IV

Lucían ahora se encontraba cerca del estanque de allí, podía ver ahí cerca a unas pequeñas ranas, eran de color verde muy claro y ojos oscuros, el pelinegro tomo delicadamente la rana en sus manos. Escuchaba el croar de esta rana con calma.

El muchacho de pelo negro solo se relajó ante esto, notaba que la naturaleza era apacible con él y él quería mostrar que no iba a hacerles daño, no iba a dañar a ningún animal o planta que hubiese ahí. Sentía cierta conciencia sobre los animales, sobre la vida que había allí.

Solo cerró los ojos y empezó a escuchar toda la naturaleza. Seguía escuchando el croar de la ranita pero quería saber más, quería ser uno con eso que nunca había conocido, la madre naturaleza.

Lucían en eso empezó a recordar, el como siempre le trataron mal, el cómo en la ciudad le trataban como un esclavo, apenas era un niño cuando todo lo que vivió, tuvo conciencia de eso desde muy pequeño. La suciedad en esos campos donde a los hombres los encerraban, ese sufrimiento, los malos tratos que había vivido ahí. Todo lo que lo llamaron. Se sentía furioso, lo tenía marcado en su cerebro.

De pronto en eso escucho un pajarito, que se apoyó en su hombro. Lucían abrió los ojos y vio al pájaro. Era blanco como la nieve, bastante pequeñito, parecía como una bolita de nieve con una cola corta y de ojos azabache como el carbón. La rana salto al estanque y el muchacho miro con calma a aquella ave blanca.

—Hola pequeñín.

El ave empezó a cantar y el muchacho dio una dulce sonrisa y en eso este acerco al pájaro a su frente y puso frente a frente, se sentía especial aquella sensación. La paz que daba la naturaleza y los misterios que otorgaba esta naturaleza indómita, la que ningún humano de ciudad había visto antes.

—Sabes, el tener alas es algo de desearía tener, los seres como tú son increíblemente especiales.

Los ojos del muchacho fueron hacia el pequeño pájaro hasta que en eso escucho a alguien.

—Vaya, veo que la aguzanieves se ha hecho amigo tuyo.

Lucían se giró a ver quién era y era aquella señorita que estaba curando a la golondrina fantasma.

—Al parecer sí, se ha hecho amigo mío.

La adulta dio una ligera sonrisa y en eso le pregunto al muchacho.

— ¿Cuál es tu nombre?

—Mi nombre es Lucían, ¿Y el suyo, señorita?

—Olivia, mi nombre es Olivia. Un gusto conocerte.

Lucían solo dio una ligera sonrisa aquella ave, esa aguzanieves se posó de nuevo en el hombro del chico y en eso Olivia le mostro algo curioso.

Vio cerca, en una hoja, los huevos de una rana, eran transparentes y podía ver a la perfección las pequeñas crías que había dentro, moviéndose.

—Renacuajos...

Lucían observaba esto y se sentía... Extraño, era una sensación que nunca había notado, era una sensibilidad especial con aquellos seres, aquellos renacuajos que se encontraban como en gotas de agua viviendo hasta que crecen y se convierten en ranas. Eran seres pequeños, inofensivos y que les quedaba una larga vida que cumplir.

Olivia noto esto y le hablo al jovencito.

—La vida puede empezar con algo tan sencillo como esto, unos pequeños seres que viven en unos huevitos hasta que deciden ir al agua y con ello, cambiar y convertirse en ranas.

— ¿Usted qué es lo que hace? — pregunto Lucían a Olivia.

—Yo soy veterinaria, lo que hago es curar a los animales. — le respondió Olivia con cierta calma.

— ¿Y los niños como yo? ¿De dónde venimos los niños? — cuestiono Lucían.

Olivia trago seco ante esta pregunta, vio a Lucían y en eso le pregunto de vuelta.

— ¿En serio quieres saberlo?

—Sí, nosotros después de todo somos como los animales, tenemos la capacidad de reproducirnos, ¿No?

