junto a mi.

—No creo haberle dicho eso a nadie, nunca. 

—La peor linea de los tiempos —no pude evitarlo. Una sonrisa comenzó a formarse en mis labios. 

—Si sigues señalando mis errores arruinaras el juego. 

Nos miramos unos momentos y cada vez la razón por la cual debería irme a casa sola parecía mas ridícula. 

—Entonces ¿qué es lo que haces para vivir? —rompió el silencio llevando la conversación a cosas mas mundanas.  

—No mucho ¿y tu? —no quería decirle que vivía de las tarjetas de mi esposo. Tenía mi propio dinero, el cual era mucho contando la enorme herencia que mi abuela me dejó y mi fondo fiduciario pero me gustaba quemar las tarjetas de Stefan, en secreto esperaba los momentos donde me regañaba cada vez que le llegaban los estados de cuenta. 

—Manejo la empresa de mi padre ahora que el se retiró, se gana bien. 

Por el traje que llevaba y reloj en su muñeca podía decir que el ganaba mas que bien. Además era amigo de Daniel, debía estar en el circulo, lo que no era conveniente para mi si quería irme con el a alguna parte... podía encontrármelo de nuevo después y eso jamás debía pasar.  

—¿Empresa de qué?

—Bienes raíces. Nada muy grande. —se encogió de hombros. 

—No debe gustarte mucho tu trabajo. 

Una sonrisa cruzó su rostro pero fue tan fugaz que apenas pude notarla. —Me gusta mi trabajo... la mayoría del tiempo.

—Yo no trabajo — solté. 

—Me lo imaginé.

—¿En serio? ¿Tan obvia soy?

—No... los chicos comentaron algo cuando te fuiste. 

Ahora la cosa se había puesto incómoda. Habíamos pasado de un acercamiento increíblemente caliente a una platica casual y ahora venía lo incómodo. Estábamos haciendo todo al revés. 

—Y por comentaron algo, significa que despotricaron mierda sobre mi. 

—No lo hicieron.

—Tranquilo... se que no le agrado a los amigos de Daniel. Shawn incluso me ha dicho todo lo que piensa de mi y mi comportamiento. Soy la pobre niña rica con problemas en casa que viene a desahogar sus penas con alcohol gratis.

Y si, tengo la habilidad de hacer lo incómodo mil veces mas incómodo. Tenía que salir de ahí cuanto antes. Me levanté y me acomodé el vestido.

—¿A donde vas?

—Debo irme.

—Pero...

—Escucha, Grant —lo interrumpí. Por la mirada que me lanzaba y el músculo moviéndose en su mandíbula podía decir que no le gustaba que le interrumpieran. De hecho me sorprendió mucho que viniera a buscarme... hombres como el jamás siguen, a ellos los siguen —eres muy guapo e increíblemente ardiente pero esto —señale el espacio entre nosotros —Jamás pasará.  

No lo dejé contestarme. Me giré e hice mi camino a la salida. La música de pronto volvió a mis oídos, era como si todo hubiera quedado fuera cuando estaba hablando con Grant. 

Pediría un taxi. No quería tener que molestar a Daniel de nuevo. Salí del club y el airé me golpeó en seguida. Mi abrigo estaba arriba con Daniel pero no iba a volver ahí dentro. Ya me había avergonzado bastante. Miré al guardia de la entrada y lo saludé con la mano. Le decían "Sin" por alguna extraña razón que nadie me decía.  Era una gran persona aunque una muy intimidante con sus dos metros de altura y cuerpo robusto.  

—¿Estas bien, pequeña? 

—Si, estoy esperando un taxi —expliqué. —Daniel está ocupado arriba con algunos de sus amigos. 

Sin regresó su mirada a las personas que querían pasar y siguió con su trabajo.

