Extra 2: Convivencia
Ingresar a la universidad para Jungkook además de ser una nueva forma de experiencia —y estrés— académica, significó su esperado traslado al apartamento de quienes consideraba como sus compañeros de vida. Sus padres hicieron una cena de despedida en la que manifestaron la alegría de por fin tener la casa para ellos y también el deseo de que continuaran cuidando al pequeño Kookie.
Jimin como hyung responsable se tomaba bastante a pecho la misión de cuidar de sus preciosos chicos. Preparaba comida sana para Taehyung y cerraba los libros de Jungkook cuando insistía en trasnochar más de la cuenta.
Los menores forzaban a Jimin a descansar y alimentarse cuando se embotaba con todas las energías a las prácticas, llevando su cuerpo al límite.
Se cuidaban entre los tres y la vida se sentía en orden, como si al fin las piezas hubieran terminado de encajar donde correspondían. Porque Jungkook cada día se convencía una y otra vez que al lugar al que pertenecía estaba en los brazos de sus hyungs.
Adaptarse a la convivencia no fue complicado, los años juntos y el que Jungkook anduviera de nómade entre la casa de sus padres y el apartamento había facilitado bastante las cosas.
Cada habitación y parte del apartamento había sido inaugurada y reinaugurada. Taehyung admitía que le provocaba cierto morbo que hubieran follado sobre la mesa y que después algún familiar comiera tranquilamente ahí junto a ellos.
Jimin había omitido eso de su memoria, hasta que Tae casi le hizo derramar el salero entero en la olla cuando lo comentó con tanta inocencia una noche que su hermano y el de Jungkook estaban invitados a cenar.
—No sé por qué reaccionas de esa forma —rio del rostro encendido como hoguera que cargaba Jimin—, si lo hemos hecho en la cama de nuestros padres y después los mirábamos a las caras y les decíamos "buenas noches".
—No estás ayudando.
—¿Quieres que termine de cocinar?
—Ni se te ocurra tocar la olla, mejor pon un mantel encima de la mesa.
Porque si el mayor era sincero, tenía sentimientos encontrados entre el morbo y la culpabilidad. "Perdón madre, padre", decía internamente después de usar su cama para una sesión de sexo intenso con sus novios —claro, antes de tener todo un apartamento para ellos—.
Los tres dirían que el primer año viviendo juntos pasó en un abrir y cerrar de ojos, aunque habían aprendido varias cosas en el proceso. Como que el verano era una completa tortura con el calor del infierno concentrado bajo las sábanas, que a veces Jungkook prefería ir al sofá para escapar de las pieles cálidas y húmedas, mientras que en invierno reclamaba un espacio entre sus mayores para disfrutar de lo tibio que se sentían sus cuerpos.
Aprendieron a distribuirse las tareas potenciando sus habilidades. Gracias a los consejos de Seokjin, quien intentó enseñarles a cocinar a los tres, aunque terminó siendo Jimin su mejor estudiante y en acuerdo unánime prefirieron desterrar a Taehyung de la cocina. "Hice lo mismo con Joonie y no me arrepiento" comentó a los otros dos chicos. Jimin aprendió lo práctico y salvador de congelar comida para periodos de escasez de tiempo.
La vida independiente les enseñó a priorizar también. Taehyung y Jungkook querían comprar un set de figuritas que adornarían muy bien la repisa, Jimin les mostró las cuentas por pagar y le recordó al menor de cabellos castaños que aún debía comprar libros para la universidad.
A Jimin a veces le saturaba su rol de hyung responsable y de tanto en tanto, entre la presión y los deberes, compraba bolsas de golosinas envasadas, olvidaba la dieta, las prácticas y se quedaba la tarde entera pegado frente a la pantalla revisando estrenos de Netflix. Luego llegaban los menores, lo veían encogido en el sofá y envuelto en una frazada, reconocían que estaba en periodo de crisis y se acurrucaban junto a él a mimarlo y, de paso, comer galletas con chispas.
