Capítulo 11.
El lunes temprano me dirigía a mi salón cuando las voces de Ronny y Lola llamaron mi atención.
—¡Hey, Sue!
—¡Maricucha! —Fruncí el entrecejo al oír al idiota.
—¿Qué sucede?
—No quisiste salir con nosotros el fin de semana pero sí saliste con Gold —reclamó mi amigo, tendiéndome su celular para que viera una captura de un estado que puse donde salíamos Aristóteles y yo sonriendo—. Bien perra nos saliste, por eso nos rechazaste a nosotros, preferiste ir con él... Y no te culpo, ¿eh? Solo quiero saber cómo pasó y por qué no nos dijiste.
—¡Cuenta los detalles! —Exclamó Lola dando saltitos.
—Pues el sábado llegó a mi casa diciendo que me ayudaría a lavar los platos. —Coloqué mi dedo índice en mi barbilla, rememorando la situación—. Pero mamá me dio permiso de salir con él.
—Hubiéramos ido nosotros —dijo Lola—. Para la próxima sabemos qué hacer.
—No, a ustedes sí los pone a ayudarme con los trastes —acepté—. Ella está loca con los Gold, quiere que Aristóteles sea mi novio y que sus primos sean los de mis hermanas.
—¡Ay, Sue! —Se quejó Ronny—. ¿Por qué tú y tu familia son tan acaparadoras? Aunque sea déjenme uno a mí, estoy seguro que mínimo uno de ellos es bisexual.
—Tal vez Adonis —murmuré—. Pero si deja a Karen por ti, mi madre me mata, así que no, ninguno es bisexual. —Me crucé de brazos.
—Pero tu hermana no necesita un macho, yo sí —se quejó.
—Me vale.
—Vamos a lo importante, ¿cómo te fue con Aristóteles? —La voz de Lola atrajo nuestra atención.
—Emm, bien —respondí, no quería darles muchos detalles.
—¿Qué hicieron? —Insistió en saber.
—Nos subimos a algunos juegos.
—¿Solo eso? —Su emoción empezó a desvanecerse.
—Sí. —Quería que cambiaran de tema pero no fue posible, pues mis estúpidas reacciones me delataron.
—¿Por qué te pones roja, Maricucha? ¿Qué más pasó? —Me vio con una expresión sugerente—. ¿Después de la feria se fueron a hacer cosas sucias?
—Cla-claro que no, menso.
—¿Por qué tartamudeas, Sue? ¿Estás nerviosa? —Lola le siguió el juego.
—Ay, ya, par de chismosos. Los mandaría a la verga pero mejor no porque se emocionan —mascullé.
—Uy, a mí me gustan mucho de esas —dijo Ronny.
—¡Ay, sí soy! —Rio Lola.
Me di una palmada en la frente, a mí también me gustaban pero no lo andaba diciendo por ahí en voz alta. En ese momento mi mirada se enfocó en los Triple A, que acababan de llegar a la escuela, así que me despedí de mis amigos.
—Ay, ya llegó mi ligue con mis futuros cuñados, me tengo que ir —mencioné para molestar a Ronny, acto que funcionó.
—¡Acaparadoras!
Me di la media vuelta y me acerqué a los Gold dando saltitos. Aristóteles, al verme, bajó la mirada pero Aquiles y Adonis me sonrieron con complicidad.
—Hola, Pulguita, ¿qué andas haciendo por ahí? ¿A qué perro te vas a subir? ¿A Aris?
Rodé los ojos con molestia pero en seguida le mostré una gran sonrisa.
—Estaba hablando con tus amigos Lola y Ronny.
El pelirrojo hizo una mueca al oír esos nombres.
—Ah... Adiós. —Sin decir más, se alejó con paso rápido. Adonis, sin dejar de sonreírme, indicó que debía ir al salón para pedirle la tarea a Luis, lo cual era una tontería porque su primo cumplía con todas las materias. Supuse que fue una excusa para dejarme a solas con Aristóteles.
Cuando ambos desaparecieron de nuestras vistas, nos quedamos en silencio, sin mirarnos directamente. Me pareció una bobada porque el sábado casi metió su lengua en mi garganta pero en ese momento no nos atrevíamos ni a vernos. Al notar que él no haría el intento por romper la tensión, decidí actuar.
—Hey, ¿cómo estás? —Pregunté en voz baja, logrando que me enfocara.
—Bien, ¿y tú?