Envolví mis brazos a mi alrededor y froté mis brazos. En verdad hacia frío y mi vestido apenas me cubría. Sentí mi celular vibrar justo en medio de mis pechos y lo saqué. Tenía la mala costumbre de ponerlo ahí porque a veces me daba flojera cargar con un bolso y con Daniel nunca pagaba nada así que no tenía caso cargar con todo. 

Desbloqueé el celular y vi que tenía un mensaje de Stefan. Me emocioné un poco porque se acordara a estas horas de mi, lo cual no debí hacer porque junto al nombre de Stefan siempre venía la palabra decepción. Solo un estúpido aviso de que tardaría un día mas en su viaje. Estaba tentada a arrojar mi celular pero sería el cuarto en dos meses.

Un auto negro se estaciono casi frente a mi y un hombre bajo de esté. Por un momento pensé que me secuestrarían pero parecía ser solo el chofer de alguien porque el hombre abrió la puerta de la parte de atrás y espero ahí parado sin mirar a nadie.

Estaba por regresar a pedirle a Daniel que me llevara a casa ya que mi taxi no aparecía cuando alguien me giró y me puso sobre su hombro. Solté un pequeño grito de sorpresa.

—¡Pero que carajo! —Alcé la mirada y traté de apartar el cabello de mi cara —¡Sin! —grité y ahí fue cuando vi a Daniel junto a el sonriendo como idiota. Se despidió de mi con la mano y fui metida al maldito auto negro de antes.

Por un momento pensé que Daniel por fin se había hartado de mi y me había vendido a algún jeque que me llevaría lejos. Así fue hasta que segundos después vi a mi supuesto secuestrador. 

—¿Qué estas haciendo? —le grité a Grant.

—Haciendo mi último movimiento. Uno del que no puedes huir.

El auto se puso en movimiento y miré por la ventana.

—¡Estas demente! —sin pensarlo intenté abofetearlo pero detuvo mi mano antes de que conectara con mi rostro. —¿Quién carajo te crees?

—Vamos Amber, relájate. Si estuvieras en peligro Daniel no me habría dejado meterte en el auto.

Bueno, el tenía un punto pero aun así, esto estaba mal. Lo miré con recelo y me alejé de el hasta que quedé pegada a la puerta. Solo pasaron unos minutos hasta que el volvió a hablar.  

—¿Sabes que creo? —me preguntó con su mirada decidida. El auto era amplio por lo que pude poner entre nosotros un espacio considerable pero el se las arregló para cerrar ese espacio.

—No leo mentes —dije de pronto muy nerviosa por su cercanía.

Negó con su cabeza pero estaba claramente divertido con la situación —Creo que me deseas. Todo en ti me dice que lo haces.  

No vi en que momento sus manos se movieron hacia mi pero en segundos me levantó como si no pesara nada y maniobró mi cueroo hasta que quedé en su regazo con las piernas a cada lado de el y mis manos sobre sus hombros. 

—No lo hago —susurré.

Me sentía completamente fuera de control. Debería estar gritando y golpearlo para que me bajara del auto pero en cambio esta exitada y deseando tocarlo de cada forma posible. Mi cuerpi esta caliente y humedo por el y lo odiaba de cierta manera... nunca nadie había tenido ese efecto en mi, ni siquiera Stefan.

—Entonces si no lo haces no sentirás nada cuando haga eso —Una de sus manos fue hasta mi rostro y con extrema suavidad paso su mano por mi mejilla hasta mi cuello. Movió mi cabello  descubriendo mi cuello y se acercó. Mi respiración era pesada y mi corazón iba a mil por hora.

—Ni tampoco cuando haga esto. —Grant se acercó lentamente hasta que sus labios rozaron brevemente mi mandíbula haciendo que mi estomago cosquilleara. 

Sus labios bajaron a mi garganta y esta vez fue mas que un roce pero de nuevo el beso fue demasiado rápido para mi gusto. Estaba comenzando a sentirme desesperada por mas de su toque. Sus manos se apretaron en mis caderas y sentí de nuevo su aliento caliente sobre mi. 