Olivia se quedó en silencio y se sentó al lado del muchacho.

—Veras chico... Hace 124 años eso era normal, el que un hombre y una mujer se... Bueno, hiciesen el amor y a través de ese amor nazca un bebé pero... Eso empezó a cambiar cuando inventaron algo, que personalmente es algo atroz, unas incubadoras donde se crean niños y que los mantienen ahí hasta los 4 o 5 años, cuando empiezan a ser capaces de hacer cosas "Geboren"... Ese es el nombre de esa invención, al ver que era un éxito, empezó a haber tantos que ya nadie se atrevía a tener hijo y... No hace tanto, hace 50 años, cuando yo no había nacido, se prohibió los nacimientos naturales, los "Geboren" tomaron el papel reproductivo de las mujeres y...

Olivia se llevó una mano a la cara, Lucían estaba en shock por lo que había escuchado.

—Lo siento si interrumpo la narración, es que tema me parece repulsivo... No... No puedo.

—Entonces... ¿Yo fui creado a partir de eso?

Olivia asintió con la cabeza y le hablo.

—En realidad, gran parte de los que están aquí nació de esa invención.

Lucían estaba incrédulo, sentía que eso le cayó como una jarra de agua fría. Su existencia fue creada a partir de un aparato, una dichosa invención.

—Pero... ¿Sabes? Después de tanto, hay esperanza de que esto cambie.

La mujer en eso se levantó y en eso Lucían se levantó del suelo para seguido darle una ligera sonrisa.

—Sígueme.

En eso los dos salieron de allí, el muchacho se percató que el ave blanca seguía con Lucían. Este detalle lo noto Olivia y esta le daría una ligera sonrisa.

— ¿Por qué no le pones un nombre al pajarito? Creo que la aguzanieves quiere estar contigo.

— ¿Los aguzanieves tienen algún tipo de característica que hagan esto? ¿Qué hayan permitido evolucionar a esta especie así?

—Son seres muy afectivos, pueden crear vínculos de amistad con cualquier ser, aunque solo con uno por cada aguzanieves, ya sean insectos, mamíferos, anfibios, reptiles u otras aves, seguramente este te haya escogido a ti Lucían como su amigo. — le explico Olivia a Lucían.

El muchacho solo dio una ligera sonrisa ante esto mientras veía al pajarito, para seguido acercar uno de sus dedos y acariciarlo suavemente.

—Te llamare "Frezze", ¿Qué te parece?

El pequeño pájaro pio con cierta alegría, dándole a entender al joven que le gustaba el nombre y a Lucían esto le saco una ligera sonrisa.

En eso llegaron a un pequeño apartamento, como una pequeña casa y Olivia toco a la puerta. En eso alguien abrió la puerta.

Era una mujer de cabellos castaños con reflejos rubios rizado y largo hasta la mitad de su espalda, de ojos azules turquesas que en ese momento llevaba un vestido blanco, lo que llamo la atención. Tenía la barriga bastante pronunciada, Lucían sabía que podía ser pero no se lo creía.

—Hola Olivia, ¿Cómo estás? — hablo con calma aquella mujer

—Es un gusto verte Katrina, ¿Cómo va tu embarazo? — pregunto tranquilamente Olivia.

—Bastante bien, ya tengo 6 meses de embarazo. —

Katrina se tocó el vientre con suavidad hasta que se fijó en Lucían, que estaba en shock en ese momento ya que... Estaba presenciando a una mujer embarazada, estaba viendo con sus propios ojos que, después de tantos años, de casi dos siglos sin que un niño naciese naturalmente, estaba viéndolo, estaba siendo testigo de algo así.

—Él es el chico con el que ha venido mi cuñado, ¿No?

Esto extrañó al pelinegro y le pregunto.

— ¿Cuñado? ¿Te refieres a Don?

Katrina solo dio una ligera risita y en eso vio que entraron ahí Arthur y un hombre que él no reconocía pero que se parecía bastante a Arthur, solo que con unos 10 años más, ojos color miel con perilla y el pelo largo.