—Bien. ¿Quieres entrar al salón? —Nos miramos a los ojos pero segundos después desvió la mirada.
—Claro.
Caminamos uno al lado del otro, con paso lento, hacia el aula. Mindy y sus amigas se encontraban dentro, cerca de la puerta, cuchicheando entre ellas, pero cuando la pelirroja me enfocó hizo una mueca de desdén.
—Ahora la puta de María Susana no se conforma con solo uno de los Gold, va por todos.
Fruncí el entrecejo y apreté los puños, normalmente ignoraba sus comentarios malintencionados pero en ese momento se atrevió a pronunciar mi nombre.
—¿Celosa, Mindy? Yo no tengo la culpa de que no seas lo suficientemente atractiva para llamar la atención de Adonis.
—¿Qué dijiste, idiota? —Mindy se colocó delante de mí y me vio con un gesto amenazante. Como casi todo el mundo, era más alta que yo, así que tenerla frente a mí me inquietó un poco. «Pudiste con la Britanny, no dejes que esta te intimide».
No obstante Aristóteles, que al igual que sus primos era consciente de nuestra rencilla, se entrometió.
—Mindy —se dirigió a la chica—, deberías ser más profesional. No es necesario que utilices palabras soeces, además no hay nada entre María Susana y Adonis, ellos solo actuaron un papel en la obra escolar, él está interesado en su hermana.
—¿Qué? —Pude notar la decepción de Mindy al saber eso; por lo poco que vi, me di cuenta que ella estaba enamorada de Adonis, así que no le hizo nada de gracia saber eso. También reparé en que Aristóteles sospechaba de los sentimientos de la pelirroja hacia su primo, pues puso un gesto lleno de satisfacción al ver la reacción de nuestra compañera.
—Que Adonis está interesado en la hermana de Sue, no en ella, así que agradecería que la dejaras en paz.
—Es cierto —canturreó Adonis, que no se perdió ni un detalle de la conversación.
Al notar que Mindy no fue la única decepcionada, hablé.
—Aquiles también está apartado para mi otra hermana. —No pude evitar sonreír cuando las otras chicas se quejaron.
El pelirrojo, que estaba enfocado en su celular, alzó la mirada y me vio con una mezcla de pasmo y enfado. Me limité a encogerme de hombros.
—¿Cuántas hermanas tienes, María Susana? —Preguntó Fiona, la mejor amiga de Luis, siempre estaban juntos.
—Dos.
—¿Y cuántos años tienen?
Fue una suerte que no se fijaran en ellas el día de la obra, pero no era su culpa, obviamente yo fui el centro de atención por mi asombrosa actuación.
—Karen tiene veintiuno y Lira tiene tre...
—¡Treinta y uno! —Se metió Aquiles. Lo vi con una ceja alzada pero en seguida entendí que no quería meterse en problemas legales. «Ups, mi culpa».
—¿Treinta y uno? Pero tú tienes diecisiete —se quejó una de las amigas de Mindy—. Es una asalta-cunas, eso es ilegal.
—Ya casi cumplo dieciocho —les recordó para que cambiaran el tema pero no pensaban dejarlo ahí.
—¿Y? Aun así es demasiado mayor para ti.
Aquiles tragó grueso y me observó con enojo. Le sonreí con un gesto apenado.
—Sí, da igual, ya cállense —masculló, volviendo a concentrarse en su celular.
—Qué grosero, todavía que me preocupo por ti.
—No necesito tu preocupación —dijo con hastío. Él podía ser muy amable pero también una mierda de persona cuando se lo proponía.
—¿Y qué hacen tus hermanas? —Preguntó Fiona, cambiando el tema.
—Karen estudia Veterinaria y Lira... —Iba a decir "está en la secundaria" pero callé a tiempo—. Ella hace muñequitos y los vende.
Hacía poco mi hermanita empezó un negocio para vender muñecos vudú, les pedía a sus compañeritas cabello de sus intereses amorosos y los pegaba a los monigotes para hacer una especie de amarre, incluso la muy descarada me pidió un mechón de cabello de Aquiles pero la mandé por un tubo largo.
—Pues para tener treinta y uno y hacer muñequitos no ha de ser muy exitosa —rio la estúpida de Mindy.
No iba a permitir que fastidiara a Lira, tuviera trece o treinta y uno era mi querida hermanita. Además no había nada de malo con los muñequitos.
