Viva Y Branch #2

Espero que les guste~

Nota: No sé cuantos años tendría Poppy en el año del escape pero supongo que no puede tener más de 2 años en ese momentos

Branch se vuelve tímido y algo retraído después de la partida de sus hermanos, sin querer cantar debido a la culpa que aun lo abruma, luciendo como si quisiera esconderse y nunca salir.

Viva hace lo que puede para ayudarlo.

Se esfuerza en recordarle que nada de lo que sucedió fue su culpa, que sus hermanos eran tan tercos y cabeza dura que tomar sus propias decisiones. Básicamente se muda con la abuela por unas semanas, solo para poder abrazarlo por la noche y calmar sus pesadillas. Le da todos los abrazos y besos que puede, sin molestarse por lo pegajoso que puede poner por momentos.  Se mantiene cerca todo lo que puede, hasta que su padre la busca y la arrastra de vuelta a casa, sintiendo su corazón estremecerse ante la triste expresión del bebé parado en la puerta.

Ella misma se encarga de ayudar a guardar toda la mercancía de "BroZone", escondiéndola en el fondo del armario de la abuela a petición suya, junto a todas las fotos en la que los hermanos aparecen. Le rompe un poco el corazón tener que ocultarlos pero al mismo tiempo, verlos la llena de enojo y al menor de tristeza, así que es lo mejor que puede hacer, decida a enfrentar esos sentimientos más adelante. Todo eso parece ayudar, porque lento pero seguro, Branch se recupera. Su animo mejora, sonríe más menudo, y hasta llega a unirse en el canto de Viva, quien casi llora de alegría al escuchar su adorable voz después de semanas.

El tiempo pasa con tanta tranquilidad como se puede viviendo en un árbol en medio de un pueblo lleno de seres grandes que los quieren comer.

Viva tiene 14 cuando su padre le hace entrega de un pequeño huevo de tonos rosas que hace que su corazón se acelere de anticipación. Tiene una hermanita en camino y apenas puede contener su emoción pero cuando se lo presenta a Branch, este luce herido, casi ofendido.

-¿Eso significa que ya no seré tu favorito?- el menor parpadea al borde de las lágrimas cuando la mira, sus labios temblando en un claro signo de estar a punto de llorar en cualquier momento y ella siente un ligero pánico.

-Oh, no, no, no- Viva se apresura a dejar el huevo a un lado, en el nido que le había armado para que estuviera cálida y segura hasta que volviera su padre, rápida en arrodillarse para acunar el rostro ajeno entre sus manos. -Tu siempre serás mi hermanito favorito en todo el mundo...- asegura, inclinándose para chocar apenas su nariz con la ajena, escuchándolo bufar pero puede ver, de reojo, como la cola del más pequeño se agita un poco más rápido. -...y ella, será mi hermanita favorita- hizo un gesto hacia el huevo, moviendo sus manos para agarrar las pequeñas y darle un suave apretón. -Tengo mucho amor para ambos- porque no planeaba dejarlo de lado o algo así de tonto. Branch es su hermanito y Poppy su hermanita, no tiene que elegir a uno.

-Bien...- no luce muy feliz aun pero ella espera que solo sea cuestión de tiempo hasta que él se encariñe con la bebé. -...pero yo llegue primero- lo dice con tanta seriedad que la princesa no puede contener una carcajada llena de diversión, abrazado al menor con fuerza, llenando su rostro de beso e ignorando sus quejas entre risas. Sabe de alguna manera que no será algo fácil, Branch perdió mucho y eso lo hace temeroso, pero ella se va a esforzar para que todo funcione.

Viva tiene 15 años y esta llena de energía ansiosa, sin poder quedarse quieta por mucho tiempo, revisando más veces de lo necesario las cosas que esta guardando. El gran escape que su padre había estado planeando hace un tiempo esta cerca y ella esta emocionada pero también nerviosa y asustada. Salir de Pueblo Berteno seria un gran alivio, quería poder dormir tranquila sin temer que la agarraran de noche o sin temer que ese fuera su último día, pero ninguno de ellos conoce nada más allá, aunque su padre afirma que cualquier lugar seria mejor que allí y no puede negar que tiene algo de razón. Su mochila ya esta preparada, con todo lo necesario y lo que no quiere dejar, siempre puesta al lado de la puerta en caso de que tuvieran que correr.

