Capítulo 21

Jimin todavía mantenía vivido el recuerdo de la primera vez que Jungkook no solo tomó su mano sino que entrelazó sus dedos como nunca lo había hecho. No como amigo o conocido sino como algo más que en aquel entonces ninguno podía definir. Su primer y último beso eran imborrables, ni siquiera con una vida entera los hubiera podido olvidar porque simplemente estuvieron tatuados en su alma.

Ahora que veía en sus ojos ese desprecio que ya no disfrazaba era duro, demasiado doloroso como para simplemente soportarlo a decir verdad. Cuando alguien tan especial como lo era el pelinegro para él comenzaba a ignorar, alejar o maltratar sin querer al corazón, era demasiado difícil, aún más cuando debía pretender que no lo desgarraba, que aquello no le afectaba o importaba como lo había estado haciendo por tantos años.

Sin embargo, lo peor que hizo fue ilusionarse luego de aquel encuentro, de aquella noche que lo acobijó y durmió a su lado cuando se fueron de viaja. Esa complicidad que lograron recuperar cuando juntos troncharon los planes de su antiguo compañero de empresa o esas noches en donde los tres enredados veían películas, comían o incluso se quedaban dormido. Cada roce, cada mirada por muy sutil, inocente e insignificante que fuera para él significaba todo.

Era un hombre adulto, dirigía una compañía y se suponía que debía tener la madurez suficiente para afrontar una situación como esa. Si alguien no lo quería, él debía darse su lugar, respetarse y marcharse de donde no era querido pero todo eso junto a Jungkook se desvanecía y se odiaba por eso. No le hubiera aguantado o permitido a nadie siquiera intentar hablarle o tratarlo así pero ahí estaba, con lágrimas afueras mientras lo miraba ensombrecido y dolido.

— Bebé, por favor no llores. — Musitó Taehyung con su pecho encogiéndose, procurando limpiar las mejillas con las mangas de su camisa y dedos, ignorando que el rubio quisiera alejarse para no ser más objetivo del odio de Jungkook, así como la enfurecida mirada de este último que en su puesto se controlaba. — ¿En serio debías hacer las cosas así? ¿Por qué no hablaste conmigo en el restaurante o aquí en casa solos antes de llamar a un tercero para hacerlo sentir mal.

— Porque no se trata solamente de nosotros dos, sino también de quien yo consideraba mi amigo y tú que eres mi pareja. Es un tema que incluye a tres y entre todos se debe discutir. ¿No lo crees? — Cuestionó el menor observándolos en silencio.

A él tampoco le gustaba verlos llorar, odiaba de hecho que ya fuera su pareja o su amigo llorasen pero en ese momento, no podía hacer nada más por Jimin. Hacer algún movimiento era alimentar cualquier pensamiento de Taehyung o él.

— Como bien dije Taehyung, yo no puedo soportar el verte, pensarte o imaginarte con alguien más siquiera. Llámalo egoísmo, posesividad o como desees pero simplemente mi pareja no tiene un por qué estar en brazos de otros. Se supone que nos amamos, que nos compenetramos, no digo que seamos perfecto pero entre lo que cabe, desde mi punto de vista y nuestras conversaciones, no estábamos mal. Entonces, es aquí donde me pregunto, ¿qué fue lo que sucedió? ¿Dónde fallé o qué necesitas que yo no te supe ofrecer? Algo debo haber hecho mal en todo este tiempo para que te fijaras en alguien más.

— Las cosas no son blancas o negras. Sí hemos estado bien en el último tiempo, no, no has hecho nada malo tampoco pero eso no ha influido en mis sentimientos por Jimin. Por todos los ángeles, Kook, yo te amo desde el comienzo y lo sabes, siempre he estado y estaré aquí para ti, eres la persona con quien quiero compartir el resto de mi vida pero así lo es él. — Mencionó tomando la mano de Jimin entre sus manos, sorprendiéndolos a ambos. — No te pido que lo aceptes completamente, sería un oportunista y egoísta desgraciado si te intentara imponer su presencia en nuestras vidas. No es lo que busco, simplemente te pido que me comprendas, que te des la oportunidad de pensarlo. No tienes que estar con él si no lo deseas, yo...

— Estás jodidamente mal de la cabeza, Taehyung.

— Kook, por favor, no le hables así. — Intervino Jimin.

— Tú no te metas esto es entre mi novio y yo. — Espetó molesto poniéndose de pie.