—También es una excelente diseñadora de modas, hizo mi vestido de princesa, solo que ahorita está enfocada en los muñecos.
Vi cómo la cara de Mindy se transformó, el recordar la obra en la cual le quité el protagonismo la hizo enfadar aún más. Estaba segura que la pinche loca quería golpearme pero Aristóteles rodeó mi hombro con su brazo y me dirigió a mi asiento.
Fiona, que poco le importaba lo que Mindy pensara, siguió hablando.
—¿Qué clase de muñecos hace? ¿Puedo verlos? ¿A cuánto los vende? —Vi la emoción en su rostro, a ella le encantaban esa clase de cosas y manualidades pero no podía decirle que eran vudús.
—Este...
Fue una suerte que, antes de que siguiera con el interrogatorio, llegara el profesor. Incluso le agradecí en la mente por ser tan oportuno, estoy segura que Aquiles hizo lo mismo. De repente me llegó un mensaje a mi celular, así que lo tomé con discreción y vi la pantalla.
Lira: Me duelen los oídos, ¿estás hablando mal de mí?
Pinche susto. Hasta por un momento creí que de verdad tenía poderes psíquicos.
Yo: Te defendí de una putigolfa.
Lira: Gracias, Maricucha.
Rodé los ojos y me volví a concentrar en la clase.
En el receso, Adonis y Aquiles me llevaron abajo de las gradas, donde se encontraba Aristóteles; como estaba detrás de aquellos dos no me notó, solo lanzó un suspiro.
—Por fin llegaron, creí que me dejarían aquí esperándolos como idiota. De hecho ya me iba pero... —calló al darse cuenta que también estaba con ellos—. Sue.
—Hola. —Sonreí con timidez.
—Bueno, Aquiles y yo tenemos que hacer algunas cosas, así que los dejamos solos para que hablen. —Adonis tomó del brazo del pelirrojo para irse—. Aris, metí un condón en tu mochila, ahí lo buscas.
—¡Adonis! —Se quejó Aristóteles mientras su rostro enrojecía.
—Sé que eres virgen y te pone nervioso hablar de estos temas pero algún día tendrá que pasar, además...
Aquiles se carcajeó, logrando molestar más a Aristóteles.
—¡Ya lárguense! —Alzó la voz.
El rubio se encogió de hombros y se alejó con paso firme. Aquiles lo siguió sin dejar de reír. Una vez que estuvimos solos, volteé hacia el pelinegro.
—¿Quieres hablar de algo?
—Emm, ¿tú quieres? —En vez de responder, evadía con otra pregunta.
—No realmente.
Él me vio con atención durante unos segundos y yo hice lo mismo, no sabía qué pasaba por su cabeza. Abrió la boca para decir algo pero en seguida la volvió a cerrar. Ya sabía que no era tan bueno a la hora de expresar lo que sentía, así que no me molesté, me limité a cruzarme de brazos y observarlo con una ceja alzada, mínimo lo pondría nervioso.
—¿Qué quieres hacer? —Preguntó de repente, sacándome de mis cavilaciones.
Esperaba que me preguntara eso, le mostré una sonrisa ladina y me alcé de puntitas para rodear su cuello con mis brazos. Aristóteles me devolvió el gesto, colocó las manos en mi cintura y se inclinó para besarme. Le correspondí con entusiasmo, no me molestaba que la hora de descanso se me fuera de esa manera.
No puedo con Lola y Ronny xD
Y aw, qué bonis, pero como que todo está muy tranquilo, ¿no? Pero no se preocupen, falta dramaaaa, apenas llevamos pocos clichés, faltan muchos más xD
¡Muchas gracias a todos los nuevos lectores que han llegado hasta esta historia:3 Recuerden que sus votos ayudan a posicionar mejor la historia, y amo ver sus comentarios, me anima bastante ver qué opinan de la historia.
Díganme, ¿hay algún personaje que les caiga mal?
Como es un capítulo corto, trataré de traer el siguiente muy pronto. Las actualizaciones son los fines de semana pero esta ocasión tendré que viajar, por eso lo traigo antes. Por cierto, en lo que esperan los nuevos capítulos, paso a decir que, si les gusta la comedia, tengo una en mi perfil que está terminada, se llama Axel: La vida fracasada de un Godínez, igual que TPA, me da mucha risa, así que si gustan darse una vuelta por ahí, son bienvenidos.
¡Nos vemos pronto!:D
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