Jungkook también atravesaba sus propios periodos de crisis, aunque a diferencia de Jimin, salía su faceta arisca. Sus mayores entendían que debían darle un espacio y acercarse cuando bajara la guardia.
Taehyung era quien mejor parecía lidiar con el estrés y a su vez ofrecía estabilidad a los otros dos, igual que cuando estudiaban en la escuela, las cosas no habían cambiado en gran medida.
Las veces que había colapsado por la presión académica habían sido pocas, Jimin y Jungkook estuvieron durante largos minutos escuchando sus descargos de rabia porque sus compañeros de trabajo eran irresponsables y se tomaban la entrega a la ligera. "La nota pondera un cuarenta por ciento", había gruñido antes de arrimarse a los brazos de sus novios. Porque Tae sí era serio al tratarse de lo que le gustaba y ponía mucho esfuerzo en hacerlo bien.
Cuando las responsabilidades absorbían las energías en partida triple era sinónimo que al final del día acabarían tendidos en la cama inmóviles, abriendo la boca únicamente para soltar una que otra queja. Jimin dejando salir su cursi sinceridad aprovechaba de recordarles con voz somnolienta "lo mucho que los amaba" y también de pedirle a Jungkook —no a Tae—, que calentara la comida que había dejado en el refrigerador.
Los ánimos descalibrados junto a la reducción de vitalidad era un fenómeno que pasaba a final de semestre cuando Jimin tenía que presentar alguna coreografía y desaparecía del apartamento para transformar en su nueva casa la sala de prácticas. Taehyung llenaba las mesas y los estantes de materiales, si no estaba trabajando con ellos, se adhería por horas al computador diseñando y editando. Jungkook sufría cargando libros que pesaban más que su rutina de gimnasio y forzaba a su memoria a traspasar sus límites. Sabía que anatomía sería difícil, nunca pensó que tanto.
—Quiero dejar esto —se lamentó, apoyando la cabeza sobre los apuntes sin importarle que la tinta del lápiz pudiera estar fresca.
—¿Eso quieres? —preguntó Jimin con tono comprensivo, acariciando gentilmente su cabello oscuro desordenado.
Levantó la mirada hacia el mayor que estaba parado atrás de su silla. No había notado como las mejillas habían perdido ese relleno que tanto a él como Taehyung les encantaba. Había bajado de peso y estaba ojeroso. Jungkook quería más que nunca que comenzaran las vacaciones y llenar a sus hyungs de comida, mimos y darle un uso a la cama que no fuera dormir. Quería de vuelta las mejillas gorditas de Jimin.
—Nah, solo quiero que terminen estas semanas de mierda y haber aprobado los exámenes.
—Solo un poco más de esfuerzo, Kookie.
—Quiero leer acostado en tus piernas —sabía que su petición sonaba más como exigencia, pero no pudo evitarlo.
—Espérame en la cama, prepararé té —Jimin le dedicó una linda sonrisa de ojos cerrados.
Había llevado té verde, diciendo que le ayudaría a concentrarse. El castaño se acostó con la cabeza apoyada en las piernas tibias y alzó sus apuntes para continuar leyendo. Taehyung los había decorado con esos lápices de colores especiales para resaltar las partes importantes —Jungkook creía que solo eran marcadores caros—. Jimin había colocado post-it de conejitos en sus libros con mensajes motivacionales. "Fighting <3".
Jungkook sentía el pecho tibio y reía con ganas cuando algún compañero le comentaba que tenía suerte de haber encontrado una novia muy atenta.
"Dos novios muy atentos", se tentaba a corregir.
Taehyung llegó cansado, se marcaban zonas oscurecidas bajo los ojos y estaba pálido. Arrastró los pies hasta la cama y en el camino fue dejando caer las prendas de ropa que sobraban. Trepó torpemente y se apoyó en el muslo disponible de su mayor.