—¿Sigues sin sentir nada? —escuché que preguntó con su profunda y baja voz. 

—¿Amm? —alcancé a decir. Estaba tan absorta en como sus pulgares trazaban círculos en mis caderas y el cosquilleo que su aliento sobre mi cuello causaba en mi que no podía formar palabras.

Sonrió sobre mi cuello y comenzó a besarme suavemente con la boca abierta, separando sus labios entre besos. Se movió lentamente por todo mi cuello chupando y mordiendo. En algún punto incliné mi cabeza hacia un lado dejándole el camino libre para que siguiera volviéndome loca. 

—Si me dices que no sentiste nada con eso, sabré que mientes. Puedo sentir como tu cuerpo tiembla bajo mis manos.

Abrí mis ojos sintiendo frío justo donde su boca acaba de abandonarme. Grant me miraba con los ojos entrecerrados, probablemente esperando que replicara algo pero no podía. 

—Supongo que si sentí algo. —Una sonrisa de suficiencia se dibujó en su rostro.

—Mmm... Tengo que hacerte sentir mas que solo algo, entonces. 

¡Al diablo todo! Estaba casi jadeando en el regazo de Grant y deseaba mas de el. La reconciliación con Stefan podía esperar.

—Estoy de acuerdo con ese plan —susurré.

Colocó sus manos en mi cuello y me acercó a el. Sus pulgares sobaron suavemente mis mejillas y en segundos su boca estuvo sobre la mía. Al principio el beso fue lento pero no tardó en volverse mas intenso y necesitado de ambas partes. Comencé a desabrochar su camisa sin dejar de besarlo y moví mi cuerpo sobre su regazo sintiendo su dureza presionando sus pantalones. 

Casi terminaba de desabrochar la camisa cuando alguien se aclaró la garganta. —Llegamos, señor. 

Me detuve en seco y abrí mis ojos como platos. Me había olvidado que estaba en un maldito auto en movimiento y que no estábamos solos. No sabía cuanto tiempo había pasado pero al parecer ya habíamos llegado a nuestro destino. Recargué mi frente en su hombro esperando ocultar mi vergüenza.

—Gracias Tony —contestó Grant y segundos después escuché como salió del auto y cerró la puerta. 

—Supongo que esto se fue un poco de las manos. No me di cuenta del tiempo. 

¿El tiempo?  —¡No nos dimos cuenta de que tu chofer conducía! —exclamé levantando la mirada. 

—Tú no te diste cuenta —aclaró. —yo supe que el estaba ahí todo el tiempo. Si no me hubiera dado cuenta tu vestido no estaría intacto.

Fruncí el ceño y pase mis manos por el vestido. Si se había levantado pero era por la posición en la que estaba pero aun así no descubría ninguna zona importante. Yo en cambio ya estaba por quitarle esa estúpida camisa blanca. Volví a recargar mi frente en su hombro y suspiré.

—Soy una exhibicionista. Deberías dejarme a mitad de la calle y dejar que un camión pase sobre mi.

Sus manos comenzaron a frotar mi espalda —Hey, no eres una exhibicionista, solo no te importa que la gente te vea demostrando todo ese deseo sexual que sientes por mi y...

—Cierra la boca —me reí un poco. Me enderecé y me quité de su regazo. —¿Donde estamos?

—En mi casa.

Negué con la cabeza y bajé del auto. Miré a mi alrededor y me di cuenta de que estábamos en un estacionamiento. Mierda, debíamos estar en algún hotel o algo parecido. Enderecé mi vestido y acomodé mi cabello antes de comenzar a caminar hacia el ascensor. 

—¿A donde vas? —preguntó Grant alcanzándome. Colocó su saco sobre mis hombros y agradecí internamente el detalle.

—A la que sea que es tu habitación. 

—No sabes cual es y no es solo una habitación. Es mi casa.

