¡Por favor, háblame!


Marceline estaba feliz.
La Dulce Princesa había sobrevivido a aquella noche en la cual había jurado que la perdería y ahora Finn y Jake le decían que conocían la forma de cómo curar a la Princesa del todo.

-¿Y qué pudieron descubrir?- preguntó la Vampira mientras limpiaba algo del sudor que resbalaba por la frente de la Princesa.

-Pues... Estas cosas están hechas de energía negativa- el rubio le dió cuidadosamente el frasco donde las dos energías yacían encerradas.

-NO-ME-DIGAS-FINN- La pelinegra hizo una expresión falsa de asombro.

-Si vas a empezar de sarcástica no te diré nada- Finn hizo una mueca de enojo.

-No, no, no... Lo siento- Marceline bajó la cabeza, apenada.

Finn se sintió tentado a cumplir con su amenaza, pero tenía un corazón demasiado noble como para guardarse el secreto de la curación de la Princesa, más con la cara de angustia que tenía la Vampiresa.

-Cuando Jake y yo estábamos luchando contra una apareció la otra, como si se atrajera entre ellas, al parecer buscaban poseer a la otra y así volverse más fuerte- explicó el joven rubio- Entonces, la única forma en que una energía pudo haber "poseído" a la Princesa es que ella misma desprendiera energía negativa.

-Entonces, al poseer a la Princesa provocó su enfermedad, pero no fue algo al azar; si la Princesa llegara a morir entonces todo se llenaría de luto...

-Y así crearía más energía negativa- Marceline comprendió todo- y se hubiese hecho más fuerte...

Ahora por fin todo aquello tenía sentido, Marceline no podía creer que por una pequeña fuga de energías negativas esto pudiera ocasionar que Bonnibel casi se fuera al más allá.
Aunque claro, aquella cosa aún seguía dentro de ella.

-¿Cómo... Podemos hacer que se vaya?- preguntó tímidamente la pelinegra.

-Bueno, Marcy... Si esa energía chocó con la Princesa es porque ya había negatividad en ella... Deberíamos primero hacer desaparecer lo que la aqueja para luego enfrentar a la plaga- el perro se rascó detrás de las orejas con una de sus patas traseras.

-Un momento... Si esto lo causó una energía negativa y todo el lío, ¿Cómo es que un Guardia-Banana murió tras contagiarse?- preguntó Marceline, haciendo memoria.

-Bueno, la tristeza es contagiosa al igual que la enfermedad- Finn estaba demostrando en esos momentos que no era nada tonto- Si esa energía estaba aquí y ese Banana-Guardia estaba triste, quizá sí pudo contagiarse del mismo mal, pero al ser más débil y no tener los mismos cuidados que la Princesa sí falleció.

Marceline miró a la Princesa, ¿Qué clase de tristeza, malestar y pesar tan profundo debía de sentir para que una energía maligna de la Nocheósfera se centrara justamente en ella?
¿Acaso estaba sufriendo tanto? ¿Porqué?

Ella conocía a la Princesa... O al menos antes lo hacía, Bonnie le parecía tan igual y tan diferente a la vez, conocida y desconocida, la Reina Vampiro suspiró, el tiempo cambiaba a las personas.
Ni siquiera el cielo, tan azul como siempre, parecía ya el mismo.

-Para contrarrestar la plaga necesitamos mucha energía positiva- murmuró- Felicidad... Pero, ¿Qué haría feliz a la Princesa?

-El Dulce Reino y su Dulce gente- dijo Finn.

-No, Finn, nada de eso le ha faltado, un problema en el Dulce Reino, por más grande que sea nunca podría afectarla tanto- aseguró el perro mágico.

-De seguro ha ido acumulando la tristeza con el paso del tiempo- el rubio buscaba opción tras opción, pero no parecía haber una lo suficientemente preocupante o grave para hacer caer en ese estado a la rosada.

-¿Tiene compañía?

-Sí, tiene compañía todo el tiempo.

-¿Tiene amor de familia?

-El Dulce Reino y sus habitantes son sus creaciones, sus hijos... Cuenta como familia, ¿Verdad?

-Sí, debe de contar...

-¿Tiene amor de amigos? ¿Amistad?

-¿No tienes una pregunta más obvia? Nos tiene a nosotros, tiene a Arcoiris y muchos más...

-¿Tiene amor de pareja?