Jimin ni siquiera reclamó por el desorden como lo habría hecho en otro momento. Entendía que sus lindos dongsaengs estuvieran agotados. Él también lo estaba. Rascó con cariño ambas cabezas que reposaban en su regazo. Kookie se había quedado dormido y Tae parecía ir por el mismo destino.
Taehyung con las sobras de energía que le quedaban acercó más su rostro a la entrepierna del mayor, quien dio un leve salto, sin ser lo suficientemente brusco para despertar a Jungkook.
Apoyó su mejilla y acarició con la punta de la nariz, extrañaba tener momentos de placentera intimidad con sus novios. Lo necesitaba, aunque fuera algo poco. Disfrutó del calor que desprendía y del aroma entremezclado de la piel y el detergente.
Jimin mordió su labio e involuntariamente movió con suavidad las caderas buscando el roce. Tae recargó sus labios, dejando pequeños besos que no tardaron en hacerlo despertar. Estaba duro también y mientras hundía su rostro, se tocaba por encima del pantalón.
El mayor miró la expresión plácida de Jungkook y haciendo acopio de fuerzas controló su instinto, llevando ambas manos para tirar del ahora cabello rubio de Taehyung.
—Tae, espera...
—Por favor, hyung —rogó con voz ronca y dulce—. No es necesario que lleguemos al final, solo préstame una mano.
Y lo pedía de manera literal, deseaba correrse en esa mano pequeña de caricias gentiles.
Jimin con todo el cuidado del mundo acomodó a Jungkook sobre la almohada y partió con Taehyung al baño. Los dedos ansiosos del menor tiraron hacia abajo el pantalón de buzo antes de quitarse la propia camiseta. Se abrazaron bajo el agua caliente, el tacto directo era reconfortante.
Tae buscó un beso que su hyung no tardó ni un segundos en responder lento y profundo, en tanto su mano cumplía la petición ajena. Gimiendo sobre la boca cálida, envolvió a ambos ciñendo el espacio entre sus erecciones con los dedos largos.
Sonrió satisfecho, apartó el cabello platinado y llevó sus labios a la frente mojada del mayor. Había reducido una buena dosis de tensión mediante un orgasmo.
—Tae-Tae, ayuda a Kookie —sugirió al ver al futuro médico con la ropa a medio quitar desparramado con las extremidades extendidas por la cama.
Taehyung movió a Jungkook con cuidado, quien a medio despertar y gruñendo se metió bajo los cobertores. Le causaba gracia, tanto como cuando se quitaba inconsciente las prendas entre sueños y a la mañana siguiente había una camiseta enrollada en las piernas de alguno de los tres.
Jimin ordenó los libros y dio un corto vistazo al cuaderno, pensando en una buena idea para motivar y ayudar a Kookie a estudiar para su examen.
Taehyung emocionado y ansioso colaboró con el plan. Debían admitir por una parte que no se imaginaban como Jungkook almacenaba tanta información y, por otra que ahora manejaban datos útiles por si participan en un concurso de trivias.
—No más —lloriqueó el rubio apoyando la cabeza sobre las tarjetas.
—Vamos por la mitad recién, Tae-Tae.
Continuaron revisando los apuntes y las guías, Taehyung se convenció que estaba en la carrera correcta y Jimin encontraba menos sacrificado practicar hasta que sus músculos temblaran en lugar de aprender las complejidades del sistema nervioso.
Sonrieron satisfechos de su trabajo, solamente quedaba esperar que Jungkook llegara directo a estudiar.
Jungkook se había resignado a que le esperaban cinco días de tortura académica cortesía de la facultad de ciencias médicas. Extrañaba la época de escuela, cuando ser buen estudiante era fácil. Pensó en la exposición, los dos informes y el examen. Este último era lo más inmediato y asumió que una buena parte de su carrera requería pura y llana memorización de contenido. No había técnica, ni truco, solo grabar en su almacenamiento interno nombres y partes. Trataba de armar esquemas y utilizar colores a ver si en una de esas el aprendizaje por asociación ayudaba.