Llegamos al ascensor. Grant puso un clave y en seguida el ascensor subió.

—El penthouse —comenté.

—Como dije, no es solo una habitación. 

Las puertas se abrieron y Grant me adentró al lugar con una mano en la parte baja de mi cintura. Mis tacones resonaban en el lujoso suelo y en seguida me sentí mas cálida. 

—¿Quieres algo de tomar? —preguntó, pasándome para ir directo al minibar y servirse un poco de Whisky. 

—No gracias, creo que ya bebí suficiente para toda una vida.

Caminé alrededor mirando a todas partes. El lugar era grandioso y mas grande de lo que imaginé en el trayecto del estacionamiento hasta aquí. La decoración era todo lo que esperas de un hombre soltero. El lugar era muy moderno y un poco serio. Quería preguntarle quien hacia la limpieza porque no había ni un poco de polvo y quería eso para mi casa... con Stefan.

—¿Te gusta lo que ves? —preguntó estando justo detrás de mi. Me giré sobresaltada porque no lo había escuchado moverse. Cuando el pequeño susto quedó atrás, pasé mis manos por su pecho hasta llegar a sus hombros. El puso sus manos en mi cintura y tuve que inclinar mi cabeza un poco hacia atrás para verlo a los ojos. 

—Este lugar es muy hermoso. 

Con los tacones puestos no tuve que pararme de puntillas para besarlo. Fue apenas un roce. Ladeé un poco mi cabeza y lo miré. 

Las comisuras de sus labios se levantaron ligeramente —Tus ojos son verdes. 

Fruncí el ceño. ¿Qué tenía eso que ver? Decidí no tomarle importancia al comentario. Suponía que estaba en el mismo nivel de alcoholismo que yo. Bastante borrachos pero aun éramos consientes de lo que hacíamos. 

Sus manos viajaron por mi espada mientras bajaba el cierre de mi vestido. Cuando callo al suelo, el dio un paso atrás para verme. 

—Eres hermosa.

Llevaba puesto simplemente un conjunto de encaje negro. No era la gran cosa, tenía lencería que lo haría desmayarse pero el parecía bastante impresionado ahora y yo me sentía como la mujer mas hermosa del mundo por la manera en la que me miraba.  

—¿Vas a quedarte ahí y mirarme toda la noche?

—Suena como un buen plan —se acercó a mi y en un firme movimiento llevó sus manos hasta mi trasero y me levantó. Enredé mis piernas a su alrededor y mis manos se posaron en sus hombros. —Pero no es el plan de esta noche. 

Su boca chocó con la mía en un beso desesperado mientras caminaba a lo que yo suponía era su habitación. 

Pasé la mejor y mas excitante noche de mi vida. Después de tres fuertes orgasmos y mucha actividad física ambos caímos exhaustos y satisfechos sobre la cama. Mi respiración era irregular y pesada. Grant se revolvió en la cama y me atrajo hacia el de manera en que mi mejilla quedó sobre su pecho. Estuve tensa por unos segundos, había pasado un largo tiempo en el que alguien me había por la noche... bueno, en realidad, Stefan lo hizo en nuestra... llamémosle reconciliación pero no se sentía como esto. Con Stefan fue incómodo hasta cierto punto, con Grant, por extraño que pareciera se sentía normal.
Nunca lo admitiría pero me encantaba acurrucarme. Me gustaba ser sostenida por unos fuertes brazos de alguien que me amara. ¿Porqué Stefan no podía tratarme un poquito como Grant lo hizo esta noche? ya ni siquiera le pedía que me amara, le pedía que me respetara, que me deseara lo suficiente para solo mirarme a mi. 

No era lo correcto pero me permití imaginar que Grant era ese hombre al menos por una noche. Me iría antes de que el despertara y jamás lo volvería a ver. Evitaría a los amigos de Daniel de ahora en adelante. Si, era un buen plan. 

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