Capítulo 5
Tres días, supuestamente su pareja estaría fuera por tres días luego de que por trabajo tuviera que viajar de imprevisto. Sin embargo, habían pasado nueve días y él seguía completamente solo, sin recibir noticias suyas. Era su cumpleaños, el año estaba por acabarse y en su teléfono no aparecía una llamada o mensaje de Jungkook; estaba a punto de enloquecer sin saber como evitarlo.
La casa se sintió tan vacía se asfixiaba tanto que por ello terminó yendo al restaurante a donde su novio por ocho años consecutivos lo había llevado a cenar en cada cumpleaños. Ahí por primera vez se besaron y ahí formalizaron su relación. En lugar en si era un recordatorio de sus sentimientos, era testigo del amor profesado durante todo ese tiempo y en soledad, allí sentía a Jungkook más cerca.
No lo admitiría, pero tenía la esperanza de verlo aparecer en algún momento, como aquella vez en que lo sorprendió, haciéndole creer que no se acordaba de su cumpleaños. Por eso puso como pretexto ir a comer eso lugar y sacar algunas fotos que compartiría en sus redes sociales, mostrando una felicidad que lamentablemente en ese instante no tenía.
Lo extrañaba, lo necesitaba, quería al menos saber que se encontraba bien. Por otro lado, estaba tan molesto y cansado de esa situación que no sabía por cuánto tiempo podría continuar soportándolo. Lo estaba superando, todo lo que ocurría lo estaba sobrepasando.
No quería más esas noches de soledad, no quería sacar fotos perfectas a cosas como la comida que yacía sobre la mesa para compartirla en sus redes con una gran sonrisa que escondía sus borrosos pensamientos. Amaba a Jungkook con toda su alma pero se sentía saturado, ya no tenía la fortaleza para continuar lidiando con el abandono que sentía por parte de su novio.
Llegó un punto donde se terminó por agotarse, sintiendo que esa inagotable fantasía de amor perfecto se acababa con el esfuerzo constante por avivarla.
— ¿Kim? ¿Kim Taehyung? — La voz a su espalda lo sobresaltó, se giró para encontrarse con una vieja cara conocida. Más elegante, mejor aspecto físico pero la misma inconfundible sonrisa. — ¿Eres tú, cierto?
— ¿Park? — El rubio asintió algo nervioso mirando a su alrededor, en busca de algún acompañante pero al ver la mesa pudo constatar que estaba allí solo. — ¡Qué sorpresa! Cuánto tiempo ha pasado...
¿Cuánto hacía que no lo veía? Hacía cuatro, casi cinco años que habían terminado la universidad y ellos se dejaron de ver en el penúltimo año antes de que se evaporara como agua. En algún momento llegaron a tener una muy buena relación, después de todo incluso compartieron dormitorio. Park Jimin, Jungkook y él compartían muchas memorias.
— ¿Estás aquí solo?
— Pues sí, estoy celebrando mi cumpleaños con una buena comida en uno de los mejores restaurantes. — Sonrió volviendo a tomar asiento.
— ¿Cómo que celebrando tu cumpleaños solo? No, creo que eso es muy triste y aburrido. No puede ser.— Ese hombre era su rival por causa de un amor en común pero a su vez, fue un buen amigo.
De no ser por Jungkook hubieran sido mejores amigos porque sus personalidades eran muy parecidas y juntos compartieron momentos gratos. Siempre le fue incómodo abrirse completamente a él pero Taehyung se daba a querer fácilmente; los problemas llegaban cuando debía presenciarlos juntos.
Por mucho que lo intentó, jamás se hizo a la idea de que ellos estaban juntos y que debía dejar de amar a Kook. Porque muy en el fondo, siempre tuvo la esperanza de que podría regresar con él. Era un canalla que en silencio rezaba para que se separan mientras les mostraba la más amplia sonrisa.
— ¿Te incomoda si me siento? Pues yo vine a comer con alguien que a última hora me avisó que no llegaba y pues ya me iba pero si no te incomoda te haré compañía.
— Para nada, siéntate. — Levantó su mano para llamar al camarero con un nuevo semblante, animado y más relajado.