Todos hicieron un corto silencio lleno de especulaciones, ¿La Princesa tenía, había tenido o pensaba tener pareja? ¿Formar una familia más íntima, tener un heredero?
O al menos esas preguntas se las hacían Finn y Jake, Marceline... Ya se hacía una idea.

-Ella ha rechazado a todos sus pretendientes... Y ha dicho en reiteradas ocasiones que no quiere casarse- el rubio bajó la mirada.

-Eso lo suelen decir todas, aunque claro, la Princesa es más firme y decidida que la gran mayoría de mujeres- Jake volvió a rascarse, nervioso- quizá rechazó a todos esos pretendientes porque ya tiene a alguien en mente.

-O de verdad no quiere a nadie- Finn suspiró, luego miró a Marceline- ¿Tú qué opinas, Marceline?

La Vampira había estado escuchando sin opinar, perdida en sus pensamientos y recuerdos, Bonnie... Bonnie y ella... ¿Habían sido algo alguna vez? Sin duda, pero ahora todo aquello había quedado enterrado cien metros bajo tierra.
Ellas lo habían enterrado.

-¡Marceline!- el llamado de Finn la sacó de sus pensamientos- ¡Te dije que pensaras, pero tampoco así!

-Bonnibel nunca se pondría así por ninguna pareja o cuestión amorosa- dijo firmemente- ella... Ella es demasiado fuerte para sufrir por alguien de esa forma.

Le dolió decirlo.

-Bueno, entonces, ¿Qué?- preguntó Jake, con mirada centrada en la Princesa.

-Deberíamos esperar a que despierte y ella misma lo diga- culminó Finn, decidido.

Así lo hicieron, esperaron pacientemente a que la Princesa despertara, Mentita entró a la habitación, dispuesto a esperar con ellos que su Señora y Princesa recuperara finalmente la consciencia.

Pero esto no pasó hasta muchas horas después, casi al atardecer, la Princesa dejó salir un pequeño quejido y se movió en su lecho, alertando a Marceline que fue a su lado inmediatamente, seguida por los demás allí presentes.

-¿Bonnie?- Marceline acarició el pelo de chicle de la joven.

La Princesa abrió lentamente los ojos, al fin, al fin aquellos dulces ojos azules se abrían nuevamente, Marceline habría jurado horas antes que nunca volvería a ver su hermosa mirada, habría jurado que jamás volvería a ver su sonrisa...

-¿Princesa?- la Dulce Princesa se quedó mirándola, pero no dijo palabra.

Bonnibel hacía ademán de que quería decir algo, pero no lo hacía, parecía hablar con la mirada.

-¿Princesa?- preguntó igualmente Jake, preocupado.

Con infinito esfuerzo la joven de chicle se sentó en la cama, sus brazos temblaban con ese simple esfuerzo, estaba realmente débil luego de casi haber muerto la noche anterior.

Abrió la boca, pero ni una palabra salió de esta, la Princesa colocó su mano en su garganta, como si ella misma no entendiera qué estaba ocurriendo, no entendía porqué no podía hablar, quería decirle a Marceline algo, algo que aliviara la preocupación que tenía reflejada en los ojos de la Vampira, pero nada, no podía decir nada.

-Princesa, por favor, háblame- suplicó la pelinegra.

Bonnibel negó lentamente con la cabeza.

-No puede hablar- murmuró Finn, aterrado.

-¿Qué?- Marceline volteó a ver al rubio, luego volteó a ver a la rosada- ¿Es eso cierto? Por favor dime que no es verdad.

La dulce Princesa, como toda respuesta, bajó la mirada, abriendo la boca en varias ocasiones, y en ninguna de estas pudo articular una sola sílaba.

Marceline hizo un gran esfuerzo para no explotar en llanto, no, no podía llorar, su tristeza sólo alimentaría más la energía negativa en Bonnibel, eso sólo empeoraría las cosas, se tragó sus lágrimas, se tragó su dolor, era buena en eso, llevaba siglos haciéndolo.

-Te dejaré descansar- murmuró -Mentita estará aquí si necesita algo, saldré a tomar algo de aire.

Bonnibel asintió, ella también quería estar... Sola, quería estar algunos minutos intentando comprender que realmente pasaba, ella estaba perdida, estaba desorientada, acababa de despertar y se sentía pesada, como si cada parte de su cuerpo pesara kilos, y luego Marceline le había pedido que le hablara y ella lo había intentado... Y no podía hablar y no entendía porqué, pensar tanto sólo le estaba dando un terrible dolor de cabeza.