— Lo siento pero sí me meto, si hubiera sido entre dos para comenzar no me hubieras mandado a buscar y hubiesen arreglado sus problemas solos pero aquí estoy y simplemente no me puedo quedar callado. Acepto y comprendo que no me quieras ver, que no te guste, que no me desees o quieras, que todo lo que un día nos unió haya desaparecido, lo comprendo perfectamente pero por favor... Detesto verlos discutir y peor si es por mi causa. Yo no planifiqué nada de esto, no pedí seguir amándote aún cuando habías terminado conmigo, tampoco pedí interesarme justamente por Taehyung al punto de desarrollar por ambos sentimientos. No puedo decirte que lo amo más que a ti, tampoco viceversa, no sé a quién quiero más si es que eso es así. Lo único que puedo asegurarte es que los amo y esta mierda me está matando. Jungkook...

— ¿Quién de los dos, Taehyung? — Preguntó frotándose su rostro extrañamente calmado pero aún completamente tenso. — No alarguemos más esto para dar vueltas en círculo, solamente dime ahora qué es lo que siente tu corazón. Te irás con Jimin o te quedarás conmigo.

— ¡No puedes estar preguntándome esto! — Se quejó Taehyung exasperado sintiendo su voz quebrarse mientras elevaba sus manos furioso soltando al mayor.

— ¿No puedo estar preguntándote esto? ¿No puedo? ¿Estás seguro de eso? Claro que puedo, tengo todo el maldito derecho de preguntarle a quien por ocho años a sido mi pareja si quiere estar conmigo o irse con el hombre del que dice estar enamorado. ¿Y sabes que es lo más gracioso de todo esto? Que yo ni siquiera debería estar preguntándote esto, otro en mi lugar simplemente te hubiera mandado a ti y a todo a la mierda desde el momento en que dijiste que amabas a alguien más sin siquiera dejarte hablar porque... Es que en verdad... ¿Qué mierda se debe hablar sobre eso?

Fue esta vez Jungkook quien comenzó a llorar de la rabia pero también del dolor que suponía para él toda esa situación. El castaño se acercó para secar sus lágrimas pero bruscamente le dio un manotazo a sus manos y se alejó, siendo él mismo quien se secó su rostro. Mentalmente se regañó por quebrarse de ese modo frente a ambos pero simplemente no pudo impedirlo.

— Si todavía estoy aquí dándote la tonta oportunidad de escoger es porque maldición, no tienes idea de cómo te amo pero no me exijas más, Taehyung. No puedes aparecerte simplemente delante de mí un día y decirme que te has enamorado de mi mejor amigo, que lo quieres en tu vida pero que no me quieres a mí fuera tampoco. Cuesta todo de mi autocontrol y los sentimientos que por años he albergado por ambos para no reaccionar de la manera más violenta porque te juro que mínimo, deseo pegarle a cada uno aunque sea una vez. No tientes mi paciencia y responde de una puñetera vez.

— M-Mi amor, yo...

— La respuesta es sencilla, Taehyung, no te enredes innecesariamente. — Pronunció buscando paciencia, notando como la mano del rubio acariciaba sutilmente la trémula mano del castaño.

Eso era algo que por años él había hecho, encargarse de calmar, apoyar y estar ahí para su pareja pero ahora otro intentaba usurpar su lugar y lo peor, ese otro era Park Jimin.

— Kim Taehyung.

— J-Jungkook...

— ¿Jimin o yo? — Interrumpió nuevamente subiendo el tono de su voz. — Hablamos el mismo idioma así que con lo alto y claro que hablé tienes que haberme entendido.

— Y-Yo n-no, n-no s-se q-que...

— ¿Eres gago ahora?

— ¡No lo presiones así! — Intervino Jimin. — No ves que si no puede hablar es porque se le hace difícil escoger entre ambos porque nos quiere a ambos. ¿Es tan difícil ponerte por un segundo en su lugar? Te desconozco, Jungkook, tú no eres así.

— ¿Me desconoces? Jimin, no hables como si alguna vez me hubieras conocido realmente, tú viste al niño y adolescente que fui pero tú no me conoces porque nunca has visto quién soy porque simplemente no te lo mostré. En la oficina ves al director Jeon, sigues sin conocer a Jungkook así que piensa dos veces antes de decir que me conoces.

— Eso es lo que te quieres decir y si estás bien con eso, perfecto. — Rebatió el rubio controlando el dolor que aquellas palabras le provocaron. — Y te conozco tan bien que sé que la razón por la que nos reuniste a los dos y no actúas violentamente como dices es porque en el fondo, nos quieres a ambos. De acuerdo, acepto que amas a Taehyung y te doy toda la razón en estar molesto, lo único que no tolero es que lo trates mal. Los dos te amamos Jungkook, pero estás tan encerrado en tu mente que...

