Country Troll

Espero que les guste~

Nota: Algo raro que salió de mi cabeza pero que me gusto mucho como quedo :3

-¡Alcaldesa Delta!- la mencionada levanto la vista ante el llamado, enarcando una ceja el joven troll de ojos bien abiertos que la estaba mirando, luciendo entre el pánico, la sorpresa y la emoción pura. Una extraña combinación, aunque no tanto viniendo de alguien tan joven.

-¿Qué pasa, chico?- ignoro los papeles que había estado revisando, cruzándose de brazos y mirando al menor, en una clara señal de que le estaba prestando atención. -¿Hubo una estampida? ¿O un animal se escapo de su corral?- eran los problemas más comunes entre los suyos pero termino por enarcar una ceja con curiosidad cuando el menor negó rapidamente.

-¡Hay un troll diferente en el centro del pueblo!- y eso no era exactamente lo que ella había esperado.

-¿Diferente como?- se levanto de su lugar y camino hacia la puerta, el pequeño siguiéndola con pasos rápidos y torpes, amenazando con casi caer un par de veces en su apuro.

-Es gris y tiene dos piernas- señala hacia el centro de la ciudad, en esa construcción que usualmente se usa si algún grupo quiere tocar algo en especial para que todo el pueblo escuche pero en vez de un montón de troll del country, allí solo hay un troll, pequeño y de dos piernas, su color gris resaltando entre su entorno de colores marrones, luciendo instalado en el pequeño lugar.

-Me encargare de esto- la da una ligera palmada en la cabeza, el menor asintiendo con energía antes de alejarse trotando para volver con sus padres, y empieza a caminar, haciendo un gesto ligero a los curiosos que se paran para ver al extraño, cada quien volviendo a su tarea y dejando que su alcaldesa se ocupara. Es más pequeño de cerca, con una mochila grande y llena de cosas dejada a un lado, su atención completa en su cuaderno y escribiendo algo, llenando aun más las paginas. Su letra parecía algo torcida y torpe, con apuro, pero legible.

-Sin duda, deben ser los trolls más rápidos de todos, porque tienen cuatro patas y parecen muy fuertes por lo que se puede ver...- puede escucharlo murmurar, pensativo, y ella parpadea un poco ante eso. Suena como si los estuviera analizando. -...pero me pregunto que tienen bajo sus patas para que suene tan raro contra la madera y dejen esas marcas ocasionales en el suelo...- evito apenas bufar con cierta diversión ante eso.

-Se llaman pesuñas, chico- interrumpe su tren de pensamiento y se siente un poco mal por el chillido agudo que le saca al extraño troll, que no duda mucho en saltar y alejarse de ella todo lo posible, dejando su cuaderno a favor de pararse de patas y manos, los ojos bien abiertos y grises mirándola, las orejas pegadas a su cabeza. -Lo que escuchas son herraduras...- se subió un poco en las escaleras y golpeo la superficie el escalón con una de sus patas, creando ese sonido de metal contra madera. Una de las orejas ajenas se agito apenas. -...y están clavadas a nuestras pesuñas para protegerlas-

-Oh...- parece dudar solo un segundo antes de ajustar su postura para poder agarrar su cuaderno una vez más y anotar lo que escucho. -¿Duelen?- la mira con curiosidad, lápiz en mano, como si estuviera esperando y ella lleva sus manos a la cintura. Ese niño es raro, incluso más allá de su apariencia.

-No realmente, nuestras pesuñas son más gruesas de lo que parecen- él asiente y vuelve a anotar algo más. Se le queda mirando por unos segundos, sin entender su presencia ahí. -¿Qué haces aquí, chico?- lo analiza con la mirada. No a visto a las demás tribus, así que no puede precisar de donde es exactamente pero tiene muy en claro que no debería estar allí.

-Estoy...aprendiendo- es aprensivo cuando contesta, haciendo girar su lápiz entre sus dedos, mirando de reojo a su alrededor en vez de a ella. Parece observar su entorno y encontrar algo interesante que se ocupa de anotar rápidamente.

-¿Quieres ser más especifico?- se movió para acomodarse allí, no demasiado cerca pero tampoco muy lejos.