Los dos adultos estaban conversando hasta que vieron a Olivia y Lucían ahí.

—Vaya, hola Olivia, ¿Cómo estás? — hablo el adulto de ojos miel.

—Bien, he acompañado a este jovencito a que conozca a tu esposa— respondió Olivia con amabilidad para seguido ver a Arthur —Bueno, tengo que irme, hasta luego.

Olivia se fue y en eso Lucían vio a Arthur para en eso preguntarle.

— ¿El hombre que está a tu lado es tu hermano?

—Sí, él es mi hermano mayor— respondió Arthur con su típica expresión facial —Casseday, él es Lucían. Lucían, él es mi hermano, Casseday.

—En un gusto conocerte jovencito—

Casseday después de estas palabras noto los brazos y piernas de metal que poseía el muchacho para seguido ver al pajarito que tenía en el hombro al muchacho.

—Veo que te has echado un amiguito, ¿Le has puesto nombre?

—Sí, se llama Frezze.

El pelinegro en eso acaricio con suavidad al pequeño pájaro en su hombro, que pio alegremente ante esto y en eso Lucían le hablara a Casseday.

— ¿Vas a ser papá?

—Sí chico, voy a ser padre.

"Padre", "Papá"... Son palabras que se le hacían raras al muchacho, no sabía que era lo que sentía aquel hombre con esa noticia, con el que "iba a ser padre", quería saber que se sentía teniendo un padre.

—Y... ¿Cómo se siente?

Casseday se quedó bastante confuso ante esto, vio a los ojos del muchacho y en eso el muchacho acerco su dedo, haciendo que Frezze se acerque y se apoyé en el dedo metálico del muchacho, viendo al pequeño pájaro en su dedo.

—El ser padre es una sensación única, el que vas a proteger a una vida con tu cuerpo y alma, que ayudaras a un pequeño ser desde que no es más que un ser indefenso, quieres proteger a eso, y a la mujer que dio vida a ese hijo. Tienes miedo porque todo puede salir mal, pero esperas y tienes esperanza a tenerlo entre brazos y... Cuidarlo y protegerlo.

Lucían se quedó pensativo ante estas palabras pero vio al pequeño pájaro, dándole Lucían al ave una ligera sonrisa.

—Y por cierto Lucían— hablo Casseday, sacando de sus pensamientos al muchacho de las prótesis —Me gustaría hablar contigo, veras, soy psicólogo y me gustaría hacerte algunas pruebas para saber tu condición mental. Un niño como tú habrá pasado por cosas que ninguna persona habrá visto, me gustaría saber qué es lo que te ocurre, no físicamente, si no mentalmente.

El muchacho vio al adulto y en eso vio a Arthur, para en eso acercarse a este.

—Arthur... ¿Tú me consideras como un hijo? —

Esto impacto mucho a Arthur y vio al muchacho de cabellos negros, vio a este y se dio cuenta de porque decía eso. Percibía que Lucían se sentía apenado, el... No sabía que era tener un padre.

Arthur le rodeo con una brazo a Lucían y lo abrazo así.

—Aunque no seas mi hijo de sangre, yo te considero como uno, te estuvimos cuidando en la base tanto tiempo y... ¿Sabes? Considero que eres mi hijo—

Lucían vio a los ojos a Arthur y el adulto vio al muchacho al borde del llanto, el muchacho abrazo al adulto con fuerza y lloro emocionado ante estas palabras, cosa que sorprendió a Arthur, pero este correspondió el abrazo del muchacho. El corazón del adulto se emblandecía siempre con aquel muchacho, sí que sentía que ese muchacho era como su hijo y eso... Le hacía sentir bien. Arthur le correspondió el abrazo al joven mientras le daba una dulce sonrisa.

—No necesitas llorar por esto, no es necesario. — intento calmar Arthur a Lucían, que seguía llorando apoyando en el adulto.