Era agradable contar con la compañía de alguien en ese día que se sentía tan deprimido y solitario. Podría haber llamado a Hoseok, incluso a Namjoon o Yoongi pero lo menos que quería era que nuevamente tuvieran que consolarlo y verle los ojos llenos de pena y compasión como cada vez que sucedía algo parecido con su pareja. Tampoco quería sus locos intentos para animarlo.
Por dos hora pudo alivianar los constantes pensamientos sobre Jungkook y se dio la oportunidad de reír, hablar de cosas triviales que lo hicieron desconectar de todo. No mencionó nada de su pareja, no quería pensar o hablar de él lo que restaba de noche. Si tuviera que describir a Jimin en una palabra, usaría sonrisa. Cuando lo recordaba, su sonrisa era lo primero que venía a su mente, lo que tenía en sus recuerdos.
Sin esperárselo terminó pasando una muy agradable noche, luego del restaurante Jimin le permitió escoger cualquier cosa que quisiese hacer y terminó arrastrándolo hasta un parque lleno de aparatos infantiles donde jugaron y rieron atiborrándose de barritas de chocolate que reforzaron el postre.
Terminaron en un bar donde solamente el cumpleañero bebió hablándole de todas las cosas que deseaba hacer profesionalmente. "Hazlas" esa fue la respuesta del rubio y deseó que todo fuese tan fácil como eso. Tal vez sí lo era pero había optado por acostumbrarse a la sugerencia de su novio y aunque salido de la universidad le resultó de maravilla no tener que trabajar, lo anhelaba.
— Gracias por entretenerme y acompañarme esta noche. Fue divertido, sunbae. Me alegró volverte a ver después de todos estos años. — Comentó sentado en el vehículo ajeno ya que debido a todo el alcohol consumido el mayor no le permitió conducir, siendo él su chofer.
— Lo mismo digo, fue un placer volverte a ver. Espero que nos encontremos en otra ocasión. — El menor asintió con una amplia sonrisa y tras estrecharle la mano abrió la puerta del vehículo. — Ve con cuidado.
— Lo mismo digo. Conduce con cuidado. — Agitó su mano para despedirse y permaneció parado para verlo marchar pero este le indicó que entrase, entrando ambos en una infantil batalla para ver quién se iba primero. Se dio por vencido entre risas y se retiró, viendo como una vez que entró a su edificio el vehículo de Jimin se desapareció.
Su casa se sentía tan fría y vacía sin la presencia de su compañero de vida. Era de tamaño normal para un apartamento de pareja pero se lucía como una mansión abandonada que solo él habitaba.
Esa soledad que lo embargaba era como el apetito, donde uno no se daba cuenta de lo hambriento que está hasta que empieza a comer. Sin embargo, la soledad es el momento en el que todo se organizaba, recogía y movía. No solamente con muebles y cosas materiales, sino en la vida en general.
Tomó una ducha que le quitó lo achispado por las bebida pero en cuanto salió, sirvió una nueva copa de vino y sentó en el sofá. Controló su teléfono por vigésima quinta vez en el día sin tener un solo mensaje o llamada perdida de Jungkook. Sopesó la idea de que algo le había ocurrido más allá de la cancelación de los viajes por mal tiempo pero solamente le bastó una llamada a su empresa para saber qué sucedía, recibiendo respuestas positivas y alentadoras.
Encendió el televisor y puso una película de guerra extremadamente triste que utilizó como pretexto para llorar con toda la rabia acumulada. Así pasó su noche hasta que se durmió, quejándose en la mañana cuando su cuello lo regañó por haberse dormido en el sofá. Su novio solía siempre llevarlo a la habitación cuando eso sucedía, justo como cuando era niño y por arte de magia amanecía siempre en su cama sin importar donde cerrase los ojos.
— Si Jungkook no ha llegado, ¿qué piensas hacer esta noche? Es la última noche del año en el calendario solar después de todo. — Preguntaba Hoseok abrazándolo en la cama. — ¿Quieres venir con Yoongi y conmigo a cenar? Luego podremos irnos de fiesta por ahí, creo que sería un buen plan.
— Te agradezco la invitación hyung, pero prefiero quedarme en casa. — Miraba el techo mientras su amigo continuaba abrazándolo. — Quiero recuperarme de la resaca de ayer, lo necesito. Además, quiero que aproveches la salida con Yoongi.
