CAPÍTULO II
Aoria abrió desesperado la puerta del departamento.
Un nudo en la gargante se formo al ver a cierto muchacho de melena rubia tirado en el suelo.
Se quedo un momento quieto, sin poder mover ningún musculo.
Caían gotas de agua al suelo a causa de su enpapada persona.
Esta mañana Aioria junto a su hermano se dirijían al nuevo instituto al que ambos asistirían.
Iban comversando y ríendo en el camino, cuando a Aoria le llego una llamada y desesperado corrió, dejando solo a su hermano.
Y aquí estaba.
Se acerco a ese cuerpo con pasos apresurados.
Se arrodillo a su lado y tomo el cuerpo entre sus fuertes brazos sin preocuparse en mojarlo.
Observo que el rostro de esa persona estaba lleno de moretones y sangre.
El rostro de Aoria se deformo en angustia mientras musitaba con voz lastimera.
-S-shaka-
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Aorios entro en su nuevo Instituto totalmente empapado.
Podía sentir su ropa pegada al cuerpo.
Por suerte en su mochila traía unas mudas de ropa.
El problema era que no sabía donde se encontraban los vestidores masculinos, pues era su primer día.
-Aorios-
Esa voz le era conocida, Aiorios estaba seguro que ese mismo día había escuchado esa voz.
Se volteo y ahí, parado frente a él, se encontraba un muchacho de cabellos azules y ojos verdes.
-no te dije mi nombre ¿Cierto?-dijo el muchacho de cabellos azules quien al igual que el castaño, se encontraba completamente empapado.
Aorios permaneció en silencio, pensando seriamente que la persona frente a él, estaba loco.
-me llamo Saga Tempus Gemius-dijo con una leve sonrisa en su rostro frío.
Saga
Por un momento Aorios penso que le era familiar el nombre.
-Aorios-
Saga borro la sonrisa de su rostro causando un escalofrío en el castaño quien penso que Saga se veía temible sin una sonrisa en su rostro.
-ambos estamos empapados-
-¿Ah? ¿Eh? ¡Si!-
-¿Vamos a los vestidores?-
Fue en ese momento en que Aorios dejo de pensar cosas como *que situación extraña* *este esta loco* *que mello*
Aorios miró a Saga con estrellitas en sus ojos.
-¡Si! ¡Claro! ¡Vamos a los vestidores!-
Saga se acercó a Aorios y haciendo una señal para que le siguiera, ambos se dirijieron a los vestidores.
Ya dentro de donde eran los vestidores masculinos, Aorios se extraño al ver a Saga entrar junto a él.
-¿Por qué entras?-pregunto Aorios.
Saga le lanzo una mirada confundida.
-¿Ah? Perdón, pense que eras un doncel-dijo Aorios sintiéndose de pronto avergonzado.
-soy un doncel-tal confesión por parte de Saga dejo aún más avergonzado a Aorios.
Uno muy lindo pensó Aorios con un leve sonrojo en sus mejillas.
-¿E-e-entonces no deberías entrar?-
-solo estamos tu y yo-dijo Saga encogiendose de hombros.
Aorios deseo romperse la cabeza contra la pared, por un momento su mente había pensado otro tipo de cosas, pero no era su culpa, era culpa de lo que dijo Saga.
-bien-Aorios tiro la mochila al suelo y sin más se quito la camisa mostrando sus firmes y fuertes pectorales.
Miró de reojo a Saga quien miraba sus pies con el rostro completamente rojo.
Realmente es muy lindo pensó Aorios, aún con verguenza.
-¿No te cambiaras?-
-no traje ropa-
Aorios sintió que se caería ante la respuesta de Saga.
-¡¿Entonces por que estas aquí?!-
-me gustas-
-¿Eh?-
El rostro del castaño se deformo en completo desconcierto.
La mirada de Saga era decidida, mientras su rostro era cubierto por un tono escarlata.
-me gustas Aorios Sagitys-
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Aspros hizo una mueca de dolor al sentarse en la cama, una punzada aguda atraveso sus caderas haciendole morder sus labios, evitando el gemido que quería escapar de sus labios.
Se puso de pie y bajo su mirada viendo como un liquido carmin escurría por sus piernas blanqiecinas.
Sin duda, su esposo era un bruto.
Miro el reloj en la pared, sus hijos ya deberían estar en la escuela.
Se fijo en las sabanas blancas que se encontraban desordenadas y manchadas de sangre y semen.
Su esposo dormía tranquilamemte, sin preocupaciones ni culpabilidades.
Su esposo, Youma Tempus.
Vistió su cuerpo con un camison blanco, y salió de los aposentos que compartía con Youma.
Camino con pasos lentos y adoloridos hacía los aposentos de uno de sus hijos.
Youma estaba en lo cierto a decir que Aspros tenía un amante.
Y Aspros sin duda necesitaba hablar con su amante.
Entro al cuarto de su hijo, busco en el cajon de la mesita de la noche un celular.
Lo tomo entre sus manos y sintió sus ojos humedecerse.
Tenía que hablar con su amante.
Necesitaba hacerlo.
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