—Yo... Esto es completamente nuevo para mí... Gracias... Papá—

Arthur se quedó completamente sorprendido por esto. Nunca le habían dicho "papá", él nunca había tenido un hijo pero... Lucían era diferente. El rostro impasible de ese hombre no estaba, en ese momento se había borrado, y lo único que mostraba era a un hombre vulnerable pero a la misma vez lleno de amor por alguien que ni era de su sangre pero que sentía que sí lo era.

De los ojos del adulto empezaron a salir lágrimas y abrazo con más fuerza al muchacho.

—De nada... Mi pequeño.

Los dos se separaron del abrazo y Lucían vio el rostro de Arthur, su expresión era completamente diferente a la que habitualmente mostraba a los demás. Casseday vio esto y se acercó a Arthur, poniéndole una mano en el hombro a su hermano menor para tranquilizarlo para seguido ver a Lucían y preguntarle.

—Bueno, ¿Qué te parece si te hago esa revisión ahora?

Lucían vio a Casseday para seguido ver a Arthur, que le puso una mano en el hombro al muchacho y asintió con la cabeza.

—Ven, te llevare a mi despacho.

Casseday fue con Lucían a aquel despacho que tenía para poder hablar con él.

—Siéntate mejor para sí poder hablar.

Lucían se sentó en la silla de enfrente de ese escritorio y por el lado de Casseday, se sentó en el escritorio que tenía.

—Dime, ¿Qué es lo que sientes? El... Llegar aquí, ¿Es esto nuevo para ti?

—Sí, pero a diferencia de lo que creía, se siente muy lindo, tengo un amiguito nuevo y... Realmente creo que conocer la naturaleza es lo que más deseo hacer— hablo Lucían con una ligera sonrisa.

Casseday le respondió aquella sonrisa con otra sonrisa para en eso apuntar cosas en una hoja.

—Veo que te gusta mucho la naturaleza.

—La verdad es que sí, me gusta la naturaleza, vi a Don investigando sobre plantas y me interese por eso, Don me hablo de que los animales de ahora son completamente diferentes a los que anteriormente había. Angélica, Aston y Teresa también fueron muy importantes para mí aunque Arthur. Él me ha enseñado a escribir y a leer, y gracias a él me apasione a leer libros sobre la naturaleza y con ello, creció en mí mis ganas de saber más sobre la naturaleza.

Casseday vio a los ojos al muchacho y le dio una ligera sonrisa, para seguido anotar cosas y en eso ver a Lucían, vio que el pájaro pio suavemente y el lo acaricio.

—Bueno... Tú fuiste esclavo en la ciudad, ¿No? — cuestiono Casseday, Lucían solo asintió con la cabeza.

Casseday vio a los ojos del muchacho y en eso le pregunto un poco más preocupado por el muchacho.

—Y dime, ¿Cómo viviste ahí? Tengo entendido de que meten a los esclavos en un... extraño campo, me gustaría saber un poco sobre eso. Si no quieres contármelo, lo entiendo, debe de haber sido duro para ti.

—No, al contrario... Creo que por fin puedo contárselo a alguien, nunca he tenido confianza para contar esto porque yo mismo pensé que... Qué eso me haría débil.

Casseday miro con preocupación y en eso Lucían empezó a narrar.

—En donde estaba, donde estaban los esclavos era como un campo, rodeado de un dos muros, uno de cemento armado con alambres de espino y una valla de alambres electrificados, los edificios que habían estaban deplorables y me acuerdo que en el brazo tenía un número de serie, a los esclavos siempre le ponían un número de serie tatuado, ahora no lo tengo porque mi mano fue amputada por un terrible accidente de construcción en donde yo estaba involucrado.

—Me conto Arthur que te encontraron entre escombros, eso lo sé— hablo Casseday para seguido preguntarle — ¿Te acuerdas del número de serie que te pusieron?

— ¿Lo puedo escribir? Me resultaría más sencillo a decirlo.