— Sinceramente me importa poco si me amas o no. Los únicos sentimientos que para mí son importantes son los de Taehyung así que deja de interferir que tú no eres su abogado defensor. Si tuvo los huevos para decirme que te ama, que los tenga para decir a quién de los dos quiere. No nos puede tener a ambos, así que lo mejor es que decida. ¡Taehyung!

Los oscuros ojos del pelinegro se postraron en sus manos entrelazadas, el corazón de Taehyung galopaba y todo su cuerpo temblaba. Apretó con fuerza la mano de Jimin, suavizando el agarre lentamente hasta que liberó su mano y el mayor exhaló con dificultad sintiendo el frío que repentinamente lo golpeaba.

Él no quería llegar a esa situación porque sabía que él era quien saldría perdiendo, él no necesitaba todo perfecto, una relación de tres o que ambos lo amaran con locura. Solo los quería cerca de él, formando parte de su vida y aunque doliera, hubiera soportado tenerlos solo como amigos pero ahora, nada volvería a ser como antes. Los perdería a ambos y no tendría al novio, al amante, al amigo o al compañero. No tendría a Taehyung, tampoco a Jungkook y esta vez, él no sabía cómo superaría eso.

— Y-Yo no sé... Yo te amo y...

— Y se va a quedar contigo, eso siempre ha estado fuera de discusión solo que no has sabido verlo. — Interfirió Jimin notando como el menor de todos fruncía el ceño y Taehyung negaba buscando sostener una mano que él empuñó y recogió. — Yo creo que les corresponde a ustedes dos seguir hablando, yo mañana debo trabajar temprano. Nos veremos en la oficina, director Jeon. — Se volteó para ver al castaño y con una sonrisa falsa decirle tácitamente que todo estaba bien. — Buenas noches.

La pareja permaneció en silencio mientras Jimin se alejaba e incluso después de marchado ninguno dijo una palabra. El menor negó peinando su cabellera negra mientras su lengua trataba de apaciguar el dolor de las pequeñas heridas que él mismo se infligió en el interior de sus mejillas. Taehyung también se mordía sus labios, su seguridad se había ido de paseo dejándolo solo con miedo.

— ¿Sabes que no era Jimin quien debía darme una respuesta, verdad? Te pregunté a ti porque tú eras mi pareja, quien estaba a mi lado, te correspondía a ti decir si querías quedarte a mi lado o no pero supongo que tu indecisión y silencio fueron una respuesta clara. — Mencionó por última vez antes de darle la espalda tras una exhaustiva mirada. — Yo dormiré en la sala.

— K-Kook...

— Es lo mejor, ahora mismo no puedo verte Taehyung, no puedo pensar con claridad así que permíteme prescindir de tu compañía directa por el resto de la noche. — El mayor no pudo refutar su pedido.

Lo escuchó bañarse por un largo rato, se vistió y cruzaron en la habitación pero ni siquiera lo miró. Tomando su almohada y un edredón del cuarto de lavado donde guardaban toda la ropa de cama, se marchó a la sala. Por un buen rato estuvo todo en silencio, aún cuando Taehyung también terminó su ducha y se sentó pegado a la puerta para escucharlo, no hubo sonido alguno hasta que la televisión se prendió.

Jungkook no se percató de la presencia del castaño, había puesto el televisor para poder llorar sin que este lo escuchara, ignorando que incluso lo estaba mirando acompañándolo en un llanto silencioso desde un rincón de la sala.

Cuando el pelinegro despertó a la mañana siguiente, tuvo que llevar a su pareja hasta la cama porque se había quedado dormido en el suelo mientras lloraba. Le preparó un té caliente y dio un medicamento por si se resfriaba sin intermediar palabra. Lo arropó bien y, antes de irse a trabajar, se limitó a besar su cabeza. Aunque quisiera, no podía besarlo y despedirse como de costumbre. Todavía no sabía si aún amándolo como lo hacía podía seguir a su lado sabiendo que amaba a alguien más.

Ese día no se encontró con Jimin, al siguiente tampoco. Si lo estaba ignorando o realmente estaba ocupado fuera de la empresa como le dijo Taemin, lo desconocía pero sinceramente agradecía no tener que lidiar con él.

Evidentemente, Jimin no estaba ocupado trabajando, sino tratando de recomponerse correctamente antes de mostrarse al público porque estaba destrozado. Los tranquilizantes para dormir ligeramente hacían efecto y en tres días durmió un máximo de diez horas.