Se recostó nuevamente a la vez que Marceline salía de la habitación, seguida por Finn y Jake.

-Marceline... ¿Estás bien?- preguntó Finn, tomando el hombro de su amiga, deteniéndola.

-No, no lo estoy- Marceline parecía, para pesar de los dos amigos, a punto de llorar- ¡Debe ser un error! Debe ser algo temporal... No puede ser que enserio haya... Haya quedado muda...

-Escucha Marceline, estuvo muy enferma, quizá su garganta se maltrató mucho y quizá necesite tiempo para sanar.- Dijo Jake.

O eso era lo que pensaban, lo más probable es que fuera cierto, quizá la garganta de la Princesa estaba muy maltratada y eso le impedía hablar, habría quedado afónica y eso era algo que podía curar con algunos días, semanas como mucho... Marceline quería creer de todo corazón que aquella era la causa.

No podría sobrevivir a no escuchar la voz de Bonnibel nuevamente, quería escuchar nuevamente a la Princesa discutirle por meter la pata en asuntos que no le correspondían o por interrumpir un experimento, lo que realmente quería volver a escuchar era aquel dulce tono que la Princesa usaba antes únicamente con ella, ese tono con el que solía decirle "Te amo"

-¿Qué pasaría... Si no vuelve a hablar?- preguntó con voz temblorosa.

-Volverá a hablar, Marceline, no te preocupes- aseguró Finn, con su positivismo natural.

-No te dejes llevar de la negatividad Marceline, eso es lo que esa cosa quiere- dijo Jake, cruzándose de patas- Lo que importa ahora mismo es que ella está viva y fuera de peligro.

-Debe haber algún medicamento... Alguna poción o algún experimento que ayude- murmuró Marceline, ignorando por completo los comentarios de sus compañeros.

Finn suspiró, ahora mismo era imposible convencer a Marcy de algo, lo único que podían hacer ahora es ver a la Vampira introducirse en un estado de total desesperación mientras buscaba algo que hiciera a la Princesa recuperara su habla.

Y así estuvo la pelinegra largo rato, pensando en posibles soluciones para ello, dispuesta a probar todo aquello que fuera necesario, lo único que quería era escucharla otra vez, nada más, ¿Acaso era tanto pedir?

Horas después Mentita fue con Marceline y le dijo que la Princesa quería verla, la Vampiro fue rápidamente a la habitación de la joven monarca y la encontró más restablecida, para alivio suyo, también se había esperanzado pensando que Bonnie podría decirle algo al menos, pero se equivocó; la Princesa seguía tan incapaz de articular palabra como antes.

-Bonnie... ¿Cómo te sientes?- interrogó, midiendo la temperatura de la chica, para cerciorarse de que la fiebre se había ido.

Bonnibel hizo señas de que se sentía mejor, aunque algo cansada, a Marceline no le costó entenderla por medio de señas y expresiones, conocía muy bien a Bonnibel y de ver su cara podía entrever más o menos lo que sentía en ese momento.

-El cansancio se irá luego, sólo descansa- dijo, peinando lentamente el cabello de su acompañante.

Bonnibel asintió lentamente, por medio de señas preguntó por el Dulce Reino, por Finn y Jake, Mentita... Y por ella.

-Estoy bien, no te preocupes por mí- aseguró la pelinegra.

Bonnie hizo una señal que quería decir "¿Segura?"

-Lo estoy Bonnie, qué terca eres- la pelinegra sonrió, haciendo que la Princesa se relajara un poco.

Había extrañado ver a Marceline sonreír, durante las pesadillas que tenía Marceline siempre estaba presente, abandonándola, dejándola a su suerte... Pero ahora estaba despierta, consciente y Marceline estaba con ella.
Y estaba feliz por eso.
Era una lástima que no pudiera decirlo.

Pero había algo en la mirada de Marceline había algo que la inquietaba, la Princesa estaba convencida de que estaba afónica y nada más, pero la Vampira no parecía creer en eso.

Era como si, en su mirada, se transmitiera una y otra vez el desesperado mensaje que decía una y otra vez "¡Por favor, háblame!"

----------------------------------------------------------------------------------------------

¡Hola a tod@s!
Me ha dado nostalgia escribir esto, llevaba con este capítulo en borrador mucho tiempo, me he descuidado, lo sé.
Publicaré más seguido.
¡Gracias por leer!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top