Casseday en eso le paso un pequeño papel, un Post-it blanco y un bolígrafo que tenía, entregándoselo a Lucían, el muchacho en eso escribió un número, un numero de 12 cifras. El muchacho se lo entrego al adulto y Casseday leyó el número.

"200820052448"

—De acuerdo... ¿Y allí como se vivía? — pregunto Casseday con calma.

—Horrible, las condiciones que había allí eran insalubres, la gente enfermaba ahí muy rápido, los ancianos que había cuando enfermaban se los llevaban y no se sabía mucho de ellos y todos los que podían trabajar lo hacían, ya sean enviados a otros lugares o ahí mismo picando piedra, a veces nos llamaban para trabajar en la ciudad.

En eso el pequeño pajarito blanco se acercó y acaricio la mejilla al muchacho con su pequeña cabecita, que le saco una ligera sonrisa al muchacho y acaricio a la pequeña ave.

Casseday se dio cuenta de la mirada de Lucían, vio que el muchacho tuvo que haberlas pasado horrible como el mismo chico había dicho, ver a alguien que había pasado por tanto siendo tan joven le hervía la sangre. Tal vez fuese porque iba a ser padre y el convertirse en eso le daba un punto de vista diferente a antes, pero a la misma vez... Sentía que no solo era por eso, sino porque eso que le estaba relatando era digno de cosas que hicieron en las guerras de hacía 400 años.

—Y dime Lucían... ¿Qué trabajos hiciste en la ciudad?

Lucían se mantuvo en silencio un momento, vio al pájaro un momento y después vio al adulto, para seguido relatar.

—El primer trabajo que tuve fue con una mujer, una mujer adulta, yo me encargaba de entretener a la niña que cuidaba. Me acuerdo que esa niña era muy simpática, de mi misma edad, y siempre me preguntaba él porque estaba en esta condición, nos llevábamos tan bien que cuando la mujer con la que trabaje descubrió que habíamos entablado una relación de amigos, decidió cambiarme. Tendría 4 años cuando eso ocurrió. Pase 2 años trabajando en el campo, en lo que llaman "Campo de deconstrucción" hasta que cuando cumplí los 6 me asignaron junto con un grupo de hombres servir a una pareja de "no binarios". Me acuerdo perfectamente de ese porque... Ahí vi lo tan mal que se comportaban con los demás... Como les hacían cosas atroces a otros hombres...

Lucían paro de narrar momentáneamente y bajo su mirada y Casseday noto que cerraba uno de sus puños el joven con ira mientras la otra la apoyaba en la rodilla, también con claro signo de que el muchacho estaba cabreado, vio el cómo se comportaba el chico y eso le alarmo.

— ¿Qué fue lo que viste?

—Vi cómo les "enseñaban a ser homoflexibles" a la fuerza.

Casseday entendió de inmediato a lo que se refería y se quedó en shock.

—Viste una violación... lo que viste fue una violación. — hablo estupefacto el de ojos miel.

Lucían solo asintió, respiro un momento pesadamente y vio a Casseday.

—Yo... Por suerte o por desgracia no me hicieron eso, pero no fueron para nada disimulados para forzar a otros hombres a hacerlos con ellos. Fue horrible. Menos mal que a los dos años se cansaron de mí y me echaron, y ahí fue a la construcción y bueno... Ya sabes lo que me ha ocurrido.

Casseday no salía de si impacto por el tema de que Lucían fue testigo de unos violadores de verdad, esto carcomía de ira al hermano mayor de Arthur, y con bastante razón.

—Chico... Esa violación, o violaciones, no sé cuántas vistes en esos años, da igual como sea o a quien sea, son una de las cosas que se deben de castigar con el más alto precio. — hablo Casseday bastante molesto

— ¿Con la vida? — cuestiono Lucían, haciendo que Casseday asintiese con la cabeza.

—No vale la pena de alguien que mata a un niño, o que viola lo más íntimo de alguien. Nadie debe de coartar la libertad de otro. Ese alto precio al que me refiero, es la vida misma, porque no merece la gente asi vivir.