En las primeras veinticuatro horas no se atrevió a escribirle a Taehyung aunque se moría por saber cómo estaban ambos pero este terminó escribiéndole y a partir del día siguiente, retomó los mensajes básicos. Le escribía en las mañanas y noches para saber de su día, dejarle saber que pese a todo no estaba solo y poder sosegar un poco a su corazón cuando al menos leyera sus textos.

Para cuando regresó a la empresa, era nuevamente el CEO Park Jimin, serio y profesional frente a todos, Jungkook inclusive aunque cada vez que estuviera a solas se desmoronara completamente como un castillo de arena por el agua y el viento.

Una semana, dos, tres pasaron y las cosas para Taehyung no mejoraron mucho. Si bien Jungkook volvía a dormir en su cama, comían y cenaban juntos siempre que este estaba en la casa hablando de temas bastante superficiales, no mucho había cambiado. No veía a Jimin y solo de pensar en él se sentía mal porque sabía que su pareja no aprobaba su relación y sus sentimientos pero a su vez, era lo único que lo ayudaba a soportar todo eso.

La lejanía evidente del pelinegro que ahora volvía a refugiarse en su trabajo sin dedicarle mucho tiempo sin poder o querer enfrentar lo que le esperaba en casa por mucho que intentara sobreponerse a lo sucedido. Los incómodos silencios entre ellos que de formaban, la completa falta de acercamiento físico, todo era difícil. Quizás estaba loco pero Taehyung continuaba extrando, deseando y amando a los dos, seguía deseando estar los tres y eso no cambió ni siquiera dos meses después cuando inesperadamente Jungkook y él rendidos ante la necesidad volvieron a hacer el amor.

Sí, dos meses y tres semanas habían transcurrido desde que Taehyung confesó sus sentimientos y los tres seguían sufriendo a su manera, alejados, en silencio.

Fueron hilos que se trenzaron fuertemente al principio pero por la misma tensión se fueron rompiendo desde adentro, hasta soltarse y volar a rumbos distintos. Eran ángeles y demonios de ellos mismos, con camino llenos de luz que los llevaron a la gloria muy diferentes para cada uno, llenando de dolores a otros. Para seguir adelante debían soltar el pasado, para poder ser libres y feliz. Sin embargo, ¿cómo hacían eso?

— ¿A dónde vas? — Le preguntó Jungkook a Taehyung mientras trabajaba en la sala al notar que iba a salir.

— Hoseok me pasará a buscar dentro de unos minutos para ir al gimnasio. — Respondió dejando un pequeño bolso sobre la mesa. — ¿Te quedarás en casa hoy jueves?

— Sí, es día festivo así que trabajaré desde aquí. — Mencionó observando a su pareja, se veía hermoso, demasiado para ir al gimnasio. — No sabía que estabas yendo al gimnasio.

— Hoy hacen dos meses que voy siempre en las mañanas, cuando estoy muy aburrido y sin trabajo que hacer también voy en las tardes. No hemos hablado mucho así que supongo que es normal que no lo sepas.

— Supongo... — Asintió regresando la mirada a su ordenador. — Desayunemos juntos, dile a Hobi que suba.

— No solemos desayunar antes de ir sino más bien después pero le diré. — Alegó tomando su teléfono mirándolo de soslayo. — ¿Puedo hacerte una pregunta?

— Dime.

— ¿Confías en mí? No sé, es que tu tono de hace un rato me pareció cargado de desconfianza.

Jungkook cerró su laptop para observarlo, notando como el castaño se acercaba y se sentaba frente a él en espera de su respuesta. Con sus comisuras elevadas, estiró su mano para acariciarlo, uniendo sus frentes y depositando un lento beso en sus labios continuó acariciándolo.

— Aunque la vida me cambie los pasos que decido dar, aunque el destino me cruce los brazos demostrándome que las cosas quizás no sean como yo quiero que sean... Mismo si incluso mi orgullo se cae en pedazos yo confío en ti, Taehyung. — Habló sosteniéndole la mirada. — Aunque nos falten caricias y besos porque hemos dejado de dar nuestro amor en exceso. Mismo si la ilusión de un amor perfecto hasta quedado en suspenso yo confío en ti. Tengo nuevos temores y tengo miedo a que suframos por nuestros errores, por el dolor de falsos o diferentes amores. Sin embargo, yo confío en ti.

¿Por qué esas palabras estaban aguando los ojos de Taehyung?