Miró los post-it de conejitos sobresalir del libro que llevaba en la mano —porque ya no cabía ni un alfiler dentro de su mochila— y sintió el afecto expandirse cálido en su pecho.
Se sentía tan bien llegar a casa.
Besó a Jimin en el cuello y en los labios de forma casta, no quería interrumpirlo mientras cocinaba. Fue hacia Tae que revisaba las fotografías para su siguiente entrega y demandó un beso más largo que le permitiera saborear su boca.
Ahora tenía un poco más de ánimo para comenzar a registrar nombres en su memoria.
—Jungkookie, queremos ayudarte —Taehyung rodeó sus hombros.
—Un aprendizaje se supone que es significativo si involucra emociones —Jimin le enseñó un set de tarjetas—. Cada respuesta correcta significa que te haremos sentir muy bien.
Jungkook pasó saliva por su garganta seca. Varios pensamientos surgieron simultáneamente, aturdiéndolo. El primero y el más primitivo, después de varios días de estrés y abstinencia sus novios lo llenarían de caricias, fue inevitable que el calor se concentrara en la cara y bajo su vientre. Después seguía la parte racional que armaba el rompecabezas y le daba a entender que ambos debieron tomarse una buena dosis de tiempo en leer sus apuntes y sintetizar información.
¿Cómo se suponía que debía batallar con la excitación y la ternura causando estragos en su cuerpo agotado por las exigencias?
—¿Partimos? —Jimin jugó con una tarjeta entre los dedos.
—Hay tarjetas especiales y podrás pedir lo que quieras, si no es para hoy, puedes usarla en otro momento —puntualizó Tae.
—¿Qué fantasía falta por cumplir, Kookie?
Jungkook tembló ligero y asintió, pensó en todo lo que todavía no habían hecho, priorizando qué exigiría de sus hyungs. Definitivamente ellos eran una especie de regalo divino.
—Primera pregunta —la voz profunda de Taehyung hizo que levantara la vista—. ¿De qué partes se compone el encéfalo?
—Eso es fácil, lo vimos hasta en la escuela —sonrió con suficiencia.
—Hay que partir con lo más fácil.
Jungkook sin perder la sonrisa comenzó a detallar un descripción anatómica bastante completa, incluyendo los componentes —y los componentes de los componentes— del telencéfalo, el diencéfalo, el mesencéfalo... y seguía como si fuera una enciclopedia con pierna, Tae se perdía entre la respuesta, mirar el rostro del menor y los apuntes en la tarjeta.
—¿Y mi premio?
Taehyung con las manos en sus mejillas juntó sus labios con los del castaño. Le besó con calma, pero intenso, lengua acariciando con presión dentro de su boca. Lava que avanzaba lento arrasando con todo a su paso. A Jungkook le encantaban esos besos que lo dejaban con las piernas débiles y sin aliento. De los que calentaban hasta el último rincón de su cuerpo.
Jimin continuó con preguntas sobre los lóbulos, también fueron sencillas y sirvieron de excusa para ir despojándose de ropas. Igual que la clasificación de los nervios según función, que le permitió disfrutar de los gruesos y húmedos labios del bailarín acoplándose a los suyos. Además había respondido correcto una tarjeta especial, eso implicaba que exigiría lencería para el próximo encuentro.
Taehyung ni siquiera recordaba que existían nervios llamados "centrípetos". Y cuando preguntó sobre el "potencial de acción" y Jungkook le hablaba sobre la variación de la permeabilidad de membrana —"¿Qué?"— y algo sobre el sodio y el potasio, su mente concreta lo llevaba a pensar en plátanos y sal, porque tenía relación, ¿cierto?
