CAPÍTULO III

Aorios se encontraba parado, frente a la clase.

El profesor le había pedido que se presentara, pero el se sentía incomodo, no por el hecho de que un monton de alumnos lo estaba mirando, si no por el hecho de que él lo estaba mirando.

No podía creer que Saga Gemius fuera su compañero de clases.

¿Por qué les toco estar juntos en el mismo salon de clases?

Después de lo que había pasado en los vestidores masculinos para varones.

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Aorios Sagitary no sabía que decir ante aquella confesión.

No era la primera confesión que recibía. Había recibido varias confesiones de hermosas muchachitas y lindos donceles.

Pero nunca había recibido una confesión tan directa, además la situación y el lugar en el que se encontraban no relajaba las cosas.

No supo si hablar o no cuando vio que Saga se acercaba con pasos suaves.

Él tenía que rechazarlo, para Aorios esa opción era la más normal.

Pues Aorios no era del tipo de hombres que se ataba a relaciones serias.

Los pasos se detuvieron, Saga quedo frente a él.

Saga contemplaba el fuerte y musculoso pecho de Aorios, sintiéndo sus mejillas arder.

Las yemas del de hebras azules delinearon los pectorales de Aorios, teniendo en su interior un extraño sentimiento que Saga conocía muy bien.

Aorios seguía en la mudez sin saber siquiera que hacer, Saga levanto su mirada.

Ambas miradas se eontraron, Aorios sentía que conocía a este doncel de cabellos azules.

-te amo Aorios Sagitary-

Había un brillo en los ojos de Saga, Aorios no quiso que ese brillo desapareciera.

Sin embargo....

-yo.... lo siento-

Tenía que ser sincero, decirle la verdad a Saga.

Apenas y lo conocía, no podía amarle.

-¿Qué? ¡¿Por qué?!-el rostro de Saga se había deformado en pura angustia.

Lágrimas cristalinas recorrieron las sonrojadas mejilas del de hebras azules.

Ante esa imágen, Aorios no supo que decirle.

Lo único que pudo hacer, fue cambiarse rápidamente tratando de ignorar las silenciosas lágrimas del de hebras azules.

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Aorios se sentía culpable por haber hecho llorar a Saga y por haber ignorado sus lágrimas.

-Sagitarys ya puedes presentarte-demando con voz tranquila el profesor Shion Iris.

-ah.... si-Aorios miro a Saga quien levemente sonreía. Eso realmente le extraño-mi nombre es Aorios Sagitary, tengo 17 años y me gustan los deportes. Hace unos días mi familia y yo nos mudamos a esta provincia por una oferta de trabajo que le surgió a mi padre. Espero que podamos llevarnos bien-

Nadie dijo nada, y eso ponía no podía importarle menos a Aorios quien miro de manera discrera a Saga.

Aorios quedo desconcertado, Saga le dirijia una mirada indiferente, como si no lo conociera.

¿Acaso es bipolar? pensó Aorios recordando los cambios de humor que había tenido.

En un momento derramo lágrimas, en otro le dedico una sonrisa y ahora le miraba como si de un extraño se tratase.

-Sagitary puede sentrse en el ultimo banco, al lado de la ventana-

Aorios camino hacía donde sería su pupitre.

Un escalofrío recorrio toda su columna vertebral, podía sentir una mirada clavarse en su nuca.

Llegó a su pupitre y se sento en la silla, su mirada institivamente se dirijio a donde Saga.

Saga le miraba fijamente con un sonrojo cubriendo sus mejillas.

Los ojos de Aorios se abrieron espantados.

¿Por qué? Si hace unos segundos el estaba....

El sonido de un timbre interrumpió los pensamientos de Aorios.

Aorios se sintió incomodo al ver como el profesor y sus compañeros le miraban.

El sonido provenía del celular de Aorios. Aorios tomo su celular y vio en la pantalla que se trataba de su hermano.

-profesor ¿Puedo contestar?-Shion le dio el permiso y Aorios salió del aula para después contestar.

-¡Aoria! ¡¿Dónde estas?! ¡¿Dónde te fuiste?!-Aorios se sentía molesto con su hermano y al mismo tiempo se sentía preocupado.

-estoy en el hospital-la voz de Aoria sonaba apagada.

Eso preocupo a Aorios quien le lanzo preguntas apresuradas, llenas de preocupación.