— Mismo si yo me he dicho entre dudas que podemos estar dirigiéndonos al fracaso por no ir por el camino correcto, diciéndome que quizás el continuar es condenarnos, yo me mantengo fuerte sin hacerme caso porque confío en lo que sé que vive en nuestros corazones y confío en ti. Confío porque sé que jamás me harás daño a propósito, que en esta vida llenas de engaños y traiciones me has demostrado en todos estos años que sobran razones para confiar en ti.

¿Por qué dolía tanto y por qué presentía que venía un pero en todo eso?

— Taehyung, hay cosas que simplemente no cambian por muy dolido o molesto que pueda estar, eres mi amor, mi calma, la fuerza que en los peores días mueve mi alma, eres a pesar de todo la paz que hay en mi corazón. Lo confirmo cada día que amanezco a tu lado, cada vez que regreso del trabajo. Confío en ti aunque el universo no quiera, aunque en el fondo ya no seas tan sincero, confiaré siempre en ti pero a mi manera.

— ¿A tu manera?

— Digamos que en este último tiempo vivo con un ojo abierto y el otro cerrado. No es lo más sano pero juntos vamos superando esto cada día, confío en que nuestro amor y nosotros somos lo suficientemente fuerte para luchar contra todo. — Musitó atrayéndolo para sentarlo en su regazo. — Te amo.

Taehyung se inclinó para besarlo, disfrutando como siempre de su cercanía, de sus manos, del latir de su corazón en ocasiones como si recién comenzaran a salir.

— Yo también te amo, Kook...

El sonido de la puerta los separó y un Hoseok hizo entrada cuando Taehyung la abrió. Los tres desayunaron juntos, poniéndose un poco al día ya que pese a haberse visto poco habían hablado y, cuando estuvieron listos, se marcharon quedándose Jungkook recogiendo la cocina.

— ¿Es idea mía u hoy tu novio estaba más relajado?

— Lo estaba, después de tanto tiempo hoy sentí que volví a ver al Kook que tanto amo pero no sé por qué tengo tantos deseos de llorar. — Confesó cerrando sus ojos, apoyando su cabeza al respaldo del auto.

— Creo que sí sabes por qué tienes deseos de llorar y eso es lo peor.

— Por favor, Hobi, no me digas nada, no me hagas sentir peor. — Pidió en ruego y el pelirrojo así lo hizo, no dijo nada más mientras se dirigían al gimnasio.

A su entrada la recepcionista y algunos entrenadores los saludaron como siempre, incluso otros conocidos del lugar lo hicieron por educación. Recibieron sus toallas, bebidas y se dirigieron a los cuartos de cambio.

— ¿A dónde vas? — Preguntó el castaño cuando vio a su mejor amigo cogiendo su tarjeta para ir a la salida.

— Yoongi está aquí afuera, quiere decirme algo así que ya regreso. — Contestó sonriente.

Taehyung asintió algo apenado también molesto porque aunque quería a Yoongi, odiaba que ilusionara tanto a Hoseok para dejarlo siempre igual, con su corazón roto cuando encontraba alguien nuevo que le gustase.

— Si me tardo mucho puedes empezar sin mí. — Agregó corriendo al exterior.

Suspirando, el menor comenzó a cambiarse su ropa cuando dos brazos lo rodearon volteándolo hasta dejar su espalda pegada a la fría taquilla de metal. En sus labios se dibujó una amplia sonrisa al ver la que adornaba el rostro del rubio que con tanto ímpetu lo apretaba, escondiendo su rostro en la curvatura de su cuello antes de separarse para besarlo.

— Te he extrañado tanto en estos días, Tae.

— Bebé, solo no me viste ayer miércoles y el martes. El lunes nos vimos aquí e incluso almorzamos juntos antes de que te fueras al trabajo, no seas exagerado. — Contestó tratando de mantener su sonrisa, sintiéndose el peor de los hombres al recordar las palabras de Jungkook esa mañana. — Hey... — Musitó cuando la mano de Jimin se perdió entre sus pantalones deportivos.

— Te deseo, bebo, te necesito. Llevamos casi dos semanas sin hacerlo y te extrañó. — Se lanzó a los labios de Taehyung y si bien este en su mente debatió los primeros segundos, terminó dejándose llevar porque le resultaba muy difícil negársele al hombre que amaba y pese a todo, también deseaba.

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Me he desvelado así que aproveché para escribir otro capítulo y ahora regresaré a mimir. Para muchas esta es una doble actualización en el día así que espero que la disfruten. Nos vemos en el próximo 😘

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