Cap. 12- Recodificador genético


―Parece que está todo bien ―informó el médico―. Puede irse cuando lo desee, capitán Rogers.

―Gracias, doctor. ―Steve le dedicó un cabeceo al hombre antes de que este saliera al pasillo, para desaparecer entre el característico caos de los hospitales neoyorkinos―. Os dije que esto no era necesario. Me encuentro perfectamente ―añadió, ahora mirando a Natasha y Sam, ambos recargados junto al ventanal con vistas a Central Park.

Wilson hizo una mueca.

―Es verdad, solo te cayeron encima unas setenta toneladas de cemento, ¿cómo se nos ocurre pensar que necesitarías un chequeo médico?

Steve negó divertido. Sam tenía un don para amenizar el ambiente fuese cual fuese la situación.

―¿Cómo está Alex? ―inquirió, al tiempo que se ponía una camiseta limpia―. ¿Ya la han examinado?

Mentiría si dijera que no estaba preocupado; Alexa había empezado a encontrarse bastante mal poco después de ser rescatados, de modo que Tony había decidido llevarlos a ambos al centro médico más cercano. Por suerte, el Hospital Metropolitano ya había trabajado antes con heridos de SHIELD y mejorados, por lo que estaban al día en el tema de la discreción.

―Está bien ―respondió Natasha, que acababa de pasarse por la habitación en la que habían atendido a su amiga―. No sabremos los resultados de la resonancia hasta dentro de unos días, pero parece que solo tiene unas cuantas magulladuras. El médico ha dicho que los mareos son normales teniendo en cuenta que habéis pasado muchas horas bajo tierra, sin apenas oxígeno.

Un suspiro de alivio escapó de los labios de Steve. A continuación, se inclinó sobre el borde de la camilla para atarse los cordones de las zapatillas, sin embargo, la mirada suspicaz de Natasha clavada en su nuca provocó que se interrumpiese en mitad del gesto.

―No tengo los poderes de Wanda, Nat, no puedo leerte la mente ―dijo en tono relajado―. Si quieres preguntar algo, hazlo.

La pelirroja descruzó los brazos y avanzó un par de pasos, acercándose a la camilla donde su compañero terminaba de alistarse.

―Alex es claustrofóbica, muy claustrofóbica. ―Al haber sido mentora de la joven estaba al tanto del problema, había tenido que ayudarla a enfrentarlo en más de una ocasión―. Cuando os sacamos, creía que la encontraríamos al borde de un ataque, pero solo la vi algo aturdida ―explicó―. No ha querido contarme como controló su fobia, aunque es evidente que está hecha un lío. ¿Qué pasó ahí abajo, Steve?

El aludido inspiró hondo. Todavía no había tenido ocasión de pararse a pensar en lo sucedido bajo el estadio de los Yankees...

―La besé.

―¡¿Qué tú qué?! ―Sam abrió mucho los ojos, al tiempo que sus facciones dibujaban una expresión entre sorprendida y divertida.

―¿La besaste? ―Natasha enarcó una ceja.

―Solo quería ayudarla ―se excusó el rubio―. Quizás no fue lo más decente o... ético por mi parte. ―Sacudió la cabeza, algo abochornado―. Pero no podía permitir que le sucediera nada malo. Vosotros no la visteis, estaba sufriendo un ataque de pánico, no podía dejarla así.

La pelirroja apretó el hombro de su amigo. Era capaz de llegar a imaginar la situación, y cómo el estrés del momento había impulsado a Steve a actuar por instinto. Un instinto del cual, estaba convencida, ni él mismo era consciente aún.

―Eres el hombre más decente y ético que conozco. Ni se te ocurra martirizarte ―aclaró―. Hiciste lo que era necesario; pero no se trata de eso. ―Miró al techo, buscando el modo de exponer su punto sin implicarse más de lo inevitable―. Verás, el problema está en cómo haya podido interpretar Alex ese beso ―comentó en tono pausado.

―¿Crees que Alex puede pensar que yo...? ―Steve arqueó las cejas azorado y, tras él, Sam contuvo una risotada.

―Alex puede parecer muy segura de sí misma, pero no deja de ser demasiado joven e inocente. Y se siente atraída por ti ―respondió Natasha con total franqueza―. Deberías hablar con ella y aclarar las cosas antes de que se vuelva incómodo.

