Te Tengo

Espero que les guste~

Nota: Leí una versión en la que John Dory vuelve al árbol troll poco después del gran escape y no me pude resistir en hacer mi propia versión

Nota-2: Me gusta el drama :3

John Dory puede sentir su corazón acelerarse del miedo, su cuerpo entero temblando y las palmas de sus manos sudando pero nada de eso lo detiene, ni siquiera la voz en su cabeza que cree que es su consciencia y autoconservación que le gritan que se detuviera.

Esta entrando en ciudad berteno.

Han pasado años desde que estuvo allí y aunque en realidad no se arrepentía porque al fin pudo saborear la libertad, no puede negar que se siente mal por su abuela y su hermano menor. No a enviado cartas, no cree que hubieran llegado, y a evitado este momento, diciéndose a si mismo que nadie lo estaba extrañando, pero hay algo en su interior que lo impulsa a volver, como un mal presentimiento, y espera estar equivocado.

Lo primero que nota al llegar es que todo se ve mucho más oscuro que cuando se fue, lúgubre y silencioso, los pocos bertenos que caminan por allí luciendo decaídos y deprimidos, con un aura casi negra rodeándolos.

No sabe como tomar esa señal y simplemente apura el paso, colándose entre las rejas que rodean al árbol troll y siendo rápido en trepar con ayuda de su cabello, manteniéndose escondido y atento. El árbol también luce lúgubre y triste, en proceso de marchitarse al parecer.

-¿Hola?- fue tentativo, aunque sabía que no había nadie. No había ruido ni movimiento, con las vainas abiertas y vacías por lo que puede ver pero aun así, avanza, con la mente centrada en una vaina en particular que no tarda en ver a lo lejos.

Mientras se mueve, su mente corre ¿Se habían escapado? ¿Habían encontrado un lugar seguro o estaban a punto de ser capturados una vez más? ¿Su abuela estaba bien y a salvo o herida y en peligro? Su hermanito, por todo el cabello del mundo, su dulce y pequeño bebé ¿Estará bien? ¿Estará enojado? ¿Querrá verlo si lo busca y lo encuentra?

Esta preocupado, al borde de un ataque de nervios y ansiedad, sus pensamientos rápidos y acelerados que solo empeoran cuando entra a la vaina en la que se había criado.

La casa de su abuela es un desastre que notable que a estado abandonada hace un tiempo. Los muebles están cubiertos de polvo, con tela de arañas en cada esquina y pequeñas arañas que se mueven en busca de alimento de seguro.

Se adentra un poco más, solo para tropezar con algo, rápido en recuperar su equilibrio y bajando la vista, encontrándose con una pequeña caja que termina por agarrar y abrir. Con al poca claridad, puede ver que son cartas.

Se acerca a una lampara, la cual se enciende para su absoluta sorpresa, y se inclina para poder verlas. Hay muchas, acumuladas, y tienen sus nombres en los sobres. Clay, Spruce, Floyd, John Dory. Puede reconocer la letra de su hermano, torpe y escrita con lo que parece ser crayón.

Duda pero termina por abrir una que está dedicada a él y lee. Branch le habla de los días que pasan en el árbol troll, de los rompecabezas que arma con la abuela y de los juegos que le divierten. Incluso le cuenta de de como un troll joven resbalo y cayó de una de las ramas altas, aterrizando en un montón de barro, quedando como un monstruo según las propias palabras del menor.

-Oh Bitty B...- bufo con diversión. Guarda esa carta con mucho cuidado y abre otra por pura curiosidad. Esa habla más o menos de lo mismo, aunque menciona que a estado practicando su canto y de sus canciones favoritas hasta el momento. Comenta, casi al final, que todos a su alrededor le dicen que "canta como un ángel" y eso le encanta.

Las siguientes siguen hablando de cosas mundanas y divertidas, de pequeños momentos con su abuela y sueños raros que cruzaron su mente hiperactiva, de chistes raros que escucho y de algunos chismes que llegan a sus odios.

En todas, habla de cuanto los extraña pero que espera que estuvieran viviendo grandes aventuras y se estuvieran divirtiendo.

Una de esas cartas menciona el plan del rey para escapar usando túneles que se habían estado preparando durante años justo debajo del árbol, compartiendo ideas rápidas sobre la casa que van a tener y el bunker que Branch piensa en construir, de lo bonito que se va a ver y de los cuartos que va a preparar para cuando ellos volvieran.

Su corazón se estremece un poco con esa, sintiendo la culpa pinchando su pecho de manera insistente. Volver no había estado en sus planes.

La siguiente que abre lo deja temblando.

"Lo siento" son las únicas dos palabras que llena la página completa, empezando con letra clara que lentamente se deforma y se tuerce hasta volverse ilegible, con manchones ya secos que cree que pudieron ser lágrimas alguna vez. Detrás, para su horror, habla de la muerte de su abuela. Branch expresa su dolor, repitiendo que es el culpable de su muerte por haber estado tan entusiasmado por su canción, terminando con nuevas disculpas que solo destrozan a quien lo lee.

-Lo siento tanto, nana...- susurra con tristeza, permitiéndose llorar por unos segundos, en silencio. Su abuela ya no está y él ni siquiera se había despedido en su momento. Que mal nieto resultó ser. -...debí estar aquí para ayudarte y cuidar de Branch. Lo siento mucho- cerro los ojos con fuerza, abrazando la carta contra su pecho. Su abuela esta muerta, un detalle que de alguna manera va a tener que hacer llegar a sus hermanos, y su hermanito esta perdido. Que mal resultaron las cosas.

Abre los ojos cuando escucha pasos rápidos y se voltea, justo a tiempo para ver el pequeño contorno que se abalanza a la salida y se aleja con pasos rápidos.