— ¿Y porque crees que lo hicieron? — cuestiono Lucían. Puramente no sabía sobre esto y... Sencillamente quería saber por Casseday.

—Lucían, en esa sociedad, están podridos, las mujeres de mayor rango hasta el mismo Xeinder... estos hijos de puta pueden hacer lo que sea, tienen carta blanca para dañar a la gente inocente y se amparan en eso, en que están haciendo algo bien cuando en realidad están haciendo algo atroz que a futuro al afectado le dañara profundamente.

Esto caló hondo en Lucían, que solo suspiro y Frezze lo acaricio en ese momento y movía las alas, como un intento de relajar al muchacho, haciendo que el muchacho solo sacase una ligera sonrisa ante esto

—No te preocupes chiquitín... Estoy bien, no pasa nada.

Casseday vio esto y le dio una ligera sonrisa para en eso preguntarle algo más tranquilo, aunque relacionado con eso.

—Por cierto, ¿Te acuerdas de esa niña con la que estuviste cuando tú tenías 4 años?

—Me acuerdo vagamente de cómo era pero me acuerdo de algo, de un detalle que siempre tendré en mi cabeza, tenía el pelo rubio, de un rubio muy claro, la mujer que la cuidaba era de pelo negro y muy lacio.

Casseday le dio una ligera sonrisa ante esto para en eso suspirar.

—Y bueno, creo que con todas las preguntas que te he hecho, te voy a pasar un test.

Casseday en eso se levantó y cogió de un archivador unas hojas, cogió el boli y en eso se sentó y le dio el folio, en una cara había unas imágenes de las que tenía que poner nombre y en el otro tenía que completar unas diferenciaciones y reconocimientos de patrones.

—Esto es lo que debes de completar, ¿Lo haces mejor en mi apartamento o aquí mismo? Tengo que entregarle una cosa a Arthur y la verdad es que os vais a quedar a vivir y dormir con mi esposa y conmigo.

—Pues vale, no me importa.

Los dos se levantaron, Casseday cogió un folio con algo escrito y estos dos salieron de allí, volviendo al apartamento. En el camino Lucían le preguntaría al hermano mayor de Arthur lo siguiente.

— ¿Y qué es lo que hace tu esposa?

—Mi esposa es genetista, investiga la genética de los animales, las plantas... de todo para saber el origen de algo.

Lucían dio una ligera sonrisa ante esto y le preguntaría al adulto.

— ¿Y sabéis si va a ser niño o niña? ¿Qué nombre le vais a poner?

—Va a ser un niño, y con el nombre... Mi esposa y yo nos estamos debatiendo entre dos nombres, "Carlos" o "Jonathan", a mí me gusta más Jonathan pero a Katrina le gusta más el nombre de "Carlos".

—Pues a mí me gusta más el nombre de Jonathan. — comento Lucían, haciendo que Casseday solo diese una ligera risa ante esto.

—Bueno, sobrino, creo que nos llevaremos bien.

— ¿Sobrino? — pregunto Lucían extrañado por esto, ya que no sabía de ese término.

—Un sobrino es el hijo de un hermano, por ejemplo, Jonathan seria tú sobrino.

—Wow... "Sobrino"...

Casseday apoyo su mano en el hombro del muchacho y le hablo.

—Poco a poco se construye así una familia, una familia muy atípica.

— ¿Una familia atípica sigue siendo una familia? —

Esa palabra, "Familia", le parecía linda a Lucían ¿Así se sentía teniendo una familia? ¿Así se sentía el tener a alguien que te quisiese y te quisiese proteger? Era una linda sensación que tenía en su pecho naciendo.

El pájaro empezó a cantar alegremente, cosa que le saco al muchacho una genuina sonrisa.

—Tú también formas parte de la familia Frezze— hablo Lucían con una ligera sonrisa al pájaro, que siguió cantando.

El jovencito de ojos azules junto con el adulto llegaron de nuevo al apartamento de nuevo, por un lado el muchacho fue con Arthur y le enseño la hoja que tenía que hacer, y Casseday le entrego a su hermano aquella hoja que había traído.