Él frunció el ceño ligeramente. No se arrepentía de besarla, no había sido muy ortodoxo por su parte, pero había servido para ayudarla... Volvería a hacerlo sin dudarlo. Sin embargo, tampoco quería que Alex se hiciera ideas equivocadas. Pese a que solo llevaba un mes escaso con ellos, ya era mucho más que una compañera, era miembro del equipo, parte de la familia de los Vengadores... Ella le importaba, y mucho, pero eso no implicaba que él compartiese esa supuesta atracción, o que hubiese alguna clase de sentimiento romántico de por medio... ¿no?

Natasha le dio una suave palmada en el hombro, sacándolo de sus cavilaciones.

―Aunque tal vez debas aclararte contigo mismo primero. ―Le guiñó un ojo a modo de despedida y desapareció por la puerta de la habitación.

Steve permaneció sentado en la camilla, con los cordones de las deportivas a medio atar y una mueca de total confusión en el rostro. En ocasiones se preguntaba si en realidad no sería Natasha, y no Wanda, la que poseía la habilidad de leer la mente.

―Muy fuerte, colega. ―Sam arqueó las comisuras de los labios en una mueca socarrona―. Al menos dime si fue un buen beso.

El supersoldado suspiró y le devolvió la sonrisa. No podía negarlo; había sido un buen beso. Un beso maravilloso.

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El pie izquierdo de Liam Carver tamborileaba frenéticamente sobre el suelo; lo balanceaba al compás de la pegadiza melodía que sonaba de fondo en la sala de espera, al tiempo que se inclinaba cada vez más hacia delante en su silla de plástico, preparado para incorporarse al primer pistoletazo de salida.

Clint Barton apostaría a que el joven no fue consciente de su propio gesto nervioso hasta que la puerta de la habitación que tenía en frente se abrió por segunda vez, dejando paso a un médico y dos enfermeros que saludaron a los presentes y se alejaron por el pasillo más cercano.

Liam se puso en pie, dispuesto a entrar en la habitación, pero el arquero se situó frente a él, cortándole el paso.

―No tan rápido, chico. Todavía no han terminado.

―Pero la Viuda Negra ya ha estado dentro, y ha salido, ¿por qué yo no puedo entrar? ―El rubio sacudió la cabeza con frustración―. Por favor, necesito verla.

Clint no pudo evitar compadecerse del joven. Tenía que reconocer que el pobre chaval estaba demostrando una determinación férrea; los había seguido desde el estadio, y no se había movido de la sala de espera desde que Tony había entrado con Alex y los médicos, casi dos horas atrás... Hasta se había tragado la incomodidad provocada por las intimidantes miradas de Thor, quien durante la primera hora tampoco se había movido de la sala de espera, preocupado por su fan número uno, como ya había bautizado a Alex.

Al final, el dios nórdico había tenido que regresar al complejo, junto con Wanda y Vision, no sin antes pedirle a Clint que no le quitase ojo "al extraño joven que acosa a lady Alexa".

―Mira, Liam, te entiendo, de verdad ―Clint usó el nombre de pila con intención de mostrarse más cercano―, pero ya has esperado dos horas, puedes aguardar unos minutos más. Te dejaré entrar el primero cuando estén listos.

Como si las palabras del arquero hubiesen sido proféticas, la puerta volvió a abrirse, esta vez precediendo a la figura de Tony Stark.

―Así que tú eres el que se acostaba con mi hija. ―El millonario se acercó a los dos hombres.

Clint tuvo que contener una sonrisa divertida ante la expresión totalmente descolocada que asomó al rostro de Liam.

―Señor Stark, yo... no, es decir... yo...

Tony soltó una carcajada y palmeó la espalda de joven.

―Tranquilo, chaval, no soy esa clase de padre. ―Sonrió, para luego rascarse la barba―. ¿O sí? A lo mejor debería serlo... La verdad, todavía estoy descubriendo qué clase de padre soy. ―Se llevó una mano a la nuca―. ¿Tú qué crees, Barton?

―Creo que deberíamos aflojar con el chico. ―Clint esbozó una sonrisa comprensiva.

Tony asintió y volvió a mirar al rubio.

―Alex está bien, se iba a cambiar y nos vamos, pero puedes aprovechar estos minutos para hablar con ella ―le dijo―. Creo que tenéis mucho de lo que poneros al día.

―Gracias, señor Stark. ―Liam le devolvió un cabeceo de gratitud antes de dirigirse a la habitación.

Alex estaba sentada en el borde de la camilla, recogiéndose el pelo en una coleta alta. Ya vestía ropa normal, pero Liam no pudo evitar reparar en el elaborado traje gris oscuro extendido sobre el sillón; el mismo con el que la había visto luchar horas atrás en el estadio. Un auténtico uniforme de heroína.