Su corazón se acelera. Lucia como pequeño troll y espera, desea con todas sus fuerzas, que estuviera equivocado.

-¿Branch?- él no debería estar allí. -¡Branch!- mete las cartas lo más rápido que puede a su cabello y corre tras la pequeña figura que lucha por alejarse, moviéndose con sorprendente agilidad para su tamaño. -¡Branch!- llama, tropezando, apenas recordando no alzar demasiado la voz para no ser descubiertos pero sin detenerse. -¡Vuelve, soy yo!- ¿Cuánto tiempo lleva su hermano allí solo? ¿Se había quedado atrás? ¿Lo habían olvidado? ¿Estaba tan enojado con él que prefería correr antes que verlo? -¡Branch!- llegan a lo que parece ser el sistema de túneles subterráneos, tan oscuro que apenas puede ver sus manos y maldice. -Rayos, rayos...- rebusca entre su ropa y cabello hasta encontrar una barra luminosa, doblándola hasta escuchar que se quiebra y agitándola, iluminando un poco su entorno con la luz amarilla. Mira a su alrededor, sin rastro de a quien estaba buscando. -¡Branch!- hay lagrimas saliendo de sus ojos y no hace amague de limpiarlas, solo parpadea para aclarar su vista. Tiene que encontrarlo, asegurarse que esté bien y sacarlo de ese infierno en el que estuvo quien sabe cuanto tiempo. -¡Branch!- su voz se rompe por la desesperación que lo invade y resiste las que tiene de arrancarse algo de cabello.

Esta a punto de empezar a caminar, dispuesto a recorrer cada camino posible, tiene muchas barras luminosas para ayudarlo y esta centrado en su objetivo. Encontrar a su hermanito.

-¿John Dory?- para el mayor, todo parece detenerse ante la voz y casi en cámara lenta, se voltea. Allí esta Branch, asomándose con temor y timidez, mirándolo con una extraña mezcla de sentimientos brillando en sus ojos ahora opacos que no sabe como interpretar del todo. Es más grande que la última vez que lo vio, se obliga a recordarse que aun usaba pañales en esa época, pero aun es pequeño, luciendo flaco y casi enfermizo pero lo que más resalta, es su notable falta de color. Su piel color cian y su cabello azul brillante con ligeros toques morados que su abuela tanto había amado ya no están, reemplazados por gris y negro.

Su corazón se rompe por completo al verlo. Había deseado tanto que estuviera lejos de allí a estas alturas, en un lugar seguro, quizás enojado y algo resentido pero a salvo. En cambio, esta ahí, luciendo aprensivo de una manera que duele. Parece desconfiado y él no puede culparlo.

-...Branch...- salió como un jadeo, entre preocupado por su presencia en ese árbol abandonado y aliviado de verlo una vez más con vida. -...estas aquí...- es tonto por resaltar lo obvio pero no sabe que más decir.

-Me olvidaron aquí- respondió con tristeza y JD no tiene tiempo de analizar esa simple frase porque lo ve tambalearse. Se apresuró en acortar la distancia, cayendo de rodillas e ignorando la punzada de dolor ante eso a favor de sujetar al menor, sintiendo una presión en su pecho cuando se da cuenta de que puede sentir las costilla ajenas a través del chaleco de hojas.

-Esta bien, esta bien- trago en seco, manteniendo su voz estable con mucho esfuerzo, empujando su horror y culpa en lo más profundo para encargarse de eso más tarde. -Estoy aquí- se permite abrazarlo por unos segundos pero lo separa, queriendo revisarlo para su propia paz mental.

Verlo más de cerca solo hace que el sentimiento de culpa sea aun más intenso, un nudo formándose en su garganta mientras su estomago se agita con incomodidad y horror. La grasa de bebé que debería rellenar su pequeño cuerpo y sus adorable rostro ya no están haciéndolo lucir más pequeño, en especial por la manera en la que se acurruca. Esta desnutrido y enfermo, eso no es bueno.

-Oh, mi bebé...- no sabe que decir. Se está ahogando en culpa y desesperación, en miedo y terror pero también en cierto alivio y alegría. Algo malo pasó mientras no estuvo y su hermanito parece haber enfrentado las consecuencias por si solo pero lo encontró y va a concentrarse en eso.

-Todos me dejaron...- sollozo y para el horror del hermano mayor, hay lágrimas saliendo de esos ojos opacos, manchando sus grises mejillas. Luce tan dolido  tan perdido y solo. -...nadie me quiere y todos me dejaron- sus labios tiemblan, su llanto en aumento. -Incluso tu me dejaste- y rayos, JD ya tiene el corazón destrozado a estas alturas.

-No, no, no, no, no- extendió sus manos, acunando el rostro ajeno entre sus manos. Ahora puede sentir que su hermano arde, sus mejillas luciendo de un tono más oscuro en alerta obvia de fiebre, y puede ver que esta temblando, con la piel erizada en señal de frío. -No, cariño- no va a llorar, no cree que tenga el derecho, y termina por abrazarlo. Se aferra a su hermanito con fuerza, guiando su cabeza para que se apoyará en su hombro, susurrando disculpa tras disculpa mientras el menor se convierte en un desastre sollozante que se estremece y tiembla entre sus brazos. Se desmoronó y él solo puede sostenerlo, esperando poder mantener los trozos quebrados y rotos juntos. -Todo va estar bien ahora, mi bebé- susurro, moviéndose apenas para apoyar sus labios en la cien ajena, en un suave y amoroso beso. -Estoy aquí, tu hermano mayor está de vuelta y no se va a ir- es una promesa que graba en su corazón y que lo parta un maldito rayo si se atreve a siquiera pensar en dejar a su hermanito atrás otra vez.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top