-No- él la mira, dudando, una de sus orejas caídas agitándose apenas, y ella enarca una ceja. -Mi abuela siempre decía que el conocimiento es poder y con poder, puedes hacer lo que sea...- hay un destello de algo en sus ojos grises, que se apaga tan rápido como se enciende. -...así que estoy aprendiendo todo lo que pueda-

-Bueno...- eso solo genera más preguntas y tiene la sensación que no va a obtener una respuesta más directa. -...eso es genial, tu abuela suena como alguien muy inteligente- eso parece ser lo correcto para decir, porque puede verlo inflarse con cierto orgullo. -¿No deberías estar con ella?-

-Ella...se fue...- frunce el ceño, molesto y triste. -...se la llevaron y no volverá- la alcaldesa siente una punzada en su pecho, pudiendo leer entre línea con facilidad.

-Lamento tu pérdida, cariño- lo dice con sinceridad, porque sabe lo doloroso que puede ser la perdida de un ser querido, y eso parece tomarlo por sorpresa por la forma en la que parpadeo, sin parecer saber como reaccionar.

-...Gracias- desvía la vista, pasando su brazo bruscamente por sus ojos, como si intentará secar las lágrimas antes de que salieran y ella se sintió triste por eso. La tristeza era parte de la vida, era algo que se debería poder expresar sin vergüenza pero este niño, incluso siendo tan joven, se estaba conteniendo. Alguien le habrá enseñado eso.

-¿Puedes decirme de que tribu eres?- es tentativa y cuidadosa, sin querer molestarlo pero queriendo saber.

-Soy de la Aldea Pop...- respondió después de unos segundos de duda, dibujando formas al azar en la esquina de la hoja en la que estaba escribiendo y sin ver la expresión de ella decaer. Delta no había visto a ninguno de los otras tribus, solo tenían una descripción y recuerda que una parte decir que los pop eran criaturas brillantes, coloridas y ruidosas, un contraste notable con el pequeño troll gris y mayormente callado que tenía frente suyo. -...pero el rey dijo que no podía quedarme con todos, así que me dejo en el bosque- agrega después de unos segundos y cada pequeño musculo de la alcaldesa se tensa.

-¿Tu rey...te echo?- su mente corre en un triste intento de entender esa acción pero cada idea, cada posibilidad que se le ocurre, solo la llena de más ira. Quiere golpear a un rey que no conoce con todas sus fuerzas, quizás patearlo donde más le duela...y raparlo para que su vergüenza se muestre por completo. -¿Por qué haría algo así?- el menor la mira, solo para hacer un gesto a si mismo, como si fuera lo más obvio del mundo y ella siente algo frio llenarla, la sensación de horror convirtiéndose en ira, de ese tipo peligrosa y ardiente que puede quemar al responsable sin problemas. -¿Por ser gris?- iba a matar a ese rey, estaba segura de ello.

-Él dijo que yo era poco colorido y raro para estar con los demás, así que me dejo en el bosque...- frunció el ceño con molestia. -...y una enorme ave me agarro pero cuando me solté, me caí y estaba perdido- hace un gesto, luciendo demasiado tranquilo para lo que estaba contando. -Yo...- bajo un poco más las orejas de alguna manera, luciendo triste y para el horror ajeno, el color gris de su piel se hizo más oscuro. -...solo estoy buscando donde esconderme de los bertenos- la mira con una suplica notable, como si esperara poder convencerla de no echarlo de allí por algo que no puede controlar, y ella siente que su corazón se rompe un poco más. No sabe que son los bertenos pero deben ser como monstruos dignos de una pesadillas ante la manera en la que el pequeño se acurruca y tiembla, miedo notable en sus ojos grises. -No quiero morir- y rayos, eso la termina por romper.

-Oh, cariño...- se mueve antes de pensar, extendiendo las manos para pasarlas por debajo de los brazos del troll gris, quien suelta un extraño sonido y se queda muy tieso pero no lucha contra contra ella y es algo que la alcaldesa aprovecha para acercarlo. Lo abraza muy suavemente, como lo haría con un pequeño angustiado, dejando que se apoye en su hombro y acariciando su espalda. Puede sentir su tensión, haciendo que creyera por un segundo que cometió un grave error, pero pronto hay pequeñas manos aferradas a su ropa y un rostro enterrado en su hombro. Tararea una melodía, cantando la primera canción que se le viene a la mente, sin tardar mucho en sentir lagrimas mojando su ropa.

Delta apenas conoce a ese joven troll gris pero acepta en ese mismo momento que es suyo y golpeara a todo aquel que lo lastime, es una promesa.

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