―¿Se puede? ―Se asomó al interior, dejando la puerta abierta a su espalda.

―Liam. ―Alex sonrió y se puso en pie―. No te imaginas cómo me alegro de que estés bien, casi me da un infarto cuando te vi ahí...

―Lo mismo digo. ―El chico correspondió el rápido abrazo de su novia. Se apartó tras unos segundos, y la miró enarcando una ceja―. ¿Alex?

―Alexa. ―Ella exhaló un suspiro y lo cogió de la mano, guiándolo hasta la camilla, donde ambos tomaron asiento. Ya no tenía sentido seguir mintiendo, Liam la había visto usar sus poderes, la había visto luchar con los Vengadores―. Quiero contártelo todo, pero ni siquiera sé por dónde empezar.

Él acarició la mano de la chica entre la suya.

―Tienes superpoderes, eres una vengadora, tu padre es Tony Stark y utilizas identidades falsas para relacionarte con el mundo normal. ¡Ah! Y no eres de Nebraska. ―Liam se encogió de hombros―. Yo creo que está todo muy claro. ―Sonrió.

Alex no pudo evitar devolverle la sonrisa. Adoraba a Liam, no era nada rencoroso, ni conflictivo. Acababa de descubrir que lo había mantenido engañado durante dos años y no parecía ni mínimamente enfadado.

Aun así, no podía seguir abusando de su eterna paciencia. Tomó aire y empezó a hablar. Se lo contó todo; la identidad de sus verdaderos padres, sus habilidades mutantes, su educación en SHIELD, sus años como agente y cómo había dejado todo eso atrás para construirse una nueva vida..., hasta que los Vengadores habían regresado a por ella. Le habló del Zenit, de los eternos, de los Kree, de Hiperión y de HYDRA.

Cuando estuvo segura de no haberse dejado nada en el tintero se calló y miró a Liam, esperando una reacción por su parte; él no la había interrumpido ni una sola vez, necesitaba saber qué pensaba.

―Lo creas o no, ahora todo tiene más sentido. ―Él exhaló un suspiro y esbozó una pequeña sonrisa―. Siempre supe que eras especial.

―Tú sí que eres especial, yo no habría reaccionado así de bien si me enterase de que tienes una identidad secreta. ―Alex le devolvió el gesto.

―Supongo que ese es mi superpoder. ―Liam hundió los hombros―. ¿Qué va a pasar ahora con nosotros? Entiendo que no planeas volver a Berkeley en un futuro cercano.

―No, por lo menos no hasta que se solucione todo esto.

―Yo te sigo queriendo, Alex. ―La mirada del chico revoloteó por la habitación―. Pero sería egoísta por mi parte pretender que dejes todo esto y te vengas conmigo ―suspiró, deteniendo sus ojos al fin sobre los orbes avellana de Alex―. Los Vengadores te necesitan más que yo.

Ella contuvo el aliento, estaba dejando escapar al mejor novio que tendría en su vida.

―Yo también te he querido, de verdad lo he hecho ―susurró, apenas consciente del tiempo pasado en sus palabras―. No quiero perderte, Liam.

Una sonrisa casi nostálgica asomó al semblante del rubio.

―No voy a irme a ningún sitio, seguiremos siendo amigos. ―Acarició la mejilla de la chica―. Tú preocúpate por salvar el mundo. Cuando todo termine, volveremos a hablar de nosotros.

Ella no pudo evitar dejarse llevar por ese suave roce que tantas veces la había reconfortado. Cerró los ojos y apoyó la cabeza en el hombro del que ya era oficialmente su ex novio.

―Las chicas de Delta van a enloquecer cuando se enteren de todo esto ―comentó tras unos segundos de silencio. Había visto a los periodistas en el estadio, estaba segura de que no tardaría en difundirse la noticia del atentado y la presencia de una nueva vengadora. Tony le había dicho que pensaba hacer un comunicado cuanto antes, prefería matar dos pájaros de un tiro a permitir que la prensa amarillista inventase historias sobre su identidad.

―¿Bromeas? Estarán encantadas. ―Liam sonrió―. La hija de Tony Stark y miembro de los Vengadores es una Delta Psi, qué mejor reclamo para la Hermandad.