— Como quieras pero si te embullas en la noche me avisas, no importa si estoy él. Tú solamente escríbeme o llámame que yo te mandaré la dirección donde me encuentre. ¿De acuerdo? — Asintió entregándose a los mimos.
Las horas fueron pasando y él quedó nuevamente solo. Durmió un buen rato después se levantó para recoger la casa, pedir comida y volverse a encuevarse en su habitación a ver una nueva serie.
Cuando su teléfono comenzó a vibrar quiso ignorarlo pero algo lo obligó a tomarlo en sus manos pero cuando vio el nombre en la pantalla, estas se volvieron trémulas. Era él, su novio... Jungkook finalmente se estaba reportando luego de días sin saber de él.
No podía negar que estaba aliviado de solo ver su apodo reflejado en la pantalla, mas la molestia seguía ocupando gran parte de sus emociones. Desplazó su dedo con suavidad y contestó la llamada simulando una pasividad que no tenía. Por mucho que quisiera jalarlo del pelo y sacarlo del teléfono para decirle todo lo que anudaba su garganta, no podía.
— El hombre que más amo en todo el mundo ya tiene un año más de vida y quiero desearle la mayor de las felicitaciones aún cuando no pude envolverlo en mis brazos y colmarlo de cariño.
Voz melodiosa y alegre cantó pero con un deje de preocupación que no le pasó desapercibido, lo conocía demasiado bien. Ocho años en los que aprendió a diferenciar hasta cuando su mirar era diferente. A decir verdad, el conocimiento era mutuo porque para Jungkook él era una lámina transparente en la que podía ver a través.
— Lamento mucho no haber podido llegar a casa, así como no felicitarte ayer. — Se disculpó, luego de eso el silencio reinó.
Solamente se escuchaban sus respiraciones, no necesitaba ser adivino para saber que el castaño estaba molesto con toda su razón. Se prometió a sí mismo que esa era la última vez que interpondría su trabajo a ellos.
Una semana bastó para que una vez más confirmara que Taehyung era lo más importante para él. No fue la primera vez que por trabajo no llegó a su casa dejándolo solo sin avisar correctamente, tampoco dejaban de comunicarse por primera vez, mas sí fue el mayor tiempo en el que no tuvieron noticias del otro.
Su pareja había escuchado sus disculpas infinidades de veces e incluso a él le estaba causando vergüenza tener que hacerlo continuamente. Ya no era un error sino decisiones que deliberadamente tomaba ya fuera bajo presión o no.
Ya no más, las cosas iban a cambiar y él se encargaría de ello, tenía que hacerlo por el bien de su relación y estabilidad emocional. Porque sin la persona con la que compartía su vida, todo carecía de sentido.
— Hoy finalmente restablecieron las comunicaciones en este maldito pueblo luego de la extensa tormenta. Hubieron varios árboles y ramas que se cayeron y estos dañaron varios cables de comunicación y eléctricos. Gracias a que me estoy hospedando en el mejor hotel de la zona que cuenta con una buena planta de repuesto fue que pude pasar mejor estos congelados días. Pronto reanudarán también los vuelos, posiblemente viaje a primera hora de la mañana, aún espero confirmación. Es alta la demanda debido a todos los atrasos y cancelaciones.
— Entiendo, entonces espero que tengas un buen vuelo, ya hablaremos aquí. — Seco, distante, así lo sintió su novio. — Cuando tengas la hora de tu vuelo escríbeme para así poderte ir a recoger al aeropuerto.
— No tienes que preocuparte nene, puedo tomar algún taxi.
— Está bien, como quieras, simplemente escríbeme si cambias de opinión.
— Sé que estás molesto pero...
— No quiero hablar de eso ahora, mucho menos discutir por teléfono de algo que ya hemos discutido hasta el cansancio. Sólo preocúpate de regresar sano y salvo, ya hablaremos aquí con más calma. — Espetó dirigiéndose hacia el baño. — Voy a tomar una ducha, ¿puedo llamarte después?