-no te preocupes ¡No me ha pasado nada! ¡Un maldito golpeo a Shaka! Llegare tarde a casa, diles a nuestros padres-Esta vez la voz de Aoria había sonado ruda y molesta.

Aorios se sintió mal por su hermano, él sabía de los sentimientos que Aoria tenía por Shaka.

-esta bien-

~~~~~~~~~

Aoria corto la llamada y lleno de ira tiro su celular al suelo.

Sin duda, quien le haga hecho esto a Shaka lo pagaría caro.

No sabía quien era esa persona, pero un sentimiento de rencor hacía aquel desconocido llenaba su interior.

¡Quería venganza!

Unos pasos acercandose a donde él quito a Aoria de sus oscuros pensamientos.

Aoria dirijió su vista a los pasillos, ahí vio a dos hombres acercandose a él.

-¡Aoria! ¡Y Shaka! ¡¿Cómo esta?!-quien preguntaba de manera tan desesperada era un apuesto hombre de cabellos azules y piel morena. Defteros Gemius.

El otro hombre se mantenía en silencio, era un hermoso rubio que mantenía cerrados los ojos y se apoyaba en un baston. Asmita Virgus.

-no lo sé ¡El maldito doctor aún no aparece!-Aoria no había escondido su ira, no se sentía con fuerzas de hacerlo.

La mirada de Defteros se endurecio mientras Asmita sonrió con tranquilidad y tristeza.

-tranquilo Aoria, Shaka no mejorara si te enfureces-

Aoria suspiro y se tranquilizo, Asmita tenía razón.

-¿Dónde esta Shaka?-pregunto Asmita mientras que con ayuda de Defteros encontraba el asiento al lado de Aoria y se sentaba.

-la enfermera lo puso en esta habitación, la que esta al lado del asiento, hasta que viniera el doctor-

-ya veo-Asmita sintió sus manos temblar de preocupación.

Defteros le tomo la mano a su esposo tratando de tranquilizarlo.

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Aspros sonrió recordando las palabras dulces que su amante le había dedicado.

Hace unos minutos había despedido a Youma quien había partido hacía su trabajo.

Aunque Youma había tratado de quitarle la sonrisa del rostro a Aspros, no lo consiguió y molesto se había ido a trabajar.

El timbre de la puerta saco de sus pensamientos al de hebras añiles.

Aspros pensó que de seguro se trataba de su amante, pero comprendió que era imposible.

Su amante a estas horas se encontraba ocupado, además el nunca tocaría la puerta, simplemente entraría a la casa.

Abrió la puerta principal de su casa y grande fue su sorpresa al ver de quien se trataba.

-¡Tenma! ¿Qué haces aquí?-Pregunto Aspros sorprendido.

Tenma no tenía una buena relación con su padre desde que este abandono a su madre en la miseria.

-pense.... bueno yo.... traje esto-

Aspros sintió sus mejillas arder al ver el ramo de rosas rojas que el castaño le ofrecía con un leve sonrojo en su rostro.

-Tenma son hermosas pero yo no puedo aceptarlo.... tu padre es mi espo....-

-¡No!-Tenma rapidamente le corto a Aspros y completamente avergonzado le dijo-solo.... creo que.... nunca nos presentamos adecuadamente y.... ¡No sabía que regalarle a mi padrastro!-

-ah-Sin duda para Aspros, esta era la excusa más tonta que había escuchado en su vida-¿Quieres pasar?-

-¡Si!-Y Tenma entro como si esa fuera su casa.

Aspros quedo completamente desconcertado.

Sin duda, padre e hijo eran completamente diferentes.

-¡Me apasionas!-

Aspros fijo su vista al vecino de frente su casa, quien le miraba con una sonrisa burlona.

No entendio a que se refería, hasta que vio a su persona.

Un camison blanco, pantuflas y cabello desordenado.

Sin duda, todo un mata pasiones.

Cerro con fuerza la puerta sintiendose avergonzado.

Había abierto la puerta y recibido visitas con estas fachas.

¡Que vergonsoso!

Que mala impresión habra dado a su hijastro.

Escucho unos ruidos en la cocinas, al llegar Aspros se encontro a Tenma colocando el ramo de rosas en un florero.

¿Acaso cree que está en su casa? Pensó Aspros frunciendo el seño.

-¿Preparo el té?-pregunto Tenma con una sonrisa.

Aspros estaba a punto de reprenderlo cuando de golpe recordo sus fachas.

-esta bien-dijo resignado-ire a cambiarme, vuelvo en un momento-

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