―Cierto, eso es muy de Chelsea. ―Alex se incorporó un poco. Aunque le hubiera gustado prolongar ese momento de calma, sabía que debía decir adiós. Todavía seguía apoyada en el hombro de Liam cuando sintió los labios masculinos sobre su coronilla, en un suave y fugaz beso de despedida.

―Perdonad, no quería interrumpir.

Alex alzó la cabeza. En el umbral de la puerta estaba Steve.

―No pasa nada. ―La chica se puso en pie, al igual que Liam―. Nos estábamos despidiendo.

―Creía que estabas sola, Natasha me dijo..., yo ―Steve señaló la sala de espera a su espalda y sacudió la cabeza―. Da igual. Tenemos que irnos. Tony acaba de dar una rueda de prensa relámpago en el vestíbulo hablando de ti, y esto está a punto de llenarse de paparazzi.

Alex asintió antes de volverse por última vez hacia Liam.

―Nos vemos. Haré que te llegue mi nuevo número, puedes llamarme cuando quieras.

Él le devolvió la sonrisa.

―Cuídate mucho, Alexa.

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Nadie creía que el atentado en el estadio se hubiese dado sin motivo alguno. HYDRA siempre planificaba sus acciones al milímetro, con ellos nada sucedía por casualidad.

Nick Fury fue el primero en asegurar que la facción dirigida por Marcus Milton estaba implicada. A fin de cuentas, el superespía había logrado descubrir la amenaza y había enviado a Natasha y Clint gracias a sus investigaciones sobre el semieterno y sus lacayos.

Sin embargo, todavía desconocían el motivo que había impulsado a HYDRA a atacar la sede de los Yankees. No fue hasta un par de días más tarde cuando Alex, Tony y Bruce los reunieron a todos en el laboratorio para presentar la que creían que era la razón más plausible.

―Lo importante no es el dónde, sino el cómo ―explicó Banner, con las manos apoyadas sobre la mesa de muestras; lucía agotado, al igual que Alex y Tony. Los tres habían vuelto a pasarse varias noches encerrados en el laboratorio, sin apenas dormir, trabajando en el análisis de los dispositivos extraterrestres y en el software ideado por Alex para localizar las piezas que seguían ocultas―. No atacaron con simples armas o bombas, sino con agentes genéticamente modificados.

―Usaron extremis para volverse más fuertes e ignífugos ―siguió Tony―. Su plan no era destruir el estadio, o matar a mucha gente... Aunque apuesto a que eso fue un plus. ―Se llevó los dedos al puente de la nariz mientras recordaba a la perfección cómo la mayor parte de los infectados habían huido tras la llegada de los refuerzos, como si en realidad no fuera su intención enfrentarse a los Vengadores unidos―. Lo que pretendían era poner en práctica el potencial de sus superagentes contra nosotros. Fue una demostración de fuerza en toda regla.

―¿Pero cómo lo hicieron? ―quiso saber Steve―. ¿Cómo lograron estabilizar el extremis?

―Con la tercera pieza del Zenit. ―Alex tomó la palabra, acaparando todas las miradas―. Hemos estado estudiando los marcadores de las que ya tenemos, y todo apunta a que la tercera parte, la que tiene Hiperión desde hace veintidós años, es un recodificador genético.

―¿Y eso significa que...? ―Thor arqueó una ceja y extendió una mano, pidiéndole a la joven que se explicara.

Pese al terrible cansancio que pesaba sobre sus hombros, Alex le devolvió una sonrisa, era incapaz de ser condescendiente con su vengador favorito.

―Es algo parecido a lo que hizo el barón von Strucker con el cetro de Loki, puede crear mejorados, pero de manera mucho más segura y efectiva ―aclaró―. La pieza del Zenit que tiene Marcus Milton sirve para estabilizar cualquier tipo de catalizador externo en una cadena de ADN. Da igual lo que sea, sueros experimentales, esteroides, extremis... o radiación gamma.

El último ejemplo no dejó indiferente a ninguno de los presentes.

―Entonces, Emma Frost... ―Natasha fue la primera en atreverse a verbalizar lo que ocupaba la mente de todo el equipo.

―Eso creemos ―Bruce respondió por Alex―. Usaron esa pieza del Zenit en Emma Frost cuando estaba embarazada para estabilizar la radiación gamma. Además, estoy seguro de que el hecho de que Tony sea el padre tampoco es una casualidad. Frost es telépata, y Tony ya era conocido en aquella época como el mejor ingeniero mecánico del mundo.