—Esto es para ti, para que lo completes.

Arthur tomo la hoja y la vio, para en eso Casseday ver a su hermano y ponerle una mano en el hombro.

—Yo creo que harás bien cuidando a Lucían. De veras, yo sé que serás buen padre.

Arthur solo dio una ligera sonrisa a su hermano para en eso Katrina aparecer y hablarle a los dos.

—Vamos a cenar.

Lucían en eso se acercó a la adulta y en eso le hablo.

— ¿Puedo ayudarte tita?

Estas palabras le parecieron adorables a la mujer, para seguido ver al jovencito y hablarle, mostrando una sonrisa tierna.

—De acuerdo muchacho, puedes ayudarme.

Los dos se fueron y en eso este ayudo a la mujer a poner la mesa.

Mientras en otro lado... Podemos ver a Don y a Cameron hablando tranquilamente, habían terminado de comprobar algunas cosas y ahora se encontraban cenando tranquilamente.

—Vaya... ¿Katrina va a tener un bebé? — pregunto Don al escuchar esto de parte de su novio.

—Sí, después de tanto tiempo, de casi dos siglos, va a tener un hijo de forma natural, es... Un acontecimiento nunca antes visto. — hablo Cameron con una ligera sonrisa.

Los dos siguieron comiendo tranquilamente y en eso Cameron le comentaría a su novio.

—Y dime, ese muchacho... Lucían, veo que es un chico de lo más peculiar.

—La verdad es que sí, creo que hice que se interesase por la naturaleza. Aunque a diferencia de a mí, a él le intereso los animales cuando se lo comente.

Cameron se sorprendió un poco ante esto, pero le dio una ligera sonrisa a su novio. Don bebía un poco mientras que Cameron lo veía, sus ojos mostraban mucha calma y amor a su pareja.

—Don... Me alegro de que hayas vuelto después de 4 años lejos.

Don escucho esto de su pareja, haciendo que sus mejillas se tiñesen de carmín para en eso levantarse y besar a Cameron en sus labios, un dulce pico en los labios para en eso estos separarse y verse. Estos estaban completamente enamorados del contrario.

—Yo también te amo Cameron.

Ambos se rieron ante esto, Don se volvió a sentar y siguieron comiendo tranquilamente.

—Por cierto— comento Cameron— después de comprobar lo que contiene ese líquido de ortiga, hay algo curioso y es que posee unas altas cantidades de adrenalina, aunque también una gran cantidad de fosfatos.

— ¿Se podría hacer adrenalina liquida con eso? — pregunto con cierta sorpresa Don.

—Puede ser, tendría que investigar más y saber qué tipos de compuestos más tiene, pero por ahora tengo conocimiento de que tiene gran cantidad de adrenalina ese líquido.

— ¿No me comentaste en una de las llamadas que tuvimos que los frutos de las adelfas tienen un compuesto altamente alucinógeno?

—Sí, provoca los mismos efectos que describían a los "Berserkers" de la época antigua. Hace creer a la persona que es invulnerable y le da gran euforia, queriendo pelear con cualquiera. Aunque pasados esos efectos, este puede llegar a ser letal, provocando convulsiones y epilepsia. — le respondió Cameron a la pregunta de su novio.

Don en eso empezó a pensar y en eso le comentaría algo a su novio.

— ¿Y si con eso se puede llegar a crear un "suero del supersoldado"?

—Se podría, pero seria, no solo muy complejo, si no peligroso, estuve investigando los componentes de los frutos de adelfa y lo que provocan esos efectos es algo que es bastante similar al LSD, pero con modificaciones que provocan esos efectos. — hablo Cameron serio.

Don solo puso cierto gesto pensativo mientras que Cameron le veía.

—También tienes razón, pero... Podría haber algo que pueda contrarrestar todos esos efectos.

—Sí, solo es cuestión de investigar y saber.


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