Control Pop

Espero que les guste~

Nota: Se habrán dado cuenta de que este es el capitulo 100 de este libro, un logro que no espere conseguir cuando lo empecé al decir verdad, y debo decirles a todos...¡Muchas gracias por todo el cariño! Gracias a ustedes es que esto llego tan lejos y estoy realmente agradecida, además de orgullosa :3

Nota-2: Como en todos los demás casos, la posibilidad de un segundo libro siempre depende mucho de su votación y de sus ganas de seguir leyendo mis locuras, además de seguir queriendo dejar ideas. Así que voten, mi gente ^_^

Nota-3: Este es un AU que me encontré en Twitter o X, como quieran llamarlo. Donde el rey Peppy logra usar su cuerda pop para controlar la mente de Branch a temprana edad, para obligarlo a lucir y actuar como todos los demás, un control que se rompe en cuanto las cuerdas se destruyen

Nota-4: Como único aviso, traigan sus pañuelos y/o antorchas :D

Nota-5: En todo caso, ese Au no me pertenece, así que no me tiren piedras porfis T-T

Branch jadeo como un troll que estuvo sumergido mucho tiempo bajo el agua y esta desesperado por algo de aire, luchando por dejar entrar todo el aire posible a sus pulmones, parpadeando en un intento de aclara su vista y buscando entre sus recuerdos algo que le pueda dar aunque sea una pista de lo que le había sucedido.

Lo último que recuerda es tener 5 años y ser llamado por el mismísimo rey Peppy para hablar a sola, siendo guiado a una zona apartada. Él le hablo de una historia de sus antepasados, de la separación y de las cuerdas mágicas que con grandes poderes que resultaban ser la fuente de toda la música. Estaba confundido y el rey solo sonrío, diciéndole que todo tendría sentido pronto, antes de diera un ligero tirón a la cuerda y una tonada fuerte resonara en su cabeza.

Luego todo se puso rosa y borroso, hasta el punto de ser confuso y poco claro.

No tiene recuerdos de nada reciente, ni siquiera puede saber que comió y eso que siente la boca asquerosamente dulce, tampoco puede recordar como había llego allí o quienes son los cientos de trolls que lo rodean, confundido por el silencio repentino que reina entre ellos y el gris que de repente reemplazo todos los colores a su alrededor.

Se arrodilla con cierta dificultad, sintiendo sus extremidades pesadas y poco estables, temblorosas de alguna manera, bajando la vista y observando con confusión sus propias manos, pasando a revisar su propio cuerpo. Recuerda haber sido un niño pequeño, gris y en luto después de la perdida de su abuela, luego...nada.

-No, no, no, no...- su ropa es diferente, siente desesperación ante la falta de ese chaleco que su hermano le había dejado y picazón por la tela del que tiene puesto, luchando por sacárselo, lanzándolo a un lado apenas tiene la oportunidad. Nota la pulsera en una de sus muñecas, la flor aun gris abriéndose en silencio, y no duda en arrancarla para alejarla de si mismo. Se siente asqueado, porque nada de lo que esta usando se siente como suyo, y cuando toca una de sus orejas, confundido por el ligero peso del que ahora es consiente, siente horror puro al sentir que tiene aros. Le habían agujereado las orejas. -...no, no, no, no- su respiración se hace cada vez más corta, mientras lucha por quitarse aquellas cosas de las orejas.

-¡Oye, basta, te vas a lastimar!- Barb, quien había estado observando su reacción en silencio, no duda en acercarse y tomar las manos ajenas entre las suyas para evitar que se lastimara. -Hey, tranquilo, no te voy a hacer daño- cae de rodillas, ignorando las fuertes manos que se aferran ahora a las suyas y manteniendo la calma lo mejor que puede. Su corazón se rompe al verlo mejor. Había tenido un mal presentimiento cuando lo vio la primera vez, con ojos brillantes y rosas que resaltaban incluso tras las gafas que nunca parecía quitarse, actuando cual marioneta, solo siguiendo ordenes. -Hey, ¿Qué necesitas?- quiere ayudar y no tiene idea de como, eso la llena de frustración que se encarga de empujar en lo más profundo de su ser por el momento.

-Quítalos, quítalos, quítalos...- siente nausea y asqueo, no tiene idea de lo que le hicieron y tiene la horrible sensación de que a pasado mucho tiempo desde entonces. -...me duelen, quítalos- no le duelen, hay estado ahí quien sabe cuanto tiempo, pero no quiere tenerlos.

-Esta bien, esta bien- mira a su alrededor, aliviada de notar que hay otros lideres allí. Están a su alrededor, cubriéndolos de ojos ajenos, y lo agradece. -¿Alguno le puede quitar los aretes?- sus manos están ocupadas y el fuerte, casi desesperado, agarre es un indicativo de que no será soltada pronto.

-Yo te los quito, cariño- Delta se acerca con pasos cuidadosos, arrodillándose con facilidad, sus movimientos lentos mientras alzas las manos y quita los aretes de las orejas ajenas, viendo como esta se agita, como si se estuviera asegurando que el peso ligero ya no esta. -Respira profundo o te desmayaras- duda un poco antes de apoyar su mano en la espalda ajena, flotando circulos ligeros, y aunque Branch se estremece, no duda en apoyarse en el toque.

-¿Cuantos...?- su voz se rompe y siente horror, porque suena diferente, más grave y madura. Eso no es bueno. -¿Cuantos años tengo?- puede ver la mirada llena de espanto en el rostro del par y algo frio se instala en su pecho, recorriendo su cuerpo.

-¿Cuantos años tienes en tu último recuerdo?- Delta pregunta con mucho cuidado y cautela, esperanzada de que no sea tan malo como se veía.

-5- lo dice automáticamente y sabe que le espera una mala respuesta cuando sus expresiones se desmoronan, con triste y dolor. -E-El rey hizo algo con esa cuerda rosa...y todo es en blanco a partir de allí- esta desesperado y lo odia, se siente perdido y confundido pero por sobre todo, se siente engañado y traicionado. Sabe que el rey hizo algo, algo malo.

-¡Ese bastardo mal nacido!- Barb no puede contener el gruñido lleno de furia que proviene de los más profundo de su pecho, apretando los dientes, luchando contra las ganas de destruir algo que tiene en ese momento.

-Oh, dulzura...- Delta rebusca entre su gran cabello, sacando un espejo y Branch contiene la respiración por un segundo ante la imagen que el reflejo le devuelve. Se ve mayor, mucho mayor de lo que había esperado, y es entonces cuando no puede evitar gritar con horror, lagrimas saliendo de sus ojos en señal de angustia e ira mezclada con quien sabe que más. Alguien lo abraza y le deja ahogar sus gritos de lamento en su hombro, manos firmes tomando las suyas, dándole algo a que aferrarse.

Le habían quitado su infancia y adolescencia, había estado bajo el extraño control de aquella cuerda a manos del rey, siendo liberado luego de quien sabe cuanto tiempo pero nada de eso importa, porque nada lo hará recuperar su tiempo perdido.

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