Jungkook solo pudo reír con la cara de confusión de su novio antes de que asintiera y utilizara esas manos grandes y tibias para recorrer su torso desnudo, acompañado de besos en el cuello.
Jimin continuó con los componentes de los troncos nerviosos, otra pregunta que consideraba simple, hasta que su hyung sonriendo mencionó "perineuro" y Jungkook maldijo para sus adentros cómo había olvidado algo tan obvio.
—Ow, Kookie, acabas de perder una tarjeta especial —palpó el miembro duro sobre la ropa interior.
Jungkook gimió bajito, empujando contra su mano que rápidamente fue retirada.
—Descripción y funciones de bulbo raquídeo —leyó Tae antes de apoyar los labios sobre su pecho.
Tampoco fue complicado responder, había hecho unos dibujos bastante prácticos en sus cuadernos que al recordarlos le ayudaban a orientarse respecto a las partes que componían la estructura externa e interna. Arqueó la espalda al sentir una descarga agradable producida por la humedad y la presión suave de los dientes en un pezón.
—Responde correctamente que quiero probarte —Jimin relamió sus lindos labios—. Pares craneales.
Odiaba los pares craneales —desde la escuela cuando los vio por primera vez en cursos específicos de biología— en la proporción inversa al deseo por sentir esos llenos labios en su molesta erección desatendida.
—Pares craneales ubicados en la hendidura esfenoidal.
—Tres al seis —respondió rápido y ansioso, gimiendo con gusto cuando su pene fue atrapado en un espacio mojado y cálido.
Jimin chupaba lento y firme de una manera que desesperaba a Jungkook. Necesitaba más y lo buscaba alzando las caderas, apurando a su hyung, quien parecía no hacerle caso.
—Si deseas que nuestro Jiminnie continúe —sostuvo sus caderas con ambas manos para frenar los movimientos—, primero debes contarnos dónde se encuentra el tercer ventrículo del diencéfalo.
En ese instante a Jungkook le importaba una mierda dónde se encontraba el tercer ventrículo o la neuroanatomía en general, solamente quería saciar su necesidad primitiva de placer y correrse en la boca caliente de su mayor, que para peor, apretó su lengua contra la piel sensible del tronco. Con la voz quebrada logró articular que en el interior, que es una cavidad que se comunicaba con los ventrículos laterales y que, "por favor, hyung, sigue", limitaba con el tálamo y el hipotálamo. Tae instó a que continuara describiendo.
—Kookie —Jimin pronunció su nombre de forma aterciopelada, luego de retirar su pene de aquella boca húmeda que lo tenía a filo del colapso—, háblame de la amígdala —acariciaba cada sílaba.
Aferró sus manos al cobertor cuando Jimin separó sus piernas y besó al interior de sus muslos. No consiguió mantener la inflexión sin romper cuando intentaba hacer trabajar su memoria brumosa: parte del sistema límbico, en el lóbulo temporal, núcleos corticomedial, basolaterales y central. Apenas sabía si estaba estructurando la oración de forma ordenada.
Jimin pronunció un "qué más" y las vibraciones de la voz y la risa en una zona sensible le estremecieron.
Describió las funciones asociadas y las partes colindantes, cortando abruptamente cuando notó que lamía y daba pequeños toques sobre su entrada. Se deshizo. No podía seguir, ¿quién lo haría en su lugar? Su mente en concordancia con su cuerpo solo querían limitarse a disfrutar.
—Tipos de neurona en la sustancia gris —demandó Tae deslizando la palma por sus piernas.
Entre suspiros identificó las radiculares, cordonales, neuronas de axón corto y el ganglio espinal, recitándolo como un rezo, una súplica para que continuaran tocándolo. Taehyung metió el índice y medio, en tanto Jimin no despegaba la boca de su culo. Sus piernas temblaban y apenas podía sostenerse apoyado en sus codos.
—No puedo seguir...
Estaba convencido que sus capacidad cognitivas se había reducido y dudaba recuperarlas hasta nuevo aviso.