— Sí, claro. Deja ese cuerpo reluciente y llámame cuando termines, yo estaré esperando por ti ya que no tengo planes de hacer nada. ¿Tú piensas salir?
— No lo sé, es lo más probable pero bueno, ya te diré luego. Te mando un beso.
— Otro. — Antes de poder responder ya su pareja había finalizado la llamada.
El nudo creado en su pecho comenzaba a crecer con todas sus preocupaciones. Que Taehyung estaría molesto era un hecho pero su sequedad y distancia lo tomaba por sorpresa. Luego de tantos días sin hablar al menos esperaba que este dejara entrever un ápice de alegría por poder escucharse nuevamente.
No hubo otra llamada por Parte de su novio, nunca llegó. Las veces que intentó comunicarse fue un fracaso porque entraba directo al buzón de voz. Las palomillas de KakaoTalk seguían amarillas, señal de que ni siquiera había entrado a leerlos.
Tal vez los leyó con la pantalla bloqueada pero saberse ignorado lo frustraba aún más. Por eso, quería mantener la idea de que por algún motivo no estaba pendiente al teléfono que no soltaba ni para ir al baño. Pasadas las diez de la noche dejó de insistir, no tenía caso seguir haciéndolo cuando ya estaba claro del resultado.
El bar estaba más lleno de lo que pensó, repleto de extranjeros que aguardaban con sus amigos a que el reloj marcara la medianoche. En cambio él se encontraba solo, pensó verse con Namjoon pero a última hora le surgió un compromiso, dejándolo a él que ya estaba en aquel lugar solo y sin ninguna compañía.
El ambiente no era malo, su ánimo sí. Pidió una botella de Krug Blanc para el barra exclusiva donde solamente habían unas tres personas hablando y luego de hacer varias fotos para sus historias, se sirvió. Un lujo que jamás se daba pero que sentía merecer. Ya que su novio trabajaba tanto sin darle atención pero sí una muy buena tarjeta para usar, le sacaría provecho esa noche.
Las ganancias que recibía como "influencer" no eran nada despreciables, muy por el contrario. Su tarjeta tenía el monto suficiente para beber tres botellas de esas diariamente durante un mes y mucho más. Simplemente se había abstenido de hacer gastos innecesarios porque para el año venidero querían comprarse una casa nada discreta con la que ambos soñaron desde que se conocieron.
Todos sus planes envolvían a Jungkook y su deseo de pasar la vida juntos pero no era eso lo que estaban haciendo. Estaban juntos sí, eran novios pero nada más. Todo se estaba deteriorando y no sabía cómo habían llegado a ese punto sin retorno, cómo dejaron que su relación quedara embaucada de esa forma.
Terminó la botella en media hora, faltando un cuarto de hora para el nuevo año. Sonrió nostálgico, limpiando las lágrimas de sus mejillas. Deseaba estar en su casa bebiendo champán pero con su pareja en un ambiente amoroso y hogareño.
No necesitaba botellas de tantas cifras para ser feliz, de hecho, estas solamente acrecían su vacío pero a su vez le brindaban un pequeño escape que por esa noche pensaba tomar.
Las dudas llenaban su cabeza, no tenía duda de que su novio sentía algo por él. Ahora, de si era tan intenso o fuerte como tiempo atrás no estaba seguro. Claramente que ellos después de tantos años no tendrían los mismos comportamientos. Eran hombres adultos que fueron madurando con el paso del tiempo, otros objetivos y manera de ver las cosas. Sin embargo, eso no le respondía el por qué de la lejanía.
Otra botella más llegó de la cual de un solo golpe se empinó buena parte de esta. Le advirtió al barman que asegurara su bebida y se alejó buscando un lugar donde no hubiese ruido. Se sentó en una escalera de emergencia y marcó el número de Jungkook. Fueron dos los intentos que tuvo que hacer antes de que la llamada finalmente fuera atendida.
— ¿Tae? — Una voz adormilada hizo eco en su oído. — ¿Amor qué sucede que me estás llamando a esta hora? ¿Todo bien?
— ¡Feliz y próspero año nuevo! — Exclamó con su voz a punto de quebrarse cuando la horario, el segundero y minutero de su reloj estuvieron situados en el doce.