―Esa bruja de hielo me sedujo para concebir un crío con una capacidad neuronal semejante a la mía, y además con el potencial gen X de un telépata ―habló Tony, consciente de que esa parte le concernía él―. Marcus Milton acababa de encontrar su pieza del Zenit, pero sabía que, aunque diese con las demás partes, ningún ser humano sería capaz de ensamblarlas. Necesitaba un genio, alguien tan brillante que pudiera comprender y controlar tecnología extraterrestre.

―Así que usó su pieza para crearme, para crear un tecnópata. Sé que suena a ciencia ficción, pero con el Zenit es posible ―sentenció Alex, en tono tranquilo, como si el asunto no fuese con ella. Aun así, no pudo evitar buscar la mirada de Tony, quien le devolvió una sonrisa cómplice y confiada.

Ya habían hablado antes, y el multimillonario le había dejado claro que esas averiguaciones no significaban nada para él, Alex seguía siendo su hija. El hecho de que Emma Frost lo hubiese engañado para concebirla no cambiaba en nada lo que sentía por ella como padre.

―Entonces, ¿me dejáis unirme al club de los experimentos de laboratorio? ―bromeó Alex tras un breve silencio, esta vez mirando a Wanda y Steve.

La mejorada le devolvió una mueca divertida, pero el supersoldado estaba demasiado abrumado con la nueva información como para contagiarse del humor irónico de la joven.

―Por eso los de HYDRA llevaban años buscándote, porque ellos te crearon ―intervino Sam―. Tus habilidades, quiero decir.

―Tranquilo, no me ofendo ―Alex agitó una mano, restándole importancia.

―Lo único que no entiendo ―dijo Clint―, es cómo acabaste en un orfanato de Escocia, en lugar de en alguna base de HYDRA. Frost se tomó demasiadas molestias colaborando con esos fanáticos como para luego esconderte de ellos, ¿no os parece?

―Quién sabe lo que pasa por la cabeza de mi querida progenitora. ―Alex se encogió de hombros―. En cualquier caso, lo importante de todo esto es que tenemos que quitarle esa pieza a Hiperión cuanto antes. Es demasiado peligroso, con ella puede crear un auténtico ejército de mejorados, lo de hoy solo ha sido una pequeña muestra de su verdadero poder.

Steve no pudo evitar un gesto de orgullo y admiración ante el cambio radical de actitud en Alex; un mes atrás casi habían hecho falta amenazas para lograr su colaboración... ahora la jovencita rebelde e indisciplinada se estaba dejando el alma en la misión.

―Casi hemos terminado con el dispositivo rastreador que ideó Alex ―señaló Tony―. Descansad bien hoy, porque mañana saldremos de caza. Se acabaron las vacaciones.



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Hello mis amores ^^

Sé que es too much información, espero que se haya entendido todo, por fin sabemos la relación principal entre el Zenit, Alex e HYDRA... Really, espero que se haya entendido, porque casi me vuelvo loca tratando de explicarlo (en mi cabeza todo tiene sentido, pero cuando lo pongo por escrito me complico demasiado a mí misma), además que me da miedo que se os haga tedioso.

Qué pensais, por cierto, de la conversación de Nat y Steve (el #Stalex está creciendo xD) y de la "despedida" entre Liam y Alex. Yo soy cien por cien #Stalex, pero admito que Liam también tiene su huequito en mi heart xD

Also IMPORTANTE:

Me he entusiasmado tanto con todo lo que me he montado en la cabeza que he decidido convertir esta historia en una saga, es decir, he publicado una nueva historia ETERNITY (del lindo Thor) que comparte universo con TROJAN. En mi perfil podéis encontrarla, me haría mucha ilusión que fueráis a darle amor ^^ En realidad ETERNITY será en gran medida la secuela de TROJAN (que no queda tanto para que termine, menos de diez capítulos).

Además de ETERNITY tengo otra en mente, se titula BLACKROSE y también está relacionada con TROJAN y ETERNITY. Os dejo hacer apuestas sobre quién será el afortunado al que se dedicará esa historia ;)

Yyyyy, ya para terminar, en mi libro DARY'S BLOG, tengo un apartado de MEET MY OC'S en el que estoy publicando fichas de mis protas y personajes secundarios. Ya están las de Alex y Selene (la prota de ETERNITY), por si queréis echarles un vistazo.

Ya me voy callando. Probablemente lo próximo que publique sea el primer capítulo de ETERNITY, pero después de eso seguiré con TROJAN hasta finalizarla.

Muchos besos, y as always, mil millones de gracias por leerme ^^

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