—No, Kookie, no sentirás a Taehyungie dentro y muy profundo hasta que nos cuentes más sobre el hipotálamo.
No sabía si reír o llorar —reclamar, más bien—, cuando su hyung susurró en su oído acariciándolo con el aliento tibio otra pregunta y el hipotálamo nunca le había sonado tan erótico como hasta esa tarde. Taehyung se frotaba entre sus nalgas y le resultaba imperioso responder ya.
—Parte del sistema límbico —dijo ahogado al notar que sus músculos se estiraban a medida que Taehyung entraba.
Jungkook jamás pensó en su vida que follaría hablando del hipotálamo. Conforme iba describiendo la ubicación, tipos de núcleos neuronales, funciones, hormonas; el mayor embestía más rápido.
Miró como Jimin abrazaba a Taehyung por la espalda. "Tengo ensayo general en dos días", había dicho para luego continuar penetrando al más alto, repartiendo besos en la nuca. Había extrañado el calor y el peso de los otros dos cuerpos. Apoyó los labios sobre la yugular del rubio, sintiendo el pulso. Había extrañado el sabor de la sal en la piel.
—Todavía queda otra pregunta...
—Jimin hyung, por favor.
Tampoco imaginó que un orgasmo dependería de identificar el número y tipo del nervio glosofaríngeo. "Nueve" repetía oprimiendo las caderas de Taehyung con las piernas. "Nueve", antes de encajar su boca a la de Jimin mientras la tensión se concentraba en la zona pélvica.
—Creo que estudiar con ustedes no fue una buena idea —se quejó fatigado hasta el alma.
—¿No? —Jimin hizo un tierno puchero.
—Mentir es malo, lo más bien que pedías que siguiéramos.
El menor buscó sitio entre sus hyungs cuando se acomodó bajo el cobertor. Estaba cansado, las endorfinas y la oxitocina cumplieron bien su labor y la felicidad lo inundaba. Se durmió siendo arrullado por la voz de sus novios. Jimin comentaba que había suficiente dinero ahorrado para viajar en las vacaciones y Tae proponía ideas.
Al día siguiente y con las hojas en el escritorio, Jungkook esperaba no tener una erección en cuanto tuviera que responder algo relacionado a los pares craneales o la corteza cerebral. Y se convencía por un lado que sí, se acordaba de muchas cosas que repasaron, pero por otra parte y al mismo tiempo, evocaba las caricias, entonces surgía un peligroso hormigueo y mordía la parte de atrás del lápiz implorando por un poco de autocontrol.
Le fue bien en el examen, tenía seguridad de sus respuestas y estuvo a muy poco de sentir la entrepierna endurecer.
—Casi tuve una maldita erección —soltó apenas llegó, sacándose toscamente las zapatillas y dejando caer la mochila pesada.
Miró a Jimin que tenía una bandeja con té en la mano y a Taehyung que parpadeaba sorprendido con una sonrisa que trataba de contener. Hubo un silencio incómodo y Jungkook se atoró con su propia saliva. No esperaba encontrar al hermano de Jimin sentado en el sillón.
—...Hola —saludó cortito con el rostro ardiendo.
Dio media vuelta y sus pies lo arrastraron a la habitación. Prefería enterrarse bajo las frazadas antes de tener que explicar el contexto de su confesión impulsiva y desafortunada a uno de sus cuñados. Las risas atravesaban la puerta y se hundió más en la cama.
Las torpezas nunca dejarían de ser parte de la relación y su entorno.
***
Gracias por leer estos desvaríos productos de mi mente pecadora >n<.
Todos los comentarios, votos y el amor ha llenado mi corazón y no puedo dejar de agradecerlo enormemente (así muuucho, demasiado) 💕.
Pensaba extenderme, pero preferí dejar la parte que me faltaba para un último extra cortito y cerrar el ciclo uwu.
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