Aún adormilado, el pelinegro dejó escapar una tierna risa, volteándose para abrazar a la almohada imaginándose que lo abrazaba a él. Cerró sus ojos disfrutando el sonido de su respiración y voz como si estuviesen durmiendo juntitos.
— Puedo apostar mi sueldo de este mes a que te has bebido más de dos botellas de champán, tienes tus labios y cachetes rojos mientras muestras esa amplia sonrisa que hace latir mi corazón a cada segundo. — Suspiró tranquilo pero un quejido tenue que bien conocía lo puso alerta, frunció el ceño y abrió sus ojos. — Nene... ¿Estás llorando?
Como si su canalizador de llanto se hubiese quebrado, Taehyung comenzó a lloran como niño pequeño abrazando sus rodillas. Lloró por largos minutos sin responderle a su pareja pero escuchando cada una de sus palabras que no lograban tranquilizarlo, no estaban surtiendo el mismo efecto que otras veces. Los sollozos comenzaron a llegar y lentamente volvió a tranquilizarse.
— ¿Qué sentido tiene? — Musitó ronco.
— ¿A qué te refieres?
— ¿Qué caso tiene seguir en una relación para la que no tienes tiempo? — Con sus dedos peinó su cabello y secó las lágrimas que continuaban saliendo.
La resignación en ocasiones es lo más sensato y saludable. Así como cuando una gran ola llega, lo mejor es dejarse llevar. Si se intenta nadar contra ella podemos terminar ahogados, consumido por el infinito océano.
No solamente sería inútil, sino loco, si no se adaptara serena y tranquilamente a lo irrevocable. La resignación es una palabra triste, no obstante a Taehyung era el único refugio que le quedaba en esos momentos. No quería seguir estirando sus pies más de lo que daba la manta. No iba a extender más el suplicio que estaba viviendo.
Muchos le decían que era algo tonto y que debía tener paciencia pero él simplemente no daba más, no aguantaba más.
— Hey, Tae espera un momento. — Se incorporó con su corazón latiendo desenfrenado, sus manos se habían vuelto trémulas y sudorosas. No quería creer en la insinuación que acababa de escuchar, no podía. — Amor, ahora estás bebiendo creo que es mejor que sigas disfrutando la noche y ya mañana con más calma hablaremos de esto frente a frente.
— Contigo siempre debo esperar un minuto, hora, día, semana o incluso mes más porque nunca estás. Siempre aplazamos y seguimos ignorando todo pero yo no puedo más, Kook. Verdaderamente no puedo seguir con esto. Créeme cuando te digo que estoy feliz y orgulloso de todos tus logros profesionales pero no eres equitativo. En tu ecuación, ¿dónde quedo yo?
— Para mí siempre has sido y serás lo más importante, amor. No puedes pensar diferente.
— Pues tus acciones distan mucho de tus palabras. ¿Dónde has estado los últimos dos años Kook? Por dos años consecutivos te has perdido mi cumpleaños, casi nunca llegas a los eventos o días importantes y no hablo de nuestros padres, porque ni siquiera pudiste ir a ver a mi suegra en su cumpleaños, tuve que ir solo. De nuestros amigos, esos con los que casi nunca puedes reunirte.
— Tae...
— Te estoy hablando de todos los días y noches que paso solo, cuando te desapareces sin dejar rastros. Te estoy hablando de semanas en donde escucho más la voz de tu secretaria dándome recados que la tuya. Te hablo de que no cedes en nada, el único que lo hace soy yo, hasta en la cama. Estoy cansado de esto y no lo quiero más. Lo que no sirvió el último año y el anterior aquí queda para que no estorbe en este. Comencemos con nuevos bríos, te dejaré libre para que te concentres a tiempo completo en tu trabajo y logres llegar hasta donde anhelas. —Tapó su boca para controlar los sollozos y luego sonrió como si estuviera siendo visto. — Te amo y siempre lo voy hacer pero a veces el amor no es suficiente.
Sin darle tiempo a responder colgó y apagó completamente su teléfono. Lloró durante algunos minutos más pero luego se recompuso, pasó por el baño para retocarse y regresó al bar. Necesitaba una copa que celebrara su recién adquirida soltería.
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https://youtu.be/eJWzNULN5C0
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