Su hermanita Poppy ya tiene un año, cumplirá 2 en unos cuantos meses, y es una bola de energía social. Todo en el pueblo la adoran, a ablandado los corazones de muchos con solo una sonrisa y a logrado hacerse amigos de muchos allí, aunque Branch aun se resiste un poco. No la trata mal, tampoco la aparta cuando se aferra a su costado en un abrazo ni tampoco le grita cuando ella desarma el rompecabezas que estaba armando en un intento de obtener su atención pero tampoco luce contento de verla todo el tiempo, aunque Viva lo a estado viendo. Él la cuida, vigilando que no caiga y manteniéndola alejada de lo que pudiera lastimarla, dándole palmadas torpes y suaves cada vez que ella se le cuelga encima, sentándose a su lado para dibujar o para jugar con algunas muñecas, son pequeñas cosas que la princesa mayor aprecia muchísimo y calientan su corazón. Su sueños es que sus hermanitos se lleven bien y tiene mucha paciencia para dejarlos tomar las cosas a su propio ritmo.

Esta muy emocionada por lo que les depara el futuro, en especial con el escape tan cerca.

-Viva- ella se endereza, notando que su padre esta en la puerta de su habitación y abre la boca para darle un saludo entusiasta pero se calla ante la expresión que le mayor tiene. Luce triste, con las orejas algo bajas, y la cola amenazando con rozar el suelo en cualquier segundo.

-¿Se...llevaron a alguien más?- eso la llena de temor. Los bertenos se han estado llevando trolls al azar durante el último mes por alguna razón, como si apetito por ellos estuviera aumentando y no pudieran esperar más para devorarlos. 

-Lo siento tanto, mi pequeña...- la menor traga en seco, sin querer escuchar lo que pudiera decirle pero atenta de cualquier modo. -...pero se llevaron a Rosiepuff-

-¿Qué?- Viva siente que su corazón se detiene antes de acelerarse, parpadeando en un intento de luchar contra las lagrimas. Su abuela murió, los bertenos se la llevaron, y siente que se llevaron una pequeña parte de ella pero empuja ese sentimiento a un lado. Esta más preocupada por su hermanito. -¿Dónde esta Branch?- mira a su padre con desesperación, rogando que le dijeran que esta vivo y bien, rogando por que le dijeran que no había perdido a dos miembros de su familia en el mismo día.

-En la sala- se hace a un lado y la princesa casi corre para salir de su habitación, pálida al notar al pequeño allí parado. Jadea ante la piel gris y el cabello negro, sintiendo por un segundo que le falta el aire. Su hermanito perdió a su abuela y con ello, su color y felicidad.

-Branch- se acerca con cautela, su corazón roto. Las orejas de su pequeño están caídas, su cola rozando el suelo y sin hacer amague de levantarse o siquiera agitarse, con un rastro de lagrimas secas manchando sus mejillas, las rodillas sucias como si hubiera estado arrodillado sobre tierra. -¿Hermanito?- se agacha y su voz tiembla, acunando con manos cuidadosas el rostro de su hermanito, dejando las lagrimas fruir ante los ojos vacíos con los que se encuentra. El menor parpadea, lento y pausado, enfocándose en ella, sus labios temblando por unos segundos.

-...lo siento...- suelta en un suspiro ligero y ella se rompe. Lo abraza con fuerza, llorando amargamente y con algo de desesperación, sintiéndose triste y sin saber si realmente ella puede ayudarlo pero siente sus pequeñas manos aferrarse a su vestido, su rostro hundido en su hombros y las lagrimas ajenas mojando parte de la tela, decidiendo que nada de eso importa. Es su hermanito, no va a dejarlo solo, sin importar si algún día recupera sus colores o no, ella estará allí para abrazarlo y ser su mayor apoyo ahora que perdió todo lo demás.

Los días siguientes, Branch parece funcionar en piloto automático. Ella tiene casi que obligarlo a comer y a bañarse, porque él parece solo querer dormir en su mayor parte, dejándolo pasar su luto lo mejor que se puede y con ella a su lado. Su mochila empacada esta junto a la suya, preparadas para el gran día que se acerca y Viva solo puede esperar que después del escape, las cosas empiecen a mejorar.

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